Disclaimer: La historia es de mi pertenencia, en ella sólo utilizo sin ningún fin de lucro, a los personajes de Naruto, cuyo creador es Masashi Kishimoto. Está prohibido re-suban o adapten esta historia.

Day 02: festival

Rated: k+

Summary: Au. Sakura parecía brillar tanto, como los fuegos artificiales que florecían en el cielo. Fue debido a que le conoció, que el verano de Sasuke se volvió especial.

Na: Sin trama, sólo el cliché del amor de verano.

Inspirado en la canción Summer Dream, de Jung Yong Hwa.

Sin betear, disculpen los errores.


.Summer Dream.

.

Fue con el espectáculo de las luces en el cielo tras ella, que Sasuke se dio cuenta que se había enamorado.

.

.

.

El día era exactamente igual que el anterior.

En esa pequeña provincia, los días pasaban sin muchas variantes. Sasuke había detestado eso los primeros días desde su llegada, pero luego de un mes, ya había logrado suprimir su molestia y aceptado su trágica situación.

Lo único novedoso de ese día, podría decir con seguridad, eran los volantes que comenzaban a adornar algunas paredes y tablas de anuncio. Festival de verano.

Como cualquier otro pueblo, los pequeños festivales de ese tipo era quizá, uno de los eventos más esperados. Antes, Sasuke habría bufado, ¿esto es algo grande? Comentaría con burla. Él estaba acostumbrado a su vida en la ciudad, donde visitar un mediocre festival celebrado en un templo era de lejos algo que consideraría como emocionante, divertido o grandioso.

Pero ahora estaba estancado en ese pueblo donde ni siquiera tenía un internet decente. Ver ese anuncio colorido y mal diseñado, sin duda despertó en él un leve interés.

—¿Quieres ir? —la voz cantarina a su lado le preguntó—. Es probable que no sea algo de tu finísimo gusto, pero podría ser divertido. ¿Qué dices?

Sasuke miró de reojo a la chica. Sakura era, en breves palabras de Sasuke, una molestia. Una molestia mandada del cielo, admitía para sí mismo. Porque si bien al llegar a ese lugar abandonado de Dios y tecnología, siendo arrastrado por sus padres, Sasuke no podía esperar por el momento en que regresara a su casa. Cada día igual de aburrido e insufrible. Un martirio eterno. Y luego le conocía a ella...

Se corregía -luego ella le empujó dentro de un arroyo (¡por accidente!, Sakura se defendía), y desde entonces todos sus días de martirio eran menos aburridos.

Sasuke no le llamaba "amiga". Esa era una palabra muy infantil, y la pelirrosa aún no conseguía los méritos necesarios para que él le considerara así. Solo era alguien con quien podía matar el tiempo.

—¿Y bien? —ella le urgió, cansada de esperar por una respuesta.

Tch, como si quisiera.

Ella bufó.

—Genial. Yo si iré.

Claro que iras, debe ser lo más emocionante que verás. Pensó con aburrimiento. No era tanto culpa de Sakura, sino del lugar donde toda su vida había vivido. Pobre de ella.

Él había esperado que ella le insistiera un poco más, al menos, pero la pelirrosa retomó el paso, sin si quería esperarle, y él se apuró, sólo un poco, en alcanzarle.

—¿Con quién irás?

Porque si no tenía compañía, estaba seguro que le volvería a pedir que fuera con ella. Después de todo, en el tiempo que había conviviendo con ella, Sasuke sabía que la chica no tenía muchos amigos. Y no era como si en ese lugar hubiera demasiado de donde escoger, la verdad. Así, con algo de lástima por su situación, Sasuke se decidió a que le brindaría de su compañía, para que al menos fuera un mejor festival. Sólo tienes que pedirlo, pensó.

Pero ella no lo hizo.

—Iré sola.

Sasuke bufó, y Sakura le miró con algo de molestia.

—¿Qué?

—Es algo patético, solo eso.

Ella abrió la boca, sumamente ofendida, pero él sonrió de lado. En cualquier momento ella se lo pediría.

