Las inseguridades de Draco permanecen latentes, sin embargo eso no impide que tome la iniciativa, claro, Harry estará más que dispuesto a mantener una relación con ella.
Gracias por continuar leyendo esta historia. Este es el último capítulo, espero sea de su agrado.
Noviembre de 2010
Algunos ex compañeros de equipo de Harry junto con otro gran grupo de aurores se mostraban reticentes a aceptar a Draco como parte del equipo, a pesar de que la mayoría del tiempo se la pasaba en su laboratorio, no participaba activamente en las misiones y sólo le pedían su opinión cuando se requería del análisis de alguna sustancia.
Sin embargo, Draco era buena en lo que hacía y la mayoría de los aurores reconocieron eso. Por lo cual Harry estaba satisfecho, no sabía hasta dónde habría sido capaz de llegar por proteger a Malfoy de sus colegas.
─ Harry ─Cromwell apareció en la entrada de su oficina─, el suministro de multijugos se ha terminado, iré con Malfoy para que me dé otra dote.
Harry se puso de pie inmediatamente, como si hubiera sido impulsado por un resorte.
─ No, yo iré.
Cromwell pareció confundido.
─ De todos modos tengo que hablar con Malfoy de algo importante.
Y sin dar más explicaciones salió de su oficina y se dirigió directamente al área de laboratorios.
Quería ver a Malfoy, ¿a quién engañaba?
Resopló frustrado.
Ya era hora de hacer algo al respecto.
«Después de que Malfoy me de las pociones le invitaré a cenar. Sí, una cena elegante, de ese tipo a las que ella está acostumbrada».
Con convicción, entró al laboratorio.
Vio a Malfoy de espaldas, su cabello rubio platinado estaba atado en una coleta alta. Seguramente porque hacía mucho calor en el lugar.
─ Malfoy. ─llamó.
Draco permanecía concentrada en la poción que se cocinaba en el caldero. Estaba tan entretenida con eso que no se dio cuenta en qué momento Potter se acercó.
Por su parte, Harry llamó dos veces a Malfoy, asegurándose de emitir el nombre en un tono más elevado la segunda vez.
— Malfoy, vine por la ración de pocio... —en ese momento, Draco se dio la vuelta y exclamó una maldición al ver que a sólo unos cuantos centímetros de distancia se encontraba Potter.
» Lo siento, no quise asustarte. —Se apresuró el moreno a tranquilizarla, y levantó las manos mostrando las palmas de sus manos para confirmar que no tenía malas intenciones.
Por supuesto, Draco sabía que Potter no tenía malas intenciones, era sólo... La situación. Potter estaba muy cerca, tan cerca que podía apreciar con claridad los grandes y expresivos ojos verdes que poseía el mago.
Harry también fue consciente de Draco y lo cerca que se encontraban. Discretamente inhaló el aroma a salvia que la rubia desprendía.
Se lamió los labios resecos y por acto reflejo miró los de la rubia, y a pesar de que de inmediato desvió la mirada Draco alcanzó a verlo.
— Yo... —susurró Potter.
Y antes de que se arrepintiera de tener pensamientos indecorosos sobre Draco, ella se abalanzó sobre él, plantando sus suaves labios sobre los agrietados de Potter.
Al principio se sorprendió y permaneció quieto, pero conforme el beso se extendió su cuerpo se relajó.
Draco envolvió sus brazos al rededor del cuello del hombre y mientras movía los labios sintió que los fuertes brazos del auror se posicionaban alrededor de su cintura. Abrió la boca para animar a Harry a introducir la lengua. Cuando este así lo hizo gimió complacida.
Todo iba excelentemente bien, ─se sentía muy bien, incluso la barba del auror era suave─, hasta que Harry rompió el beso, Draco tomó un par de bocanadas de aire rápidamente antes de volver a chocar su boca contra la contraria, pero Harry desvió el beso, concentrándose en presionar suavemente sus labios a lo largo de la mandíbula de la rubia.
— Espera... —jadeó Harry.
Draco quiso continuar, besarlo en la boca como hace algunos minutos lo hizo, pero Harry volvió a pedirle que esperara.
Draco sintió que había hecho mal, ahora podía afirmar con certeza que había interpretado erróneamente el comportamiento de Potter, así que se detuvo y se separó lentamente del moreno.
Y estaba a punto de echar a Potter del laboratorio cuando este habló.
— Lo siento, no quiero que malinterpretes esto, yo solo... Quiero hacer las cosas bien. —Y tomó la mano de Draco la cual llevó hasta su boca para besarle los nudillos.
A pesar de que se había besado con pasión hace tan sólo un momento, ese simple beso en su mano hizo que se sonrojara y se sintiera tímida.
— Una cita —continuó balbuceando el auror. Y esperó a que Draco dijera algo, pero no podía hablar, estaba anonadada, esto no era lo que esperaba cuando decidió lanzarse sobre Potter—. Déjame llevarte a cenar.
Draco, después de varios minutos de turbación al fin aceptó, pero sólo con un asentamiento de cabeza.
— Bien, gracias. —dijo Harry, de inmediato su boca se curvó para mostrar una gran y resplandeciente sonrisa.
Se dio la vuelta, dio un par de pasos y luego volvió. Cogió nuevamente a la rubia por la cintura mientras la besaba con excesiva energía.
Draco cerró los ojos y se entregó completamente al beso. Si esto sólo era algo pasajero para Potter, ella lo iba a aprovechar al máximo.
