* Advertencias: Los datos enviados aquí no son certeros ni fueron estudiados / investigados previamente ni mucho menos fueron rescatados de la información oficial de Star Wars. La trama es invención mía y algunos de los personajes aquí no son de mi pertenencia sino de G. Lucas, Disney, etc, etc: 3 *


Hanna fue escoltada a sus aposentos. Kylo Ren no había dejado que Hux se la llevara a una celda, después de todo había afirmado que era una invitada por lo que le ordenó que le diera la mejor habitación de la nave. Temiri, por otro lado, había atinado a marcharse, sin embargo, el Líder Supremo lo detuvo.

-Estuviste fuera de nuestros radares por casi tres meses, ¿no crees que deberíamos sospechar de ti?

-¿Cree que podría llegar a traicionarlo?

-Te has debilitado, Blagg por lo que podrías hacer cualquier estupidez –dijo en un murmullo antes de soltar su brazo -. Te enviaré con los demás, volverás con los tuyos y no saldrás hasta que yo te lo diga.

-Sí, Líder Supremo.

Hanna revisó el recinto. Los grandes ventanales que daban al espacio eran sublimes. Llevó sus manos detrás de su espalda y caminó ida y vuelta por el ventanal. Necesitaba calmar los latidos de su corazón, dejar de lado sus preocupaciones, olvidar a Temiri, ese beso, esa mirada, pero sobre todo, olvidar que compartía el mismo techo con su padre. Todo podría ser contraproducente, especialmente para sus planos si no vaciaba su mente.

Las puertas se abrieron veinte minutos después. Kylo Ren y un pequeño puñado de mujeres con aperitivos aparecieron detrás de él.

-Creí que debería apetito después de un largo viaje, senadora.

-Que considerado de su parte –respondió, mientras el Líder Supremo se acercaba a ella. Se quitó en el camino su casco y Hanna esperó con ciertas ansias. No había un rostro visible en su memoria de él y esa oportunidad en ese mismo instante fue inesperadamente oportuna, para guardarlo en sus recuerdos para siempre -. Así que es humano.

Kylo Ren ejecuta a la muchacha, no respond, pensó que no era necesario decir algo al respecto. Se quedó interesado en la candidez de ella, normalmente muy propio de las senadoras. Sabía muy bien cómo eran entrenadas, qué modales aprendían, qué gestos debían utilizar en todo momento; podría agradecerle a su madre por ello.

Sin embargo, ella superaba cada uno de ellos. No estaba fingiendo, sus respuestas no guardaban nada y claramente sus gestos demostraban cuán desagradable era para ella estar allí. Estaba molesta, sintió que la conocía, que podría saber todo de ella sólo con mirar esos ojos.

-Es demasiado joven para cargar con tantas responsabilidades. Pero veo que dentro de todo, lo disfruta.

-Ah, sí –murmuró mirando hacia el espacio -. Nos enseñan que debemos disfrutar hasta de los instantes más amargos. Dicen que es lo que forma el carácter y lo que nos prepara para los momentos más críticos de nuestras naciones –comentó sonriendo con todos sus dientes -. Pero bueno, apenas tengo dieciocho años y todavía no entiendo la mitad de las cosas de la vida. Pero si me pide abrir una puerta con sólo un par de alambres, seguramente lo logre –dijo un modo de confidencia desviando su atención de los ventanales-. En fin, señor Líder Supremo, dijo que vine aquí por negocios y hasta ahora no he escuchado nada al respecto.

-Debería descansar, senadora. Y mañana a primera hora hablaremos de negocios –esta asintió y él le dio la espalda para bajar los escalones, sin embargo, se detuvo un instante y se giró nuevamente hacia ella -. ¿No nos hemos visto antes, verdad?

-No, recordaría un rostro como el suyo –este asintió.

-Que descanse.

-Igualmente.

Hanna escapó un suspiro y miró el banquete que le había traído. Mentiría si dijera que no estaba hambrienta; levantó su vestido lo suficiente y bajó los escalones con rapidez para acercarse a la mesa. Es como si hubiera sabido con antelación lo que realmente le gustaba. Era aterrador, sin embargo olvidó aquello con el primer bocado de carne asada.

Temiri abrió sus ojos cuando sintió una presencia intrusa en sus aposentos. La vio allí, acostada a su lado como si nada. Tenía su mirada fija en el techo, podía ver el brillo de esas dos perlas con la luz tenue que entraba desde sus ventanales. Rodó los ojos y dejó escapar un bufido, se sentó y buscó con su espalda el espaldar de su cama.

