Disclaimer: Avatar: The Last Airbender y sus personajes no me pertenecen y esta historia está creada con fines estrictamente recreativos.
.
.
.
Idilio
.
.
.
Tratos
-Se estima que la familia del Señor del fuego arrive en una semana, todo será dispuesto para que sea bien recibida y atendida mientras él y el resto de los héroes de La Guerra de los Cien Años visitan los sectores más destacados de la ciudad- Sokka habló con calma, a la cabeza de la larga mesa con todos los dignatarios y representantes convidados- Los hoteles en los que se hospedarán ya han sido reservados, pero los grupos habituales cambiarán.- Eso llamó la atención de Zuko. Los grupos habituales, eran las mismas formaciones en las que habían enfrentado a la Nación del fuego casi veinte años atrás. Así, Katara y él viajaban a algunas localidades, Aang y los líderes de la ciudad a otras y lo mismo sucedía con Sokka, Suki y Toph- El consejo ha deliberado dar una imagen de unidad familiar en Ciudad República, por lo cual el Avatar Aang, su esposa y sus hijos viajarán en conjunto, al igual que yo junto a la guerrera Suki y nuestra hija. Se ha tomado esta decisión en vista del embarazo en curso de la Maestra Katara, ya de público conocimiento. - El concejal posó su mirada en él y Toph, sentada a su lado- Eso significa que el Señor del Fuego y la Oficial Beifong viajarán en conjunto, el Rey Kuei los acompañará también. ¿Alguna duda?
Si alguien omitió sonido, no fue consciente de ello. Su mente se hallaba atrapada por la novedad, él y Toph tendrían al menos dos semanas para continuar con lo que sea que estuviera pasando entre ellos. Sería difícil dada la apretada agenda y el hecho de que tendrían que ser cuidadosos al escabullirse entre habitaciones pero, por todos los infiernos, lo haría funcionar, estaba decidido. No necesitaba meditar sus malas decisiones, el fuego en el que se quemaba junto a Toph era demasiado bueno como para querer evitarlo. No podía ni tenía la fuerza de voluntad para hacerlo, había arrojado los últimos rastros de cordura por la borda la noche anterior y esa misma mañana, cuando se despertó nuevamente en casa de la maestra tierra rodeado de caos y la maravillosa sensación del cuerpo curvilíneo de su amante pegado al suyo.
La observó de reojo, estaba llevándose uno de los aperitivos dispuestos sobre la mesa de juntas a la boca con una delicadeza que solo mostraba en público, sus labios rodearon la galleta de avena con lentitud y su cabeza se ahogó en recuerdos cercanos que deseaba repetir cuanto antes.
(-¿Qué estás haciendo?- La sonrisa impresa en su boca hizo cosquillas contra su abdomen, sus manos se posaron sobre sus caderas mientras el resto de su cuerpo seguía descendiendo- ¿Toph...?- Preguntó de forma airada, su respiración se detuvo tan pronto como esos gloriosos labios rozaron su hombría tentativamente- ¿Qué…?
-Cierra la boca, Chispitas- ella lo cortó, relamiéndose- Intento desayunar.)
Si, él definitivamente no debería estar pensando en eso. Sintió cómo su cuerpo elevaba la temperatura cuando un cosquilleo nada desagradable pero inconveniente lo recorrió súbitamente. La oficial a su lado giró la cabeza en su dirección y levantó una de sus cejas inquiridoramente, sin duda percibiendo su cambio por medio de las vibraciones del suelo. Se atrevió a extender una mano al mismo tiempo que ella para llegar a la bandeja de aperitivos, rozando suavemente sus dedos con los suyos para confirmarle lo que estaba aconteciendo en su mente. Ella lo ignoró sin disimulo, centrando su atención en Sokka, aún así no pasó por alto el movimiento tosco de su garganta al tragar saliva, su largo cuello robó la suya entonces. Moría por volver a besarlo y morderlo.
-Está decidido entonces- sentenció el concejal presidente en un tono que lo hizo salir del trance. Estrechó las manos de aquellos que formaban parte del comité representativo de la ciudad más no de su viejo grupo de amigos, una vez que todos ellos se retiraron los demás pudieron sumirse en una plática más simple, haciendo planes para los próximos días y para esa misma noche. -Toph, ¿En tu casa, cierto?- preguntó Sokka y la mujer a su lado asintió, moviendo su mano displicente.
