Hola hermosas, espero estén muy bien y tengan un excelente inicio de fin de semana, espero que se lo pasen muy bien y tranquilas y relajadas en su casa. Los personajes de Candy Candy no son de mi propiedad, por el contrario los personajes que complementan esta historia son completamente de mi autoría y son verdaderamente ficticios algún parecido es mera coincidencia. Esta historia ¡COMENZAMOS!
LEJOS DE TI
CAPÍTULO 10
CANDY Y ANTHONY SE COMPROMETEN
Anthony estaba igual que ella de ansioso, nervioso, con sus manos sudorosas y los ojos aún cerrados, sentía que su corazón estallaría dentro de él y rompería su pecho para poder salir y latir libre de ese lugar. Se retiró lentamente de ella, abriendo sus ojos con lentitud maravillado por el dulce momento, observando que una lágrima comenzaba a salir de los ojos de su amada princesa, quien permanecía con los ojos cerrados, preocupándolo de pronto al créela ofendida. La tomó de la mejilla sin soltar sus manos con la mano derecha, mientras la izquierda secaba aquella lágrima con su pulgar, pegando su frente en la de ella una vez más, culpable por su impaciencia.
-Lo siento pecosa... – Dijo recargando su frente con la de ella, sintiendo la respiración agitada de Candy así como su fresco aroma.
-Fue hermoso... – Dijo Candy al mismo tiempo que él, causando una confusión y alegría en el contrario al escuchar lo que cada uno decía.
-Temía haberte ofendido. - Dijo Anthony a Candy con una sonrisa radiante, mirándola ahora con mayor confianza a los ojos.
-Fue maravilloso Anthony. – Le dijo de nuevo en un susurro y Anthony le sonrió tiernamente, recibiendo el cuerpo frágil de su amada para abrazarla cuando ella se refugió en sus brazos.
Estuvieron así por varios minutos, disfrutando su compañía, su abrazo y de cómo sus corazones latían acompasados al mismo ritmo, mientras el delicado y dulce aroma de las Dulce Candy los embriagaba al mismo tiempo.
En Chicago los Ardlay llegaban por fin desplazados por la Guerra, Stear y Archie habían llegado junto a la tía abuela y los Leagan quienes venían más odiosos que nunca, imponiendo su santa voluntad sin importar quien fuese afectado.
Patty también había llegado en el mismo barco que ellos al igual que Annie quienes seguían reforzando sus relaciones con los Cornwell y al parecer Elroy estaba de acuerdo con aquel afecto que reflejaban sus nietos.
-¿Cuándo llegará Anthony? – Preguntó Stear a la tía abuela.
-Anthony salió rumbo a México para cumplir con un compromiso que su madre había dispuesto. – dijo la anciana anunciando ante todos aquel compromiso, sin saber que los Cornwell ya estaban enterados de ello.
-¿Compromiso? – Preguntó Elisa inconforme, ya que según ella acababan de anular el de ella con el rubio. - ¿Cómo es posible que Anthony tenga un compromiso previo por la tía Rosemary si hasta hace unas semanas era mi prometido? – Decía ofendida. Los Cornwell intentaban aguantar las risas que les brotaban desde lo más profundo de su ser, pero no querían provocar de nuevo el enojo de la matriarca y ambos rogaban porque Anthony se decidiera por la misteriosa prometida con tal de que no le regresaran a la odiosa de Elisa, ellos aún no sabían nada del motivo por el cual había desistido la tía abuela comprometerla con Anthony.
-Tranquila Elisa ya te expliqué que tengo otros planes para ti. – Dijo la matriarca, confundiendo a las Cornwell, quienes no sabían a qué se refería y aquella creía que Elisa tampoco, sin embargo la sonrisa maliciosa de Sara y Elisa demostraba que la mayor le había revelado a la menor su plan.
-¿Y cuándo me avisarás tía abuela? - Preguntó Elisa con aires de superioridad, si antes era creída con aquel anuncio estaba verdaderamente insoportable.
-Pronto hija, pronto. – Respondía la matriarca con una sonrisa, ya que esperaba pronto las noticias de William que le avisara que Anthony había aceptado aquel jugoso compromiso para que regresara y así iniciar sus planes con Elisa.
-¿Y yo tía abuela? – Preguntaba Neal cual tonto como siempre.
-Si apareciera la "hija" del tío abuelo sería una buena esposa para ti. – Decía la vieja Elroy, causando sorpresa en todos los presentes, sobre todo en Stear y Archie quienes fueron los que más se ofendieron.
Sara fue la única que sonrió con malicia y triunfo ya que ella misma había dado la idea a la tía abuela, convencida de que así se aseguraba por completo de la fortuna del tío abuelo, ya que tendría a Elisa como su esposa y a Neal como el esposo de su hija, y a pesar del odio que sentía por Candy era capaz de soportarla si con ello lograba un estatus socio económico mayor al que ahora poseía.