-¿Qué haces? ¿Buscas que sepan que eres una usuaria de la Fuerza?

-Tal vez, es que ya me aburrí.

-Debe estar bromeando –ella se giró y apoyó su cabeza sobre su mano izquierda -. Prácticamente estoy obligado a tomar un entrenamiento intenso de lavado de cabeza por tu culpa.

-¿Qué puedo hacer para consolarte?

-Que te largues, sería una buena forma.

-Eres malo –Temiri sonrió y estiró sus brazos para colocarlos detrás de su cabeza.

-Lo soy y soy muy bueno en eso –ronroneó cerrando sus ojos suavemente. La escuchó cerca de él y, a pesar de que era una conexión mental y no la tenía con él en ese instante, podía percibir su dulce aroma -. Vete, Hanna –ella sopló con suavidad sobre su cuello y sintió su mano sobre su abdomen provocando un peligroso escalofrío en el centro de todo su ser; abrió nuevamente sus ojos para reprenderla. Sin embargo, ya no estaba allí -. Que insufrible –masculló arrugando su nariz levemente.

Kylo Ren se quedó pensativo durante todas las horas de la noche. Recorrió sus aposentos de un lado a otro intentando encajar esa pieza en la que la Senadora se había convertido, en el mismo momento que bajó de esa nave con su mejor estudiante. Pero no podía encontrar el lugar donde debía colocarla.

Dejó el casco sobre uno de los muebles y suspiró, pasó su mano derecha sobre su cuello. Estaba exhausto, había sido ciertamente un día largo, tres de sus bases han sido atacadas y los rumores de que La Resistencia estaba reclutando cada vez más gente, no eran, ciertamente, buenas noticias. Pasó por al lado de un aparador que estaba cerca de su cama y su manga se quedó enganchada con un cajón medio abierto.

-¿Qué demonios? –Masculló por lo bajo, intentó cerrarlo pero no lo, así que lo abrió del todo para buscar aquello que lo detenido, sin embargo, algo del cajón llamó su atención -. Hanna Solo –leyó en una de las hojas mientras lo sacaba del aparador. Debajo de aquel nombre estaban los detalles sanguíneos de la cámara médica; mostraba su condición física del momento, que resaba: herida grave en el abdomen, contusión craneal con pérdida de memoria temporal ; la edad, y los descendientes más cercanos entre los cuales se encontraban Padme amidala con el 45%, Anakin Skywalker con el 45%, Leia Organa con el 50%, Han Solo con el 50%, Luke Skywalker con el 35% y Ben Solo con el 99%-, noventa y nueve por ciento –susurró. Su porcentaje era el mayor, por lo que significaba que eran muy cercanos; decían los rumores que si estaba por debajo de los 90, significaba que su lazo sanguíneo los unía por ser hermanos, primos o parientes lejanos, sin embargo, por encima de esa cifra, la condición era por paternidad. Por lo que era más claro que el agua, Hanna Solo era su hija y era la piloto que Rey había estado buscando en ese momento cuando lo visitó después de tanto tiempo. Buscó entre aquellos documentos el rostro de la niña, recordaba haber mirado ese pedazo de papel por meses hasta que entendió que debía esconderla de sí mismo; en la última hoja, después de rebuscar en el fondo del cajón, estaba ella y después de observar su rostro se dio cuenta de algo impactante, después de tanto tiempo la tenía cara a cara -. Es ella ...

-¡Tenemos un problema, Líder Supremo!

-¿No sabes tocar?

-Se trata de la Senadora, creí que sería importante para usted, que no pensé en los modales.

Kylo Ren registró los pasillos con rapidez y tomó el primer ascensor para llegar hasta la habitación de la Senadora. Había un tumulto de Stormtroopers y cadetes alrededor de la puerta, los mismos que al verlo llegar se dispersaron inmediatamente. La senadora tenía una mano ensangrentada sobre su abdomen mientras las sanadoras intentaban calmarla para detenerla.