-Si no tengo otra opción. - replicó.
-¿De qué habla?- interfirió él, parecía que se estaba perdiendo de algo.
-La última reunión antes de que todos empecemos las actividades locales- respondió Aang- Pensamos que quizá un poco de entrenamiento sea divertido. La casa de Toph es la mejor para que podamos combatir sin preocupaciones.
-Si rompen algo, lo pagan. - intervino la dueña del sitio en cuestión.
-Yo me ofrezco para cubrir cualquier inconveniente- la tranquilizó el Rey Kuei- No soy hábil en ningún tipo de combate pero sin duda disfrutaré del espectáculo, si algo sale mal me encargaré de ello.
-Eso es ridículo- lo cortó la maestra tierra sin molestarse en moderar su tono y ser amable- Si sus hombres pelean y rompen algo entonces puedo aceptarlo. Los demás pagarán por lo suyo.
-¿La Guardia del Reino Tierra asistirá?- él indagó recelosamente, una sonrisa tiró de los labios de la mujer.
-¿Algún problema con eso, Chispitas?- ignoró su mortificación ante el apodo y se limitó a responder.
-Creí que sería algo más privado.
-No será mucho, Señor del Fuego Zuko- aseguró el Rey- Sé que los asistentes a la reunión podrían protegerme mejor que nadie pero el protocolo real exige que lleve al menos dos escoltas. Mi capitán y su subordinado bastarán. - La frase que estaba claramente destinada a aplacar sus inseguridades no hizo más que duplicarlas.
-Lo entiendo perfectamente, Rey Kuei- devolvió con diplomacia.
-Está todo aclarado entonces- Intervino Aang, caminando hasta su lado- ¡Nos vemos en la noche!
El soberano del Reino Tierra no perdió tiempo en aproximarse al avatar y a él, aprovechando el recorrido hasta la salida para entablar otra conversación a la que vagamente prestó atención. Adoraba a Aang y podía tolerar al Rey Kuei pero sus prospectos de humor no eran muy fructíferos y menos en sintonía. Al atravesar la puerta del pasillo que los había llevado hasta la sala de juntas apreció al Capitán de la Guardia del Reino Tierra y a otros soldados aguardando por su monarca. Su objeto de recelo se aproximó a ellos y pidió unos momentos para ir en busca de la Oficial Beifong, deseando discutir brevemente algunas cuestiones de la seguridad en el hotel a cargo de varios oficiales de la policía.
Sí, claro.
Kuei concedió el permiso y el hombre desapareció por el corredor, él lo siguió con la mirada y reprimió el impulso de detenerlo... Por unos buenos diez segundos.
-Olvidé algo en el salón, por favor adelántese- masculló rápidamente, Aang preguntó algo pero ya no estaba prestando atención, su concentración se hallaba en la sala a unos cuantos metros de distancia y en la mujer que seguía en ella, también en el hombre que pretendía abordarla.
Toph probablemente ya sabía que él se estaba acercando pero no dio ninguna señal de reconocerlo cuando estuvo frente a la puerta entreabierta, atisbando lo que sucedía detrás de ella. El Capitán de la guardia pretendía acorralarla contra la mesa de juntas, pero Toph no movió ni un solo músculo y él desistió de ello, estaba claro que tampoco era un cazador dentro de su relación y que ella llevaba todo el control. Se mantuvo en silencio y escuchó con atención las palabras de Kanto, que al final había optado por posar una de sus manos en el antebrazo de la oficial.
-¿Qué sucede, Toph?- le preguntó y él apretó los puños ante la mención tan casual de su nombre- No me has contactado en días, no he sabido nada de ti fuera del trabajo y…
-Discúlpame- lo interrumpió ella, levantando una de sus manos para detener sus palabras, él acató la orden casi religiosamente- No sé qué parte de nuestro acuerdo te hizo pensar que debo darte explicaciones. - Zuko sonrió para sus adentros y se cruzó de brazos, esperando a ver cómo terminaba el asunto.
