Hola hermosas bienvenidas al nuevo capítulo, como ya saben los personajes de Candy Candy no me pertenecen, sin embargo la historia es completamente mía, está hecha con fines de entretenimiento y sin fines de lucro, no es apta para menores de edad o para personas sensibles a temas adultos. Precaución, el siguiente capítulo tiene escenas aptas para mayores de edad, pido discreción, si no tienes la edad suficiente para leer te pido por favor te retires ya que no es un tema apto para ti.

LEJOS DE TI

CAPÍTULO 18

LA PROMESA DE ARCHIE

En Chicago Stear y Archie se habían quedado para dirigir los negocios desde ese lugar con la ayuda de George en la ausencia de Elroy quien estaba a punto de regresar.

-¿Hablarás con Annie? – Preguntó Stear a su hermano.

-Creo que sí Stear. – Respondió nuevamente el menor, tenía toda la semana con la misma respuesta, sin embargo a su regreso era siempre lo mismo "no tuve el valor suficiente" respondía una vez más.

-Creo que entre más tiempo pase es peor. – Dijo Stear seguro de sus palabras.

-¡No es tan fácil! – Decía Archie nervioso, sabía que aquella verdad heriría profundamente a su prometida.

-¡Nadie dijo que lo era! – Respondió Stear de la misma manera para intentar tranquilizarlo. – Pero es mejor que tú se lo digas a que llegue alguien más con menos tiento que tú y la lastime. – Dijo Stear pensando en la pequeña posibilidad de que Liam se atreviera a hacerlo al descubrir quién era su hija.

-Tienes razón. – Respondió Archie reaccionando al punto de Stear. – Hoy hablaré con ella pase lo que pase. – Stear lo miró y sonrió en señal de apoyo.

Cuando Archie salió de la empresa Ardlay se dirigió a la mansión de los Britter para realizar aquella plática que tenía pendiente y poder así descansar su conciencia al recordar la mirada de ansiedad que María le dirigía al saber que era él el prometido de su pequeña hermana. Ambos jóvenes salieron como todas las tardes a pasear por el jardín, los dos tímidos por estar solos una vez más.

-¿Sucede algo Archie? – Preguntó Annie primero, atreviéndose a hablar un poco tímida y ansiosa, llevaba días que notaba que Archie estaba inquieto, nervioso, más no le decía nada, solo callaba y se la pasaba distraído cuando iba a verla.

-¿Por qué lo preguntas Annie? – Preguntó Archie sin poder ocultar su nerviosismo.

-A que llevas días ausente, no escuchas lo que te digo. – Decía ansiosa, temiendo que lo que él tuviera que decir era algo relacionado con su relación, ella no era ciega al saber que Archie había batallado un poco para aceptar su relación, a pesar de saber que ahora los sentimientos de aquel elegante chico la favorecían, su natural pesimismo la hacían temer que él llegara a arrepentirse de ello.

Annie veía a Archie incrementando su miedo, sentía que el corazón quería salirse de su pecho al ver como él continuaba guardando silencio y solo le daba la espalda como tomando el valor para decirle algo, un valor que sentía la abandonaba a ella al suponer las palabras que pronto escucharía de su novio.

-Archie… - Dijo con miedo tocando su brazo para que la atendiera de frente, creía que por lo menos se merecía esa atención a pesar de que la estaba matando del miedo y de que el dolor comenzaba a punzar en su corazón. Archie volteó a ver su mano, sintiendo su agarre tembloroso, posó su mano en la de ella y sintió no solo su temblor, sino la frialdad de su tacto a pesar del calor en el clima.

-Annie… - Dijo con dificultad.

-No lo digas… - Dijo Annie por fin decidiéndose a que siempre no era tan valiente después de todo, para escuchar aquella ruptura. Archie se sorprendió por su actitud. – Solo vete sin decirme nada por favor, sabes que soy una cobarde y no puedo escuchar tu rechazo. – Dijo revelando a su flamante prometido cual era el miedo que tenía y de cómo la había confundido con su actitud indecisa.

Archie sonrió de lado enternecido con la actitud de su novia, volteándose con cuidado para acariciar el rostro de su amada miedosa, despejando su rostro para encontrarse con aquel par de ojos azules que tanto adoraba, un amor que había nacido en él cuando la comenzó a tratar en el colegio aquella tarde en el lago. Aquella primera imagen que tuvo de ella cuando lo impresionó por primera vez llegó a su mente.

-Annie, mi intención no es irme y dejarte. – Dijo tiernamente. – La razón por la que estoy nervioso es totalmente diferente. – Dijo para asombro de la pelinegra quien levantó la mirada para enfocarse en los amados ojos de Archivald Cornwell, quien la miró impresionado por la belleza de aquellos ojos a pesar de estar acuosos, sus largas y abundantes pestañas se movían al parpadear incrédula, limpiándolos un poco de las lágrimas, su nariz enrojecida por el llanto retuvo la respiración al ver tan cerca el rostro de su amado que siempre había cuidado la distancia que mantenía con ella para fijar la línea del respeto y espacio personal, sus besos no habían pasado de la frente, su mejilla, uno que otro beso en los labios rápido y tímido y por supuesto su mano, sin embargo la necesidad de aquel chico por protegerla y por convencerla que no quería terminar con ella así como la soledad del jardín lo llevo a hacer aquel movimiento romántico que jamás pensó se daría en aquella situación.

