II
Al día siguiente se enfocaron en recorrer lo que les quedaba de camino para adentrarse al anillo del orgullo, donde comenzarían su búsqueda por contactos confiables para realizar su primera transacción con los presuntos traficantes de armas angelicales. Sabían que era muy probable que hubiera hellborns o incluso pecadores involucrados, así que debían ser extremadamente meticulosos en cada paso que ejecutaban. Por suerte, Striker sabía de ciertas damas clandestinas amantes del riesgo que podrían serles de ayuda en esta travesía, por lo que su primera parada fue un bar donde se reunían delincuentes reconocidos, muy por encima de los criminales usuales en esa ciudad de diablillos, así que no tardaron en acomodarse frente a la barra de bebidas, donde pidieron órdenes específicas mientras el canal del televisor transmitía un anuncio sobre un grupo llamado I.M.P.
La bartender alzó la vista hacia los clientes recién llegados, su mirada cruzando del hastío a la sorpresa, concluyendo en una mueca de absoluta incredulidad. Striker no hizo más que dedicarle una sonrisa complacida, orgulloso por la reacción de la atractiva sucubo, quien habría ofrecido sus cuernos por que la figura frente a ella se tratara de una absurda ilusión creada por sus fantasías menos placenteras.
—¿Striker?
—El mismo que calza y viste. Obviamente recuerdas a mi amigo. —El vaquero hizo un gesto con la cabeza en dirección a Teselotl, quien hizo una mueca un tanto incómoda cuando obtuvo la breve atención de la hermosa sucubo sobre él.
—¿Qué hay? —le saludó con simpleza.
—Sé que ha pasado un tiempo y que probablemente estes ocupada pero necesito de tus encantos. —Striker tomó la palabra—. Nos serían de gran ayuda tus influencias para lo que estamos a punto de hacer, si no te molesta, Karmine.
—¿Otro de tus famosos trabajitos? —inquirió la sucubo con desdén, terminando de frotar una copa que estuvo limpiando con un trapo limpio hasta dejarlo reluciente—. Lo lamento, conozco tu juego y no me arrastrarás. Ya he aprendido mi lección de no cometer los mismos errores una y otra vez. Lo siento, cariño. Tendrán que buscarse a otra puta que lama sus botas.
—Oh, vamos, dulzura. No puedes negarme tu atención ahora.
—Mi atención no es algo que se merezca un macho insensible y oportunista como tú. —La sensual sucubo recortó a Striker con expresión altiva, agitando suavemente sus delicadas manos cubiertas con guantes de manera condescendiente—. Tengo mejores cosas en qué ocupar mi tiempo, infinitamente más importantes que tu triste presencia. Y para terminar, ni siquiera debiste venir. ¿Qué esperabas? ¿Que aceptaría unirme a ti después de que me dejaste sin una explicación? ¿Creíste que iba aceptar trabajar contigo de nuevo cuando ni siquiera fui digna de una respuesta tuya a todas las llamadas que te hice?
—Si, sobre eso. No era porque estuviera ignorándote. Sabes cómo es esta labor. No podía arriesgarme a que mis enemigos te usaran como gancho para capturarme.
—Excusas —espetó Karmine indignada—. Nunca te importe. Si de verdad te hubiese importado al menos un poco, me hubieses hablado claro y no te habrías marchado como un cobarde. No creas que sólo por tus hermosos ojos en forma de onda, tu sonrisa de gigoló prestigioso y fascinante bigote voy a caer otra vez en tus-
Aprovechando la postura de la sucubo sobre la superficie de la barra, Striker capturó su boca en un beso que incitó a Teselotl desviar la mirada con creciente incomodidad, antes de que la pareja se separase y la sucubo se mostrara impresionada por la osadía del imp reptil, aún cuando había correspondido al contacto al instante con obvia necesidad.
—¿Fui muy rudo? —se burló Striker con galantería.