Stear y Archie se retiraron molestos por aquellos planes sin haber recibido la autorización por parte de la matriarca, quien en ese momento ignoró el hecho por la felicidad que le invadía de que las cosas estaban saliendo como ella lo quería.
Anthony y Candy seguían en aquel balcón con las piernas colgando entre los barrotes que lo protegían, tomados de las manos mientras balanceaban sus piernas aún un poco tímidos por la demostración de amor de minutos atrás.
-¿Dónde aprendiste a trepar así? – Preguntó Candy para iniciar una conversación y mitigar un poco la pena que tenía, ya que sabía que él no era un experto cuando vivió en Lakewood.
-Siempre supe hacerlo, pero la tía abuela nos lo prohibía porque no era algo digno de los Ardlay. – Decía mientras observaba desde aquella altura la intensidad de la noche y regresaba su vista a la rubia que lo veía muy enamorada, admirándolo como quien mira a lo más maravilloso del mundo a su lado, incrédula aún de que él estuviera de nuevo a su lado. – Además en el Colegio me fue de utilidad muchas veces. – Dijo con una mirada y una sonrisa traviesa.
-¿En el Colegio? – Preguntó Candy algo sorprendida por aquella revelación que el rubio le hacía y que para ella sería algo normal, más sin embargo para el rubio ella lo creía impensable. Anthony asintió aún sonriente ante la mirada de sorpresa de Candy.
-Algunas veces llegué a escaparme para buscar a un amigo. – Dijo recordando al rebelde. – Siempre estaba en problemas, así que intenté ayudarlo muchas veces para que fuera menor su castigo, además otras ocasiones me sirvió para escapar algún fin de semana que me quedaba encerrado sin ir a la mansión de Inglaterra. – Dijo suspirando. Candy lo observó detenidamente, en su expresión había nostalgia al recordar aquello.
-¿Tenías muchos amigos? – Preguntó queriendo saber todo de su vida.
-No muchos en realidad. – Respondió recordando que solo a Terry consideraba su amigo después de sus primos, los demás eran compañeros que se desvivían a veces por agradarle. – Además de Stear y Archie, solo considero a una persona más como a un real amigo. – Dijo sonriendo, recordando las veces que lo cargó a dos rayas por su estado de ebriedad. – Terruce Grandchester. – Dijo revelando el nombre de aquel que consideraba un verdadero amigo. – Él era el único con el que podía platicar y él también solo confiaba en mí, algunas veces en Stear, pero con Archie siempre estaban de pleito. – Decía recordando la relación que tenían sus primos con aquel que él proclamaba como su amigo.
-¿Dónde están Stear y Archie? – Preguntó Candy al recordar a sus dos buenos amigos.
-Ellos se quedaron en el Colegio. – Dijo con una sonrisa de lado. – Yo me escapé de ahí y me encontré por casualidad con Terry en el barco de regreso, así que ambos regresamos a América. – Decía si dejar de verla, atento a cada una de sus expresiones.
-¿Te escapaste? ¿Por qué? – Preguntó sorprendida por lo rebelde que al parecer ahora era su príncipe. Anthony sonrió enamorado.
-Para buscarte a ti. – Le dijo acariciando su rostro con ternura, deslizando su pulgar por la suave mejilla de la rubia, quien no podía ocultar el asombro que tenía en su rostro mientras los colores le subían cada vez más intensos a la cara. Anthony se acercó a ella colocando su frente con la de ella, rozando una vez más sus perfiles, chocando sus respiraciones y sus alientos. – No podía dejar de pensar en ti, en lo que estarías sufriendo, necesitaba saber de ti, estar a tu lado. – Decía sin cerrar la distancia que ambos anhelaban con romper una vez más.
-¿Por qué? – Preguntó Candy en un susurro, cerrando sus ojos ansiosa por escuchar los motivos que tenía Anthony por estar junto a ella.
-Porque te amo pecosa. – Le dijo de la misma forma, con el corazón alborotado, con la respiración agitada y el latido de sus corazones intensificando su ritmo. – Te amo profundamente. – Decía sin dejar de acariciar su rostro, buscando la manera de romper la distancia, sus labios se tocaron un segundo para volver a separarse tímidos.
-Yo también te amo Anthony. – Respondió Candy segura de sus sentimientos, cerrando la distancia que había para por fin unir sus labios a los de él, pero ahora así para no separarlos por unos segundos. Anthony recibió aquel tierno beso igual que al primero, besando con delicadeza su dulce boca, saboreando con lentitud su delicioso sabor que lo embragaba una vez más perdiendo la noción del tiempo, no sabían si llevaban segundos o minutos en aquel beso que él correspondía enamorado, extasiado de sentir aquella caricia que era la segunda que proporcionaba y recibía, ambos eran inexpertos en el arte de besar pero sentían que era la experiencia más maravillosa que pudieran experimentar.
