Capítulo 3

Juvia abrió lentamente sus azules ojos y se encontró con cuatro rostros que la observaban expectante. Se sentó rápidamente pero sintió cómo su cabeza daba vueltas. Con su mano se tomó de la cabeza y tosió un poco de sangre. -No te sobre esfuerces- Erza le dijo. Lucy removió la capucha de su cabeza y tocó su frente suavemente.

-Es bueno... No pareces tener fiebre-

Juvia buscó por el borde de sus ojos al chico que la había cargado hasta que lo encontró observándola con seriedad. Erza tomó su mano y Juvia la miró rápidamente -¿Qué es este lugar..?-

-Claramente es un bar- le respondió Natsu irónicamente.

-Somos cazadores de-- Lucy no pudo terminar su frase que Juvia se puso de pie aterrada. Intentó dar un paso hacia atrás pero cayó al suelo a causa de su débil cuerpo.

-Les dije que no había necesidad de atarla. Su cuerpo está muy débil- Gray respondió sin mostrar emoción alguna. Natsu se acercó y se arrodilló a su lado mientras le extendía su mano.

-Yo también soy un vampiro- él dejó salir sus colmillos -¿Ves?-

-¡P-pero..! ¡Son cazadores..!-

-Solo cazamos a aquellos vampiros que pierden el control. Como al del centro comercial- Luego de escuchar sus palabras, pensó por un momento y tomó su mano que la ayudó a ponerse de pie.

-Te ves muy débil... ¿Acaso no tomaste las pastillas?-

-Si... pero su efecto es cada vez menor...- Natsu la miró sorprendido. Apoyó su codo en la mesa y sostuvo su rostro.

-Ya veo. Eres una vampiro de clase alta-

-...Si- Erza y Gray lo miraron confundidos.

-¿A qué te refieres? Esas pastillas están hechas para saciar las ganas de sangre en todos los vampiros-

Natsu sonrió mientras Juvia ocultaba su mirada -No para los vampiros de clase alta. Nosotros necesitamos de verdadera sangre para mantenernos fuertes. Piensalo así. Si una máquina se avería y necesita una pieza nueva, puedes reemplazar esa pieza por una falsa, pero eso sólo durará por cierto tiempo. No es hasta que pones una pieza original que la máquina volverá a funcionar como antes-

-Pero Natsu entonces, ¿cómo es que tú..?- Erza lo observó confundida.

-Bueno...- Natsu y Lucy desviaron sus miradas avergonzados.

-¿La mordiste..?- Gray preguntó.

-¡No! Por supuesto que no. Ya sabes lo que ocurre si muerdo a un humano-

Lucy mostró su dedo que se encontraba cubierto con una bandita -Me corto el dedo y... dejo que Natsu beba...-

Juvia al escuchar las palabras de la chica de cabello rubio se avergonzó ya que por su cabeza cruzaron muchas escenas eróticas en menos de un segundo. Natsu mordió su dedo fuertemente hasta que empezó a sangrar y lo puso frente a la peliazul que observaba su dedo confundida. -Bebe-

-¿Eh..?-

-Tu cuerpo está muy débil como para que sigas tomando pastillas. Si bebes de mi sangre podrás sentirte mejor durante un tiempo, ya que ambos somos vampiros de clase alta- Los colmillos de Juvia comenzaron a mostrarse lentamente y lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. -Es increíble que aún no hayas atacado a nadie en el estado en el que se encuentra tu cuerpo-

-Me prometí nunca beber de nadie. No quiero herir a nadie aunque eso me cueste la vida- Gray la observaba aún sin mostrar emoción alguna, pero en su interior, algo se sentía diferente. Tal vez no todos los vampiros eran iguales.

-No me vas a herir. Te estoy ofreciendo de mi sangre para que no mueras. Bebe- el tono de Natsu en su voz cambió por completo de un instante a otro, volviendose más amenazante. Juvia tomó su mano y de manera insegura posó sus labios sobre su dedo para comenzar a beber lentamente entre lágrimas y sollozos. -Buena chica-

-¿Cómo es tu nombre?- Lucy le preguntó amigablemente con una sonrisa.