-Me has dejado en claro que no debo aspirar a nada formal contigo, pero esperaba que pudiéramos pasar más tiempo juntos hasta que me marchara- Su ceño se frunció al ver cómo el maldito tenía el descaro de tomar la cintura femenina que él había recorrido con sus manos hacía un par de horas y, peor aún, cómo Toph no hacía nada por detenerlo- La pasamos muy bien juntos…
Suficiente.
Quizá la elevación abrupta de su pulso cardiaco fue indicación de algo porque la mujer apartó al capitán sin miramientos justo antes de que él abriera la puerta.
-Toph- la llamó, completamente compuesto y haciendo énfasis en su nombre de pila casual, ese que Kanto no tenía ningún derecho a utilizar desde su punto de vista. El susodicho se inclinó al verlo y retrocedió cuando lo vio ingresar a la habitación- ¿Has terminado ya? Aang espera por nosotros.
-Supongo que sí- replicó ella- A menos que el Capitán tenga algo más que decirme- Sus ojos dorados se demoraron entonces en los de su competencia, buscando intimidar.
-Creo que ya he dicho lo necesario por ahora- suspiró el hombre- Oficial Beifong, Señor del Fuego Zuko, espero tengan un día excelso- Los dos devolvieron la inclinación respetuosa que les fue ofrecida y él contempló satisfecho como se marchaba, entonces empujó la puerta para que nadie más interrumpiera y enfrentó a la maestra tierra.
-¿Qué demonios ha sido eso?- espetó avanzando hasta estar a solo un paso de distancia de su cuerpo.
-¿Disculpa?
-Sabes a lo que me refiero.
-Cuidado, Señor del Fuego Zuko- ella ronroneó, su voz dejó asomar la cadencia de su procedencia noble- No le debo explicaciones al Capitán de la Guardia pero tampoco se las debo a usted. Le recuerdo que no soy yo quien está casada. - Sintió su ira bullir, en parte por la mención de su matrimonio, le molestaba que le echara en cara su falta de honor, y en parte porque sabía que tenía razón. ¿Cuántas veces se había dicho a sí mismo que ella era libre, que no le pertenecía y que debía echar por la borda todos esos celos irracionales que aparecían cuando la pensaba con otro hombre?
-No quiero que estés con él.
-Malas noticias, Mi Señor, no siempre podemos tener todo lo que queremos- se burló- Nadie puede, ni siquiera el Señor del Fuego. Kanto es un compañero de cama decente, igual que tu, y yo soy una mujer libre. No veo porqué deba ponerme a elegir, tu en cambio...
-Toph.
-Zuko. - Se encontraron en un punto muerto, ninguno dispuesto a ceder su posición, entonces ella sonrió y recorrió su pecho con uno de sus dedos, cortando su aliento- Como yo lo veo, jaja, tienes tres opciones. La primera es que aceptes mis reglas de juego y te dignes a compartir, la segunda es que simplemente te retires del tablero, yo seguiré con él y tú podrás dejar de preocuparte por ser un esposo infiel…
-¿Cuál es la tercera?- ella lo rodeó lentamente, como una leona armadillo lista para saltar al cuello de su presa, sus manos se posaron sobre sus hombros y sus labios se aproximaron a su oído bueno.
-Esa depende completamente de ti- dijo- Debes ofrecerme algo tan increíble que haga parecer innecesaria la idea de acudir a Kanto cuando bien puedo ir por ti… -frunció el ceño y miró sobre su hombro, en donde ella descansaba su barbilla. Estaba por preguntar a qué demonios se refería cuando ella se movió para capturar su boca en un beso breve- Tienes tiempo para pensarlo, Pies Ligeros viene por nosotros.
Ni cinco segundos más tarde el Avatar abrió la puerta, alegando que ya debían marcharse.
-¿Eso es todo lo que tienes, Pies Ligeros? ¡Supongo que necesitas más entrenamiento!- La tierra reverberó debajo de los pies de todos los presentes y una enorme roca se levantó del suelo en dirección al Avatar, quien a duras penas logró desviarla. A su lado Katara se cubrió la boca con la mano, sabiendo que no debía interferir o de lo contrario Toph aumentaría la intensidad de sus ataques. Estaban en el patio trasero de su casa, tan alejados de la propiedad como fuera posible para evitar dañarla. Aang envió una ráfaga de aire seguida por otra de fuego pero la maestra tierra rodó al suelo y se cubrió completamente con rocas, recibiendo el impacto sin siquiera inmutarse antes de planear su contraataque- ¿Quieres jugar con más elementos, eh?
