Sinopsis: Harry amaba la clase de Defensa contra las artes oscuras, era su clase favorita, pero ahora la odia, ¿y cómo no odiarla si Snape ha sido asignado este año para impartir la clase? Lo que se traduce en tortura constante; regaños, humillaciones y resta de puntos a su casa por una razón «su mera existencia». La clase no puede ser peor o tal vez sí, si tomamos en cuenta que el tema de la clase lo lleva a tener pensamientos un tanto indecentes.

Artista: PeonyDonut (Tumblr)

Dedicado a PerlaNegra


─ Vamos, Harry, apresúrate. Si llegamos tarde el profesor Snape nos quitará puntos ─exclamó Hermione exasperada al ver que Harry caminaba con exagerado desgano, aunque Ron no se quedaba atrás.

Al recordar que, de hecho, Snape, sí les quitaría puntos si llegaban tarde apresuró un poco el paso. No deseaba que sus compañeros de casa se enfadaran con él nuevamente. Porque si, últimamente la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras finalizaba con sus compañeros lanzándole miradas asesinas por haber provocado que le quitaran puntos a Gryffindor.

─ Parece que logramos llegar a tiempo ─murmuró Hermione asomando la cabeza al interior del aula.

Justo cuando cruzaron el umbral de la puerta, Snape apareció tras ellos. En un instante se apresuraron a tomar asiento en la única mesa que aun continuaba vacía.

─ Abran su libro en la página ciento treinta y cinco ─ordenó el profesor mientras se apresuraba a llegar al pizarrón.

Harry sacó el libro de su mochila y buscó entre las paginas hasta que encontró la que competía al tema que verían.

─ ¿Súcubos e Íncubos? ─cuestionó Hermione en voz alta.

─ No necesita decir lo obvio para intentar demostrar que es inteligente, señorita Granger.

La castaña desvió la mirada, claramente molesta e incómoda por el comentario. Ron gruñó al escuchar las risas de los Slytherins sentados detrás de ellos.

Harry giró levemente la cabeza para ver de quienes se trataba y no se extrañó al reconocer a Malfoy y Parkinson. Ambos siempre estaban burlándose de él y sus amigos. Harry se odió, porque a pesar de ese detestable comportamiento Malfoy todavía le parecía lindo.

─ ¿Alguien, que no sea Granger ─dijo al ver que Hermione levantaba la mano─, podría explicar qué son los súcubos e íncubos?

Malfoy levantó la mano y Snape le cedió la palabra:

─ Los súcubos e íncubos son una raza semi-humana, en la cultura muggle les denominan demonios.

Snape asintió de acuerdo.

─ Muy bien, señor Malfoy, diez puntos para Slytherin.

Eso definitivamente molestó a Hermione, quien tenía conocimientos mucho más extensos respecto a los súcubos e íncubos.

─ Tal como lo explicó el señor Malfoy, los súcubos e íncubos tienen apariencias bastante tentadoras para un mago común. Dicha apariencia física tiene un fin importante… alimentarse. La versión mítica más difundida es que los súcubos atacan a sus víctimas para absorber la sangre o energía vital del hombre y así alimentarse, a diferencia de los íncubos, que atacan sexualmente a su víctima y suelen aparecer cuando está a punto de perder su virginidad, de acuerdo con la cultura popular occidental.

«La realidad es que absorben la magia de los magos y brujas, por eso es que son peligrosos, pues incluso pueden llegar a drenar la magia de su víctima por completo. Hoy nos concentraremos en estudiar únicamente a los súcubos. Señor Malfoy, háblenos de la apariencia de un súcubo.

Malfoy asintió antes de comenzar a recitar:

─ Tal como las veelas, su apariencia humana usualmente es bastante atractiva, aunque en su apariencia de súcubo también suelen serlo, a pesar de sus cuernos, orejas puntiagudas, cola, largas uñas, sus ojos rojizos y colmillos. En algunos casos incluso llevan pequeñas alas ─agregó como una ocurrencia tardía─. Suelen vestir ropas muy pequeñas y reveladoras, para mostrar sus atributos a sus presas y así lograr que estos caigan rendidos ante sus encantos.