Los ojos de Archie se cerraron lentamente mientras Annie seguía sorprendida por los movimientos que realizaba, pronto su corazón se aceleró de una manera diferente, del miedo había pasado a la excitación del momento al comprender en una milésima de segundos lo que Archie intentaba hacer, no sabía si aquel movimiento era lo que planeaba o no hacer en un principio, sin embargo no se detendría a pensar en ello, por el contrario aprovecharía aquella oportunidad que tenía por fin y acercaba sus labios para que Archie cerrara por completo aquella distancia, besando por primera vez apasionadamente la boca de la tímida muchacha, quien sintió que sus piernas se aguadaron al sentir los cálidos y suaves labios de su chico sobre su boca que torpemente comenzaba a moverse para que continuara con su atrevimiento, para indicarle que quería más de aquel contacto, movimiento que Archie sintió entendiendo aquel consentimiento profundizando el beso con un atinado movimiento al aferrar a Annie a su cuerpo por la cintura. Annie sintió que con aquel agarre podía dejar vencer su cuerpo al sentirse una masa moldeable en los brazos de Archie.

Archie aprovechó al máximo aquel beso, tenía tiempo con ganas de probar sus labios de esa manera y aquella situación le había facilitado el trabajo, no podía perder más tiempo así y agradeció que Annie no lo hubiese rechazado, su boca con poca experiencia en el arte de besar se aferró con mayor fuerza a ella buscando un mayor contacto al saborear su boca. Continuó unos minutos más sintiendo que él mismo no podría evitar repetir aquel beso, mientras su boca se movía impaciente sobre la boca de ella, sus cuerpos se acercaban de una manera estrecha mientras Annie no sabía qué hacer con sus brazos, si abrazarlo por la espalda, por la cintura o atraerlo por su cuello aún más hacia su pequeña estatura. Se decidió por lo último y ese movimientos sorprendió a Archie quien disfrutaba de aquel atrevido beso que le daba Annie sin poder evitar la comparación que llegaba como recuerdo a su mente, el primer beso que había recibido alguna ocasión en el mismo lago donde había iniciado su romance con ella, no aquella tarde, pero si en alguna reunión tiempo atrás donde se reunían para convivir y en un estúpido juego que había participado le toco besar por primera vez los labios de una chica, sin embargo lo que sentía en esos momentos no se comparaba en lo más mínimo a los besos compartidos con aquella joven ya que después de jugar quiso comprobar si le había gustado el beso o la chica y hasta hoy comprendía que aquella ocasión lo que había sucedido era que se había embriagado del beso y que en ese momento comprendía lo que era besar de esa forma a la mujer que amaba.

El beso se tornó más intenso y necesitado, el motivo que debía revelarle le nublaba la razón y se dejaba llevar por la intensidad de sus sentimientos, comenzando a robarle el aire a su novia, quien se separó apenada de él para buscar respirar mientras bajaba las manos de su cuello y las posaba en su pecho.

-Lo siento Annie. – Dijo Archie entendiendo que se había pasado con aquella demostración de amor. El rostro de Annie lucía tan rojo como un tomate, pero le causaba ternura el rostro de su amado novio.

-No, yo lo siento. – Dijo tímida, comprendiendo Archie que la ofendió.

– No quise ofenderte amor. - Le dijo aún agitado, se había excitado por aquel beso tan arrebatado que le había dado y que aumentaba su necesidad en cada envite de su lengua dentro de ella.

-No… no es eso… - Respondió Annie tímida. – Lo que pasa es que es la primera vez que me besas así… - Dijo de nuevo sonrojándose por la pena que sentía al confesar algo tan íntimo para ella.

Archie sonrió dulce y más enamorado, no era que le importara mucho ser el primero en besarla de esa forma, sino que siempre creyó que ella también había participado en ese tipo de juegos, ya que la había visto en el lago anteriormente, sin embargo, ni Annie, ni Patty, ni la rebelde Mack habían participado alguna vez.

-Siento haber sido tan efusivo. – Dijo tomando el listón que adornaba el escote de su vestido, mientras que con su otra mano tomaba su mentón con cuidado para observarla a los ojos y viera su sinceridad. – Te amo Annie, te amo de verdad y mis intenciones contigo son serias, quiero ser el único en tu vida damita. – Le dijo besando nuevamente su boca, pero esta vez con mayor cuidado, con más ternura, pero con el mismo amor que le había demostrado anteriormente.

Una vez terminadas aquellas demostraciones de amor continuaron el recorrido por el jardín, sin embargo Annie seguía observando como Archie continuaba serio.

-¿Qué es lo que sucede Archie? – Preguntó con timidez, la vez anterior había terminado con él besándola, pero ni aquellos besos habían quitado de sus ojos la preocupación que reflejaban a pesar de haberle dicho tantas cosas bonitas. Archie suspiró para darse valor.

-Annie… ¿Recuerdas que te dije que Candy había encontrado a sus verdaderos padres? – Preguntó el chico ya resignado y decidido a hablar.

-Por supuesto, recuerdo que te dije que estaba muy feliz por ella y que tenía ganas de volver a verla. – Dijo Annie recordando cuando su novio había llegado de Lakewood días atrás.

-¿Tú no quisieras encontrar a tus padres damita? ¿O por lo menos saber de ellos? – Preguntó a sabiendas de la suerte que había tenido la madre de la pelinegra y del padre que tenía. Annie suspiró un tanto melancólica con la pregunta hecha por su novio.

-Desde pequeña sentía la necesidad de conocer a mis padres, pero el valor que me daba Candy al repetirme que no los necesitábamos si ellos nos habían abandonado me hacía callar lo que verdaderamente deseaba. – Explicó Annie. Archie la escuchó conmovido. – Candy nunca se enteró de que mi mayor deseo era tener un papá y una mamá que me amaran, hasta que el Sr. y la Sra. Britter me adoptaron. – Dijo con timidez, todavía sentía que había traicionado a Candy por aquel anhelo de su corazón. – Cuando la Sra. Britter me adoptó yo no acepté de inmediato como Candy pensó, ya que yo quería estar también con ella, pero no quisieron adoptarnos a las dos ya que pensaron que Candy mojaba la cama. – Archie se sorprendió con aquella confesión. – Esa fue la trampa que Candy les tendió para hacerlos creer que aún no aprendía a ir al baño por las noches. – Explicó al castaño para que no pensara mal de su amiga.