-¿Ehh!… ¡No, Toph, lo siento... yo..!- El balbuceo de Aang fue cortado cuando la maestra montó una estela de tierra y se precipitó al ataque, el brazalete de roca espacial en su brazo se separó de su cuerpo y tomó la forma de una mano, casi como las que solían utilizar los Dai Li. El avatar previno los dos muros de roca que lo encerraron, más no la sonora cachetada metálica que acabó por enviarlo al suelo y fuera del cuadrilátero que habían delimitado para las peleas.
-¡Gané!- gritó Toph triunfante, Katara la observó desaprobatoriamente mientras caminaba hacia su esposo y comenzaba a tratar su mejilla magullada, Sokka rió y extendió su mano al Rey Kuei, quien simplemente suspiró antes de dejar algo de dinero en ella, había perdido su apuesta. Zuko observó a la maestra tierra, su actitud no distaba mucho de la Toph de doce años que había conocido en tiempos de guerra, más le era imposible eclipsar a esa niña con la mujer que tenía en frente. Llevaba solamente unos pantalones holgados de color verde y un top a juego, la banda de tela elástica afortunadamente se mantuvo en su sitio durante toda la pelea, resguardando su busto. Era una maldita pieza de arte esculpida por los espíritus más despiadados y lujuriosos, decidió. La forma en que sus abdominales y los músculos de sus brazos asomaban eran una indicación de su poder, más las curvas llamativas en su torso y caderas estaban destinadas a ser un recordatorio de su feminidad. Su piel pálida estaba cubierta de tierra y sudor, pero eso sólo parecía aumentar su atractivo.
Desgraciadamente, no era el único que lo estaba notando.
De pie detrás del Rey Kuei se hallaba Kanto, bebiendo de la visión que era Toph Beifong tal y como él lo hacía, aún no tenía idea de cómo hacer que su amante lo echara de su cama pero no estaba dispuesto a compartirla ni mucho menos a dejarla. Debería hacerlo, debería tomar esa oportunidad y recuperar un poco del honor que le debía a su esposa, pero al parecer era egoísta en lo que refería a Toph.
El maldito tomó una de las toallas húmedas que se hallaban dispuestas en la mesa oculta detrás de los árboles y luego caminó hacia la maestra tierra, quién se había aproximado al sitio para beber agua. Descaradamente Kanto pasó la tela por el cuello y los omóplatos de la mujer pero ella le quitó el objeto de un manotazo cuando hizo ademán de seguir descendiendo. Bien, pensó, aunque eso no indicaba nada, Toph no era partidaria del toque excesivo y menos en público.
-Pobre diablo- se burló Sokka a su lado, sus ojos fijos en la misma escena que estaba viendo él- De verdad debe pensar que tiene una oportunidad de conservarla.
-¿Deberíamos intervenir?
-¿Intervenir cómo?
-No lo sé- pensó- quizá le haga falta una buena paliza.
-Woa alto ahí, reina del drama- rio el concejal- Creo que ella es más que capaz de manejarlo, si alguien lo debe golpear entonces que lo haga ella.
-Quizá lo rete a un duelo- se encogió de hombros- Supongo que puede dar una batalla decente.
-Sería interesante de ver, pero primero tienes que combatir contra mi. Hace mucho que no uso mi espada.
-Y yo que pensé que querrías pelear conmigo- intervino Toph, colocándose a su lado, el Capitán retomó su puesto junto al Rey Kuei pero aún seguía cerca de ellos.
-Amo mucho a mi espada como para que uses tu control y la transformes a tu antojo, gracias.
-Cobarde- se mofó ella- ¿Qué hay de ti, Chispitas? ¿Te atreves a enfrentarme?
-Puedo hacerlo- no dudó ni un solo segundo en responder- Pero supongo que primero debo pelear con Sokka. Luego iré por ti.
-De acuerdo, supongo que Katara podría ser mi siguiente oponente.
-Me gustaría que me tomara en consideración para la próxima pelea, Oficial Beifong- intervino Kanto, Sokka y él intercambiaron una mirada a sabiendas de que el bastardo no duraría ni un solo momento de pie ante la maestra tierra.
