Capítulo VIII: Horas críticas.
Con el pánico encima y el miedo de que aparezcan más de esas cosas, ellos tomaron el quinto túnel para escapar, los chicos cargando a Matt, turnándose para cargarle.
- Tranquilo hombre, no te dejaré morir – le juró Finn con su amigo a su espalda medio despierto y medio adormilado por el nivel de dolor, por ratos desmayándose.
Todos apurándose lo más que podía, Quinn de la mano de Rachel para no dejarla ir.
Quinn obligándose a no desmayarse al atravesar espacios tan reducidos, que tenían que pasar arrastrándose – no voy a morir aquí, Rachel no va a morir aquí – se repetía como mantra Quinn internamente.
- Tú puedes Quinn ¡ - le animaba Rachel.
El túnel al avanzar se había reducido tanto y dividido en tres aperturas, igual de reducidas.
- ¿Por dónde? – preguntaba Sam, él entrando por un forado, pasándose a Matt como si fuese un gran bolso, con mucho cuidado y lentitud.
Ellos siguieron moviéndose por cerca de una hora más, hasta llegar a un forado, dónde totalmente agotados se recostaron apoyándose en la pared, Matt desmayado para ese punto.
- Tenemos que salir pronto, la herida de Matt podría infectarse.
Quinn aprovechó para abrir el mapa del muerto, ella no lo entendía, muchas líneas confusas.
- No está elaborado, él la iba haciendo cuando murió – le dijo Brittany dándose cuenta de aquello.
- Deberíamos encontrar algún punto de éste mapa y retrocediéndolo podríamos salir de aquí, un lago, una gran roca con forma graciosa, unos huecos enormes, ¿qué encontraremos primero? – preguntó Quinn.
- Debemos seguir, apurarnos, antes que eso regrese – pidió Finn, mas todos estaban agotados.
- Esas criaturas eran ciegas, con esa trampa de luz y las garras – susurró Quinn mirando su herida vendada por Rachel, decir que no le dolía sería mentir, le dolía mucho, el mismo brazo izquierdo.
- Si encontramos agua podríamos seguirla, tiene que terminar en algún lado.
5pm
Todos ahí mismo comieron los snacks y tomaron gran parte del agua, lo necesitaban para poder seguir.
- Necesitamos seguir – insistió Finn.
- Tenemos que ir – replicó Quinn apoyando a Finn.
Dos de las cinco linternas, sus baterías habían muerto, así que las dejaron.
- Vamos por aquí – pidió Rachel viendo que había unas marcas extrañas en una pared - ¿creen que podría ser de ese hombre? ¿qué dejó marcado su ruta?
Finn pidió ir a la otra dirección, ya que se veía más amplia y la de Rachel parecía cortarse más.
Quinn miró a Rachel, quién estaba decidida, ella le siguió y pidió a los demás que también.
El tiempo apremiaba, Matt podría entrar en septicemia igual Quinn por su herida en el brazo.
Todos ellos se fueron hacia la izquierda, ellos se agacharon y empezaron a gatear y arrastrase por túneles oscuros y sinuosas cuevas, siguiendo Rachel las marcas que había dejado éste hombre, esperando que llegaran a una salida.
Ellos apresurándose al oír estas criaturas gemir y soltar alaridos.
Éstas criaturas parecían ir detrás de ellos, pero no los atacaban, como si los estuvieran guiando a su muerte o a una emboscada.
Todos se arrastraron por horas, siguiendo a Rachel, que a la vez seguía las marcas en la pared.
- Y justo cuando ellos llegaron al final de ese túnel, pudiendo ponerse de pie, Matt fue arrastrado hacia otro túnel – ahhhhhhh ¡ - gritó desesperado.
Quinn y los demás sólo necesitaron un segundo para decidir ir tras él, bajando cada vez más, teniendo dificultad para respirar, por cerca de una hora o pudo ser más, todos corrieron como pudieron detrás de Matt, descendiendo cada vez más.
¿Y si era una trampa?
Bueno, ya no había forma de escapar para ese punto.
Esas criaturas lo arrastraron hacia una cavidad en el suelo, una dónde Quinn y los chicos cayeron, para nada sólos. Quinn con terror al darse cuenta que estaba sobre cientos de huesos humanos y de animales.
Las criaturas los habían atraído para comérselos.
Quinn y Finn cayeron justo en el centro, al lado de Matt, Rachel y Puck a los lados, detrás de unas enormes rocas, Sam, Santana y Brittany cayeron en un lago adyacente a ellos.
Habían llegado justo al comedor de todos ellos.
Matt estaba desmayado, las criaturas eran incontables, demasiadas, Quinn y Finn se quedaron como congelados, negándose a moverse a ver si éstas criaturas le detectaban, Quinn preocupada de que su herida sangrante les atrajera al igual que la de Matt.
- No te muevas – susurró Puck a Rachel cubriendo su boca.
Sam, Santana y Brittany estaban dentro del lago mirando a éstas cosas.
Esas criaturas eran frágiles, sus huesos frágiles, al tener limitado el alimento, dado que ellos eran carnívoros, de ahí el pensamiento de defenderse, más las garras eran contundentes, tres enormes garras.
