Hola, bienvenidas al nuevo capítulo, espero sea de su agrado. Los personajes de Candy Candy no me pertenecen, sin embargo la historia es completamente salida de mi imaginación así como los personajes que son complemento de la misma son meramente ficticios, algún parecido con la realidad es mera coincidencia. Los fines de esta historia son meramente de entretenimiento no con fines de lucro es para personas mayores de edad y para quien no se siente ofendida por temas adultos. Comenzamos!
LEJOS DE TI
CAPÍTULO 22
ALBERT ES COMPROMETIDO
La mañana siguiente llegó con tranquilidad y la familia De la Garza Williams junto con Felipe viajaban rumbo a Chicago, así como también los Ardlay quienes eran acompañados por las prometidas de los Cornwell.
Anthony había decidido irse con los De la Garza y por supuesto que Albert con Andy. María se había quedado en la cabaña con Juan y José había pedido trabajo a Albert y se había quedado junto a Dorothy en Lakewood. Felipe por su parte se había ido junto a los De la Garza apoyando a su patrón como George lo hacía con Albert.
Llegaron a Chicago por la tarde y cada uno fue a acompañar a sus respectivas parejas. Anthony y Albert fueron directamente a la mansión Williams y Stear y Archie a la mansión de sus acompañantes.
Cuando llegaron Archie y Annie a la mansión de los Britter ambos entraron tímidos por la puerta de la entrada, dispuestos a pasar otro rato juntos antes de separarse y así ultimar detalles para la boda que tenían programada pronto.
-Buenas tardes, Sr. y Sra. Britter. – Saludó Archie atento a cada uno de sus suegros quienes lo recibieron gustosos.
-Joven Cornwell. – Dijo el Sr. Britter saludándolo de la misma forma y recibiendo a su hija con un abrazo tierno, la había extrañado esos días, lo mismo que su esposa quien hizo lo mismo con ella y saludó a Archie bastante feliz, no cabía duda que Elena era una de las más apuradas para que se realizara aquella boda tan importante socialmente para ella, tan así era que se había dedicado aquellos días a mencionar a su amigas más allegadas del próximo anuncio del compromiso de su hija.
-Quiero presentarles a alguien. – Dijo el Sr. Britter llevándose a los jóvenes al sillón que daba la espalda a la puerta del salón principal.
Un caballero bastante elegante se levantó de espaldas para esperar que le presentaran a la pareja que acababa de llegar, mientras alisaba su traje para causar una buena impresión ante ellos.
-Disculpa. – Dijo el Sr. Britter a su invitado. – Pero ya extrañaba a mi pequeña. – Dijo con una sonrisa tierna que demostraba que era cierto lo que decía.
-No te preocupes, te entiendo. – Dijo el caballero con una sonrisa.
-¿Tienes hijos? – Preguntó en ese momento el Sr. Britter.
-No, no tuve la suerte de tenerlos. – Respondió con una sonrisa de lado, volteando a ver a los jóvenes que acaban de ingresar a la mansión.
-Nosotros tuvimos suerte de tener a Annie. – Dijo de nuevo el Sr. Britter orgulloso por ese hecho, se notaba el amor que tenía por su pequeña llorona. – Pero pronto se casará con el joven Cornwell. – Dijo anunciando a Archie quien extendió su mano para saludar al invitado de su suegro.
-Hija, quiero que conozcas al Sr. Liam Briand. – Dijo dejando a Annie helada junto con Archie quien era la primera vez que veía a aquel individuo, más sin embargo no era la primera vez que escuchaban su nombre. – Liam, ella es Annie, mi pequeña, mi más grande orgullo. – Dijo presentando a su hija. Annie se tensó y volteó a ver a Archie quien estaba tan sorprendido como ella.
-Saluda Annie. – Dijo Elena al ver que su hija no reaccionaba.
-Mucho gusto. – Respondió la pelinegra por inercia, observando como aquel hombre la veía fijamente. Archie pudo reconocer que aquel individuo sabía quién era realmente Annie.
-El gusto es mío, señorita Britter. – Dijo recalcando el apellido de una forma que tal vez podría pasar desapercibido para todos, pero para Archie y Annie había sido una clara advertencia de que sabía su identidad.
-Hija, Liam es una persona muy importante que tiene ideas muy buenas para realizar juntos. – Dijo el Sr. Britter muy ilusionado con las ideas que Liam le había propuesto para asociarse. Annie volteó a ver a aquel que quería ser socio de su padre con desconfianza, de la misma manera que Archie lo veía, sin embargo no dijo nada tan solo lo observó fijamente a los ojos, viendo por primera vez a detalle los rasgos de aquel que la había procreado, sin duda había algo en él que podía decirse que era su padre, sobre todo el color de su piel y sus ojos, y a pesar de que no tenía feos rasgos, sabía que tenía el alma tan negra o más que los mismos Leagan.
Archie lo veía también estudiándolo, pensando que era lo que se traía entre manos y a la vez preguntándose si él ya sabía que ellos sabían quién era verdaderamente, sin embargo no era así, Liam desconocía ese hecho.
Cuando Liam se fue a la mansión Birtter su padre notó su preocupación.
-¿Sucede algo hija? – Annie observó a Archie y este tomó su mano en señal de ánimo, para que se sintiera protegida y apoyada por él.
-Padre, madre.- Dijo nerviosa. – Tengo algo que decirles. – Dijo viendo a sus padres quienes la veían desconfiados al igual que a Archie.
-¿Qué sucede hija? – Preguntó el Sr. Britter observando a su yerno después, presintiendo que lo que tenían que decir no era algo grato.
Annie comenzó a relatar lo que Archie había revelado acerca de su origen y con cada palabra los Britter sentían que su corazón se aceleraba por el miedo de escuchar que ella prefiriera a sus verdaderos padres.
-¿Sabes quién es tu padre? – Preguntó Elena a su hija ya que Annie había dicho que su madre había muerto hace poco tiempo. Annie asintió comenzando a llorar por la impotencia que esto le generaba.
-Liam Briand. – Dijo Annie sorprendiendo al Sr. Britter. Archie asintió para apoyar a su novia.
-¿¡Liam!? Pero… ¿¡Cómo!? ¡Dijo que no era de aquí! – Dijo el Sr. Britter.