-Oh, eso sería interesante- intervino el Rey Kuei, Zuko rió y Toph enarcó una ceja en su dirección- ¿Acaso no lo cree así, Señor del Fuego?- Sus ojos dorados buscaron los del capitán y respondió sin titubear.
-No es oponente para Toph.
-Espero que tú sí lo seas, Chispitas.- El pensamiento lo azotó súbitamente, sin que siquiera tuviera tiempo de procesarlo, más allí estaba. Creía saber lo que necesitaba para sacar al capitán de su camino, lo que necesitaba para marcar la diferencia y que ella no deseara volver a ponerle una mano encima a nadie que no fuera él. Sin dudarlo se acercó discretamente a la maestra tierra y murmuró lo suficientemente despacio como para que nadie más allá de ella lo escuchara.
-¿Podemos hablar un momento?- inquirió- En privado.- Ella pareció analizarlo por un segundo, intentando adivinar sus intenciones, luego lanzó una excusa rápida acerca de ir a buscar más bebidas para todos y guió el paso de vuelta a su hogar. Caminaron en silencio hasta que ingresaron al sitio y solo cuando estuvieron detrás de la puerta cerrada él tomó su mano y la llevó por el pasillo que acababa en el salón de madera.
-¿Qué estás haciendo?- preguntó ella cuando arribaron- Si estás buscando algo de diversión este es un pésimo lugar- le advirtió- no podré sentir si alguien se acerca.
-Dijiste que debo ofrecer algo que él no sea capaz de darte- sentenció, ignorando sus cavilaciones.
-Si, ¿Y eso qué?- Que ya sabía cómo marcar la diferencia. Toph era poderosa y dominante, no había forma de quitarle el control de las manos en ningún aspecto y era justo eso lo que debía hacer. No podía hacerlo en tierra, en donde ella anticiparía cualquiera de sus movimientos y tampoco podía confiar en sus habilidades de combate porque su oído privilegiado lo detendría. Solo tenía a su favor el hecho de que, sin importar qué tan buena luchadora fuera, al final del día él era mucho más fuerte. Toph sabía cómo usar la fuerza de un oponente en su contra, así que no podía jugar al estratega e ir usando movimientos típicos de ataque. Debía ser salvaje, letal y preciso, usar solamente el instinto de un depredador y su fuerza bruta. -¿Chispitas?
-Olvídalo, deberíamos regresar- ella resopló y giró sobre sus pasos, lista para hacer justo eso. No había avanzado más de dos centímetros cuando él la tomó por la garganta y la envió de bruces al suelo, presionando cada una de sus extremidades con las suyas, impidiéndole hacer ningún movimiento. Toph se retorció debajo de su agarre y lo maldijo, sus palabras salieron entrecortadas a causa del firme agarre de sus dedos contra su largo cuello. Cuidando de no darle espacio para defenderse la volteó y apresó sus muslos con los suyos, una de sus manos sostuvo las suyas sobre su cabeza mientras la otra seguía firmemente presionada en su pulso. Ella siguió forcejeando varios minutos, su pecho se agitó salvajemente por la respiración laboriosa y finalmente desistió. Zuko se mantuvo quieto, sin cambiar absolutamente nada. Era la primera vez que podía contemplarla debajo de él, la primera vez que había logrado dominarla, y la vista no decepcionaba. El cabello desaliñado de Toph luchaba por escapar de su arreglo habitual, su busto ascendía y descendía con rudeza a causa del esfuerzo, su piel blanca seguía viéndose húmeda, sus mejillas estaban sonrosadas y sus labios entreabiertos e invitantes. Lentamente liberó sus manos y su garganta, apoyó las palmas a ambos lados de su melena negra y alivió su peso, no iba a tomarla por la fuerza, jamás se le ocurriría hacer algo así, pero le había ganado limpiamente y ahora aguardaba su recompensa.
Tentativamente acarició su pequeña nariz con la suya y atrapó su respiración, tentando a sus labios, intentando saber si tenía su consentimiento para seguir adelante. Acarició la curva de su clavícula y descendió para rozar sus senos cubiertos con solo una caricia de plumas, siguió bajando hasta su centro pero no hizo presión ni siquiera sobre la ropa, en su lugar volvió sobre su recorrido previo y acabó por descansar sus manos nuevamente a los costados de su cabeza. Toph respiró su aroma, seguía agitada y completamente molesta, había un ligero color rosado en su cuello, dónde la sostuvo para cortar su aire y dificultar su escape.
