Disclaimer: Avatar: The Last Airbender y sus personajes no me pertenecen y esta historia está creada con fines estrictamente recreativos.
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Idilio
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Secretos
Una vez que las niñas y Bumi fueron a dormir, Sokka decidió que era buen momento para sacar a relucir su preciada estupidez haciendo, valga la redundancia, algo realmente estúpido. Zuko había escuchado cientos de veces la historia de la travesía en el desierto, donde el joven de la tribu agua había recurrido a beber jugo de cactus para saciar su sed, Katara y Toph a duras penas habían podido describirle los efectos del líquido en el cuerpo de su amigo a causa de las carcajadas que no paraban de invadirlas, los malos momentos de la situación ya olvidados y superados.
-Lo he bebido varias veces, no entiendo a qué le temen- habló el concejal, la seriedad que lo acompañaba en público completamente dejada de lado, mientras cortaba una de las plantas y vertía su líquido en pequeños vasos. -Suki lo ha probado.
-Y aún lo lamento. - replicó la guerrera, había un sonrojo notorio en sus mejillas- Fue demasiado, incluso para Ty Lee y las demás guerreras Kyoshi.
-Pasaré- habló Toph sorprendiendo a todos, si esperaban que alguien se atreviera a probar esa cosa, definitivamente tendría que ser ella.- Necesito poder controlar mi patrulla y trabajo por la mañana, ya fue suficientemente malo ir hoy con resaca.
-También pasaré- la siguió rápidamente Zuko, recordando a dónde los había arrastrado el estado de ebriedad en primer lugar- Mañana debo recibir al Rey Kuei, su visita se ha adelantado un par de días.
-Uh, malas noticias para Toph- rio Sokka mientras pasaba su vaso a un Aang bastante curioso, Katara observó la acción desaprobatoriamente- Eso significa que tu nuevo juguete no tendrá demasiado tiempo libre. - La maestra tierra se encogió de hombros, su rostro se ladeó ligeramente a donde estaba Zuko, sintiendo su relajación repentina luego del comentario de Sokka.
-Eso solo significa que tendré que buscar otro- Sentenció y una sonrisa maliciosa apareció en sus labios luego de que el Señor del Fuego volviera a tensarse por completo al oírla. Cualquier cosa que alguien hubiese querido añadir fue cortada por el grito molesto de Katara al ver a su esposo bebiendo el jugo de cactus y el grito jubiloso de su hermano que no demoró en imitarlo. Suki se excusó para ir a revisar que los niños continuaran durmiendo y entonces ellos fueron dejados en medio del desastre.
Aang y Sokka eran un par singular en cualquier circunstancia, por su cuenta ambos eran completamente serios y capaces pero una vez que se los reunía parecían perder toda actividad cerebral inteligente, y ese líquido potenciaba la catastrófica relación. Los cuñados estaban bailando sobre la mesa, siendo reprendidos por una fúrica Katara, cuando él cayó en cuenta de que había arribado sin Druk a la casa porque el patio de Sokka era sólo lo suficientemente grande como para albergar a Appa, el enorme bisonte volador. Esperaba que Aang pudiese llevarlo hasta su hotel pero viendo el panorama sabía que debía descartar esa opción, claramente el avatar y su esposa pasarían la noche allí.
-Me largo- espetó Toph luego de esquivar por milímetros un jarrón que dio de lleno contra el respaldo de su asiento, Katara les lanzó una mirada apenada a ambos.- ¿Tienes a tu bestia afuera, chispitas?
-Umm… no.- respondió con cuidado.
-¿Un auto?
-No…
-¿Cómo pensabas volver entonces?- su cuerpo giró hacia el desastre que ocurría solo unos cuantos pasos por delante de ellos y levantó la mano para señalar a Aang- Olvídalo.. ¿Vas a quedarte aquí o quieres que te lleve?- Contempló la segunda opción, no sabía cómo podría manejar estar a solas con ella, pero entonces Sokka comenzó a preparar una segunda ronda de jugo de cactus y su decisión fue inmediata.
-Si no es inconveniente…
-No lo es- lo interrumpió Toph- Busca tus cosas, te llevaré al hotel.