—¡Pues es un alivio que tú no vayas, así no tendrás que ver a esta chica patética! —dicho eso, ella se montó en la bicicleta que había compartido antes de parar para leer el cartel, y se alejó con ímpetu de ahí, dejando a Sasuke estupefacto.

—Me ha dejado aquí —no se creía lo que pasó. Luego se le ocurrió que tardaría más de veinte minutos en regresar a su casa a pie. Luego gritó a la figura que cada vez se alejaba más—. ¡Es por eso que no tienes amigos!

—Cierra la boca —alcanzó a escucharle decir, entre otras groserías.

Eso no salió como lo esperó.


—¿Cariño, no irás al festival? —su madre preguntó, algo sorprendida de ver a su hijo recostado en la entrada del jardín, cual gato enfurruñado—. Pensé que irías con tu amiga.

¡No es mi amiga, madre no tengo cinco años!

Pero se limitó a decir que no. Además de otras descripciones algo altaneras sobre pueblerinos y festividades tontas.

Su madre suspiró, resignada.

—Aun estaremos un mes aquí, deberías disfrutar y salir a divertirte.

Luego le dejó, mencionando que saldría con su padre. Sasuke no le respondió, sino que su ceño se profundizó más. Genial, gracias por recordarme mi sentencia.

Se reacomodó en su lugar, esta vez sentándose y mirando sin ningún interés hacia el despejado cielo. ¿Qué se supone que debía disfrutar? ¿El húmedo calor que le envolvía? ¿El sonido irritante de las aves y otros animales? Simplemente no entendía porque debían pasar todo el verano ahí. El abuelo ya murió, ¿Qué seguimos haciendo aquí? Porque ese había sido el motivo de su llegada; el funeral del tío abuelo de Sasuke, un hombre de aspecto gruñón que pocas veces había visto en su vida. Pero que sus padres se habían empeñado en quedarse en esa casa vieja más de lo que le había dicho. De haber sabido, habría traído consigo libros, su computadora… ¡aire acondicionado!

Sasuke sospechaba que desde el principio ese era el plan de sus padres, y que no le habían contado la verdad porque sabía que él se habría más que negado en acompañarles. Habría inventado una excusa, cualquier cosa para no ir. Como envidiaba a su hermano, quien por trabajo no les acompañó.

Para cuando el atardecer pintó el cielo, Sasuke no pudo evitar recordar a cierta chica. Y cómo no, con ese colorido cabello que se asemejaba al rosa del cielo antes de que cayera la noche y... Un escalofrió recorrió su cuerpo al darse cuenta de la estúpida analogía que le cruzó por la mente.

—Me estoy volviendo loco.

De un saltó se levantó del suelo. Ya que le había recordado, y sin nada que hacer ni cómo distraerse, pensó que bien podría hacer las paces con Sakura. Después de todo, era la única compañía decente en ese pueblo.

Así, saliendo de la casa y tomando la vieja bicicleta de su primo, Sasuke se dirigió al templo donde el festival se llevaba a cabo.

Durante su trayecto vio a unas cuantas personas dirigirse al mismo lugar que él, y un puñado más al llegar. Al ver a muchos vistiendo yukatas, se preguntó si Sakura también estaba usando una.

¿Cómo se vería? Otro pique de interés en él. No recordaba haber visto a Sakura con ropas coloridas o femeninas. Aunque su padre era el alcalde de ese pueblo y ella era hija única, Sakura se la pasaba ayudando a su tía en la clínica, por lo que siempre le veía vestir jeans y camisas algo holgadas, que se notaban no eran de chicas. Con su cabello recogido en una coleta todo el tiempo, Sasuke ya le había dicho que eso era un desperdicio. Pero ella parecía no tener interés en complacerle a él ni a nadie.

Decidió -mientras se movía entre las personas, buscando por el conocido cabello rosa- que le daría uno o dos consejos del buen vestir, incluso si viva en esa pequeña provincia, ella debía al menos intentarlo.

Pero las palabras arrogantes quedaron atascadas por completo, al igual que su aliento cuando al fin le encontró. Entre esos pequeños puesto de comida y juegos, tan fácil de identificarla por su colorido cabello y sutil figura, Sasuke veía por primera vez una Sakura diferente.