Juvia levantó su mirada y avergonzada respondió. -...Juvia... Juvia Loxar-

-Un gusto en conocerte Juvia-

Gray la observaba beber del dedo de su compañero. No podía evitar olvidar sus palabras, "aunque le costara la vida". Veía correr las grandes lágrimas por sus rosadas mejillas mientras su cabello ondulado tocaba su rostro. Sus ojeras aún seguían siendo visibles pero poco a poco se notaba como la energía volvía a su delgado cuerpo. Juvia se detuvo y cubrió su rostro nuevamente con su capucha -Gracias...-

Natsu sonrió satisfecho, tomó una servilleta que había sobre la mesa y limpió su dedo -Te ves mucho mejor, Juvia. No dejes de tomar las pastillas- Ella asintió tímidamente -Te mantendrán con energía durante un tiempo- Erza se puso de pie y fue hasta detrás del mostrador, de donde sacó un paquete con medicamentos y se los entregó.

-Gracias...- sonrió agradecida a lo cual la peliroja le devolvió el gesto.

-Juvia, ¿Podrías explicarnos cómo es que hasta ahora no has atacado a nadie por más que tu cuerpo estuviese en ese estado de debilidad?- Lucy le preguntó, pero ante tal pregunta sus enormes ojos azules se abrieron y su piel ya blanca se tornó en un tono incluso más pálido. Sus manos comenzaron a temblar y su respiración aceleró.

-Juvia...- esa voz... volvía a aparecer en su cabeza.

Ella se tomó el rostro con una expresión de terror y todos al rededor de la mesa se asustaron. -¡..No..!-

-¡¿Juvia?!-

-¡¿Qué sucede?!-

Y en un instante, ella perdió el conocimiento. Gray la observó cerrar sus ojos e inmediatamente logró alcanzar a sostenerla para que no golpease su cabeza contra la mesa. -...-

-Creo que no fue buena idea preguntar- Lucy dijo arrepentida.

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Al cabo de unas horas, Juvia volvió a abrir los ojos, pero esta vez no había nadie a excepción de Gray que la observaba sentado desde el otro lado del bar. Juvia, aún confundida, se fregó los ojos y miró hacia todos lados confundida -¿A dónde se fueron todos?-

-A sus casas. Son las cuatro de la mañana-

-¡¿Eh?! ¡¿Tan tarde?!-

-Si, y yo me tuve que quedar por ti-

-...Lo siento...-

-Sin duda los vampiros son lo que hacen mi vida más complicada- Gray tomó un sorbo de whisky.

-Siento haberte hecho quedar hasta tan tarde. ¿Hay alguna manera en que pueda recompensarte?- Juvia se puso de pie y caminó hacia su dirección. Gray observaba cada uno de sus movimientos. Cómo ponía sus manos delante de su cuerpo, como su cabello se movía de un lado al otro con cada paso que daba.

-¿Crees que con fingir ser amable lograrás engañarme? Tal vez si al resto, pero no a mi. Conozco muy bien cómo son los vampiros como para caer en sus trampas-

-¿Eh? ¿A qué te refieres?- preguntó confundida a lo que Gray respondió con un suspiro.

-Yo sé que cuando ya no resistas terminarás bebiendo la sangre de alguna persona- Ella abrió sus ojos con sorpresa ante las acusaciones del chico -Son todos iguales-

-¿Cómo te atreves..? No todos somos unos asesinos-

-Eso dicen todos- Gray la observó de pies a cabeza.

-¿Cuál es tu problema? ¿Por qué nos odias tanto?- Juvia se sentó frente a él y lo observó desafiante a los ojos.

