Bien aquí les dejo el nuevo capítulo, espero lo disfruten y por favor no olviden dejar sus comentarios, aunque sea un solo emoji.

Nuevo poder

La peor sensación de déja vu se apoderó de mí. Había contado con mis capacidades prestadas una vez antes en una pelea sólo para descubrir que ya no estaban en condiciones de funcionamiento. Nunca debí haber cometido el mismo error otra vez. ¡Caer por el mismo truco dos veces, la culpa es mía!

- ¿Lo ves? ¡Dios derriba tus poderes de brujería en mi defensa! - El Inquisidor me enseñó los dientes en algo demasiado cruel para ser llamado una sonrisa.

- Chico, estás tan equivocado sobre quién cubre tu espalda - escupí, tratando de reagruparme. Bueno, ya no podía convocar a los Remnants en mi ayuda, pero debía haber algo que pudiera hacer aparte de temblar y agacharme.

- Mis instrucciones vienen de lo alto, "¡No permitirás que viva una bruja!1" - tronó Kramer.

- "No estás bajo la ley, sino la gracia. No juzguéis para que no seáis juzgados. El que esté libre de pecado, ¡Que lance la primera piedra!" ¿Por qué no prestaste atención a esas instrucciones de lo alto, asqueroso hipócrita? - espeté.

Sorpresa cruzó los rasgos de Kramer, pero mi infancia había transcurrido en un hogar donde la asistencia a la iglesia y la lectura de la Biblia eran la norma, por lo que podría intercambiar citas de las Escrituras con él todo el día. Luego esa sorpresa se desvaneció, y la expresión de Kramer se volvió a su máscara habitual de venganza. A pesar de mi determinación de encontrar una manera de patear el culo del Inquisidor, el miedo seguía rebanando mi columna vertebral. Estaba completamente desnuda en una pequeña habitación con un poderoso y cabreado fantasma que ya me había golpeado la cabeza con un accesorio del baño, y mi única arma efectiva contra él estaba fuera de servicio.

Por primera vez en mi larga historia de situaciones de vida o muerte, no tenía idea de qué hacer a continuación. Todos los entrenamientos para la lucha en los que había trabajado tan duro para dominar no me harían ningún bien en estas circunstancias. No puedes hacerle daño a lo que no puedes tocar, y Kramer no era más sólido que un recuerdo terrible. Como si pudiera sentir mi incertidumbre, la sonrisa del Inquisidor se amplió. El oír la puerta de nuestra habitación de hotel abrirse con un estruendo casi me hace flaquear en alivio. Inuyasha había regresado. A pesar de que no podía asestar un golpe físico contra Kramer, las probabilidades de dos contra uno nos darían un poco de tiempo para llegar a un plan.

- ¡Te metiste con la chica blanca equivocada, hijo de puta! - gritó Tyler.

No sé quién estaba más sorprendido, si Kramer o yo. El antes tímido médium apareció en la puerta, con un bote de basura humeando con lo que parecían ser hierbas quemándose en su interior. Su mirada se lanzó al cuarto de baño, buscando al agresor que no podía ver todavía. No tenía ni idea de lo que intentaba Tyler, pero estaba dispuesta a ayudar.

- ¡Ahí! - le dije, señalando a Kramer.

El fantasma se quedó mirando a Tyler, con la cabeza inclinada, casi como si tuviera curiosidad de ver lo que el médium iba a hacer. Tyler excavó un puñado de hierbas en llamas, maldiciendo, por sus dedos chamuscados, y las arrojó en la dirección que le había indicado. Kramer gritó tan pronto como las primeras hierbas llegaron a él a través del espacio que ocupaba. Su forma se disolvió, pero una gran parte de la encimera se rompió y se dirigió hacia Tyler. El médium se agachó con una rapidez que no esperaba de él, y el misil improvisado cayó en la pared del baño en su lugar.