—Víbora venenosa —replicó Karmine antes de exigir un segundo beso de aquella lengua increíblemente hábil y voraz, apenas logrando romperlo para recuperar el aliento perdido.
—Es un trato entonces —confirmó Striker con voz ronca, agregando una risa confiada.
—Tienes suerte de que estoy soltera ahora mismo —declaró ella dibujando una sonrisa lujuriosa en sus carnosos labios—. ¿Y bien? ¿Cuál es el plan?
—Mi socio y yo iremos a conseguir a un integrante importante. Mientras tanto, si gustas, puedes recogernos en la avenida del Choque, justo en la esquina donde llenamos de agujeros a esos imbéciles pecadores que te molestaban. ¿Está bien?
—¿Oh? Así que lo recuerdas. Haces que me sonroje con el halago, vaquero.
—Preferiría hacerte sonrojar de otra forma.
—Tal vez si me das una generosa ganancia por mi ayuda puedas conseguirlo.
—Acepto.
Con una risa coqueta, Karmine se retiró dispuesta a cumplir su parte del trato, asegurando hablaría con su jefe para renunciar en ese mismo instante de su empleo actual. Teselotl no podía decir que estaba impresionado con lo fácil que aquella sucubo había accedido, pues se notaba que la historia amorosa de esos dos fue lo suficiente larga para que su vinculo sexual brillara con el menor roce, aunque él sospechaba que existía otra razón que no se mostró a la superficie durante este primer intercambio. Decidió no darle importancia.
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Su siguiente parada fue en una fabrica de telas, justo en la bóveda donde una gran cantidad de imps rojos corrían de un lado a otro tratando de cumplir la demanda proporcionada por los encargados. Teselotl echó un vistazo a los cargadores que acomodaban los rollos dentro de varios camiones antes de que la voz de Striker lo distrajera, pues este había logrado ubicar a la figura de la imp que estuvieron buscando. Ella sostenía en brazos dos pesadas cajas de cartón con destino desconocido, se le veía concentrada, incluso segura hasta que reconoció a Striker entre el desastre de materiales, sólo entonces toda su compostura pareció evaporarse para dejar atrás a una imp excesivamente displicente y frustrada.
—Hola, Drill.
—Oh, no. No, no, no, no, ¡no! —repitió la aludida en tono desconcertado, simulando esquivar alguna especie de hechizo cuando Striker se acercó—. No, no. Tú no estás aquí.
—Me alegra que me recuerdes, querida. Aunque debo admitir que este recibimiento es más de lo que me hubiese gustado pedir.
—Sea lo que sea que estés buscando, de mi no lo conseguirás, sucio... ¡degenerado!
Dándose la vuelta en un vano intento por huir del imp reptil, la diablilla trazó una nueva ruta por la zona. Striker no pudo sino sonreír maliciosamente mientras acompañaba sus pasos como un depredador en plena cacería. En este punto Teselotl decidió seguir a su compañero a una distancia prudente, pues también recordaba a esta chica: ella fue la amante de Striker cuando este aún compartía una relación con la sucubo de antes.
—No esperaba realmente encontrarte de vuelta en este basurero, Drill. Solías despellejar pecadores con una precisión tan impresionante.
—Adivina de quién fue la culpa —declaró con sarcasmo cizañoso. La sonrisa de Striker creció.
—No puedes darme todo el crédito. Te llamé más veces de las que puedo contar.
—No esperabas que te respondiera después de enterarme de tus constantes e insistentes aventuras con esa sucubo de mierda ¿o,si? Justo cuando me aseguraste habían terminado. ¿Y sabes qué? No pienso seguir hablando contigo, así que lárgate, tengo trabajo que hacer.
La imp roja soltó sin delicadeza las cajas sobre una mesa plagada de artículos variados, donde pretendió ignorar a su inoportuna visita sin sospechar que se distraería con facilidad en cuanto Striker colocó una mano sobre el borde de la mesa, inclinándose sutilmente a su altura, un gesto que hizo al corazón de la hembra palpitar desbocado contra su voluntad.
