Sinopsis: Draco Malfoy se ha convertido en un diseñador importante de París y por primera vez ha sido invitado a mostrar sus diseños en la semana de la moda de Londres. Si quiere asistir y dar a conocer al mundo lo que ha logrado debe viajar al lugar que una vez dejó atrás, pero tiene sentimientos encontrados, no sabe lo que le espera, no sabe si aún le desprecian, no sabe que ha pasado con todos... Específicamente con «alguien».

Artista: Hurón con tiara (Facebook)

Dedicado a Yayayin3


Por supuesto, ¿quién dijo que desenvolverse en el mundo de la moda es fácil? Si alguien lo ha dicho es que no sabe nada de nada.

Draco lo sabía desde el principio, desde la primera vez que tomó un pedazo de pergamino y dibujó en él una túnica celeste, con destalles preciosos, los cuales sin duda alguna harían resaltar la belleza de cualquiera. Porque... En el mundo de la moda, no hace falta solo ser talentoso, también hay que luchar con uñas y dientes, un poco de magia también, para hacerte un lugar en el medio.

Pero vayamos al inicio.

La primera vez que Draco Malfoy se interesó en el mundo de la moda fue durante su cumpleaños número diez, cuando su madre lo llevó a Francia como acompañante, para recoger una túnica de gala. Al ver a su madre portando tan exquisita túnica sus ojos destellaron y se maravilló de lo hermosa y deslumbrante que una sola prenda puede hacer ver a una persona. Estaba fascinado. Fue allí el comienzo de todo, cuando comenzó a dibujar diversos estilos de túnicas, imaginando hermosas brujas o atractivos caballeros usando sus creaciones.

Fue un secreto. Claro que lo fue. Un Malfoy, el hijo de Lucius Malfoy en específico, debía ser perfecto. No demostrar sentimientos ni debilidades y... Dibujar diseños de túnicas no era algo que fuera acorde con lo que se espera de un Malfoy.

Durante sus años escolares demostró frialdad, arrogancia, mezquindad, entre otros calificativos poco agradables, pero en la privacidad de los dormitorios, mientras todos sus compañeros dormían, Draco dibujó y diseñó sus creaciones, mejorando cada vez más, logrando unas verdaderas maravillas con el paso del tiempo.

Sin embargo, cuando cursaba el sexto grado de Hogwarts, decidió olvidarse por completo del mundo de la moda, guardó sus bocetos en lo más recóndito de su baúl sin fondo y selló sus sueños junto con su inocencia.

Se convirtió en un mortífago, uno débil y miedoso ─eso es lo que decían todos a su alrededor─, pero al fin y al cabo era uno. Y si la vida que le esperaba por delante era eso, no debía pensar más en nimiedades como sus sueños llenos de pasarelas en Francia y modelos de alto nivel posando con sus diseños.

Sin duda, si lo piensas bien, ese es un pésimo destino. Una sentencia bastante cruel para un joven mago, aunque… al final, su sentencia de vida no terminó como él esperaba. Estuvo a punto de morir y fue salvado, estuvo a punto de quedar como el subordinado de un loco y fue salvado, estuvo a punto de ir a prisión y una vez más, fue salvado. La vida, o en específico, alguien, le estaba dando una nueva oportunidad y sin duda la iba a aprovechar.

Así que una vez estuvo libre de su padre y de las cosas que se esperaban de él, tomó sus cosas y huyó a Francia. El país de la moda por esencia misma.

Diez años después...

— Tranquilo, Draco, todo resultará bien, tus diseños son únicos y hermosos —su asistente, Seraphine, trató de relajarlo.

Draco resopló.

— Lo tengo muy presente, no hay diseños como los míos —respondió para hacerle ver que no estaba nervioso por eso, aunque no explicó la verdadera razón por la que lo estaba, ella no necesitaba saberlo.

Aunque si pudiera decirle todo lo que estaba sintiendo en el momento le diría que la situación lo superaba; por un lado, esta era su primera oportunidad para mostrar lo talentoso que era, por otro lado, no quería que sus antiguos conocidos se enteraran de su llegada. Sentía pánico de solo pensarlo, principalmente, no quería que cierta persona supiera sobre su presencia en Londres, a pesar de que muy en el fondo sabía que saberlo o no, no haría ninguna diferencia, después de todo fue y seguía siendo irrelevante para él.

─ ¡Oh, Morgana, ve todo eso! ─gimió Seraphine emocionada al ver la cantidad de anuncios distribuidos en la terminal de trasladores, donde se mencionaba la semana de la moda de febrero y no solo eso, también el nombre de Draco destacando como todo un orgullo para la comunidad.

Bien, si Draco esperaba pasar esa semana con el perfil bajo, sin duda no lo lograría.

Esto es lo peor, pensó exasperado. Si bien, le hacía feliz que lo reconocieran, no le hacía feliz pensar que todo Londres sabía sobre su presencia en dicha capital.

