Capitulo 2: Caos en el festival
(Krel Pov)
Trolls…
Antiguamente junto a los humanos, los trolls tenían la forma más grande de sociedades y comunidades en todo el mundo, todo mientras vivían bajo tierra, manteniéndose lejos de la superficie y manteniendo su existencia en secreto de la humanidad para evitar el caos y el pánico según su punto de vista, pero en realidad, era por miedo a ser discriminados y cazados como había sido con muchas otras especies de criaturas mágicas en el pasado.
Conocidos por su piel dura, parecida a una roca de diferentes colores, sus tatuajes tallados, los trolls machos son más grandes que las hembras, con grandes cuernos en la cabeza y tienen colmillos inferiores visibles. Además de también ser conocidos por enojarse fácilmente, además de su lealtad, inteligencia y sabiduría en algunos casos… y aun sabiendo todo eso, yo solo no sabía cómo clasificar con exactitud al troll que tenía delante de mí, quien seguía llorando en silencio.
Parecía del tamaño de Nomura, pero claramente era un troll macho como Arrgghh y Draal, o incluso como el alcalde, ¿será que era joven? Por otro lado, no sabía si era de carácter fuerte, siendo por ello que no quería arriesgarme a hacerlo enfadar al preguntar algo que no debía.
Aun así… ¿Por qué lloraba? Estábamos en un festival por el aniversario de la ciudad ¿estará triste? O acaso… ¿son lagrimas de alegría? Además… ¿Por qué la armadura? ¿era moda por aquí?
Krel: Oye… esto… -dije antes de ser interrumpido por él.
?: Que bien huele… esta noche, todo huele bien, todo se ve bien… esta vista, se ve genial ¿Cierto? Todos los Fays, tan llenos de alegría y de felicidad… -exclamo con una sonrisa aun mientras seguía llorando.
Krel: ¿Qué?
?: Celebra… come, bebé, canta, baila… todos tienen derecho a hacerlo, este es el festival milenario que los Fays han esperado desde los tiempos tiránicos del rey Arturo, e incluso mucho antes de eso también… -dijo en un suave susurro antes de darme una palmada en el hombro- celebra con todos… que la luz del día este bajo tu mando.
Krel: Es… está bien… -dije antes de darme cuenta de que ya no estaba, de un momento a otro, ese troll se había ido, como si nunca hubiera estado allí- en verdad… hay muchos tipos de personas… estaba llorando… y daba miedo.
Solo… ¿Qué le pasaba a ese tipo?
(Blinky Pov)
¿Hace cuánto empezó esto?
La verdad es que no lo recuerdo, creo que… yo por mi parte, aún a pesar de que la ciudad entera estaba celebrando el aniversario, aún cuando estaba viendo todas las festividades desde mi oficina en el último piso del edificio más alto de la ciudad… yo aún no podía creer que esto ahora era una realidad, si recuerda cuando su lucha empezó, hace por lo menos 20 años atrás.
Fue cuando, al estar harto del modo de vida que teníamos los trolls, me dirige al mundo humano, en un pueblo llamado Arcadia Oaks, y deje en claro mi deseo de igualdad en lo que admitía tener la mente abierta mientras trataba de promover la amistad entre las criaturas mágicas y los seres humanos. En ese entonces, en la alcaldía del poblado, señale que, a pesar de tener morfología diferente, todos compartíamos el mismo mundo, el mismo mar y sol.
También afirme que los Fays no deben juzgar a todos los seres humanos por los que han causado masacres y discriminación a su pueblo durante siglos, ya fuese matándolos o haciéndolos esclavos, ya que esas acciones solo provocaron que la distancia entre ambos mundos se hiciera cada vez más y más grande, lo cual causaba por sí solo el cierre del corazón ya fuera de un Fay o de una persona, y que si continua así, siempre habrá una barrera entre humanos y Fays.
Claro que al principio nadie me escucho, es más, aunque fui protegido por la alcaldesa de Arcadia en aquel entonces, más de una vez los humanos habían intentado matarme, ya que, al parecer, sin importar cuantos siglos pasen, los humanos siempre tendrán la misma reacción ante lo que fuera nuevo o diferente, lo trataran de someter, y en caso de no lograrlo, lo erradicaran sin piedad, solo porque no lo entienden.
Pero yo claramente no me iba a dar por vencido, comencé a hacerme escuchar, poco a poco fui recibiendo el apoyo de otras razas, y no solo de Trolls, sino que, de toda clase de criaturas mágicas, incluso, con tal de lograr lo imposible, hice lo impensable, desperté a Merlín de su largo sueño a la vez que descubrí que Morgana en realidad no estaba tan aprisionada, los obligue a dialogar durante meses hasta que finalmente lo conseguí, que ambos hicieran las pases y se unieran para un bien mayor, un mejor mañana para las criaturas mágicas… Fays, como empezaban a llamarnos los humanos en general.
Y así, tras años de ardua lucha y diplomacia, contando muertes de amigos importantes en el proceso como el viejo líder de mercado troll, Vendel… fue que los Fays obtuvimos nuestra primera victoria, Fay City. Una ciudad donde los Fays del mundo pudieran buscar refugio, tener donde vivir y coexistir sin miedo ante la persecución causada a base de la estupidez y la ignorancia. Bien algunos dirán que las naciones unidas solo querían librarse de nosotros dándonos esta isla donde fundar nuestra ciudad, pero… a mis ojos, a los ojos de los Fays… era nuestra primera victoria ante la humanidad.
