Capítulo IX: UNA ESTRELLA

Quinn vió un agujero y probó a pasar, atravesarlo.

- Voy con ella – acotó Sam. Quinn se arrastró y Sam detrás de ella por la primera grieta que vieron, a ver si les guiaba a una salida o ¿qué?

Media hora después, Quinn regresó, mucho más sucia que antes – por ahí no hay nada – dijo antes de meterse al segundo agujero, Sam detrás, por si se encontraban con esas criaturas.

Los demás se quedaron en silencio, atentos por si oían a esas criaturas, alaridos muy lejanos les asustaron – murciélagos, apuesto que son murciélagos, o pájaros – agregó Brittany y todos asintieron decidiendo obligarse a pensar aquello.

Aparte que esas criaturas gritaban de un modo aterrador y desagradable.

Quinn casi se desmaya saliendo de un agujero extremadamente chico, uno que se ampliaba mucho en algún momento, ella se quedó parada junto a Sam, ambos sin saber si seguir o llamar al resto.

- Pues vamos - pidió Quinn y Sam asintió, ambos apuntando con la linterna siguieron, el camino era amplio, rocoso, húmedo, ambos caminaron erguidos y muy asustados, escuchando sonidos a la distancia, eso les asustaba.

- Quinn espera ¡ - gritó Rachel detrás – ahhhhhhh ¡ - causando que ambos salten por el abrupto susto – no te alejes, no podemos estar separados – advirtió ella, Finn con Puck llevaban a Matt por los hombros, él saltaba con un pie.

Todos caminaron por aquel pasadizo, ninguno sin saber si se estaban internando más o habían hallado un camino que los lleve a la salida.

El camino al final empezaba a empequeñecerse y Quinn a respirar superficialmente, ella siguió esquivando unas grandes rocas para no tropezar.

- Quinn detente, respira, vamos – pidió Rachel poniendo ambas manos sobre su hombro para calmarle, todos se detuvieron también.

- Tenemos que seguir.

- Sí, pero si te desmayas, quedarás atrapada, por favor, sólo te pido que respires, calma – pidió y Quinn asintió practicando lentamente su respiración, tomada de la mano de Rachel.

Finn las veía, mirando que ambas encajaban como un puzzle. Eso sólo le causó una punzada en el pecho que no pudo entender en ese momento y que tampoco se preocupó, ya que estar atrapados era más aterrador que lo que sea que tuvieran ellas.

- Tenemos que seguir – insistió Quinn tomando la cabeza del grupo junto a Sam, Finn iba detrás con Rachel.

Ellos siguieron caminando.

- Tenemos que parar en algún momento – pidió Santana, llevaban más de 8 horas caminando.

Quinn vio un agujero al final del camino, al cual ingresó arrastrándose, Rachel apenas veía sus pies empujándose, ella se preocupó que Quinn se desmayase en el medio y quedara atrapada.

- Vamos, tú puedes, vamos – le siguió avivando para que no se detenga.

Quinn siguió, unos segundos de silencio después – mierda ¡ - gritó seguido de un golpe sordo.

- Quinn, Quinn ¡ - gritó Sam.

Todos se quedaron en silencio para escucharle – me caí, aunque encontré agua ¡ - gritó.

Sinónimo de que estaba bien, siguió Sam y el resto.

Pasados unos minutos, todos habían pasado, el agua filtrándose por una pared, como si fuese una super minicatarata, el agua caía de modo que si Quinn juntaba las manos podía coger y tomar esa agua.

9pm marcó su reloj, todo seguía jodidamente oscuro, y así fuera las 2pm, igual estaría oscuro.

Quinn no encontró lo necesario para hacer una fogata, más sí pudo sacarse la remera y enjuagarla un poco, ya que tener pedazos destrozados de piel de un sujeto, era espeluznante.

Todos estaban agotados – tomaremos turnos – pidió Puck para que así unos descansen.

Quinn por más que estaba agotada, más miedo le daba ser devorada o que le pasase algo a Rachel – si sigues así vas a perderte, necesitamos todos descansar Quinn – le pidió Puck taciturno y apagado, totalmente opuesto a como estaba en un inicio.

Ninguno de ellos podía ponerse de pie, el techo era un poco bajo, había rocas filosas a un extremo, unos agujeros a un extremo.

- Deberíamos seguir el agua.

- Podría internarse más y perderse al interior.

Algunos se disponían a recostarse, aunque sea un par de horas cuando escucharon alaridos de esas cosas y todos se sentaron asustados.

De pronto el plan de dormir, quedó olvidado.

Quinn tenía muy presente a Beth, quería salir de esa maldita cueva para ver a su nena y estar en su vida, formar parte de ella, en los términos que Shelby le permitiese.

- Tenemos que seguir Puck, Beth nos está esperando – dijo Quinn con lágrimas en los ojos.

Puck la miró y asintió derramando una lágrima, eso era cierto, necesitaban salir.