—Estoy aquí precisamente porque tengo una propuesta que hacerte.
—Ya me sé tus propuestas y no necesito esa clase de rollos en mi vida. Soy más feliz de lo que te puedes imaginar desde que te fuiste con ese loco escupe-plomo con el que, por cierto, te atreviste a venir. ¡Olvídate que me convencerás! La cosas han cambiado.
Striker dejó a Drill andar unos pasos más por el terreno para acorralarla en el pasillo contiguo donde esta le dio la señal que el imp reptil necesitaba: ella rehuyó la mirada, este único gesto acababa de encapsular toda la incertidumbre que intentaba inútilmente reprimir, sin mencionar que era una muestra evidente de que no era tan indiferente a Striker como a ella le hubiese gustado aparentar. Sin duda una chica difícil con devota sumisión.
—Te prometo que esta vez será diferente, te daré todo lo que te mereces y más si me ayudas alcanzar mi objetivo. Nadie te obligará hacer nada que no creas conveniente, después de todo sólo será un acuerdo temporal, ni siquiera necesitas pedirme consejos. ¿Qué dices?
—Hacer un pacto contigo es como venderme a un demente. Literal.
—Los dementes ajustamos perfecto entre sí, ¿no crees?
—No cuando hay terceros involucrados —espetó Drill dirigiéndole una mirada llena de nerviosismo a Teselotl, finalmente concretando el impulso de empujar a Striker lejos de su espacio personal—. Sólo... esta será la última vez. Después de este trabajo no volverás a buscarme de nuevo, ¿entendido?
—Me parece bien —asintió Striker alzándose de hombros, el traqueteó de su cola tornándose amigable.
Entonces la imp roja se alejó lo más digna que pudo con la frente en alto, terminando por echar a correr en mitad del camino con un grito extrañamente excitado. Teselotl se unió a Striker para observar a esa hembra volverse una mancha carmín en la distancia, brazos cruzados sobre el pecho y músculos faciales reflejando exasperación. Sin duda Striker había conseguido unas aliadas interesantes.
—A mi no me parece muy encabronada —comentó de forma casual. Striker se dejó reír divertido en respuesta. Era obvio que su compañero tendría dudas que, con gusto, el imp reptil resolvería una vez estuvieran fuera de aquella modesta construcción.
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Preparados para el siguiente traslado dentro de la ciudad, los pistoleros encabezaron el camino rumbo a la única parada de autobuses decente en aquel barrio. Sin embargo, lo que llegó a recogerlos no fue un vehículo público, sino un auto deportivo con colores llamativos que resaltaba más que cualquier otro objeto en aquella deprimente zona. Karmine estacionó su coche con un fuerte chirrido que además dejó una marca larga, negra y caliente sobre la carretera. Ella les invitó abordar de manera más informal, siendo complacida por los elogios espontáneos de Teselotl y la sonrisa de Striker. Drill, que había estado a una distancia prudente de sus nuevos compañeros, no tardó en maldecir-blasfemar tras reconocer a la conductora, así que necesitó una indicación especial de Striker para acercarse y unirse a ellos.
Las dos hembras habían compartido una mirada larga llena de emociones encontradas en el instante que se vieron frente a frente, pero decidieron dejarlo pasar por alto para que Karmine pusiera marcha a la primera parada que harían como grupo. Aunque a ninguna le complaciera la idea de trabajar juntas, ambas comprendían que lo necesitaban con creces.
En el camino las conversaciones surgieron, el ambiente tornándose tenso con temas específicos pero desapareciendo cuando el imp reptil iniciaba una nueva charla. Teselotl contuvo su risa al comprender lo incomodo que debía ser para sus nuevas aliadas el haber sido traídas a convivir directamente, cuando el causante de este mal lucía tan tranquilo pese a la gravedad del suceso, actuando como un intermediario indiscreto.