-Candy como siempre tan ocurrente. – Dijo Archie comprendiendo lo que Candy había hecho para no separarse de Annie.

-Pero mientras esto pasaba, la Sra. Britter me observaba sin proponérmelo y cuando me propuso ser su hija yo me alegre tanto, pero a la vez estaba triste porque dejaría a Candy, así que dije que no al principio… pero mamá me convenció de aceptar al decirme lo difícil que sería para la Srita. Ponny y la hermana María cuidar a dos niñas que no quisieron abandonar el hogar y me prometió que Candy podría visitarme las veces que quisiera, siempre y cuando no mojara la cama. – Dijo sonriendo y provocando la risa de Archie. – Nunca creyó que era una broma hasta que papá le dijo que no quería ser adoptada y que por eso los había engañado. – Archie la escuchaba atento sintiendo tristeza por lo que habían tenido que enfrentar las dos amigas a tan temprana edad.

-Candy lo hizo para no abandonarte. – Dijo Archie comprendiendo lo que Candy había hecho por Annie. Annie asintió.

-Y yo la traicioné. – Dijo llorando.

-No Annie, eso no es así, nadie puede culparte por querer tener un par de padres amorosos. – Decía Archie consolándola. – Además tú aceptaste porque te habían dicho que permitirían que la vieras. – Decía Archie intentando convencerla que ella no tenía culpa de desear el amor de unos padres.

-Pero después mamá no me dejó, me explicó que era una vergüenza para una señorita de sociedad tener una amiga sin padres. – Decía llorando. – Y me pidió decirle a Candy que ya no me escribiera. – Dijo con pena. – Sé que a pesar de que me dijo que lo comprendía se sintió herida y traicionada y a pesar de ello me salvó la vida el día que la volví a ver con los Leagan, por eso fui tan feliz de que me dijeran que había encontrado a sus verdaderos padres, nadie más que Candy merece esa felicidad, quiero que sea tan feliz como yo lo he sido con los míos a pesar que no son los verdaderos… aunque te confieso que me gustaría también saber algo de los míos. – Dijo Annie suspirando.

-¿Y si tú encontraras a tus verdaderos padres Annie? – Preguntó Archie con una mirada que a Annie le pareció extraña.

-Siempre me gustaba imaginar que Candy y yo éramos hermanas, pero que Candy había sacado a mamá y yo a papá, o ella a papá y yo a mamá. – Decía sonriendo. – O que nuestros padres se conocían. – Decía de nuevo con un nudo en su garganta. – Sin embargo ya lo sabría. – Dijo viendo a los ojos a su novio quien los bajó de pronto evitando su mirada. – Archie… - Dijo nerviosa. - ¿Sucede algo? – Preguntó con un extraño presentimiento. - ¿También soy una De la Garza? – Preguntó a pesar de que no lo sentía así. Archie negó. - ¿Entonces? - Preguntó de nuevo.

-Annie, ya te conté la historia de Candy. – Dijo a su novia y esta asintió. – Sin embargo, hay otra historia que está muy ligada a esta. – Dijo para sorpresa de su novia quien esperaba ansiosa su relato. – Annie, la persona que hizo creer a la mamá de Candy que ella había muerto, fue amenazada por Liam Briand. – Dijo Archie a Annie, sin embargo Annie desconocía quien era aquel caballero que mencionaba su novio. – Liam es hermano de Sara Leagan, ambos fueron criados por la tía Elroy cuando esta se casó con el padre de ellos.

-¿Qué tiene que ver ese hombre con los padres de Candy? – Preguntó asustada.

-Liam pretendió a la Sra. Roxanne, pero ella se enamoró del prometido que sus padres le habían conseguido y él nunca le perdonó su rechazo. Juró vengarse y esa fue la manera de hacerlo. – Decía Archie a su novia. – Se fue a la finca de los Leagan en México, adoptando también el apellido Leagan para quedar allá como el dueño del rancho, cuando en realidad no lo es. – Annie lo veía confundida ya que no entendía bien hacia donde quería ir con aquel relato. – Liam enamoró a una persona del servicio del rancho de los padres de Candy, una joven y hermosa viuda que tenía una hija de tan solo un año, tuvo amoríos con ella y pronto quedó embarazada, casi al mismo tiempo que la mamá de Candy. – Los ojos de Annie se abrieron de golpe al entender hacia dónde iba dirigida la historia. – Cuando nació esta pequeña sorprendió a todos los del rancho ya que sus rasgos no coincidían con los de la región y nadie conocía al padre de ella, sus cabellos eran tan negros como los de su madre, pero su piel era muy blanca y sus ojos… sus ojos eran de un azul intenso. – Dijo para sorpresa de Annie quien sentía que su corazón se aceleraba y la respiración de pronto no le era suficiente para su cuerpo.

-Yo… - Decía agitada. Archie asintió.

-Liam obligó a Rocío a entregarle la hija de la Sra. Roxanne si no quería que su hija desapareciera, y ella aceptó, pero al mismo tiempo que se llevó a Candy se llevó a su hija para que esta no lo delatara. – Dijo Archie conmovido por la reacción de Annie, él ya sabía que la estaba lastimando.

-¿Por qué? – Preguntaba Annie totalmente destrozada. – Esa señora permitió que me arrancaran de su lado y arrancaran a Candy del lado de su madre. – Decía un tanto enojada con la que era su madre biológica, pero que ella no consideraba como tal.

-Ella estuvo amenazada Annie, quiso confesar y con ello se ganó que te arrancaran de su lado. – Decía Archie queriendo que entendiera la situación de su madre.