Blinky: 10 años… aún no puedo creer que ya hayan pasado 10 años…
?- Pues créelo, después de todo, tu fuiste quien hizo esto posible amigo mío…-exclamo con algo de gracia una voz atrás de mí.
La cual pertenecía a uno de mis más grandes aliados en lo que fue la creación de Fay City desde el momento en que lo desperté de su sueño eterno, aún usando la misma vieja armadura medieval con la que lo encontré, se hallaba ante mí el mago más grande de todos los tiempos, Merlín.
Blinky: Veo que aún no has ido con un barbero para que te arregle esa barba -dije a modo de broma en lo que él puso una expresión seria en respuesta.
Merlín- Mientras viva nunca pondré un pie en uno de esos lugares ¿Qué tienes contra mi maravillosa barba? Irradia sabiduría.
Blinky: Lo que digas… -dije con humor antes de ponerme serio- … ¿sucede algo?
Merlín: … Se trata del primer ministro Pepperjack -dijo sin rodeos, directo y cortante, como siempre.
A lo cual, por mi parte, solo solté un largo suspiro antes volver a mi disfraz humana y simplemente dirigirme a la sala de reuniones de la alcaldía, donde, a través de un monitor, se encontraba esperándome un ser humano de mediana edad con una sonrisa de oreja a oreja, con sus lentes reflejando sus ojos, dando una apariencia un tanto maliciosa si lo pensaba bien... aunque, desde que lo conoce, el primer ministro Oliver PepperJack.
Ministro Oliver: Alcalde Galadrigal, que guste que al fin me honre con su presencia -exclamo con un claro sarcasmo en su voz.
Blinky: Primer ministro Pepperjack, siempre es un placer saludarle… -exclame con cordialidad- ¿a que se debe el honor?
Ministro Oliver: Nada más que decir… felicidades por el aniversario de diez años, Blinky.
Blinky: Si esto es posible, es todo gracias a su comprensión y a la de otros humanos importantes -dije en lo que el solo se carcajeo con suavidad.
Ministro Oliver: Sin embargo, no me malinterpreten, como sabe, la zona especial para Fays no es un área impenetrable como ustedes creen, si ustedes los Fays, comienzan a comportarse de forma peligrosa… el gobierno americano tendrá que meter mano en el asunto, solo no se que podría pasar o cuando… como sabes, las cosas en Washington están algo turbias por todo el asunto del aniversario de Fay City.
Blinky: Lo sé, soy consciente de ello… las revueltas frente al congreso aún siguen a pesar de lo tarde que es ya… estoy al tanto -dije suspirando pesadamente- … ¿Cómo se encuentra su hijo? -pregunte de forma casual, aprovechando lo que hasta donde sabía, era el mayor punto débil del hombre.
Su extravagante único hijo amante de todo lo mágico y sobrenatural, siendo en parte la principal razón del ministro para apoyar el proyecto que era Fay City, Elijah Leslie Pepperjack.
Ministro Oliver: ¿Eli?... Nada por fuera de lo normal, va a clases, se queda en casa la mayor parte del tiempo, todavía sigue inventado historias alocadas respecto a alienígenas y cosas sobrenaturales, ya sabes como es… hombres lobos fuera de la ciudad Fay que en realidad son hombres muy peludos, alienígenas verdes que quieren conquistar el mundo y que busca hacer paz… hay de mi pobre hijo loco.
Blinky: Yo diría que solo tiene una gran imaginación, señor -dije sin poder el evitar fruncir el ceño un poco, yo ya había tenido la oportunidad de hablar con el chico un par de veces, y podía decir con certeza que no estaba loco, solo era… bastante imaginativo y optimista, tal vez demasiado para su bien en realidad, tomando en cuenta toda su situación, claro.
Ministro Oliver: Pensaba que su fase de la fascinación por lo paranormal se iría cuando nos mudamos de Arcadia en busca de una vida mejor, pero… tal parece que ese no fue el caso…
Blinky: Ambos sabemos que no es una fase y que no es así de fácil que deje de lado esa parte de él… -dije logrando hacer que suspirara antes de verme con seriedad.
Ministro Oliver: Agradecería que no te metieras en mi vida privada o en la de mi familia, Blinky… -dijo cortante- por cierto, seguro no tengo que decírtelo, pero… la coronel Kubritz sigue insistiendo con abolir el estado igualitario de los Fays en la sociedad actualmente, la revuelta de hoy fue dirigida por ella, así que, como siempre, cuento contigo para mantener las cosas bajo control en la ciudad, mientras todo este en orden… no abra medidas que tomar -dijo para que luego la pantalla del monitor se apagara.
Y una vez eso paso, no pude evitar soltar el suspiro que tenía retenido.
Blinky: Algunas cosas no cambian, igual que siempre… no puedo decir si nos está felicitando, o si, por el contrario, nos está amenazando -dije resignado a la vez que Merlín se posicionaba al lado mío.
Merlín: Es verdad, sí, pero… aun así, no lo olvides, han pasado diez años -dijo para luego sorprenderme al ofrecerme una copa de lo que posiblemente era una bebida especial para Fays mientras sostenía una copa propia en la otra mano- esta noche me decidí por algo especial, un poco de la milenaria bebida que ha acompañado tanto a mortales como a dioses durante milenios, la hidro miel… de repente se me antoja un poco de haggis para acompañar -menciono pensativo a la vez que yo no pude evitar soltar una carcajada.
Blinky: Hasta yo que soy un troll debo decir… ¿Cómo haces para comer esa abominación culinaria sin enfermarte?
