Cinco cosas.

Summary: Blaise Zabini es un chico observador. Es enigmático, con un ojo inigualable para la estética y una lengua sarcástica y mordaz que pocos saben apreciar. Él se maneja en terreno neutral, pero es posible que sea quien mejor conoce a sus compañeros de casa. Y en esta ocasión, nos cuenta cinco cosas de cada uno de ellos.

Disclaimer: Todo lo reconocible pertenece a J.K. Rowling.


I.

Tracey Davis es una mentirosa.

La mejor que ha visto la casa de Salazar Slytherin en los últimos años, ya que estamos en ello. Miente con una facilidad pasmosa, con una mano en la cintura y una deslumbrante sonrisa en su cara llena de pecas.

También es la persona más graciosa que conozco y una verdadera tumba cuando de guardar secretos se trata. Y utiliza todos sus talentos no sólo para fortuna propia, que la chica es compartida. Miente para salvar a Parkinson de ser pillada con Draco en el dormitorio de los chicos, se inventa una nueva broma cada que Greengrass se queja de la mierda que es su vida, no le cuenta a nadie que he sido yo el culpable de que Montague acabara en la enfermería con la cara desfigurada.

II.

Una vez intentó darle un filtro de amor a Adrian Pucey.

Honestamente, nadie se sorprendió de ello. Era un asunto de conocimiento público que Davis estaba obsesionada con Pucey y pocas chicas la culpaban por ello: dos cursos mayor, atractivo y el único jugador de Slytherin que no se la pasaba tratando de derribar a sus oponentes de la escoba.

Así que Davis enlistó la ayuda de Parkinson y Greengrass y vertieron el filtro en una botella de cerveza de mantequilla que Pucey recibió como regalo anónimo en el correo matutino. Por desgracia, el paquete nunca llegó a su destinatario; fue interceptado por Marcus Flint, quien tenía una política de cero alcohol para sus jugadores en temporada de Quidditch.

III.

Tiene tatuado un símbolo extraño bajo el seno izquierdo.

Pude ver un asomo de dicho tatuaje una sola vez, cuando en clase de Cuidado de Criaturas Mágicas Davis arrancó una ramita de un árbol cercano a ella. Aparentemente la rama era habitada por un bowtruckle, quien en busca de venganza se coló bajo la túnica y suéter de Tracey.

Presa de un histerismo digno de una amiga de Parkinson, Davis comenzó a desnudarse a toda prisa frente a la clase. Cuando intentaba pasarse el suéter y la blusa sobre la cabeza, dejó al desnudo su costado izquierdo. Justo bajo el borde de su sostén, una figura similar a un círculo y rodeada por caracteres extraños parecía girar por su piel como si tuviese voluntad propia.

IV.

Davis es la más inteligente de las chicas.

Suele destacar principalmente en materias que tengan como base la lógica, como Aritmancia, Astronomía o Runas Antiguas. Es moderadamente talentosa en el resto de las clases, aunque Pociones se le da especialmente mal para alguien cuyo jefe de casa es Severus Snape.

Tracey es la única de sus amigas que pasa noches en vela repasando los deberes o que se atreve a pedir la asesoría de Nott cuando encuentra una asignatura particularmente difícil. Sus notas son por demás deslumbrantes, aunque tiene la sensatez de no alardear de ello.

La única cualidad de la que Davis carece por completo es liderazgo y es precisamente ése defecto el que la separa de ganarse la preciada posición como Prefecta de Slytherin.

V.

A finales de sexto curso, su madre desapareció.

La noticia vino con el periódico, como generalmente sucede en los hechos escabrosos. El nombre de su madre no apareció en la portada de El Profeta, sino en una pequeña columna en las hojas centrales.

"Empleada del Departamento de Cooperación Mágica Internacional desaparece de su oficina en el Ministerio sin dejar rastro alguno".

Ni siquiera había una foto acompañando el encabezado. En los días siguientes el deterioro de Davis era tan penoso como evidente. Su cabello castaño había decolorado sus raíces, desde donde comenzaban a asomar pequeños hilos plateados; sus mejillas salpicadas de pecas se hundieron a una velocidad alarmante. Ni los mejores esfuerzos de Parkinson y Greengrass lograron traer de vuelta a su amiga.


A las personas que se han tomado la molestia de hacerme saber su opinión, ¡muchas gracias! A los que aún no lo hacen pero están leyendo esto tras la pantalla, gracias también.