Quinn miró hacia su izquierda, a un metro de ella había el fémur de un hombre alto junto a una bengala, ella miró a Finn para darle a entender que es lo que iba a hacer.
Él lo entendió, tendrían que luchar por su vida.
En segundos, Quinn se lanzó a por la véngala, encendiéndola se la pasó a Finn que la lanzó muy lejos como señuelo de esas cosas, Quinn gritando porque éstas cosas le arañaron la espalda sacando mucha sangre, lo que los excitó. Ambos cogieron los fémures y con ello procedieron a atacarlos, Sam, Santana y Brittany salieron del lago dispuestos ellos a usar su arnés, con polea metálica, como si fuera un látigo, con el que le destruían el cráneo por el impacto.
Puck y Rachel también hicieron lo suyo, todos a por todo, Puck dándoles un golpe contundente en el rostro, arrancándole así a veces las cabezas de su columna.
El olor pútrido de ese lugar, les mareaba, les producía arcadas a todos.
Todos lucharon por cuánto pudieron, Matt también al levantarse, él no iba a ser la comida de nadie, y justo cuándo creían estar ganando, esas criaturas movieron una placa de piedra de modo circular inundando así su lugar de comida, Matt, Finn y Quinn sumergidos como si fuera una sopa de hueso, en el cuál vomitaron por ser de lo más asquerosa con restos de seres humanos en descomposición aún.
Quinn haló a éstas criaturas ahogándolas, ella tragando de ésta sustancia por momentos, vomitando también por momentos.
- Quinn a tu derecha, a tu derecha ¡ - gritó Rachel, por ahí habiendo una saliente, un túnel hacia algún lado.
Rachel y Puck se tiraron a la sopa de huesos a nadar para llegar al otro extremo, Sam, Santana y Brittany también, teniendo todos la sangre negra de esas cosas en ellos, al igual que sumergiéndose en esa sopa tóxica de huesos y cuerpos en descomosición.
Quinn vió una pendiente muy pronunciada y cuándo se disponía en trepar, al ver apenas una rendija de espacio, se desmayó.
- Mierda, mierda ¡ - gritó Finn, quién empezó a ir primero, atando una soga a Quinn, él dispuesto a llevarla con él mientras ascendían, Puck iba detrás empujándole por espacio tan estrechos para un ser humano a la vez.
- Luego venía Sam quién halaba a Matt de similar manera, él ayudaba, lo cual era bueno, ya que la entrada era muy estrecha, por lo que todo era arduo y desafiante.
Inmediatamente después estaba Rachel, Santana, Brittany y Sam.
Los ocho siguieron arrastrándose hacia arriba, trepando cada vez más, con los alaridos apremiando tras ellos.
- Maldita sea ¡ - gritaban varios al ver que el suelo por dónde se estaban arrastrando, se ponía cada vez más húmedo y resbaladizo, indicio que el agua se estaba filtrando desde algún lado.
Ellos siguieron avanzando, como trepando por la pendiente - ¿dónde estoy? – preguntó Quinn con todo su cuerpo doliéndole como mierda al Finn haberla estado arrastrando durante todo el camino.
- Levántate, levántate, ya casi llegamos – pidió Finn ya sin poder arrastrarle por dónde estaban, las paredes horizontales le cerraban demasiado – tendrás que hacerlo Quinn – le pidió.
Y ella por más que era claustrofóbica, ella estaba justo detrás de Finn, quién peleó y maldijo por salir de ahí.
- Estás bien, estás bien – se repitió varias veces Quinn arrastrándose entre ambas paredes horizontales, pensando que, si se quedaba ahí, el resto moriría al no poder pasar a través de ella, por lo que se obligó a no desmayarse y al tener que salir, mareada todo el camino, apenas teniendo conciencia de lo que estaba haciendo.
- Vamos que tú puedes ¡ - le animaban sus amigos, Quinn se arrastró lo más que pudo y cuando ya no podía porque no podía ni respirar bien, le arrojó su cuerda a Finn y él le haló desde afuera, con cuidado y lentitud extrema, ya que si halaba fuerte le podía quebrar el cuello y matarla.
Finn lo hizo con tanto cuidado y demasiada tensión, qué cuando tuvo en sus brazos a Quinn, se rompió a llorar, de a pocos sus amigos saliendo por aquella grieta.
Finn había sentido a Quinn con una delicadeza extrema, su terror por estar atrapada, sus heridas y las de Matt, él podía perder su pierna, el agotamiento en el resto de sus amigos, todos perdidos ahí, sólo por girar a la izquierda de en lugar de la derecha, él podía haberlos matado, todos podrían morir por su culpa.
Finn sintió el peso sobre sus hombros, eso le hizo llorar.
Rachel ni bien salió le consoló, Quinn miraba todo desde el suelo, recuperando su respiración.
Todos estando en un espacio, lleno de estalactitas y con profunda humedad, todos mojados y hechos mierda, apestando con un olor putrefacto.