Merlín: ¡Lo dice quien puede comer gatos y calcetines como si nada! -dijo para que luego nos viésemos fijamente unos momentos antes de soltar una gran carcajada.
Y de allí, todo lo que hice fue volver a mi forma de troll para luego dirigirnos al ventanal de mi oficina, donde la vista de toda la ciudad era sublime, ya que, el ver desde arriba a nuestro hogar, para asegurarnos de que todo estuviese bien, o al menos tener la sensación de que así era, bien me atrevía a decir que era una cosa que tanto el viejo hechicero como yo teníamos en común.
Merlín: Un brindis… por la pelea de diez años del alcalde Blinky Galadrigal -dijo levantando su copa, haciendo que yo hiciera lo mismo.
Blinky: Por la lucha de diez años… a diez años más de Fay City.
Y así, brindamos los dos, un brindis para recordar todo, las lagrimas derramadas, el dolor sufrido y vivido, los amigos perdidos, así como los nuevos, todo un viaje para llegar a donde estábamos ahora, del cual, estaba seguro de que, a pesar de cometer errores, ninguno de los dos nos arrepentíamos de las decisiones que tomamos.
Blinky: … Draal y Aaarrrhhggg volvieron hace poco… al parecer los ataques de cazadores a las afueras de la ciudad no han menguado en lo más mínimo… -dije haciendo al hombre junto a mi negar con fastidio.
Merlín: El ser humano es de las especies más conocidas respecto a no aprender un error sin importar cuantas veces lo hagan… -suspiro con exaspero- por cierto… ¿Dónde está él?
Blinky: ¿Se refiere al Maese Jim? Se encuentra en las festividades, por increíble que suene, divirtiéndose como si se tratara de otro civil -dije haciendo que el viejo hombre me viera con sorpresa antes de asentir en señal de comprensión.
Merlín: Entiendo… sí, lo tiene merecido, esta noche es muy importante para él… aún así, tal vez lo vaya a buscar más tarde -dijo reflexivo.
A lo cual yo solo me encogí de hombros antes de servirme otra copa, usualmente no era mucho de beber… ¡¿pero que rayos?! ¡hoy era un día de fiesta a fin de cuentas!
(Krel Pov)
Es oficial, si seguía así probablemente no iba a dormir nada.
Había tantas cosas que ver y explorar que la sola idea de descansar ni siquiera pasaba por mi cabeza, y tampoco era como que tuviese mucho que hacer el día de mañana, es más, quizás su mayor preocupación en ese momento era encontrar donde pasar la noche, pero ya abra tiempo para eso luego, a fin de cuentas ¡la noche es joven!
Ahora me encontraba en lo que parecía ser un puesto de dulces, el cual era atendido por una bruja algo anciana, pero ignorando ese detalle, debía admitir que su inventario era bastante variado, estaba lleno de cosas que jamás había visto. Y que, si bien algunas si se animó a probar, otras solo las vio reojo y ya.
Algunas cosas que había eran: los calderos de chocolate (rellenos con algo llamado whisky de fuego, que para resumir, me hicieron sentir mi interior ardes cuando los probé), ranas de chocolate (la cual ni pude probar porque salto de mi mano en cuanto la tome), pastel de caldero (que aparentemente tenían globos oculares dentro y por lo tanto cortésmente lo rechace), cucuruchos de cucaracha (no tenia que ser un genio para saber de que eran) y grajeas, de las cuales compre dos por curiosidad, ya que la publicidad decía que los sabores eran aleatorios, y que literalmente tenían de ¨todos¨ los sabores.
Y vaya que no exageraban con eso, la primera que comí era del clásico sabor a chocolate, pero la segunda… si tuviese que describirlo, era como cuando me quite los zapatos luego de un día ajetreado en el que el autobús me olvido tanto de ida como de vuelta, comer eso era como sentir el olor de pies sudados y olorosos en mi boca… fue desagradable.
Pero, al menos era mejor que el puesto anterior al que fui, en el que una vieja ogra estaba vendiendo tartas de pixies… con pixies vivas, y desde ya puedo asegurar y hasta jurar que eso me hará tener pesadillas si sigo pensándolo a detalle.
Krel: Ah, esto de verdad me ayudo a quitar el sabor de mi boca -dije para luego darle otro trago a la bebida que le había comprado a un sátiro de uno de los puestos- debo decir que es como dice el eslogan ¡si no has probado el néctar, no has vivido! ¡en serio es bastante fuerte! -dije mientras tomaba otro sorbo, antes de que, sin previo aviso, alguien me hablase por atrás.
Nomura: Cielos, sí que comes -dijo sorprendiéndome y haciéndome escupir la bebida de golpe- veo que eres fan de la comida de las deidades griegas, también deberías probar la ambrosia, se puede conseguir en forma de brownies o en palitos por aquí, y por cierto… sabía que tenías más dinero -menciono mientras que por mi parte apenas estaba logrando retomar el habla luego de que el néctar se fuera por un mal camino en mi garganta.
Krel: ¡Ponte un cencerro ¿quieres goblin?! -dije molesto, solo para que ella pareciera indignada por un momento.
Nomura: Soy una troll y lo sabes, no compares mi bella figura con la de esas plagas de apariencia grotesca y barata -exclamo cruzada de brazos- como sea, no cambies el tema, sino más recuerdo, cuando te salve la vida dije que quería todo tu dinero ¿no? Estoy consternada, los niños son tan traicioneros últimamente.
Krel: Obviamente no te daría todo mi dinero, yo también tengo que comer ¿sabes? ¡así que no esperes que te dé más! -mencione cruzado de brazos- además, somos completos extraños que solo se han relacionado una vez ¿o no?