El imp oscuro sólo pudo pensar en dos posibilidades para que el equilibrio se mantuviera a pesar de todo: o ellas estuvieron lo suficiente enamoradas/encaprichadas con Striker o les faltaba un tornillo para aceptar que se diera una situación así con tanta casualidad.
Media hora más tarde, el vehículo estacionó frente a un viejo edificio con paredes grafitiadas en exceso. Karmine sugirió encontrarían un club exclusivo en el último piso donde reclutarían al personal necesario para dar inicio con el plan, ya que en cierta sección se agrupaban grandes manadas de Hellhounds listos para trabajar. Teselotl estaba emocionado de entrar a un centro protagonista de orgías entre sucubos mientras que Striker se mostró neutral con el asunto, por su parte Drill no estaba en absoluto entusiasmada con la idea de mezclarse con hellborns pero prefirió guardarse su opinión, caminando cerca de Striker. Entraron, subieron al único elevador en función y finalmente fueron golpeados por la música electrónica tras emerger, siendo rápidamente interceptados por el primer sucubo amigo de Karmine.
—Que deleite verte por estos lares, corazón —le saludó este compartiendo dos besos de mejilla con la aludida.
—El trabajo me tenía atada y lastimosamente vine aquí por algo similar. —Acto seguido señaló a sus acompañantes, quienes correspondieron a su manera a la mirada curiosa del atractivo sucubo—. Necesitamos adoptar algunos cachorritos. Nos espera la aventura.
—Tú siempre tan ocupada, deberías vivir un poco más.
—Oh, créeme, es lo que haré una vez termine este negocio. De hecho —Karmine sujetó el rostro del otro sucubo para susurrarle al oído—. ¿Ves al vaquero sensual? Se llama Striker, si todo sale bien voy a darle un buen tratamiento en la habitación privada del club. —Los dos se apartaron lo suficiente para verse la cara, entonces Karmine le guiñó un ojo—. ¿Entiendes?
—Tú siempre tan traviesa. —El sucubo le sonrió malicioso a su amiga antes de finalmente dirigirse a sus invitados—. Bienvenidos, pequeñines. Pasen con confianza, los amigos de mi reina no necesitan reservarse, pueden ver y manosear tanto como quieran.
—Esto no me gusta nada —dijo Drill sin poder contener su asco.
—¿Todos los sucubos son así de pervertidos? —inquirió Teselotl con diversión.
—Son sucubos, socio. No esperes que actúen de otra manera —Striker puntualizó—. Manténganse juntos sino quieren recibir una violación gratuita.
—Por aquí —indicó el amigo de Karmine como buen anfitrión. Cruzaron una segunda puerta cuyo interior reventaba en concurrencia, cada ocupante sumergido a su propia actividad. Drill no pudo evitar aferrarse al brazo de Striker mientras él y Teselotl veían con curiosidad a los sucubos divertirse—. Llegan justo a tiempo, algunos de ellos ya estaban listos para buscar suerte en otra parte, así que pueden no estar del mejor humor para atenderlos.
—No pensamos contratar a muchos en todo caso —respondió Striker. El anfitrión se rió.
—Lo imagino, es difícil controlar a tantos sabuesos. Aunque me da curiosidad saber en qué lío han debido meterse para querer ocupar los servicios de estas maquinas de combate.
—Sólo puedo decir que es una tarea especial —dijo alzándose de hombros—, tan especial que no podemos lanzarnos a la guerra sin protección extra.
—Oh, ya veo. En ese caso les deseo mucha suerte. La necesitarán —concluyó el sucubo guiñándoles un ojo para enseguida proceder darles acceso a la sección ya mencionada.
