James era una persona olvidadiza, olvidaba donde había colocado las gafas antes de meterse a bañar, olvidaba donde dejaba el par de calcetines que la elfina domestica siempre colocaba pulcramente en el fondo de su baúl, olvidaba los cumpleaños de sus tíos y muchas veces se olvidaba de sacarse la varita del calcetín antes de irse a dormir. Sin embargo y a pesar de todas las cosas triviales que olvidaba, era capaz de aceptar conscientemente que el día que conoció a Lily Evans era uno de esos recuerdos que no eran necesarios de guardar en un pensadero, porque ni siendo el objetivo de un hechizo desmemorizante podría olvidar ese glorioso día.
Acostumbrado a que todo el mundo siempre le diera la razón y le tratara como un príncipe, el saber que esa niña de cabellos rojos como el fuego y ojos verdes como el bosque a la hora más clara de la mañana estaría ahí para bajarlo astutamente de la nube de ego en la que vivía era simplemente estimulante. Lily era brillante y ágil con las palabras, nunca le dejaba ganar una aunque tuviera razón y era precisamente eso lo que le volvía loco. Ante ella James siempre había sido orgulloso, bromista y hasta cierto punto un poco cretino, no había tenido antes la intención de querer cambiar verdaderamente para agradarle, ya le agradaba a suficientes personas, Lily Evans y su rechazo eran la única parte interesante de sus días.
Tenerla tan cerca en el comedor o en las clases de Transformaciones era, aunque algo nuevo y emocionante, también extraño y hasta cierto punto incómodo, habían pasado al menos tres días desde el inicio de clases de sexto año y de su encuentro en el lago, luego de que James había parado de llorar y se había tomado la siesta muy cómodamente en el regazo de la chica, ella le había levantado asegurando que si no entraban pronto al castillo iban a terminar congelados. Y sin más regresaron al castillo rozándose las manos mientras caminaban tan juntos. Lily no dijo una sola palabra sobre ese día, pero al día siguiente cuando Lily se sentó a su lado en las clases de Astronomía, quitándole el sitio a un muy enfurruñado Sirius, James no supo si interpretar eso como un regreso de su amistad o como el acondicionamiento personal de Lily como su enfermera barra terapeuta barra nueva amiga, pero claramente no se quejó. Cruzaban muy pocas palabras y una era más incómoda que la anterior, sin mencionar el constante chisteo de Sirius detrás de ellos en todos los salones cuando los chicos entablaban una conversación ligeramente más normal.
El colmo de la situación fue ese día precisamente saliendo de Aritmancia cuando Sirius se metió a la fuerza entre los dos jóvenes, abrazando por el cuello a James, quien forcejeo inútilmente por quitárselo de encima.
-Vamos a ver, Evans. –Dijo mirándola hacia abajo, pues la cabeza de Lily apenas y llegaba a la frente de Sirius quien era más alto que ella. - Te pierdes todo el verano, ni una sola carta, ni un mísero howler por lo menos, y ahora vienes y te quieres hacer hasta la manicura con James, ¿de qué se trata?
-Canuto, cállate. –Espetó James, quien había dejado de forcejear con el chico, solo para ocupar esas energías en fulminarlo con la mirada.
Lily se quedó pasmada por un segundo, sin entender muy bien a qué se refería Sirius con ese último comentario.
-N-no sé de qué me hablas. –Tartamudeo pestañeando tres veces seguidas. James las contó.
-Me refiero a que lo último que recuerdo de ti es que nos mandaste a freír espárragos. Rectifico. Mandaste a James a freírlos el día que Severus Snape te llamo sangresu…
-Sirius cállate. –Insistió James haciendo que los tres se detuvieran finalmente a mitad del pasillo.
-Bueno, que te llamo esa cosa horrible, y tú nos echaste la culpa a nosotros. Como siempre. Y le dijiste a mi amigo que te dejara en paz, y ahora eres tú la que no le deja en paz en ningún lado, ¡hasta me has quitado el lugar en las clases! A eso me refiero.