—¡Oh, viniste! —ella se acercó a él cuando le reconoció. Sus movimientos cuidadosos debido a la restricción de su yukata y sus geta. Impulsada por la curiosidad, parecía no haber rastro de enojo por lo que pasó hace unos días—, ¿Sasuke?

Debía ser porque él estaba sin palabras, tan sorprendido de la inesperada visión ante él, que su siempre arrogante gesto no estaba presente. Ella iba decir algo más, pero trastabilló al ser empujada por alguien. Eso fue lo que logró regresar a Sasuke a la realidad. En automático, se acercó a ella, y tomó de sus brazos, para ayudarle a mantener el equilibrio.

—G-gracias —dijo ella, levantando su vista, avergonzada por casi caer.

Sasuke no replicó de inmediato, demasiado distraído del inusual perfume que detectaba en ella. Al darse cuenta, soltó su agarre, dando un paso atrás.

—Deberías tener cuidado —sin quererlo, el tono de su voz sonó a impaciencia—, no deberías usar eso si te es difícil andar.

Reparó en su apariencia de nuevo, desde los pies hasta su cabeza. Tragó audiblemente, pues Sakura con el cabello suelto y ondulado cayendo sobre su espalda era toda una visión. Bajó su vista hasta su rostro, viendo sus labios brillar y sus mejillas sonrojadas. Pudo haber contenido el aliento ante un adjetivo que estuvo a punto de usar para describirle, pero el desanimo que vio en ella le detuvo.

Sakura miró hacia su vestimenta, y luego a él, y sonrió algo apenada.

—Sé que es raro, pero pensé que quizá…—suspiró—, bien, creo que tienes razón. Fue una mala idea —rio por lo bajo, pero incluso Sasuke notó como intentaba ocultar la desilusión.

Se sintió culpable.

¿Por qué sus palabras estaban sonando, cuando en realidad solo trataba de actuar normal? Ya que había cierta desazón en él, y no estaba seguro de porqué. Esa era la misma Sakura que siempre, solo que un poco arreglada, nada del otro mundo.

Has visto chicas mucho más bellas y refinadas, una simple yukata y brillo labial no es nada comparado y

Sakura se removió en su lugar, luciendo muy insegura. Sasuke frunció el ceño un poco, pensando en que había sido su culpa.

—No es... no es eso lo que quise decir —le resultaba difícil formular sus palabras— solo que eso debe ser muy incómodo. —señaló a su geta —de niño mi madre me hizo usarlos. Tropecé tantas veces que terminé lanzándolos lejos.

—¿En serio?

Sakura sonrió, atenta y divertida a sus palabras. Sasuke pensó como la sonrisa de diversión quedaba mejor en el rostro de ella, que una mueca falsa.

—Juré nunca usar algo de eso, en mi vida.

—A decir verdad, a mitad de camino quería regresar a casa y ponerme un par de tenis. Y cuando llegue aquí, ya sentía doloridos mis pies, por eso estaba sentada por allá —señaló a un punto lejano que no lograba verse debido a la gente—, pero unos chicos se acercaron y mejor regresé a donde hay más gente. Creí que debería al menos comprar algo de comer antes de irme.

—¿Estabas por regresa a casa? —molestó al imaginarse lo que ella le estaba contando.

Ella asintió, desanimada.

—Al final de cuentas, tenías razón —ella se hundió en hombros—, es algo patético estar solo en este tipo de cosas.

Una punzada de culpabilidad de nuevo. Sasuke se aclaró la garganta.

—Bien, por eso estoy aquí.

—¿Eh? ¿Viniste por mí?

Ambos ya estaban caminado, Sasuke más despacio de lo que era habitual de él, y con un tono despreocupado intentó ocultar el nerviosismo que hace momentos le había atacado.

—Digamos que es un presente de navidad adelantado.

Ella le miró inquisitiva, y entre broma le siguió el juego.

—Oh, ¿pensabas regalarme algo? Pues gracias, pero me habría venido algo mejor…

—¿Disculpa? —ella rio ante su rostro ofendido—. Entonces, lo siento. No hay devolución.

