Capítulo VII: Seres involucionados.

- Ahhhhhh ¡ - gritó Quinn sin cerrar los ojos, ya que tenía que llegar al otro lado, ella con los brazos hacia adelante, para poder cogerse del borde si es que no llegaba, más el golpe sordo que recibió esta vez le llenó de felicidad – mierda, mierda – repitió ella por el dolor aunque con gran sonrisa ya que lo había logrado.

- Quinn, Quinn ¡ - gritaron sus amigos del otro lado.

- Aquí estoy ¡ - les gritó ella de vuelta, poniéndose de pie, recepcionó la soga cuando se la arrojaron y a falta de pico o una herramienta, amarró la cuerda en una gran roca, amarrándosela a la cintura también, mientras ella hacía palanca al opuesto del amarre, para una superior tensión – venga, dale ¡ - gritó ella y Santana con Brittany son las siguientes.

Con las tres al otro extremo de la soga, pasó Finn, con gran tensión de todos debido a su peso, cerca de 95 kg, comparada con las porristas que acababan de pasar primero.

Y ya con él y las chicas, pasó Rachel y los demás chicos – una pena que tengamos que dejar la soga aquí, pero es imposible desatarla – dijo Puck a continuación.

- Auuuuuuu – soltó Quinn al Rachel darle un golpe de lo más suave en su hombro a modo de regaño por hacer lo que hizo.

Rachel suspiró y bufó ante todo lo ocurrido, no le gustaba ver a Quinn arriesgar su vida, ella le abrazó rápidamente regalándole un beso en su mejilla – si no quieres que te llame idiota, no te portes como una idiota – replicó preocupada, Quinn asintió calmándole.

Todos los amigos se abrazaron y celebraron el poder haber hecho eso - ¿y ahora por dónde? – preguntó Sam.

- Mantengámonos juntos y ahorremos energía – pidió Rachel.

Finn iba a la cabeza, todos en fila india con la linterna encendida cada dos personas, lo suficiente para ver por dónde iban y ahorrar energía.

- Espera, espera – pidió Puck al final de la fila india y así lo hicieron todos, él creía que se estaba olvidando algo, por lo que regresó hasta el borde, alarmándose cuando vió la cuerda amarrada a la roca sin tensar.

Él la cogió y la haló suavemente, recuperando la cuerda en su totalidad - ¿pero qué carajo? – preguntó asustado, sin poder descifrar lo ocurrido.

Santana que sintió su estupor se acercó a él, mirando la cuerda, ésta había sido cortado, el final de la misma estaba de modo prolijo, no arrancado, ni mordido, cortado.

Ambos se miraron aterrados, ¿alguien las estaba cortando? Y ese alguien ¿les iba a hacer daño? ¿era un animal o un hombre sádico? ¿acaso unas garras podían cortar de esa forma tan prolija?

Muchas preguntas se les llenaron en la cabeza.

- Oye, apúrate ¡ - pidió Finn.

Ellos por el momento decidieron guardar silencio y apurarse en conseguir una salida, total, hasta el momento sólo tenían especulaciones, no sabían si había alguien más ahí jugándoles una broma o poniéndoles en peligro adrede.

El decirles todo eso a los demás, sólo los iba a asustar, por lo que decidieron esperar a por que pasara algún evento más revelador, que confirme sus teorías.

Todos siguieron caminando en fila india, con las mochilas cargadas, superando los relieves y pendientes que se les mostraba por delante, encogiéndose por tramos para poder pasar, ante el túnel achicarse por partes.

Ellos caminaron por cinco minutos más – hay algo raro, parece que va a ceder – susurró Brittany y luego de decir eso, su piso cedió y todos cayeron – ahhhhhhhhh ¡ - con muchos gritos de por medio, uno sobre el otro en una gran pila.

- Mi pierna, mi pierna ¡ - gritó Matt, su pierna se había fracturado tras él ser uno de los primeros en caer sobre una roca y varios chicos encima de él y su pierna.