Lily no podía estar más sorprendida, sabía que Sirius era cínico y desvergonzado, pero no era mentira cuando la gente decía que no tenía un filtro para decir las cosas. Las aventaba sin vacilar ni un momento.
-No sabía que a Potter le molestara. Es más, no sabía que Potter tuviera un perro guardián al que tenía que pedirle permiso antes para hablar con él. –Potter. Ya no era James. Volvía a ser Potter. Respondió tan secamente que James sintió como alguien agarró su corazón, lo hizo bolita y lo aventó a un basurero. La chica le dirigió una mirada gélida a Sirius y no se molestó en dirigirle una sola palabra a James, emprendió su camino por el pasillo, dejando como rastro de ella el olor de su champú y la boca abierta de Sirius, que recompuso rápidamente en una sonrisa burlona.
-Déjame decirte, cornamenta, que tienes un serio problema si quieres emparentarte con una mujer con trastorno de bipolaridad. Créeme, mi madre lo tiene y mira cómo le salí, un error.
James le dirigió una mirada incrédula a su amigo, llevaba con Sirius 6 años de conocerse y por más cosas estúpidas que hacía le era casi imposible enojarse con él, especialmente cuando hacía esos comentarios tan fuera de lugar.
-Me parece que tu madre no me ha pagado la cuota mensual por ser tu amigo, Black. –Dijo el chico subiéndose la mochila al hombro, reanudando el camino hacia las mazmorras, pues su próxima clase era Transformaciones.
-Es cruel de tu parte jugar con eso, James, hieres mis sentimientos. –Dijo el pelinegro haciendo un falso puchero que apartó rápidamente para echarse el cabello ondulado hacia atrás. - Me haces creer que eres mi amigo solo por conveniencia y no por mi espectacular forma de ahuyentar a arpías malvadas que intentan quitarme mi lugar en tu vida.
-No hables así de Lily, imbécil. –Acto seguido James le dio un golpe en la cabeza a Sirius frunciendo el ceño. Sirius alzo las mano en un acto conciliador y se encogió de hombros.
-Solo digo que no te pega nada, James, ella es tan…es tan…-Chasqueó la lengua y suspiro. - Escolar.
James no pudo evitar soltar una risa ahogada.
-Es el fin. Lily Evans me costará la vida de gamberro y fiesta que llevo.
-Al fin estamos de acuerdo en algo. –Murmuró Sirius más contento, sin embargo, al ver el gesto de su amigo no pudo evitar pensar en si la cara de tristeza que se le veía era por ella o por la situación en casa con sus padres. Últimamente leerle era una proeza.
- ¿Te ha llegado alguna lechuza? –Inquirió el moreno mirando de reojo a su amigo. James negó, bajó la cabeza a los pies y cuando estaban en la esquina para entrar al pasillo del aula la continuación de su respuesta fue interrumpida por una chica rubia con gesto alegre, llevaba gafas de lectura y su nariz redondeada y labios finos estaban rojos por el frío del ambiente.
-Hola, chicos. –Saludó Marlenne Mckinnon, una chica de Ravenclaw de su mismo año con la que compartían casi todas las materias de EXTASIS. Marlenne era la mejor amiga chica de James, se conocieron en segundo año, cuando Marlenne le había propinado un puñetazo a Sirius por llamarla "rubia loca" y eso fue el comienzo de todo.
Marlenne era pequeña en comparación a la altura de Sirius y casi le llegaba a la altura de James, siempre estaba sonriendo y si los merodeadores la habían incluido en su círculo era por el coraje tan grande que tenía la chica cuando se trataba de defender a otros, sin embargo su inteligencia era lo que resaltaba sobre todo, estaba cursando sus siete materias como la mejor de la clase, ganándole incluso a Remus y a Lily, al chico en Defensa Contra las Artes Oscuras y a Lily en Transformaciones.