El beso terminó después de unos segundos, ambos tímidos por aquella demostración de amor que se daban por segunda vez aquella noche, mientras sus ojos brillaban intensamente al encontrare mutuamente. Candy sonrió tímida y se volvió a acurrucar bajo los brazos de su príncipe de las rosas, quien volvió a recibirla tierno, conmovido por la reacción que tenía Candy por aquel beso otorgado, podía sentir que su cuerpo temblaba cual hoja al viento por la emoción causada.
Ambos se habían quedado sin palabras por un tiempo disfrutando solamente la compañía del contrario, perdiéndose en sus respiraciones y el palpitar de sus corazones, así como los suspiros que se escapaban de sus almas enamoradas.
-Creo que ya me tengo que ir princesa. – Dijo en un susurro al sentir que el cansancio vencía a Candy en su cuerpo.
-¿Tan pronto? – Preguntó sorprendida porque no había sentido el pasar del tiempo, pero el pasar de los minutos de la noche seguían avanzando y se iban consumiendo para alcanzar la media noche.
-Tampoco quiero irme preciosa. – Dijo acariciando su barbilla, deseoso de volver a probar su boca, sin embargo todavía no sentía la confianza para tomar aquel beso que anhelaba. – Pero necesitas descansar. – Dijo besando su frente para minimizar las ganas de besarla. Candy sonrió asintiendo al admitir que sus ojos se cerraban por el cansancio, pero las ganas que tenía de mantenerlo a su lado eran tantas que quería que permaneciera ahí con ella toda la noche. – Descansa… te veo mañana. – Sonrió el rubio con ternura. Candy se preocupó porque de pronto recordó la manera en la que habían llegado hasta el balcón de su habitación. – No te preocupes. – Le dijo entendiendo su expresión. Candy sonrió tierna y asintió caminando lentamente y con una sutil coquetería que desprendían sus ojos y sus movimientos. Anthony parecía que iba a dejar de respirar en ese momento al ver como se desplazaba al interior de la habitación.
Anthony se paró sobre la herrería que protegía el balcón y de una manera ágil y rápida se subió hasta la cornisa del techo, volteó hacia el balcón encontrándose con la mirada sorprendida de Candy quien había regresado para ver aquel movimiento que el rubio hacía con destreza. Anthony guiñó un ojo hacia la pecosa quien le lanzó un beso de buenas noches, provocando un suspiro en Anthony al ver que al mismo tiempo le guiñaba un ojo de manera que le pareció irresistible, para después desaparecer de nuevo a través de su puerta. Anthony quedó un poco descolocado sonriendo distraído por aquella acción de la pecosa, sin embargo poco tuvo para disfrutarlo porque cayó en cuenta del lugar donde estaba y comenzó a caminar sobre las tejas del techo hasta llegar al otro extremo de la hacienda hasta donde estaba su habitación, bajando con la misma agilidad y destreza con la que se había desplazado cuando subió a la habitación de Candy y cuando subió de nuevo al techo.
Anthony entró a su habitación ya más seguro de haber llegado y sin haber sido visto. Se recostó en la cama dejándose caer libremente en ella, mientras observaba al techo lanzando un fuerte y largo suspiro de enamorado, tocando sus labios con cuidado como si no quisiera borrar aquel par de besos que por fin había compartido con Candy, creía que estaba en un perfecto sueño y no quería despertar, quería disfrutarlo lo más posible durmiéndose lentamente vencido por el cansancio.
Candy estaba igual que él, se removía ansiosa en la cama al recordar su boca sobre la de él, apenada porque no sabía de dónde había sacado el valor para plantarle el segundo beso, ya que anhelaba repetir aquella maravillosa experiencia, a pesar de su inexperiencia para ella Anthony besaba delicioso y mientras se cubría con las sábanas por completo, comenzaba a imaginarse que él repetía consecutivamente aquella acción besándola una y otra vez hasta que el cansancio la venció y cayó rendida en los brazos de Morfeo.
Mientras los rubios soñaban enamorados con los momentos tan íntimos compartidos, ambos ignoraban que un par de ojos cafés los habían estado observando, mientras se fumaba un cigarrillo en la fuente en la que ellos habían estado horas antes. José había visto como aquella pareja se había demostrado su amor y él seguía sin comprender por qué en tan poco tiempo Candy había correspondido a un compromiso que le había sido impuesto. Las ganas de golpear al rubio se intensificaron en su alma cuando en eso escuchó un ruido a sus espaldas, sobresaltándolo de inmediato para ponerse a la defensiva.
-¿Quién anda ahí? – Preguntó firme.
-¡Cállate! – Le dijo la voz de Juan quien de inmediato lo reconoció. - ¿Qué haces aquí tan tarde? – Pregunto a su hermano.
-Pensando. – Respondió José, sin embargo alcanzó a ver cuándo su hermano observaba al balcón de la rubia.
-Tienes que desistir hermano. – Dijo Juan. – María me comentó que ese catrín es el mismo al que ella recordaba cuando lloraba en el río. – Dijo Juan, recordando como en más de una ocasión ellos la habían escuchado llorando y llamando en sollozos a alguien, un nombre que Candy no mencionaba solo decía cuanto lo amaba.