— No debiste besarme —dijo Harry entre besos.
Draco frunció el ceño.
— ¿Por qué... no? —jadeó entre los besos.
— Me has hecho adicto a tu boca. —Confesó el muy descarado.
— Así que... ¿Dónde está el suministro de pociones? —preguntó Cromwell mientras lo veía entrar a su oficina.
Harry, quién sonreía como bobo, parpadeó repetidas veces y luego miró fijamente al otro auror.
— ¿Qué? —dijo confundido.
— Fuiste al área de pociones por el suministro de pociones multijugos... O eso creo. —esta vez frunció el ceño.
— ¡Ah, sí! —al fin recordó a qué había ido a piso inferior— Me desvié y ya no fui. Te lo encargo, Cromwell.
Y dicho eso pasó de largo, le hizo una seña para que se retirara y al escuchar que la puerta se cerraba al fin se permitió nuevamente sonreír.
Diciembre de 2010
─ Así que estás saliendo con Potter ─dijo Pansy antes de tomar un puñado de palomitas de maíz y metérselos a la boca de manera tan poco refinada, tal como si nunca hubiera vivido en una mansión llena de sangre puras.
─ No estamos saliendo ─respondió sin apartar la mirada del televisor.
─ Sí están saliendo. ─Canturreó Pansy.
─ Di lo que quieras. ─No iba a aceptar nada a la primera, mucho menos cuando se trataba de Pansy Parkinson.
─ Cenas, regalos, invitaciones al cine, definitivamente hasta los tontos Gryffindor saben que están saliendo.
Y ese fue el momento en que Draco resopló y dejó de mirar la película. Se acomodó hasta quedar de frente a Pansy antes de hablar.
─ Sí, estamos saliendo, pero no quiero que esto se convierta en algo serio.
─ ¿Qué? ─exclamó la pelinegra sorprendida─ ¿Estás saliendo con Harry Potter, el hombre más cotizado del mundo mágico, y dices que no quieres algo serio?
De pronto Draco pareció demasiado cansada.
─ Lo sé. Es sólo que no estoy segura de lo que siente Potter por mí.
─ ¿Estás loca? ─gimoteó─ Potter está loco por ti.
─ ¿Cómo lo sabes? ─cuestionó a la defensiva.
─ Sólo hay que ver cómo te mira para darse cuenta. Es decir, te mira como si no existiera nada más en el mundo más que tú.
Draco gimió frustrada.
─ ¿Y qué importa eso?
Pansy iba a decir algo, pero al ver la cara de angustia de la rubia, prefirió quedarse callada y dejar que explicara lo que sentía.
─ Potter y yo no hemos llegado más allá de besarnos y tomarnos de la mano, pero… ¿qué pasará cuando quiera algo más? ¡Por Merlín! Es un ser humano, tiene ciertas necesidades…
Permaneció en silencio por algunos segundos.
─ Me gusta Harry, me gusta mucho y quiero, deseo que me quiera por quien soy y como soy, porque así es como me quiero a mí misma, pero no sé si eso será posible. No confío en que Harry sepa realmente en qué se está metiendo al querer estar conmigo.
─ No sé qué decir ─dijo Pansy con frustración.
Draco le sonrió, esperando que con eso ella no se sintiera comprometida.
─ No tienes que decir nada. Esto es algo que debo resolver por mí misma.
─ Aun así, Draco, sólo quiero que seas feliz y si yo puedo hacer algo para que sea posible, te aseguro que lo haré.
La cena de fin de año era una tradición en el ministerio. Todos los empleados del lugar asistían y compartían una serie de tradiciones muy propias de la comunidad mágica.
También era una tradición llevar pareja.
Y Harry le había pedido a ella que fuera su pareja. A Draco Malfoy de entre todas las mujeres que pudo elegir.
Sí, se sentía feliz, pero al mismo tiempo se sentía frustrada. No quería continuar con esa relación que sabía no llegaría a ningún lugar. Sin embargo, tampoco quería alejarse de Harry. Tal vez si no se tratara de Harry Potter todo podría ser más fácil, pero no, la vida una vez más la ponía a prueba.
Aun así, aceptó la invitación.
Pansy, encantada, le ayudó a elegir un vestido para usar.
─ Rojo, tienes que usar rojo y… ─miró a su alrededor buscando entre las bolsas que había llevado al departamento de Draco─ medias de seda negra. Tus piernas serán un pecado con seda negra.
La rubia no pudo evitar reírse, su amiga era tan comprometida cuando se trataba de la moda. De pronto recordó esa tarde, cuando le hizo usar el primer vestido de su vida, ese de flores color palo de rosa, muy al estilo francés.
La nostalgia le invadió por breves segundos, parpadeó repetidas veces para evitar llorar.
─ Este ─dijo Pansy─, este vestido es perfecto.
Y le mostró un vestido de seda rojo, con un corte lateral a medio muslo, de tirantes y un prominente escote.
─ Nunca me había sentido insegura con el tamaño de mis senos, pero tú, Pansy Parkinson harás que comience a hacerlo.
Pero Pansy negó con la cabeza.
─ No, no, no. ─Seguía negando con la cabeza─. El escote es perfecto para ti, ya lo verás, tienes que confiar en la profesional.
Draco asintió y tomó el vestido junto con las medias que le ofreció para ponerse las prendas.
─ Tenías razón ─dijo varios minutos después.
Pansy estaba complacida.
