Capítulo X: Salida

- UNA ESTRELLA, ES UNA ESTRELLA ¡ - gritó Rachel apuntando con el dedo.

Era una estrella, ellos estaban viendo una estrella en el cielo, al fin, todos creyeron por un instante haber encontrado una salida.

Las rocas se caían, amenazando con golpear a los que estaban debajo.

Quinn seguía resbalando, aferrándose con un agarre de muerte a las rocas, no miraba hacia atrás, no le importaba cortarse o golpearse, incluso si cayera, no le importaría, ella por fin había encontrado una salida y la iba a tomar.

- Dale Quinn, dale ¡ - gritaban sus amigos debajo, Puck y Sam intentando subir por otro lado de la pared, Puck cayó escalado unos tres metros – joder ¡ - exclamó adolorido en el suelo.

Sam se quedó atrapado pasado los dos metros, no había grietas en la roca del cuál cogerse por lo que bajó al no encontrar salida.

Unos angustiantes quince minutos a más después, Quinn se encontraba sobre una roca, ella le pateó muchas veces intentando votarla, probando cuán profunda estaba arraigada en la pared, comprobando así que fuera segura.

- ¿Qué carajo haces? – le preguntaban a gritos sus amigos.

Quinn estaba parada sobre una roca, a un brazo de la libertad, y si ella se hubiese lanzado al borde del agujero, lo podría haber cogido y escapar con éxito, mas Quinn miró hacia abajo y no pudo realizar tal hazaña.

Criaturas vigilaban entre las sombras, muchas de ellas, Rachel estaba en peligro.

Ella no podía permitirlo.

- Amarra la cuerda a la cintura de Rachel ¡ - gritó varias veces.

- ¿Qué? – la misma Rachel y varios más.

- Amárrala ¡ - gritaba Quinn y todos le miraban sin entender – San amarra la puta soga a la cintura de Rachel ¡ - pidió esta vez.

Y a pesar de la oscuridad de la cueva, ambas se miraron y pudieron entender y comprender, la inmensa necesidad que tenían de proteger a quién más amaban, poniéndolas incluso antes que ellas mismas.

Santana pudo adivinar sus acciones e hizo lo que Quinn quería, poniendo un rollo adicional de cuerda sobre el hombro de Rachel, en forma diagonal.

- ¿Qué haces? – pedía Rachel a Santana.

- No te metas – le dijo a Finn para que no intervenga – no te lo saques Berry ¡ - le ordenó firme - listo capitana ¡ - gritó Santana.

- ¿Qué coño? – varios.

Rachel intentó sacársela, a pesar de la mirada asesina de Santana – ahhhhhhhhh ¡ - mas no tuvo tiempo de hacerlo, un tanto sí de angustiarse, cuando Quinn desde la roca saltó hacia el suelo de la cueva, haciendo contrapeso, Quinn cayó aparatosamente, mientras Rachel subía a gran velocidad.

- Ahhhhhhh ¡ - gritó Quinn al todo su cuerpo impactar contra el suelo, ella sintiendo que se había partido una columna por lo menos.

- Ahhhhhhhhh ¡ - gritó Rachel al llegar a la gran roca, dónde ella se sentó y sujetó para no caer, con un agarre de muerte.

La situación se había invertido, ahora Rachel era la que estaba a nada de salir de la cueva – Quinn, Quinn, mierda ¡ - renegó Rachel al mirar que Quinn apenas se movía en el suelo.

- Berry, lánzate, al borde y sube, sube, carajo¡ - le pidió Santana, ella tenía miedo, ya que si se lanzaba y no agarraba el borde, pues terminaba haciéndose nada en el suelo.

Rachel titubeó por salir.

- Mierda, mierda ¡ - empezó a gritar Finn blandiendo su pico contra una criatura, varias siguieron saliendo desde los tres túneles y todos empezaron a pelear.

- Berry, lánzate ¡ - gritó Santana antes de coger una roca y pelear por su vida, Quinn estaba inconsciente en el suelo.

Rachel en ese punto supo dos cosas.

La primera, Quinn lo hizo a sabiendas que había estas criaturas acechándolos.

La segunda, ella era la única esperanza del grupo.

Rachel se lanzó con su pico en una mano, éste clavándose por encima del borde rocoso, Rachel colgando de él – mierda, mierda – replicó varias veces, trepando con ambas manos – sube, sube, tú puedes – se dijo a sí misma varias veces.

Mientras los chicos peleaban con todo lo que tenían, rocas, huesos, un pico, los arneses de metal usados a modo de látigo, rompiendo los cráneos de éstas cosas con el borde de acero.