No sabía lo que había en ese bote de basura. No era ajo y marihuana por el olor que despedía, pero cualquier cosa que dañara a Kramer era algo que quería utilizar. Me lancé hacia delante, agarrando los amarres humeantes del piso del cuarto de baño, y después las arrojé al contorno borroso del fantasma. Kramer gritó otra vez mientras las hierbas pasaban a través de él. Fuera cual fuera el material, me encantaba.

- Por aquí - insté a Tyler, cogiendo otro puñado.

Tyler y yo tiramos amarres ardiendo al espíritu como un par de lanzadores de béisbol sincronizados. Los bordes de las plantas humeando rozaron a Kramer antes de que pudiera desaparecer fuera del camino. Con un dolorido grito final, el Inquisidor desapareció de la vista por completo.

- ¡Corre, hijo de puta, corre! - Grité, tan aliviada porque había algo más para usar como arma que podría haber abrazado Tyler hasta que sus costillas crujieran. No hice eso, pero le di un apretón breve que sin embargo provocó un uff.

- Espacio personal - me reprendió Tyler, cuando lo dejé ir.

- Y, sabes, una toalla sería lo mínimo que podrías ponerte. - Me eché a reír.

Durante años, había estado desconcertada por la actitud displicente que la mayoría de los yokais tenían acerca de la desnudez, y sin embargo ahí estaba yo, abrazando a alguien que había conocido hace menos de dos semanas, mientras usaba nada más que algo de espuma. Me cubrí con los artículos que tenía más a mano, la chaqueta de cuero de Inuyasha, que se pegó a mi piel húmeda.

- Lo siento. Kramer como que interrumpió mi ducha… - Mi voz se apagó debido a que Inuyasha apareció de repente en la habitación, con cuchillos de plata, en cada mano y su mirada dorada rastrilló sobre nosotros.

- Te oí gritar. ¿Qué pasó? - Tyler aún sostenía el bote de basura, su contenido latente llenando la habitación con una ligera neblina. Como si fuera el momento justo, la alarma de incendios se inició a todo volumen, y el agua salió disparada de los aspersores en la pared. En la habitación de al lado, Dexter empezó a gemir a tiempo con la chillona alarma.

- Lo que sucedió es que mis poderes prestados hicieron kaput, y Tyler es realmente un tipo duro encubierto - le contesté, dándole un codazo al médium.

- Mírate, reventando a través de la puerta para derribar a Kramer. - La mirada de Inuyasha pasó a Tyler con una nueva apreciación.

- Bien hecho, amigo. - Entonces cambió los cuchillos a una mano y me pasó la otra por mi cuello.

- Hay sangre en ti. ¿Te encuentras bien? - Él sabía que las heridas que un yokai tenía se curaban casi al instante, pero su mano todavía viajaba por encima de mí como si buscara más lesiones. Emociones se enredaron a lo largo de mi subconsciente, saliendo a través de sus escudos por su intensidad. Preocupación, ira por mi ataque, y la culpa de que él no había estado aquí cuando había sucedido.

- No. ¿Cómo podríamos haber sabido que Kramer nos encontraría aquí, o que las capacidades de Marie finalmente seguirían su curso? - dije, cogiéndole la mano.

Una voz interior me dijo que debía haber sospechado que mis poderes prestados se estaban disipando. Durante la semana pasada, nuevos fantasmas no habían encontrado su camino hacia mí, pero me imaginé que todo el tiempo que había pasado en la cueva, toda la piedra caliza, cuarzo, y la trampa de agua corriente, posiblemente, había embotado mi señal para el otro lado.

- Me pregunto cómo nos ha encontrado ahora. - dijo Inuyasha, sus cejas juntándose.

- Ohio es un refugio para lo sobrenatural, y hemos andado de aquí para allá en público desde hace más de una semana. Tal vez uno de los amigos fantasmas de Kramer nos vio y le dijo. Tal vez se encontraba en la zona porque se sintió atraído aquí como un sin número de otros fantasmas. - Me encogí de hombros.

- O quizás Kramer siguió a Elisabeth aquí después de uno de sus fallidos intentos de seguirlo - dijo Inuyasha oscuramente. Esa era también una posibilidad, y me aseguraría de decirle al fantasma que fuera mucho más cuidadosa en el futuro.

