Capítulo III: ¿Bueno?

- Arriba, arriba ¡ - pidió Mr Schuester ni bien entró a la casa que estaba para ese momento de lo más desordenada.

Will vió que algunos de sus chicos estaban dormidos sobre la alfombra, el sofá, presumió que en los pisos superiores estaría el resto.

- Vamos, arriba, venga ¡ - pidió caminando por la sala de estar aplaudiendo.

- Hombre por favorrrrrrrrrr – pidió Puck intentando que se calle y él seguir durmiendo,

- Arriba vamos, o no vamos a llegar a tiempo a las cuevas – sentenció él.

- ¿Y el desayuno? – pidió Santana.

- Comeremos en la cueva, vamos arriba, ya dividí el equipo y las cuerdas, todo lo que vamos a necesitar en tres carros, vamos – volvió a insistir, todos poniéndose de pie como pudieran.

En el segundo piso, Quinn estaba durmiendo como estrella de mar, emitiendo un ruidito de lo más lindo, según Rachel, que estaba sentada a su lado, apoyando su espalda en la cabecera de la cama, ella pensativa de lo que había ocurrido el día de ayer y preguntándose - ¿cuánto de todo, recordaría Quinn? Y ¿cómo sería su actuar, se molestaría, pelearían o qué?

Dos golpes suaves interrumpieron su pensar, era Finn quién le estaba buscando.

Él abrió la puerta y vió a ambas, lo cual le pareció raro, Quinn estaba fuera – amor – susurró Finn - Schuester está abajo, está pidiendo que nos reunamos todos para ir a lo de la cueva, vamos levántala – le pidió saliendo rápidamente del cuarto, él temeroso de la reacción de Quinn, quién odiaba que le levanten.

Rachel le vió un ratito más dormir – Quinn – susurró acariciando con una mano su rostro – despierta, arriba – le pidió dulcemente viendo que Quinn empezó a sonreír adorablemente.

- Awww ¿quién está sonriendo? – preguntó con su mano delineando su carita – arriba Quinn.

Rachel le dio unos segundos más y como Quinn no se levantó, ella empezó a hacerle cosquillas, Quinn a reír y encogerse tratando de librarse de la guerra de cosquillas.

- Ahhhh, Ahhh – el poderoso león soltó unos grititos de lo más lindos. Rachel empezó a arrullarle, Quinn era realmente adorable cuando así lo quería.

Quinn sabiendo que era muy rara que esta situación se repitiera se acurrucó en Rachel, amoldando su cuerpo al de ella.

Ambas suspiraron abrazando a la otra, ninguna habló del beso, ya sea porque Rachel creía que Quinn no se acordaba o que Quinn pensaba que Rachel podía no devolver sus sentimientos.

Ambas se quedaron un instante en esa posición, hasta que Mr Schuester volvió a tocar la puerta y ambas tuvieron que separarse – vamos Quinn – pidió Rachel adelantándose.

Ella se acomodó un poco la ropa, el pelo y después siguió.

Todos se veían con una resaca enorme.

- Chicos vamos, suban al auto, desayunaremos en las cuevas, ahí hay espacio suficiente y ya he empacado todo – replicó el profesor muy sonriente y todos se miraron como diciendo "bueno"

Aún era muy temprano y todos aún seguían un poco dormidos.

- No entraremos todos en el carro, dividámonos en tres grupos, uno a cargo mío y el resto con Finn.

- Ehhh venga ahí ¡ - avivó él.

Quinn lo miró como diciendo "va a hacer que nos mate"

- Dividámonos en dos grupos ¿bien?

Nadie se movió por lo que el profe siguió insistiendo – ok, yo los dividiré y como estoy con la minivan, será más cómodo para Artie venir conmigo.

- Si Artie va con usted – siguió Tina – Mercedes, Kurt, Blaine y yo nos vamos con usted.

- Voy con mi novia – añadió Mike

- Yo también – levantando la mano Sam.

El resto iría en dos autos, no entraban cómodamente en uno sólo.

Finn, Puck, Rachel y Matt en uno.

Quinn, Santana y Brittany en otro.

- Bien, vamos entonces – pidió el maestro, todos montándose en los autos – queda a una hora de la casa – y con ello se pusieron en marcha.

Durante la media hora de viaje, Santana aprovechó de picar un poco a Quinn para divertirse.

- Prego, ¿estarás bien? Mira que son abundantes espacios cerrados.

- Sanny – advirtió su novia, ambas en el asiento trasero, Quinn conduciendo ignoró lo dicho.

- Si te desmayas, puedes caer al suelo y si vomitas igual, no voy a ayudarte.

- No estoy pidiendo tu ayuda.

- Ahhh pero si habla Fabray.

- Basta las dos – pidió Brittany.

Un segundo de silencio incómodo después…

- Aunque es verdad – esta vez Brittany – eres claustrofóbica Quinn, no es malo, ni débil asumirlo, sólo es como es.

Quinn asintió, era como era, esa era la verdad.