-Él es hermano de la Sra. Leagan. – Dijo Archie. – Yo nunca lo había visto, pero por lo que hizo a Candy y a su familia, ustedes entenderán que no es un buen hombre. – Dijo de nuevo el joven.
-¿Qué es lo que pretende? – Peguntó la Sra. Britter. - ¿Vendrá por ti? – Preguntó asustada temía que le arrebataran a su hija.
-No lo creo. – Dijo Archie seguro de ello. – Por lo que sé es un hombre ambicioso y sin escrúpulos. – Dijo Archie y Annie bajó su rostro avergonzado.
-Tú no tienes la culpa hija. – Dijo el Sr. Britter a Annie. – Tú eres una joven valiosa, noble y buena y Archie puede constatarlo. – Dijo de nuevo observando a su yerno para que lo apoyara en sus palabras. Archie sonrió dulce a su novia, ella sabía lo que él pensaba de ella.
-Tiene razón tu padre Annie, tú no eres como ese hombre, tú tienes un padre que te ama, una madre que te quiere, y eres el propio arquitecto de tu vida. – Decía Archie profundamente enamorado de ella. – Nadie puede negar lo que eres y lo que vales en verdad. – Dijo de nuevo tomando su mano para besarla en su dorso. Los Britter veían a la joven pareja con ternura, sin embargo estaban preocupados por lo que tenía entre manos Liam.
-¿A firmado algún documento con él Sr. Britter? – Preguntó Archie preocupado por ese hecho.
-No. – Respondió rápido el Sr. Britter. – De hecho dijo que mañana vendría con los papeles para que estudiara el negocio. – Dijo pensativo, ahora temía la razón por la que aquel hombre se le había acercado tan sorpresivamente aquella mañana.
-Será mejor que no lo intente. – Dijo Archie como consejo a su suegro.
-Definitivamente no voy a aceptar nada con él. – Dijo de nuevo el mayor, gracias a que ellos supieron reconocer a aquel nombre habían salvado a la familia Britter de la ruina lo cual era el propósito de Liam, sin embargo sabían que tenían que actuar con cautela para no poner sobre aviso a aquel individuo.
Archie al llegar a la mansión habló con su tío Albert, su hermano y Anthony para ponerlos al tanto de los primeros movimientos que Liam hacía en Chicago, alertando a Albert al saber que estaba hospedado con los Leagan.
-La tía abuela estará feliz de tenerlo a su lado. – Dijo Albert recordando que cuando era un niño veía como Liam era más "atento" con la tía abuela que Sara. – Siempre lo prefirió a Sara, porque él siempre la llamó mamá. – Decía Albert para avisar a sus sobrinos en qué terreno estaban pisando. – Hay que tenerlo vigilado porque no sabemos a ciencia cierta qué es lo que busca, o mejor dicho no tenemos pruebas para demostrar lo que busca. – Decía de nuevo el patriarca realmente preocupado por la presencia de aquel hombre.
-Tienes razón tío, no creo que haya tenido buenas intenciones con el papá de Annie. – Dijo Anthony desconfiando de él. - ¿Sabrá que Candy y su familia están en Chicago? – Preguntó de nuevo preocupado por la seguridad de su novia.
-Si no lo sabe, pronto lo sabrá. – Dijo Albert seguro de ello. – Así que prepárate porque tal vez la tía abuela ya sabeo pronto sabrá la identidad de tu prometida. – Le dijo a Anthony viéndolo a los ojos.
-No te preocupes tío, mi padre me apoya al cien por ciento y pronto llegará a ayudarme con ello. – Dijo Anthony seguro y sin miedo, había enviado un telegrama urgente a su padre y esperaba pronto tenerlo ahí para cualquier emergencia que surgiera, sabía que podría contar con él para todo.
-Mejor, entre más apoyo tengamos será más fácil. – Dijo Albert. – Archie, la boda con Annie hay que apresurarla. - Dijo ahora al menor de sus sobrinos. - Así al ser parte de la familia puedo intervenir más fácil en lo que respecta a su herencia. – Dijo al elegante. Archie asintió ya que sabía que su fortuna estaba ligada a la de su tío al igual que la de los demás y la de Annie se sumaría a la de él y así podría protegerla de algo que pudiera Liam reclamar.
-Muy bien tío, hablaré esta noche con la tía Elroy. – Dijo Archie seguro de hablar de una vez por todas con los planes que tenía junto a Annie.
En el comedor se encontraban Elroy y por supuesto los Leagan, como siempre a su lado, así como los Ardlay quienes compartían a mesa muy a su pesar con ellos.
-¿Así que tú y Allistear son los hijos de Janice? – Preguntó Liam como si no hubiese investigado antes al novio de su "hija". Archie sonrió de lado sarcástico sin responder a su pregunta.
-Ambos muy buenos muchachos. – Dijo la tía abuela de inmediato, un comentario que sorprendió a los Cornwell ya tenían mucho tiempo que no escuchaban referirse a ellos con ese cariño. – Igual que mi Anthony y mi pequeño Neal. – Dijo la matriarca, provocando la risa de los Ardlay, pero la vieja Elroy ignoró ese hecho.
-¿Tía, me permite hablar con usted a solas? – Preguntó Archie y Liam se puso atento pensando que el tema tenía que ver con él.
-¿No puedes hablar delante de todos? - Preguntó a su nieto, no quería excluir a su hijo de los negocios, aún guardaba la esperanza que abandonara México y se quedara a su lado para tomar el puesto que ella pronto debería dejar de ejercer en el clan Ardlay. Archie miró a su tío como pidiendo su autorización y este asintió para que así lo hiciera.
-Quiero avisarte que ya está todo listo para la fiesta de compromiso con Annie y que la boda se realizará pronto. – Dijo a la matriarca, quien se sorprendió y Liam sonrió complacido, creía que así sería más fácil apoderarse de la herencia de ambos, estaba convencido de que el Sr. Bitter firmaría aquel negocio y que la fortuna de Archie se uniría a la de los Britter, poco a poco se apoderaría de ese dinero.
Liam estaba convencido de que ninguno de los Ardlay sabía todo lo que había hecho, de lo contrario ya lo habían enfrentado y eso le daba la pauta de seguir actuando a sus espaldas, mientras convencía al papá de Annie para que hiciera negocios con él, seguiría mostrándole a Elroy su "cariño" y "amor" para convencerla de dejarlo a cargo de su puesto en el consejo familiar. Sabía que Joaquín conocía bien sus acciones pero también sabía que no tenía ninguna prueba de ello y eso lo aprovecharía al máximo.