-Hola, Mar. –Respondieron ambos chicos al unísono quedándose a su lado mientras James veía como Lily platicaba a la distancia con Remus y Peter, quienes habían llegado mucho más temprano al pasillo, esperando que llegara la profesora para entrar al aula.
-Creí que no vendrían hoy, se ven cansados, casi tanto como Remus y Peter, ¿qué estuvieron haciendo anoche? –Inquirió la chica ajustándose las gafas sobre el puente de la nariz mientras se abrazaba al libro que tenía entre las manos.
-Entenderás que juntarte con nosotros siendo una Ravenclaw estirada es una cosa, Marlenne, pero de eso a contarte todos nuestros secretos hay un trecho muy grande. –Argumentó Sirius antes de que James pudiera responderle algo a la chica, que al escuchar la respuesta de Sirius ahogó una risa divertida, que contagió a Sirius.
-No le hagas caso a este, Mar, estuvimos estudiando. –La chica no se preocupó en ahogar su risa esta vez, si no que la dejó salir estridente, haciendo que varios alumnos voltearan a verla. James y Sirius se miraron ofendidos. - ¡Es cierto! –Insistió James frunciendo el ceño.
-Si me hubieras dicho que se acostaron tarde porque Sirius vino a hacer las paces con su hermano te hubiera creído un poco más. –Dijo la chica suspirando aun con el brillo de la diversión en sus ojos. Sirius rodó los ojos y negó con la cabeza, a veces en Marlenne veía todo aquello que sus amigos decían era insoportable de él, Marlenne hablaba siempre con la verdad, sin filtro y en ocasiones pensaba que con él lo hacía más a menudo y con más propósitos.
-No puedo creer que Remus y Peter nos traicionen así también. Estoy rodeado de traidores, no puedo soportarlo. –Se quejó Sirius al ver como Remus echaba la cabeza hacía atrás en una risotada producto de algo que había dicho Lily pues Peter, aunque confundido porque seguramente no había entendido el chiste del todo los miraba a los dos con una sonrisa.
-Sucede que Lily Evans es de hecho, una persona agradable, Sirius, deberías intentarlo algún día, tus amigos no tienen la culpa de querer compañía femenina amable, digo después de pasarse tanto tiempo contigo asumo que lo necesitan.
-Y por eso van con Lily y no contigo, porque, aunque eres compañía femenina no eres muy agradable. –Terció Sirius con una sonrisa burlona a la que Marlenne respondió arrugando la cara y sacando la lengua mientras lo imitaba "pir isi vin cin lili y ni cintigi".
James rio ligeramente por la acción de la chica mientras negaba con la cabeza, en otros tiempos y en otra situación se hubiera partido de risa a mitad del pasillo por eso, tanto para llamar la atención de Lily como para…simplemente sentir que la alegría le llenaba el pecho, pero últimamente James no quería ni tenía las ganas de sentirse feliz.
La pelea de los dos se detuvo a mitad del argumento al ver llegar a la profesora Minerva quien se disculpaba mientras abría la puerta del aula y los instaba a pasar, Remus y Peter los esperaron para entrar juntos y Remus le alzó una ceja a James enigmático al ver como Sirius pasaba delante de ellos sin dirigirles una mirada. James se limitó a negar con la cabeza y suspiró.
-Creo que tiene el síndrome premenstrual y somos todos unos traidores por hablar con Lily. –Respondió simplemente y Remus asintió seguido de Peter.
-Tiene un punto. –Dijo el joven rechoncho, encogiéndose de hombros cuando James y Remus lo miraron frunciendo el ceño. - Lily no nos visitó en las vacaciones, ni siquiera Elio, obligado probablemente a no escribirnos por orden de ella, es bastante grosero de su parte.
-Peter, cierra la boca. –Dijo Remus defendiendo a su amiga.
-No, creo que tiene razón. –Interrumpió James.