Hubiera querido meditar mejor su decisión pero ella lo arrastró del brazo por segunda vez en la noche, dejando atrás a Katara y su pelea de agua control contra Aang, primeramente había congelado a ambos hombres contra la pared, pero su esposo se liberó con facilidad y no estaba dispuesto a cooperar.
Subió al automóvil de Toph y contempló el mecanismo en silencio, parecía estar hecho completamente de metal, no había alfombras ni nada que pudiera obstruir su contacto con el elemento. Luego de unos momentos de inquieto silencio decidió intentar romper un poco la tensión e inquirió sobre el funcionamiento de la máquina.
-Oh, Satoru lo diseñó para mí por órdenes de mi padre, tiene metal en todos lados, hasta hay pequeñas incrustaciones en las ruedas, de esa forma estoy en contacto constante con el pavimento y puedo ver bien las cosas. Las señales de tránsito no son un problema, no las necesito cuando puedo ver perfectamente el comportamiento de los demás vehículos- Sus manos gestaron un pequeño movimiento y el auto viró a la izquierda, él sonrió cuando ella lo hizo, complacido por verla tan entusiasmada al realizar una actividad que otra persona con ceguera no podría.
-Satoru se lució- comentó con simpleza, el nombre derramándose con un poco de acidez de sus labios. Toph lo había conocido cuando solo tenía quince años, el muchacho en cambio igualaba su edad y ni a él ni a Sokka les había parecido gracioso que un tipo tan grande estuviera rondándola. Alguien corto de entendimiento podría llamarlo hipócrita pero Zuko sabía que no lo era, él jamás vio a Toph de esa forma cuando era solo una niña, nunca se le habría pasado por la cabeza cortejarla ni muchos menos ponerle una mano encima, Satoru era un caso cuestionable porque, si bien él y Sokka se aseguraron de decirle que lo matarían si se atrevía a hacer algún movimiento romántico, le parecía algo tétrico que el joven sintiera atracción por una quinceañera y que solo estuviera esperando a que ella creciera para tener vía libre. Aang y Katara habían tomado una postura diferente, les remarcaron que Toph era una muchacha muy capaz de cuidarse por su cuenta y que de todas formas no podrían detenerla si se le cruzaba alguna idea por la cabeza. Empero, Satoru fue más sabio y no sobrepasó sus acciones hasta que la maestra tierra alcanzó los diecisiete años, o eso les dijo Katara.
-Lo hizo.- ella concordó, sacándolo de sus pensamientos.
-¿Qué pasó entre ustedes de todas formas?- Siendo Señor del Fuego solía perderse historias como aquellas, en las escasas cartas que intercambiaba con Toph ella no solía involucrar ese tipo de información. No le pareció mal preguntar puesto que hubo una ocasión en la que se marchó del Reino Tierra dejando a Satoru oficiando de la sombra de su amiga y cuando regresó dos años más tarde ella ya era la joven libre de cuerpo y espíritu que todos conocían.
-No buscábamos ni sentíamos lo mismo, supongo- contempló su perfil, sus manos seguían moviéndose para controlar el vehículo pero su rostro reflejaba que se hallaba muy lejos de ese momento, probablemente recordando otros del pasado- Es extraño, durante mucho tiempo había querido tener algo como Suki o Katara, alguien que besara el suelo por el que caminaba…- ella hizo una pausa pero él no añadió nada, esperando a que continuara- Luego me percaté de que al parecer eso solo estaba bien sí era mutuo dentro de la relación. Lo apreciaba mucho, pero no lo necesitaba y no sentía que quisiera compartir toda mi vida con él, ni tampoco que fuera a morir si no lo tuviera. Espíritus, no tienes idea de cuántas veces me sentía sofocada por su... amor.
-Supongo que no es igual para todos…
-No, no lo es- acordó ella mientras volvía a cambiar la dirección del auto- Durante el tiempo que estuvimos juntos creí que había algo malo conmigo, no entendía porqué no podía enamorarme como los demás, llegué a pensar que era una especie de monstruo que no podía dar ni recibir amor…- le confesó casi en un susurro- Pero tenía a mis padres de nuevo y los amaba, tenía a Suki, a Iroh, a Aang, a Sokka y a Katara, te tenía a ti y a todos los amaba, aún más que a Satoru, aún si no podía verlos cada día…- Se sintió como ese día en la Isla Ember, cuando él confesó su desazón tras haber traicionado a su tío y ella le dio apoyo, solo que esta vez los roles estaban invertidos. Extendió una mano y le dio un ligero apretón en el hombro, Toph sonrió.- Me propuso matrimonio, ¿Lo sabías?
