Disclaimer: Avatar: The Last Airbender y sus personajes no me pertenecen y esta historia está creada con fines estrictamente recreativos.

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Idilio

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Consecuencias


Despertó a primera hora de la mañana por un pequeño golpeteo que no lograba reconocer en su totalidad, sus extremidades se sentían relajadas y laxas, y el calor del curvilíneo cuerpo apegado al suyo no hacía más que seguir induciéndolo al sueño.

Sabía muy bien lo que había sucedido la noche anterior, sabía que estaba lo suficientemente alcoholizado como para mandar al diablo sus inhibiciones y acostarse con su amiga pero no lo suficientemente alcoholizado como para no recordar todo con lujo de detalle. Sus cuerpos moviéndose en sincronía, los sonidos propios del sexo, los gemidos electrizantes de Toph contra su cuello y el lóbulo de su oreja… No podía ni quería olvidar eso.

Ella estaba descansando sobre su pecho, la coronilla reposando cómodamente contra su hombro, los brazos rodeando su torso y su pelvis aún a horcajadas de su cadera desnuda, ser consciente de eso envió una ola de calor a su parte inferior y maldijo por lo bajo. No podían repetir lo de anoche, no cuando ya no tendrían a qué echarle la culpa, estaban sobrios, probablemente con resaca, pero sobrios.

Sus manos en la espalda baja de la mujer comenzaron a sudar, más no tuvo oportunidad de decidir ningún curso de acción porque Toph se despertó e incorporó en cuestión de segundos al oír los mismos golpes que él. Observó embelesado toda la extensión de su figura desnuda mientras caminaba por la casa, su trasero redondeado llegaba a ser parcialmente cubierto por el cabello de ónix que caía desordenadamente sobre su espalda y la unión de sus muslos se veía húmeda. Ella se colocó un batín y abandonó la sala sin mediar palabra.

Él siguió su ejemplo y comenzó a buscar su ropa mientras intentaba escuchar el intercambio que parecía estar teniendo con alguien en la puerta. Su cabeza comenzó a doler por el esfuerzo y también por el pequeño detalle de que Druk probablemente seguía fuera de la casa y dudaba que alguien viera bien que él durmiera bajo el techo de una mujer con la reputación de aventuras de una noche de Toph. Luego de unos instantes ella regresó con una bolsa de comida en mano y le dedicó un pequeño asentimiento.

-Tu dragón desapareció- dijo.

-Umm… a lo mejor fue a buscar algo para desayunar, estoy seguro de que regresará pronto. - No sabía cómo tratarla, no tenía idea de qué decir. ¿Debía afrontar el tema pese a qué aún no lograba identificar su sentir al respecto? La culpa por haber traicionado a su familia lo cubría de pies a cabeza, pero no estaba arrepentido.

-Deberíamos hacer lo mismo- replicó mientras le señalaba una mesa con varios asientos, más de los que probablemente ella necesitaba o quería.

Compartieron el desayuno en silencio y Toph explicó que su madre le había enviado a una vieja criada para que la asistiera en las tareas del hogar. Estaba lejos de ser una inepta o incompetente pero aún así su trabajo poco tiempo y energía le dejaba para encargarse de la casa, además si de ella dependiera el sitio podría estar cubierto de polvo, la sierva se aseguraba de que permaneciera habitable y cómodo. Al parecer esa mañana decidió darle el día libre por obvias razones.

Ninguno hizo intento de abordar el león-tortuga en la habitación mientras comían, escucharon la radio policial e hicieron algún que otro comentario sobre el bajo nivel de los delitos en Ciudad República, los mayores conflictos recaían entre la eterna competencia entre maestros y no maestros. Al acabar ella se marchó a su cuarto para vestirse con su armadura reglamentaria y él respiró tranquilo al oír a Druk aterrizar en el patio, seguramente saciado y a la espera de su amo.

Salieron de la casa y creyó que todo quedaría resuelto sin mediar palabra al respecto, que cada uno lidiaría con los recuerdos y los sentimientos de los sucesos nocturnos por su cuenta, pero Toph se detuvo justo antes de subir a su automóvil y dijo su nombre, obligándolo a voltear.

-Lo de anoche fue muy bueno- habló con calma y él sintió su respiración atascarse dentro de su garganta- Y no tiene porqué pasar de eso. No es necesario hacer ningún drama, no sé cómo lidiarás con tu consciencia o si le dirás a tu esposa, pero de mi parte nadie oirá una sola palabra.

