Capítulo 15
Despedirse de Magnus, Temari y su gente era triste y doloroso. Aquello era como volver a marcharse de su hogar.
Temari, con lágrimas en los ojos y un terrible nudo en la garganta, asió la mano de Magnus mientras decía adiós. Ver a sus amigas partir y sentir la indiferencia de Óbito, le partió el corazón. ¿Volvería a verlo?
La comitiva de guerreros arropaba a Sakura y a Tenten, que cabalgaban entre ellos, mientras que Mitsuki iba subido en la carreta junto a Klon y las pocas pertenencias que poseían, entre ellas un envejecido caballo llamado lord Draco.
Neji y Sasuke, junto a Óbito, encabezaban aquella comitiva, la cual cada vez era más numerosa. Cada pocos metros se unían a ellos los guerreros que habían quedado de vigilancia por el camino, que al ver a las mujeres las miraban con curiosidad.
—Estoy emocionada —murmuró Tenten mirando a su alrededor.
—¿A qué se debe tanta emoción? —preguntó Sakura.
—Soy feliz —susurró para que nadie la escuchara—. ¿Acaso tú no lo eres?
—Sería más feliz si no tuviéramos que separarnos.
—Es verdad —asintió Tenten. Acercando su caballo al de su hermana, preguntó—: Anoche, en vuestra intimidad, ¿qué tal fue?
—¡Tenten! —gritó Sakura atrayendo la atención de todos—. ¿Cómo se te ocurre preguntarme eso?
—Por Dios, Sakura, eres mi hermana —señaló mirando hacia los lados—. Ya sé que algo habíamos escuchado referente a cómo hacer a un hombre feliz, pero nunca nadie me había explicado lo que se hacía realmente. De todas formas, si te incomoda hablar de esto, no continuaré.
—No es eso —sonrió Sakura y, moviéndose en el caballo, preguntó—: ¿Vas cómoda sentada en el caballo?
—¡Oh, Dios mío! —se quejó Tenten—. Ya no puedo más. Estoy dolorida y el movimiento del caballo me mata cada vez que me roza donde tú ya sabes.
—¡Calla! —se carcajeó Sakura.
Aquellas dulces carcajadas sonaron demasiado altas, atrayendo las miradas de todos los guerreros y de sus esposos, que, al escucharlas, las regañaron llevándose un dedo a la boca a modo de silencio.
—Oh..., oh, será mejor que hablemos bajo. Nuestras risas molestan.
Pero su hermana estaba dispuesta a no callar.
—Sakura, ¿sufriste mucho la noche de bodas cuando Sasuke se metió dentro de ti? —preguntó Tenten con curiosidad—. Yo, si te soy sincera, hubo un momento en que pensé que iba a morir de dolor, pero luego el dolor pasó... y... y... ahora me encanta.
Sonriendo ante la sinceridad de su hermana y bajando la voz para no ser escuchadas en un tema tan particular, le contestó:
—Pues claro que me dolió, Tenten. Me pasó igual que a ti. Pero, superado el momento doloroso y los días, cada vez es mejor. ¿Os habéis bañado juntos en la bañera?
—No —negó Tenten mirándola con los ojos muy abiertos.
—Oh... Tenten —se sonrojó al recordar—, es maravilloso. Báñate con él y verás qué sensaciones más extrañas sentirás al estar mojados y resbaladizos.
—Lo haré —asintió guardando aquella información—. Por cierto. Me asusté al verlo desnudo. Y mira que he visto mil veces a Mitsuki. Pero, entre tú y yo, hermana, nunca me imaginé que aquello pudiera crecer tanto... tanto... ¡Increíble!
Al escuchar aquello, Sakura no pudo reprimir una sonora carcajada uniéndose a ella Tenten. De nuevo, todos las miraron. Sasuke miró a Sakura con seriedad, por lo que ella tuvo que hacer un gran esfuerzo por no continuar riendo, a pesar de que era lo que más le apetecía.
Óbito, que continuaba enfadado con ellas, se acercó y con semblante serio señaló:
—Os agradeceríamos que dejarais de montar escándalo. Estamos pasando por el territorio de los Campbell.