- Justo lo que necesitamos - dije, mientras un nervioso empleado del hotel aparecía en nuestra puerta. Lo que él había estado a punto de decir murió en sus labios mientras miraba a Tyler, sin soltar el humeante bote basura, y Inuyasha y yo ignorando el agua cayendo sobre nosotros.

- Pequeño accidente concerniente a un cigarrillo que cayó a la basura, pero todo está resuelto ahora - dijo Inuyasha mientras parpadeaba una mirada escarlata al empleado.

- Vuelve y diles que apaguen la alarma y rociadores. - El empleado se dio la vuelta sin decir una palabra. Esperé hasta que se perdiera de vista antes de seguir hablando.

- Tenemos que ver a Chris y a los otros. ¿Y si no fui la primera persona que Kramer atacó? - Inuyasha asintió con la cabeza, murmurando, "Quédate aquí" a Tyler.

- No, él tiene que venir, también. Además, podría tener más de lo que sea que asustó a Kramer. - Era más seguro estar en grupo en el caso que Kramer acechara cerca, esperando para encargarse de los rezagados.

- Es salvia. La habría utilizado con Kramer ese día en mi tienda, pero estaba demasiado ocupado muriendo. Tengo más en mi cuarto. Además, no voy a ninguna parte sin Dexter. - dijo Tyler, cuadrando los hombros.

Caí de rodillas al lado de la cama, los rápidos latidos del corazón de Helsing me permitieron saber dónde estaba. Felino inteligente había corrido a cubrirse una vez que la porcelana comenzó a volar. Cómo lucharía contra un fantasma mientras agarraba a un gato asustado era una incógnita, pero, también, no iba a arriesgarme a dejarlo solo en la habitación si Kramer regresaba en busca de la segunda ronda.

- Ven, gatito. Debemos salir de aquí. - murmuré.

Dejé mi maleta en el interior del pequeño cuarto que había sido mío desde mi nacimiento hasta los veintidós años. Una fina capa de polvo cubría las ventanas y los muebles, pero no tuve tiempo de iniciar la limpieza. Lo primero es lo primero, preparaba la casa para más huéspedes que para los que había espacio.

- Configuren los MCE en la cocina y cuarto de la familia. Entonces quiero infrarrojos y RK2s ubicados en las otras habitaciones. Nada espectral pasará a través de estas paredes sin que lo sepamos, gente. - oí Chris dirigir.

- Tú has eso. Yo me quedaré cerca de Dexter. Él sabrá si un fantasma viene antes que cualquiera de tus maquinitas - murmuró Tyler, subiendo las escaleras.

Dado el historial del perro, yo tendía a estar de acuerdo. Incluso Helsing había demostrado que podía sentir a Kramer acercarse, pero si el equipo de Chris podría dar una advertencia adicional, ¿Quién era yo para despreciar esa útil tecnología? Dexter y Helsing tenía que dormir en algún momento. Las buenas noticias eran que nadie más había sido visitado por Kramer en el hotel. La mala noticia era que a Kramer no le tomaría mucho tiempo corregir eso si nos quedábamos, por lo que necesitábamos un lugar nuevo que aún estuviera a una distancia razonable para conducir a la cueva. Además, menos espectadores inocentes cerca de nosotros, mucho mejor si Kramer nos encontraba de nuevo. No había demostrado ser considerado con los demás. Eso hizo mi ex casa de la infancia nuestra mejor opción para los próximos días hasta que la trampa se hubiera completado.