-¿Tan pronto? – Preguntó Elroy sorprendida por ese aviso, demostrando que no estaba de acuerdo con llevar aquellos planes tan repentinamente.
-Así lo decidimos y los Sres. Britter están de acuerdo con ello. – Dijo Archie a la matriarca para avisarle que ya estaba decidido y no aceptaría una negativa.
-Mamá. – Dijo Liam como siempre zalamero con la vieja Elroy quien de inmediato volteó a verlo con amor. – Creo que si los jóvenes ya lo hablaron y ambos se aman, debes dar tu consentimiento. – Dijo ante el asombro de todos. Elroy lo miró sorprendida pero aun así le sonrió.
-¿Tú crees hijo? – Preguntó, demostrando ante todos que lo que Liam decía era más fácil que Elroy lo aceptara, poniendo en evidencia lo que había dicho Albert horas antes.
-Por supuesto madre, déjalos que se casen cuando ellos quieran. – Dijo de nuevo con una sonrisa triunfante, una sonrisa que no pasaba desapercibida para Albert y los jóvenes Ardlay quienes reían internamente al saber lo que pasaba por la cabeza de Liam.
-Bueno… si ya lo decidieron. – Dijo Elroy más tranquila, como si fuese la anciana más comprensiva del mundo. - ¿Cuándo es la fiesta de compromiso? - Preguntó más interesada en el anuncio del compromiso de Archie, al haber escuchado la aprobación de su "hijo".
-La próxima semana. – Respondió Archie. Elroy abrió los ojos y Liam habló antes de que Elroy lo hiciera y emitiera su opinión.
-¡Excelente! - Dijo siendo el más interesado además de Archie. - ¿Cuándo será tu fiesta de compromiso Anthony? – Preguntó al rubio menor quien lo miró intrigado por su repentino interés en su compromiso con Candy.
-En noviembre. – Respondió Anthony sin demostrar la desconfianza que obviamente tenían en él.
-Tú prometida debe estar muy feliz. – Dijo con una sonrisa de lado, advirtiendo a Albert y al mismo Anthony que sabía algo más de lo que ellos creían. Anthony no respondió, simplemente se limitó a observarlo cuidadosamente.
-La Srita. De la Garza es una joven muy rica. – Dijo Elroy con evidente interés en ese punto. – Así que yo pienso que sería mejor anunciar los tres compromisos el mismo día. – Dijo apresurada la anciana.
-¿Los tres? – Preguntó Stear intrigado. – Tía abuela el mío ya se anunció ¿Lo recuerdas? – Dijo aclarando ese punto, pero con la intención de obligarla a revelar lo que temían los cuatro.
-No me refiero al tuyo, mi niño. – Habló Elroy con un cariño extraño, uno que nunca habían percibido en ella, no cabía duda que la presencia de Liam de verdad la alegraba.
-Me refiero al de William, Anthony y Archie. – Dijo con una gran sonrisa.
-Todavía tenemos que hablar al respecto. – Dijo Albert levantándose de la mesa para dejar a todos sorprendidos, no estaba dispuesto a hablar delante de todos de ese tema, mucho menos delante de ese hombre y los Leagan.
-William, ya estuvo bueno de tu actitud. – Dijo Elroy molesta con él, cambiando de pronto su actitud una que era más de acuerdo a la que siempre mostraba con ellos. – Tu compromiso con Elisa pronto será un hecho. – Dijo sorprendiendo a todos por su anuncio, sobre todo a Albert quien se paró en seco al escuchar esa noticia que tanto había temido.
-¿¡Qué está diciendo!? – Preguntó volteando a ver a la mayor bastante molesto, lo delataba su color de piel que se había enrojecido y una vena que se podía apreciar en su sien que comenzaba a palpitar por la furia que tenía contenida. - ¿¡Quién se cree que soy para casarme con mi sobrina? – Preguntó realmente alterado, pero intentando mantener la compostura, viendo a los ojos a Elroy donde podía ver su verdadero sentir a ese "mandato" que ella ordenaba.
-Elisa no es tu sobrina de sangre. – Respondió la matriarca, claramente no eran sus palabras ya que tantos años le había repetido que ella era su sobrina al igual que Neal y que debía tratarlos justo como trataba a Anthony y los Cornwell.
-¿¡No fue usted la que siempre me recalcó ese hecho hasta que me lo creí!? – Preguntó de nuevo a pesar de que él mismo sabía que nunca se había convencido de ello, para él Sara, Liam y los hijos de ella eran solamente la familia de Elroy.
-¡Yo tampoco me quiero casar con alguien que me rechaza! – Dijo Elisa de pronto sorprendiendo a Albert de manera grata, la pelirrojas se había parado de su lugar para hacer énfasis en sus palabras, visiblemente ofendida por la manera en la que Albert había reaccionado.
-¿Lo ve? – Dijo a su tía abuela para hacerle ver que ambos estaban de acuerdo que aquella tontería era precisamente eso, una tontería. – Elisa también piensa que es una tontería, además hay muchos jóvenes dispuestos a hacerla su esposa. – Dijo de nuevo dirigiéndose a su tía, quien no sabía como reaccionar por la manera en la que Elisa había hablado.
-Ya es bastante humillante esta situación. – Dijo de nuevo Elisa sorprendiendo hasta a su madre, solo Liam la veía orgulloso en su forma de actuar, sus miradas se cruzaron por un segundo y Elisa tomó valor en lo que decía. – Primero Anthony, ahora William, solo falta que quieran que me case con Stear y por supuesto que tampoco lo haré. – Dijo levantándose de su lugar, dejando a Stear con el corazón acelerado al mencionarlo pero cuando terminó de hablar suspiró aliviado al creer que sería el siguiente en la lista como lo había dicho su hermano.
-¡Elisa! – Dijo Sara yendo tras ella, mientras la morena caminaba a pasos agigantados para llegar las escaleras y subir con rapidez hasta su habitación.
-¿Ya estarás contento? – Preguntó Elroy haciendo sentir mal a Albert, sin embargo se fue a su habitación sin decir una palabra. Anthony y sus primos se levantaron de la mesa para acompañarlo, mientras que Liam, Elroy y Neal se quedaban en el comedor.