─ ¿Dijiste que alguien vendría a recibirnos? ─cuestionó la bruja mirando hacia todas direcciones, Draco asintió y en cuanto vio su nombre en un cartel se acercó.

─ ¡Draco Malfoy, te ves deslumbrante! ─exclamó Lavander Brown─. Bienvenido de vuelta a Londres, yo te acompañaré al hotel donde te hospedarás y posteriormente a la cede donde se llevará a cabo el evento.

─ Te recuerdo de Hogwarts ─dijo mientras trataba de recordar.

─ Si, cursamos en el mismo año, yo estaba en Gryffindor.

Inesperado o no, el rubio no dijo nada al respecto, solo se limitó a asentir.

─ Bien, ella es mi asistente, Seraphine ─señaló a la bruja en cuestión─, horarios y reuniones previstas para los siguientes días, hazle saber a ella.

─ Por supuesto, será como tú digas ─acordó la bruja sin perder la sonrisa.

Viajaron hasta el hotel sin ningún contratiempo y a pesar de que Lavander no dejaba de hablar, Draco no se mostró en ningún momento molesto por eso. En realidad, estaba feliz de que la bruja lo recibiera de manera tan amable. Mientras se trasladaban recordó más específicamente quién era ella y lo que le había ocurrido durante la batalla de Hogwarts, era una pena que una mujer como ella ahora tuviera que lidiar con una licantropía parcial. Y a pesar de eso, no era grosera con Draco. Su madre solía decir que él no había hecho daño a nadie, claro que muchas veces estaba de acuerdo con ella, pero en algunas ocasiones simplemente creía que no.

─ Entonces… esta es tu habitación ─el lugar era lujoso, al nivel a lo que él estaba acostumbrado, al menos los londinenses aun tenían consideraciones con él─. Y tu habitación está un piso abajo ─dijo esta vez dirigiéndose a Seraphine, la bruja agradeció─. Antes de que me vaya… ¿Necesitas algo?

Draco negó.

─ Solo infórmale a Seraphine lo que hay que hacer y todo estará bien.

Lavander asintió. Estaba a punto de retirarse cuando Draco volvió a hablar.

─ ¿Consideras que mi presencia en la ciudad tendrá repercusiones negativas?

─ Por supuesto que no, nadie se portará mal contigo, además las cosas han cambiado bastante por aquí en los últimos años. Te lo aseguro. Además, si acaso alguien tiene la osadía de atacarte verbal o físicamente, lo cual dudo, nada te pasará. Harry estará allí.

─ ¿Qué? ─cuestionó sorprendido.

─ Harry, asistirá al evento.

─ ¿Harry Potter? ─cuestionó sin perder la expresión desconcertada.

Lavander sonrió mientras asentía con la cabeza.

─ Si, de hecho, todos estarán allí, me refiero a las grandes figuras publicas de Londres: el ministro, su asistente, el jefe de aurores, Harry Potter, Hermione Granger…

─ Para, para, entiendo perfectamente lo que quieres decir.

La sola mención provocó que sus nervios se pusieran de punta, de pronto no estaba tan seguro de mostrar sus diseños al publico londinense, de pronto no quería dar la cara… no quería que Potter lo viera.

─ Sin duda todo será un éxito ¿no es así? ─mencionó Lavander, la única que le respondió positivamente fue Seraphine─. ¿Pasa algo malo? ─de pronto parecía preocupada.

─ No, no, no pasa nada.

Ella hizo una mueca y entrecerró los ojos por un momento antes de decir:

─ ¿Continúas sintiendo aversión por Harry?

─ ¿Qué? ─por supuesto que eso no era lo que le pasaba─. No, por supuesto que no.

─ ¿En serio? Porque te aseguro que Harry no te guarda ningún rencor, incluso se emocionó mucho cuando supo que vendrías, dijo que estaba feliz de que hayas logrado grandes cosas.

─ ¿Él… se emocionó? ─de todo lo que había dicho la bruja solo se pudo centrar en eso.

─ Bueno… si, es decir, le alegra que te haya ido bien ─titubeó al hablar─. Bueno, será mejor que descanses, mañana te esperan muchas actividades.

Y con eso se despidió y salió de la habitación.

─ ¿Quién es Harry Potter? ─cuestionó su asistente.

Draco giró a mirarla brevemente, no quería hablar de Harry Potter, pero lo necesitaba y su asistente era buena para escuchar y guardar secretos, la razón por la que la había contratado.

─ Alguien con quien me llevé muy mal en el pasado. Me odió… mucho, pero parece que eso se ha terminado.

─ ¿Y eso es bueno? ─cuestionó dudosa.

Draco no respondió, permaneció inmóvil y en silencio por largo tiempo hasta que comenzó a dar vueltas por la habitación. Parecía que había perdido la razón.