─ Y ahora, el toque final.
Y sacó un estuche con una gran cantidad de collares, pulseras y aretes.
Draco miró impresionada, mientras Pansy elegía
─ Estos combinarán perfecto con tus ojos. ─Acto seguido le mostró un collar de plata trenzado, un par de aretes que hacían juego con el collar y un broche para el cabello que pertenecía al mismo juego.
Cuando Draco vio la cara que puso Harry al verla entrar al salón supo que Pansy tenía razón. Porque no está demás decir que Harry parecía haber sido golpeado por un petrificus totalus, dejándolo en una expresión muy vergonzosa; con la boca abierta y los ojos desenfocados.
Sintiéndose más segura de sí misma caminó en dirección al moreno.
─ ¡Wow! Es que… ¡Wow, estás hermosa! ─Eso es lo más que pudo expresar.
─ Gracias, tú también luces bien ─dijo con una sonrisa.
Harry se miró a sí mismo y luego se pasó las manos por el smoking, como si intentara desvanecer arrugas inexistentes.
─ ¿En serio?
Draco asintió entre risas.
─ Sí, Harry, te ves bien. ¡Oh! Ahí están Theo y Granger, vamos.
Fueron a saludar a sus conocidos y charlaron con varios personajes importantes como el ministro y varios miembros del Wizengamont. Harry y Draco bailaron casi toda la noche y Draco sintió como si fuera el personaje de ese cuento muggle Cinderella, aunque no tenía una madrastra malvada ni era el elfo doméstico de sus hermanastras. Realmente la noche estaba siendo perfecta, pero no todo puede ser miel sobre hojuelas.
— Iré a los baños. —Avisó Harry, Draco asintió y lo observó alejarse.
Cuando Harry desapareció de su vista fue que se dio cuenta de que estaba sola.
Theo estaba bailando con Granger y el resto de sus conocidos se encontraban de igual manera bailando o sumergidos en sus propias charlas.
Lo mejor sería esperar a que Harry regresara, así que se mantuvo en su lugar. Y mientras esperaba. Un hombre vestido con una túnica elegante se acercó.
Draco le sonrió ligeramente a modo de saludo cortés, pensando que el hombre pasaría de largo, pero no lo hizo, en su lugar, se plantó frente a ella, parecía molesto, lo cual la inquietó.
─ Así que te apareces después de muchos años, pretendiendo ser una persona inocente, pero tu descaro fue más allá que el de Lucius Malfoy, seguro que ahora mismo debe estarse retorciendo de ira al saber que su hijo se convirtió en un asqueroso maricotas. Si prefiriera permanecer en Azkaban que salir para ver la vergüenza en que te has convertido, no lo culparía.
Obviamente el tipo estaba borracho y era un idiota, no valía la pena escucharlo, y aun así no pudo evitar sentirse herida.
─ ¿Me oíste mortífago? ¿Piensas que por arreglártelas para manipular a Harry Potter todos los demás olvidaremos lo que hiciste?
Levantó la mano con la clara intención de golpearla.
─ ¡Ni siquiera mereces ser hechizado, eres una escoria!
Entonces Hermione y Theo se dieron cuenta de lo que ocurría y se apresuraron a cruzar el salón para llegar hasta a ella, pero no iban a ser lo suficientemente rápidos para evitar que el hombre la abofeteara.
Un fuerte sonido resonó en todo el salón. Los que no se habían dado cuenta del escándalo fueron alertados ante el jadeo de los que sí habían visto toda la escena.
─ La única escoria en este lugar eres tú —dijo Harry quién tenía la mejilla marcada al haberse interpuesto entre Draco y ese hombre.
─ Yo… Lo siento —balbuceó, de pronto parecía que la borrachera se le había bajado.
─ Lo sientes porque se trata de mí, si hubieras golpeado a Draco no lo harías —habló con voz severa—. ¡Largo de aquí! Vete antes de que haga algo de lo que no quiero arrepentirme.
El hombre salió huyendo con expresión aterrorizada, incluso tropezó con las personas en su camino por su afán de escapar lo más rápido posible.
─ ¿Estás bien? —preguntó Hermione en cuanto el hombre se fue─ ¿Por qué has dejado que te abofeteara?
Harry asintió y sonrió.
─ Quería darle una lección. ─Volteó a ver a Draco para decirle que estaba bien, y cuando lo hizo, su sonrisa se desvaneció.
Draco estaba muy seria, incluso parecía furiosa.
─ ¿Draco? —preguntó preocupado.
La rubia se dio la vuelta. No quería estar allí. Se sentía sofocada, de pronto había demasiada gente y el hecho de que todas les estuvieran observando, era demasiado, simplemente no podía, no lo resistía.
Y a pesar de que lo sabía, aun así, se sorprendió cuando Harry la siguió.
─ No me sigas. —Ordenó furiosa, pero claro, Potter hizo caso omiso.
─ Sé que eso fue terrible para ti, pero por favor, no hagas esto.
─ ¿Qué es exactamente lo que no debo hacer, Potter? —preguntó deteniéndose y girando a ver al moreno.
Harry pareció sorprendido al verla tan enfadada, hace tantos años que no la veía así.
─ Yo… Es sólo que, cuando estás así, cuando las emociones te sobrepasan tiendes a huir.
─ No, no es verdad.
Harry se acercó cuidadosamente hacia ella.
─ Lo es, es verdad. Sé que no es fácil, fuiste educada de esa manera, pero por favor no te encierres en ti misma, permíteme estar contigo, no quiero volver a verte llorar.