-No…
-Estuve tentada a decirle que sí, la relación era relativamente cómoda- admitió- Pero no hubiese sido justo para él, eventualmente lo habría lastimado más de lo que lo lastimé al rechazarlo y dejarlo.
-Entiendo- él aseguró- Hiciste lo correcto, Toph, no necesitas a nadie para ser increíble, el matrimonio está sobrevalorado.
-Como sea- resopló luego de un momento tenso, sus mejillas ardieron como siempre lo hacían una vez que caía en cuenta de que estaba siendo vulnerable- No entiendo porqué estoy diciéndote todo esto.
-¿Porque soy tu amigo, quizás…?- Aventuró y otra sonrisa se dibujó en sus labios.
-Sí, lo eres. - consintió- No dejes que un poco de sexo borracho te haga olvidar eso. - La declaración trajo de vuelta a su mente el tema que había logrado olvidar por unos buenos diez minutos. Toph liberó una carcajada y él resopló- Superalo, chispitas, tuvimos sexo, fue genial y se acabó. Supongo que de ahora en más no deberíamos beber sin compañía por si acaso.
-¿Crees que fue el alcohol?- La pregunta brotó de su garganta antes de que siquiera tuviera oportunidad de pensarla. Estaba bien, se dijo, eran amigos, deberían poder hablar de esas cosas porque no tenían con quién más hacerlo si deseaban mantener la pecaminosa noche en secreto. Y Zuko en verdad se moría de dudas, luego de que Toph confesara haber sentido atracción por él gran parte de su vida no pudo evitar preguntarse si quizá eso había trascendido su adolescencia, mirando al pasado podía recordar unas vagas bromas coquetas aquí y allá que solían ponerlo nervioso, pero ninguno había intentado nunca nada más.
-¿Qué más podría haber sido?- ella devolvió y creyó verla tragar saliva con dificultad.
-No lo sé…
-Claramente fue por el alcohol, Zuko, tu estúpido sentido del honor no te deja hacer nada sobrio.
-No estoy tan seguro, es decir, el alcohol ayudó pero quizá había algo desde antes…
-¿Hablas de algún tipo de atracción no resuelta?
-Quizá- midió su reacción, el tono sonrosado de sus mejillas y el movimiento constante de su lengua mojando sus labios, como si su boca estuviera completamente seca. Su propio cuerpo comenzó a reaccionar a lo que estaba implicando.
-¿Por qué crees eso?- le preguntó al final y él sentenció su condena al caer en cuenta de dos cosas que se había empeñado en ignorar.
-Porque he estado sobrio durante todo el día y no he hecho otra cosa que pensar en ti. No he podido siquiera mirarte sin recordar la noche anterior.
-Es culpa.
-No me siento culpable en absoluto, Toph. Debería, pero no es así.
-Zuko…- el cortó sus palabras llevando una de sus grandes manos para presionar su muslo por sobre la tela del vestido, la mujer jadeó y el auto trastabilló un poco.
-Hay algo más. - Ella no respondió, parecía haber volcado toda su concentración en mantener el control del vehículo, sus dientes mordieron el labio inferior con fuerza cuando su mano se movió bajo el pliegue de la yukata, buscando piel- Estoy sobrio ahora- prosiguió- Y las cosas que deseo hacer contigo no tienen nada de honorable.
Eso fue suficiente.
Toph giró sus manos con rudeza y las ruedas de la patrulla derraparon contra el suelo rocoso que cercaba el pavimento, estaban en la zona menos céntrica de la ciudad pero aún así podían verse las luces de unas cuantas casas en medio de la oscuridad, además de los autos que pasaban de cuando en cuando. Una vez que ella apagó el motor cuatro paredes de tierra se levantaron para encerrarlos y Zuko ni siquiera tuvo tiempo de reclamar por la súbita negrura antes de que la sintiera trepar sobre su asiento y su cuerpo.