Mientras el profesor Snape continuaba su explicación sobre la forma en que solían atacar los súcubos a sus víctimas, la mente de Harry se desvió del tema, centrándose únicamente en lo que Malfoy describió.

Cuernos, orejas puntiagudas, cola, largas uñas…

Y en su mente la imagen de Malfoy se hizo presente, Malfoy con su uniforme Slytherin, con su cabello corto, lacio y suave, como solía ser. De pronto, en su cabeza apareció un par de cuernos pequeños de color violeta los cuales contrastaban perfectamente con su cabello rubio y su piel blanca. Por supuesto, las orejas de Malfoy ahora eran puntiagudas. Pensó en las largas uñas de sus manos y la cola… una cola con punta de triángulo.

Suelen vestir ropas muy pequeñas y reveladoras, para mostrar sus atributos a sus presas…

La imagen de Malfoy en su mente se transformó, ahora Malfoy no solo tenía uñas largas, orejas puntiagudas, cola y cuernos, también su ropa cambió, ya no usaba el uniforme del colegio, ahora llevaba unas medias color violeta, del mismo color de sus cuernos, que le cubrían hasta mitad de los muslos y no solo eso, también unos guantes largos del mismo color que cubrían hasta casi llegar a los hombros. Un top de seda negro cubría su torso, aunque el tipo de tela aun le permitía ver a través de ella la piel inmaculada del rubio.

Se sonrojó en el momento en su imaginación se centró en el trasero de Malfoy, quien únicamente llevaba unas pequeñas bragas de seda transparente, del mismo tono que el top. Afortunadamente lo imaginó mostrando únicamente su espalda y nalgas, porque de lo contrario seguramente habría tenido un orgasmo en medio de todos los compañeros de la clase.

Y hablando de la clase…

Draco por su parte, había querido hacerle una broma a Potter, quien parecía bastante ensimismado en su mundo y no prestaba atención a la explicación del profesor Snape.

Ya que su tía le había enseñado durante las vacaciones oclumancia y legeremancia, quiso aprovechar ese conocimiento para saber qué tontería estaba pensando Potter y burlarse de eso más tarde.

Legeremens, susurró apuntando su varita en dirección a Potter y grande fue su sorpresa al ver una imagen de él mismo como súcubo, pero eso no fue lo que lo dejó atónito; la ropa que usaba era tan pequeña y atrevida que su rostro se sonrojó de vergüenza.

¿No es Malfoy una lindura?, escuchó la mente de Potter y al instante salió de la mente del Cara Rajada, su cuerpo tenso se echó para atrás y cayó de la silla.

La mayoría de sus compañeros comenzaron a reír a carcajadas, incluso los de su misma casa, pero Potter lo estaba observando como si estuviera preocupado por él. en vez de lanzar un comentario mordaz, como era su costumbre, desvió la mirada; el rubor en su rostro se extendió hasta su cuello.

─ ¿Se encuentra bien, Señor Malfoy? ─cuestionó el profesor Snape. Draco asintió─. Bien, por hoy ha terminado la clase, la próxima vez hablaremos de los íncubos.

Y con aquella autorización, todos comenzaron a tomar sus cosas y salieron de aula.

Draco caminó aletargado, pensando en Potter y lo que pasaba por la mente del pervertido.

─ Draco, ¿estás bien? ─preguntó Pansy preocupada.

Al fin el rubio levantó la vista, miró a su amiga por unos segundos antes de asentir y sonreír.

Continuaron su camino hasta llegar al gran comedor. Sus ojos instantáneamente se posaron en Potter, quien ya lo estaba mirando. Cuando sus miradas se conectaron, ambos desviaron la mirada, pero Draco no pasó desapercibido el gran rubor que se extendió por el rostro del moreno.

