Difícil es no caer

Por Nochedeinvierno13


Disclaimer: Todo el universo de Shingeki no kyojin es propiedad de Hajime Isayama.

Esta historia participa en "Casa de Blanco y Negro 2.0" del Foro "Alas Negras, Palabras Negras".

Condición: Caer en la tentación.


3

Sexo

Se le secó la garganta cuando lo vio llegar.

Pelo hacia atrás, ojos encendidos, un cigarrillo entre los labios delgados y esa actitud de «me llevo el mundo por delante». Entró como si la casa le perteneciera, se sentó en el sofá y le dio una calada al cigarrillo. Porco Galliard no se molestó en llenar el silencio con falsa camaradería; el aire se cargó de humo y de esa tensión que brotaba cuando sus miradas colisionaban.

Pieck Finger llegó poco tiempo después, envuelta en algodón gris y con una sonrisa en el rostro. Se aferró a su brazo mientras sus bocas se unían en un roce suave y tierno. Ella le susurró una palabra al oído, causando que una genuina risa naciera en él. Eran la viva imagen de la complicidad y la dicha.

Un nudo de celos le apretó el estómago a Reiner Braun, quien era la trampa de ese juego perfecto. Mientras que a Pieck la llamaba «mi novio» frente al mundo, a él lo guardaba en el rincón más oscuro de su habitación, entre el armario y la cama.

Y Reiner se odiaba por no resistirse al deseo que pulsaba en su interior cada vez que lo veía.

«¿Por qué no soy capaz de rechazarlo?» se preguntaba continuamente.

Porco Galliard lo odiaba —un largo historial les impedía empezar de nuevo: la carrera por el Titán Acorazado y el secreto detrás de la muerte de Marcel—; sin embargo, eso no le impedía arrancarle la ropa, ponerle la cara contra la pared y abrirse paso en su interior mientras le mordía el omóplato. Nunca decía nada, sólo gruñía por lo bajo y le dejaba los dedos marcados en la piel.

«Me usa, me descarta y me vuelve a usar. Un ciclo sin fin que yo consiento —pensó. La mano de Galliard se perdió en los mechones azabaches de Pieck, pero sus ojos estaban en él, desnudándolo lentamente—. ¿Por qué no puedo escapar?»

Sabía muy bien la respuesta: Porco Galliard era tentación pura, con sus hombros anchos y sus muslos salpicados de vello color caramelo, y él era un adicto al sexo.

Después de la muerte de Bertolt había pasado por varias camas, buscando un nuevo compañero que satisficiera sus bajos instintos, pero sus sábanas se entibiaron con la llegada de Porco, con quien nunca había tenido una buena relación.

Ése era el punto clave para que su piel se erizara con su cercanía; el sexo no era suave o delicado sino que peleaban por ver quién tenía el control, como si fuera otra forma de explotar su rivalidad.

Pero Reiner sentía que tenía una espina de remordimiento clavada en la conciencia y llevaba el nombre de Pieck Finger. Mientras que Galliard ladeaba la cabeza para que lo siguiera hasta el baño, ella quedó anclada en el sofá, alisando la falda de su vestido y sonriendo de oreja a oreja.

Reiner Braun apuró el trago y se puso de pie.

Una vez más, iba a caer en la tentación.