-¿De verdad? ¿Ellos se conocían? – Preguntó sorprendido, comprendiendo un poco el amor que ellos se demostraban, sin embargo los celos continuaban ahí clavados en su corazón.
-María me acaba de contar que Dulce siempre estuvo enamorada de él y al parecer él de ella hermano, no tiene caso que insistas en ello. – Decía Juan suspirando, sin embargo José no podía calmar tan repentinamente sus sentimientos.
-¿De dónde vienes? – Preguntó para cambiar de tema. Juan se rascó la cabeza nervioso. – No tienes que decirme, se ve en tu cara de tarado de dónde vienes. – Dijo José rodando los ojos, riéndose de la cara de enamorado de su hermano. – Debes tener mucho cuidado, así como yo te descubrí puede que papá se entere o peor aún que se entere la mamá de María o el señor Leagan. – Dijo de nuevo para advertir a su hermano.
-Ya lo sé hermano, pero yo desde chamaco estoy muy enamorado de María y nadie me impedirá casarme con ella, y menos ahora que ya es mi mujer. – Dijo con confianza a su hermano, quien no se sorprendía por aquella confesión ya que era muy obvio todas las veces que lo había visto abandonar muy temprano o de madrugada como esa ocasión la habitación de María.
-¿No se te hace extraño que el Sr. Leagan la cele tanto? – Dijo José refiriéndose a María.
-Ese viejo mañoso se va a quedar con un palmo de narices, María es mía y está muy equivocado si piensa que lo voy a dejar que se aproveche de ella, primero me la llevo lejos de aquí. – Dijo decidido.
-Yo te apoyo hermano, pero ese viejo es muy traicionero. – Decía José a Juan, quien creía que Liam estaba interesado en su mujer.
-Lo sé, pero yo también me sé cuidar. – Decía firme, confiado.
Cuando Liam Briand (Leagan) era joven había pretendido a Rosemary Ardlay, al ser una bella joven de fortuna incalculable, pronto acaparó su interés para cortejarla aprovechando que tendría el apoyo de Elroy Ardlay, pero para su infortunio el padre de ella ya tenía otros planes y la comprometió con el capitán Vincent Brower, una persona de alto renombre y futuro prometedor, así que se dedicó a cortejar a Roxanne Williams, la mejor amiga de Rosemary con la que según él sería más sencillo su cortejo pero de nuevo sus planes no saldrían como los deseaba ya que sus padres al comenzar a perder su fortuna la comprometieron con el hijo de un ganadero mexicano que tenía raíces texanas, pero que vivía en el lado peligroso de la frontera. Joaquín De la Garza era el hombre que a pesar de tener una considerable fortuna él creía que no estaba a la altura de los Briand a pesar de que su padre había muerto en la bancarrota y ellos habían vivido a expensas de la ahora matriarca de los Ardlay, más que amor el orgullo herido de Liam lo obligó a pedir a su cuñado Luis Leagan el manejo del rancho que tenía en México y que a pesar de ya ser exitoso y rentable él prometía que lo sería aún más, primera cosa que le salía bien, ya que si bien aumento las ganancias de su cuñado no reportaba todas la fortuna que este rendía, sin embargo Sara decía que era el pago por su trabajo.
Las intenciones de Liam era vengarse de Roxanne como un día hubiese querido vengarse de Rosemary, pero el cuidado que esta tenía al mostrar debilidad después del nacimiento de su hijo lo hizo enfocarse más en el rencor hacia Roxanne y Joaquín, así que cuando se estableció en México, buscó la manera de hacerles daño, pronto encontró la manera de entrar en el rancho sin la necesidad de ser visto, enamorando a la joven mujer que atendía a los patrones directamente, una en la que confiaban plenamente, con lo que no contaba era que ella quedaría embarazada casi al mismo tiempo que Roxanne.
Liam impidió que Rocío hablara de sus amoríos, incluso que lo relacionara con la espera de aquel hijo, quien para su desgracia no fue el varón que pensó sería, por el contrario una niña de blanca piel, ojos azules y cabello extremadamente negro nació. Cuando nació la hija de Roxanne se las ingenió para que Rocío se la entregara amenazándola con quitarle a su pequeña Amelia y hacerle daño a María, así que Rocío tuvo la obligación de entregar a Camille aprovechando la debilidad de Roxanne y la ausencia de Joaquín, así como de la fiebre que atacó a la pequeña días después de su nacimiento.