─ Harry ─llamó Hermione─, desde hace rato no has dejado de mirar a Malfoy.

─ ¿Qué? ¡claro que no! ¡no lo estoy mirando! ─se apresuró a defenderse.

─ No quiero apoyar a Hermione más que a ti, pero ella tiene razón ─refutó Ron.

Harry sabía que era verdad, sí se la había pasado mirando al rubio desde que se rompió la imagen de Malfoy súcubo, justo cuando el propio Malfoy cayó de su silla y todos comenzaron a reír. Sin embargo, admitirlo, y no solo eso, decirles que lo había imaginado y la manera en que lo había imaginado, era demasiado. Las cabezas de sus amigos explotarían.

De pronto, una pajarita de papel golpeó su cabeza. Gracias a sus habilidades de buscador la atrapó al segundo siguiente. Volteó hacia todas direcciones para ver quién se la había enviado y no se sorprendió demasiado al descubrir que se trataba de Malfoy.

Sin apartar la mirada de los ojos grises del rubio desdobló la pajarita, claramente ya se había olvidado del episodio en la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Bajó la mirada para leer lo que decía:

Pervertido:

Te espero en el aula 6B (llega solo).

Draco Malfoy

Harry frunció el ceño al leer la palabra pervertido, ¿qué carajo le pasaba a Malfoy para atreverse a llamarlo así?

Levantó la mirada y al ver que Malfoy ya no estaba en su lugar gruñó de frustración.

Cuando se puso de pie, Hermione le preguntó a donde iba. Él únicamente respondió que había olvidado su libro en la clase de Snape.

Se apresuró a llegar hasta el sexto piso.

Malfoy ya se encontraba allí.

─ ¿Qué quieres, Malfoy? ¿por qué me llamas pervertido? ─cuestionó molesto.

─ Una cosa a la vez, Potter ─paró el rubio quien sonreía con petulancia y parecía calmado─. Lo estuve pensando bien y me di cuenta que estás enamorado de mí.

─ ¿Qué? ¡eso no es verdad…!

─ Shhh ─calló el rubio colocándose un dedo índice entre los labios, ese gestó detonó los recuerdos de la clase donde Harry imaginó a Draco como un súcubo, por lo que el moreno guardó silencio al instante, el rubor nuevamente se apoderó de su rostro─. Así está mejor. Como decía, sé que estás enamorado de mí, lo que me lleva a responder la segunda pregunta. Sé que eres un pervertido porque usé legeremancia contigo durante la clase del profesor Snape, no me sorprende que tu cabeza solo sea dura físicamente.

─ ¡Te atreviste a usar legeremancia conmigo! ─exclamó comenzando a sentirse enfadado─. Tú, grandísimo… ─se iba a echar sobre el rubio de no ser porque recordó lo que había estado pensando durante la clase.

─ ¿Ya ves que, si eres un pervertido, Potter? ─dijo el rubio sonriendo.

─ ¿Vas a chantajearme?

─ Tal vez ─fue la respuesta.

─ ¿Qué es lo que quieres? ─preguntó sintiéndose impotente.

─ Que seas mi novio.

─ Y no… ¿Qué? ─esperaba otra cosa, no algo como eso.

─ Que seas mi novio ─repitió Draco con convicción.

─ Te estás burlando de mí, ¿verdad?

El rubio negó con la cabeza.

─ Es en serio, Potter, muy en serio. Ya que he descubierto tus sentimientos no tengo miedo de revelar los míos.

Harry entrecerró los ojos, por unos breves minutos analizó la expresión del rubio, realmente parecía honesto.

─ Entonces puedo besarte ─Draco asintió─, puedo tomarte de la mano ─volvió a asentir─, puedo hacer que te vistas de súcu…

─ No abuses ─interrumpió.

─ Lo siento, sí, no pediré eso ─dijo con una sonrisa─, aunque eso no evitará que te imagine de vez en cuando.

─ ¡Voy a matarte, pervertido!