Yo maté a Bobby

Por Nochedeinvierno13


Disclaimer: Todo el universo de Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling.

Esta historia participa en el Reto #55: "No hay dos sin tres" del foro "Hogwarts a través de los años".


II

No, yo lo maté

Molly Weasley II llegó a Bobby porque estaba enfadada con su padre.

Si bien no había llevado a su nuevo novio al cumpleaños de su primo, su padre no dejaba pasar la oportunidad de mencionar al anterior. Hacía comentarios como: «el equipo de Julian ha vuelto a ganar» o «el otro día cenamos con los Wood, una lástima que hayas terminado con Julian». Y Molly ya estaba cansada de escuchar su nombre retumbando en sus tímpanos, necesitaba alejarse del recuerdo de Julian y toda su perfección.

Ella sabía perfectamente que la única razón por la cual su padre le tenía tanta estima al chico era porque se apellidaba Wood. Julian era el hijo de Oliver Wood, el viejo compañero de escuela de su padre, y que ellos hubieran empezado a salir en el penúltimo año de Hogwarts, había sido una buena excusa para un reencuentro con el señor Wood. Su padre le había abierto las puertas de su casa y de su corazón a Julian sólo por su apellido. Y allí lo mantenía, a pesar de que su relación había terminado hacía varios meses.

Percy Weasley aún no se resignaba a su ruptura y poco le importaba que ella estuviera con Mark porque «Julian Wood siempre será mejor la mejor opción».

Así que buscó refugiarse en la antigua habitación de su tío Ron.

Cualquiera que contemplara el lugar, pensaría que pertenecía a su hijo, pero la realidad era que Hugo vivía en el viejo cobertizo de la Madriguera, rodeado de artefactos tecnológicos que eran altamente sensibles a la magia de la casa. Si había alguien que igualara la fascinación por los artefactos muggles de su abuelo, ése era Hugo.

Por eso le extrañó ver una jaula con una criatura sobre la cama. La inscripción de la puerta, le indicó que su nombre era Bobby.

—¿Qué eres? —le preguntó como si le fuera a responder—. Si hubiera prestado más atención en las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas, lo sabría.

Molly siempre se había caracterizado por ser una buena estudiante —era demasiado parecida a su padre, más de lo que podía admitir—, pero jamás le habían interesado los deportes o las criaturas mágicas. Y a veces se preguntaba cómo había salido con Julian Wood, que traspiraba quidditch por todos los poros de su piel.

En su completa ignorancia, Molly Weasley abrió la puerta de la jaula e introdujo la mano dentro. La criatura se movió ligeramente y le rozó la yema de los dedos. Se sentía como tocar con rama, delgada y seca.

De repente, Bobby rodó hacia un lado y permaneció en completa quietud. Molly volvió a tocarlo con el dedo, pero no obtuvo ninguna respuesta. ¿Estaría bien? ¿Le habría hecho daño sin darse cuenta?

«¿Qué voy a hacer? —se preguntó. Esa criatura pertenecía a alguien y, sin duda, no estaría feliz de saber que lo había matado—. Será mejor que diga la verdad.»

Resignada, Molly Weasley permaneció en la habitación, pensando qué explicación iba a dar por su crimen.