Rocío había puesto en aquella canasta una pequeña muñeca de trapo que ella misma había hecho para su hija, pero que pensó sería bueno para la pequeña heredera De la Garza, bordándole el nombre de Candy, la única palabra que ella conocía en inglés, por ello al saber el nombre de Candy y al haber encontrado aquel parecido de la pequeña en sus padres había temblado nerviosa por la culpa que siempre había tenido en su alma ya que tanto sacrificio hecho había sido en vano. Días después Liam llegó por su pequeña Amelia para llevársela con él, entregando a las dos pequeñas al infeliz de García quien tenía la orden de desaparecer a la pequeña rubia y a la pelinegra dejarla en el orfanato más lejano que se cruzara por su camino. No fue el buen corazón de García que había perdonado la vida de Camille, sino el descubrimiento de Tom quien al escuchar ruidos afuera descubrió a un hombre panzón que dejaba a una pequeña en la puerta y al notarse descubierto con los ruidos que Tom hacía con la cuchara en la ventana salió corriendo entre la intensa nevada que sucedía directo al gran árbol de la colina, cargando aún en sus brazos a la pequeña rubia mientras las huellas que dejaban sus botas iban siendo borradas por la nieve abundante que caía. La oportuna salida de la Srita. Ponny y la hermana María habían salvado la vida de la rubia sin querer, al asustarse García por la posibilidad de ser descubierto y enviado a la cárcel.
Liam siempre supo del lugar donde había quedado Amelia, pero no se interesó o no quiso saber el destino de su hija, sin embargo si le preocupó el destino de la rubia, a la cual dijo García que la había desaparecido para siempre por el temor de que aquel tomara represalias si incumplía con su mandato, ya comenzaba a tomar fama la manera tan ruin y cruel con la que trataba a sus empleados.
Albert muy temprano por la mañana llegó a la habitación de Anthony, acompañado de George.
-Buenos días, tío. – Atendió Anthony a la puerta, ya estaba listo para comenzar el día, a pesar de su desvelo estaba fresco como una lechuga. - ¿Qué sucede? – Preguntó al parecerle un poco extraña aquella visita tan temprana.
-¿Te dormiste temprano? – Preguntó entrando a la habitación. Anthony lo escuchó confundido.
-¿Temprano? – Preguntó sin saber a qué se refería.
-Anoche venimos algo tarde más no abriste la puerta. – Explicó el mayor.
-¡Ah, sí! – Dijo nervioso. – Lo siento… me dormí temprano. – Dijo el menor intentando no delatarse. - ¿Dónde se metieron? – Preguntó de nuevo para desviar un poco el tema. Cuando Candy y yo nos metimos no había nadie. – Dijo sin saber si era cierto, pero no podía decir que se habían colado a la recámara de Candy por el balcón solo para ver las Dulce Candy.
-Estuvimos en el despacho hablando hasta tarde con los padres de Candy. – Explicó Albert creyendo en las palabras de su sobrino, quien se sintió mal por aquella mentirilla que decía a su tío.
-¿Sucedió algo? – preguntó Anthony extrañado al ver la expresión de ambos caballeros, preocupándose ahora y olvidando momentáneamente lo que había hecho en complicidad con la rubia.
-Anoche estuvimos hablando con Roxanne y Joaquín acerca de las sospechas que hay sobre la paternidad de Candy. – Dijo Albert tomando pronto la atención de Anthony hacia el tema.
-¿Averiguaste algo más por parte de su madre? – Preguntó bastante interesado, quería saber todo sobre la rubia y encontrar si había esa posibilidad de que aquella fuera la familia que ella se merecía y si era la misma que por azares del destino la había adoptado que mayor alegría para todos. Albert asintió a su pregunta.
-Así es. – Dijo haciendo una breve pausa mientras se sentaba en aquella sala de madera y cuero que se encontraba en la habitación de Anthony, quien seguía a su tío para acomodarse y poder hablar más seriamente. George se sentó junto a ellos. – Roxanne dice que ella nunca vio el cuerpo de la bebé y que la última vez que la vio la pequeña aún vivía. – Dijo Albert.
-¿Te dijo si tenía algún rasgo en particular? ¿Alguna seña? – Preguntó Anthony algo impaciente.
-Me dijo que Camille tenía un lunar en su espalda baja, uno con forma de luna que es igual al que tiene su marido. – Dijo Albert. Anthony se sorprendió por la ubicación tan poco probable de ser ahora observada.
-Podemos investigar con las madres de Candy. – Dijo Anthony pensando la misma posibilidad que Albert, este asintió.
-George se encargará de ello hoy mismo saldrá a investigar rumbo al hogar de Ponny para averiguar más. – Dijo Albert pero aún estaba muy pensativo.
-¿Hay algo más? – Preguntó Anthony, al ver la expresión de su tío sabía bien que había algo más qué decir. Albert lo miró fijamente a los ojos.
-Sí Anthony, hay otra cosa más que me intriga bastante. – Dijo pensativo. Anthony esperaba que hablara atento. – Roxanne dice que la Sra. Rocío era la encargada de alimentar a su bebé por la imposibilidad de ella para hacerlo. – Dijo Albert.
-Entonces a Sra. Rocío alimentaba a la bebé de los señores De la Garza y a… - Dijo sin querer adelantarse. Albert asintió.
-Resulta que la Sra. Rocío tenía una hija de la misma edad que Candy. – Dijo Albert a Anthony quien pensó en María.