─ No, no, no ─comenzó a murmurar─, Harry Potter estará allí, el día de inauguración de la semana de la moda, ¿sabes lo que eso significa? ─la asistente se encogió de hombros─, no puedo presentarme con esos trajes estúpidos que traje de Paris. Seraphine, ve a comprar tela en calidad de urgente, tenemos muchas cosas que hacer.

─ ¿Qué clase de tela? ─preguntó contrariada.

─ Espera ─tomó su valija de mano y sacó su libreta de diseños, una pluma y tinta, y comenzó a dibujar.

Seraphine esperó por varios minutos hasta que Draco sonrió, arrancó la hoja de la libreta y le mostró el diseño.

─ Esto, estoy seguro de que a Harry Potter le encantará.

La bruja no pareció muy segura de eso, aunque debía aceptar que le diseño era único y lindo.


El trio dorado fue invitado al primer evento de moda donde presentaría sus diseños un mago de origen inglés. Era un evento importante debido a ese detalle, al menos lo era para la comunidad inglesa. Precisamente por eso fueron invitados. Harry había negado su asistencia, por supuesto, a pesar de la insistencia del ministro. Realmente no iba a ceder, estaba muy seguro, pero cuando se enteró que el nombre de Draco Malfoy era aquel que figuraba como el mejor diseñador de la ultima temporada, su curiosidad lo superó.

No había escuchado hablar de Malfoy por los últimos diez años, aunque constantemente se preguntaba qué estaría haciendo de su vida, sin embargo, entre todas sus imágenes mentales, jamás pasó la de Malfoy como diseñador.

Pero bueno, aquí estaba, en primera fila, sentado junto a su mejor amigo, quien a su vez estaba sentado junto a su mejor amiga. Los tres habían sido invitados, Hermione era la única motivada por la moda en sí, Ron solo quería degustar los aperitivos que ofrecerían al finalizar y Harry, él quería ver a Malfoy. Sentía una necesidad desbordándose de sí mismo y aun no lograba identificar la razón.

Desde que dio comienzo el evento, Harry esperó ver a Malfoy, pero no se encontraba por ningún lado. En su lugar, comenzó la pasarela, donde fueron mostrando uno a uno los diseños elaborados por el rubio. Hermione estaba encantada, cada que pasaba un nuevo diseño aplaudía con bastante energía y le susurraba a él o Ron algún detalle interesante de la prenda.

Harry no conocía mucho sobre moda, pero a simple vista podía apreciar lo bien hechas que estaban las prendas y el estilo único que definitivamente diferenciaba las prendas de otras tantas. Incluso se interesó por un par de túnicas de estilo muggle, él podría usar algo así sin sentir que no le quedaba bien.

Se exhibieron veinte prendas. Fue todo un éxito. Al final de la pasarela todos los asistentes estaban aplaudiendo.

Y ese fue el momento. El presentador llamó al diseñador, al responsable de crear tan exquisitas prendas.

No pasó más de un minuto para que Draco Malfoy se hiciera presente. Caminó por la tarima de pasarela como si fuera un autentico modelo, mostraba una sonrisa genuina y sus ojos grises brillaban de felicidad. Cualquiera que lo viera en ese momento no lo asociaría con el Draco Malfoy de Hogwarts, su aspecto físico, el cual no había cambiado demasiado, era lo único que lo identificaba como el autentico Malfoy. Pero eso no llamó la atención del público, en absoluto, lo que llamó la tención fue su traje. Un traje hecho a la medida, blanco, apropiado para la temporada, único en su existencia… diseño inspirado en un hurón.

─ Es… ─jadeó Hermione.

─ Esponjoso ─completó Ron.

La castaña asintió.

Draco sonrió al publico mientras recibía los aplausos y saludó cortésmente con una mano.

Harry tuvo un pensamiento: Draco Malfoy se veía bien, contento, saludable y hermoso.

Los aplausos continuaron mientras el rubio modelaba su traje de hurón albino. Parecía irónico que ese había sido su apodo desde que Barty Crouch Jr. lo transformara en cuarto grado.

Le pareció gracioso y muy ingenioso que Malfoy decidiera por sí mismo usar un traje de ese estilo. Por supuesto, la cereza del pastel era un muñeco de hurón que llevaba con él, el cual tenía alitas de dragón. Más obvio no podía ser. Sonrió sin poder evitarlo.

─ Ron ─llamó.

El pelirrojo lo ignoró.

─ ¡Ron! ─susurró un poco más alto.

─ ¿Qué pasa? ─cuestionó sin despegar sus ojos de Malfoy.

─ Ron… creo que me enamoré.

Su amigo resopló, al fin desvió la mirada del rubio y la centró en él.

─ Amigo, ya lo estabas desde hace años. Es todo un milagro que al fin te hayas dado cuenta.