Todos empezaron a despabilar, a moverse, todos con quejas diversas, como el hombro de Brittany que si bien no estaba dislocado, sí le dolía mucho al casi fracturarse.

- ¿Dónde caímos? – pidió Puck, pero ninguno tenía esa respuesta, por lo que junto a Santana y Brittany se pusieron a alumbrar el lugar, una cavidad enorme era en la que estaban, estalactitas de por medio colgando, amenazaban en caer a la distancia.

Quinn se levantó, ayudando a Rachel a hacerlo, de paso que checó si tenía alguna herida - ¿te duele algo? Rachel ¿te duele algo? – repitió varias veces esa premisa - ¿estás bien?

Rachel asintió aún con el shock en el rostro, preguntándole con la mirada si ella estaba bien.

- Lo estoy, lo estoy.

Rachel luego se fue a abrazar a su novio, quién asustado, le cobijó en un abrazo y no la soltó por mucho tiempo.

Matt siguió gritando en el suelo, Sam, Santana y Brittany fueron a ayudarle, si bien no tenían muchas cosas, alcohol y vendas había, algunas ramas para hacerle un torniquete también.

- ¿Ramas? ¿a ésta profundidad? – se preguntó Puck y Quinn también, ella pensando que debía haber un contacto con el exterior y de ahí a que pudieran entrar las ramas hacia el interior ¿pero cómo? ¿alguien las traería? – se preguntó asustada.

La cueva era jodidamente oscura y con rocas puntiagudas por montones. Y sí tan sólo hubieran caído un metro después de dónde cayeron, todos se habrían hecho anticuchos o brochetas, habrían muerto empalados.

Y cuándo Quinn se puso a caminar más, encontró muchas más ramas, de diversos tamaños que junto, cogiendo algo del alcohol que estaba usando Santana con Matt – dame tu encendedor – pidió a Puck y él lo hizo mirando curioso su accionar.

Quinn hizo una fogata – ayúdame – le pidió a Puck dejando su mochila a un lado, él hizo lo mismo y le ayudó cargando ramas más grandes.

- ¿No se consumirá todo el oxígeno?

- No lo sé, más si continuamos así nos vamos a hacer daño – sentenció Quinn y algunos concordaron, otros se quedaron pensativos, Matt seguía gritando.

Todos se reunieron alrededor de la fogata, incluso Matt para ese momento desmayado por el dolor.

- ¿Sigues entusiasmado por el paseo? – preguntó Sam a Puck.

- Cállense ya, no vamos a pelear – acotó Quinn insistiendo unas cuantas veces más, para que así ocurra.

- Debemos movernos, no podemos quedarnos aquí – Finn agregó, con todos ya para ese momento, asustados, exhaustos, sucios, abundante humedad y polvo.

- No estaríamos aquí de no ser por ti, por ser tan jodidamente idiota – replicó Sam lanzándose a pelear con él, Puck trató de separarlos por un buen tiempo, hasta que se cansó de recibir golpes y los dejó peleando.

- Tranquila Rach, ya se detendrá todo – replicó él ante la expresión de susto de Rachel.

- Tenemos que movernos. Tenemos que hacerlo – seguía insistiendo Finn de espaldas al piso forcejeando con Sam.

- ¿Movernos dónde?

Esa cavidad tenía unos cinco túneles, todos hacia distintas direcciones.

Estaban perdidos y atrapados en esa cueva y ellos recién acababan de darse cuenta de eso.

4pm.

Después de que dejaran de pelear Finn y Sam, Quinn se dirigió al primer túnel sin mochila, sólo linterna – Quinn ¡ - gritó Rachel para que ella no se vaya.

- Ya regreso – susurró ella internándose al primer túnel, dónde las paredes estaban húmedas – debe haber una fuente de agua por aquí o filtrarse desde arriba, de algún lado.

Puck entró al segundo túnel, para igual a Quinn inspeccionar un poco más y ver si podían coger ese camino, él caminando por el borde de uno, estando un enorme forado debajo de él – por aquí no puede ser – acotó viendo lo peligroso de ese camino.