-María… - Dijo Anthony y Albert negó esta vez.
-No, resulta que María es hija del difunto esposo de Rocío y la hija que te menciono nadie supo la identidad de su padre. – Decía Albert y Anthony no comprendía la razón de aquella historia.
-¿Qué tiene que ver esto con Candy o la bebé de los De la Garza? – Preguntó intrigado.
-Pues que la bebé también desapareció a los días de que "murió" la bebé de Roxanne. – Y en el hogar de Ponny el día que Candy llegó…
-Llegó también Annie Britter… - Dijo Anthony completando la frase que Albert tenía en su boca. Albert asintió una vez más.
-Annie Britter llegó con ella. – Repitió Albert.
-Sé que serían muchas tío, pero ¿No has pensado que podría ser una coincidencia? – Preguntó reflexionando un poco en aquello sobre todo por el aspecto de Annie que no tenía nada que ver con Rocío o con María, únicamente lo negro de su cabello.
-Por supuesto, pero lo que no sabes. – Dijo Albert apoyando lo que decía su sobrino. – Es que la pequeña hija de Rocío que al parecer se llamaba Amelia, era de tez blanca y ojos azules. – Dijo acercándose a Anthony para recalcar ese hecho. Anthony lo miró sorprendido.
-¿¡De verdad!? – Preguntó Anthony y Albert asintió. - ¿Y cómo desapareció? – Preguntó de nuevo al entender ahora sí a la perfección la historia.
-Roxanne dice que nadie supo y que lo único que dijo Rocío fue que su papá había venido por ella y que se la había llevado con él, más no sabe en qué tiempo pasó ya que ella estuvo mucho tiempo encerrada en su habitación. – Explicó de nuevo Albert.
-¡Qué coincidencia tío! ¿No se te hace que ya son demasiadas? – Preguntó mientras se levantaba de su lugar pensativo.
-Opino lo mismo, más al conocer al posible padre de la hija de Rocío. – Anthony volteó intrigado a verlo. – Joaquín dice que había el rumor de que Liam era el padre de aquella criatura. – Anthony se sorprendió aún más, comparando de pronto los rasgos físicos de Annie pero centrándose en el color de piel y en sus ojos azules.
-¿Crees que Annie es una Briand? – Preguntó directo.
-Creo y estoy casi convencido de que Annie es una Briand. – Dijo Albert levantándose de su lugar. Anthony lo observó directamente.
-Pero… ¿Por qué abandonarla en un orfelinato junto con Candy? – preguntó Anthony ya asumiendo que aquellas niñas que habían desaparecido del rancho de los De la Garza eran Candy y Annie Britter.
-Eso es lo que tenemos qué averiguar. – Dijo Albert seguro. – Roxanne dice que Liam juró vengarse de ella por haberlo despreciado. – Albert relató lo que sabía de aquella historia, Anthony lo escuchaba atento sorprendido de que también aquel hombre hubiera pretendido a su madre, pensando que de solo verlo le había recordado al odioso de Neal.
-Albert, creo que sería mejor investigar con la Sra. Rocío antes de que yo vaya a averiguar algo. – Dijo George, hablando por primera vez, él recordaba muy bien aquella historia sobre todo cuando el tramposo de Liam pretendía a Rosemary sin ocultar el interés económico que había detrás de todo, no porque Rosemary no fuera hermosa, sino porque era bien sabida la reputación que tenía Liam Briand entre la sociedad.
-Opino igual tío. – Dijo Anthony quien también estaba intrigado por saber lo que faltaba a la historia que ellos ya tenían armada.
-Lo que no entiendo es el que Liam fuese capaz de deshacerse de su propia hija. – Dijo de nuevo Albert, saliendo de la habitación de Anthony.
-Liam es capaz de hacer eso y más. – Dijo George de nuevo.
Los tres caballeros caminaban por los corredores de la hacienda para reunirse con los De la Garza, quienes puntuales como siempre llegaban para incluirse con la familia y esperar a la rubia quien como siempre era la última en bajar, sin embargo desde que Anthony estaba ahí llegaba más temprano que nunca, a pesar de sus desvelos, levantándose todos de su lugar para recibirla. Anthony tenía la mirada fija en la figura de la rubia quien llevaba un vestido color amarillo, ligero y fresco que se ceñía a su cintura y se sostenía con un par de tirantes delgados, escote palabra de honor y algo de vuelo en su falda, un espectáculo para los ojos del rubio quien la miraba completamente ilusionado por volverla a ver aquella mañana, recordando ambos los besos compartidos la noche anterior una vez que sus miradas se encontraron.
Una vez que terminaron el desayuno, Anthony se levantaba de la mesa para retirar la silla de Candy, como el caballero que era, lo hacía de manera natural, al mismo tiempo que los demás se dirigían a la sala que fungía como el salón principal de aquella hacienda. Joaquín lo observaba atento a sus movimientos, Roxanne al igual que Joaquín observaba a la linda pareja que formaban los jóvenes humedeciéndose sus ojos al ver la felicidad que ambos mostraban en sus miradas.