-Toph…-murmuró contra su mejilla, haciéndole cosquillas. No tenían demasiado tiempo y estaban en un pésimo sitio como para avanzar sin preocupaciones, sus amigos, el Rey Tierra y sus soldados estaban afuera. El último pensamiento le sacó una sonrisa socarrona pero la voz de la mujer inmóvil debajo de su cuerpo descartó todo lo que no fuera ella dentro de su cabeza.
-Sólo fóllame maldita sea- le ordenó, sus dedos subieron para enredarse en su cabello y acercarlo a su rostro, él gruñó en medio del beso, mordiendo su labio inferior para invadir su boca. Sus manos fueron directo a la cinturilla de su pantalón para bajarlos levemente y ella hizo lo propio, elevando sus caderas del suelo. La oyó gemir cuando llevó uno de sus dedos a su entrada, pretendiendo comprobar que estuviera lista para recibirlo.
-Maldición, Toph, estás tan jodidamente húmeda...- Por toda respuesta ella volvió a besarlo y luego apretó sus caderas para reunir su pelvis con la suya. Él también estaba listo para hundirse en su cuerpo, siempre parecía estar listo cuando se trataba de ella, el deseo que lo consumía era demasiado grande como para ser contenido. Su interior cálido y estrecho le dio la bienvenida y comenzó a embestirla con fuerza, ahogando sus gemidos en su cuello, sintiendo como enredaba sus largas piernas detrás de su espalda, llevándolo tan profundo como era posible.
-¡Date prisa!- ella gimió en su oído y él obedeció como el esclavo sediento de su cuerpo que era, moría por escucharla acabar, por sentirla estrecharse a su alrededor y arañar su espalda. Su aroma era intoxicante, no había forma de que pudiera abandonar eso, abandonarla a ella…
Toph era un maravilloso desastre, mientras la observaba arquearse debajo de su cuerpo se le ocurrió que no podía existir un criatura tan devastadora y hermosa. Sus ojos se apretaban por inercia, cerrándose involuntariamente ante el placer que él estaba provocando, sus uñas estaban aferradas a su ropa, buscando liberarlo de esos confines para aunque sea sentir un poco más de piel contra su torso. Zuko movió su mano para bajar el top que cubría sus senos y procedió a estimularlos, disminuyó la cadencia de sus estocadas, haciéndolas más lentas y profundas, su otra extremidad se movió a la perla entre sus piernas, aplicando presión para apresurar su orgasmo y retrasar un poco más el suyo. La maestra tierra se retorció en medio de gemidos, su voz grave y femenina era todo el incentivo que necesitaba para seguir con sus atenciones.
-¡Justo ahí, justo así!- ella siseó contra su oído, arrastrando sus dientes por el lóbulo de su oreja, su cuello y su barbilla. Mantuvo el ritmo indicado y no pasó demasiado tiempo antes de que su boca estuviera contra su hombro, mordiendo para acallar el grito de placer que la hizo enterrarle las uñas en la espalda y apretar más las piernas contra su cintura, Zuko entonces aumentó la velocidad de sus embestidas, alcanzando su punto máximo de placer y llevándola a ella a un segundo orgasmo cuando a duras penas había bajado del primero.
Colapsaron en un lío de extremidades sudorosas y enredadas, él enterró su rostro en la unión de sus pechos y ella acarició distraídamente su cabello, recuperar el aliento no sería cosa sencilla. Habría querido quedarse así por mucho más tiempo, simplemente escuchando el ritmo acelerado del corazón de su amante y sintiendo a sus manos repartir toques ligeros en su cuero cabelludo, más el eco de la puerta trasera abriéndose y unos pasos adentrándose a la casa los puso en alerta.