—Y ¿qué pasa? —preguntó Tenten sonriente.
—Tuvimos un pequeño percance con Josh Campbell hace años. Por norma, ellos pasan por nuestras tierras y nosotros por la de ellos, pero nunca está de más estar alerta. Por tanto, ¡¿seríais tan amables de cerrar esas boquitas?!
—Prometemos cerrar nuestras boquitas —afirmó Sakura—, si tú nos perdonas por ser las peores mujeres del mundo y escapar del castillo sin decirte nada. Prometemos no volver a hacer nada así en tu compañía.
—Por supuesto que no volveréis a hacer nada así —bramó Óbito, atrayendo ahora la mirada de los demás, y bajando la voz susurró—: El que os perdone o no es algo que haré cuando yo lo decida.
—Te siento muy ofuscado, y eso no es bueno —señaló Tenten moviendo su caballo para dejar a Óbito entre las dos.
—Estoy con vosotras como os merecéis —replicó Óbito con seriedad.
—Si nos das quince latigazos a cada una, ¿cambiarías de cara? —preguntó Sakura percibiendo una pequeña sonrisa en él—. Óbito, sabemos que hicimos mal.
El joven highlander, muy tieso en su caballo, no respondió.
—Súbelo a veinte latigazos —bromeó Tenten al notar que al chico le comenzaba a temblar la barbilla—, y añade encerrarnos en un cuarto sin ventanas, con un panel de abejas hambrientas.
Con salero, Sakura siguió la broma, siendo escuchada por Myles, que sonrió por el buen humor de aquellas mujeres.
—Y si eso te parece poco —sonrió Sakura—, suéltanos en un bosque, rodeadas por unos quince jabalís salvajes...
—Oh... —bufó Óbito sonriendo—. ¡Basta ya! De acuerdo, os perdono. Pero que sepáis que me decepcionasteis mucho cuando os escapasteis.
—¡Gracias, Óbito! —corearon al unísono y, haciéndose una seña, se abalanzaron sobre Óbito, que quedó oprimido por las dos mujeres en un abrazo.
A su alrededor, los hombres les observaban. ¿Qué hacían aquellas mujeres abrazando a Óbito? El murmullo de los hombres atrajo la atención de sus lairds.
—¿Qué ocurre aquí? —gritó Neji, que, al ver aquello, rápidamente fue a pedir explicaciones mientras Sasuke les observaba apoyado en su montura.
—Esposo mío —pestañeó Tenten con una sonrisa—. Le estábamos dando las gracias a Óbito por perdonarnos. No tienes por qué gritar de esa forma.
—Iré con Ewen y Myles —anunció Óbito separándose de ellas viendo a Myles sonreír— antes de que me volváis a meter en otro lío.
—Neji, tesoro. ¿Podríamos parar? —prosiguió Tenten—. Necesitamos estirar las piernas y descansar un poco.
—¡No! Ahora no es momento de parar. Seguirás en el caballo hasta que yo lo diga —vociferó Neji bien alto para que todos le escucharan.
Incrédula por el tono de voz usado por él, Sakura le miró.
—¡Serás maleducado! —gritó Tenten al tiempo que Neji paraba su montura y volvía su mirada hacia ella—. Llevamos demasiado tiempo encima del caballo y necesitamos bajar. ¡No te volveré a llamar tesoro! Pedazo de bruto.
—Será mejor que te calles —ordenó Neji acercándose a ella.
Sakura, sorprendida por aquellos modales de Neji, le miró con cara de pocos amigos. Sasuke, al ver la mirada desafiante de su esposa, acercó su caballo al de su amigo y sin apartar la mirada de Sakura le ordenó que callara. Ella no debía meterse.
—¡Alto! —gritó Neji levantando una mano.
Todo el mundo paró.
—No te preocupes, es mejor que sigamos adelante —le susurró Sasuke a su amigo, que hervía de indignación por los gritos de su esposa.
—¡No! Antes quiero hablar con mi mujer —vociferó desmontando de su caballo para tirar del brazo de Tenten. Bajándola de malas formas y sin ningún tipo de contemplación, la arrastró hasta una zona del bosque tupida, donde no se les veía.
