Recibe una lechuza de Malfoy concretando la hora para el sábado por la tarde. Al parecer no tiene citas y va a abrir solo para que nadie pueda decir que ese tatuaje incompleto y feo es obra suya, según él tiene una reputación que mantener. No se queja. Tiene aún más ganas que Malfoy de que su tatuaje sea igual que el de sus compañeros.
Cuando llega al estudio el sábado está un poco nervioso. La primera vez tuvo vergüenza y pensar que descubrir que Malfoy había flirteado con él primero iba a hacer que fuese más relajado ha sido estupido, básicamente porque Malfoy ha flirteado con él. Y eso le hace sentirse aún más incómodo. No incómodo en un mal sentido. Si no todo lo contrario. Cuando lo vio aquel día que fue a "disculparse" le quitó el aliento. Y ahora no solo sabe que Malfoy está así de bueno. Ahora sabe además, después de ver el recuerdo, que pueden llevarse bien, bromear incluso porque Malfoy es gracioso y agradable; y dato aún más importante: también cree que Harry es atractivo. ¿Porque hacía al menos 6 años que no sabía nada de Draco Malfoy y de repente le pone nervioso estar en la misma habitación que él por razones como esta? Que locura. Es como si estuviese en otra dimensión. La última vez que supo de él fue el día de la batalla de Hogwarts cuando Narcisa Malfoy le ayudó, cuando él sacó a Draco de aquel fuego infernal. Y ahora por alguna broma del destino ambos se reencuentran y se gustan.
Cuando llega, le abre la puerta solo para cerrarla justo tras él. Hoy estarán solos, como ya le contó por lechuza, no suele trabajar los sábados por la tarde. Por alguna razón su estómago se siente más pesado que antes de entrar.
Le pide que se ponga cómodo sobre el sillón de tatuar y él intenta no parecer nervioso, se quita la camisa y se queda con una de tirantes que trae debajo, no cree que ir sin nada ayude a sus nervios así que se alegra de haber pensado en eso antes de salir de casa.
Malfoy se afana en preparar cosas a su alrededor, y a los pocos minutos se sienta justo frente a él a la altura de su brazo, que extiende en un saliente del sillón para que pueda apoyarlo y él pueda trabajar más cómodamente.
Durante al menos, la primera media hora, ninguno de los dos habla. Harry intenta relajarse, cosa difícil teniendo en cuenta que le están clavando una aguja. Pero no puede evitar fruncir el ceño de vez en cuando si el dolor es demasiado agudo.
—Espero que no sea demasiado. Marcus, Oliver y algunos del equipo tenían el escudo tatuado ya cuando vinieron, de cuando ganaron el Euroquidditch hace un par de años, pero no participaste en aquel torneo.
—Ya, estaba lesionado —responde él secamente intentando que el dolor no le haga sonar como un crío.
Harry fija su mirada en el antebrazo expuesto de Draco. Ahí está su marca rodeada de una especie de entresijo de flores, hojas y otros dibujos que no puede distinguir bien desde donde está y una idea cruza su cabeza al verlos. Levanta un poco su mano izquierda y la observa durante unos segundos, concretamente el dorso, donde la frase "No debo decir mentiras" aún reluce en forma de cicatriz. No es algo que le avergüence desde luego. Pero si algo que cada vez que mira le hace recordar cosas de las que preferiría no tener que acordarse tan a menudo. Además, cada vez que la mira se siente que aunque ganase la guerra, por llamarlo de alguna forma, esa marca estará ahí para siempre para recordarle que a esa horrible mujer que abusó de él cuando tan solo era un crío. Y si ver esa estúpida cicatriz aún tiene esos estragos en él, se pregunta cómo tiene que ser para alguien que lleva una marca tenebrosa en su antebrazo. Pero Draco no la ha cubierto, la ha rodeado de otras cosas para reforzarla. Quizás él debería hacer lo mismo. Quizás debería adornar su cicatriz con lo poco bueno que le dejó la guerra.
—Oye, Malfoy —dice de repente. Este levanta la cabeza y detiene la aguja—, me gustaría tatuarme algo en esta mano —levanta a la cual se refiere para indicarle—, estaba pensando en el nombre de alguien especial para mi, es algo corto, solo tiene tres letras: "Ted", ¿crees que podrías hacer un diseño? Sé que estás ocupado pero me gustaría cuando pudieras…
—¿Quieres tatuarte el nombre del chico en la mano? —le pregunta como si fuese una locura.