-Aún no sé lo que haré, pero te lo agradezco- él respondió y con las mejillas ardiendo decidió agregar algo más- También lo disfruté, Toph.

-Um… bien entonces… supongo que te veré en casa de Sokka… -sonaba incierta, hasta algo nerviosa.

-Sí, será bueno reunirse sin tener un evento masivo de por medio para variar. - Ella asintió e hizo ademán de abrir la puerta de su auto, lo que lo empujó a hablar una vez más -¿Segura que no quieres que te lleve? Sé que odias volar y que montar un dragón puede no ser tan cómodo como parece, pero llegarás más rápido.

-Necesito mi patrulla- ella explicó y luego una sonrisa que no prometía más que problemas se dibujó en sus labios- Y ya monté más de un dragón anoche, no quiero abusar.

Maldita fuera.


Intentó, en verdad intentó, apartarla de su cabeza durante todo el día, se mantuvo ocupado y atendió los deberes correspondientes a su visita diplomática, incluso procuró adelantar otros para mantener la mente ajetreada pero eventualmente su memoria vagaría a la visión de piel blanca desnuda y cabello oscuro, al sabor de esa piel siendo besada por sus propios labios, al placer que lo recorrió ser abrazado por todo ese cuerpo prohibido. La culpa lo agobiaba, dudaba que a su esposa le interesara sentimentalmente ser engañada, pero no dudaba que el hecho representaría una afrenta a su integridad, si alguien lo supiera ella se sentiría humillada y él quedaría ante el mundo como un hombre sin honor. De nuevo.

El día se desvaneció lentamente delante de sus ojos y él padeció su martirio en silencio, hablando con cada asesor o político de Ciudad República e intentando no sobresaltarse cada vez que alguien le hacía mención de la implacable labor de la Jefa de Policía Toph Beifong.

Por la noche acudió a casa de Sokka y Suki, fue bien recibido por la guerrera Kyoshi y se encontró con Aang y el dueño del hogar hablando animadamente en la sala, Katara se hallaba en la cocina preparando un postre junto a Bumi mientras Kya y Yue disfrutaban de un juego de mesa a los pies de sus respectivos padres, al verlas se lamentó no haber podido viajar junto a Izumi, ella llegaría para el evento final junto a su madre y seguro que allí tendría tiempo de poder interactuar con los hijos de sus amigos pero aún así creía que podría afianzar más el vínculo si pasara esas semanas junto a él. También le habría evitado el gran dolor de cabeza que esa mañana le había atribuído a la resaca, pero que en realidad era a causa de haberse acostado con cierta maestra tierra, de haber estado a cargo de Izumi no se habría embriagado, habría dejado a Toph en su casa y luego se habría marchado directo a su hotel o habrían pasado ambos la noche en el hogar de la mujer pero sin que hubiese posibilidad de caer en la tentación de otras actividades.

Era tarde para lamentarse y no es que se estuviera lamentando por completo porque, demonios, no podía recordar la última vez que disfrutó tanto de estar con alguien. Mai fue la primera mujer con la que compartió lecho, y por el honor de ambos se llevaría el secreto a la tumba, habían sido jóvenes inexpertos y enamorados, creían que se casarían y compartirían el resto de sus vidas por lo cual no vieron necesario esperar para iniciar sus relaciones carnales. Todo había sido inocente y hermoso, aprendieron juntos y la pareja prosperó… hasta que ya no lo hizo. Luego de su separación estuvo ocasionalmente con algunas mujeres que conoció en sus viajes diplomáticos y con una de las guerreras que entrenaba Suki, pero había sido más que discreto, al igual que sus compañeras de cama.

Tras contraer matrimonio y jurarle fidelidad a su esposa no se atrevió a mirar a ninguna otra mujer de esa forma, sin importar qué tan mala fuese la química entre ambos, Toph no solo lo arrastró a un sueño repleto de sabores, sonidos y placeres pecaminosos, también lo empujó a romper sus votos y ni siquiera tuvo que esforzarse, se había derretido ante sus besos y su toque como un helado bajo el sol de verano.

-Luces distraído- Sokka apareció con una bebida en mano y él la tomó reticente, su cabeza protestó ante la idea de más alcohol pero no deseaba preocupar a nadie ni que Katara se pusiera a intentar sanarlo porque sabía que no funcionaría, ella no era capaz de curar conciencias.

-Ha sido un día largo, hay mucho trabajo acumulado cuando eres uno de los fundadores que más tiempo alejado pasa de la ciudad- el concejal asintió en acuerdo.

