Capítulo 16

El olor de la comida hizo que Sakura regresara al mundo real. Desperezándose lentamente, su nariz buscó la procedencia de aquel aroma tan rico, y de pronto se vio metida en una tienda. ¿Cómo había llegado hasta allí?

Con sumo cuidado y sigilo, se acercó a la abertura de la misma. Con disimulo miró hacia el exterior y tuvo que sonreír cuando vio a Mitsuki y a su perro jugando con Ewen. Aquel gigante parecía haberle tomado mucho cariño a su hermano.

Apoyado en un gran tronco y con las piernas estiradas, Sasuke hablaba con Óbito. Parecía enfadado. Su entrecejo y sus ojos se lo decían. El resto de los guerreros estaban dispersos por todo el claro. De pronto, unas risas atrajeron su atención. Era su hermana Tenten, que salía de la tienda acompañada por Neji. Durante unos instantes, los miró. Se los veía felices y eso le gustó.

Hambrienta y sedienta, decidió salir de la tienda. Fue mover la tela y Sasuke se levantó de un salto y a grandes zancadas llegó hasta ella.

—Por fin te has despertado —señaló estudiándola con la mirada—. Ven, toma un poco de estofado, te sentará bien. Hoy apenas hemos comido.

Sakura, sin hablar ni mirarlo, lo siguió, y de buen grado aceptó el plato que uno de los guerreros le ofrecía.

—¿Cómo te llamas? —preguntó Sakura mirando a quien debía de ser el cocinero.

—John, milady —susurró extrañado de que su señora le hablara—. Espero que os guste mi estofado.

Tras asentir al hombre con la cabeza e ignorar a Sasuke, se alejó y se sentó bajo un álamo, donde comenzó a comer tranquilamente. Sasuke, al sentirse ignorado, la miró con asombro. Nadie había tenido el valor de tratarlo así, pero pese a todo se sentó junto a ella, que sin mirarle siguió comiendo.

—Percibo que no estás muy habladora. ¿Te levantas siempre de tan buen humor? —bromeó Sasuke, pero ella siguió sin mirarle, algo que comenzaba a desesperarlo—. Sakura, mírame. ¿Por qué no me hablas?

—¡Oh..., mi señor! —se burló ella con acidez sabiendo a lo que se exponía—. ¿Me permitís hablar? Os recuerdo que la última vez que os dirigisteis a mí, me ordenasteis no hablar hasta que me lo indicarais.

Sasuke resopló.

—Tienes razón. Disculpa mis palabras. Por supuesto que puedes hablar.

—Ahora no deseo hablar contigo —comentó sorprendiéndolo como siempre.

Una vez dicho eso, Sakura se levantó de un salto. Antes de que él pudiera cogerla del brazo, se dirigió hacia el cocinero, que al verla llegar la miró con curiosidad.

—John, tu estofado estaba exquisito. Eres un gran cocinero.

—Gracias, milady —respondió el muchacho, orgulloso, mientras la observaba alejarse.

—¿Adónde se supone que vas? —dijo Sasuke tomándola del brazo.

Ella, sin mirarlo, dijo:

—Necesito un poco de intimidad. Desearía bañarme.

—El agua está demasiado fría; además, el lago está ocupado por Neji y Tenten —respondió intentando conectar con sus ojos, pero ella no quería mirarlo.

—Mi señor, ¿necesito vuestro permiso para asearme?

—Esta discusión ridícula se acabó —advirtió Sasuke, malhumorado.

Sin soltarla del brazo y con gesto de enfado, la llevó hasta un lugar apartado de las miradas curiosas de sus hombres. Necesitaba hablar con ella.

—Vamos a ver, mujer. ¿Me puedes decir qué te pasa?

Clavando sus verdes ojos en él, dijo en un tono poco conciliador:

—¿Puedo hablar? ¡Oh, mi dueño y señor!

—¡Maldita sea! —gruñó desesperado—. Deja de llamarme «señor» y habla.

Sakura, viendo la desesperación en los ojos de su marido, con media sonrisa lo miró desafiante y poniéndose sus manos en la cintura dijo:

—Ahora que vuelves a ser Sasuke y que puedo hablar, te diré que hoy te has comportado como un estúpido y un maleducado, al que he deseado matar en varias ocasiones. —Viendo que la miraba divertido, continuó mientras se rascaba la herida de la frente—: ¡Maldita sea, Sasuke! Tengo la cabeza que me va a estallar de dolor. Mi hermana y yo no somos guerreros. Aunque quizá seamos más fuertes que otras mujeres, anoche ambas estuvimos disfrutando con nuestros maridos de la intimidad de nuestra habitación. Y por eso estamos doloridas y cansadas... —Al escuchar aquello, Sasuke cerró los ojos. ¿Cómo podían haber sido tan brutos y no pensar en lo que ella le decía ahora? Sakura prosiguió—: Y me habría gustado mucho que mi marido, ese que anoche me decía cosas bonitas, se hubiera dado cuenta de que yo necesitaba bajar del caballo porque...

No pudo continuar. Sasuke la atrajo hasta él y la besó. La besó con avidez y deseo, con ternura y pasión, mientras susurraba disculpas en gaélico. Disculpas que ella aceptó. Adoraba a ese hombre. Sus besos, sus labios, su sonrisa, eran capaces de enloquecerla. Hacía un momento estaba enfadadísima con él, y ahora no quería que dejara de besarla.

—Soy un bruto, discúlpame —imploró mesándole el pelo—. Nunca he tenido que pensar con delicadeza, pero ahora que te escucho me doy cuenta de mi error. ¿Podrás perdonarme?

—Si me lo pides de rodillas delante de todos tus hombres, sí —bromeó Sakura carcajeándose al ver la cara que puso.

—¿Qué dices, mujer? —bramó alejándose de ella.

—Es una broma, Halcón —se rio abrazándolo y sintiendo cómo él se relajaba—. ¡Claro que te perdono! —Y tras un ardoroso beso, añadió—: Yo, por mi parte, intentaré medir mis palabras y mis actos delante de tus hombres.

—Harás bien —dijo agradecido—. Mis hombres no están acostumbrados a que nadie, y menos una mujer, me hable en el tono que tú me has hablado hoy. ¡Por cierto! Da gracias que no te vi saltar del caballo a la carreta.

—¿Por qué? No paré la marcha, ni molesté —señaló tocándose su dolorida frente.

—Lady Uchiha —susurró Sasuke besándole la frente con delicadeza—. Mi intención es que nuestro matrimonio dure un año y un día, y para ello necesito que me ayudes a que no te pase nada.

—De acuerdo —suspiró ella gesticulando y haciéndolo reír.

—¿Sabes, Impaciente? —dijo mirándola con pasión mientras regresaban al campamento—. No sé por qué me gustas tanto.

—Yo sí —rio al escucharle, y haciéndole sonreír dijo—: Porque te doy vida.