Una de las figuras holográficas golpeó a otra con un gran mazo lanzándolo fuera del tablero circular. Hanna sonrió y asintió sastifecha mientras que Blagg soltó un gruñido. Era el tercer juego y aún no entendía cómo la Jedi le ganaba con tanta facilidad. Era claro, ella era una tramposa.

-Eres pésimo.

-Eres una tramposa -murmuró cruzándose de brazos.

-¡Claro que no! No se puede hacer trampa aquí y no es como si yo lo hubiese intentado. Soy excelente en este juego, es todo.

-Es una porquería.

-Oh, vamos, no te sientas mal. Como compensación te daré un dulce -este cacheteó su mano y el dulce salió volando -. No sabía que eras un mal perdedor.

-Tramposa -susurró cerrando sus ojos con molestia.

Hanna soltó una risa y apagó el tablero, justo cuando las puertas del camarote se abrían. Rose, acompañada por un droide médico y el siempre histérico C-3PO aparecieron allí. Suponía que era el momento de la fase uno. El droide llevaba un botiquín pequeño y C-3PO la ropa del Caballero de Ren perfectamente doblada.

-Ama Solo, que alegría verla al fin. No estuve presente cuando regresó -comentó dejando la ropa sobre el tablero.

-¿Cómo estás, C-3PO? Hoy brillas más que otras veces.

-Patrañas, sólo quiere halagarme -esta sonrió guiñándole un ojo -. El amo Luke pidió verla, dijo que era muy importante.

-¿Está aquí?

-Bueno, no realmente -comentó Rose concentrada abriendo el botiquín -. Es fascinante la manera en que aparece a veces a través de la Fuerza. ¿Los tuyo también lo saben hacer? -le preguntó a Temiri que parecía haber decidido tomar una siesta. Pero no, él estaba más que despierto. Bufó y abrió sus ojos -. Eso de aparecerse.

-Sí -respondió a secas.

-Es más conversativo de lo que parece. Pero debe estar molesto porque no sabe jugar Dejarik.

-¿Quién no sabe jugar Dejarik en estos tiempos? -preguntó C-3PO soltando una risa, pero dejó de hacerlo cuando se encontró con la mirada amenazante del malhumorado muchacho y se desvió para caminar hacia la salida -. Digo, no es un juego fácil. Me costó entenderlo incluso con mi alto coeficiente. Maestra Solo, la escoltaré con el amo Luke -Hanna rió por lo bajo y comenzó a alejarse.

-Espera, ¿qué se supone que tengo que hacer aquí?

-Ya lo verás -dijo antes de salir colocándose en el camino su capa. Su rostro se tiñó de seriedad mientras seguía al C-3PO. Algunos soldados se hicieron lugar para dejarle pasar. Más allá de que no había dado precisamente el ejemplo los primeros días, había logrado imponerse por encima de las críticas y en parte, su abuela Leia había tenido que ver con ello -. Maestro Skywalker -saludó entrando al gran salón.

Luke y Leia estaban esperándole.

-Maestra Solo -dijo este asintiendo -. Volvió.

-Siempre estuve aquí -ambos se sonrieron -. Supongo que la General Organa le adelantó mi plan.

-Es arriesgado, pero podría darnos el tiempo necesario. En mi camino por algunos planetas aliados, hallé lo que tanto habíamos esperado. La Primera Orden está perdiendo credibilidad y nuestra lucha toma fuerza conforme los días suceden.

-Así que el Líder Supremo se le está yendo de las manos la situación.

-Su ejército es fuerte, pero nosotros también -dijo Leia caminando hacia las grandes ventanas que mostraban un panorama inigualable del espacio -. Esta vez, traeremos paz duradera. Es por eso que -se giró lentamente hacia ella -, confío que lo harás bien. Siempre estaremos contigo. La Fuerza siempre estará contigo.

-No les fallaré.

*·*·*·*

Kylo Ren estrelló su casco contra el suelo y cerró sus puños con fuerza. El rumor de que las tropas de la Resistencia habían escapado de su destructor llegaron a sus oídos esa tarde y estaba ardido. La ira burbujeaba en su interior y no muchas veces podía entenderla, simplemente salía de él. No tenía control alguno sobre ella y ahora resultaba que tampoco parecía tenerlo con la Primera Orden. No era un secreto que un puñado de esos idiotas querían fragmentar lo que él estaba construyendo. ¿Qué haría? ¿Seguiría persiguiendo a ese montón de inútiles? ¿O intentaría una estrategia mucho menos precipitada? En ese momento no había claridad en su mente.