-¿Y cuando estuve lejos? ¿No pensó en hablar? En decirle al papá de Candy, él le hubiera ayudado a encontrarnos. – Decía llorando, sintiendo un dolor agudo en su corazón.

-Ella estuvo amenazada con decirle que había sido cómplice y que le quitarían a su otra hija. – Dijo Archie.

-¿Su otra hija? – Annie hasta ese momento reaccionó que Archie había mencionado que aquella mujer tenía una hija de un año.

-María Rodríguez. – Mencionó Archie. – Así se llama. – Dijo sin querer mencionarle que era su hermana a pesar de ser obvio.

-¿Y ella? – Preguntó un tanto fría, le dolía que hubiese lastimado a la mamá de Candy.

-Ella murió Annie. – Dijo Archie con pesar, sin embargo Annie no sintió mucho aquella muerte, a pesar de ello se conmovió por eso, no podía decir que la amaba porque no la había conocido, mucho menos que le hubiera gustado conocerla porque tampoco lo sentía, sin embargo algo le decía que quería conocer a María.

-¿Y María? – Preguntó Annie a Archie.

-Ella está en Lakewood junto a Candy. – Dijo el guapo joven.

-¿Candy y ella crecieron juntas? – Preguntó con una sonrisa, de una manera que le alegraba saber que su hermana había conocido a la hermana que ella consideraba lo era. Archie asintió con una sonrisa de lado a la pregunta de su novia.

-Candy dijo que desde que la conoció le recordó a ti. – Dijo Archie de nuevo.

-¿La conoces? – Preguntó la tímida joven. Archie volvió a asentir. - ¿Y? – Preguntó. - ¿Se parece a mí? – Quería saber si había alguien que podría ser su hermana y parecerse a ella.

-Tiene tu timidez y tu mirada. – Dijo Archie recordando a su cuñada. – Su cabello es igual de negro que el tuyo, igual de lacio y suave. – Dijo acariciando los cabellos de su novia.

-Archie… - Dijo de pronto provocando que su corazón saltara de miedo. – Eso quiere decir… - Decía dando la espalda a su novio. – Quiere decir que yo soy una Briand… - Dijo comenzando a respirar agitadamente. – Neal y Elisa… Neal y Elisa… - Decía sin atreverse a terminar la frase.

-Damita, tú no tienes la culpa de ello. – Decía Archie tomándola de los hombros para rodearla con sus brazos y llenarla de su amor, consolándola para darle ánimo por toda la información a la que la había sometido, pero que sabía era necesario hacerlo. – Tú eres una persona hermosa por dentro y por fuera, eres noble, y ni tú ni María tienen culpa de lo que hicieron sus padres. – Decía seguro de ello.

Después de haberla tenido mucho tiempo llorando entre sus brazos, por fin se tranquilizó y volteó a ver a su novio.

-¿A ti no te importa Archie? – Preguntó con miedo. - ¿No te importa que soy hija de una Sra. de servicio y de un hombre sin entrañas? – Peguntó con dolor en sus palabras, más por lo de ser hija de un ser tan despreciable que por lo de una señora humilde. Archie negó una vez más.

-¡Por supuesto que no! – Dijo firme. – Yo te amo Annie, tú eres Annie antes de ser una Britter, una Briand, o una Rodríguez, no me importa tu apellido ni de dónde vienes, te amo porque eres tú y solo tú Annie, tú eres la chica que me hace suspirar, la que me hace feliz, la que me hace actuar como tonto a veces, la que se ríe de mis chistes malos y aguanta mi mal humor, tú eres mi prometida, la futura madre de mis hijos, la futura Sra. Cornwell y solo tú Annie me has hecho soñar con tenerte en mis brazos en la intimidad de mi cuarto… - Le dijo besando la punta de su nariz, sorprendiendo a Annie con aquella atrevida confesión. Archie había callado de pronto al darse cuenta de lo que había dicho. – Es verdad Annie, te amo… te deseo… - Le dijo besándola de nuevo en los labios de una manera tan intensa que ella correspondió rebasada por los sentimientos que tenía en su pecho al saber la verdad de su origen.

Las manos de Annie rodearon el cuello de Archie y poco a poco se fue recostando en el pasto atrayendo a su amado con ella para que lentamente se recostara sobre ella, logrando que sobre las ropas se tocaran sus intimidades, sintiendo una fuerte descarga eléctrica que obligó a Archie a reafirmarla más, extasiado por aquel contacto. Annie a pesar de estar un tanto confundida no hizo el intento por alejarlo, sino que por el contrario permitió que él la tocara más allá de un simple roce en su cuerpo, abrazándolo con fuerza con sus piernas rodeando su cintura. Archie sintió morir de placer con aquel contacto que se sentía tan bien a pesar de que las ropas los separaban, sintiendo como crecía y buscaba libre su camino, sus movimientos se hicieron más rápidos, buscando mayor placer con aquel descubrimiento, mientras Annie le ofrecía su cuello para que la besara libremente, pedido que Archie tomó en un momento que no estaba pensando, tomando su boca y su blanca piel, mientras sus manos se centraban en su busto, acariciando las formas finas y delicadas de la pelinegra, quien quería aturdirse con el amor de su novio para no pensar que su familia y ella siempre habían lastimado a Candy y había descubierto que el placer que Archie le había proporcionado con sus besos era lo único que le evitaba pensar en ello. Comenzó a moverse por inercia, dejándose llevar por lo que iba sintiendo al ser acariciada por las manos de su amando, mientras Archie no pensaba y tomaba lo que Annie le ofrecía, dejándose llevar por el amor que le tenía y la profunda necesidad de protegerla de aquel dolor que él sabía sentía.