Nomura: Oh vamos ¿realmente te parezco tan egoísta como para que no te dignes a siquiera hablarme? Eso me pone triste, en serio, muy, muy triste -dijo con un tono claramente falso que solo me hizo resoplar con fastidio.
Krel: ¿En serio tengo que contestar? -dije para luego sentir un movimiento en mi capucha, a lo cual rápidamente me di la vuelta.
Solo para ver con completa consternación el como lo que parecía ser un gremlin con bigote de verde claro estaba huyendo a toda prisa de donde estaba, con nada más y nada menos que mi billetera en una de sus manos.
Nomura: Y ese si es un goblin ¿ahora vez porque me ofendí? -menciono de forma casual, logrando sacarme del shock.
Krel: ¡Un ladrón!
Nomura: Hay, pobre de ti, por eso debes tener cuidado por aquí, ciudad Fay tiene sus calles plagadas de seres astutos y escurridizos como ese -exclamo como si hablara del clima.
Krel: ¡¿Es una maldita broma?!
Nomura: Oye… ¿seguro que quieres discutir ahora? No es mi asunto, pero… el carterista se está escapando -dijo haciéndome tener un debate mental, por un lado, ella tenia razón, pero por otro… ¡odiaba que la tuviera!
Krel: Esto no se quedará así… ¡maldición! ¡alguien atrape a ese carterista! -grite antes de darle la espalda y comenzar a perseguir al condenado goblin a la vez que sobre mi volaban seres con apariencia humana, todos con trajes de colores y alas volando tras el ladrón igual que yo, haciendo que escuchase a Nomura resoplar con fastidio atrás de mí.
Nomura: Parece que algunas hadas caritativas decidieron ayudarlo ¿Qué esos hippies samaritanos no tienen nada mejor que hacer? -la escuche mencionar con desagrado.
A la vez que por mi parte solo pensé que entonces, así como había ladrones como los goblins (Y Nomura), al parecer también había seres que hacían una especie de servicio comunitario, como este tipo de hadas… interesante.
Pero, aún con la ayuda extra, y para mi sorpresa, el goblin era ridículamente ágil, si lo comparaba, era como una mezcla entre un gato y un mono respecto a lo escurridizo que era, y así, antes de darme cuenta, había cruzado toda la aglomeración de Fays que estaban en el festival para así acabar debajo de la gran pantalla de la plaza central, la cual era sostenida por grandes vigas de acero especiales para grandes arquitecturas como esa.
Y fue mientras buscaba por los alrededores que vi algo sumamente extraño, o al menos inusual en el mejor de los casos, ya que se trataba de un Fay que tenia toda la pinta de ser un orco, usando un traje de mantenimiento y aparentemente inspeccionando algo en la base de una de las vigas, algo que la verdad yo no entendía, es decir ¿Por qué un técnico necesitaría revisar una base de la pantalla gigante? ¿necesitaba mantenimiento general o algo?
Aunque de todas maneras no pude pensar mucho en ello debido a que en cuanto el orco noto que era observado, solo tomo una maleta que traía consigo y se fue rápidamente, dejándome muy confundido la verdad.
Krel: Ok… eso fue extraño -mencione arqueando una ceja antes de recordar el porque estaba allí en primer lugar- ¡maldición! ¿A dónde fue? -me pregunte a mi mismo mientras inspeccionaba el lugar, solo para darme cuenta de que lo había perdido.
Y decir que estaba molesto por ello era quedarme corto, siendo por ello que, en una rabieta (claramente justificada para alguien tan listo y maduro como yo) le di un golpe a una de las vigas para tratar de sacar la ira, aunque fuera un poco de mi sistema, pero, en el momento que hice eso, justo atrás de mí se produjo una explosión que me hizo caer al piso por la fuerza de esta.
Por suerte no había salido herido de ese repentino suceso, pero las cosas solo empeoraron de la nada cuando escuche como las vigas de acero estaban empezando a ceder ante el peso de la pantalla gigante, la explosión las había dañado, y ahora, la pantalla estaba a punto de caer encima de mi y de otros cientos de Fays que observaban con horror la escena.
Siendo así que, siguiente el ejemplo de todos ellos, pensaba salir corriendo para estar a salvo, pero antes de hacerlo, para mi sorpresa y consternación, vi como un señor que por sus ropas y apariencia parecía un duende anciano, estaba tratando de huir como todos, solo que el lo estaba haciendo a paso lento pero seguro con su andadera, algo que, ya fuera por lo hilarante o tonta que me parecía la situación, o por el hecho de que nadie más parecía que lo iba a ayudar, acabo por hacerme reaccionar.
Krel: ¡Muévase! -grite para luego empujar al venerable duende por la espalda para que se moviera más rápido y así ambos comenzar a correr más a prisa- ¡apresúrate, abuelo!
Pero, sin importar cuanto de rápido estuviéramos corriendo, o bueno, corriendo yo ya que en un momento me arte y decidí cargar al hombre y su andadera con mis brazos inferiores, fue que vi para mi horror que la pantalla estaba a nada de caernos encima, y… muchos probablemente ya estarían gritando y llorando desconsolados, pero, yo… todo lo que hice al final fue solo sonreír cansado.
Krel: ¨Bueno… supongo que esto me pasa por querer jugar a ser el héroe y no pensar en estar a salvo… supongo que no a todos se nos da tan genial como a Nomura y compañía…¨ -pensé mientras cerraba los ojos y esperaba el impacto.