—Si, ¿por qué? ¿Te parece ridículo?
—Mira, estoy cubierto de tinta, me he tatuado muchas cosas ridículas, pero no me tatuaría el nombre de alguien, ¿y si deja de ser tan "especial"? —dice con cierto tono— ¿o y si te arrepientes? ¿Has pensado en eso?
No entiende que el ex slytherin esté tan molesto de repente. Igual él no es un moderno y no entiende de modas o del mundo del tatuaje o alguna tontería por el estilo, pero ¿que más le da a él? ni que fuese un referente en el mundo del tatuaje.
—Bueno —contesta algo ácido—, aunque me pelease con él, sigue siendo alguien muy importante en mi vida, así que no veo la razón para no hacerlo.
—Es tu cuerpo —responde con simpleza encogiéndose de hombros.
Se queda con ganas de decirle: "si, es mi cuerpo, ¿porque te molesta tanto?" pero las palabras se le quedan quemando en la lengua. Aun así, continúa la conversación porque cree que así relajará el ambiente, pero sobre todo, porque en realidad, él había venido queriendo encontrarse con el Draco divertido y sarcástico que vio en el recuerdo de Lawrie.
—Pues si encuentras o te viene a la cabeza algún diseño que creas que pueda encajar con eso, puedes escribirme.
—Seguro Potter. O si no, también puedo esperar a que tu equipo gane otra liga y que os hagáis otro tatuaje para conmemorarlo.
Harry se ríe ante lo que cree que es una broma, pero Malfoy parece no haberlo dicho con esa intención y pone los ojos en blanco, ¿que demonios le pasa? ¿es que ahora le molesta que sea amable con él? tonteó con él descaradamente cuando estaba borracho ¿o es que el tonteo solo fue una broma? ¿Lo hizo para reírse de él?
—Pero la próxima vez —le dice con tono mordaz—, juro que no beberé para así poder acordarme de todo lo que digo. Y lo que hago.
—Es lo mejor, ¿no, Potter? —y ese Potter, lo escupe de la misma forma en la que solía hacerlo cuando iban a Hogwarts—, Tienes que tener cuidado. Porque bebes y luego te arrepientes de lo que pasa, o haces cosas que no son nada propias de ti, ¿verdad?
Harry frunce el ceño, ¿de qué demonios está hablando si él ni siquiera bebió?. Que él recuerde. No, en el recuerdo le dijo a Lawrie claramente que no bebía porque estaba trabajando. Así que, ¿a qué se refiere con eso? Pero entonces una idea cruza la cabeza, ¿se refiere a él, a Harry? Debe de pensar que no recuerda nada. No tiene ni idea de que ha visto el recuerdo y que sabe todo lo que pasó, no tiene ni idea de que sabe que él también flirteó, no solo que flirteo, si no que fue él mismo quien lo inició. Vaya hipócrita.
—Fue lo peor, ¿no? —dice con tono herido.
Draco despega un segundo la vista de lo que está haciendo y la fija en él con crueldad.
—Lo peor —repite.
Harry intenta morderse la lengua, pero no puede. No se puede creer que hace una hora tuviera el estómago revuelto solo de pensar en verle. En que le gustaba y quería volver a tontear con él y quizá si la cosa iba bien, invitarle a cenar para agradecerle la molestia de hacerle trabajar un sábado por la tarde.
—Mira, Malfoy —le dice con el mismo tono despectivo que este ha utilizado con su apellido—, no sé qué te parece tan malo, pero que sepas, que he visto el recuerdo de Lawrie y sé que tú también participaste. Puede que yo estuviese borracho, pero tú no. Así que no te hagas el ofendido ahora.
Draco deja caer su instrumental sobre una bandeja metálica haciendo algo de ruido. Se levanta y se saca los guantes de goma. Parece muy molesto. Mucho.
—¿Cómo se puede tener tanta cara? Siendo Harry Potter, por supuesto —dice con acidez—. Vienes a mi negocio después de que te estoy haciendo un favor, me tratas así y encima tienes la desfachatez de intentar decir que lo hiciste porque yo empecé. Ojalá no hubiese hecho ningún comentario. No sé en qué estaba pensando y porqué creí que las cosas iban a ser diferentes entre tú y yo. No se como pude pensar que habías madurado.
Harry abre la boca porque no entiende nada. ¿De qué demonios está hablando?