Comenzó a moverse sobre ella, deteniéndose con sus manos en el pasto, observando desde arriba como se movía el cuerpo de Annie al ser estimulado por su cadera, perdido en el movimiento de su escote y la dilatación de sus ojos, su busto se comenzó a abultar conforme él la invadía sobre la ropa y Annie separaba más su piernas para darle mayor libertad y no pensar en nada más que en ese momento compartido con su amado, liberándose de prejuicios como si con eso castigara a sus progenitores sin pensar en nada más.

Archie estaba completamente embriagado por la sensualidad que Annie desprendía y continuaba sus movimientos que cada vez eran más rápidos, sus respiraciones se agitaron y sus bocas se abrían para jalar aire, cuando estaban a punto de llegar al clímax el rostro de Annie comenzó a deformarse de pronto, ya no reflejaba la excitación de minutos atrás, sino que había transformado en llanto mientras Archie regresaba a la realidad y se apresuraba a pedirle perdón por haberla ofendido tanto.

-Lo siento amor, me dejé llevar… - Decía apenado, culpable por haberse dejado llevar por la pasión del momento.

-No. – Dijo Annie sin dejar de llorar. – Yo tuve la culta, no debí de provocarte. – Decía sin dejar de cubrir su rostro con sus manos, pero sentía la necesidad de sentirse amada por alguien y las palabras de Archie le habían llegado tan profundo que se quiso dejar llevar por esas emociones que no conocía y que quiso explorar, pero recordó de pronto la educación que había recibido desde pequeña por su madre, porque a pesar de saber que Rocío era su madre biológica para ella Elena era su verdadera madre ya que con ella había convivido más de diez años.

Archie la abrazó sintiéndose un tonto al no haber comprendido que aquella actitud había sido motivo de los sentimientos encontrados que su verdad le había revelado. Le sonrió tierno al ver la vergüenza en su rostro levantándolo sostenido por el mentón para poder enfocarla en él.

-Annie… damita… - Insistió al no poder hacer que ella lo volviera a ver a los ojos. – No tienes por qué avergonzarte mi amor. – Le dijo besando levemente sus labios. – Me gusta que seas así, me gusta que me provoques. – Le dijo que Annie abriera los ojos sorprendida. – Eres una mujer Annie, una mujer muy hermosa, ya no eres la niña que me perseguía en el Colegio, ahora eres la mujer que amo y a la cual deseo… - Dijo enamorado, sus ojos brillaban intensamente en cada palabra que le dedicaba, mientras sus pupilas se dilataban furiosas por el deseo contenido en su cuerpo. – Esta noche me has hecho el hombre más feliz del mundo, mi amor. – Le dijo al oído de manera sensual, provocando que la piel de Annie se estremeciera buscando aquel contacto. Archie sonrió complacido con aquella reacción que había tenido su novia, quien soltó un gemido leve pero que por la cercanía que tenía su amado pudo escucharlo para satisfacción de su hombría.

-¿De verdad? – Preguntó Annie completamente feliz y emocionada de que él no pensara que era una chica vulgar y corriente como le había dicho su madre que pensarían de ella, su cuerpo seguía reaccionando a los besos que Archie le daba en su oído y se estremecía por sus caricias.

-De verdad damita, esta tarde me has demostrado que tú también me deseas tanto como yo te deseo a ti. – Dijo atrapando el lóbulo de su oreja para dejar escapar un suspiro de sus labios que pronto atrapó para besarla con mayor intensidad y deseo. – Te amo Annie, te amo, me vuelves loco. – Le decía mientras Annie sonreía feliz con las palabras que tanto había soñado en la intimidad de su alcoba cuando leía aquellas novelas románticas que su madre le prohibía por considerarlas vulgares y obscenas, pero que en la imaginación de la pelinegra habían despertado sus anhelos y deseos.

Los labios de Archie continuaron bajando por el cuello de Annie, hasta llegar a su escote, lugar donde se detuvo extasiado por la suavidad y el aroma de su piel, animándose a tocarlos con su boca, colocando un beso en cada uno de ellos mientras Annie se contenía a la pasión que sentía en ese momento su cuerpo reaccionaba favorablemente y se removía ansiosa por probar un poco más de aquellos besos prohibidos y que correspondían sus más oscuros deseos, deseos que guardaba en lo más profundo de su mente y que en ese momento comenzaban a aflorar de manera exorbitante.

Archie continuaba besando aquella parte que se abultaba en su pecho por lo apretado de su corsé, perdido en su aroma y en su sabor, buscando la manera de saciar lo que sentía en su cuerpo, ambos experimentaban por primera vez aquel nivel de deseo al que habían llegado y a pesar de su inexperiencia, la curiosidad que tenían por explotar sus cuerpos estaba aumentando, sobre todo en Archie que quería saber más sobre la textura y sabor de su piel, la abrazo por la cintura con una mano y con la otra viajó a la parte que seguía besando con ahínco, encontrando que no solo estaban suaves, sino que al tacto eran blandos y a la vez firmes. Aquel movimiento provocó en los labios de Annie un grito pronunciando su nombre.

-¡Archie! – Gritó aferrándose a su espalda, arrugando el saco de su prometido por las sensaciones que le causaba.

-¡Te amo Annie! – Decía en su escote. Archie estaba completamente excitado y no podía controlar lo que su cuerpo le exigía, mientras Annie necesitaba sentirse amada y deseada por él, él era el único que la había hecho soñar despierta y levantarse en medio de la noche sudorosa y temerosa con pensamientos que consideraba impuros, pero que le agradaban bastantes cuando los sentía aflorar en su cuerpo y esa tarde estaba cumpliendo uno de sus más grandes anhelos al tener a Archie de aquella manera, definitivamente estaba sintiendo un mayor placer con su chico que sola en su cuarto.