-¿Podemos pasar tío? – Preguntó Anthony con cautela, había notado que el humor de Albert no era el mejor, podía reconocerse en él cuando comenzaba a perder los estribos.
-Adelante. – Respondió Albert desde la ventana. Los tres chicos entraron a la habitación, rara vez ocupaban ir hasta ese lugar a verlo, pero comprendían que no tenía ánimo de estar en otra parte de aquella gran mansión.
-¿Cómo te sientes? – Preguntó Anthony al ver su semblante serio.
-No puedo creer la barbaridad que acaba de cometer la tía abuela. – Dijo sin poder ocultar su incomodidad y su coraje, pero a la vez la culpa que rondaba su alma noble al darse cuenta de la humillación que había sentido la pelirroja.
-No creo que haya sido algo reciente. – Dijo Archie a su tío, quien lo miró sorprendido por aquel comentario.
-¿A qué te refieres? - Preguntó al menor mientras los demás ponían atención a lo que tenía que decir Archie.
-Desde el día que llegaste enojado por el envío de Candy a México, el interés de Sara estaba en ti. – Dijo Archie recordando las expresiones de aquella mujer cuando llegó Albert.
-Pero ella ni siquiera sabía en ese momento quien era yo. – Dijo Albert intrigado, le parecía imposible que tuvieran tanto tiempo tramando todo.
-No creo que le haya sido difícil averiguarlo. – Dijo Stear estando de acuerdo con lo que su hermano decía.
-Recuerdo que aquella vez me encontré a Sara muy cerca de la puerta del despacho. – Dijo Albert recordando aquel día, sin embargo en aquel momento no le tomó importancia a su atrevimiento.
-Tal vez escuchó quién eras y aprovechó que Anthony nunca mostró interés en su hija. - Dijo de nuevo sabiamente el de anteojos.
-Es verdad, la señora Sara siempre me veía con coraje y me sonreía forzada por la indiferencia que yo mostraba a Elisa. – Dijo Anthony de acuerdo con lo que decían sus primos. - ¿Qué vas a hacer? - Preguntó Anthony porque tuviera poco o mucho tiempo aquella tonta idea, había que desechar ese compromiso y más cuando Albert se había enamorado por completo de Andrea Williams.
-Lo que tengo que hacer. - Dijo mirando fijamente a sus sobrinos. - Voy a romper ese absurdo compromiso, a pesar de que con ello Elisa se sienta rechazada y lastimada. - Dijo con pesar, su condición de caballero y su nobleza lo habían hecho sentirse mal por la actitud de Elisa, pero no podía darle gusto a una mujer ambiciosa como Sara que solo usaba a su hija para beneficiarse a sí misma.
-Tío, Elisa es una joven manipuladora. – Dijo Anthony para advertirlo, sabía bien de su aventura con Terry. – Puede hacerte creer que es inocente y que la has lastimado, pero es mejor que siempre dudes de sus palabras. – Dijo de nuevo sabiamente, él la conocía mejor que todos ya que por las pláticas que tenía con Terry y las cosas que Elisa le decía a él había podido constatar la manera en la que Elisa manejaba la información para moverla en su beneficio.
-No creo que su vergüenza sea teatro. – Dijo Albert, ya que realmente se había sentido incómodo al ser él el que tuviera que rechazarla, sin embargo no tenía intención de dar marcha atrás, sabía que la juventud de Elisa y su condición social la ayudaría a conseguir a un buen prospecto que no fuera ninguno de la familia Ardlay.
-No debes confiar en ella. – Volvió a advertir Anthony con seriedad ya que él no confiaba en la humillación que decía sentir la morena.
-Anthony tiene razón tío. – Dijo Stear apoyando al rubio.
-¡Déjame en paz madre! – Se escuchó de pronto una voz afuera del pasillo, una voz que por aguda que sonaba supieron identificar muy bien todos los ocupantes de aquella habitación, acercándose con sigilo para poner atención a aquella discusión que se efectuaba al parecer afuera de las habitaciones sobre todo cerca de la habitación de Albert.
-¡Elisa, detente! – Se escuchó la voz de Sara más enérgica que nunca.
-¿Qué quieres? – Preguntó Elisa molesta con su madre.
-¡Tienes que hablar con la tía abuela! – Decía la mayor insistente a su hija, estaba muy enojada por el teatro que había armado enfrente de todos, haciéndose la indignada y poniendo en peligro el compromiso, debían presionar a William y Elisa no pensaba hacerlo.
-¿¡Para qué!? – Decía la pelirroja furiosa. - ¿Qué me gano con humillarme más ante la tía abuela? – Dijo de nuevo evidenciando que no estaba dispuesta a seguirlo haciendo.
-¡Tienes que decirle que aceptas el compromiso con William! – Decía ordenando con insistencia a su hija lo que debía hacer. - ¡Retráctate de lo que dijiste en el comedor! – Decía desesperada por las palabras que su hija había pronunciado en la cena.
-¿Con qué fin? ¡El tío William ni siquiera me considera una posibilidad para casarse! – Dijo con visible humillación en su voz, molesta con su madre por la manera que tenía de obligarla a hacer su voluntad.
-¡No es tu tío! – Decía Sara desesperada. - ¡Deja de decirle así! ¡Es tú prometido! – Insistía la mayor intentando hacerle ver que si ella hablaba con la tía abuela ella lo obligaría a desposarla.
-¡Tal vez no es mi tío! ¡Pero tú y mi padre me hicieron verlo así todo el tiempo! – Decía exasperada de verdad. - ¿Qué es normal en la familia tener relaciones entre ellos? – Preguntó con veneno, haciendo incomodar a su madre. Elisa había visto que la relación con su madre y su tíos es poco común.
-¡Tienes que convencerlo a él! – Decía Sara.
-¡No madre! ¡Estoy cansada de que me humillen, siendo rechazada una y otra vez! – Dijo aún más alto. - ¡Primero Anthony, después William! ¿¡Quién sigue madre!? – Preguntó para sorpresa de Sara. - ¿Stear, Archie? – Preguntó con sarcasmo. Cuando escucharon esa pregunta los Cornwell abrieron los ojos sorprendidos y asustados haciendo caras entre ellos.
-¡William es tú prometido! ¡Te guste o no! ¡Le guste a él o no! – Dijo levantando su voz. – La tía abuela exigirá que firme el contrato. – Dijo segura que aquella mujer lo haría obedecer.