Incluso aunque trataba de sonar molesto, un sonrisa ladina se mostró en su rostro al ver a Sakura riendo.

.

Los festivales dejaron de ser interesantes para Sasuke desde que era niño, pero en ese momento, ni siquiera recordaba el desagrado que durante días le había asaltado. El barullo de la gente a su alrededor era más como un sonido de fondo. El olor procedente de los puestos de aperitivos no le desagradaba, e incluso el viento húmedo alrededor no le era más desagradable.

Sasuke se sentía sólo atraído por el sonido de la risa de Sakura, constantemente viéndole mientras iban caminando, mientras hablaban o paraban a probar suerte en algún juego. Con la noche encima y las linternas de papel colgando alrededor, la tenue luz, y quizá el sonrojo en el rostro de Sakura, que Sasuke podía notar el brillo en sus ojos verdes.

Con cada momento que pasaba, el chocante y molesto sentimiento le inundaba, y a pesar de su pánico interno, no podía separarse de su lado. Sentía debía seguir todo el tiempo con ella, como si estuviera obligado a grabar en su mente toda la imagen frente a él, donde parecía que Sakura era la única persona bajo el reflector de una escena que no se volvería a repetir.

—¿Estás cansado? —ella preguntó entre bocados de su dulce helado, a su vez ofreciéndole un poco. No era lo dulce algo del gusto de Sasuke, pero el frío del hielo le hacía sentir bien. Ambos habían parado, tomando asiento en uno de los tantos bancos de piedra.

—No soy yo el que está usando eso —señaló a los geta de Sakura.

Ella rió por lo bajo. Sí, había sido él quien había sugerido fueran a sentarse, en parte porque se sentía incómodo entre tanta gente, pero sobre todo porque creyó que ella era quien debía estar sufriendo con ese calzado.

—En cualquier momento veremos los fuegos artificiales… ¿Qué?—ella le preguntó, pues le daba esa mirada de "eres tan infantil".

Él se encogió en hombros, y antes de que pudiera responder, Sakura se le adelantó, y haciendo su mejor intento de imitarlo, dijo:

Hn, fuegos artificiales, ni que fueran la gran cosa. Pueblerinos, se impresionan con cualquier cosa, tch tch. Eso ibas a decir, a que sí.

Sasuke entrecerró un poco los ojos, algo molesto. Él no hablaba así.

—Porque de verdad no son la gran cosa. Pólvora, y ya. Y yo no digo "tch, tch".

—A veces me das pena. Es un verdadero desperdicio de que seas tan guapo pero tu actitud sea así. Eres como un anciano amargado encerrado en el cuerpo de un adolescente.

Por un breve segundo, él se sorprendió. No de que le consideraran guapo, de eso ya estaba acostumbrado, sino de que Sakura lo dijera. Ella no se había mostrado interesada en él. Trató de mantener su máscara de molestia.

—Y tu caso es el contrario. Eres una niña en el cuerpo de una adolescente.

—Me gustan las cosas lindas, como a la gran mayoría. Eso no me hace una niña.

Él le dio una mirada de obviedad, y continuó con la acostumbrada replica.

Luego de un momento, su conversación menguó, hasta el punto en que ambos dejaron de hablar. Parecían absortos en sus propios pensamientos. Sasuke sin mirar a un punto en específico, mientras Sakura observaba con mucho interés el festival frente a ella.

Sasuke pensó que con una vez se hubiera alejado un poco del ruido y salido de entre la multitud, el sentimiento de sofoco y calor se calmarían, pero no había sido así. Algo de verdad extraño se había estado desarrollando dese hace días, ya se había sentido así antes, pero esa noche era diez veces más fuerte.

—¡Oh, mira! —Sakura le llamó, señalando al cielo. Con un silbido, la mota brillante de luz que subía al cielo y estallaba en centenares de luces, como si estallara, y luego mostrando coloridas formas.

Como Sakura, todos alrededor miraban con gusto y admiración al cielo que se teñía como lienzo en negro de puntos coloridos.

Sakura se puso de pie, caminando un poco más hacia adelante, en un intento de poder apreciar el cielo mejor sin los árboles que habían bordeaban su alrededor.