Mi madre la había vendido después de que mis abuelos murieran y nos trasladamos a mi nuevo trabajo secreto del gobierno, pero la compré de nuevo después de que una agradable pareja hubiera sido asesinada aquí por unos yokais tratando de atraerme. Desde entonces, la mayoría de la gente pensaba que el lugar estaba vacío. Normalmente, lo estaba. Mantuve la electricidad y el agua, ya que Inuyasha y yo de vez en cuando nos alojábamos aquí cuando visitábamos Ohio. La huerta que rodeaba la casa no se había cosechado en años. Mi frugal abuelo debía estar revolviéndose en su tumba por la pérdida de tantos árboles de cerezo en perfecto estado. Sin embargo, las hectáreas de huertas cubiertas actuaban como una barrera natural de privacidad, ocultando las luces o la actividad en la casa, de nuestros vecinos más cercanos.

Inuyasha entró en el dormitorio, cubriendo las ventanas y los muebles con una capa gruesa de ajo picado y marihuana. El primero había sido adquirido después de una breve parada en una tienda de comestibles, pero el último requirió mirar con ojos rojo a un narcotraficante local para que renunciara a toda su mercancía. Me gustaría poder decir que había sido difícil encontrar a alguien vendiendo hierba en mi ciudad natal, pero había tomado sólo unos minutos de conducir por un barrio en ruinas para detectar el olor característico y seguirlo hasta su origen. Ahora podía agregar robo a un traficante de drogas a mi lista de crímenes, pero ¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Reembolsárselo?

Eso de alguna manera parecía igual de mal, por no hablar de ir en contra del mensaje "el crimen no paga", pero tuve que admitir que todavía me sentía culpable de robar marihuana a pesar de que lo que estaba haciendo con ella era sin duda más noble. Quemar salvia podría funcionar como una especie de lanzallamas sobrenatural contra Kramer, pero el verdadero objetivo era no dejar que él nos encontrara. No hasta que tuviéramos esa trampa preparada, de todos modos. Saqué algunas mantas extras del armario y las entregué a Tyler, que llegó mientras Inuyasha iba a extender más de la mezcla maloliente por la casa.

-Entrega estas abajo - le dije a Tyler.

- Voy a sacar más de la otra habitación. - Podrían no ser suficientes para que todos tuvieran su propia manta, pero gracias a Dios la calefacción funcionaba, y podría conseguir más mantas mañana.

Y colchones inflables. La casa sólo tenía dos dormitorios, y éramos ocho, pero las preocupaciones de seguridad tenían que hacer caso omiso de servicios y comodidades. Tyler tomó las mantas y yo fui a la habitación de huéspedes para tomar más, tomando un par de manteles largos del armario también. Todavía no era suficiente. Regresé a mi antigua habitación y despojé a la cama de las cobijas, compensándome con dos mantas más y un juego de sábanas. Inuyasha y yo podíamos dormir con las chaquetas cubriéndonos. Como yokais, no estábamos en peligro de coger un resfriado.

- ¿Tienes algo de beber aquí? - Oí preguntar a Graham, con consternación en su voz.

- Sólo el agua del grifo, lo siento. Voy a conseguir algo de comida y bebidas mañana. - le contesté, bajando las escaleras con mi gran fajo. Graham suspiró.

- No hay problema. - Sin embargo, sus pensamientos desmentían sus palabras. Espero que esta perra no esté haciendo todo esto como una maniobra desesperada por atención. Hemos estado en este trabajo más de una semana, y aún sólo tenemos su palabra de que este fantasma existe, y es una amenaza para alguien. Podría estar fuera de sus medicamentos o en…

- ¡Hey! ¡Algo me golpeó! - Graham gritó de repente, su mano volando a su mejilla.

Me tensé. Rayas rojas estropeaban la mejilla de Graham como la huella de una mano invisible, y el aire se erizó de hecho, con una nueva energía, enojada, saltando a través de mi piel como papel de lija. Eché un vistazo a Dexter, pero el perro se quedó en silencio, y aunque no vi a Helsing, ningún gruñido felino distintivo dividió el silencio repentino después del pronunciamiento de Graham.

- Comprueben los MCE, los infrarrojos, y los medidores de temperatura - ordenó Chris, su mirada buscando alrededor.

- Puede que no seamos los únicos aquí. - Lexie, Fred, y Nancy se apresuraron a cumplir. Pero entonces encontré la fuente de energía pulsante, hirviendo, y mi mandíbula cayó. Inuyasha estaba de pie en el pasillo, con los puños lentamente apretándose y su mirada resplandeciente de escarlata mientras miraba a Graham.