Draco sabía de qué hablaba, de ese día en los baños de niñas, dónde tuvieron una pelea y Harry la golpeó con un sectupsempra.
─ Ese día casi muero.
Harry le abrazó, al fin había logrado llegar hasta ella.
─ Lo siento, Draco. Siento tanto haberte hecho eso, no era mi intención, no quería matarte, no sabía lo que ese hechizo hacía, no sabía. Cuando vi lo que te hizo no pude resistirlo, mis piernas no podían mantenerse firmes y caí de rodillas junto a tu cuerpo y lloré, lloré de angustia, porque no quería herirte, no así, no sabía lo que ese hechizo te haría, no era mi intención, lo juro, no sé qué habría sido de mí si te hubiera perdido.
«Por favor, Draco, créeme, no quería hacerte daño. Nunca te haría daño, te quiero, te quiero demasiado.
Algo en su relación había cambiado.
Después de aquella noche en la fiesta del ministerio, Draco sentía que estaban más cerca que nunca y era horrible porque eso significaba que estaba al borde del enamoramiento, y no quería enamorarse de Harry Potter. No era correcto. Pero Harry era tan distinto a lo que había creído, no era presumido, ni buscaba la atención de la gente, ni la odiaba como tanto tiempo había creído. En cambio, Harry era amable, cariñoso, gracioso, leal y principalmente, le había dicho que la quería, ¡a ella, por el amor a Morgana!
Se encontraba tan frustrada, tenía que hablar con alguien, escuchar algún consejo, pero sus amigos de Inglaterra no podrían entenderla, incluso Pansy que siempre sabía que decir ante cualquier situación no tenía idea de qué aconsejarle.
De pronto Morgana iluminó su mente y Draco supo con quién tenía que hablar.
La persona que la guio y le brindó apoyo en el momento culmine de su vida.
Así que usó sus primeros días de vacaciones de fin de año para ir a Ámsterdam.
Carmina estaba feliz de verla, ella y todas sus amigas casi hicieron una fiesta a su llegada, pero Draco lo impidió. Necesitaba hablar con Carmina y eso requería privacidad.
─ ¿Por qué te sientes tan insegura?
─ No sé, tal vez porque no estoy acostumbrada a esto, a vivir el amor tal como lo viven la mayoría de las personas. Es que… el amor nunca ha sido algo fácil para mí. Mi padre me enseñó que las emociones como el amor son solamente aptas para vivirlas en privado, para mí misma. Así que toda mi infancia y adolescencia fue difícil. Amo a mis padres, con todo mi corazón, sí, incluso al bastardo de mi padre, pero ese amor se convirtió en algo tan doloroso; el dolor y muerte que ese amor provocó es un peso que sigo cargando hasta la fecha.
Carmina asintió, indicando que comprendía a qué se refería. Mientras escuchaba a Draco entendió que, para la rubia, el amor era como una piedra dura y fría alojada en su pecho, la cual golpeaba y golpeaba con tanta fuerza que dolía.
─ En cambio, para Harry es tan distinto. Lo ha vivido de manera tan diferente, a pesar de que también ha sido doloroso, también ha recibido un amor cálido y suave. Sabías que su madre dio la vida por el amor que sentía por él, protegiéndolo así de ese de quien mi padre jamás me protegió. ─No pudo continuar hablando porque sintió un nudo en la garganta y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Carmina se apresuró a llegar hasta ella y la acogió en un cálido abrazo.
─ ¿Qué te parece si reinventas el amor?
Draco se secó las lágrimas y la miró con expresión confundida.
─ Me dijiste lo que el amor te hizo hacer en el pasado. Arriesgaste tu vida por proteger a aquellos que amas y en el proceso, otras personas murieron y muchas otras sufrieron. ─Draco asintió─. Ahora céntrate en la actualidad, piensa y concéntrate, cierra los ojos y responde ¿el amor que sientes por Harry en qué daña a los demás?
Draco hizo lo que Carmina le dijo, inhaló profundamente y luego dejó salir todo el aire. Se concentró en lo que Carmina le preguntó: ¿cómo podría afectar su amor por Harry al mundo?
─ Ese amor es algo que únicamente les concierne a ti y a Harry, ¿no es así?
Draco asintió.
─ Draco, ahora pregúntate lo más importante, ¿cómo se siente el amor de Harry?
Draco se concentró y pensó en todo. En ese día, cuando vio a Harry delgado y desalineado en la tienda de túnicas, parecía tan confundido. En ese tiempo no lo había comprendido, pero ahora sabía que se debía a que Harry no conoció el mundo mágico hasta los once años. Recordó el día que le ofreció su amistad y Harry la rechazó, había estado tan resentida por eso durante los últimos diecinueve años, después pensó en sus riñas, sus burlas, los momentos dolorosos y de los cuales mutuamente se regodearon. Al final, Harry estuvo a punto de asesinarla y aun así había llorado arrodillado a su lado, pidiendo ayuda, sintiéndose aliviado cuando Snape apareció. Draco no lo hubiera creído si Harry se lo hubiera dicho antes, pero la última vez que hablaron, que se confesaron tantas cosas, le creyó. Y era Harry quien le sonreía y le miraba como decía Pansy, como si no existiera nadie más que ella en el mundo.