El cual… nunca llego.
Ya que, antes de darme cuenta, sentí como era cargado por alguien de aparente gran fuerza, y para cuando me di cuenta, tanto el señor como yo estábamos a salvo, ya la pantalla había caído, con la suerte de que ninguno de los dos estábamos debajo de ella, al parecer, quien nos estaba cargando nos había salvado… aun así ¿Qué diablos acaba de pasar?
Y cuando levanté la mirada para poder ver con claridad al rostro de mi salvador, cual no fue mi sorpresa al ver al mismo troll que me encontré cuando inicio el festival, el de la armadura negra, cargándonos al duende y a mí como si no pesáramos apenas nada.
Krel: No lo creo… ¡tú eres el llorón! Espera… sigues llorando -dije al notar ese detalle en el troll que solo me vio con una expresión seria a la vez que dejaba de llorar.
Jim: También me da gusto verte, y mi nombre es Jim, no ¨llorón¨ -dijo en lo que colocaba al hombre mayor en el suelo antes de agarrarme a mi de la espalda por medio del extraño traje que tenía puesto y que había reemplazado mi ropa cuando cambié, para luego pasar a fulminarme con la mirada.
No sabía que era más incómodo, el como cambio de golpe su actitud conmigo, o el hecho de que, si lo comparaba, en ese momento me sentía como si fuera un gato a quien su dueño sorprendió haciendo una travesura y lo estaba regañando, y que me estuviera agarrando de este modo no ayudaba en nada a no sentirme de esa manera.
Jim: Responde con honestidad, y así tu castigo tal vez no sea tan severo.
¿Castigo?
Jim: ¿Fuiste tú? ¿El que arruino el festival milenario de los Fays?
Krel: ¿Qué? ¡No, yo no tengo nada que ver con esto! ¡Todo lo que hice fue golpear una de las vigas en un ataque de rabia!
Jim: ¡¿Y con eso la hiciste explotar?! -pregunto haciendo que le viese consternado.
Krel: ¿Hablas en serio? ¡¿Si quiera parezco del tipo fuerte?! ¡te digo que no fui yo! -dije para luego acordarme de algo, de paso haciendo que el troll, ahora de nombre Jim, me viese confundido- es verdad, ese tipo… ¡ese orco que estaba escabulléndose entre las vigas!
Jim: ¿Ese tipo?
Krel: Hace un momento estaba persiguiendo a un carterista que se había robado mi billetera, y fue cuando vi a un orco que parecía estar haciéndole algo a las vigas que servían como pilares para la pantalla ¡seguro fue él! -dije sin que él me quitase la vista de encima en ningún momento.
Jim: De ser así… ¿Por qué no hablaste con alguna autoridad?
Krel: Porque literalmente dos segundos después de que se fuera paso lo de la explosión -dije fastidiado- además, pensé que era algún técnico terminando de hacer reparaciones o haciendo un chequeo -dije antes de caer de trasero al piso luego de que Jim me soltara sin ningún cuidado- que amable… por cierto, estaba siendo sarcástico.
Aunque a mi parecer, claramente me no me escucho, ya que una vez me soltó, solo cerro los ojos y inhalo profundamente, de algún modo, parecía como si estuviera buscando algo olisqueando el aire ¿acaso era un perro de caza o algo así? Y de repente, nuevamente abrió los ojos.
Jim: Parece que esto solo fue un malentendido, lo siento mucho, si se da la oportunidad, te recompensare como es debido luego, adiós -dijo antes de salir disparado a un callejón, dejando nada más que una estela de polvo donde antes solía estar de lo rápido que se movió, a la vez que yo solo le vi extrañado.
Krel: Estoy cada vez más confundido ¿Qué rayos pasa con ese tipo?... espera ¡es verdad! ¡mi billetera!
Y sin pensarlo mucho, decidí seguir con mi búsqueda del ladrón.
(Jim Pov)
Puedo seguir su aroma, desde que aprendí a hacer esto, mi trabajo se ha vuelto mucho más sencillo, y en sí no fue tan difícil de dominar en realidad, solo pensé, si los trolls tienen un sentido del olfato tan desarrollado como para detectar aromas específicos como el de los gatos ¿Qué impedía no entrenar esa ventaja natural al máximo?
Aunque a veces admito que más que un troll, hacer eso me hace sentir como un perro, la verdad es que mi sentido del olfato se había vuelto un gran aliado para mí, donde otros solo huelen cosas comunes, yo por mi parte podía incluso, a través del olfato, ver a cada ser que estuvo en un lugar, y todo lo que hizo allí en cuestión.
Siendo de ese modo que fácilmente pude detectar la peste característica de los orcos, en especial esa mezcla de aroma de orco mezclada con el aroma de la nitroglicerina, nitroglicol, harina de madera y nitrato de amonio (lo que en parte me dificultaba un poco seguir el rastro debido al amoniaco), siendo así que sabía donde estaba ese orco… el responsable de arruinar el festival.
Lo pagara caro.
Jim: Ya te tengo, maldito bastardo -dije mientras corría, guiándome por el olor, cuando, de repente, el aroma de los explosivos se intensifico justo en la zona donde estaba pasando, haciéndome abrir los ojos de golpe.
Apenas a tiempo para evitar la explosión que, de haber estado una milésima de segundo más en ese lugar, yo no habría salido muy bien parado del asunto. Terminando así conmigo debajo de unos escombros, pero al menos sin heridas, a la vez que aprovechaba el fuego y el humo sobrantes del estallido para camuflarme, y así poder ver claramente a mi objetivo sin problemas, el cual aparentemente se estaba jactando de su logro.