-Te amo Archie. – Decía mientras sostenía el peso de su novio y arrugaba la falda de su vestido para controlar un poco su excitación.

Archie descendió sus besos sobre la ropa, escuchando todos y cada uno de los gemidos que Annie soltaba por su boca, alentándole cada vez más para continuar con su cometido. Llegó al final de su cuerpo, se encontró con el vuelo de la falda y comenzó a subirlo lentamente, para encontrarse con su fondo y su ropa interior, observó a Annie a los ojos y pudo ver que sus cuerpos estaban en la misma sintonía, así que continuó nervioso, lento, despojando de aquella prenda que cubría la intimidad de su amada, logrando liberarla de su prisión y enfocando sus ojos en aquella parte de la cual era su objetivo cubrir.

Archie se quedó pasmado al ver por primera vez en vivo y a todo color una parta tan íntima de su novia, una parte que si bien había observado en las obras de arte y en los libros que estudiaba, reconocía que no tenía nada que ver con lo que tenía ahí al frente, ya que tanto las piernas como su zona íntima eran lo más bello que jamás había observado.

-Archie. – Habló Annie al verlo tan serio y petrificado frente a ella, comenzando a llegar la vergüenza e inseguridades a su cabeza.

-Eres hermosa Annie. – Le dijo cerrando sus ojos para centrase en el aroma que ella desprendía, un aroma que había percibido en su cuello y su escote, pero que de aquel lugar recién descubierto emanaba de una manera intensa y profunda.

Annie sonrió con sus palabras y se animó a tomar la mano de su amado para guiarla a ese lugar que observaba hipnotizado. Archie se dejó guiar sorprendido del pedido que ella le hacía, sin embargo poco a poco se dedicó a palpar su intimidad al observar el rostro lleno de placer que Annie le mostraba, quería más, quería saber hasta donde era capaz de llegar aquel placer que ella sentía y acercó su rostro a ella, vencido por su embriagante aroma, uno que era mucho más hermoso y adictivo que el perfume que se ponía cada mañana para cautivarlo. Su olfato se llenó de ella de una manera mágica, provocando la aceleración de la respiración de Annie, quien se agitaba más y se removía en su lugar, que a pesar de ser incómodo podía obviar esa parte más cuando un movimiento sorpresa de Archie la hizo gemir más audible que nunca.

-¡Oh Dios! – Fue su expresión y con ello provocó que el orgullo de Archie se elevara hasta el cielo y continuó con aquellas caricias con su boca. Annie se sentía desfallecer al sentir su mano y su boca al mismo tiempo, buscando la manera de controlar y controlarse ella misma y a su cuerpo, una labor casi imposible al sentir que Archie aceleraba sus movimientos, emocionado y excitado por hacerlo.

De pronto Annie no supo más de ella, su mente se nubló y se puso completamente en blanco, sus pies se torcieron lo mismo que sus manos que apretaban sus ropas para controlar los espasmos que su cuerpo comenzaba a experimentar, sintiéndose convulsionar al mismo tiempo que sentía se liberaba de tanta tensión que había sufrido su cuerpo. En esos momentos no le importó nada, ni su origen, ni sus padres, tan solo sentir la boca de Archie hacer aquel espectacular trabajo otorgándole todo lo que él le exigía con aquella demanda que le provocaba en su zona, venciendo sus temores al comprobar por ella misma que todo lo que le habían dicho que era malo y prohibido era verdaderamente atrayente y adictivo ya que su cuerpo pedía aún más de aquella liberación.

Archie estaba cual niño pequeño saboreando por primera vez un caramelo, solo que este tenía un sabor y un envase diferente, al principio se había centrado en sus emociones y los gemidos provocados en su amada, pero hubo un punto en el que se vio satisfaciendo sus propios deseos, y ese deseo tomó total control de su cuerpo y de su boca, comprobando que con cada beso y con cada caricia hecha por sus manos provocaba en él mayor placer, sentía la necesidad de llegar más profundo y deseaba y anhelaba que su boca hiciera el trabajo, sin embargo era imposible llegar con ella hasta el final. Tan concentrado estaba disfrutando su sabor que no se dio cuenta en qué momento Annie comenzó a llenarlo a él de su propia excitación, lo único que percibió fue como su amada se removía ansiosa y pronto se relajaba al ir llenándolo a él de aquel contenido compartido que ahora saboreaba deleitándose con aquel adictivo sabor.

-Eres maravillosa Annie. – Fue lo único que Archie pudo decir cuando hubo terminado, mientras Annie seguía con los ojos en blanco y su mente muy lejos de ahí.

Archie se colocó sobre ella, sabía que su cuerpo aún no tenía suficiente, sentía como había crecido bajo sus ropas y la sensación de libertad lo invadía, dando esa libertad que le exigía su cuerpo saliera de su escondite. Annie comenzaba a reaccionar cuando sintió como Archie con la mano contraria a la que la había estimulado liberaba su cuerpo, reteniendo su respiración al sentir sobre ella aquella parte desnuda de su piel, no había sido necesario despojarse de sus ropas, habían encontrado la manera de abandonarse a su amor y su deseo sin necesidad de más. Annie lo miraba deseosa, suplicante de que continuara y le regalara de nuevo aquel sentimiento que alguna vez había dejado a medias su lectura erótica.

-¿Estás lista mi amor? – Preguntó el chico con su voz ronca, sensual, una voz que por primera vez escuchaba Annie y que le provocaba millones de reacciones en su cuerpo especialmente ahí en la zona estimulada por los labios de su amado, un chico que si bien siempre había sido pulcro y un tanto asqueroso para algunas cosas, le demostraba que si se tratase de ella era capaz de todo por verla sonreír.