- ¿No entiendo por qué accediste a esto si te va hacer daño? – preguntó curiosa Santana – aunque masoquista sí eres – añadió.

Quinn guardó silencio un rato y Santana insistió hasta el punto de decirle la verdad.

- Es por Rachel – apenas susurrado muy rojita ella.

Santana quiso burlarse, pero Brittany le pidió que no.

- Finn es un despistado, y por lo único que lo pone Mr Schuester es porque es su niño de oro.

- Eso es verdad, si dependerá de él estaríamos todos muertos – acotó Santana con los brazos detrás de su cabeza, sin saber que aquello los iba a rondar durante toda su excursión.

En el carro de Finn, él manejando, Puck y Matt se iban haciendo bromas, Rachel al lado de su novio disfrutaba del viaje, el ver el abundante bosque, hermoso, tanto así que le quitaba el aliento, ella tomó muchas fotos para mostrarle a su padre después.

- Aunque es raro – agregó Puck en algún punto de la conversación.

- ¿Qué es raro? – preguntó Rachel.

- Quinn detesta estar en espacios cerrados y pues que vamos a entrar en una cueva.

- Ah, pero la cueva se ramifica en muchos lugares, por lo que es más abierta, estará bien – dijo Finn con una pequeña sonrisa orgulloso de su razonamiento, Puck, Rachel y Matt se le quedaron mirando sin poder refutárselo, Finn se veía tan seguro de sí mismo.

- Eres un idiota – oh bueno Matt si se atrevió.

Todos rieron, Finn bufó, Rachel le dio un beso en la mejilla y él volvió a sonreír.

Mr Schuester estaba tan feliz, todos los chicos se iban a unir después de aquello.

- Supongo que me quedaré afuera – dijo Artie al profesor.

- Oh no, es abierta, hasta ahí bajaremos, podrás entrar, cargaremos tu silla – replicó el profe como si fuera uno más de ellos, los chicos se miraron, ¿dónde debía ser imperativo desdibujarse la línea entre el profe y ellos? Aquello era preocupante.

Pasada una saliente, en un lado del camino había un área para cambistas, ahí se detuvo el profesor, Finn y Quinn que venían detrás se detuvieron detrás de su auto.

- Hagamos una parrilla, vengan chicos – pidió el profesor, bajando la misma de su minivan.

- Pudimos comer en la casa – susurró de mala gana Santana, todo eso de confraternizar y compartir más tiempo con su profesor, se le hacía raro.

- Vamos amor – Brittany más optimista le pidió seguir.

Finn y Puck también se miraron pensando que bien podían hacer una parrilla en la casa y de ahí directo a la cueva.

- Vamos muchachos, será divertido – pidió él sacando su guitarra.

- Oh hell no – replicó Mercedes, oír rapear a su profe, eso sí que no.

Kurt fingió entonces que no podía prender la parrilla, para que el profe le ayude, le enseñe, dejando de lado su guitarra.

- Gee gracias, gracias – Santana agradeciéndole al cielo.

- Ehhh, tú más bien vienes de abajo Satan – dijo Finn y algunos rieron, incluida Santana quién le dedicó una sonrisa macabra que le pudo asustar.

- Awww mi bebé – le arrulló Brittany para después tomarle con ambas manos su carita y besarle apasionadamente.

- Muy bien chicos – pidió Mr Schuester prendiendo la parrilla con Kurt.

Blaine, Quinn y Rachel cogieron las carnes, preparando sobre una mesa, las salsas, los aderezos alistando todo.

Puck se fue a comprar algo de alcohol, a menos de cincuenta metros al haber un negocio ahí, ubicado estratégicamente en esa área de campistas.

- Quiero de todo un poco – pidió Puck cogiendo varias botellas distintas, pagando con la tarjeta que había tomado de su profe.

- ¿Tienes 21 acaso? – preguntó el dependiente, muy joven para ser adulto.

- ¿Acaso importa? – preguntó él añadiendo una caja de cigarrillos o tres.

- Naa, sólo aléjate de mi vista – replicó vendiéndole todo.

Sam vino a ayudarle y así ambos cargaron unas doce botellas talvez y poco más, una soda para las chicas, salsa picante la más picante para Santana.

Esa era su forma de bromear.

Ellos prepararon la parrilla, tomaron un poco, comieron, en fin, festejaron hasta el medio día ahí en aquel enorme bosque.

Varios aprovecharon para dormir un poco más, Santana para perderse junto a su novia a tener sexo. Finn tuvo la misma idea para con su novia.

Mas ella no.

Ambos con sonrisas bobas se besaron intensamente, ambos acariciándose, Finn susurrando cartero repetidas veces - ¿en serio? – le preguntó Rachel al Finn alejarse de ella acercarse a un arbusto, sacar su miembro y de espaldas a ella llegar, eyacular ahí.

Rachel bufó, ya que, si bien Finn había llegado, ella no, estaba muy lejos de eso.

- Siempre puedo… - intentó decir Finn a pesar de que se veía satisfecho.