Orco: ¡Que fastidio ¿no?! ¡Era una bomba sin olor! ¡No podrías haberlo adivinado aún siendo un Fay con teriomorfismo! ¡Jajajaja! -rio con descaro en lo que yo solo voltee los ojos con algo de diversión.
Pobre iluso, no necesito ser un hombre lobo o un hombre leopardo ni nada parecido como para seguir su pútrido rastro, mi nariz de troll bastaba y sobraba para el trabajo.
Como sea, supongo que ya lo dejé jactarse lo suficiente.
Orco: ¡Whoa! ¡¿Qué demonios es esto?! -grito en cuanto saque mi brazo de los escombros para sujetarle la pierna y así, arrojarlo sin ningún cuidado contra un viejo aire acondicionado que se encontraba allí, para luego salir de mi escondite con una expresión de pocos amigos.
Jim: Oye… eso duele -dije antes de esbozar una leve sonrisa- ya veo, sabias que te iban a perseguir y te preparaste, debo darte algo de crédito.
Orco: Tu ¡¿Acaso eres inmortal o algo así?! -pregunte en lo que se recompuso para luego salir huyendo, como si lo fuera a dejar.
Jim: Correr es inútil, escúpelo ¿Por qué interrumpiste el festival? -pregunte en lo que observaba el como golpeaba la parte de atrás de una camioneta que se hallaba estacionada justo en el otro extremo del callejón con desespero.
Solo para luego sorprenderme un poco al ver como de la camioneta salieron quienes parecían ser sus compañeros, otro orco más grande y un ogro, ambos armados hasta los dientes, el orco llevaba un fusil de asalto AK-74 mientras que el ogro tenia en sus manos una escopeta automática calibre 20, ambas armas capaces de matar tanto a humanos como Fays con facilidad.
Quienes fueran estos tipos, tenían el dinero para armarse con lo ultimo en armamento… esto no era bueno.
O al menos esos eran mis pensamientos mientras estaba ocupado esquivando todos los disparos dirigidos a mi persona, hasta llegar al punto de que, arto de seguir siendo el objetivo de sus disparos, me puse fuera de su alcance sujetándome de una malla publicitaria de un anuncio de fideos instantáneos, quedando por encima de sus cabezas.
Ogro: Eso fue rápido, demasiado, nada que ver con los trolls normales -dijo mientras recargaba su arma con una sonrisa.
Orco: ¿Qué paso, Drog? ¿Fallo tu trampa? -pregunto el orco más grande al más pequeño que aparentemente se llamaba Drog, quien estaba tirado en el suelo temblando por haberlo lanzado sin esfuerzo hace rato contra el aire acondicionado, tampoco debería mostrarse tan sorprendido, que él sea tan débil no es mi culpa.
Drog: Tengan cuidado, ese maldito troll… ¡él supero por completo mi bomba! ¡sea lo que sea, no es alguien normal! -dijo a la vez que yo, ya acomodado mejor sobre la malla publicitaria, me tome la libertad de ser amenazante.
Jim: Vaya… parece que son profesionales -dije para luego centrarme en el aroma de esos tres, pero, en cuanto lo hice, rápidamente senti unas ganas de vomitar horribles, al punto de que podía jurar que estaba a nada de tirar el desayuno y el almuerzo de hoy de golpe.
Y no era precisamente por el pútrido aroma de las especies de ellos, no… era por un aroma que, no necesitaba ayuda de nada para ser asqueroso por si solo.
Jim: Ya veo… -susurre antes de comenzar a gruñir con fuerza y saltar encima de su camioneta, destrozándola con el impacto en el proceso- ustedes bastardos… fueron comprados por humanos ¿verdad? -pregunte en lo que ellos solo me vieron sorprendidos antes de verse entre si con recelo.
Orco: ¡¿Y que con eso?!
Ogro: ¡¿Cómo puedes saberlo?! -grito antes de apuntarme con su escopeta, a lo cual yo solo seguí esquivando los disparos que venían a mi con facilidad.
Jim: ¡No pueden esconder un aroma tan profundo como esa peste humana de ¨alta sociedad¨! ¡Fueron comprados por humanos anti -Fays!
Ogro: Que maldita nariz tan útil tienes, aun así… parece que estás bastante obsesionado con todo el asunto de ser ¨comprados¨ -sonrió con burla- no importa si es un humano o un fay, cuando se trata de trabajo contratado… ¡lo haremos apropiadamente! ¡eso es todo! -exclamo con orgullo mientras que los dos orcos se le unían en la misión de acribillarme a tiros.
Mientras que, por mi parte, cada palabra soltada por estos tipos solo me hacía enojar más.
Jim: Son unos idiotas -dije deteniéndome unos momentos mientras recargaban- ¿son conscientes de que accedieron a trabajar para humanos que seguramente les pagaran con una bala en la cabeza en cuanto les dejen de ser útiles? -pregunté solo para recibir una nueva oleada de disparos como respuesta.
A lo cual, arto de seguir esquivando, decidí convocar un escudo de magia aprovechando que sabia un poco de esta gracias al asesoramiento de Merlín.
Jim: Parece que no les gusto que les dijera esa verdad… -dije a la vez que me acercaba a paso lento hacia ellos- aun así ¿solo por algo tan estúpido como el dinero… decidieron arruinar el festival milenario? ¡deben estar bromeando! -grite para luego tomar el fusil del orco más grande con una mano para al segundo siguiente, destrozarlo.