Al pasar los minutos, el tiempo pasó como en cámara lenta, Rachel desde el exterior, muerta de frío, podía ver a sus amigos defenderse.

El tiempo que transcurrió en su intento desesperado por sobrevivir, duró una eternidad para Rachel quién sólo podía ver lo que ocurría metros abajo.

- Ahhhhhh ¡ - con un último grito de Sam, al romper el cráneo de la última criatura visible, se acabó su pelea para ese momento.

Quinn empezó a moverse, adolorida y hecha mierda, mas con una gran sonrisa al ver a Rachel hacia arriba.

- ¿Qué hago? ¡ - gritó varias veces Rachel.

- Amarra la cuerda a una gran roca, bien amarrada, para poder trepar por ella, ambas ¡ - gritó Puck.

Rachel arriba demoró un poco en ubicarse.

- Tranquila que tenemos todo el tiempo del mundo eh – abajo sarcásticamente Santana en pose defensiva lo decía con una pequeña sonrisa al rostro, mientras sus amigos volteaban los ojos, Matt y Quinn en el suelo, todos alrededor de ellos, dándose la espalda en un círculo para protegerse entre todos, enfrentados a los agujeros y túneles, por si salían más de esas criaturas.

Rachel vió una enorme roca e hizo lo mismo que vió hacer a Quinn, probar si esa roca era resistente o si se iba a soltar y uno de sus amigos matarse al caer.

Pensando ella que lo único por lo que Quinn no murió fue por el contrapeso de ella en el otro extremo, lo cual le defendió de caer abruptamente y morir, disminuyendo así un poco la velocidad a la que cayó, más el resto no tendría esa oportunidad si cayeran.

Por lo que amarró ambas sogas en la gran roca - ¿llega hasta abajo? ¡ - preguntó gritando.

- Sí ¡ ¿Está seguro? ¡ - gritó Puck.

- Sííííí ¡ - gritó Rachel y Puck por acuerdo fue el primero en trepar por la cuerda.

Rachel desde arriba, sujetó las cuerdas por si acaso, aunque sin saber si podría llegar a sujetar la cuerda con Puck subiendo o si ella se iba a ir con él cuando la cuerda se rompiese y ambos cayeran destrozándose.

Lo segundo era más posible.

Quinn se había sacrificado, ese pensamiento le hizo pensar que sí podía, ella podía, por lo que le sujetó mientras Puck trepaba por la cuerda, al igual que lo había hecho en clase de gimnasia.

- No te rindas, no te rindas ¡ - gritaban los chicos echándole ganas.

- Beth está al otro lado, hazlo por Beth ¡ - gritó Finn y Puck asintió, él lo iba a hacer por su niña.

Con su niña como su ángel, él decidió que podía hacer todo.

Poco menos de 20 minutos después, Puck había llegado al agujero, un tanto pequeño, siendo él un hombre grande, con hombros anchos, le fue difícil subir, Rachel le ayudó, casi haciendo palanca sobre su cuerpo para que se quedara con ella y no lo reclamara la cueva.

Puck ni bien verla, le abrazó, Rachel tenía una preocupación enorme en su rostro – tranquila, tranquila, que va a estar bien – le consoló él, ambos sabiendo que era por Quinn.

Rachel no lo rechazó ni nada, esa era la pura verdad, ella estaba casi agonizando de la preocupación por ella y por Finn, por todos, pero más por ella, lo reconocía para sus adentros.

- Bien, ahora Finn.

- ¿Finn? – preguntó confusa.

- Sí, necesito que esté arriba, para así entre los dos, halar a los otros.

- Vale, dale – pidió Rachel.

- Finn, amárrate a la cintura la soga y trepa ¡ - gritó Puck y así lo hizo Finn.

Que ni bien llegó arriba, Rachel le abrazó con fuerza, a pesar de que ambos estaban mojados y oliendo a mierda, todos ellos en realidad.

El siguiente fue Matt, él no podía subir, Sam le amarró la cuerda a la cintura y entre los tres lo subieron, Rachel ayudándole a pasar por el estrecho agujero, mientras Santana, Quinn, Brittany y Sam esperaban a por su turno.

Quinn incorporándose – auuuuuuu – notando que sí, se había roto una costilla.

- Sigue Brittany – pidió a los cuatro, Santana le agradeció con la mirada.

- No te ofendas Quinn, pero te ves como la mierda, deberías ir tú.

- Iré después de ti, por favor – pidió, todos ellos enfrascándose en un debate.