Claramente podía disimular mucho mejor que él pero en esos instantes, mientras las manos de ambos vagaban desesperadas por descubrir tanta piel como les fuera posible en el reducido espacio y mientras sus bocas chocaban con violencia, Zuko supo que ella había estado deseando hacer eso tanto como él.
-Será mejor que no te quejes mañana- Ella gruñó entre suspiros al mismo tiempo que echaba la cabeza hacia atrás, dándole espacio para morder y besar a gusto su cuello.
-Si lo hago tienes permiso para patear mi trasero- respondió, sus dedos separando los pliegues superiores de la yukata para descubrir sus pechos.
-Oh, lo tendré en mente…- Fue la última oración coherente que abandonó sus labios antes de que se sumieran en otro paraíso impuro.
Podría ser el día especialmente soleado, o el hecho de que la reunión hubiese sido amena y acotada, o quizá que el clima no se sintiera demasiado húmedo o demasiado frío, fuera cual fuera la razón nadie podía negar el excelente humor del Señor del Fuego.
Se había encontrado por la mañana con el Rey Kuei y su hija, una niña que le llevaba al menos seis años a Izumi. Usualmente trataría esa clase de encuentros con seriedad y diplomacia, pero en esa ocasión se sintió particularmente relajado como para tolerar y acompañar las bromas sin sentido del otro monarca. Al medio día los dos separaron caminos y él se dedicó a atender otros pendientes.
Nada, sin embargo, apartó de su cabeza los sucesos confinados en el interior de una patrulla la noche previa, la oscuridad que lo había abrazado le había permitido enfocar sus otros sentidos a fin de no perderse un solo detalle de ellos. Bastaba cerrar los ojos para que llegaran a su mente los jadeos y gemidos, el sonido de la carne chocando y de la ropa siendo rasgada, el tacto electrizante de dos pequeñas y poderosas manos sobre su cuerpo y de las suyas propias conquistando las curvas suaves de una mujer que le era prohibida pero que sin embargo no podía evitar ansiar más que a nada o nadie.
Tras varias horas intentando inútilmente trabajar en soledad, pretendiendo mantener contacto con la Nación del Fuego a fin de saber cómo estaban manejando su madre y Azula los preparativos para cuando su esposa, Izumi y Kiyi viajaran a Ciudad República, se decidió a realizar una visita imprevista a la estación policial. Llegó al sitio sin sus guardias y con la única compañía del cochero, no es como si necesitara más de todas formas. Al ingresar dentro del establecimiento varias personas se precipitaron a atenderlo para saber en qué podían ayudarlo, no todos los días el Señor del Fuego se presentaba en medio de la jornada laboral matutina. Pidió ver a la Oficial Beifong y uno de sus subordinados le informó que estaba en su oficina con el Rey Kuei y su segundo al mando, le preguntaron si deseaba unirse pero él dijo que esperaría. El policía lo llevó a la sala de espera cercana al despacho de Toph y allí se encontró con varios guardias del Reino Tierra, probablemente aguardando y vigilando que nada le sucediera a su protegido. Ellos también se inclinaron al verlo, más no les dedicó demasiada atención antes de sentarse.
Sus ojos solo se demoraron levemente en el joven con la insignia de capitán, un espécimen moreno y de cabellos oscuros, facciones atractivas para los estándares del reino tierra y cuerpo alto y fornido. Cuando la puerta de la oficina se abrió y la maestra tierra cedió paso al rey, la mirada del capitán la siguió inmediatamente, aumentando las sospechas de Zuko.
Ese debía ser Kanto.
Sus sospechas se confirmaron en cuanto descubrió sus intenciones de demorar su partida e intentar aproximarse a Toph, ante eso actuó con velocidad y se interpuso en su camino, pretendiendo que ni siquiera lo había notado, la mujer enarcó una ceja pero no comentó nada, el guardia retrocedió con una disculpa y una reverencia.
-Oficial Beifong- la saludó formalmente y ella asintió en reconocimiento- Lamento presentarme de esta manera, hay un asunto que me gustaría tratar con usted lo más pronto posible.