-Lo dices porque tú estás acostumbrada a que todos te amen y te obedezcan ¿Así es con papá y con el tío Liam, no? – Le dijo de nuevo haciendo que Sara quedara callada por unos segundos, al parecer Elisa se había dado cuenta de lo que sucedía entre ella y su hermano.
-¡Elisa! – Gritó cuando su hija se había dado la vuelta y la había dejado sola en medio del pasillo. – ¡Elisa! ¡Vuelve acá! – Le dijo furiosa, sin embargo la morena ya había abandonado el lugar de la discusión. Sara se vio de pronto sorprendida al ver en el lugar que habían terminado discutiendo, volteando a todos lados para asegurarse que nadie las había escuchado.
En el interior de la habitación los Ardlay se miraban uno entre otro confundidos por lo que acababan de escuchar, dirigiéndose Albert a la ventana pensativo.
-Creo que será más fácil romper ese compromiso. – Dijo con una sonrisa más tranquila. Anthony sonrió no muy convencido de ello, había algo que no le gustaba de aquella situación.
-Me alegra por ese lado tío. – Dijo sincero. – Pero te vuelvo a repetir que tengas cuidado con Elisa, no te confíes, tal vez a cambio de romper ese compromiso te pida algo a cambio. – Dijo Anthony convencido de que no sería fácil que Elisa claudicara.
-No importa lo que pida. – Dijo Albert pensando en Andrea enamorado. – Lo que pida vale la pena por tal de estar con Andy. – Dijo convencido de que lo haría, suspirando al volver a recrear los besos compartidos con la ojiazul.
-Anthony tiene razón. – Dijo Archie a Albert y este sonrió agradecido por la preocupación que mostraban por él los tres.
-Ahora tengo que hablar con Andrea, pero necesito la firma de cuatro miembros directos del consejo para poder anular la firma de la tía abuela. – Dijo mirando a sus sobrinos, a sabiendas que ellos firmarían aquel contrato matrimonial que había redactado para hablar directamente con el Sr. Williams.
-Puedes contar con nuestra firma. - Dijo Stear. Archie asintió. – Pero aun así faltaría una firma. – Dijo de nuevo señalando que solo eran tres aparte de él.
-Mi padre también es miembro directo del consejo familiar. – Dijo Anthony para alivio de Albert, ya que su cuñado había quedado con el cargo que tenía Rosemary en el consejo, un cargo bastante alto y que a disgusto de Elroy no podía anular hasta que este perdiera la vida, y en ese caso Anthony sería su sucesor teniendo un peso muy grande en el clan ya que se sumaría al cargo que ya portaba en la familia.
-Tienes razón Anthony. – Dijo Albert como si hubiese olvidado ese hecho. - Tu padre tiene un voto muy importante en el consejo. – Dijo con una sonrisa. – Incluso con su firma y la mía sería más que suficiente para anular el poder de la tía abuela. – Dijo aún más tranquilo que antes ya que había escuchado que Sara y Elisa no pensaban igual.
Estaban hablando muy tranquilamente cuando pudieron observar desde la ventana que Elisa salía hecha una fiera por la puerta principal, subiéndose al coche de la familia que esperaba por ella, viendo los cuatro como se alejaba de la mansión.
En Nueva York, Terry preparaba todas sus pertenencias en la mansión Ardlay despidiéndose de la servidumbre para decirles que volvería dentro de unas semanas ya que las presentaciones de la obra durarían varios días incluso semanas y en Chicago era uno de los lugares que tenían pactado presentarla.
-¿Estás listo? - Preguntó Mack emocionada por viajar a Chicago, de alguna manera le agradaba salir con Terry en ese viaje.
-Estoy listo. – Dijo Terry sonriendo al mostrar una pequeña maleta que llevaba al viaje.
-¿Sólo eso llevarás? – Preguntó sorprendida por lo pequeño que resultaba el equipaje del castaño.
-Tengo donde quedarme. – Dijo seguro de que Anthony y Albert lo recibirían en la mansión de Chicago sin ningún problema.
-¿No te quedarás con los demás? – Preguntó sorprendida, ya que el productor de la obra les conseguía un cuarto de hotel a cada uno de los actores.
-¿Para qué me toque un cuartucho lleno de pulgas y chinches? – Dijo el rebelde molesto porque en la presentación pasada les había rentado un hotel bastante barato y solo la "maravillosa" Susana había tenido un cuarto decente y lo había compartido a fuerza con Mack ya que Terry se había quejado del lugar que le había tocado a la chica, consiguiendo así que se quedaran juntas.
-El productor dijo que era porque no había otro hotel en ese lugar. – Dijo Mack justificando lo que le había dicho el productor.
-Tal vez. – Respondió Terry. – Pero no pienso arriesgarme. – Dijo de nuevo, sin embargo pudo ver la mirada de decepción de Mack.
-Si quieres puedo decirle a Anthony que te permita quedarte en la mansión. – Dijo observando que los ojos azules de ella se iluminaron por un momento.
-No, no creo que sea prudente. – Dijo bajando su mirada lentamente.
-¿Por qué? – Preguntó sin poder evitar sentirse celoso, sin embargo se intentaba controlar.
– Tal vez la prometida de Anthony se moleste. – Dijo sin ocultar su enfado al mencionar a la prometida de su amigo. Terry le había dicho hacia donde había ido Anthony y los motivos de su viaje.
-Tal vez… - Dijo Terry ante la visible decepción de Mack. – O tal vez rompió su compromiso como él quería. – Dijo para volver a ver una sonrisa de felicidad e ilusión en la joven.
-Pero seguirá buscando a su "Dulce Candy" – Dijo Mack enfatizando el nombre de la rosa que Anthony había creado para ella.
-Esa búsqueda es inútil. – Dijo Terry, él más que nadie sabía ya que lo había ayudado meses atrás a buscarla. – Pero tengo que admitir que si yo estuviera enamorado de una chica tan hermosa como ella, también haría hasta lo imposible por encontrarla. – Dijo Terry recordando el dibujo que Anthony le había mostrado.
-¿La conoces? – Preguntó Mack sintiendo una profunda incomodidad en las palabras del rebelde, era un sentimiento desconocido para ella referente a él.
-Anthony me mostró alguna vez los dibujos que hacía de ella.- Dijo recordando los hermosos ojos de la rubia.
