Sinopsis: Harry tiene una erección en medio del patio de transformaciones, alterado y desesperado decide que la mejor opción para bajar su erección es pensar en algo desagradable, pero lo que algunas veces pensamos que es desagradable parece no serlo tanto en el momento de la verdad.

Artista: iamjustabread (Twitter)

Dedicado a Raquel79


¿Qué problemas puede tener un Harry Potter de quince años aparte de un loco mago oscuro amenazando su vida constantemente? bueno... ser un adolescente hormonal puede sumarse a la lista de problemas. Hormonas sexuales, para ser más específicos.

Desde los catorce años, Harry ha comenzado a notar a las niñas, claro, desde que era menor las notaba, pero no de la misma forma en que lo hace ahora.

Antes, solía verlas como simples brujas con las que compartía clases, sala común o el comedor. Ahora las ve como hermosas veelas que pululan por doquier. Y por eso no ha sido fácil. Desde que su interés se centró en la hermosura de Cho Chang y por supuesto, le rompieran el corazón, su mente y cuerpo han comenzado a actuar de manera extraña.

Algunas veces esas reacciones extrañas se traducen en lo que sus compañeros llaman "sueños húmedos", otras veces en dolorosas e incomodas erecciones y en otras ocasiones en la perdida de concentración por más tiempo del que Hermione considera humano.

Y así es como llegamos a "El momento". Un día como cualquier otro en el que Harry ─recargado en el tronco de un árbol─ esperaba a que Hermione y Ron llegaran a los jardines cercanos al Lago Negro.

Mientras observaba a la lejanía en busca de algún indicio de sus amigos acercándose, vio a un grupo de brujas de Ravenclaw, todas de séptimo año. Iban bromeando y riendo, con sus mejillas sonrojadas por el viento fresco y sus ojos brillantes y serenos. De pronto, una bonita rubia dejó caer por accidente su bolsa, provocando que todos sus libros quedaran esparcidos por el césped.

De inmediato se agachó para tomarlas y Harry no pudo evitar mirarla más de lo que se consideraba decente.

Observó con atención sus pálidos y rosáceos muslos los cuales prometían una piel suave y tersa.

Y de pronto, la bruja volteó a verlo, por un par de segundos pareció seria, pero después le sonrió.

Harry quedó estupefacto. ¿Qué hacer en un momento como ese? ¿Corresponder o solo fingir que no la estaba mirando? Pero cuando tomó una decisión el grupo de alumnas ya se estaba alejando.

Bueno, eso no había salido tan mal, sin embargo…

─ Ah, mierda ─masculló al ver la gran tienda de campaña que se formaba en la parte delantera del pantalón─, por qué estoy tan duro en este momento ─de pronto se sintió muy frustrado, parecía que al ver a una compañera de grado superior el problema fue peor que en las ocasiones pasadas─. ¡No esta vez! ─gimió desesperado.

Tenía que bajar de algún modo esa erección, pero cómo, si estaba en un punto donde era visible para cualquiera que pasara por el lago o los invernaderos. No era posible que recurriera al remedio de siempre. Si, a la masturbación. Así que tenía que pensar en un plan B y pronto, o sus amigos llegaría y verían su erección. ¡No podía arriesgarse a un episodio tal vergonzoso!

Afortunadamente el plan B llegó pronto: pensar en algo altamente desagradable, algo tan asqueroso y enfermo que provocara que su polla se desinflara como un globo pinchado por una aguja.

─ Tengo que imaginarme a un Malfoy desnudo con orejas de gato tratando de coquetearme o algo ─se dijo asintiendo repetidas veces, sin duda esa sería una terrible imagen para su cabeza.

Cerró los ojos y se concentró. Solo bastaron un par de segundos para que la imagen se hiciera presente en su mente. Draco Malfoy estaba desnudo, completamente desnudo y no solo eso, también tenía unas adorables orejitas de gato del mismo color que su cabello.

─ Potter… ─el rubio gimió.

¿Por qué la erección no cedía?

Malfoy maulló.

Y Harry abrió los ojos de golpe.

¿Qué mierda había sido eso?

¡Muy bien Harry!, se reprendió, ahora estás DOBLEMENTE CACHONDO POR UNA RAZÓN DESCONOCIDA… o tal vez no tan desconocida.