- No le faltes el respeto a mi esposa de esa manera nunca más. - Cada palabra fue un gruñido furioso que hizo que toda la actividad en la sala llegara a su fin.

Cada cabeza giró en dirección a Inuyasha, y luego la mía no era la única mandíbula floja mientras el equipo veía sus colmillos y ojos brillantes de color rojo. Sólo Tyler mantuvo la calma, pero de nuevo, no acababa de descubrir una nueva e impactante verdad como el resto de nosotros. Para Chris, Lexie, Fred, Graham, y Nancy, era el descubrimiento de que los yokais existían. Para mí, fue la constatación de que Inuyasha había sido el que había golpeado a Graham, y que lo había hecho sin moverse de su lugar en la habitación. Chris encontró su voz antes que yo.

- ¿Qué demonios está pasando aquí? - Suena molesto, pero no histérico.

Bien por él, pensé, todavía en las nubes por el conocimiento de que Inuyasha había abofeteado a Graham utilizando sólo el poder de su mente. Hasta ahora, sólo un yokai en el mundo podía hacer lo mismo, y ese yokai tenía más de cuatro mil años. Inuyasha no había ni siquiera llegado a su cumpleaños bicentenario todavía. Pero el antiguo faraón, Inuno, era su cogobernante, y había compartido parte de su asombroso poder con Inuyasha cuando fusionaron sus líneas un tiempo atrás. Inmediatamente después de recibir esa transfusión supernatural, la fuerza de Inuyasha se había triplicado, y había adquirido la capacidad de leer mentes humanas. A menudo me había preguntado si cualquier otra habilidad podría surgir con el paso del tiempo. Supongo que no tendría que preguntármelo más. Pero ¿Por qué no me lo había dicho antes? Algo así como, Oh, por cierto, Gatita, tengo telequinesia ahora. Mira tú, ¿eh?

- ¿Así que fuiste tú? - Tyler se relajó mientras se daba cuenta que las palabras de Inuyasha, combinadas con su mirada furiosa significaba que Kramer no era el que había golpeado a Graham.

- Parece que sí. - Inuyasha me miró, algo de esa tensión dejando a sus características. Mi impulso inicial de irritación se desvaneció. ¡Dios mío! ¿Esta habilidad era una novedad para él, también?

- ¿No lo sabías? - Pregunté en voz baja.

- No estaba seguro hasta ahora. - Su boca se torció.

- Voy a salir de aquí ahora mismo, si alguien no comienza a darle algo de sentido a esto - juró Chris. Él no era el único que había empezado a acercarse hacia la puerta principal, me di cuenta.

- Los fantasmas no son lo único extraño que existe - resumió Tyler antes de que yo pudiera dar una respuesta más suave.

- Conoce a los yokais. - El médium hizo un gesto con la mano hacia mí y Inuyasha.

Lexie dejó escapar una risa nerviosa. Graham se veía como si quisiera vomitar. De sus pensamientos, Fred y Nancy estaban contemplando llamar al 911. La mente de Chris se inclinaba entre la negación y una extraña sensación de triunfo, como si hubiera sospechado que había más en el mundo sobrenatural, pero no había sabido lo que era.

- No hay necesidad de preocuparse - dije mientras me preguntaba si tendría que detener a algunos de ellos de llamar a la policía.

- Nosotros no matamos gente… bueno, no a gente que no lo merece, es decir, y… - Graham gritó, tratando de correr hacia la puerta.

- Mejor no mencionar matanza en un discurso revelador, cariño. - Inuyasha lo tenía colgando de la parte delantera de su camiseta en el siguiente parpadeo, lanzándome una mirada sardónica.

- Correcto. - Suspiré, bueno era mi primera vez, atrapando a Lexie y Fred, que también corrieron hacia la puerta.

- No se preocupen ¡No vamos a hacerles daño! - ordené, haciendo brillar mi mirada.