Sam entró al tercer túnel, teniendo que encogerse para poder pasar, siendo estrecho también, apenas pudiendo pasar uno a la vez.

Santana de la mano de su novia inspeccionó el cuarto túnel, mismo que se detenía a lo lejos, habiéndose derrumbado, aun teniendo una salida por encima de sus cabezas, por lo que tendrían que trepar, pensaron.

- Hay que ir a ver qué hay.

- No

- Sanny.

- No, es peligroso, yo iré.

- Santana sabes que yo puedo ¡

- Sé que puedes, pero no te voy a arriesgar, te amo y lo haré yo – ambas debatieron sobre quién iba a ir, ganó Brittany.

- Tengo el brazo malo, no puedo empujarte lo suficiente para que subas.

Santana a regañadientes aceptó, ayudando a su novia a trepar por encima de ella, para ver si el forado tenía salida o no.

- Hay una pequeña rendija Sanny - dijo su novia al regresar – hay un caminito como muy pequeño, por el que pasas arrodillado y después hay un forado chiquitito, pienso que Rachel podría pasar, pero el resto no, Finn ni de broma.

- Vale, no es el camino entonces – replicó Santana y con ello abandonaron el cuarto pasillo y entraron al quinto.

Ellas viendo a lo lejos que Finn parecía discutir con Rachel frente a la fogata, Matt desmayado al lado.

Quinn siguió avanzando, viendo como agua sobre el suelo, ésta de color marrón, apestaba – joder que mal huele ¡ - exclamó ella cubriéndose la nariz con la mano.

Ella siguió, cada que avanzaba el agua parecía tomar diferentes colores, todos horribles, hasta llegar a como una cima dónde no había agua, pero el techo era muy bajo y saliendo de éste había un poco más de agua, esta vez como negra y mucho más apestosa, Quinn vomitó un par de veces, maldijo muchas más y cuándo apuntó su linterna, más allá – mierda ¡ - gritó, había un cadáver ahí, pudriéndose, de ahí venía el agua oscura y apestosa, ésta se mesclaba con una vertiente natural en la roca, como haciendo un té de muerto.

Ella volvió a vomitar.

- Quinn, Quinn ¡ - gritó Puck al oírla gritar y pensar que se había caído o algo, él siguió avanzando, hasta que encontró un pequeño forado por el que se arrastró para llegar al otro lado, dónde a lo lejos veía a Quinn.

El forado como si fuera una herida en la roca, muy pequeña y amplía a los lados, Puck pasando apenas y eso que se raspó todo.

Quinn al oír ruido, apunto la linterna hacia él, que viendo de que se trataba de Puck, fue a ayudarle para salir.

- ¿Por qué gritaste, qué encontraste? – le pidió, ambos viendo que Finn y Rachel venían corriendo a por Quinn al también al escucharle gritar.

- Quinn, Quinn ¡ - pidió Rachel por ella, lanzándose a abrazarle y mirar si estaba bien o le faltaba algo.

- Estoy bien, estoy bien – le contestó con una pequeñita sonrisa, una que puso alerta a Finn quién sabía que ahí frente a él, algo estaba pasando, pero no sabía qué, aún.

- Hay un cadáver, mírenlo – pidió ella y Rachel volvió a gritar.

- Rachel ¡ - después gritaron ellos al Rachel casi dejarlos sordo al gritar en un espacio cerrado – lo siento – acotó ella.

Quinn después de percinarse y decir una pequeña oración, le dijo al muerto – tengo que revisar, lo siento amigo – antes de empezar a buscar entre su ropa por si había algo que podían usar.

Los tres que le rodeaban, le miraron un tanto incómodos, ya que ella literalmente estaba verificando las cosas a un muerto, mientras buscaba desgarrando su piel como gelatina o una mezcla muy descompuesta.

- Rayos Quinn – soltó Puck volteando ya que iba a vomitar si seguía mirando.

Quinn sacó lo que pudo y todos salieron de ahí.