-Desde luego- le replicó, una sonrisa tirando de la comisura de sus labios- Sígueme, Chispitas- Ni siquiera intentó reprenderla, sabía que era inutil decirle a Toph que no hiciera algo además el reflejo del rostro decepcionado del Capitán de la guardia del Reino Tierra en uno de los vidrios del lugar fue suficiente para disipar su ligera molestia. Ella ni siquiera reconoció su presencia, lo cual mejoró significativamente las cosas. Era extraño sentirse celoso de alguien nuevamente, se sentía como el chiquillo de dieciséis años que estallaba cada vez que algún muchacho se acercaba a Mai, pero con Toph no podía darse el lujo de reclamar o amenazar a alguien, primero porque, una vez más, ella no le pertenecía y segundo porque marcar territorio haría su adulterio público.
Cerró la puerta a sus espaldas y la observó caminar hasta apoyarse en su escritorio, enfrentándolo.
-¿Estás aquí para que te patee el trasero?- preguntó, Zuko se movió a solo un palmo de distancia de su cuerpo, luego colocó ambas manos sobre la superficie de piedra y metal en la que ella reposaba, acorralandola, pero la seguridad que exudaba en su postura y el hecho de que no moviera un solo músculo estaban lejos de convertirla en la presa dentro de esas cuatro paredes.
-Sé que lo disfrutarías, pero no he venido a quejarme así que lamento decepcionarte.- La sonrisa maliciosa en sus labios se expandió antes de que sus dedos apresaran la cinturilla de sus pantalones y reuniera sus centros. Le gustaba su forma de demostrar la complacencia que sentía ante la idea de un nuevo encuentro y ante la novedad de que él estuviera instigándolo.
-No hay problema- murmuró atractivamente- Se me ocurren una o dos cosas que podría disfrutar más. - Le estaba tomando toda su fuerza de voluntad para no sucumbir ante ella en ese mismísimo instante, su cuerpo ardía de deseo, un deseo que ya no tenía intenciones de acallar. El daño estaba hecho, ¿Por qué no aprovecharlo al máximo antes de enterrarlo en un recuerdo? ¿Por qué no crear cientos de ellos antes de hacerlo?
-Aún cuando no quiero más que saber cuáles son esas cosas, me temo que tengo un encuentro con Sokka y otros concejales en solo una hora, esta es una visita breve.
-Oh, ¿Qué quieres, entonces?- lo apartó de un empujón pero él solo volvió a invadir su espacio personal, esa vez colocando sus manos directamente en sus caderas. ¿Qué quería? Lo había meditado mucho y al final había llegado a la conclusión de que por una vez en su vida podía darse el lujo de ser egoísta, en tanto nadie lo supiera nadie tendría porqué salir herido. Le gustaba esa química natural que desprendían ambos, cómo no hacía falta verbalizar lo que estaba sucediendo entre ellos para darle una etiqueta, los dos tenían claro lo que serían si no le daban un punto final a sus encuentros, si simplemente los dejaban fluir y se ahogaban en la lujuria.
-Ven al hotel esta noche, podemos ir a la reunión de líderes desde allí por la mañana. - propuso, su expresión no cambió en lo más mínimo pero tampoco intentó desprenderse de su agarre.
-¿Estás ebrio o solo más estúpido de lo habitual? Alguien podría verme, es una zona concurrida. -La noche anterior él la había invitado a quedarse también, pero ella no aceptó por la misma razón y porque además debía estar al otro lado de la ciudad por la mañana, le quedaba más cómodo ir desde su casa. -La gente sospechará.
-Podemos usar tu sentido sísmico para evitar cruzarnos con alguien.
-Vaya, mi poderoso sentido sísmico reducido a una herramienta para cubrir los secretos del Señor del Fuego…
-Toph.
-La respuesta es no, si alguien me ve aunque sea a distancia será difícil explicar porqué pasé la noche allí. Sin mencionar que tu pasillo debe estar lleno de guardias. - suspiró derrotado pero ella elevó su rostro y mordió suavemente su barbilla, ganando su renovada atención- Te esperaré en mi casa con las puertas y piernas abiertas.
-¡Espíritus!- se quejó- ¿Es necesario que lo digas de esa forma?
-Dispénseme, su señoría. No tenía idea de que fuera tan sensible teniendo en cuenta que es justo allí en donde sus dedos y su polla estuvieron anoche.