-Sí Archie… estoy lista… quiero ser tuya. – Respondió Annie totalmente deseosa de serlo, quería callar en su cuerpo las ganas que la dominaban y que solo Archie tenía el poder de hacerlo. Archie sonrió y comenzó a acomodarse en su entrada, dirigiendo a ciegas su rumbo, cuando por fin encontró el camino un gemido fuerte salió de los labios de ambos. Archie sentía que aquel lugar era el mismo cielo que lo había llamado a él y que le pedía entrara de lleno para recibir su recompensa.

La inexperiencia, la ansiedad, pero sobre todo el deseo fue el detonante para que Archie entrara de un solo movimiento, movimiento que provocó un fuerte grito en Annie y la obligó a aferrarse a su amado con brazos y piernas, mientras Archie sentía que estaba en la gloria por la calidez de aquel refugio, Annie sintió como si una daga la hubiese atravesado cortando su piel en el interior.

-¿Estás bien amor? – Preguntó asustado. – Annie, amor, háblame. – Decía Archie incrementando su angustia al no recibir respuesta de la pelinegra.

-Bésame. – Le dijo Annie para calmar el dolor de su cuerpo, mientras Archie quería salir de ella para evitarle aquel dolor según él con ello remediaría el hecho. – No. – Le dijo aprisionándolo con sus piernas. Archie la miró confundido. – No te salgas… no te muevas… - Le dijo con una voz queda y nerviosa. – Bésame por favor, Archie. – Pedía como súplica. Archie comenzó a besarla de una manera tierna no muy convencido de su petición, y poco a poco comenzó a sentir que el cuerpo de Annie nuevamente vibraba en sus brazos, eso le dio confianza para recorrer su cuello y llegar a su escote una vez más, llenando de besos la zona, incrementando el placer que Annie sentía. Archie sintió como algo recorría su piel, algo que abandonaba el cuerpo de Annie, se había robado su inocencia, la había convertido en mujer y él se había hecho hombre en sus brazos.

-Me dices cuando puedo moverme mi amor. – Le decía ahogando su placer para no lastimarla, conteniendo las ganas de mover su cuerpo para iniciar su propio placer, sin embargo no quería volver a lastimarla, había sido un bruto cuando le arrancó su virginidad y no quería repetir su estupidez.

Annie comenzó a moverse poco a poco, buscando de nuevo el placer que Archie le había proporcionado con su boca, pronto encontró que si era estimulado con sus movimientos podría lograrlo, ya que alguna vez lo hubo comprobado al ejercer presión con sus piernas mientras leía a escondidas en su cuarto. Archie comprendió que ya estaba lista, que sus besos y sus caricias le habían ayudado a la estimulación que requería para soportar sus movimientos, así que comenzó a moverse lentamente sobre ella, mientras la besaba en los labios, su cuerpo aumentaba la intensidad de sus invasiones y la cara de Annie aumentaba su color, exigiendo más y más con cada entrada que recibía.

Archie pronto se dio cuenta que jamás en su vida se había movido tan rápido para alguna acción, pero que entre más rápido movía su cadera mejor sentía aquel refugio que lo llamaba y lo atraía a él cuando se alejaba, hasta que de pronto lo sintió, sintió cómo Annie lo atrapaba una vez más, había sentido minutos atrás aquella reacción del cuerpo de su amada pero en su boca y su mano, ahora la sentía en su intimidad y eso era más placentero para él, había sido tanto su placer que no pudo sostener más el movimiento de su cuerpo explotando dentro de ella para aferrarse a su cuerpo de una manera tan intensa que no quería salirse de ella por temor a lastimarla, permaneciendo lo más profundo que su cuerpo le permitía, recibiendo Annie toda la excitación de su amado y regalándole a él una vez más la propia.

Ambos jóvenes se miraban enamorados, más compenetrados que nunca, sus cuerpos sudados y excitados seguían transpirando su amor, su deseo, su lujuria, todas esas emociones estaban entrelazadas entre sí y llenaban sus corazones, después de aquella demostración tan intensa y a la vez tan inexperta Archie cayó sobre Annie controlando su respiración y acercándose a su rostro para besarla ahora con ternura, agradecido por haberlo liberado de una gran tensión que había sufrido los últimos días.

-Te amo Annie, después de esto te prometo que nos casaremos. – Dijo Archie ante la sorpresa de su amada. – Después de haberte tenido entre mis brazos no me es posible tenerte lejos mi amor. – Le decía observando sus hermosos azules.

-Yo tampoco te quiero tener lejos de mi Archie. – Respondió Annie enamorada. – Hace mucho que anhelaba esta cercanía. – Confesó apenada. Archie sonrió de lado feliz con la revelación, comprendiendo que no solo los hombres tenían la pasión en la sangre como alguna vez lo había escuchado de los mayores, sino que aquella chica tierna y dulce le había demostrado que llevaba tanta sangre y tanta pasión recorriendo sus venas como las de él y que ambos se necesitaban mutuamente.

-Hablaré con el tío abuelo cuanto antes y mañana hablaré con tus padres. – Decía acariciando las blancas y suaves piernas de su novia, perdido en su movimiento, enajenado por la belleza de su novia.

-¿Le dirás de…? –Preguntó con timidez.

-No mi amor, tú eres la única que decide si lo dices o no, yo no soy nadie para obligarte a hacerlo, ni para revelarlo siquiera, solo soy aquel al que has convertido en hombre y en un esclavo de ti. – Decía besando su cuello sin dejar de acariciar sus piernas a la vez, estremeciendo de nuevo a Annie.

-Preferiría conocer primero a María. – Dijo Annie disfrutando de aquellas sensuales caricias.

-Lo que decidas está bien mi amor. – Dijo recostándola de nuevo para volver a abordarla, quería repetir de nuevo aquella maravillosa experiencia. Annie lo recibió con gusto y esta vez sintió que la intromisión del cuerpo de su amante se sentía muchísimo mejor.