Los chicos terminaron de beber toda el agua que tenían, rellenándola por el agua que se escurría por las paredes.

- No voy a morir aquí, no podemos morir aquí – replicó Matt – y menos por esos hijos de puta que nos persiguen, por favor chicos, hay que seguir y seguir, hasta que encontremos una salida.

Todos se levantaron, encontrando una grieta más adelante entre dos paredes horizontales, todos volvieron a arrastrase entre ambas, y seguir por lo que parecía un laberinto de túneles con formas sinuosas, ellos metiéndose de cabeza, ayudándose para no quedar atrapados, Matt gritando cada tanto ya que su pierna seguía rozando lo estrecho del túnel.

Todos siguieron horizontal por un buen tramo, hasta encontrar un hueco.

Quinn tiró una roca y en segundos tocó el fondo, por lo que se amarró la cintura con una soga y Finn conteniéndola del otro lado, ella descendió.

- Cuidado Quinn ¡ - replicó Rachel.

Todos descendieron cuidándose mutuamente, de una altura de cuatro metros y poco más.

- Subimos, bajamos, nos arrastramos, ya ni sé si estamos yendo en círculos o estamos cerca de una salida – sostuvo Santana.

Eso también era verdad, ellos parecían estar perdidos, más tenían que seguir, ya que si retrocedían no iban a encontrar salida, no había salida atrás.

- Oh mierda – soltó Quinn al apuntar a lo lejos su linterna y encontrar más cadáveres, algunos comidos, o la mitad de ellos,

- ¿Otra trampa? – susurró Puck.

- No, hay unos 7 cuerpos, no un montículo de huesos, como lo vimos anteriormente – replicó Finn.

Todos se acercaron con mucho cuidado, apuntando todas sus linternas hacia todos lados.

Quinn se acercó a los cadáveres – vengan, puede que haya algo que podamos usar – replicó empezando a revisarlos, Finn, Puck y Santana se acercaron, revisando sus mochilas o algo que pudieran usar.

- Eh, una conserva ¡ - gritó Puck.

- Fíjate la fecha de vencimiento – pidió Rachel.

- Oh vaya, es una mierda – añadió Puck al ver que era de los años 80.

Quinn encontró un par de picos para escalar, sogas, agua embotellada.

- ¿Crees que la podamos tomar? – preguntó Rachel.

- No lo sé, pero igual la voy a llevar - dijo ella poniendo todo en sus mochilas – toma esto – le pidió dándole el pico para que Rachel se defendiera, el otro se lo dio a Finn para lo mismo – protégela – le pidió y él asintió.

Ambos mirándose, ambos sabiendo que su preocupación no era la de una amiga, ambos con la misma preocupación "Rachel", ambos sabiendo que no podían pelear ahí, que lo harían una vez fuera.

Quinn también encontró vendas limpias, con lo que se las cambió para que su herida no se infecte, las de Matt igual, aunque ambos ya veían que sus heridas se veían de un color raro, incrementándose así la necesidad de ellos para salir de ahí.

Los chicos se pusieron de pie y siguieron su ruta, esta vez por una cueva amplia, con rocas grandes de un lado y otro que amenazaban en caer, más agujeros sinuosos por el cuál descendieron con mucho cuidado, no vaya ser se resbalaran y se partieran el cráneo.

Muchas rocas sueltas, agujeros muy pequeños que superar.

Finn fue a por un lado y Puck al otro, para averiguar si el agujero valía la pena y por cuál debían seguir todos.

El techo tenía distintos colores, como si fuera una mina de algún material, de hierro, carbón, etc, distintos colores que ellos no podían distinguir.

Quinn se sentó en una roca, Rachel fue a su lado.

- ¿Por qué me has dado el pico?

- Por si vuelven esas cosas.

- ¿Y tú con que te defenderás? ¡ – preguntó gritando luego al ver que Quinn sostenía en una mano el fémur del cadáver que habían encontrado un poco antes.

- Santana también agarró uno, es lo más duro que pudimos encontrar, lo necesario para golpearlos.

- ¿Estás bien?

- Me siento bien – Rachel levantó ambas cejas interrogantes – me veo como mierda, es cierto, más me siento bien, en calma.

Quinn a diferencia de los demás, cuánto más se estresaba, más ansiosa se ponía, mostraba una voluntad de hierro, como si fuera otra persona, que era muy pragmática, calmada, que fijaba objetivos, metas, pasos de cómo lograrlo y a por ello, con un aplomo tremendo, como si fuera otra persona separada de ella misma, su alter ego podría decirse, despersonalización talvez, más así era, así funcionaba.

Quinn estaba sentada sobre una roca mirando a ambas direcciones de sus amigos.

Rachel intentó hacerle conversación, cuidar de ella, más Quinn estaba decidida, iría a por todas, encontraría una salida y sacaría a Rachel primero, el resto podían esperar junto a ella.

El peligro era enorme, Rachel no podía morir y aún peor, ella no podía presenciarlo.