—Me gustaría que me explicaras eso de que te "trato así" porque estoy perdido. Eres tú el que parece indignado porque tonteé contigo cuando fuiste tú quien empezó.
—¿Por qué no tienes el coraje de ser sincero? —pregunta ahora bastante más molesto que antes, casi enfadado—. Pon las cartas sobre la mesa: Tú me seguiste el juego. Y luego, entraste aquí asqueado y arrepentido porque: "Oh, Merlín, ¿que he hecho? he ligado con la escoria de Malfoy mientras estaba borracho" ¿Qué tan repugnante fue? No creas que no me he dado cuenta de que no le has quitado el ojo de encima a mi marca desde que has cruzado esa puerta. Pero aún así, tienes los santos huevos de pedirme que te tatue el nombre de tu novio en el brazo. Después de todo —parece afectado y Harry no se siente con fuerzas para pararlo—. Después de todo, eres la clase de tío que liga borracho con otros teniendo novio y aún así se atreve a mirarme por encima del hombro porque soy lo peor, ¿no?, ¿te crees mejor que yo?
Harry parpadea con asombro. Abre la boca un par de veces pero ni siquiera sabe por dónde empezar. Igual simplemente debería darse la vuelta e irse, ¿cómo puede estar tan equivocado con él? Pero nota que está algo alterado, imagina que de los nervios de haber soltado todo ese discurso.
—No creo que seas lo peor aunque creo que te estás comportando como un imbécil y además, estás sacando conclusiones precipitadas. Lo primero —dice con un tonto mucho más relajado que antes—, es que Ted no es mi novio.
—Sí, ¿y quién es? ¿Un hermano perdido? No tienes que darme explicaciones, Potter, todo el mundo mágico sabe que no tienes familia.
Harry frunce el ceño ofendido pero también dolido. No puede creer que le haya dicho eso.
—Vaya, te jactas de que soy yo quien no ha madurado, pero mírate tú volviendo a mencionar a mi familia muerta como si aún siguiéramos en Hogwarts. Tú y tu tacto, Malfoy —dice intentando no sonar demasiado irónico—. Puede que no tenga familia, o que no tuviese, pero eso ha cambiado. Ted es mi ahijado. El hijo de Lupin y Tonks. Murieron durante la guerra.
Ahora que lo piensa, Draco cree recordar a su madre hablando de ese crío. No entiende porqué ha pensado que era el novio de Potter. Que le ha llevado a pensar eso y sobre todo porque le ha molestado tanto. Pero todo lo demás sigue siendo cierto.
—Segundo —continúa—, no sé de dónde has sacado que estoy arrepentido y asqueado de haberme comportado así contigo cuando estaba borracho. La razón de que lo pareciese cuando vine a tu tienda por primera vez fue porque pensé que te había acosado. Marcus y Oliver me hicieron creer que me comporté como un baboso contigo. Por cierto, no es algo que me agrade ser, la verdad. Y tercero —añade aún más calmado—, si te he estado mirando tu marca, es porque, de nuevo, Marcus y Oliver, me han contado lo que haces, que tatuas a esos chicos que fueron marcados. Y me parece tan maravilloso que quería que hicieras lo mismo por mi y me cubrieras la mía propia, una que tengo en el dorso de la mano y que nadie aparte de mis amigos más cercanos conocen, porque la forma en la que ellos hablaron de lo que hacías me hizo tener esperanza. Pero obviamente estaba equivocado. Habrá gente que piense que has cambiado y que ahora eres genial. Pero es obvio que eso es solo con quien te parece a tu altura. Para el resto sigues guardando tus prejuicios y tus fantásticos modales de sangre pura.
Draco está a punto de echar fuego por la boca, puede verlo.
Por un momento teme que le eche del estudio y termine de nuevo con el tatuaje a medio hacer. Pero en vez de eso, el rubio se da la vuelta y se queda callado durante unos segundos. Entonces se vuelve muy despacio y lo observa sin decir una palabra.
—¿Quieres que me vaya? —se aventura a preguntar Harry con un tono de voz mucho más calmado.
—Creo que será lo mejor —le dice, pero cuando le ve levantarse rectifica— espera, no. No sé… es que cuando has llegado pensé que… y ahora…
—Sé lo que quieres decir —le interrumpe Harry fingiendo estar muy ocupado recogiendo su camisa para evitar mirarle—, yo me sentía igual, creí que esto iba a ser divertido, como la noche del quidditch.