Se relajaron como si le hubiese lanzado a cada uno con un dardo lleno de Valium. Inuyasha le susurró algo que no entendí a Graham, pero, también, pronto tuvo esa expresión vidriosa y obediente. Chris observó todo en silencio y en completa quietud, sus volteretas mentales, la única indicación de que estaba mucho menos tranquilo de lo que parecía.

- La forma en que se mueven… ambos son sólo un borrón - dijo al fin.

- Los mitos tienen algunos aciertos. La súper velocidad es uno de ellos. – Me encogí de hombros.

- ¿Qué tienen de equivocado los mitos? - Preguntó en seguida.

- Incontrolable necesidad de matar, estacas de madera, exposición a la luz del sol, encogerse de miedo por las cruces, falta de reflejo, y, oh, las capas de cuello rígidas. Quiero decir, honestamente, ¿Quién podría salir en público con una de esas? - empecé a enumerar.

- Tragedia de moda - coincidió Tyler.

- Te olvidaste del control mental. - Chris siguió mirando.

- Viste eso por ti mismo, ¿no? - Respondió Inuyasha. Su tono era ligero, pero su mirada no dejó a Chris.

- Tú y tu equipo no recordaran nada de esto una vez que la trampa sea completada, pero hasta entonces, quiero que sepas con lo que estás tratando. Entonces, tal vez uno de ustedes no me tiente a la violencia otra vez con sus pensamientos. - A pesar de la vorágine en su cabeza, el mentón barbudo Chris se elevó.

- No amenaces a mi equipo. - Las cejas de Inuyasha se elevaron.

- ¿O vas a hacer qué? - Preguntó con suavidad. Chris tragó saliva.

- No voy a terminar la trampa en la que están tan interesados - respondió. Si yo no hubiese oído su oración mental de que estas no resultaran ser sus últimas palabras, hubiera jurado que tenía bolas de acero.

- Podría hacerte terminarla, pero tienes valentía y lealtad, ambas cosas que valoro. Mantén a tu equipo en línea, y no tendrás ninguna preocupación. - Inuyasha golpeó suavemente a Chris en el hombro de una manera amigable que aun así causó que el otro retrocediera.

- No pueden detener sus pensamientos, Inuyasha - señalé.

Claro, me habían molestado las crudas reflexiones de Graham, pero claramente no tanto como a Inuyasha si habían desencadenado una respuesta telequinética de la que no sabía que era capaz. Por otra parte, el enojo había sido por lo general el gatillo con mis habilidades prestadas, y eso había sido antes de que hubiera sabido que las tenía, también. Tal vez la ira era sólo la forma normal en la que las nuevas habilidades se manifestaban. ¿Cómo iba yo a saberlo?

- Ahora están advertidos de que sus pensamientos no son privados, por lo que son los únicos culpables si no se mantienen con una correa. Deberían centrarse en la tarea a mano, no en ponderar insolentemente que, si fabricas cuentos de un fantasma porque descuidaste tu medicación, estabas desesperada por atención, o estabas loca por tu período. - fue su respuesta implacable.

- Jesús, Graham - murmuró Chris.

- No es una sorpresa. Cada vez que ocurre algo con una mujer, ustedes siempre sacan su período - dijo Lexie, a un resoplido en acuerdo de Nancy.

- No lo dije en voz alta. - Graham se sonrojó.

- Y ahora sabes que eso no importa. - declaró secamente Inuyasha, rojo parpadeando en sus ojos. Me aclaré la garganta para aliviar la tensión.

- Está bien, todos relájense y recuerden que sólo tenemos que completar la trampa. Luego continuarán con su vida con un bonito y gordo bono, y habrá un maldito asesino menos flotando alrededor. Creo que todos estamos de acuerdo en que es una meta por la que vale la pena trabajar. - Cautelosos murmullos de asentimiento sonaron, no había estado buscando un coro de fervientes "¡Wahoo hoo's!" por lo que fue suficientemente bueno para mí.