Orco: ¡¿Qué…?! -exclamo antes de terminar con su cuerpo enterrado en una pared, cortesía de uno de mis puñetazos, para luego pasar a enterrar la cabeza del otro orco en el piso, y cuando el ogro estaba por dispararme, todo lo que hice fue apartar mi cabeza de la mira de la escopeta para luego tomarlo del cuello.
Jim: Ese festival… era un símbolo de esperanza para los fays de la ciudad, haberlo arruinado así… lo compensaran con sus vidas.
Y así, tras golpearlo con la culata de su propia arma, el ogro también acabo con su cabeza enterrada en el concreto tras haberlo golpeado sin que me contuviera en lo absoluto, para luego darle una patada al orco Drog, quien una vez se recompuso de mi golpe intento apuñalarme por la espalda, a lo cual solo lo patee tal cual como si fuera una pelota.
Ogro- Tu… maldito… -exclamo desde el suelo, haciendo que yo solo lo fulminara con la mirada.
Jim: Ustedes desgraciados… malditos fays que vendieron sus almas a los humanos… ustedes bastardos, ni siquiera vale la pena que use mi verdadero poder con ustedes ¡mis puños son más que suficientes!
Ogro: ¡Maldito! -dijo levantándose del suelo y quitándose la camisa a la vez que el orco más alto salió de donde lo había dejado plantado en la pared- ¡éntrale! ¡lo lamentarás!
Y si lo lamente… lamente haber perdido tanto tiempo con tremendos inútiles, eran fuertes, sí, pero no tenían técnica para nada, bien lo puedo poner de esta manera, incluso si tienes el arma más poderosa del mundo a la mano, no te sirve de nada sino sabes como usarla, que me lo digan a mí.
Sea como sea, estos tipos al final, a pesar de dar pelea, ambos acabaron del mismo modo, inconscientes en el suelo con sus cuerpos llenos de moretones y posiblemente huesos rotos.
Jim: Ah… y pensé que me podría divertir, si no van a darlo todo, mejor no jueguen a ser mercenarios -dije con fastidio antes de darme cuenta de algo- esperen… uno, dos… ¿Dónde esta el tres?
Drog: ¡No te muevas! -escuche al orco atrás de mí, a lo cual solo suspire pesadamente ¿acaso me estaba apuntando con un arma blanca u otro fusil automático? Me sorprende lo cabezotas que pueden ser los orcos.
Aunque, cuando me volteé, no pude disimular mi sorpresa al ver que el desgraciado orco de algún modo se había hecho con un rehén, y no cualquiera.
Era él, el fay de cuatro brazos y azul brillante que me encontré hace rato en el centro ¡¿Qué estaba haciendo aquí?!
(Krel Pov)
Yo y mi maldita curiosidad.
Luego de que buscase inútilmente al ladrón de mi billetera por más de un callejón luego de lo que paso con la pantalla gigante, me sorprendí bastante cuando vi a lo lejos otra explosión, mucho más poderosa que la que había volado las vigas en el festival, a lo cual, yo, en vez de tomar la opción más sensata y alejarme de allí, decidí guiarme por mi curiosidad y ver lo que había pasado.
Solo para llegar y ver una escena que me dejo completamente sin habla, el mismo troll que hasta hace poco estaba llorando y me salvo, Jim, se encontraba peleando con un ogro y un orco con nada más que sus manos desnudas, y aún más increíble, estaba ganando.
Krel: ¨Esto… es irreal ¿acaso todos los trolls son guerreros natos? ¨ -pensé mientras observaba Jim le rompía un brazo al orco para luego arrojarlo contra el ogro sin ningún cuidado.
Esta no era una pelea callejera como la vi antes de llegar a la ciudad, de eso estoy seguro, Jim parecía un peleador claramente capaz y sumamente experimentado ¿era el jefe de una pandilla o algo similar?
De todas maneras, no me moví de mi lugar en ningún momento hasta que la pelea acabo, con ambos oponentes del troll joven totalmente fuera de combate, solo… no sabía como tomar eso que acabo de ver, y para cuando me di cuenta, estaba siendo rehén de otro orco que había pasado desapercibido hasta ahora.
El cual me sujeto de la mitad de mis brazos y puso una navaja en mi cuello.
Orco: ¡Escucha maldito troll! ¡Si te mueves, la vida de este chico se acabó!
Pero, para cuando termino de decir eso, Jim ya no estaba frente a nosotros.
Jim: ¿La vida de quién? -pregunto estando parado atrás de nosotros.
Y para cuando me di cuenta, el orco que me tenia atrapado estaba con su cabeza enterrada en el suelo dentro de un pequeño cráter y una marca de puño en su cara, aunque por mi parte estaba más ocupado en ver como no caía por el hecho de perder el equilibrio cuando el orco me soltó.
Pero, cuando estaba por caer de bruces al piso, lo siguiente que supe era que estaba siendo sujetado por dos brazos fuertes y firmes.
Jim: ¿Estás bien? No te hizo daño ¿verdad? -pregunto actuando de un modo completamente diferente a la forma furiosa en que actuaba hace momento, sonaba preocupado y angustiado por mí.
Algo que, no sé porque, me hizo sonrojar, posiblemente debido a la incomodidad que sentía de lo cerca que estaban nuestras caras.
Krel: Yo… si… -dije de forma entrecortada antes de separarme rápidamente de él al sentirme aún más incomodo ante el modo en que se estaba desarrollando esa interacción.
¿Qué me estaba pasando? ¡Es verdad que no soy para nada bueno socializando, pero vamos!