Óbito miró a Sasuke, y éste con la mirada le pidió tranquilidad.
—¿Qué va a ocurrir? —preguntó Sakura, indignada por aquello, sin poder apartar la mirada del bosque.
—Mi señor le recordará cómo debe hablarle y dirigirse a él —indicó Mael, uno de los guerreros de Neji.
—Como se atreva a hacerle algo a mi hermana —murmuró Sakura—, se las verá conmigo.
Algunos guerreros, al escucharla, se quedaron boquiabiertos.
—Tú no harás nada —señaló Sasuke acercándose a ella—. Ellos han de arreglar sus problemas y tú no te debes meter.
Pero Sakura no estaba dispuesta a quedarse impasible ante aquello.
—Pero no es justo. Ella sólo le había pedido parar un rato. Necesitamos estirar las piernas, nosotras no estamos acostumbradas a estar tanto tiempo encima de un caballo. ¡¿Acaso vuestras duras cabezas de highlanders no entienden eso?!
Los guerreros volvieron a mirarse incrédulos.
—Si no te callas —gruñó Sasuke con fiereza—, tendré que hacer lo mismo que Neji. Mis hombres nos están mirando y ¡nadie! levanta la voz a su laird. Por lo tanto, ¡cállate!
En ese momento aparecieron Neji y Tenten. Ella traía los ojos enrojecidos por el llanto. Neji, que no estaba acostumbrado a aquellas situaciones, se paró al lado del caballo de su mujer para ayudarla a montar, pero ésta, ofuscada, se dio la vuelta y subió por el otro lado a la montura sin ningún tipo de ayuda, dejando a todos impresionados.
—¡¿Qué os pasa a todos?! ¿No habéis visto nunca a una mujer subir sola a un caballo? —gritó Sakura sin importarle lo que aquello podría acarrear.
—Continuemos nuestro camino —indicó Neji montando en su caballo. Sin mirar a Tenten, se dio la vuelta y, al mirar a Sasuke, intuyó que estaba indignado.
—Seguiréis a caballo sin molestar hasta que nosotros decidamos parar. No volváis a hacer que paremos y, sobre todo —dijo Sasuke mirando a su mujer—, no hables si yo no te lo he pedido. ¡¿Entendido?!
—Por supuesto, mi laird —respondió Sakura con una fría mirada.
Resuelto el percance, la comitiva prosiguió su camino, momento en el que Sakura miró a su hermana, que había vuelto callada y, en cierto modo, tranquila.
—¿Estás bien? —preguntó con ganas de coger a Sasuke y estamparle contra un árbol. ¿Quién se había creído para hablarle de aquella manera?
—Sí. Tranquila —asintió secándose las lágrimas.
—¿Qué te hizo el bestia de Neji?
—Oh... Sakura —susurró acercando su caballo—. Me besó.
—¡¿Qué?! —Estuvo a punto de chillar al escucharla.
¿Acababa de discutir con su marido mientras su hermana y su marido... se besaban?
—¡Cállate! —sonrió al escuchar a su hermana—. Me llevó de muy malos modos tras los árboles, y yo... yo... comencé a llorar. Y él me besó y me dijo que nunca más volviera a chillarle e insultarle delante de nadie, y menos de sus hombres. ¡Es adorable!
—Es un... ¡bestia! Igual que El Halcón —murmuró mirando las anchas espaldas de su marido, que en un par de ocasiones había vuelto su mirada para intimidarla, cosa que no consiguió—. De todas formas, me alegro de que no te haya hecho daño, eso me hubiera obligado a matarlo.
Myles y Óbito, que estaban cerca de ellas, se miraron incrédulos al escuchar aquello de la boca de Sakura. Haciendo retroceder a sus caballos, cabalgaron en dirección opuesta, donde pudieron reír a carcajadas. ¡Qué mujeres!
El sol comenzaba a ponerse y aún continuaban montadas a caballo. No volvieron a llamar la atención de los lairds, quienes parecían disfrutar del camino y haberse olvidado de ellas.
—¡Dios mío! —se quejó Tenten, tan dolorida que empezaba a sentirse mal—. No puedo más.
