CAPITULO 4:

"We're so inlove that we're acting insane…"

Para cuando el sol se había puesto y el reloj marcaba el cuarto para las 6, James se dirigía a pasos apresurados a la Torre de Gryffindor, no quería parecer demasiado ansioso presentándose media hora antes, por lo que determino que 15 minutos antes era buena idea para empezar a andar hacia la torre, muchos chicos aún seguían en los jardines y mientras caminaba por los pasillos ya iluminados por las antorchas no pudo evitar sentir un hueco en el estómago, esperaba que, de salir bien todo eso, Lily y el pudieran cenar juntos esa noche en el Gran Comedor. Revisó de nuevo el reloj de bolsillo, que pertenecía a su padre antes que fuera de él y murmuro la contraseña nervioso.

- "Rimbombante barullo" –Cuando el cuadro se abrió James trepó por el hueco, acomodándose el rebelde cabello y las gafas. Lily permanecía ya sentada en el mejor sillón frente a la chimenea, dejándole a James el mullido sofá para tres que estaba justo frente a ella.

James se tomó el tiempo suficiente para apreciar como la sombra de las llamas iluminaban su rojizo cabello haciéndolo brillar más que de costumbre. Se acomodó el jersey de la manga y se sentó con la varita entre las manos, sin saber muy bien que decir. Lily alzó la vista del libro de pociones que tenía en el regazo y le ofreció una leve sonrisa. Justo en ese momento el eco de la campana de Hogsmeade anunció las campanadas de la mitad de la tarde.

-Seis en punto. –Dijo la chica cerrando el libro con suavidad. –Creía que la puntualidad no era una de tus tantas virtudes.

-Solo cuando me conviene. –Respondió James encogiéndose de hombros. - ¿De qué querías hablar conmigo?

Lily se aclaró la garganta, había solamente dos personas más en la sala común, pero aun así decidió bajar el tono de su voz mientras lo miraba a los ojos.

-Quería disculparme. –James la miro confundido, ella prosiguió. –Quería disculparme por lo que te dije ese día en las escaleras, y por ser un martirio en verano, por no haber enviado cartas, por preocuparme tan poco por el estado de tus padres estos días, no sabía cómo abordarlo, no quería hacerte sentir…

-Lily, basta. –La interrumpió James, la chica parecía angustiada y no era intención de James que continuara por ese camino, era verdad que se había sentido dolido esa semana por el poco interés que Lily había demostrado, pero ahora que entendía que ella simplemente buscaba no atosigarlo más con el tema, todo eso simplemente lo hizo sentirse como un imbécil.

-No, en verdad me he comportado mal, como una tonta insensible.

-Basta, Lily, no eres así.

-Es cierto, Sirius tiene razón, he sido la última en darte apoyo en esta situación tan horrible y necesito que me perdones.

-Es que ya está. –Digo James acercándose a ella peligrosamente, tenía los ojos acuosos y aunque no parecía que las lágrimas saldrían pronto, sabía que se arrepentía de verdad.- No tengo nada que perdonarte, no has hecho nada malo, ha sido solo un malentendido. –Los ojos marrones de James se suavizaron y Lily se preguntó momentáneamente si ese nuevo matiz en ellos era algo nuevo, porque nunca se le habían parecido tan dulces y melancólicos.

-Es que, James…tus padres. –Dijo casi en un gemido, sintiendo que si alzaba un poco más la voz se quebraría por completo.– No es justo, no lo merecen.

James se contuvo de abrazarla, a pesar de que era lo que más quería en ese momento, pero no quería cometer un error, mostrado ese avance.

-La vida no es justa. –Se limitó a responder, acomodándole un mechón de sedoso cabello detrás de la oreja. - Pero es buena, ha sido buena. –Asintió y se recostó contra el sillón rojo. - Al menos hasta ahora, para mí.

Lily no lo soportó más, veía en James Potter muchas cosas que constantemente le desagradaban, pero esa semana en la que habían estado tan cerca, en la que, aunque no compartían mucho, estaba el uno con el otro, pudo ver que era bueno, y que nadie, por más gamberro y travieso que fuera se merecía algo así.

Sin pensarlo más se abalanzo sobre él, a su lado en el sillón abrazándolo por el cuello con fuerza, ocultando su rostro en la nuca del chico. James pensó que, si en ese momento alguien le avisara que se había ganado un lugar en el Puddlemore United, no le podría importar menos. Estaba abrazando a Lily Evans. No. No. Mejor aún. Lily Evans lo abrazaba a él.