Entonces lo supo, el amor de Harry era el calor de un fuego acogedor después de una larga y fría tormenta. Como una suave manta envuelta alrededor de los hombros. Una taza de chocolate caliente en una tarde fría de invierno. Era el aroma del pasto mojado después de una impetuosa lluvia por la tarde. Eso era el amor de Harry, era el amor que el auror sentía por ella.
─ Se siente bien, se siente cálido, es suave y me hace sentir feliz.
En el momento en que Draco vio a Harry esperándola en la terminal de trasladores su corazón se aceleró.
Harry llevaba un ramo de tulipanes rojos. Y sonreía de oreja a oreja mientras que sus ojos verdes brillaban con felicidad.
Y Draco lo supo, tuvo la certeza de que Carmina tenía razón, por un amor que le hacía sentir tan feliz, tan cálida, tan preciada, valía la pena arriesgarse.
«Muy bien, Draco, tú puedes hablar con él», se dijo antes de asentir con seguridad y caminar en dirección al moreno.
─ ¡Bienvenida a casa! —mencionó el auror sin pensar en las implicaciones de la frase— ¿Quieres que vayamos a mi casa? Copo te espera allí, lo llevé a mi casa porque no se sentía bien estar en tu departamento, tu aroma estaba por todas partes y simplemente terminaba extrañándote…
Draco lo silenció con un beso.
─ Sí, te extrañé demasiado ─confesó Harry, a pesar de que parecía nervioso─. Compré unas películas y me gustaría que las viéramos juntos.
Desde la primera vez que Harry le había ofrecido ir a su casa había pasado bastante tiempo, de hecho, Draco no había querido ir porque había escuchado que el lugar donde Harry vivía era la antigua casa de los Black. Por lo que recordaba era lúgubre y siniestro, así que no. Pero en esta ocasión tal vez no sería tan malo, además quería ver a Copo.
─ No suena tan mal desvelarme viendo una película si eso involucra palomitas de maíz.
Harry sonrió.
Se aparecieron frente al número 12 de Grimmaul Place, como era algo tarde no se preocuparon porque algún muggle los pudiera ver.
─ Nott me sugirió que mejorara la casa, así que han estado remodelándola… ─explicó Harry mientras entraban, con clara intención de justificar el hecho de que algunas secciones de la casa permanecían cerradas.
Draco asintió comprensiva.
─ Theodore sabe lo que te conviene, es bueno que por una vez hayas escuchado a alguien que sabe de lo que habla.
Subieron a la habitación de Harry, que era uno de los lugares recientemente remodelados y tenía un televisor junto con un DVD. Además, Copo también estaba durmiendo allí.
─ ¡Oh, Copo! ¿Me extrañaste?
El huroncito saltó de su cama, la cual estaba colocada en una de las esquinas de la habitación, corrió hasta llegar a Draco y jugueteó con ella, claramente estaba feliz de verla y ella también estaba sumamente feliz, lo había extrañado tanto.
─ Eso definitivamente es un sí. ─Apuntó Harry al ver tan motivado al animalito.
Draco sonrió encantada.
Y pensó que por primera vez en mucho tiempo se sentía bien, estaba completamente feliz y tranquila.
─ Entonces… ¿Qué películas compraste? ─preguntó cuando Copo volvió a su cama y se quedó dormido.
─ Ehhh… ¿qué te parece si nos cambiamos y luego le echas un vistazo a los títulos? ─ofreció Harry mientras frotaba los dedos en la parte trasera de su cabeza.
─ Me parece bien. ─Aceptó mientras corría a su maleta para sacar su ropa de dormir.
─ ¡Genial, haré que Kreacher traiga las palomitas! ─exclamó Harry antes de que Draco cerrara la puerta del baño.
Estaban viendo una película de comedia.
Los muggles habían inventado cosas tan entretenidas.
Draco soltó una carcajada ante una escena sumamente vergonzosa.
─ Me duele el estómago de tanto reír, ¿a ti no? ─preguntó sin apartar la mirada del televisor.
Esperó unos cuantos segundos a que Harry le respondiera y cuando no lo hizo lo miró con el ceño fruncido. Estaba muy dispuesta a reclamar que ignorara su pregunta, pero al mirarlo no pudo hacerlo, pues el moreno la estaba mirando tan fijamente que se quedó muda.
─ ¿Pasa algo? ─cuestionó al darse cuenta de que Harry no decía nada.
Él solamente negó con la cabeza.
─ ¿Y por qué me estás mirando tan fijamente?
Él volvió a negar. Eso comenzaba a hacerla sentir frustrada.
─ Potter, dime de una maldita vez en qué estás pensando o de lo contrario te hechizaré las pelotas.
Harry emitió una sonora carcajada.
─ Te lo advierto, Potter…
─ Lo siento, lo siento ─se apresuró a calmar el auror─. Sólo te estaba mirando reír y pensé en los años en Hogwarts, siempre que reías así, era porque te estabas burlando de mí, pero ahora que no es de mí de quien te burlas, realmente me parece… adorable.
─ ¿Adorable? ─Harry asintió─ ¿Yo te parezco adorable? ─volvió a asentir─ ¡Voy a demostrarte que no soy para nada adorable! ─sentenciando de ese modo a Harry echó las palomitas a un lado y se abalanzó sobre él con la clara intención de luchar contra el auror y someterlo, pero claro, Harry era mucho más fuerte así que no le costó mucho trabajo ganar ventaja y lograr ser él quien sometiera a la rubia, dejándola tendida sobre la cama. Cuando Draco pataleó y golpeó para librarse del agarre, Harry hizo una maniobra para contenerla con el peso de su propio cuerpo.