Quería destruirlo todo.

-Mi señor -un teniente apareció en sus aposentos agitado e hizo una reverencia en cuanto se giró tan agresivo como de costumbre -. Disculpe, gran Líder Supremo, pero Temiri Blagg hizo contacto con nosotros. Dice que trae buenas noticias.

-¿Blagg? -preguntó a secas -. Bien, estaré allí para recibirlo.

-Sí, gran Líder Supremo.

*·*·*·*

-No funcionará.

-Tranquilo, Blagg -dijo esta dándole un apretón en su hombro mientras este pilotaba su nave devuelta a la base enemiga -, pareces estresado. Actúa con normalidad, como si tuvieras realmente el control de la situación -bromeó con cierta sorna en tanto retrocedía y se quitaba su capa. Ahora llevaba un conjunto blanco enterizo que dejaba sus hombros al descubierto, tomó la capa blanca que había dejado sobre su asiento y la abrochó a su cuello -. Y de ahora en más -comentó girándose nuevamente hacia él mientras el inmenso destructor se dibujaba en la lejanía -, llámame Senadora Anna.

-Sí, claro -murmuró irónico tocando un par de botones mientras la gravedad de la gran nave los engullía -. No me permitiré olvidarlo -añadió girando con su silla y colocándose de pie. Ambos se miraron -. Son una familia de desquiciados.

-Lo somos -sonrió. Acortó la distancia aún más, sus labios prácticamente se rozaban -. Sé que lo que haré ahora está mal, pero realmente lo quiero hacer.

-Entonces, hazlo. No me dejes esperando -Hanna pasó sus manos lentamente por detrás de cuello y en puntitas de pie finalmente ambos se fundieron en un beso. Un beso con aquel sabor amargo de la despedida. Este la separó de él y con algo resignación dejó escapar un suspiro -. Es hora.

-Es hora -susurró.

Sintieron el tirón característico de la nave al aterrizar y Blagg ensombreció su semblante, bajaron las escaleras y una vez allí abajo, le colocó las esposas. La rampa bajó lentamente y ambos caminaron hacia ella. Las luces los cegaron por unos cuantos segundos y en cuanto sus ojos se acostumbraron al brillo del hangar, dieron con la presencia de Kylo Ren acercarse a ellos a lo lejos junto con un grupo de Stormtroopers y el General Hux.

Esa era la primera vez que Hanna lo veía en persona.

-Blagg.

-Líder Supremo -dijo este haciendo una reverencia con una voz tan profunda que caló el interior de la Senadora -. Tuve algunos inconvenientes, las tropas enemigas de la Resistencia custodiaban al planeta. Supongo que alguien les advirtió de mi presencia así que tuve que tomar otras medidas -y luego miró a la muchacha -, pero aquí está. Ella es la Senadora Anna.

Kylo Ren se acercó a ella con elocuencia. Era claro que tenía la elegancia de Leia Organa, seguramente le había inculcado de niño aquella manera tan distintiva de formular las palabras, de moverse. Parecía infundir confianza, pero Hanna sabía que de todas esas cosas, la confianza era una de aquellas que no podía tenerle.

-Le doy la bienvenida, Senadora Anna. Me siento un poco avergonzado por la manera en que tuvo que terminar todo esto, por una simple audiencia.

-Su falta de diplomacia es verdaderamente una falta de respeto hacia mis ideales -Blagg levantó una de sus cejas y la miró de reojo como si de esa manera pudiera advertirle que no se pasara de la raya. Pero aquel semblante que tenía en su rostro parecía indicarle que sabía lo que hacía o que por el contrario, no tenía la más mínima idea -. Tratada como prisionera y obligada a acatar órdenes. Su brutalidad no tiene precedentes.

-Tal vez cambie de parecer cuando ambos tengamos una bebida caliente.

-¿Cree que podrá comprar mi favor con una bebida?

-Así lo espero -ella frunció sus labios y levantó sus manos -. Quítale eso, no es una prisionera, es una invitada.

Hanna se giró hacia Blagg y este le quitó las esposas como el Líder Supremo le había ordenado. Se miraron un momento y luego desviaron sus miradas para regresar a su papel. Temiri aún creía que aquel burdo plan no funcionaría, sin embargo, vaya, la niña se había infiltrado al lugar como había dicho. Suponía que todos en esa familia eran expertos en mentiras. ¿De qué se sorprendía?