-Deberías venir más de seguido, Aang y Karara no siempre están aquí pero Suki y yo apreciaríamos tu compañía, ni que decir Toph- intentó con todas sus fuerzas no crisparse ante la mención de la maestra tierra y agradeció que Sokka estuviera mirando a su pequeña hija en ese instante- Ella definitivamente necesita más compañía. Cuando no está persiguiendo maleantes, está huyendo de pretendientes, quizá tener al Señor del Fuego cerca intimide a algunos candidatos.

-No parece esforzarse mucho para huir de sus pretendientes- masculló sin pensarlo, podía saborear el tinte amargo de los celos en su propia voz y esperaba que el concejal no lo advirtiera también. La risa que liberó el hombre le indicó que probablemente tomó su comentario como una broma.

(Además, ¿Celos? ¿Posesividad? ¿En qué estaba pensando? Toph no era suya ni de nadie para variar).

-Si lo dices por ese idiota del reino tierra, no durará mucho. Ella evalúa sus opciones, elige, juega hasta aburrirse y luego los deja. No hay excepciones. - La parte más egoísta de él deseaba aferrarse a eso, había una pequeña voz interna que le decía que, de conseguir pareja estable, la maestra tierra y él jamás tendrían oportunidad de repetir el apasionado encuentro de la noche anterior. La parte racional y honorable le gritaba que Toph merecía ser feliz junto a alguien si ese llegaba a ser su deseo y que de todas formas no podían ni debían acostarse de nuevo. Solo pensar en la posibilidad estaba mal.

-¿En dónde está ella de todas formas?- preguntó súbitamente para desviar el tema y porque además era bastante tarde, ella era la única que no había llegado. ¿Y si estaba con ese tipo…? Oh, espíritus, otra vez estaba olvidando que no era asunto suyo

-No lo sé, pero más le vale apurarse, tengo hambre.

-No hablen de malos espíritus porque se les pueden aparecer- canturreó una voz maliciosa a sus espaldas y ambos voltearon para encontrarse a su tema de conversación de pie ante ellos, Zuko no pudo evitar preguntarse qué tanto había escuchado y si había podido diferenciar su enfado a diferencia de Sokka. - Parece que me extrañabas, chispitas- sintió sus mejillas calentarse ante su tono sugerente y enmascaró la reacción con un resoplido.

-Yo también tengo hambre- mintió, la mueca astuta en sus labios regordetes indicó que obviamente ella lo sabía.

-Vaya, me pregunto qué te gustaría comer- replicó con socarronería. Sokka paseó su mirada entre ambos, sintiendo el ambiente tenso de una forma extraña.

-¿Me estoy perdiendo de algo?

- De la cena. - él lo cortó escueto- Será mejor que ayudemos a preparar la mesa para comer.

-Ahora sí estás hablando mi idioma.

-Si hace años le hubiese pedido ayuda a Sokka para poner la mesa, me habría respondido algo completamente sexista- comentó Katara apareciendo por el umbral, la mujer se apoyó en hombros de su hermano y besó su mejilla- Estoy orgullosa de que ya no seas un imbécil.- El momento fraternal disipó la tensión y los hizo reír a todos mientras se dirigían al comedor.

La cena transcurrió tranquila y él procuró enfocarse en las conversaciones banales para evitar pensar demasiado en el hecho de que tenía a Toph sentada a su lado, la maestra tierra comía impasible y de vez en cuando le hacía alguna broma a Aang con su tierra control, provocando que el avatar se ensuciara de comida, que Suki reclamara por su piso y que los niños rieran sin contenerse, no era un secreto que tía Toph era la favorita de todos. Zuko casi no tocó su plato y se aseguró de lanzar algunos comentarios al azar para demostrar que estaba prestando atención pero no podía aliviar la rigidez que sentía en sus músculos ni escozor de su piel cada vez que el brazo de la jefa de policía rozaba contra el suyo.

Cuando finalizaron la cena y dividieron las tareas para disponer el postre, Toph lo tomó de la muñeca y lo arrastró al pasillo, apenas esperando un momento para detectar que no hubiera nadie cerca antes de estamparlo contra la pared.

-¿Qué crees que estás haciendo?- siseó por lo bajo una vez que ella lo liberó de su agarre. Su ceño se frunció mientras golpeaba su pecho con uno de sus largos dedos.

-No- ella gruñó- ¿Qué crees que estás haciendo?