-Soy una tonta, ni siquiera sé porque estoy llorando, tu eres quien debería estar llorando, ¿Por qué no lloras? –Se separó de él, sus manos aun rodeando su cuello, las manos de James, suspendidas sobre el aire, sin saber muy bien en que parte del cuerpo de Lily ponerlas sin sentir una descarga eléctrica.

-Soy más de los que sufren en silencio. –Respondió enarcando una ceja divertido, Lily le devolvió la sonrisa mientras se limpiaba la cara con las mangas del cardigan. Finalmente se contuvo y se arrodilló sobre el sillón a lado de él, sus rodillas enfundadas en un jean desvaído rozaban la pierna de James inconscientemente.

- ¿Podemos ser amigos? ¿De nuevo? –Inquirió ella lamiéndose la boca roja e hinchada, James sintió un mareo.

- ¿Dejamos de serlo entonces? –Pregunto él sorprendido.

-Bueno, tu sabes, odio a Sirius y él me odia a mí, es inevitable que sigamos siendo amigos si lo tienes a él tan cerca.

-Pues tenemos un problema, porque si me tienes a mí, te llevas el combo cuatro por cuatro. Merodeadores incluidos. –Dijo el pelinegro, nunca había tenido la cara de Lily Evans tan cerca, y vaya que le gustaba, nunca se había percatado de que Lily tenía cinco pecas en forma de rayo debajo de la oreja izquierda.

-De acuerdo, Remus es mi amigo, Peter me agrada, es muy tierno y divertido, tú empiezas a ser tolerable, pero Sirius es un caso perdido, ni su madre lo soporta, según los rumores. –Lily alzo las cejas en un gesto de circunstancias, lo que hizo que James la mirara con el ceño fruncido.

- ¿Rumores de quién? –Inquirió intentando mantener la calma.

-Bueno, ya sabes, su hermano Regulus, y Sev me dijo que estas vacaciones no estuv…

-¿Sev? ¿Hablas de Severus Snape? ¿Has estado hablando con él? –Lo intentaba, seguía intentando mantener la calma, pero el fuego en su interior crecía sin control.

Lily permaneció callada durante eternos dos segundos antes de esconder su labio inferior entre sus dientes, un gesto de culpa cruzo fugazmente sus ojos.

- ¿Estás diciéndome que después de cómo te llamo esa tarde volviste a hablar con él?

-No exactamente, él…

-Déjame adivinar, se disculpó contigo y te juró que no lo dijo en serio, ¿no es así? –La cólera aumentaba y Lily lo pudo percibir, el tono de voz del moreno había aumentado y ella también se sentía de pronto enojada.

-No es de tu incumbencia. –Dijo frunciendo los labios.

- ¿No es de mi…? Cielos, Evans. –Se levantó del sillón, moviéndose por la Sala como un león enjaulado, llevándose las manos al cabello frenéticamente. - O sea que a mí, que te defendí ese día, no te atreviste a mandarme una sola carta durante todo el verano y a ese mierda purista hipócrita lo perdonaste solo porque sí. –Grito dolido, pateando el sillón en el que se había sentado Lily minutos antes, los dos chicos que estaban en la Sala Comun levantaron la vista sorprendidos mientras veían a James.

-Tu no lo entiendes, Severus y yo somos amigos, como tu y Black, yo creo en él. –Dijo con firmeza la pelirroja, sin acercarse a James. - No es gran cosa eso de ser una "sangre sucia", ¿sabes? Son solo palabras vanas, no definen quien soy.

-Por supuesto, para ti no, nunca lo harían, para ellos, para Regulus, Severus, para los Malfoy y los estúpidos sagrados veintiocho es mucho más. –James se acercaba peligrosamente a Lily, haciéndola retroceder al grado de quedar a solo centímetros del fuego de la chimenea.- Significa una varita en tu cuello a diario, y para ellos ninguna consecuencia de terminar encerrado, ¿lo sabes, no? Tal vez no signifique nada para ti, Lily, pero por el amor de Dios abre un poco los ojos, no estás entre muggles, vives aquí, con nosotros, en este mundo donde una guerra se aproxima cada día, así que ojalá empieces a entender la importancia de esas palabras antes de que sea demasiado tarde.