—Me duele hasta el alma —suspiró Sakura.
En todo aquel tiempo, tan pronto se sentaba de lado como a horcajadas. Sasuke no volvió a mirarla. Se comportaba como si ella no estuviera, algo que le molestó. De pronto, Sakura miró hacia la carreta donde Mitsuki dormía. Sonriendo a su hermana, murmuró:
—Tenten, ¿ves la carreta?
Su hermana miró, e iluminándosele la mirada preguntó:
—¿Estás pensando lo mismo que yo?
—Totalmente —asintió Sakura—. Veamos, si nos montamos en la carreta, seguiremos el camino, no les molestaremos y, sobre todo, no les haremos parar. Creo que cumplimos todas sus normas, ¿no crees?
—Sí. Y nuestras posaderas nos lo agradecerán. —Tenten cerró los ojos.
—Una cosa más —señaló Sakura con picardía—. Cuando estemos en la carreta, sonríe a los hombres de tu marido con cara angelical y pídeles silencio. Yo haré lo mismo con los del mío.
Ambas tomaron las riendas de sus caballos y se acercaron a la carreta.
Myles, junto a Mael, Ewen y Gelfrid, cabalgaba detrás del carro. De pronto, Ewen señaló a las mujeres. Y con la boca abierta vieron cómo las jóvenes, sin parar sus caballos, saltaban sobre la carreta. Ataron sus caballos a la misma y, sin pensárselo dos veces, se echaron junto a Mitsuki. Aunque antes ambas les dedicaron una radiante sonrisa a los guerreros y, con el dedo en la boca, les pidieron silencio.
—¡Por todos los diablos rojos! —exclamó Ewen al ver aquello.
—Se podían haber roto el cuello —murmuró Mael, que con una mano indicó a los hombres que callaran.
—Creo que la llegada de nuestras señoras a los clanes será comentada —rio Myles mirando a Mael, quien asintió y río.
Al anochecer, Sasuke y Neji indicaron a sus guerreros que iban a acampar. Por cabezonería, Sasuke no había mirado ni una sola vez hacia atrás a su mujer, pero cuando bajó de su majestuoso caballo Dark esperó encontrarse con la ofuscada cara de Sakura, por lo que se quedó sin palabras al comprobar que no estaba ni ella ni su hermana.
—¿Dónde demonios están? —se preguntó mirando alrededor.
—¿Quiénes? —dijo Neji.
—Tu mujer y la mía.
Con la rabia apoderándose de él, Sasuke, seguido por un sorprendido Neji, anduvo hacia Óbito. ¿Acaso no notaban la falta de las mujeres?
—Tranquilo, hermano. Tranquilo, Neji —señaló Óbito al ver la cara de los guerreros—. Están durmiendo dentro del carro.
—¿Dentro del carro? —se asombró Neji, que fue tras Sasuke y comprobó cómo ellas dormían plácidamente al lado de Mitsuki.
—Mi laird —Mael se acercó a Neji—. Fue todo rápido. Pusieron los caballos junto a la carreta y saltaron dentro.
—Impresionante habilidad la de vuestras mujeres, lairds —rio Myles mirando a Sasuke.
—¿Por qué no se nos informó de ello? —preguntó Sasuke mirando a su mujer, que dormida estaba preciosa.
—Disculpadnos —indicó Myles, guardia de Sasuke y buen amigo—. Si yo hubiera obligado a Maura a estar tantas horas a caballo, os aseguro que su enfado sería enorme. Hemos marchado todo el día sin parar. Se merecían ese descanso.
Sasuke, al escuchar al bueno de Myles, asintió y calló.
—Tienes razón —dijo Neji, hechizado por cómo respiraba su esposa—. Pasaremos la noche en este claro. Montad un par de tiendas, traed agua y preparad algo de comida. —Mirando a Sasuke murmuró mientras caminaban hacia el lago para lavarse—: Amigo, creo que nos hemos casado con algo más que dos simples mujeres.
—Nunca lo dudé. Ya nos indicaron dos viejos zorros que ellas eran dos excelentes yeguas —sonrió con complicidad, dándole un puñetazo a Neji que se lo devolvió divertido.