-¿Es bonita? – Preguntó celosa e incómoda por su pregunta.
-Es una de las jóvenes más hermosas que he visto en mi vida. – Respondió Terry de nuevo, observando con molestia la reacción de la castaña, sus ojos azules se habían quedado fijos en los de Terry quien la veía sin poder ocultar sus sentimientos, viendo como la mirada de ella se suavizaba al encontrarse con la de él, quedando en silencio por unos segundos para reaccionar repentinamente en sus palabras.
-Un dibujo puede mejorar la apariencia de cualquiera. – Dijo Mack recobrándose de su repentino embrujo al que había caído cuando se encontró con los ojos de Terry. El rebelde la observó con una mirada satisfecha ya que a pesar de aún notar que le causaba ilusión volver a ver a su gran amigo, también era verdad que algo había surgido entre ellos, algo que si bien aún no estaba definido si era un sentimiento más palpable que el de antes ya que había visto que en varias ocasiones se había puesto celosa por Susana, más cuando todas las tardes llegaba por él para invitarlo a tomar el té y que le desagradaba llegar y encontrarse con la joven actriz rubia.
Mack por su lado estaba ansiosa por volver a ver a Anthony, sabía que tenía aún sentimientos por él, creía que aquel chico era el merecedor de su amor a pesar que los últimos meses había descubierto en Terry una faceta que no conocía en él, una faceta que la tenía maravillada y que además le gustaba bastante. Había descubierto que detrás de su actitud rebelde y violenta escondía una cara tierna y protectora hacia ella y que en más de una ocasión se había sorprendido de tener el deseo de besarlo, así como lo había besado por primera vez en escena, un beso que si bien era actuado por él, ella nunca lo actuó ya que no tenía experiencia en ello. Se había molestado por el comentario que había hecho Terry al referirse a la enamorada de Anthony y a pesar de quererse convencer que era por Anthony su molestia, en el fondo de su corazón sabía bien que era porque era Terry el que la había descrito de esa manera, su corazón se estrujó al pensar que Terry había caído también ante los encantos del aquel dibujo.
El viaje comenzó y a pesar de que Mack estaba molesta con Terry se sentó a su lado en la carreta que los llevaba. Una caravana bastante cómoda era la que llevaba a los actores hasta Chicago, en la cual venían cargando todos los objetos necesarios para la presentación. Terry sonrió de lado más confiado de que Mack se sentara a su lado, sin embargo del otro lado tenía a Susana, quien no se cansaba de adularlo y buscar conversación en la que únicamente estuvieran los dos, pero Terry en todo momento incluía a Mack por más esfuerzos que hacía la rubia por excluirla. Mack sonreía cómplice con Terry al entender su juego ya que era el mejor pasatiempo para ambos el hacer enojar a Susana, pero aquella acción que Susana creía involuntaria por parte de Terry la obligaba a crear sentimientos negativos en contra de Mack.
En Chicago Andrea estaba muy entusiasmada con lo referente a su relación con Albert, arreglándose con sumo esmero para irse al hospital y así terminar de prepararse para ser médico.
-Creo que alguien amaneció de buen humor. - Dijo Candy al ver la sonrisa de felicidad que irradiaba su tía y la melodía que tarareaba al arreglarse en el espejo antes de salir.
-Hola Candy. – Dijo Andrea sin borrar la sonrisa de su rostro. – Estoy muy feliz. – Dijo viendo a la menor a los ojos.
-De haber sabido que Albert te haría tan feliz desde cuando lo hubiera obligado a que te hablara de amor. – Dijo Candy poniendo a su tía contra las cuerdas y con el rostro más rojo que un tomate.
-¿Quién dijo que es por eso? – Preguntó apenada. – Estoy feliz porque hoy inicio mi último curso para convertirme en doctora. – dijo sonriendo pero esta vez sin el brillo tan intenso que aparecía en sus azules cuando hablaba de patriarca de los Ardlay.
-Eso también es evidente. – Dijo Candy sin querer incomodar más a su tía.
Ambas rubias salieron de la mansión y Andrea tomó su bicicleta para emprender su camino.
-¿Irás en bicicleta? – Preguntó Candy emocionada al ver que su tía se montaría en ella para dirigirse a su destino. Andrea asintió.
-Sí, pero no le digas a mamá. – Dijo guiñándole un ojo. Candy sonrió por su gesto. - No le gusta que vaya en bicicleta a todos lados. – Dijo de nuevo.
-¿Puedo ir contigo? – Preguntó Candy emocionada de pasear por las calles de la ciudad en aquel artefacto.
-¿Pero cómo le harás para regresar? – Preguntó Andrea al saber que Candy no conocía ben el camino al hospital, incluso no conocía bien la Cd. De Chicago, si con trabajo la conocía ella.
-Soy muy lista.- Dijo Candy con una sonrisa traviesa. Andrea asintió y permitió que Candy la acompañara al hospital.
Ambas rubias iban en la bicicleta que era dirigida por Andrea, quien con agilidad se desplazaba entre las personas y los automóviles que había, la ventaja era que no eran muchos sino estuvieran en aprietos. Cuando llegaron a su destino Andrea estaba totalmente agotada por el esfuerzo de trasladar a otra persona con ella.
-Creo que a la otra tendrás que atreverte a viajar en tu propia bicicleta. – Dijo limpiando el sudor de su frente.
-Lo siento. – Dijo Candy con una sonrisa. – Te prometo que la próxima vez así lo haré.
-Bien, te veo por la tarde. – Dijo Andrea segura de que Candy sabía cómo regresar por su cuenta.
La rubia menor se subió a la bicicleta de su tía y antes de comenzar a pedalear se persignó y dijo una plegaria ya que sería la primera vez que andaría en bicicleta sin la supervisión de alguien. El camino hacia la mansión Williams no era tan retirado, sin embargo debía estar segura que por las calles que viajaba eran las correctas para no confundirse.
-¡Cuidado! – Gritó Candy aterrada cuando un jovencito de unos doce años se atravesó en su camino al ir huyendo de otros más que lo perseguían. La advertencia no fue suficiente y el desafortunado chico fue a dar a la orilla de la acera. Candy se bajó de inmediato de la bicicleta para ver cómo podía ayudar al pobre chico, mientras que los demás corrían asustados del lado contrario para desaparecer casi de inmediato.
-¿Estás bien? – Preguntó Candy muy cerca del jovencito.