La rubia terminó por cansarse y dejó de moverse, únicamente su respiración agitada provocó que su pecho se moviera de arriba abajo.
Harry estaba riendo, divertido por la forma en que Draco intentó atacarlo.
─ ¡Eres un idiota! ─exclamó, e hizo un puchero, estaba molesta, en serio quería ganarle a Harry.
Lo miró directamente a los ojos para decirle unos cuantos insultos más, pero los intensos ojos verdes fueron demasiado para su ira, la cual se desvaneció de inmediato.
Ambos estaban muy cerca, sus respiraciones agitadas se mezclaban y el calor de sus cuerpos se filtraba y expandía por sus pieles.
Draco sabía que ese era el momento de inflexión. Aún no había hablado con Harry seriamente, pero si las respuestas a sus dudas eran las correctas, entonces este momento, el que vivirían ahora, sería especial, tal y como lo deseaba. Así que cuando Harry desvió la mirada y la centró en sus labios y luego se inclinó lentamente con la clara intención de besarla, se dijo a sí misma que se arriesgaría. Cerró los ojos y esperó a que los labios de Harry tocaran los suyos. El beso inicial fue suave y lento, muy dulce y cálido. Sin embargo, poco a poco la excitación que ambos comenzaron a sentir hizo que el beso evolucionara a uno más intenso.
Entre el besuqueó, se sintieron acalorados, por lo que comenzaron a quitarse las prendas hasta que llegó el momento de quitarse la ropa interior.
Draco cerró los ojos y respiró profundamente, deslizó lentamente la prenda de encaje verde por sus piernas, volvió a tomar una fuerte bocanada de aire antes de abrir los ojos. Necesitaba ver la expresión de Harry, saber qué estaba pensando.
Lo miró fijamente, Harry estaba mirando su cuerpo desnudo.
Después, fijó sus ojos verdes en los ojos de Draco y se acercó para besarla, de nuevo de manera dulce y suave.
─ Eres perfecta. —dijo, cuando abandonó sus labios.
Draco le sonrió.
─ ¿A pesar de las cicatrices?
La expresión de Harry cambió, ahora parecía triste y arrepentido.
─ Lo siento mucho, yo no quise…
─ Lo sé, no quisiste lastimarme. En serio, Harry, ya te perdoné por eso.
─ Gracias ─dijo antes de volver a besarla.
Cuando se separaron para tomar aire, Draco se aventuró a preguntar:
─ Tú… ─inició dudosa─ ¿Sabes qué hacer?
Potter asintió.
─ He investigado.
Draco no pudo evitar sonreír.
─ Entonces continuemos. ─Animó antes de besar a Harry, quien correspondió por breve tiempo al beso, pues pronto separó sus labios para dedicarse a explorar otras partes del cuerpo de la rubia, pero Draco estaba sumamente excitada, quería llegar al final lo más pronto posible, lo necesitaba y ansiaba demasiado, pero parecía que Harry estaba dispuesto a tomarse todo el tiempo del mundo y en el proceso cuidaba de no lastimarla en ningún sentido, así que desesperada, decidió hacerle saber que no era necesario pensárselo tanto.
─ Harry, no tienes que ser tan cuidadoso conmigo, no me voy a romper.
─ Lo sé —dijo mientras besaba sus nudillos—, sólo quiero demostrarte cuan valiosa eres para mí.
Draco comenzó a lagrimear.
─ ¿Pasa algo malo? ¿Dije algo inapropiado? —Harry estaba alarmado.
Ella negó con la cabeza mientras le ofrecía una sonrisa, esperando que eso lo tranquilizara, pero al continuar viendo esa expresión de desconcierto decidió explicarse un poco:
─ No es eso, es sólo que estoy… es-toy feliz. ─susurró al final.
─ ¿Qué? ─preguntó arrugando el entrecejo.
─ Detente, deja de fingir que no me has escuchado. ─Reclamó expulsando una carcajada.
Harry también comenzó a reír.
Y rieron hasta que quedaron saciados, entonces volvieron a estar serios, mirándose fijamente, admirando mutuamente lo sorprendentes y hermosos que creían que eran los ojos de su pareja.
─ Sé que tal vez este sea el momento más inadecuado para decirlo, pero no puedo aguantar más. Te amo, Draco, en serio te amo.
Draco atrajo a Harry para besarlo.
Ese era el momento, Harry no estaba asustado ni horrorizado porque la veía a ella tal y como era y la amaba así sin pedir más ni exigir menos. Y ella también lo amaba de la misma manera.
Febrero de 2011
Harry estaba nervioso.
Draco le había pedido que viajara a Francia para que juntos visitaran a Narcissa.
Era un paso profundamente significativo el que iba a dar. Conocer a su suegra no era cualquier cosa.
─ Tranquilo, Narcisa Malfoy te va a aceptar ─dijo Hermione sonriendo─, ¿no es así, Theo?
El mago se encogió de hombros.
─No estoy seguro, Narcissa es tan especial con lo que respecta a esos temas.
Hermione no pudo evitar darle un golpe en el brazo.
─ ¿Y por qué la agresión?
─ Porque estoy aquí, intentando animar a Harry y tú no estás ayudando.
Theo sonrió maliciosamente.
─ ¿En serio? Debo señalar que esa no es la manera correcta de animar a la pareja de la única hija de Narcissa Malfoy.