- Inuyasha. Vamos a dormir un poco. Tenemos mucho que hacer después. - Le di una mirada cansada a la ventana donde el sol estaba empezando a reaparecer en el horizonte.

Acababa de terminar de guardar las compras, cuando sonó mi celular, su cadencia musical rompiendo el silencio. Estábamos sólo Inuyasha y yo en la casa en ese momento. Habíamos dejado a los demás fuera de la cueva, mientras reunimos las cosas suficientes para mantener a media docena de seres humanos cómodos durante su estancia aquí. Esperaba ver el número de Tyler o de Chris cuando agarré mi teléfono, pero en su lugar apareció la palabra BLOQUEADO. Vendedor por teléfono, pensé molesta, y estaba a punto de pulsar 'ignorar' cuando me detuve.

¿Qué pasa si se trataba de alguien llamando en nombre de Fabián? El fantasma tenía que depender de otros para realizar una llamada, ya que carecía de la capacidad de marcar físicamente, y su voz llegaría sólo como estática a través del teléfono. Fabián podría haber aparecido en el hotel la noche anterior sólo para descubrir que todos nosotros nos habíamos ido y no había información sobre a donde. Incluso si había pensado tratar en la cueva y oír de Tyler donde nos alojábamos ahora, con todo los ajos y hierba que tenía en mi ropa, por no hablar de lo que había alrededor de la casa, Fabián podría no ser capaz de llegar a mí. Sólo en caso de que fuera un abogado, contesté el teléfono con un hostil hola.

- ¿Higurashi? - Preguntó una voz igualmente abrupta. Ningún vendedor por teléfono tendría mi nombre correcto ya que este número estaba listado con uno de mis muchos alias.

- ¿Quién es? - Pero a pesar de que la voz era vagamente familiar, no podía poner un nombre a la misma.

- Jason Madigan. - Ah, el nuevo e infame consultor de operaciones del equipo. Por su tono, el estado de ánimo amargado de Madigan no había mejorado desde nuestro primer encuentro.

- ¿A qué debo este honor? - Pregunté secamente.

- Se lo debes a una falta total de criterio acerca de sensible información sobrenatural - fue su fría y medida respuesta. Necesitaba su actitud como necesitaba un par de tetas en mi culo.

- No sé de lo que estás hablando. ¿Te importaría empezar a darle sentido? - ¿O es que es mucho pedir, Señor Grano en el Culo? Añadí mentalmente.

- Desde donde está transmitiendo tu teléfono, supongo que estás en la residencia de tu niñez. Un helicóptero estará allí para recogerte en treinta minutos. - afirmó, enfadándome más porque debía haber iniciado el seguimiento de mi señal tan pronto como contesté.

- Lo siento, pero vas a tener que decirme lo que pasa a través del teléfono. Tengo otros planes para esta noche - le dije, haciéndole un gesto a Inuyasha y pronunciando Madigan mientras apuntaba a mi teléfono.

- Si te rehúsas a venir, tus privilegios de visita en el complejo serán permanentemente revocados. - Un distintivo clic puntuó esta frase.

Una buena cosa, también, ya que había tomado una respiración profunda para decirle al consultor en términos explícitos donde podía meter su ultimátum, y eso no habría sido inteligente. Probablemente podría revocar mis privilegios de visita si chismorreaba con los de arriba por maldecirlo en la forma en que estaba a punto de hacerlo.

- ¿Qué quiere, Gatita? -

- Muerte por colmillos, si sigue así, pero seguro que me indigesta - escupí yo, mi temperamento escapando a pesar de mis esfuerzos por frenarlo.

- No lo sé. Pero ahora sé lo frustrado que Chris se sintió cuando señalaste que no podía detenerte si decidías hacer algo que no le gustara. El karma es una perra, ¿verdad? - dije con un suspiro apretado.

- ¿Vas a dar detalles sobre lo que quieres decir? - Ambas cejas oscuras se arquearon.