Hubo un silencio sepulcral en la Sala Común, y finalmente Lily habló. - Los sagrados veintiocho, esos sagrados en los que está tu apellido.

James la miro como si le hubiera clavado un puñal en las costillas.

-Yo jamás te llamaría así, jamás te lastimaría.

Lily se permitió mirarlo a los ojos durante un momento y cuando sintió flaquear su espíritu, salió del pequeño claustro en el que había estado encerrada con el enfrente y la chimenea atrás y corrió hacia el dormitorio de chicas, dejando a James solo, confundido y con la idea de que Severus Snape le iba a ganar todas las batallas mientras la tuviera a ella de su lado.

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Mary Elizabeth McDonald no se consideraba a sí misma una persona con una fijación negativa hacia James Potter. No le agradaba en lo particular, pero era tolerable.

Mary Elizabeth McDonald sin embargo sí creía tener una fijación bastante negativa para con Severus Snape. En cualquiera de los casos, la existencia de esas dos personas le era irrelevante mientras no arrastraran de por medio a alguno de sus dos mejores amigos en la vida, Elio Campbell y Lily Evans. Elio y ella eran lados opuestos en una balanza, mientras que Lily era el palito de en medio que cargaba con ambos y actuaba como mediador cuando era necesario, pero por sobre todas las cosas Mary Elizabeth McDonald era una fiera amiga, capaz de defender a quienes quería contra y a pesar de todo.

Por eso, aquel día, después de que escucho la pelea que James y Lily tuvieron en la Sala Común se sintió traidora, porque por una vez en la vida sentía que él tenía razón, que ella incluso estaba siendo injusta, y que a pesar de la amistad tan larga y de años que tenían, sabía que debía hablar con su amiga seriamente antes de que cometiera otro error.

Cuando vio a James subir las escaleras hacia el dormitorio de los chicos, salió de su escondite detrás del hueco del retrato y corrió escaleras arriba hacia su dormitorio, el cual compartía con Lily. No le sorprendió encontrar las cortinas corridas y si no hubiera sido por un sollozo ahogado de su compañera, Mary hubiera creído que estaba sola.

- ¿Lily? ¿Puedo entrar? –Murmuro la chica de rizos negros. -

-Eh, tengo jaqueca, me molesta un poco la luz del sol. –Dijo ahogadamente su amiga desde el otro lado de la cortina.

-Escuché lo que pasó…

Las cortinas se abrieron ligeramente, pero Lily no salió, era una invitación para que Mary entrara.

-Sé que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas, pero no quería interrumpir con mi presencia, ustedes parecían estar haciéndolo bien, fuiste muy dulce con él y él lo agradeció, creo que nunca lo había visto tan radiante desde que bueno…-Comento Mary sentada con las piernas cruzadas sobre el colchón de Lily, la pelirroja ocultaba el rostro en la almohada.

-Soy una tonta, no debí meter a Sev en esto, soy tan estúpida.

-Lily, basta. Escucha, mírame, por favor. –Le rogo su amiga tirando de su suéter blanco.- James solo está celoso, no puede entender cómo sigues siendo amiga de Severus cuando te ha dicho esas cosas y con él no puedes hacer un intento.

-Oh, gracias Mary, ahora si me siento mejor. –Chillo Lily dramáticamente volviendo a esconder la cara entre las sabanas.

-No seas testaruda, James solo quiere el uno por ciento de consideración que le das a Severus, ¿no te das cuenta?

-Es diferente, Sev ha sido mi amigo desde que éramos unos críos, ha cometido equivocaciones, pero yo también, y eso no quiere decir que vayamos a dejar de serlo solo porque…bueno, porque tiene mucha presión estando en Slytherin, pero estoy segura de que si estuviéramos en la misma casa todo sería diferente.

Mary vio a su amiga con una cara de decepción, Lily tenía el corazón más grande y puro que ella había conocido, y siempre había sabido que iba a vivir toda su vida con ese mismo corazón, inagotable de amor hacia todos. Pero no podía negar que a veces simplemente era frustrante.

-Lily, yo no soy quien para decirte lo que está pasando en realidad, pero debes entender que el mundo está cambiando, y como lo dijo Potter, esas palabras, llamarnos "sangre sucia" es una declaración para ellos.

Mary pudo ver el cambio de expresión en el rostro de su amiga y asintió levantándose de la cama y secándose las lágrimas con el dorso de la manga.