Hermione lo miró ofendida.
─ Lo lamento, pero es la verdad. Para animar a una persona como Potter necesitas darle lecciones de etiqueta, cambiar su guardarropa y enseñarle temas de verdadero interés, nada relacionado con ser el jefe de aurores ni algo parecido, por tanto, es imposible animarlo.
─ ¡Oye! ─esta vez fue Harry quien estaba ofendido─ Estoy aquí, puedo escuchar claramente todo lo que dices sobre mí.
─Precisamente por eso hago la observación.
─ No puedo creer que cuando señalas mi carencia de virtudes, me pareces realmente irritante y cuando Draco lo hace me siento feliz.
─ No creo que dirías eso si estuviéramos en Hogwarts.
─ No, estoy seguro de que no, pero afortunadamente ya no lo estamos, así puedo amar a Draco sin importar nada.
Theodore entornó la mirada.
Narcissa parecía no querer reconocerle, desde que Harry había llegado había permanecido en un rotundo silencio, de hecho, sólo escuchó su voz al inicio, cuando lo saludó en modo severo, después nada más.
Y ahora los tres se encontraban sentados en la mesita exterior instalada en los jardines tomando el té y comiendo bocadillos, a pesar de que hasta el momento ninguno de los tres había tomado un solo pastelillo.
Narcisa se llevó la taza de porcelana a la boca para dar un pequeño sorbo a su té y luego, con sumo cuidado y lentitud, bajó la taza hasta que quedó colocada en el plato. Ni siquiera un tintineo se escuchó.
Draco, por debajo de la mesa, tomó su mano y le dio un pequeño apretón, sonriéndole cuando la miró. Claramente quería trasmitirle tranquilidad, la cual, cada segundo que pasaba, estaba más lejos de obtener.
─ Muy bien, señor Potter…
─ Harry, llámeme Harry.
─ De acuerdo, Harry ─y de pronto sonrió─. Veo que Draco está deslumbrante; no la había visto así en años, así que estoy segura de que estar con usted es una parte de toda esa felicidad que irradia y le agradezco por eso, por apoyarla y comprenderla, convivir con Draco nunca ha sido fácil.
─ ¡Madre! ─se quejó la rubia.
─ Eres especial, Draco y lo sabes, pero eres tan especial que estaba preocupada de que alguien pudiera lastimarte, sin embargo, has escogido correctamente a tu pareja.
Harry sintió que un gran peso caía de sus hombros.
Junio de 2011
Copo apareció en su campo de visión. Draco lo miró sorprendida, pues llevaba una pequeña caja de terciopelo en el lomo.
─ ¿Qué es lo que llevas allí? —preguntó curiosa.
Se puso en cuclillas y desamarró la caja del animal. Abrió lentamente la caja quedando estupefacta al ver lo que contenía.
─ Entonces… ¿Te gustaría casarte conmigo?
Draco levantó la mirada.
Harry estaba allí, parecía nervioso e inseguro, pero aun así, mantenía una sonrisa en su rostro.
─ ¿Este es tu modo de compensar que no has preparado nada para mi cumpleaños?
Harry empezó a reír, su nerviosismo comenzó a disminuir drásticamente gracias a la impertinente pregunta de la rubia.
─ Te aseguro que tengo preparado algo interesante para tu cumpleaños, y advierto que no ha sido nada fácil, y no, esto es realmente genuino.
Con una sonrisa y la emoción a punto de sobrepasarla, se colocó el anillo.
─ Sí —respondió, por supuesto que sí quería. Harry había sido tan amable, tan comprensivo y la quería tal y como ella era, con todas sus inseguridades, aficiones y su mal genio, a pesar del pasado y todas las heridas que la vida le había dejado—. Sí quiero casarme contigo.
Enero de 2019
─ ¡Felicidades, Draco! ─Hermione la abrazó con fuerza.
─ Gracias, pero ¿no es eso lo que yo debería decirte a ti? ─respondió de manera amable, refiriéndose a que recientemente Hermione había sido elegida como la nueva ministra.
Al pasar el tiempo y por la constante convivencia con Theodore y Hermione, Draco terminó aceptando que la castaña le agradaba. Así es como terminaron involucrándose más e incluso se podría afirmar que eran amigas.
─ Tonterías, este día se trata de ti y tu ascenso como directora de Hogwarts.
─ Sólo porque de pronto Minerva McGonagall quería encontrar un reemplazo.
─ Aun así, pudo haber elegido a cualquier otro miembro del profesorado, pero te eligió a ti.
A veces Granger era tan necia, igual que Harry, igual que Weasley, igual que todos los Gryffindor.
─ Está bien, aceptaré tu cumplido.
En el año 2014 Draco recibió una carta por parte de Minerva McGonagall donde le ofrecía el puesto que antiguamente fue de Severus Snape. Draco no pudo resistirse a rechazar la oferta, siempre había querido seguir los pasos de su mentor y protector, así que inmediatamente aceptó y renunció a su puesto en el Ministerio, aunque con un acuerdo escrito se aseguró de continuar suministrando los gabinetes de pociones del Departamento de Aurores.
Y ahora, la actual directora de Hogwarts le había ofrecido su puesto, así sin más. Sin duda representaba una responsabilidad enorme, pero parecía que todos sus conocidos confiaban en que Draco era perfecta para el puesto, principalmente Harry, quien al ver su incertidumbre le hizo ver que tan beneficioso sería que fuera la nueva directora de Hogwarts.
