Bienvenidas al nuevo capítulo, espero sea de su agrado. Los personajes de Candy Candy no me pertenecen, sin embargo los tomé prestados un momento para realizar una historia para mi rubio favorito Anthony Brower, las situaciones y los nombres de los personajes complementarios son ficticias y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Es una historia clasificación M o sea para mayores de edad y para las personas que no se sienten incómodas con este tipo de relatos. Muchas gracias por seguirla bienvenidas y Comenzamos!

LEJOS DE TI

CAPÍTULO 23

ANTHONY DECIDE POR CANDY

La varonil y elegante voz de Anthony se escuchó por todo el salón, inundando los oídos de Candy quien sintió que su corazón latió más emocionado y acelerado al sentir las vibraciones de su voz en su piel con su sola presencia, aquella voz que ansiaba escuchar cada mañana, cada tarde, cada atardecer y que sonaba en sus oídos como una música celestial.

-¡Anthony! – Dijo Candy emocionada por verlo de nuevo. Anthony la recibió con el mismo gusto que ella le demostraba y con un abrazo fue con lo único que pudo expresarlo al estar presente sus suegros y la abuela de Candy.

-¿Qué sucede mi amor? – Preguntó a su novia al ver que los demás tenían una actitud incómoda y sabía que no era su presencia, ya que lo había notado mucho antes de hablar, sabía que era algo que habían mencionado ya que decían que él no estaría de acuerdo.

-Lo que sucede es que a mi nieta se le ha metido a la cabeza que quiere estudiar lo mismo que Andrea. – Dijo la Sra. Williams, demostrando que tampoco había estado de acuerdo con la decisión que había tomado su hija años atrás.

-¿Quieres estudiar medicina? – Preguntó Anthony con seriedad a Candy, esta se sintió tímida por expresar su deseo y Anthony esperaba su respuesta.

-No te preocupes Anthony, Candy sabe que al haber adquirido ya un compromiso contigo tú eres el que decide sobre ello. – Dijo Roxanne, ni Joaquín, ni Candy estaban de acuerdo con ello, se les hacía una manera de anular el pensamiento y los deseos de las mujeres. Anthony observaba a Candy fijamente a los ojos, esperando que fuera ella la que le dijera lo que deseaba. Tomó sus manos y le sonrió con dulzura.

-¿Qué es lo que quieres tú, Candy? – Preguntó tranquilamente, su mirada tierna viajaba por el rostro pecoso de su amada, quien lo miraba ansiosa y hasta un poco deslumbrada por su manera de mirarla.

-Quisiera estudiar enfermería. – Dijo tímida a su príncipe de las rosas, observando en sus ojos la respuesta, Candy sabía que medicina no era algo para lo que pudiera estudiar ya que nunca se había preparado para algo tan complicado y que requería tanto conocimiento y en realidad ella no había sido muy buena para la escuela. Anthony pudo ver en ella el anhelo de una súplica, una petición silenciosa que lo obligaba a responder.

Después de varios minutos de silencio a los cuales Candy creía que eran horas, mientras la Sra. Williams sonreía al pensar que Anthony le prohibiría aquella locura y bajo la mirada de Roxanne y el estudio que le hacía Joaquín respondió.

-Amor, yo no soy nadie para impedir que realices tus sueños. – Dijo por fin el rubio para alivio de Candy, quien lo miró con una expresión de alivio combinada con felicidad.

-¡Gracias! – Dijo a Anthony feliz, tentada a besarlo en agradecimiento, pero conteniéndose al saber que no sería prudente hacerlo.

-Te equivocas. – Dijo la Sra. Williams, se notaba que no estaba de acuerdo con las palabras del prometido de su nieta. – No puedes decir que no eres nadie, eres su futuro marido, tú decides en lo que estás de acuerdo o no. – Dijo necia aquella mujer que estaba tan chapada a la antigua igual que la vieja Elroy, no por nada tenían la misma edad y ambas se repelían de la misma manera.