- Quinn sube ¡ - gritaban arriba.

- Amor por favor sube, por favor, te lo ruego, Quinn irá después de ti – le pidió su novia convenciéndola, ya que tenía que su amor estar segura, para ella tener algo de tranquilidad.

Brittany subió, ellos ayudándole en el último tramo.

Puck arrojó la cuerda nuevamente para Quinn, mas esto tuvo que demorar a las cinco criaturas aparecer nuevamente.

Quinn en un descuido de Santana le amarró la cintura y tiró de la cuerda para que Puck y Finn tiraran subiéndole.

- Quinn, Quinn, eres una maldita tramposa ¡ - le gritó – bájame, bájame ¡ - gritaba a los chicos y su novia que tiraban de la cuerda.

- A la mierda eh – Quinn de espaldas a Sam se defendieron de esas criaturas con el pico de Finn, Quinn los golpeaba un lado y Sam los remataba.

Así estuvieron golpeándolos, hasta que parecieron desaparecer por el momento.

Sam se amarró la cintura con la cuerda, abrazó a Quinn y ambos pidieron que los suban, Puck, Finn, Santana, Brittany y Rachel tirando de la cuerda, con Matt sentado en el piso.

- Arriba, arriba ¡ - gritaba Sam viendo que esas cosas, las criaturas salían por los túneles, ambos viendo que una versión adulta les miraba desde el túnel, bajo las sombras.

Las criaturas soltaban alaridos aterradores, más cuando el adulto gimió o gritó, eso fue más terrorífico que todas esas criaturas pequeñas – arriba, arriba ¡ - gritaron Quinn y Sam.

Arriba los chicos tiraban de la cuerda, para elevarlos lo más rápido posible.

Y con ese grito los más chiquitos desistieron de su intento desapareciendo en los túneles.

Pasadas las 11pm, ambos llegaron al agujero, Finn y Puck ayudaron a Quinn a salir de él, quejas de por medio de ella por el inmenso dolor de una costilla fracturada.

Una vez fuera, siguió Sam.

Rachel abrazó a Quinn en el suelo, no pudiendo contenerse con ambas manos cogió su carita y besó su nariz, sus ojos, su boca, su Quinn se había salvado y ella no podía estar más complacida de lo que estaba.

Quinn no pudo evitar gemir, ese beso supo a gloria para ella.

Finn la miró enojado y un poco excitado, ver a ambas de sus ex besándose era como un sueño, excepto que una de ellas no era su ex, era su novia, ahí el problema.

- ¿Qué está pasando aquí? – preguntó a ambas Finn.

- Lo que vayas a hacer, no me empujes ahí – pidió Quinn señalando el agujero.

Y él con toda la rabia que pudo cogió una roca enorme – Finn no ¡ - gritaron varios, Quinn abrió sus ojos enormes ante la sorpresa.

- No la vas a golpear ¡ - dijo Rachel delante de Quinn, ambas sentadas en el piso.

- Ahhhhhhhhhhhhh ¡ - gritó Finn arrojando la roca hacia el agujero – ayúdenme a cubrir ese agujero hijo de puta, ya hablaremos después Rachel – pidió y ella asintió apartándose de Quinn, ya que tampoco iban a tentar su suerte, ambas no querían provocarle.

Puck y Sam cargaron rocas afines para cubrir esa entrada y nada caiga por ahí, sería una tortura.

Cubierta esa entrada, todos se abrazaron, agradeciendo que ya estaban fuera, esa era una satisfacción maravillosa, varios lloraron de felicidad, después de aquel confort, todos miraron que estaban en la ladera de una montaña - ¿alguno tiene señal? – preguntó Puck y pues no.

- ¿Por dónde estacionaste Finn, te acuerdas? – le preguntó Rachel.

Finn demoró un poco para orientarse, sólo la luna los iluminaba.

- Creo que es por allá – señaló una montaña adjunta, tendrían que bajar, y volver a subir, para luego bajar otra vez.

- ¿Y tú por qué sonríes? – preguntó a Quinn, Santana.

- Porque incluso si Finn se equivoca aquí, no importará, ya estamos fuera, si demora más, bueno, que se va a hacer.

- Eso es cierto – replicó Sam con una gran sonrisa.

Puck cargó a Matt tipo caballito para ayudarle a bajar, Sam a Quinn, Santana tomó la mano de su novia, Finn la de Rachel – miren bien, apunten la linterna al suelo – pidió Rachel, ya que sería horrible volver a caer ahí por alguna grieta y revivir aquel infierno.