-¿Eh? – Preguntó aquel joven que se veía por sus ropas era humilde. – Sí, estoy bien. – Dijo cuando vio que sus perseguidores se iban del lugar. - ¡Auch! – Dijo cuando quiso levantarse agarrando su brazo izquierdo que fue con el que había caído.
-¡Déjame ver! – Dijo Candy tomando el brazo del muchacho. – Creo que está roto. – Dijo Candy angustiada.
-¡NO! ¡Estoy bien! Además tengo que seguir trabajando. – Dijo el pequeño, pero un nuevo grito salió de su boca al intentar apoyarse en él.
-Nada, vamos al hospital. – Le dijo Candy, colocándolo sobre la parrilla en la que Andrea la había llevado a ella.
Candy llegó hasta el hospital y pudo comprobar el cansancio que se sentía al llevar a otra persona además de ella misma de pasajero, comprendiendo lo que su tía le había dicho minutos atrás.
-De verdad estoy bien, señorita. – Dijo el muchacho quien tenía prisa por irse del lugar.
-Me sentiría mejor si te revisa un médico y yo conozco a una doctora muy buena. – Dijo Candy con una sonrisa amable.
Cuando entró al hospital y preguntó por su tía, la joven enfermera de la recepción la trató con indiferencia más cuando vio el aspecto del jovencito que llevaba para que fuera atendido, eso enfureció a Candy quien como siempre les hizo saber a las enfermeras del lugar que estaba inconforme con ello.
-¡No deberían de ser enfermeras! – Dijo Candy molesta. – Tienen que atenderlo. – Volvió a decir desesperada.
-Estamos ocupadas. – Dijo una de ellas que tenía la mirada puesta en Candy. – Si tanto tiempo tienes de recoger chicos de la calle, te recomiendo que seas tú la que lo atienda. – Dijo la joven haciendo referencia que una chica con la apariencia que tenía la rubia debía de tener todo el tiempo del mundo para gastarlo, mientras que ella al ser una joven preparada en enfermería no se podía dar el lujo de perder el tiempo de esa manera.
-Bien. – Dijo Candy molesta. – Yo misma lo haría si tuviera lo necesario. – Dijo Candy decidida. La otra enfermera le brindó un maletín con lo necesario para los primeros auxilios.
Candy lo abrió observando molesta a aquel par de enfermeras y comenzó a ver todo lo que había en el interior del maletín, el pobre muchacho la veía con miedo imaginando que en lugar de ayudarlo lo lastimaría más de lo que estaba.
-No te muevas. – Le dijo Candy comenzando a tocar el brazo con precaución mientras era observada con burla por las enfermeras del hospital, comenzó a recordar que ella al ser la mayor en el hogar de Ponny muchas veces fue la encargada de curar las heridas de los niños y a pesar de que nunca había curado una fractura creía que podía hacerlo.
Ante el asombro de las enfermeras Candy pudo entablillar el brazo del muchacho, no a la perfección, pero había hecho un gran trabajo para ser la primera vez que lo hacía.
-¿Qué sucede aquí? – Preguntó de pronto Andrea que ya llegaba al llamado que le habían hecho. - ¡Candy! ¿Qué pasó? – Preguntó asustada al ver a su sobrina con la ropa manchada de sangre y al lado de ella un jovencito que tenía el brazo entablillado.
-Nada Andy. – Respondió Candy. – Yo esto bien, pero se me atravesó este chico en el camino y se fracturó el brazo, pero las enfermeras de aquí no quisieron atenderlo. – Dijo para que las enfermeras se dieran cuenta que no temía decir lo que pasó.
-¿Cómo es posible? – Preguntó Andrea indignada por aquella atención que tenían en el hospital que estudiaba y laboraba la mismo tiempo.
-Dra. Williams, este es un hospital privado. – Dijo una de ellas para hacerle ver que no era un hospital de caridad.
-¿¡Y eso qué!? – Preguntó Candy muy molesta. – Ante todo es un hospital. – Dio la rubia una vez más. – Además yo correré con los gastos de atención. – Mencionó de nuevo.
-Tranquila Candy. – Dijo Andrea para tranquilizar a su sobrina que estaba bastante enojada.
-¡Pero tía! – Dijo exasperada la menor sin poder contener su furia.
-Ven conmigo. – Dijo llevándose al niño con ella. Candy la siguió mientras la jefe de enfermeras llamaba a las demás a su lado con el rostro bastante fruncido. - ¿Quién te enseño a entablillar un brazo? – Preguntó Andrea ya en el consultorio para los médicos recién llegados.
-¿Está mal? – Preguntó de nuevo apenada la ojiverde.
-No Candy, al contrario. – Dijo con una sonrisa. – Ni yo lo hubiera hecho mejor. – Dijo ante el asombro de Candy quien creyó que su tía se estaba riendo de ella.
-No te burles, las enfermeras no quisieron ayudarlo. – Dijo aún molesta por aquel comportamiento.
-No es burla Candy, en todo lo largo de mis estudios me he dado cuenta que no todas las enfermeras tienen la dedicación que se requiere para ser una de ellas. – Dijo Andrea, Candy la escuchaba y el pequeño las miraba a ambas. – Tú tienes un don al parecer, además de que eres caritativa y carismática. – Dijo Andrea ante la sonrisa de Candy.
-Siempre tenía que atender a los niños menores del hogar y yo sabía bien lo que dolía un golpe, es por ello que me ponía en su lugar y así me era más fácil comprenderlos y convencerlos para que se dejaran curar. – Andrea la veía con una idea en mente y Candy la veía confundida, como si quisiera saber qué pasaba por su cabeza.
El jovencito al ver que ya lo habían ayudado al enyesar su brazo y dado algo para el dolor decidió salir del consultorio para emprender su camino y dejar que aquellas dos hermosas jóvenes continuaran con su plática que al parecer era muy entretenida ya que ninguna de ellas se dio cuenta de que abandonó el lugar.
Después de aquella plática con su tía Candy pasó varios días pensando en lo que realmente quería hacer con su vida, ya que ahora que viviría de nuevo en Chicago no quería ser únicamente la esposa de Anthony y no hacer nada más, siempre le había parecido un desperdicio ver a tantas mujeres capaces de hacer algo para ayudar a la gente y que solo por los lineamientos de la época no podían realizarse.