-No estoy…

-¡Estás completamente tenso!- ella lo interrumpió- No me has dirigido la palabra en toda la noche, no puedes mirarme a la cara…

-¡No puedes saber eso...!

-¡Deja de ser un idiota! ¡Lo único que te hace falta es un letrero que diga me acosté con Toph anoche pegado en la frente para acabar de vendernos!

-¡Baja la maldita voz!

-¡No hay nadie cerca que pueda escuchar pero no necesitarán hacerlo si sigues con esa actitud de mierda!

-¡Está bien, lo siento!- aceptó exasperado, pasó su mano por su cabello, intentando tranquilizarse antes de volver a hablar- No tengo idea de cómo lidiar con esto, Toph.

-Piensas demasiado- ella moderó su tono también- Fue solo una noche, Zuko, no tiene que volver a pasar. Ya te lo dije. - El sonido tan extraño de su nombre en sus labios, y el hecho de que su interior protestaba porque no estaba seguro de que no quería volver a tenerla en sus brazos, sólo aumentó su incesante dolor de cabeza. - Intenta platicar conmigo de lo primero que se te venga a la mente- No podía hablar de eso, quiso decir, porque lo único que ocupaba sus pensamientos era ella, ella y su piel, ella y sus besos, ella y sus gemidos, ella y solo ella. Sus ojos vagaron por su cuerpo, notando que llevaba puesto una sencilla yukata en tonos verde oliva y amarillo templado, con bordados típicos del reino tierra. Se veía cómoda por más que abrazara perfectamente sus curvas, esas que él había mapeado…

-Me gusta tu atuendo…- masculló antes de que el tren de pensamientos siguiera avanzando, ella rio.

-No, chispitas, te gusta lo que hay debajo de él- espetó- Y puede que sea ciega pero sé que nuestra diferencia de estatura no es mucha y que mis ojos no están tan abajo. - Estaba pensando que responder cuando ella se movió rápidamente e ingresó a una de las puertas que poseía el pasillo. Aang apareció segundos después, con Kya en sus brazos.

-El postre ya está servido- informó- ¿Has visto a Toph?

-No- respondió sin dudar. La misma puerta por la cual la mencionada había huido volvió a abrirse y ella salió como si nada la perturbara.

-¡Oh, ahí estás!- exclamó Aang- Gracias a los espíritus no se me ocurrió usar el sentido sísmico.

-Sí, es realmente incómodo saber cuando todos ustedes están en el baño- devolvió ella.

Ambos protestaron escandalizados.


N/A

Segundo capítulo arriba!

Con lo muerto que vi el fandom, y en especial el fandom de Toko en español, no me esperaba este recibimiento. Pensé que la historia iba a morir ignorada pero me alegra ver que todavía hay personas dispuestas a leerla.

Espero que hayan disfrutado la actualización, prometo responder sus comentarios, hay uno que dice que Toph y Zuko funcionan mejor como amantes que como pareja oficial y que quería responder para todos porque es cierto y no lo es al mismo tiempo. Leí muchas historias en donde los dos acaban casados y la verdad es que funcionan, el problema es que si se respeta la línea canon eso no es posible, de hecho ni el Toko ni cualquier otro ship con Toph es posible porque en LOK la dejan soltera, criando dos hijas por su cuenta y ni siquiera siendo una madre ejemplar para variar. No sé, hay muchas cosas que no me gustan de esa secuela, lo de ser madre soltera no está mal, muestra una variante a la típica familia feliz pero creo que Toph podría haber sido una madre mucho mejor de lo que retrataron o lo mismo va para Aang, nunca lo hubiese imaginado teniendo favoritismo por uno de sus hijos.

Pero bueno, Kanto WHO, antes de ver LOK por completo, cuando solo había visto un par de escenas al azar, pensaba que Lin era hija de Zuko y que la cicatriz era un paralelismo que los escritores habían incluido para tirar una pista de eso. Cuando ya vi la serie y salió esa historia de tres segundos en la que recibimos un "El papá de Lin se llamaba Kanto, buen tipo pero no funcionó" me decepcioné. Pero bueno, mi cabeza sigue diciendo KANTO WHOOOO.

Si me preguntan el padre de Suyin es bastante obvio de adivinar, y no, no es Sokka, a él me lo dejan tranquilo y feliz con Suki. Es Satoru, el chico que sale en comics. No solo tiene el mismo tono de piel que Suyin, su pelo ondulado también es muy similar.

En fin, nos vemos la próxima!