Sasuke no miraba ya más el cielo, sino a la chica cuyo rostro emocionado apreciaba la escena sobre ella. Y Sasuke pensaba, analizaba ese sentimiento que sin poder suprimirlo seguía aumentando, y el miedo de que se desembocara y no pudiera detenerlo le asustaba. Se puso de pie, dispuesto a irse. Deseaba calmarse.

—Saku-

—¡Sasuke, mira!—ella volteó, llamándole entusiasmada, con una sonrisa de completo regocijo, y esos ojos brillantes que a él, Sasuke, le dejó sin habla. Sin poder moverse de lugar ni quitar su mirada de ella—. A que es hermoso, ¿verdad?

Y otro estallido multicolor en el cielo, iluminado a la chica sonriente frente a él, quien dejó de prestar atención a los fuegos artificiales que tanto le gustaban, y llamó otra vez por él.

—¿Sucede algo? —algo preocupada por la falta de respuesta del chico. En realidad, era como si Sasuke hubiera sido drenado de esa aura arrogante que siempre mostraba, y fuera reemplazada por un gran sentimiento de conmoción.

Fue en ese momento que Sasuke entendió lo que era ese sentimiento que por días se había desarrollar, y también comprendía que no podría erradicarlo.

La voz cantarina que le replicaba con regaño, con picardía. Sus ojos amables, su sonrisa gentil. Su colorido cabello y su risa escandalosa. Como su nariz se arrugaba con desagrado cuando él decía algo grosero. Como miraba con ensoñación el cielo, tarareaba mientras caminaban junto al rio, y recitaba el nombre de toda planta que encontraran. Como enlazaba sus manos tras su espalda e inclinaba un poco su rostro con atención hacia él cuando le contaba algo. Cientos de situaciones y razones se fueron enumerando en su mente, que se sintió mareado por un momento y falto de aire.

Aun así, logró responder a su pregunta.

—Solo… creo que me gustas.

Y con otro estallido de luces sobre ellos, Sasuke y Sakura se miraron con sorpresa. El tiempo detenido alrededor de ellos mientras la compresión iba llegando.

—Me gustas demasiado —repitió él, más alto, más seguro.

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—Oh-uh, ya veo…—dijo Sakura, con rostro sonrojado, voz un poco ronca—. Creo, uh, que también me gustas.

Una chispa de emoción y alegría estalló dentro de Sasuke.

—A pesar de que eres algo desagradable —Sakura continuó, como queriendo reacomodar su frase. Sasuke le miró ofendido. Ella Habló muy rápido—. Como, tu rostro compensa eso, pero solo un poquito enamorada, no creas que-

Oh —Sasuke sintió su pecho llenarse de aire, y Sakura se dio cuenta de su desliz, pero él caminó hasta estar frente a ella, y sintió cierto placer cuando ella dio un paso atrás, como si su presencia le sobre encogiera. La siempre altanera y orgullosa Sakura se mostraba tímida—, no solo "me gustas", sino ¿"enamorada"?

—No, yo quise decir-

—Entonces me amas. Ese es un sentimiento demasiado intenso, ¿no crees?

La cara de Sakura adquirió un color rojo. Parecía estar deseando el salir corriendo. Pero Sasuke se mostraba sonriente, extrañamente complacido. Podría seguir molestándola, pero… decidió que sólo disfrutaría del momento.

Sin vacilar, tomó a Sakura de la mano, y aunque sintió su propia cara calentarse un poco, no retrocedió, sino que miró con cierta fascinación como Sakura parecía ponerse más nerviosa. Apretó con un poco más de fuerza la mano que sostenía.

Desde ese momento, sabía que los días que seguían dejarían de ser de un tinte monótono, y al igual que Sakura, adquirirían un color brillante.

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Quizá si alguien hubiera comenzado a escribir con el mes de anticipación, y no apenas el día 6, alguien habría escrito y publicado en orden y a tiempo.

Ese alguien soy yo, y la verdad no me arrepiento. Me da la excusa perfecta de sólo escribir unos cuantos prompts.

Gracias por leer.