-Yo, yo moriré aquí y nadie hará nada –dijo cada vez más bajito caminando hacia atrás dejando a la luz el cuchillo que sostenía con su mano libre intentando que nadie la tocase -, no tengo familia, tampoco amigos. No soy importante –trastabilló -, no soy importante ... -balbuceó nuevamente cambiando de posición el filo del cubierto hacia ella y cerró sus ojos antes de llevarlo con rapidez hacia su pecho. Sin embargo, Kylo Ren la detuvo a tiempo y se acercó con prisa hacia ella, le quitó el cuchillo con cautela y la joven lo miró con una profunda tristeza que le caló el alma -. ¿Qué quiere de mí? –Susurró antes de desplomarse sobre sus brazos.

-Ella se autolesionó, no pudimos ... -este levantó su mano callándola. No necesito que le explicaran la situación, él podía entender perfectamente todo -. Lo siento.

-Llévenla de inmediato al ala médica –dijo en un murmullo quedo.

-Sí, Líder Supremo. Ezo, Amih –ordenó. Dos cadetes de sanidad corrieron hasta la muchacha y cauterizaron la herida para ganar algo de tiempo, le quitaron a la joven Senadora de las manos y Ezo la levantó en brazos para colocarla en una camilla, Amih la tapó con una manta y se la inmediatamente de la habitación -. Le informaremos apenas tengamos noticias de su evolución.

Este asintió, aún en cuclillas en el suelo. Miró sus manos ensangrentadas y luego se colocó de pie con lentitud. Sólo un pensamiento llegaba a su cabeza en ese instante: había intentado quitarse la vida, no sin antes sufrir el proceso. La lesion había sido certera, le daría tiempo a decir lo que tenía atragantado para luego dejarse ir en sangre. Como último recurso sería el corazón y ni siquiera lo había dudado un segundo.

Negó con la cabeza, una sanadora estaba a su lado esperándolo con un paño blanco. Lo tomó sin mediar una sola palabra y se giró para salir de allí en tanto intentaba quitarse la sangre de sus manos. Pero parecía que agarrado de ellas con todas sus fuerzas.

-¿Se encuentra bien? –La voz de Temiri Blagg llegó desde su izquierda. Estaba apoyado en la pared del lado del pasillo sin ninguna expresión de preocupación.

-¿La pregunta va dirigida hacia a mí o hacia ella? –Preguntó este con cierto tono irónico.

-Hacia usted.

-Estoy perfectamente bien –respondió con una terrible serenidad tan poco habitual en él -. ¿Por qué no lo estarías? –Añadió esta vez mirándolo con aquellos ojos oscurecidos -. Creo haberte ordenado que no quería verte por aquí.

-Yo puedo responder por ello –dijo el General Hux apareciendo entre ambos-. Necesitaba hablar con él sobre algo importante, no creo que eso sea un impedimento.

-¿Ahora resulta que eres un padre ejemplar? –Este rio negando con su cabeza.

-Al menos yo no finjo que no me importa.

-Cuida tu lengua, podrías perderla –Temiri descruzó sus brazos y tomó a su padre de los hombros.

-Creo que ya fue suficiente –comenzó a retroceder de espaldas, llevándose consigo al General que había iniciado una pelea de miradas -. Que descanse –hizo una leve reverencia con su cabeza sin dejar de caminar hacia atrás.

Lo último que necesitaban esos dos, era perder la cabeza por una idiotez. Además, se preguntaba qué se traía entre manos con aquel acto dramático por parte de Hanna. Al parecer había resultado mejor de lo que ella deseaba. Había dejado al mismísimo Kylo Ren, psicológicamente, estropeado.

Eso nunca había sucedido antes, no de esa manera. Kylo Ren era conocido por perder la cabeza, sin embargo, no de esa forma. Tenía que admitir que esa mujer era más lista de lo que él había esperado.

-Puedo oírte desde aquí. Haz perdido tu capacidad de ocultar tus expresiones.

-¿Me acabas de llamar débil? –Este se encogió de hombros -. Tendría que haber dejado que perdieras la lengua.

-¿Puedo saber qué sucede?

-No, y es mejor así.

-¿Quién es la chica?

-¿Tú quién crees? –Le devolvió la pregunta adelantándose en el camino -. Tenga cuidado, General Hux. La verdad no siempre nos hace libres –advirtió llegando hasta el ascensor.

-¿No puedes responder una pregunta como las personas normales? –Este se giró hacia él ya dentro del ascensor y antes de que se cerraran las puertas, le dijo:

-No somos normales, padre.

Hux atinó a decir algo, pero las puertas se cerraron antes de que pudiera formular palabra alguna.

-Bueno, como siempre, tendré que averiguarlo por mí mismo.