Draco deja escapar un suspiro demasiado largo. No se siente muy orgulloso de lo que ha pasado.
—Siéntate, empecemos por terminar el maldito tatuaje de una vez por todas.
Se vuelve y se coloca otro par de guantes. Harry se echa hacia atrás en el sillón y lo espera aún más nervioso que antes.
Cuando el tatuador comienza a trabajar procura no hacer contacto visual, así que baja la mirada. Pero entonces se da cuenta de que no quiere que se crea que le está mirando la marca tenebrosa y gira la cabeza quedándose con la vista fija en la pared. Una pared blanca y vacía. No hay nada de malo en mirar una pared blanca y vacía.
—Potter —le llama de repente—, ¿me enseñas tu marca? —viendo la mirada confundida del jugador, le aclara—, donde querías tatuarte el nombre de tu ahijado.
—Ah —dice desprevenido—, claro.
El rubio le sujeta la mano entre las suyas y lo único que puede pensar es que no sabe si quiere que todo termine ya o que no termine nunca. Tiene una sensación en el estómago que no puede describir. Que no quiere describir.
—¿Qué dice? —pregunta acercando su mano a la altura de sus ojos—, "no debo decir…
—"Mentiras" —completa Harry. Ahora no le importa que sus ojos se encuentren—, Umbridge me tuvo una noche entera escribiéndolo en un pergamino mientras se escribía en mi mano a la vez. Como un tatuaje. Una y otra vez sobre sí mismo. Aún recuerdo el olor de la sangre mientras escribía. Y lo recuerdo cada vez que lo miro. Pero recuerdo no solo eso, sino como me sentía cuando esa mujer era directora de Hogwarts. Cómo abusó de su poder sobre nosotros que eramos niños que no podíamos defendernos. Cada vez que lo veo siento una impotencia que no puedo describir. Una sensación de angustia y claustrofobia. Y sobre todo, rabia, al pensar que han pasado tantos años y una estúpida marca me hace sentir así. Sobre todo teniendo en cuenta que pasaron cosas mucho peores, como lo de mis padres, o mi padrino, Remus y Tonks, y a tanta otra gente. Cómo se encargaron de dejarme solo… la guerra...
Harry parece perdido en sus pensamientos y guarda silencio con un gesto duro en la cara.
—¿Por eso dejaste el entrenamiento de Auror? —se atreve a preguntarle aun con la mano del jugador entre las suyas. Harry frunce el ceño, preguntándose cómo sabe eso. No es que su vida sea privada gracias a ciertos periódicos que se dedican a despedazarla—. Me lo dijo Marcus. Me dijo que un día apareciste allí, que habías dejado el cuerpo y que parecías… —se detiene antes de decir la palabra que tiene en la punta de la lengua "traumatizado", pero no cree que sea lo más adecuado de decir en este momento, así que rectifica—, parecía que no lo habías superado.
—¿Tú lo has superado? —le pregunta sabiendo la respuesta—, no se supera. Nadie que haya vivido una guerra la supera. Aprendes a vivir con ello, a que te acompañe a todas partes y a que la gente no lo note. Pero no se supera, y no voy a fingir que lo he superado para que otros se sientan mejor y más cómodos en mi presencia.
Draco aprieta su mano.
—¿Me vas a dejar hacerte ese tatuaje? —le pregunta con la voz tomada.
—Sí, claro, lo siento —dice sacando su mano de entre las del tatuador y colocándose en la silla correctamente.
—No me refiero a este —le señala rozándole el tatuaje a medias de su brazo—, me refiero a este —y vuelve a agarrarle de la mano—. Oye, Potter, siento lo de antes, he sido un…
—No, soy yo quien debería disculparse por…
—Creo que igual ambos hemos puesto un poco de nuestra parte. Lo mejor sería fingir que lo de hoy no ha pasado.
—¿Eso es lo que quieres? —pregunta serio. Pero luego relaja el gesto—, ahora que empezabas a caerme bien.
Draco sonríe. Y si Draco es atractivo normalmente, cuando sonríe, lo es cien veces más. ¿Por qué tiene tantos sentimientos en torno a él?
—¿Por qué no terminamos este tatuaje —dice mirándole de una forma demasiado intensa, cargada de intenciones— y luego vemos qué pasa con el siguiente?
Harry asiente, porque tiene la sensación de que Draco no está refiriéndose al tatuaje. Pero es que no le importa. De hecho, ojalá no esté refiriéndose al tatuaje.