«El mundo necesita cambiar, necesita aprender a respetar, a confiar y aceptar al resto tal como somos, ¿y quién mejor que tú para empezar? Qué mejor oportunidad que iniciar en el Colegio, cuando las brujas y magos aún son jóvenes y pueden comprender nuevas formas de ver la vida».
Draco le había respondido que nunca escuchó cuando el profesor Dumbledore le había tratado de hacer entender a ella y a sus amigos que los nacidos de muggles y los supuestos sangre pura eran exactamente iguales, pero Harry supo responder que «sólo tú sabrás convencer a otra persona que es como tú lo fuiste».
Así es como terminó aceptando el puesto.
Octubre de 2021
Draco y Harry estaban disfrutando de sus vacaciones en una pequeña playa de Italia. Disfrutando del sol mientras bebían una refrescante piña colada.
─ ¿Qué tanto me miras, Potter? ─preguntó la rubia al ver que Harry estaba observándola fijamente.
Harry se encogió de hombros.
─ No sé, es sólo que eres muy bonita.
Draco se sonrojó.
─ Por supuesto que lo soy. ─Mencionó tratando de parecer indiferente.
─ Te amo.
─ Idiota.
Harry empezó a reír a carcajadas.
Draco permaneció seria, largo tiempo hasta que de pronto preguntó:
— ¿Cuándo supiste que me amabas?
Harry se desconcertó brevemente, sin duda no esperaba esa pregunta. Después se quedó en silencio y permaneció pensativo.
— Cuando te vi con ese vestido rojo que casi fundió mi cerebro. En ese momento supe que te amaba y me dije a mí mismo que haría que te enamoraras de mí.
Draco dejó salir una sonora carcajada.
─ ¿Te estás burlando de mí? ─reclamó él, fingiendo estar ofendido.
Draco negó sin dejar de reír.
─ No me estoy burlando.
─ ¿Entonces por qué te ríes?
Draco se puso seria, miró a Harry fijamente a los ojos y sonrió.
— No era necesario, Potter, es decir, ¿hacer que me enamorara de ti? Eso no iba a suceder.
─ Quiero recordarte que antes de que nos casáramos admitiste que me amabas.
─ Eso no quiere decir que hayas logrado enamorarme ─y al ver la cara de desconcierto de su esposo agregó: ─, para ese momento yo ya te amaba.
Extra
Este extra queda perdido entre la línea del tiempo de esta historia, dejo a consideración de quien lee colocarla donde más le agrade y crea que encaje bien dentro de la historia.
La lechuza proveniente del ministerio llegó más rápido de lo que esperaba.
Por el tipo de mensaje que contenía, imaginó que tardaría mucho más tiempo en llegar, aunque al pensarlo un poco mejor se dio cuenta que seguramente Harry metió un poco de su influencia en el asunto. No tenía pruebas, pero tampoco dudas.
Dejando sus sospechas de lado se dispuso a abrir la carta.
Venía un breve mensaje por parte del director de Azkaban, donde le explicaba que su carta enviada hace algunos días había sido entregada al destinatario Lucius Abraxas Malfoy, quien había enviado una respuesta casi inmediata, la cual venía adjunta en el sobre.
Draco se apresuró a buscar la segunda carta.
El sobre estaba un poco sucio y manchado, no estaba segura de qué sustancias habían generado las manchas, pero no se detuvo demasiado en pensarlo, simplemente continuó con su prioridad, sacar la carta y enterarse de lo que su padre le había respondido. Con torpeza, logró sacar el trozo de pergamino el cual desdobló sintiendo las manos temblorosas.
Draco
Está por demás decir que no me sorprendió el contenido de tu carta, más me sorprendió que me hayas escrito, porque para ser sincero, llegué a creer que me odiabas y no querías saber nada de mí. Ahora que sé lo que realmente sientes muy a pesar de lo que piensas de mí, debo confesar que estoy feliz, siento que me has quitado un peso demasiado tormentoso de encima. Estoy seguro de que sabes lo significativo que es que te lo diga, puesto que yo jamás me he sentido atormentado por nada, ni siquiera por aquellos a quienes les arrebaté la vida.
Quiero que sepas que por las únicas dos cosas que me arrepiento de mi vida son ponerlas a ti y a tu madre en peligro, y no haber sido lo suficientemente fuerte para protegerlas.
Draco, no sabes lo difícil que es para mí escribirte cuidando de mencionarte como una bruja y no como un mago. Sabes lo que pienso al respecto, han pasado años y sigo reacio a entenderlo, me es complicado y tampoco quiero hacerlo, pero he decidido respetarte, respetar lo que quieres porque te lo debo. Así que debes estar tranquila. ¿Que si me has decepcionado? Quise creer que sí, pero ahora me doy cuenta que yo fui quien te decepcionó a ti. Espero que puedas perdonarme por eso.
Cuídate Draco, disfruta de la vida, a pesar de lo difícil que sea y lo mucho que yo te la haya arruinado. Sabes que jamás lo hice con la intención de perjudicarte. Por el contrario, siempre quise lo mejor para ti porque te amo, siempre te voy a amar.
Lucius A. Malfoy
Gracias por haber leído esta historia. Te invito a que visites la página de facebook "Draco Malfoy Pasivote Muerde Almohadas" y revises nuestro álbum que contiene todas las obras publicadas para celebrar los 20 Años de Drarry en español.
Dragonlytherin