Todos se sentaron, nadie reclamó nada a Finn, oyéndole llorar por un buen rato hasta que Rachel le calmó.
- No es tu culpa – sentenció Quinn tan agotada que apenas podía hablar – nadie sabía que esas cosas existían, nadie sabía que tan jodido sería estar ahí y si alguien más le culpa, juro que me pondré de pie, no sé cómo, pero le partiré la cabeza, mírenme, no miento – con la mirada más amenazante que pudo reunir.
Las cosas estaban hechas, no servía de nada jugar al que tal sí. Ocurrió lo que ocurrió y tenían que trabajar con ello, fajarse, hacerse cargo de las cosas y listo.
Era una cueva no explorada, o casi, por lo que debieron suponer que existían criaturas que se hayan adaptado a ese ambiente, debieron suponer que habría algo ahí, siguiendo su instinto cazador.
Pequeñas criaturas parecidos niños encorvados, calvos, sin ojos, enormes orejas, narices gruesas, garras en lugar de dedos, tres y un apéndice que cuelga de su cabeza con una luz verde intensa, ya, sí alguno de ellos le dijera a quién fuese que existía eso, ellos los mandarían directo al psiquiátrico y tirarían la llave, una vez ellos dentro.
8pm.
Finn estaba acurrucado en una esquina junto a su novia.
Quinn estaba muy celosa, ella quería estar junto a Rachel, tomarle de la mano, sentarla en su regazo y besarle con toda la intensidad que quería, igual a Santana y a Brittany, mas su caso no era así. Rachel no la había elegido, más sí a Finn.
Todos estaban sentados, mirándose, agotados para correr por ahí, con demasiado miedo para dormir, paralizados del miedo, ya que no tenían ninguna herramienta para defenderse, el único consuelo de ese momento, era el hecho de que habían salido de una grieta muy estrecha, por lo que, si esas cosas vinieran contra ellos, ellos le verían venir y los matarían.
De noche la temperatura iba cayendo, Quinn se puso de pie y con la linterna iluminó toda la cavidad, no había nada que quemar, o escalar y ella mojada con una sopa de huesos y el cuerpo en proceso de pudrición.
Ella se frustraba mientras más pasaba el tiempo, su espalda le dolía, su brazo le dolía, su claustrofobia estaba teniendo lo peor de ella, su ansiedad crecía, ella sintiéndose por ratos a casi nada de tener un ataque de pánico o de desmayarse, la pierna de Matt lo hacía llorar de dolor, el brazo de Brittany también le dolía por cómo podía escuchar ella.
Quinn estaba llegando a su límite y varios de ahí también.
La pregunta obvia ¿qué harían pasado su límite? ¿cómo actuarían?
…
Pasadas las 10pm, Mr Schuester se encontraba en la comisaría junto a Mercedes, Artie, Mike, Kurt y Blaine repitiendo la misma versión que les había dado desde las 6pm, en la cuál 8 de sus alumnos no llegaron a la dirección que habían quedado.
- Son adolescentes profesor, me dirá usted que ellos nunca se han escapado hacia una discoteca, una fiesta, una acampada, la playa no está lejos, son adolescentes profesor – repitió el comisario, negándose a buscarlos, ya que habían estado desparecidos desde un poco antes del mediodía.
- Les digo que algo les ha pasado, he recorrido dos veces el recorrido y ni su carro se encuentra – ya desesperado el profesor para ese momento.
- ¿Alguna vez no se ha escapado con su novia? – preguntó sin esperar respuesta.
Mr Schuester se puso a pensar si todo eso tenía que ver con Sue, tres porristas pertenecían al club Glee, el profesor se permitió pensar que talvez ella le estaba jugando una broma pesada.
El profesor llamó a Sue hasta el cansancio, ella nunca le respondió.
Y por más que los chicos insistieron, el comisario no les hizo caso.
- ¿Llamamos a los padres de ellos? – preguntó Mercedes, pero el profe negó con la cabeza, teniendo la esperanza que ellos se podían haber escapado, era verdad, ellos podían estar en una fiesta.
El profesor regresó a la casa de la montaña esperando encontrarlos, pero nada.
- Esperemos a la mañana – pidió a sus estudiantes.
Ese día ellos pudieron dormir un par de horas, primero pensando con una sonrisa que se lea habían jugado al profe, después enojándose al no haberlos invitado a lo que estuvieran haciendo y al final preocupándose de que hubiesen chocado o algo.
Finn estaba a cargo de todos.
Finn podía confundirse y ser despistado.
Todo podía pasar.
Ellos durmieron muy poco.
…
Horas críticas.
- Debemos seguir y encontrar algo para quemar, estamos mojados y exhaustos – pidió Quinn y cómo nadie se movió, ella se levantó y siguió, su ropa apestaba y lo peor, aún tenía restos orgánicos del cadáver pudriéndose en ella.
- De pronto le invadió un pensamiento recurrente – Finn va a hacer que esas cosas nos maten.
- Nada le va a pasar a Rachel, no lo voy a permitir – se dijo a sí misma, no sabía cómo lo iba a hacer, pero lo iba a hacer.