Finn emergió a los pocos minutos – hay un camino, podemos seguir.

- Por allá también hay un camino – señaló a su izquierda.

- ¿Entonces, por dónde vamos?

- Separémonos en dos y vamos.

- No, no nos podemos separar, es peligroso, esas criaturas andan por ahí – replicó Rachel, Quinn miró brevemente el camino de Puck.

Ellos sometieron a votación aquello y ganó el camino de Finn, por lo que se dispusieron ir por ahí.

- Pues ahí vamos – replicó Santana escurriéndose por aquella galería – ahhhhhhh ¡ - gritó al agujero desembocar en otra cavidad, en la cual cayó como saco de papas.

- Santana ¡

- Sanny ¡ - gritó Brittany.

Todos yendo hacia ella, amarrando una soga en un extremo, para poder asirse de ella y no caer tan mal.

- ¿Estás bien?

- Sí, joder ¡ sólo que me golpee como mierda, nada más – sarcástica ella se levantó y Brittany fue a abrazarla y besarla, revisándola por si tenía heridas.

Una grieta ancha, que derivaba en una pequeña, de paredes horizontales por las cuales siguieron reptando, para ésta terminar en un túnel que les permitió erguirse.

- Hay marcas en la pared – soltó Sam - señales de arañazos. Ya sabemos de quién – acotó al ver tres de esas criaturas sentirlos, ya que no los podían ver, sólo sentir.

Criaturas que se arrojaron contra él y Santana.

Rachel cogió la mano de ella y la haló hacia atrás tumbándola en el piso, levantó su pico y le hizo un hueco en medio de la cara, una patada de por medio y la criatura yacía en el piso soltando esa cosa negra que parecía sangre, pero negra.

Finn y Sam arremetieron contra las otras cogiendo sus cráneos y destrozándolos contra las paredes, golpeando sus cabezas tantas veces como fue necesario, hasta que se rompieron.

- Mierda, mierda ¡ - gritaban varios asustados.

- ¿Están todos bien? – preguntó Puck.

- Como se puede hermano – Matt quejándose al su pierna dolerle demasiado.

- ¿Son tan pequeñas que es irreal? – replicó Sam mirándolas de cerca.

- ¿Y si son niños?

- Que no son, míralos.

- No, no, ¿Qué si son niños, así como Beth? – preguntó asustada Quinn y todos le miraron aterrados, no habían pensado en la posibilidad de que existiera una de esas criaturas adultas o ¿esos eran los adultos?

- Qué manera de cambiar el ambiente – soltó Santana con gran ironía.

Ellos siguieron avanzando, tratando de no hacer mucho ruido para escuchar a esas criaturas por si se acercaban.

Una hora después…

Seguían caminando, era cerca de las 10pm, Quinn veía más agujeros en el suelo, un túnel al lado izquierdo.

- Carajo ¡ - soltó enojada, pensando que caería en uno de ellos y quedaría atrapada, ella desvió su mirada hacia el techo, cuando lo vió, había un forado o eso creía ella – Finn dame le alcohol – le pidió, había media botella.

Él le pasó y ella lo roció sobre una roca.

- Eh, eh, ¿estás loca? – preguntó Santana.

Quinn con el encendedor de Puck lo arrojó a la roca, ésta iluminándose brevemente.

- ¿Lo ves? ¿lo ves? – preguntó entusiasmada a todos.

El techo estaba muy oscuro, no veían nada más.

- El cielo ¿lo ves?

- No Fabray, no lo veo – Santana con los brazos cruzados con ganas de asesinar a Quinn por haber tirado lo último de su alcohol.

Quinn lo había visto, apostaba por ello.

Y guiándose con su intuición, le quitó la linterna a Puck, se la amarró al brazo y una cuerda a la cintura y empezó a trepar por la pared con rocas filosas salientes.

- Creo que ya quemó Quinn – Matt le dijo, Rachel le miraba preocupada.

Quinn siguió trepando a través de las rocas húmedas cortándose con una roca el brazo derecho, ella había creído ver un forado en el techo e iba a por ello.

- No duele, no duele – repitió sin parar, aunque su brazo estaba sangrando por el corte y el otro también por las profundas garras de esas criaturas.

- Baja, te vas a matar ¡ - le gritó Puck.

Rachel le apuntó con la linterna para que vea y no se caiga, intentando a la vez ver algo que Quinn había visto y ellos no.

Quinn estaba arriesgando su vida, intentando trepar por más de una pared irregular de casi 10 metros, por lo que Rachel pensó, que aquello tenía que ser importante, Quinn no era imbécil.

Rachel siguió mirando, Quinn siguió resbalando y maldiciendo, más aun así siguió.

- UNA ESTRELLA, ES UNA ESTRELLA ¡ - gritó Rachel apuntando con el dedo.

Era una estrella, ellos estaban viendo una estrella en el cielo, al fin, todos creyeron por un instante haber encontrado una salida.