-¡Toph!- Ella estalló en carcajadas, llevando las manos a sus mejillas para comprobar lo que probablemente podía percibir a través del suelo, él estaba ardiendo abochornado.
-Suenas como una niña virgen, peor, suenas como Aang. Aún no entiendo cómo tiene niños. ¿Qué crees que..?
-Está bien, evitemos crear imágenes innecesarias en nuestras cabezas- Toph hizo un mohín y asintió en acuerdo, entonces él posó ambas manos sobre sus hombros- ¿A qué hora estarás en tu casa?
-No antes de las diez, deja a tu bestia en la parte trasera.
-Lo enviaré a los campos de práctica, levanta muros o algo alrededor. Iré caminando desde allí y entraré por la puerta trasera.
-No te pierdas- Fue lo último que dijo antes de atraer su rostro para darle un beso, no podía comprender cómo había vivido sin la sensación de esa boca contra la suya, sus labios eran más dulces y suaves de lo que jamás podría haber imaginado pero la fuerza con la que su lengua imponía control contrastaba las otras dos sensaciones, haciéndolo arder. Prolongó el contacto tanto como pudo antes de reunir la fuerzas necesarias para separarse e ir a cumplir con el resto de sus obligaciones.
-Te veo en la noche.
-No te veré nunca, pero está bien.
Resopló, esa mujer era imposible.
N/A
Estoy literal saltando de felicidad por el recibimiento y el cariño que tiene este fic! Se los agradezco muchísimo, ya lo dije el capítulo anterior pero no lo esperaba en lo más mínimo. Me alegra saber que hay más personas que adoran el Toko tanto como yo.
Voy a responder un review al azar cómo la vez anterior y también aquellos que no están registrados en ff, so acá vamos:
Asphodelus Black comentó sobre la dinámica de la relación entre Zuko y Toph y también dijo que no se hubiese imaginado a Toph como una femme fatale. Yo no creo que Toph haya crecido para convertirse conscientemente en una femme fatale, disfruta mucho de lo simple y es completamente despreocupada de su aspecto para eso y duh no tiene idea de cómo luce en realidad. Sí pienso que su atractivo reside justo en eso, lit es el tipo de chica que te puede romper la cara si quiere y gracias a todo el entrenamiento en la fuerza policial su cuerpo en su juventud debió ser sin duda espectacular. Ya desde que la conocemos en ATLA se ve que tiene rasgos muy lindos y distintivos y en el fragmento de LOK en el juicio de Yakone (en donde ya tiene 40 años y sigue estando espléndida) se ve que la dibujaron con las facciones clásicas del estándar de belleza asiático: rostro ovalado y piel tersa, ojos ligeramente grandes y labios llenos, que no son muy notorios en esa escena porque no lleva maquillaje, pero sí los vimos de antemano cuando va al spa con Katara, por ejemplo. Aunque le pese, Toph es hija de nobles y eso se nota también en su belleza ajajaja
Sí creo que al ser un espíritu completamente libre le habrá sacado provecho a ese atractivo que ella no podía ver por su cuenta pero que sin embargo seguro le arrastraba pretendientes por doquier. Toph no tuvo a Lin hasta más o menos los 30-31 años, probablemente antes de eso disfrutó de una vida sexual activa dado que no parece ser del tipo que necesita ataduras románticas eternas como el resto de sus amigos. Supongo que realmente nunca lo sabremos en tanto no nos den una serie decente como secuela de ATLA.
Viv: Muchas gracias por tu comentario y me alegra que disfrutes la historia! Bienvenida a bordo!
Wonderbabe: También te doy la bienvenida, espero que sigas disfrutando de la historia, hoy tenés otro poco de Zuko x Celos en este capítulo jajajaja Nos vemos la próxima!
¿Tendría que hablar de actualizaciones regulares o algo así, no? La verdad es que no sé qué tan de seguido pueda actualizar pero intentaré hacerlo al menos una vez a la semana. No puedo especificar un día porque eso depende de la cantidad de tiempo que tenga para escribir. A este capítulo lo fui armando poquito a poquito y lo terminé de corregir hoy.
Espero leerlos nuevamente, mientras subo el cap voy a ponerme a contestar bien sus reviews.
See you soon!