-James…-Remus le miro entre sorprendido y dolido. Peter sonrió con suficiencia mientras se unían a la mesa que Sirius ya había apartado para los cuatro, y a la cual le había quitado una silla, en caso de que alguien más quisiera unírseles. Las mesas que antes estaban dispuestas por parejas esta vez eran circulares y en medio de cada una habían diferentes animales, en la de los merodeadores había un conejo blanco.
-Digo, es que ustedes estuvieron ahí todo el verano, Marlenne fue, prácticamente todo Gryffindor mandó cartas, flores, incluso la profesora McGonagall y Albus se presentaron. Lily no me escribió ni una sola vez, ni siquiera pareció importarle cuando…-Los recuerdos de su tarde en el lago le llegaron como un fogonazo de luz en donde recordó cómo Lily se había limitado a abrazarle, y después no habló más con él, solo estaban juntos y hablaban de cosas sin importancia, que aunque le gustara eso no entendía porque ella no había preguntado por la salud de sus padres actualmente, como hacían Remus, Sirius y Peter a diario.- Bueno, creo que si ahora me habla es porque me tiene lastima.
-Quiero que sepas que considero que eres un idiota solo por pensar eso, James. –Respondió taciturno Remus, dejando sus libros en la mesa mientras miraba a su amigo sin expresión.
-Lunatico, ¿quieres fingir por un momento que estás de nuestro lado? –Interrumpió Sirius mientras se apoyaba contra la mesa. - Entiendo que es tu amiga y que la quieres, pero lo que pasó no tiene excusa, fue noticia en El Profeta, por más de una semana. Los padres de James son famosos y su apellido no es el más común por aquí, ¿me vas a decir ahora que tal vez no está suscrita a El Profeta, ¿no? –Remus volvió a cerrar la boca al escuchar esa pregunta de su amigo. - Mil excusas va a encontrar antes de aceptar que si no escribió fue porque es una orgullosa y porque la última vez que nos habló lo hizo para decirle a James que simplemente no lo quería en su vida.
-Procuro no hacer conjeturas antes de saber porque las cosas pasaron como pasaron. James, Lily quiere ser tu amiga, lo sé, ella no es así con cualquiera y si se equivocó está bien, tú también lo has hecho muchas veces y ella…
-No quiero que Lily me perdone por nada, Remus. –Dijo James tomando asiento finalmente en la butaca. - Todo lo que he hecho en estos años ha sido invitarla a salir y meterme con los Slytherin por las cosas tan horribles que dicen de ella y de todos los que no tienen la puñetera sangre limpia. Incluido tú. –El rostro de James era impasible cuando dijo eso, Remus volvió a callarse y escuchó como la profesora empezaba a dar instrucciones para convertir el animal que tenían frente a ellos en una pluma de avestruz, a los que les había tocado el gallo soltaron un gritito de júbilo, pero ellos se limitaron a mirarse en silencio por un rato y finalmente Peter habló cuando el hechizo de Sirius logró convertir al conejo en una pluma ligera y de color blanco con gris.
-Creo que a veces ella se enoja más porque la invitas a salir que porque te metas con ellos. –Susurró y Remus le lanzó una mirada asesina. Sirius miró a su amigo expectante y James solo se encogió de hombros. Era cierto, no sabía en qué medida, pero muchas veces creía que Lily prefería que le llamaran sangre sucia antes que escuchar como James intentaba tener una cita con ella, sabiendo que era imposible. No tenía oportunidades con Lily Evans, el universo se lo había dicho ya de tantas maneras que una más sería simplemente insoportable, y no lo intentaría, ese verano su corazón se había roto tantas veces al ver a sus padres que no necesitaba ver cómo alguien más lo rompía sin tentarse un poco el suyo propio.
/ ¡HE VUELTO! Sé que no son muchos reviews por el momento, pero agradezco a esas dos personitas por leerme, y espero que les guste este capítulo, díganme qué otro personaje les gustaría ver desenvolverse por aquí, tengo planes divertidos para muchos de ellos, y en el próximo capítulo va a ser un paso adelante! esperando que no vuelvan 3 atras, déjame un corazón, te quiero!