-¿Qué sucede Candy? – Preguntó Roxanne al ver a la rubia sumida en sus pensamientos.
-¿Discutiste con Anthony? – Preguntó Joaquín al verla también muy seria.
-¿Pelear con Anthony? – Preguntó confundida, ya que en todo el tiempo que llevaban juntos no habían tenido ni una sola discusión. – Para nada. – dijo apareciendo en su rostro la típica sonrisa de mujer enamorada, aquella que aparecía cuando pensaba en el rubio.
-¿Entonces? – Preguntó Roxanne confundida por la actitud de su hija.
-Madre, he estado pensando ¿Qué es lo que haré con mi vida? – Dijo ante el asombro de su madre.
-¿Cómo que qué harás? – Preguntó extrañada. – Pensé que estabas segura de que serías la Sra. Brower. – Dijo de nuevo.
-¡Claro que estoy segura! – Dijo Candy rápidamente. – Sin embargo siempre fui alguien dispuesta a ayudar a los demás. – Decía recordando sus días en el orfanato. – En el Colegio nos enseñaron tantas cosas, pintura, música, bordado, cocina. – decía enumerando todas las materias impartidas ahí. – Puedo decir que soy una persona culta e instruida, lista para ser una esposa perfecta, pero siento y estoy segura que puedo ser más que eso. – Decía ilusionada, ante la mirada de Joaquín y Roxanne, quienes la escuchaban atentos y un poco atónitos ya que nunca la habían escuchado hablar así.
-¿Has estado hablando con Andrea? – Preguntó su abuela. Candy asintió. – Me lo imaginé, Andrea comenzó a hacerse ese tipo de preguntas y terminó inscribiéndose en una universidad. – Dijo la mayor. Roxanne la miró aún sin creer lo que su hija decía, recordando de pronto que sus aspiraciones no llegaban más allá de solo ser una esposa modelo después de viajar por todo el mundo al lado de su gran amiga Rosemary, quien quería poner su propia florería en donde ella misma se encargaría de cultivar y cosechar sus rosas, sueños de niñas pensaba ahora, más cuando sus padres las habían prometido a sus respectivos maridos habían olvidado aquello sueños infantiles.
-No tiene nada de malo soñar hija, ni tampoco ayudar a los demás. – Decía de nuevo Roxanne. – Pero ahora has adquirido un compromiso con Anthony, lo has aceptado como tu futuro marido y tal vez él no esté de acuerdo con lo que tú deseas. – Dijo Roxanne provocando tristeza en el corazón de Candy.
-¿Con qué no estaría de acuerdo? – Preguntó Anthony quien iba llevando a la mansión Williams, tenía días que llegaba y ya no era necesario que lo anunciaran, simplemente le permitían el paso hasta el salón principal ya que era considerado parte de la familia. Los ojos de Candy se posaron en el guapo chico que había llegado y su corazón comenzó a latir ilusionado y lleno de alegría al ver su rostro fijo en el de ella.
Continuará…
Hola hermosas espero que estén muy bien y a las lectoras de México espero no se hayan expuesto mucho en la celebración del 15 de Septiembre, por cierto "Viva México" jajaja tenía que decirlo. Gracias a cada una de las personas que lee y sigue la historia.
TeamColombia. Hermosas como siempre las primeras en comentar y dejar su opinión. Gracias por sus comentarios, espero que no se estresen mucho con el regreso de Terry, gracias por leer, no sé cuantas lectoras de Colombia tengo pero solo se registran dos en las gráficas, yo creo que es porque solo dos tienen un perfil de lectura? si alguien sabe me puede explicar por favor? Muchas gracias por dejar un comentario hermosas, les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes.
Mayely León, Hola hermosa, no seas mala este Terry no es tan mala onda con el rubio, son amigos acuérdate jajaja. Muchas gracias por leer, espero que estés muy bien te mando un fuerte abrazo amiga.
Cla1969. Ciao bella, sono contento che tu abbia incoraggiato a lasciare un commento. Terry è amico intimo di Anthony e ancora non conosce Candy, ha la stessa personalità ribelle e problematica con gli altri ma è comunque una brava persona. Spero che la storia vi piaccia e che continuiate a leggere fino alla fine. Attendo i vostri commenti, vi mando un grande abbraccio e soprattutto i miei migliori auguri. Benvenuto alla lettura. Spero che tu capisca il mio messaggio Ho usato il traduttore di Google e non so quanto sia accurato.
Rose1404. Hola hermosa, estoy muy bien gracias a Dios, espero tú igual. Muchas gracias por tu mensaje que bueno que te gustó el capítulo pronto leeremos lo que sucederá cuando Elroy se entere quien es la prometida de Anthony, mientras hay que aprovechar que ella misma sugirió adelantar la fiesta de compromiso. Gracias por leer hermosa, te mando un fuerte abrazo saludos y bendiciones.
lemh2001. Hermosa, muchas gracias por tu comentario me alegra mucho que te haya gustado el capítulo, la verdad tengo que confesar que agregué a última hora la visita al hogar de Ponny ya que alguien por ahí me comentó que le parecía muy aburrido cuando había escena del hogar de Ponny y no la había incluido pero un comentario de una lectora actual me animó a pensar qué podría haber pasado en ese lugar. Muchas gracias por leer hermosa. Saludos y bendiciones.
StephanySchreave. Hola hermosa tienes toda a la razón así es la vida y Mack pronto se dará cuenta que no tuvo oportunidad con el rubio y a pesar de que sus primos así lo querían no se le hizo a la chava. ¿Cómo que no tienes novio? no te preocupes hermosa cuando menos lo esperes vas a ver que vas a conquistar al amor de tu vida. La boda de Juan y María tuvo que ser relámpago porque ya casi casi se le salía el chamaco jajaja eso asustó al gatito y confesó su falta, vamos a ver si Annie no tendrá sobrino e hijo casi al mismo tiempo. Muchas gracias por continuar con la lectura hermosa, sé de tus obligaciones y aprecio mucho que te des tiempo para hacerlo. Te mando un fuerte abrazo amiga.
Gracias a todas y cada una de las lectoras que sé están al pendiente de la historia, gracias por sus comentarios, me alegra leer mensajes en otros idiomas ojalá que una aunque sea de cada país se anime a dejar un comentario para saber qué les parece la historia. Les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes. Dios las bendiga.
GeoMtzR.
