Capítulo 5

Al día siguiente, pasada la tormenta, el sol había salido irradiando más calor del habitual. Peter se encontraba en las instalaciones de Industrias Parker revisando archivos y bases de datos en las computadoras. Tecleó veloz pero pronto se rindió. Los resultados no eran los esperados ya que no había nada inusual en el comportamiento de la muestra de simbionte que mantenía alojada en un recipiente. Su frente se llenó de sudor mientras se disponía a buscar otras fuentes de información en la fila de documentos que había en aquella oficina.

—Peter.

—Hola, Anna. No te escuché.

—¿Estás preocupado? ¿Estás buscando información sobre el simbionte?

—Sí. Si el simbionte cae en las manos equivocadas… —dijo acercándose a la muestra que en ese mismo instante reaccionó mostrando sus fibras dirigiéndose a él—, podría suponer una grave amenaza para todos. No he podido concentrarme y ni siquiera sé por dónde comenzar a investigar. Todavía no puedo creer lo que le pasó a Flash.

—Lo siento tanto por tu amigo. ¿Crees que realmente lo hayan asesinado?

—No lo sé. Sólo tengo que esperar los resultados de la autopsia.

—Bueno, me voy a las oficinas de nanotecnología. Mucha suerte con tu investigación.

—Gracias.

Con el paso de las horas llegó a la conclusión de que no podía quedarse con los brazos cruzados mientras ese malhechor andaba suelto. No sólo llevaría a cabo una investigación en las oficinas, sino que también empezaría a recorrer New York por las noches. Tal vez su sentido arácnido podía vibrar ante la presencia del simbionte.

Entrada la noche salió en busca de respuestas. ¿Cómo murió Flash? ¿Quién era su asesino? Eran las principales preguntas que más le atormentaban.

No tuvo que buscar intensamente cuando un cosquilleo le alertó de peligro. Fue atraído nada más ni nada menos que al personaje que buscaba, quien también recorría New York en esos momentos. Le siguió reconociendo que era mucho más veloz que él. Pensó que intentaría huir, pero los movimientos que realizó a continuación, hicieron que su sentido arácnido explotara en su cabeza.

Cada ser que era infectado por el simbionte pasaba a ser manipulado. Peter no tuvo dudas de ello cuando vio cómo se detuvo frente a un tanque de agua gigante. Sospechaba de sus intenciones y estaba seguro de que la persona que estuviera detrás de aquel traje no querría de verdad hacer eso.

—¡Detente! —pidió al verle aflojar las varillas de hierro que sostenían aquel tanque.

La criatura fingió no haberle oído y continuó con su tarea. Spiderman se acercó y arremetió un feroz golpe en su cabeza, pero esta apenas se tambaleó. Lo único que consiguió fue que cayera hacia el vacío. ¿Qué quería conseguir con eso? ¿Acaso quería ocasionar la muerte de cientos de ciudadanos de New York? Lanzó telarañas de sus brazos, tomó impulso y se lanzó como un resorte para impactar el abdomen de su rival. Sin embargo, su contrincante ni se inmutó y ascendió hacia el tejado.

Spiderman le siguió y allá en lo alto no pudo contener la profunda rabia que sentía.

—¿Por qué asesinaste a Flash Thompson? —gritó en voz alta.

Su rival no respondió y se lanzó directamente a la batalla. Ambos se encontraban forcejeando y midiendo sus fuerzas. A la luz de la luna Peter observó que su silueta era femenina y un poco más baja que la suya. El simbionte se había incorporado en el cuerpo de una mujer, pero, ¿quién podría ser?

—¡Responde! —insistió Peter.

Su rival aprovechó ese instante para golpearle la cara y así comenzó una frenética batalla de golpes. Spiderman tuvo que esquivar los puñetazos y movimientos ya que no podía estudiar ni calcular en qué momento atacar. Un descuido por parte de él y quizá no podría desenmascarar a su oponente.

—Gata Negra, ¿eres tú? —preguntó afligido. Se estaba quedando sin fuerzas mientras que las de su rival no dejaban de acrecentarse.

Recibió por respuesta una carcajada.

—Si me entero que fuiste tú, te vas a prisión de por vida —sentenció molesto.

Volvió a recibir otra carcajada por respuesta y, en un mínimo abandono de su postura defensiva por intentar razonar, recibió una fuerte patada que lo envió volando directo hacia una pared.

—Peter...

—No me sorprendes. Las personas como tú siempre acaban mal. Aleja al simbionte de ti o te las verás conmigo.

Una risotada aún más escandalosa salió desde lo más profundo de ella.

Spiderman estaba en el suelo boca abajo y poniendo todos los esfuerzos de su parte para observar a su rival, quien se acercaba más hacia él. Se detuvo al frente suyo y sólo pudo observar todo su cuerpo cubierto del traje simbiótico ¿Quién estaría detrás de él? Era lo que más se preguntaba en ese momento.

—Volveremos a vernos, Peter.

Spiderman recibió una patada que lo dejó noqueado mientras que su rival se desplazaba velozmente del lugar.