- ¿Puedes intentar qué? ¿un orgasmo?

- Oh bueno, he tenido uno fantástico, pero podría tener dos.

Rachel con la boca abierta le miró incrédula, ella no había llegado y Finn ya pensaba en que ella le de otro orgasmo. Rachel furiosa lanzó un pisotón al piso y se fue a caminar por el bosque – no me sigas – añadió molesta y Finn se rascó la cabeza, él no entendía porque podría estar molesta.

- En fin, chicas – dijo sonriente antes de ir con sus amigos.

Rachel caminó un poco más, completamente furiosa, hasta que vió a Quinn en la distancia recostada en el suelo con las manos detrás de su cabeza, con los ojos cerrados, recibiendo la luz del sol que se filtraba entre el follaje de los árboles que le rodeaban.

Rachel sonrió al verla, Quinn se veía muy pacífica.

Quinn era hermosa.

Rachel caminó hacia ella, mirándola desde arriba, Quinn abrió los ojos y – woahhh – dijo ella entre suspiros, los ojos de Quinn bajo la luz del cielo, era una imagen tremendamente idílica.

- Hey – dice Quinn sonriendo, Rachel se sentó a su lado acomodándose su cabello de un lado.

Y aunque ello fuera lo más natural del mundo, para Quinn se reprodujo en cámara lenta, ella estaba muy embobada por Rachel.

- ¿Qué ha pasado? – pregunta Quinn al ver a Rachel con el ceño fruncido.

- Sólo una tontería.

- Si te afecta no es una tontería – Quinn susurra poniéndose seria.

Rachel lo pensó un instante antes de decir – Finn, cartero, bueno… - no divagó más, Quinn asintió sentándose, ella ya lo había comprendido y también le había pasado en su tiempo.

- Y pues yo no, ¿sabes? – añadió y Quinn muy rojita imaginando eso en su mente volvió a asentir.

Rachel se sonrojó al darle esa imagen mental a Quinn.

Ambas se miraron sonrojadas y empezaron a reír.

- Si no llegaste, te puedo ayudar – soltó Quinn abriendo enorme sus ojos ante lo dicho, eso se suponía debía quedarse en su mente, en lo profundo de ella.

- ¿Qué? – preguntan ambas más rojitas mirándose.

Quinn estaba pensando en una forma de relajarla, osea contarle chistes, historias graciosas, algo para relajarle, no lo obvio.

Y estába a punto de corregirse cuando Rachel dice – bueno.

¿Bueno?

¿Qué significaba bueno para Quinn?

Ella no lo sabe, más cuando Rachel se acercó para un beso, ésta vez, ambas sobrias, Quinn no pudo decir que no.

Todo empezó con un dulce beso sobre sus labios, apenas un roce y poco más, roce que provocó suspiros en ambas.

Y bueno si estaba pasando, Quinn se decidió a hacerlo bien, por lo que con ambas manos cogió la carita de Rachel, y le besó, cada tanto incrementando en intensidad.

Quinn le besó con tal pasión que se le olvidó todo a Rachel, súbitamente su mundo interior se llenó de explosiones de festejo, el 4 de julio, navidad, año nuevo, todo junto, un puto arcoíris y los unicornios bailando.

- Mierda – murmuró Rachel al ellas separarse por la intensa necesidad de respirar, la fucking necesidad de respirar.

- ¿Sigo? – susurró Quinn sobre sus labios, Rachel no tenía palabras por lo que asintió.

Todo estaba en los detalles y muchas de las fantasías de Quinn así lo indicaba.

Ella recostó a Rachel sobre el grass, acomodó sus manos sobre su cabeza, las sujetó con una mano, a la par que con la otra empezó a bromear sobre su cadera, su polera.

Quinn le miró pidiendo permiso y Rachel volvió a asentir, ambas muy rojitas respirando a casi nada de distancia.

Quinn haló su labio inferior con un gruñido, muy parecido a un ronroneo, Rachel suspiró sintiendo cosquillas en su abdomen, gimiendo cuando Quinn empezó a recorrer su abdomen con sus uñas, delineando así sus curvas, ascendiendo hasta llegar justo debajo del bra.

Quinn le besó apasionadamente y Rachel se perdió en el tiempo, se sintió maravillosamente, lo siguiente, estaba sin palabras.

Ella le había preguntado a Finn ¿cómo era besar a Quinn? Mas su descripción de ese momento, no tenía nada que ver con lo que estaban haciendo, si ella tuviese que definirlo diría – un unicornio esnifando un arcoíris – así se sentía Rachel.

Rachel se encogió cuando su orgasmo fue inminente – ahora Rach – susurró Quinn con voz ronca en su oído derecho, cogiendo el lóbulo de la oreja entre sus labios, con su mano derecha, sus uñas rasguñando su pancita.

Rachel se vino y fuerte.

Lo que pasó después casi le hizo llorar.

Quinn estaba sobre ella sonriendo de la forma más linda que podía y que estaba destinado sólo para ella, con la luz del sol bañando su cabello.