-...- Gray la miró directamente a sus ojos. Esos enormes e himnotizantes ojos azules. Ella colocó sus manos sobre la mesa y se inclinó hacia él tomó el vaso de whisky del que Gray estaba bebiendo y le dio un sorbo.

-...Odio el whisky- Una expresión de asco se formó en su rostro. Él la observó y desvió la mirada mientras volvía a tomar de su vaso. -...- ella lo observó entretenida.

-¿Qué quieres?-

-Eres interesante-

-¿Hm?-

-¡Me refiero..!- su rostro enrojeció -Me refiero a tus gustos en alcohol...- se excusó. Gray la miró nuevamente a los ojos y Juvia le sostuvo la mirada. Ambos se mantuvieron en silencio por un par de segundos hasta que Gray terminó de beber y apoyó fuertemente el vaso contra la mesa.

-Te acompaño hasta tu casa- ella le sonrió levemente y ambos se pusieron de pié para irse.

Gray la dejó salir primero y una vez afuera cerró con llave la puerta de madera, que como de costumbre crujió gracias a las viejas tablas de madera que la formaban.

-¿No vas a responder mi pregunta?-

Gray suspiró molesto y la observó de reojo -Cuando era niño, un vampiro asesinó a mi familia. ¿Feliz?-

-...Lo siento...-

-...- ambos se pusieron en marcha rumbo a la casa de Juvia. La noche era cálida pero una fresca brisa corría haciendo el clima más llevadero. Gray caminaba con su usual postura v

-La mía también fue asesinada por uno... Y es por eso que me prometí nunca beber de un humano-

-Pero tú eres un vampiro de clase alta lo que significa que--

-Si... mi padre era un vampiro. Él fue el que mató a mi familia... excepto a mi...-

-...- Gray escuchaba su dulce voz volverse cada vez más fría. La miró de reojo y se encontró con que su ceño estaba fruncido.

-Últimamente escucho su voz... veo su rostro al dormir y recuerdo la escena de cuando volví a mi casa y todo era de color rojo-

-¿En dónde está tu padre ahora?-

-Muerto-

-¿Tú lo--

-No. Un cazador-

-Ya veo- ambos se detuvieron un momemto frente al río y comemzaron a observar el agua fluir -Si sabes que Natsu no puede darte de su sangre para siempre, ¿No? Su sangre te matará-

Juvia asintió -Si-

-¿Qué es lo que harás?-

-Aguantaré hasta morir, como lo he hecho hasta ahora-

-...- Gray la observó darse vuelta y seguir caminando con determinación. Su sudadera estaba sucia de la pelea de hoy y su cabello un tanto desordenado. Él comenzó a caminar detrás de ella en silencio hasta que se detuvo frente a un pequeño edificio de dos pisos y comenzó a abrir la puerta con una llave.

-Sabes, no todos los vampiros somos iguales-

-Algunos solo quieren matar humanos, otros solo quieren sobrevivir y otros solo estamos esperando a desaparecer...-

-Y... espero que algún día tú y yo podamos llevarnos bien- le sonrió gentilmente.

-Buenas noches-

-Si necesitas... algo- Gray desvió su mirada un poco avergonzado -Ven al bar. Estoy todos los días- Ella lo miró con sorpresa y luego rió tímidamente ante la vergüenza del chico.

-Está bien- y con esto dicho cerró la puerta lentamente. Juvia miró a traves de la mirilla de la puerta y vió cómo Gray se golpeaba la cabeza avergonzado. Sin duda alguna era una persona que no solía mostrar sus emociones y una vez que lo hacía, bueno, esto sucedía.

Juvia subió por la escalera que la llevaba al segundo piso, su pequeño apartamento. Abrió la puerta y se dirigió al baño, se dió una ducha, se puso su pijama y se acostó con la esperanza de poder dormir. Pero otra vez le resultó imposible, no por su padre apareciendo en sus pensamientos, sino por Gray, que al pensar en su rostro sentía una sensación extraña en el estómago. -...Ah...-