Quinn arrojó todo al piso: un celular sin línea, un reloj roto con la fecha y hora paralizado, un mapa antiguo que parecía trazos sin sentido, una brújula que bien viéndola no servía, a la par que comida enlatada que estaba de lo más pasada.

- 7 de junio de 1970 – concluyó Quinn por su reloj, el celu y la ropa todo de lo más antiguo.

Rachel le ayudó a lavar sus manos con alcohol.

- Ese tipo llega pudriéndose ahí desde el 70 – Puck soltó - ¿Cómo moriría? – se preguntó.

- Su pierna estaba rota, aparte de que tenía raspones en el brazo que llegaron al hueso, incluso en el hueso están marcadas. ¿Qué le causaría un arañazo así?

- Necesito decirles algo – Puck preocupado les convenció de reunirse todos en la fogata, para ese momento Matt adolorido se movía en el piso.

Santana, Brittany y Sam volvieron desde la inspección de sus túneles – creo que podemos ir por el quinto – dijo Santana.

- Siéntate – pidió Puck y todos lo hicieron, Santana por su tono de voz y por la falta de color en su cara, se dio cuenta que le iba a decir algo importante.

Pero antes de que les dijera algo, un ruido y una luz empezó a hacerse notar desde uno de los túneles y por el techo.

Rachel quiso gritar, pero Quinn le cubrió rápidamente la boca con la mano.

Puntos verde brillante como flotando se acercaron a ellos.

Ellos miraban atónitos el fenómeno, Matt pensó que parecían luciérnagas, más era más que eso, detrás de las luces un contorno empezó a distinguirse, criaturas con éste apéndice que brillaba como trampa para atraer sus presas.

- Seres involucionados – pensó Puck.

- Parecieran los parientes de Rachel – susurró Santana con susto, nadie lo refutó.

Estas criaturas poco a poco iban moviéndose hacia los chicos, una luz verde intensa, éstos eran como niños de ocho años, esa altura, encorvados, con profundas garras, no tenían ojos, sí unas grandes orejas, gruesas narices, colmillos como un tigre dientes de sable, caminaban en dos patas, pero también se arrastraban con las cuatro, tenían una facilidad inmensa para trepar.

Éstas criaturas venían hacia ellos de todos los ángulos, como muy curiosos por ellos, oliendo la sangre de la pierna de Matt, excitándoles aquello.

- A la mierda – susurró Finn y éstas cinco criaturas se arrojaron contra ellos.

Uno se arrojó contra Quinn y Rachel, Quinn le cogió por la nuca, arrojándolo al fuego para ésta cosa quemarse y soltar alaridos muy desagradables, no sin antes ésta criatura darle un gran raspón en su brazo izquierdo, éste llegando al hueso, tres rayones rojos furiosos – hijo de puta ¡ - gritó ella cayendo al piso.

Santana y Brittany cogieron ramas encendidas y empujaron a otro al fuego, apaleándolo ahí, para que no salga de la fogata.

Finn y Puck los golpearon con toda la fuerza que tenían, notando que su esqueleto era frágil, como sería el de un niño.

Entre todos pudieron derrotar y matar a éstas cinco criaturas, que arañaron a Quinn, mordieron la herida de Matt, y asustaron a todos.

- Eso no es real, no es real ¡ - se puso a gritar Sam.

- Ellos cortaron las cuerdas – agregó a Santana y todos le miraron sorprendidos, excepto Puck, ella siguió – cuando Quinn cayó a la cueva y todos saltamos, recuperé la cuerda y estaba cortada, igual cuándo pasamos el abismo, Puck recuperó la cuerda y ésta había sido cortada.

- ¿Qué insinúas? – preguntó Rachel asustada.

Que ésta forma de vida es inteligente de alguna manera, nos ha ido empujando hasta aquí, ha causado pequeños derrumbes, para guiarnos hasta aquí, como cuando caza el lobo y arrincona a su presa. Nos trajeron aquí para matarnos – sentenció Santana y todos se miraron aterrados, ninguno tenía un tipo de armas para defenderse.