Jim: Me alegro, ahora, deberías irte a refugiar a un lugar seguro, por mientras, si me permites… -dijo sonriendo de forma amistosa.
Antes de seguir golpeando al orco que me tuvo cautivo contra el piso repetidamente, al punto de que con cada golpe el cuerpo del orco saltaba en el aire por el impacto solo para luego recibir otro golpe.
Krel: ¡Espera! ¡Detente! ¡Eso es horrible! -dije tras ver como de una patada mando al orco a volar hacia sus dos compañeros que apenas se estaban comenzando a levantar, haciendo que los tres terminasen amontonados contra un basurero.
Y por su parte, Jim solo camino a paso confiado hacia donde yacían sus oponentes ya fuera de combate.
Krel: ¡Ya basta, detente! No se mucho de los trolls, pero eso es suficiente ¿no? ¡pobres de ellos! -dije en lo que el se detuvo un momento.
Jim: Escucha… no trates de detenerme, estos tipos arruinaron el festival -exclamo enfadado sin siquiera voltearse a verme, y por aparte, debo decir que me sorprende lo rápido que cambian sus emociones, pero, no es momento para pensar en ello.
Krel: Pero hacerles eso, seguir golpeándolos cuando ya no pueden pelear más, es rebajarse a su nivel, y se nota que eres mejor que ellos, además ¡también son fays! Esto es… esto está mal -dije tratando de persuadir al troll, sin aparente resultado.
Jim: Estos tipos fueron contratados por humanos, son una desgracia para todos los fays… esto es lo correcto -dijo para luego pisar con fuerza la cabeza de uno de los orcos.
Y yo, solo no sabía que hacer, por un lado, era nuevo en la ciudad, no sabía aún hasta que punto llegaba lo correcto o que no, pero, esto claramente estaba mal ¿verdad? Yo, no quería meterme en problemas, pero siento que… si no hago algo, este chico… hará algo de lo que posiblemente se arrepentirá.
Siendo así que, sin siquiera saberlo, más por instinto que por cualquier otra cosa, tome la única otra pertenencia que tenia a la mano además de mi billetera (robada), mis cascos para oír música (destrozados) y celular (aún lo tengo de milagro), no siendo otra cosa que la regla transportadora, la cual, de algún modo… sentí que era mucho más que eso.
Y cual no fue mi sorpresa cuando la supuesta regla se transformó, primero en una especie de hoja holográfica, luego en un escudo, después en una lanza de dos puntas, y el ultimo (y más sorprendente en mi opinión) en un blaster, que, en el momento en que se formó, disparo un tiro directamente hacia Jim, el cual rápidamente salto hacia atrás para esquivarlo el disparo, de paso dejando en paz a los fays heridos.
… ¡¿Qué clase de regla es esta?!
Jim: Así que… ¿un tiro de advertencia? -pregunto sacándome de mis pensamientos, a lo cual yo, aún sin entender todo lo que estaba pasando, solo asentí fingiendo seriedad para guardar las apariencias.
Krel: Yo… te dije que te detuvieras -dije con toda la sinceridad del mundo en lo que me paraba frente a los fays que estaban amontonados aún con el blaster en mano- ya es suficiente, y en primer lugar ¿Por qué estás luchando contra tu propia gente? ¿No se suponía que esta ciudad era un ¨paraíso para todos los fays¨? -pregunte solo para verlo reír suavemente.
¿Qué dije que fuera tan gracioso? Es tipo… cuanto más paso tiempo con él menos lo estoy entendiendo.
Jim: ¿Qué porque lucho contra ellos? Porque es mi trabajo -exclamo como si nada- creo que no me he presentado adecuadamente, mucho gusto, mi nombre es James Lake Jr, y soy el líder de la división de campo de la guardia de Merlín, mi trabajo es combatir a los fays que amenazan la paz en Fay City -dijo causando que tuviese más preguntas que respuestas a su actuar.
¿Qué era la guardia de Merlín? ¿Su segundo nombre era junior? ¿Qué clase de trabajo es ir impartiendo golpes aquí y allá tal cual fuese un vigilante y salir impune? En serio que esto me esta haciendo tener una severa migraña.
Jim: Así que… esa es la razón, los humanos son enemigos de esta ciudad, y los fays contratados por humanos no son diferentes, todo lo contrario, en mi lista, son lo mismo -exclamo con seriedad, mientras que yo aún estaba divagando con las preguntas que se habían formado en mi cabeza.
Aunque, eso ultimo que dijo… no estaba para nada de acuerdo con eso.
Krel: Tal vez ellos se equivocaron, tal vez es cierto que muchos humanos al parecer odian a los fays ¡pero no todos los humanos son así!
Jim: Claro que se que no todos los humanos son iguales, pero… si eso fuera verdad del todo ¿Por qué habría de creerte? -pregunto haciendo que el silencio se prolongara.
Hasta que yo finalmente pude hallar mi voz.
Krel: Porque… ¡yo solía ser un humano! -dije haciendo que el me viera con los ojos abiertos de par en par- si… soy humano… ¡antes era humano!
Y tras lo que pareció ser una eternidad, que de hecho fueron unos segundos, en los cuales Jim parecía considerar lo que dije, todo lo que hizo fue arquear una ceja y preguntar.
Jim: … ¿Con esa apariencia?
Y así termina el capitulo 2.
¿Qué les pareció?
Ya a partir de aquí estos dos estarán juntos por un buen tiempo, y por otro lado, ya Krel esta empezando a ver como son las cosas en la ciudad de los Fays.
Sin más que decir, nos vemos luego.