- Si no dejo todo y me dejo ser trasladada hacia el complejo, por lo que Madigan me puede masticar por Dios sabe qué, sólo podré a ver a mi madre y los chicos cuando están fuera del lugar. Lo que, como sabes, no es a menudo. - Inuyasha no reaccionó con ira al instante como yo lo había hecho. En su lugar, se tocó la barbilla, pensativo.

- Una buena forma de saber si tu tío ha descubierto algo de importancia sobre el tipo, así que dejémoslo sentir como que ha ganado esta ronda. Sólo será para nuestro beneficio. - Por supuesto. Si no dejara a Madigan enloquecerme con tanta eficacia, habría llegado a la misma conclusión.

Don tampoco sabía que no podría llegar a mi lado cada vez que quisiera. Aparte de ver si había sacado algo de suciedad de Madigan, también era importante para que mi tío supiera acerca de mi cambio en el estado sobrenatural.

- Vas a tener que quedarte aquí, Inuyasha. De lo contrario, no estaríamos de vuelta a tiempo para recoger a todo el mundo de la cueva. - No sería correcto hacer al equipo de Chris esperar en una cueva húmeda y fría la mayor parte de la noche, sobre todo porque habían tenido que dormir en el suelo y sin comida la noche anterior.

Pero que me aspen si le pedía a la escolta de helicópteros que recogieran a la banda antes de volar con nosotros a la casa. Madigan podría saber acerca de mi vieja casa de la infancia, pero no estaba dispuesta a renunciar la ubicación de la cueva, también. El olor de Inuyasha y el roce de sus emociones a través de las mías me hizo saber lo mucho que no le gustaba la idea de que fuera sola, pero al final, asintió con la cabeza.

- Vas llevar salvia en el caso de que Kramer se las arregle para encontrarte otra vez. - Cierto, porque no podía presentarme a ver a Madigan cubierta de hierba y ajo. Incluso si eso no fuera motivo de un montón de preguntas, mantendría a Don lejos de mí, derrotando la mitad del propósito de ir.

- Te llamaré cuando esté en el camino de regreso. Mantén algo de salvia cerca, también, y si Helsing empieza a chillar, préndela. - le dije, acariciando sus pómulos esculpidos con las puntas de mis dedos.

- Oh, no te preocupes por mí. - Inuyasha sonrió, pero algo frío cruzó su rostro e hizo tronar sus dedos.

- Tengo muchas ganas de encontrarme con ese fantasma de nuevo. - Él podría disfrutar de la oportunidad de vengarse del ataque de Kramer, pero si fuera por mí, ninguno de los dos vería al Inquisidor hasta que se cerrara la puerta de la trampa sobre él.

- Te amo - le dije, porque era un mejor uso de palabras que repeticiones sin fin para que tuviera cuidado. La lógica podría saber que Inuyasha era más que capaz de manejarse a sí mismo si Kramer venía tras él, pero el pensamiento de fuera atacado mientras yo estaba lejos todavía hacía que me doliera el estómago.

- Te amo, también, Gatita. - Su voz cambió, convirtiéndose en la cálida, y conocida que me hacía derretir un poco cada vez que lo oía. Luego sus labios rozaron mi frente, tan suaves y ligeros que era más una provocación que un beso.

- No dejes que ese idiota de Madigan te haga enojar, sólo lo va a disfrutar. Tu voluntad es más fuerte que la suya. Muéstrale eso. - murmuró contra mi piel.

Pasé mis dedos desde su cara hasta sus hombros, tirando de él hasta que los duros planos de su cuerpo estuvieron pegados a lo largo del mío. Madigan había colgado hace diez minutos. Eso significaba que el helicóptero no llegaría durante otros veinte minutos. Dejé que mis manos se deslizaran desde los hombros hasta el valle estrecho de su estómago, luego sumergí una en la parte delantera de sus pantalones.

- ¿Por qué no ayudas a ponerme en un estado de ánimo más…? - Susurré. Ya estaba en el suelo, la boca de Inuyasha aplastando la mía, antes de que la última palabra saliera de mi boca.

Continuara…

1 Éxodo 22:18