-Albert, Anthony. – Habló Joaquín directo como siempre. – Sé que este viaje lo realizaron para que ambos conocieran a nuestra hija. Dijo tomando de la mano a Roxanne mientras esta lo miraba con un infinito amor. – Y que ambos decidiríamos si sería conveniente o no formalizar el compromiso o simplemente dejarlo pasar. – Joaquín hablaba con firmeza a pesar de que había visto las intenciones de Anthony para con Candy, quería saber qué habían decidido al respecto.
Joaquín observaba a los jóvenes mientras Candy comenzaba a sentir que su corazón se saldría de su pecho por aquella plática que su padre había iniciado frente a ambos. Su rostro se llenó de un intenso color carmesí mientras Anthony de pie a su espalda le sonreía feliz a su futuro suegro.
-Efectivamente. – Respondió Albert. – Mi intención era que Anthony conociera a su hija para saber si había la posibilidad de formalizar el compromiso que Rosemary y Roxanne habían pactado años atrás. – Dijo observando también al par de rubios. – Sin embargo mi decisión en esta situación no es la que cuenta, sino la que mi sobrino y me atrevo asegurar que también lo es la de Candy. – Dijo dando a ambos la posibilidad de expresar su punto de vista. Roxanne los observaba con una sonrisa, mientras Anthony decidía tomar la palabra.
-Señores De la Garza. – Habló decidido desde su posición aún detrás de la rubia quien sentía que las mariposas que un día habían despertado en su vientre comenzaban a volar de nueva cuenta al escuchar la voz de su amado príncipe de las rosas. – Confieso que en un principio mi intención era la de romper el compromiso que mi madre había impuesto junto con la Sra. Roxanne. – Dijo sorprendiendo un poco a los presentes ya que a pesar de saber que ninguno de los dos estaba de acuerdo en un principio ahora saltaba a la vista que ya no era así. – Ya que mis sentimientos estaban puestas en una bella niña que había robado mi corazón siendo un adolescente, sin embargo al llegar a este lugar y encontrar que aquella niña era la misma a la cual me habían comprometido me hizo cambiar absolutamente mi decisión inicial. – Dijo sonriendo a ambos De la Garza, mientras Candy se volvía a sonrojar. – Más sin embargo a pesar de mis sentimientos y de aquella promesa hecha por mi madre, me gustaría saber si tengo alguna posibilidad para continuar tratando a Candy y poder así conquistar su corazón, no por un compromiso impuesto, sino por un compromiso de corazón. – Dijo besando la mano de Candy con ternura, mientras la rubia sentía que la temperatura del ambiente comenzaba a aumentar. Los ojos de los presentes se posaron en ella para escuchar la respuesta que tenía que dar, todos los presentes estaban de acuerdo con que ella debía elegir si estaba o no de acuerdo con aquel compromiso. Anthony sobre todo quien la miraba esperanzado de salir triunfante ante ella. Candy observó que todos esperaban su respuesta.
-A mí me pasó algo parecido. – Dijo mirando con timidez a Anthony. – Yo también estaba en desacuerdo con este compromiso porque también tenía la esperanza de volver a verte, por ello el primer día estaba dispuesta a hacer lo posible por convencer a mi prometido de que yo no era lo que él quería, pero cuando vi que eras tú, mi corazón saltó de alegría ilusionado por aceptar el cortejo que se me había impuesto, no por obligación sino por decisión propia. – Dijo Candy tímida ante todos incapaz de decir algo más con todos presentes, ya se habían declarado la noche anterior, ya se habían dado una muestra de su amor, pero ahora ambos tenían que aceptar ante todos que estaban de acuerdo con aquel compromiso que había quedado pactado tantos años atrás.
-¿Eso quiere decir que estás de acuerdo con el compromiso? – Preguntó Roxanne feliz con aquel discurso dado por ambos.
-Sí… - Respondió Candy realmente apenada, provocando que la respiración de Anthony se contuviera por unos segundos por la alegría que su respuesta le provocaba, mientras ella se levantaba para acercarse a él y mirarlo fijamente a sus hermosos ojos.
-¿Y tú Anthony? – Preguntó Albert por mero protocolo.
-Sabes mi respuesta tío. – Respondió Anthony sin dejar de mirar a la rubia, sosteniendo sus manos al mismo tiempo. – Candy es la chica que siempre ha estado en mi corazón y el saber que ella corresponde a mis sentimientos me hace el hombre más feliz del mundo, así que sí… estoy completamente de acuerdo con este compromiso. – Dijo Anthony ilusionado, besando las manos de Candy con delicadeza y respeto por la presencia de sus padres.
Albert extendió a su sobrino una pequeña caja que contenía un hermoso anillo de oro blanco en el cual sobresalía una hermosa esmeralda de un buen tamaño, rodeada de varios diamantes diminutos que formaban la apariencia de una delicada flor, por coincidencia muy parecida a una Dulce Candy. Anthony sonrió a aquel movimiento de su tío y este le sonrió de vuelta.