Continuará…

Hola hermosas, sé que la mayoría se está preguntando ¿Cuándo le toca a los rubios? pero siento desilusionarlas porque aún no llego a esa parte en la historia y aún le falta, pero antes de llegar a ese punto les aviso que habrá otros encuentros entre los personajes así que mente fría por favor. Espero que les haya gustado este capítulo ya que era necesario aclararlo antes de continuar con las historia y no quedara simplemente como un cabo suelto.

TeamColombia. Mis golosas amigas bellas. ¿Cómo están? Espero que les haya gustado el capítulo y que no estén molestas por la tardanza del encuentro de los rubios, pero tienen que entender que no es lo mismo estar con la chica huérfana que es libre e independiente que con la chica que tiene a una familia y un papá que la cuida y confía en el yerno. Muchas gracias por comentar hermosas, les mando un fuerte abrazo con mucho cariño. Bendiciones.

Mayely León. Hola hermosa, ¿Cómo estás? Espero que bien y no muy atareada. Espero que te haya gustado el nuevo capítulo, la verdad que a mi me gustó mucho como quedó espero que a ustedes también. Te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.

Rose1404. Hola hermosa, aquí en este capítulo se reveló cómo reaccionó Annie a su verdadero origen y como pudiste leer para ella no fue tan grato como para Candy, pero vamos a ver como se comporta con su hermana. Ya falta menos para que los Leagan descubran la identidad de Candy y sobre todo vamos a ver cómo lo toma la tía abuela. Muchas gracias por comentar hermosa, te mando un fuerte abrazo hasta tu bello país.

lemh2001. Hola hermosa cómo estás? Espero que muy bien, tienes toda la razón Anthony es una bella persona por dentro y sobre todo por fuera jejejeje Ambos están curiosos en lo que despiertan uno al otro, en las emociones y sensaciones, pero el rubio tiene en mente a la familia de la rubia así que... Muchas gracias por tus buenos deseos, ahí la llevamos apenas ajustándonos al ritmo de trabajo, sin embargo el tiempo que me queda es muy poco la verdad. Ojalá que no merme en la calidad de la historia. Gracias por leer hermosa, te mando un fuerte abrazo con mucho cariño.

Aminaabud. No te preocupes hermosa no tienes por qué sentir pena, al contrario una disculpa por mi broma no pasa nada un error lo cometemos cualquiera. Dorothy se encandiló con el gemelo mexicano y no sé porqué me gusta la pareja jejeje. Pienso que Annie es un personaje muy real en la historia porque lucha con sus propios demonios, es una buena chica pero también tiene sus sueños un personaje que creo yo también fue muy sufrido por el desamor de Archie, no sé creo que la autora fue muy cruel y dramática con varios personajes al dejarlos enamorados y no correspondidos, pero en fin ese es otro tema jajaja. Muchas gracias por comentar hermosa, te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.

StephanySchreave. Hola hermosa! que agradable sorpresa fue leer tu comentario, me alegra saber que estás bien y sobre todo que te has unido a la lectura de la historia. Creo que tienes toda la razón el "Anthony desmemoriado" es la carta más utilizada en los fic de él, de hecho yo lo he utilizado en dos ocasiones de mis nueve historias, las otras he tratado de manejar diversas situaciones para disculpar su ausencia. El papá de Anthony se me figura más a un Pedro Armendáriz (padre) pero más alto, de carácter fuerte, justo y determinado aunque la verdad no me inspiré en él, pero si elijo una comparación entre los que me mencionas elijo este. Si conocerá a Terry pues es el mejor amigo de su prometido, sin embargo como dices no pasará nada entre ellos. ¿Cómo crees que pondría a Albert con Elisa? jajajaja eso solo en la mente de Sara podría pasar ya ves que les gusta el poder y al descubrir quien era dijo de aquí soy jajaja, pero no, nada que ver solo es para darle un poquito de sabor a la trama. Muchas gracias por leer hermosa, y sobre todo por comentar te mando un fuerte abrazo, espero tengas tiempo de leer las demás y lo demás. Te mando un fuerte abrazo con mucho cariño amiga.

Clint Andrew. Si! el abuelo es un tremendo igual que Candy, imagínatelo de niño! una Candy en hombre la verdad jajaja. La pareja de Dorothy la tenía planeada desde un principio así que no podía mandar a José a la "tiznada" como me sugirieron algunas lectoras, no podía dejar al gemelo amargado cuando a pesar de su carácter es una persona noble y de buen corazón. Perdón! aún no se van a enterar de la identidad de Candy... todavía le falta buen rato para ello, pero no es por cuestión de tiempo sino de trama, pero se van a enterar... algún día... lo prometo... XD. Muchas gracias por comentar hermosa y sobre todo por estar al pendiente de la historia, te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.

Carolina Benitez. Hola hermosa, espero que estés muy bien. La verdad que la relación de Anthony y Albert es una de mis favoritas, pienso que es una relación sana y de mucho cariño que hay entre ellos por la pequeña diferencia de edad que hay entre ellos, creo que algo así debió haber sido en la historia original solo que no lo vimos. Tengo entendido que Albert vendió la mansión de las rosas porque les llegó la crisis económica más no recuerdo donde lo leí. Muchas gracias como siempre por comentar hermosa. Te mando un fuerte abrazo con mucho cariño, saludos y bendiciones.

Muchas gracias a todas las lectoras que están al pendiente de la historia y sobre todo a aquellas que leen pero que no se atreven a dejar un comentario. Gracias por seguir la historia y estar al pendiente de ella, ojalá se animaran a dejarme un comentario para saber qué les parece. Les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes.

GeoMtzR.