-Sev es mi amigo, yo lo conozco, él me juró que jamás volvería a hacer algo así, el me lo prometió, Mary, yo creo en él. Si en verdad crees que el mundo está cambiando entonces debes entenderlo, tiene miedo y no todos somos tan valientes como tú, o como esos cuatro barbajanes, todos lidian con batallas diferentes de diferentes formas. –Explico su amiga con suavidad, tomando las manos de la morena con fervor. - Si no confiamos en nuestros amigos, ¿entonces en quién?

Mary miro a Lily a los ojos y sintió una punzada de dolor en el corazón, el mundo iba a cambiar y para mala suerte de Mary vería el corazón de su amiga ser roto tantas veces por amar tanto que le iba a doler presenciarlo tan de cerca.

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Cuando James llegó a su habitación en la torre de Gryffindor agradeció encontrarse solo, Sirius y Peter probablemente estarían fumando cerca del bosque, Remus seguiría dando tutorías y él no tendría que bajar a cenar para sentirse como el ser más patético del universo, ¿cómo se había siquiera imaginado que en alguna realidad él y Lily podrían estar sentado juntos en la cena del colegio? ¿Cómo? Si todo lo que conocía con ella era la frustración y la impotencia de sentirse acorralado y humillado todo el tiempo.

Hundió la cara en las manos y apretó sus palmas contra los ojos, vio todo oscuro, penetrante y oscuro y cuando le dolió y abrió los ojos la luz dorada del cuarto lo cegó y en su mente solo vio a Lily y Severus.

Lily, su Lily y Severus en verano, mientras él se hundía en una depresión de la que le costaba salir cada vez más. Estaba harto de la situación, harto de sentirse triste y confundido y enojado todo el tiempo, tuvo que quitarse el jersey que traía puesto porque sentía que la respiración se le atoraba en la garganta y no bajaba a los pulmones. Se encontró a si mismo respirando por la boca, sintiendo el corazón en los oídos y con todas las intenciones de querer saltar por la ventana.

-Supongo que eso significa que todo se fue a la mierda. –Dijo una voz a sus espaldas mientras el miraba el horizonte anaranjado que se negaba del todo a darle paso a la noche.

Sirius estaba parado en el marco de la puerta, sujetando ésta casi a la expectativa, James pensó que Sirius había estado ahí más tiempo del que parecía, se sentó en el alfeizar de la ventana y poco a poco sintió su respiración controlarse, Sirius se acercó a él para sentarse en la cama de James.

-No sabía que ibas a hablar con ella.

-No se supone que debías saberlo. –Respondió cortante el joven de lentes mientras apartaba la mirada de su amigo.

-Ya. Lo siento, creía que éramos mejores amigos, que nos contábamos todo. –Contestó dolido el joven de suaves rizos mientras penetraba con la mirada el perfil de su amigo.

-Lo somos, pero tú no la soportas ni ella a ti, y cuando busco un consejo de tu parte lo único que obtengo es más mierda que me llena la cabeza de ira y de querer matarme a golpes con el primero que se me atraviese, carajo. –Sucumbió James, volviendo a enterrar la cabeza entre las manos.

- ¿Puedo saber que te dijo para que te estés comportando así? –Inquirió su amigo intentando no sonar igual que James, los ánimos ya estaban suficientemente alterados de su parte.

James lo miro por un segundo y después perdió la vista en el ropero viejo que estaba en la esquina de la habitación.

-Perdonó a Snape. –Dijo con un suspiro.

-No me jodas…-Murmuro Sirius pasándose la mano por la frente con cara de circunstancias. - Evans puede ser tan lista como boba.

James era el vivo retrato de la indiferencia, se sentía abatido, cansado de todo lo que le atolondraba la cabeza, se había jurado no dejar que le volviera a hacer eso, pero era inevitable, el corazón quería lo que quería, y por primera vez en mucho tiempo deseo que no fuera ella.

Todo lo que había tenido, trofeos, amor, amigos, felicidad, todo lo hubiera dado por ella sin pensarlo, pero ese día deseo que no hubiera sido así, deseo no haberla conocido, no haberse enamorado tan hasta los huesos, deseo que al menos un toque de giratiempo le permitiera cambiar una sola cosa en el mundo, no querer tan fervientemente a Lily Evans.

/El trabajo me ha tenido a tope y espero con esta actualización sentir que aún puedo seguir escribiendo a pesar de que quiero fallecer. ¿Un review para esta pobre escritora?