-¿Toph, Zuko?- Era Sokka. El Señor del fuego acomodó rápidamente el top de su compañera y le alcanzó sus pantalones descartados, luego acomodó su propia ropa aunque nada podían hacer para disimular el estado deplorable en el que ambos se veían, absolutamente agotados y enrojecidos, llenos de sudor. Justo cuando el concejal abrió la puerta del gimnasio sintió a Toph tomar uno de sus brazos y torcerlo detrás de su espalda, una de sus piernas pateó un punto sensible detrás de su rodilla izquierda y cayó de bruces al suelo de madera, el impacto borró momentáneamente el placer que aún recorría su cuerpo.
-¡Gané!- la oyó gritar y Sokka emitió una exclamación repleta de sorpresa.
-¿Por qué no me dijeron que lucharían en el salón de madera?- se quejó- Maldición, Toph, lo rompiste, ahora no podrá pelear conmigo- la maestra tierra rio y lo ayudó a incorporarse, él masajeó su hombro y su brazo. -Los dos se ven acabados- Oh si tan solo supiera… -Los dejaré descansar antes de pelear con cualquiera de ustedes, no quiero que después usen de excusa el agotamiento cuando les gane.
-Sigue soñando, idiota.- Sokka ignoró el insulto.
-Suki está a punto de pelear con los dos soldados del reino tierra, creí que quizá les gustaría verlo.
-Adelántate, nosotros vamos a limpiarnos- Zuko esperó a que su amigo saliera para volver a enfrentar a Toph, quien estaba acomodando su cabello. Respiró profundo, sin saber cómo preguntar lo que deseaba exactamente -¿Fue eso...?
-Eso fue increíble, Chispitas- lo interrumpió de antemano.
-¿Eso significa no más Kanto? - él presionó, en sus labios se dibujó una mueca maliciosa que le provocó escalofríos. Toph se apegó a su cuerpo, tanteando sus hombros y elevando su rostro al suyo, como si fuera a besarlo.
-¿Quién es Kanto?- murmuró contra su boca, poniéndose en puntas de pie para darle uno de sus acostumbrados mordiscos, intentó tomarla por la cintura pero ella lo apartó de un empujón.
De todas formas no importaba, eso era todo lo que necesitaba escuchar.
N/A
Lo dije en la nota del segundo capítulo y lo digo ahora: KANTO WHOOOO
¿Cómo están mis patos-tortuga? ahr Justo cuando hablé de actualizaciones regulares desaparecí, ya parezco Roku jajajja Lo cierto es que no tomé en consideración que empezaban las clases y me fue difícil escribir durante la semana. Terminé el capítulo ayer de madrugada pero estaba muy cansada para corregirlo así que dije "mejor lo posteo el lunes a la noche cuando esté perfecto" No sé si está perfecto, pero es lo mejor que pude hacer.
Sigo chillando porque cada vez hay más gente sumándose a esta historia, así que acá van los reviews sin cuenta:
Viv: "Zuko tiene tres modos: el vergonzoso, el horny y el juguemos a matar a Kanto" JJAJAJAJAJJA me partí de risa con eso. Me alegra que te haya gustado el capítulo y espero que este también sea de tu agrado. Toph es activa no solo en el TOKO sino en cualquier ship existente con ella and you can't change my mind. Es imposible imaginarla sumisa, por eso para esta actualización recalqué en todo momento que Zuko estaba en control pero no lo estaba al mismo tiempo.
Guest: Bienvenida al lado oscuro! No tengo idea de cuántos capítulos sean pero sé que no van a ser muchos. Ya el que viene va a ser un fuegazo y va a marcar el puente de la historia. De por sí es un fic que no tiene mucha trama, se basa más que nada en la pareja así que va a ser simple terminarlo.
Wonderbabe: Que bueno que te haya gustado! Acá te dejo una nueva dosis ;) Nos vemos la próxima, gracias por leer!
Mar Sea: Bienvenidx a vos también! Es tan lindo encontrar a gente que quiere leer esta pareja 3 Así que entiendo cómo te sentís. Yo creo que Toph y Aang son los personajes más destrozados por LOK pero bueno, no le podes pedir mucho a una serie que solo estaba planteada para una temporada, está claro que planearon y escribieron todo sobre la marcha, por eso hay tantos villanos sin demasiado desarrollo, contrario a ATLA. Nos vemos en el siguiente capítulo.
¡Prepárense porque en el próximo se viene lo bueno, jóvenes! ¿Creyeron que esto venía siendo hot? Bueno, todavía no vieron nada ;)
Nos vemos!