-Hombre prevenido vale por dos. - Respondió ante la sonrisa de agradecimiento que le daba Anthony.
Anthony se arrodilló ante Candy para extender aquel anillo frente a ella y mencionar las palabras mágicas que debía pronunciar para hacer más real su compromiso.
-Princesa ¿Me harías el honor de ser parte de mi vida? ¿Serías mi esposa? - Preguntó en una sola rodilla mientras veía a los ojos a Candy quien lo miraba sin atreverse siquiera a respirar como si con ello fuese a romper el encanto de aquella sencilla y romántica petición de mano.
-Sí Anthony... si acepto ser parte de tu vida, si quiero ser tu esposa. - Respondió la rubia con sus ojos completamente dilatados, su brillo incrementándose con tan solo verlo y su sonrisa enamorada correspondiendo a la sonrisa que él le dedicaba. Mientras los adultos sonreían por aquella demostración de amor, felices todos porque aquel compromiso armado antes de que ambos nacieran había prosperado no por una imposición sino por la plena convicción de ambos, convicción que les daba el amor que ambos se tenían y que por azares del destino les había dado la oportunidad de enamorarse antes de que supieran los planes que existían para ellos.
Continuará…
Hola hermosas cómo están? ¿Satisfechas con el beso que se dieron los rubios? creo que sí verdad? Espero que la espera haya valido la pena. Gracias por sus comentarios, les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes.
Julie-Andley-00. Hola hermosa! ¿Cómo estás? Que bueno que te gusto la manera en la que los rubios se dieron su primer beso, tenía que ser un ambiente romántico para ellos en donde la burbuja que se forma a su alrededor se formara nuevamente y ambos se olvidaran del mundo para poder demostrarse ese amor que les escurre por los poros. Poco a poco se va revelando el origen de las dos huerfanitas, espero que te guste como lo desarrollé. Ojalá pronto te animes a esa adaptación y por supuesto si es de Anthony y Candy ya sabes que me apunto, ojalá sea así. Te mando un fuerte abrazos, saludos y bendiciones hermosa.
TeamColombia. Hola hermosas, como siempre bienvenidas al nuevo capítulo, espero que les haya gustado y sobre todo se hayan entretenido con este nuevo capítulo que devela un poco más de lo que realmente sucedió con Candy y Annie y de como ambas fueron a parar al hogar de Ponny. Muchas gracias por leer y sobre todo por dejar su comentario, gracias por estar presente en uno y otro. Les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes, saludos y por supuesto bendiciones.
Mayely León. Hola hermosa! tranquila respira jajaja siento haberte hecho enojar pero como sabes tiene que haber algo de drama para crear una historia ya que llega el momento que se me acaba el argumento y como dijo Shakira la metodología cada vez que se aparece Anthony en mi cabeza jajaja, no ya en serio espero que no te desesperes con la trama, ojo dije "trama" eh? no me hagas drama jajajaja. Te mando un beso hermosa, saludos y bendiciones.
lemh2001. Hola! Si la verdad que a mí también me gustó mucho la escena del beso, el irme imaginando las reacciones de los rubios y la manera en la que se fue desarrollando el ambiente me hace suspirar y también la escena de Satán, mi rubio hermoso como siempre todo un hombre valiente y arrojado, justo como soñé se convertiría un día. Los Leagan son otra historia, creo que les viene en la sangre, pero vamos a ver si por lo menos uno se salva de ello.
Ster Star. Hola hermosa, no sabes el gusto que me dio leer tu comentario, me alegra que la hayas encontrado, espero que la sigas para que te lleguen las actualizaciones, la verdad que se me hacía raro que no la leyeras, pero ya me di cuenta que no siempre salen todas mis historias tal vez porque las tengo clasificadas como M y eso es un punto para que no tengan tanta promoción, pero me alegra que estés aquí. Espero de nuevo me dejes lo que piensas de este capítulo. Te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.
Clint Andrew. Hola hermosa! gracias de nuevo por comentar, la verdad que si fue un beso tierno y un poco tímido entre ellos ya que ninguno de los dos tiene experiencia en ese arte, pero creo que poco a poco tomarán esa confianza e irán venciendo sus miedos para atreverse a ir más lejos. José todavía está un poco reacio como habrás podido leer en este capítulo pero vamos a ver cómo reacciona más adelante. Te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones hermosa.
Gues. Gracias hermosa por leer y dejar tu comentario anónimo aprecio mucho que te tomes el tiempo de leer y dejar una crítica al respecto. Saludos y bendiciones hermosa.
Muchas gracias a cada una de las lectoras que no se animan a dejar un comentario, gracias por leer y tomarse su tiempo para leer cada capítulo. Gracias por aumentar las visitas a la misma. Les mando un fuerte abrazo a todas ustedes y sobre todo mis más profundos agradecimientos.
GeoMtzR.