Todos muy paranoicos checaron el camino al descender lentamente, no importa si demoraban más, lo importante era no volver a caer por ahí.

Quinn pensó que, si cayera, no habría forma que sobreviviese una hora más ahí.

Cerca de las 2am, llegaron a la base de la montaña más pequeña – ahí está la entrada – dijo Quinn caminando hacia ahí.

- Quinn ten cuidado ¡ - gritó Rachel.

- No voy a entrar, sólo, no quiero que nadie más vuelva a entrar ahí. Mierda – soltó al pie de la misma.

- ¿Qué pasó? – preguntó Santana corriendo a su lado.

Y se quedó con la boca abierta, al igual que varios, la entrada que se había derrumbado, haciendo imposible que regresen, en ese punto, estaba muy abierta y libre, al igual que ellos la encontraron.

Como si esas criaturas hubieran despejado la entrada cavando atravez de ella, para su siguiente víctima, indicando que sí, tenían algo de inteligencia y cazaban en grupo, usando diversas tácticas.

El miedo recorrió la columna de Quinn - ¿acaso soñé todo? – casi se desmaya de puro susto, Puck que estaba detrás de ella, le cogió para que no caiga.

Los chicos se quedaron mirando todo tontos, embobado, la entrada estaba muy libre, cualquiera que entrara moriría o peor.

¿Peor que morir?

Ser destrozado a pedazos por esas criaturas, fácilmente podían torturar a la persona hasta que muera por hemorragia o un paro cardiaco, comiéndola a trocitos por vez.

- Tranquila Quinn, sólo vamos con las autoridades y le decimos todo y listo.

- Si le decimos nos mandarán a un puto psiquiátrico, no harán nada con esta mierda – soltó enojada, de manera muy cruda, eso era verdad, la encerrarían y tirarían la llave.

- Tiene razón, jamás nos creerán – Matt.

- ¿Entonces? ¿cómo vamos a explicar lo de Matt, lo de Quinn? – Finn confundido, rascándose con una mano la cabeza.

- Mis arañazos parecen cortadas, Matt se pudo caer de algo alto y quebrarse la pierna.

Todos los discutieron, Quinn se cerraba en banda a decir que se habían perdido, encontrado esas criaturas.

- Policía, policía, nos perdimos en una cueva, con criaturas parecidos a niños, sin ojos, sin pelo, grandes orejas, narices gruesas, un apéndice con una luz verde brillante, con tres garras en lugar de manos y pies que nos emboscaron para matarnos, cogimos varios fémures de gente atrapada que nadie supo y los destrozamos, ah y al final de escapar, vi un adulto del triple de tamaño que, aunque no tenía ojos, en ese espacio se veía un rojo intenso color del infierno. Sí claro, ¿Qué crees que me pase si digo eso Rach? – preguntó Quinn - ¿a todos?

Eso gritaba "LOCURA" en toda su extensión.

Si no le creían, terminaría en un psiquiátrico toda la vida.

Si le creían, por tener información de la ubicación de esas criaturas, pudiera que acabara muerta, ya sea por los involucrados o porque la obligarían a volver a esa maldita cueva.

Por dónde lo pensara, ella perdería.

Finn, Rachel, Santana, Brittany, Puck, Matt y Sam le miraban preocupados, Quinn se veía muy ansiosa, como si fuese a perder la cabeza.

- Algo tenemos que hacer – replicó Puck – cualquiera puede entrar y pasarle lo mismo que nosotros o peor.

Y mientras hablaba Quinn se fue a su carro, a unos metros más allá, en una pampa.

- Quinn ¿dónde vas? – pidió Rachel.

- Ya perdió la cabeza – replicó Santana al mirar cómo se subió a su auto y condujo hacia allá.

- Quítense todos ¡ - gritó.

- Se volvió loca – soltó Finn.

- Finn ¡ - le retó Rachel.

Finn la cogió por la cintura y la apartó del peligro, todos se apartaron.

Quinn condujo con mucha velocidad dispuesta a estrellarse a la entrada de la cueva – Ahhhhhhhhh ¡ - gritó cuando la mitad de su auto se metió ahí, haciéndose daño al estallar el parabrisas, la bolsa de aire, así como un latigazo vertical.

- Estás jodidamente loca ¡ - gritó Santana acercándose a Quinn, tratando de mirar que estaba viendo ella, quién estaba muy pálida.

Al otro extremo del auto, le miraba ésta criatura.

A Quinn le recorrió un corrientaso por su columna por el miedo, por el terror puro.

¿Y si ésta criatura le tomaba de su brazo y la llevaba con ella?