Las orejas de los sabuesos reunidos se alzaron ante el sonido, inspeccionando con gestos severos a cada una de las intromisiones, algunos incluso gruñeron en señal de advertencia, evidenciando también fiereza. Karmine se cruzó de brazos, Drill se llevó una mano al pantalón, justo a la altura de su cintura donde yacía escondida una pistola rápida, Teselotl miró a Striker y este le sonrió desenfundando su navaja favorita para clavarla al borde del escritorio central, indicando con este gesto que daba comienzo a las audiciones.
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Striker y compañía contrataron a tres sabuesos especializados; una hembra y dos machos. La hembra, de nombre Rasoir, había demostrado gran adiestramiento en el arte del sigilo. Ustur se presentó como el más preparado en el resguardo de sus patrones y Gewicht fue el más versado en combate directo. Los tres sabían usar armas naturalmente además de sus atributos físicos, contrario de otros, así que fueron detalles que animaron a los imps y sucubo aceptarles en el grupo. Habiéndose puesto de acuerdo después de equiparse, todos marcharon hacia la ubicación que Striker había recibido en su computador portátil.
El plan fue que Ustur se mantendría junto a ellos en todo momento. Rasoir estaría oculta, vigilando cada paso que dieran los traficantes en el edificio abandonado, anticipándose al menor movimiento sospechoso. Gewicht permanecería cerca también pero no actuaría a menos que las negociaciones se tornaran violentas, después de todo aún no sabían qué clase de individuos aparecerían. Por otro lado, Teselotl debería estar oculto pero listo para abrir fuego. Drill estaría lista para disparar en cuanto la situación lo ameritara, razón por la que estaría al descubierto pero también a un paso de una protección conveniente. Karmine podría apoyarla en ese aspecto pero ella lo haría junto a Striker, ya que era necesario aparentar amabilidad hasta el momento que sus negociadores decidieran lo contrario.
Striker respiró profundo, sólo hacían falta unos minutos para que se cumpliera la hora señalada por los presuntos traficantes y no podía evitar sentirse nervioso. Cada uno de sus aliados estaban en posición, sólo hacía falta que la cuenta regresiva se terminara para que volviera a comenzar. El oro necesario había sido reunido pero nada les aseguraba que fuera a mantenerse el trato inicial, de ser el caso lo tomarían a la fuerza y era eso lo que lo tenía tan ansioso. Un golpe suave en su mejilla lo hizo mirar a un costado desde donde Teselotl se reía, éste le había lanzado una bolita de papel como una broma infantil.
—Diría que son diez puntos bien ganados para mi, jeje.
—¿Qué? ¿Eres un niño? —inquirió Striker con una sonrisa más relajada.
—Mis tanates hacen niños —replicó Teselotl mordaz—. Si no me crees pregúntale a mi vieja.
—Tiene una lengua inteligente —comentó Karmine de pronto, llamando la atención del imp reptil—. Entiendo porqué lo escogiste por encima de nosotras. Se nota lo mucho que te estima. ¿Cuántos se molestan en animar a alguien aquí en el infierno? A decir verdad me está provocando celos ahora mismo.
—Lamento que te sientas así por él.
—Debo decir que estoy acostumbrada cuando se trata de ti. Siempre supe que te veías con Drill a escondidas, simplemente eres esa clase de hombre. Sólo espero vivir lo suficiente para ver el día en que alguien, a quien desees con fervor, te frustre tanto que no puedas mantener la calma como haz hecho hasta ahora.
—Agradezco los buenos deseos, dulzura. Ojalá nunca se cumplan.
—Las circunstancias dan muchos giros, ya sabes.
Striker bufó para concluir la conversación. Entonces la voz de Rasoir irrumpió en la quietud del ambiente para advertir a todo el equipo que los objetivos habían ingresado al edificio, en ese momento todos retomaron sus posiciones, listos para cumplir con su parte. En medio de su determinación, Striker supo que esta sería la prueba más importante para su socio y él. Si fallaban esto su fama como pistoleros no progresarían y se mantendrían a la sombra de su especie lo que les restara de vida, por otro lado si lograban superarlo estarían firmando su ascenso entre las clases regentes del infierno.