-Con todo respeto Sra. Williams. – Dijo Anthony tranquilamente, Joaquín se acomodó para escuchar lo que tendría que decir a su suegra, sonriendo internamente esperando lo que tenía que decir su yerno. – Efectivamente estamos de acuerdo que seré yo el marido de Candy. – Dijo con una sonrisa dedicada a su prometida y buscando la manera de explicar su punto de vista sin ofender a la dama. – Pero el que ella sea mi esposa no la convierte en un objeto el cual pueda mover a mi antojo y tampoco es ese mi deseo, yo quiero una mujer a mi lado que piense, que decida por sí misma lo que está bien o lo que está mal. – Dijo seguro de sus palabras observando en cada momento de sus palabras a su hermosa novia. – Yo me enamoré de Candy cuando ella era libre y decidía sus propias acciones y es lo que más admiro de ella, su libertad, su independencia, sus ganas de salir adelante, de ayudar al necesitado. – Decía demostrando entusiasmo en sus palabras, las cuales se notaba que eran sinceras y verdaderas. Candy lo veía bastante enamorada, era la primera vez que escuchaba de la boca de su amado la razón la razón por la que se había enamorado de ella. Sus ojos brillaban emocionados al encontrarse con la mirada de su novio.

-Estoy completamente de acuerdo contigo. – Dijo Joaquín por primera vez pronunciándose delante de su suegra. – Cuando conocí a Roxanne, era una chica valiente, entusiasta y bastante noble y a veces muy ocurrente. – Dijo ante la pena de su esposa quien se había limitado en su comentario al saber que era muy ocurrente no solo a veces. - Justo igual a como es Candy, pero las circunstancias obligaron a cambiar su perspectiva y me alegra que tú estés de acuerdo en no coartar la libertad de mi hija, ya que pienso que tiene muchas cualidades y no solo de enfermera. – Dijo Joaquín demostrando no solo que estaba orgulloso de Candy, sino que compartía con Anthony la idea de que era un ser pensante e independiente, libre de tomar decisiones propias.

-Pero si es lo que a ella le apasiona yo estoy de acuerdo con ella. – Volvió a decir Anthony dirigiéndose a su suegro. – Mientras eso te haga feliz. – Dijo de nuevo a su novia, quien le sonrió con mayor admiración, convencida de que Anthony realmente era la persona que quería a su lado para toda la vida, segura que además de aquello que le apasionaba él era el único que la haría feliz. Roxanne sonrió con las palabras de su esposo y del rubio y se quedó observando al par de rubios que se veían tan ilusionados el uno por el otro.

Los adultos se retiraron para permitir que la joven pareja hablara a solas a pesar de que la Sra. Williams no estaba de acuerdo con la decisión de su nieta ya que sabía bien que a la vieja Elroy al igual que a ella no le simpatizaría para nada que Candy estudiara una profesión.

-Amor. – Dijo Candy a Anthony. - ¿De verdad estás de acuerdo en que yo estudie enfermería? – Preguntó una vez más para asegurarse si lo que había escuchado no era solo su deseo. Anthony la miró con una sonrisa tierna en sus labios.

-¿Me dejarás de amar si lo haces? – Preguntó acercándose a su rostro, aprovechando la soledad en la que los habían dejado.

-No… - Respondió Candy traviesa, mirándolo con coquetería jugando con su boca para provocarlo un poco más.

-¿Me dejarás plantado en la boda? – Preguntó de nuevo aún más cerca de ella, reaccionando al juego que se traía Candy con él.

-No… - Respondió Candy aún sin menos aire en sus pulmones, sintiendo la cercanía de su novio en su rostro, entrecerrando los ojos para poder enfocarlo bien.

-¿Cancelarías nuestro compromiso? – Preguntó de nuevo, pero esta vez no permitió que la rubia contestara y cerró su boca con un beso lento y húmedo, un beso que provocó el aceleramiento del corazón de la rubia. Candy se dejó querer con aquella caricia y Anthony la tomó por la cintura para atraerla incluso más a él, con la necesidad que nacía en su cuerpo por tenerla aferrada a él, con ganas de que nunca separaran y no tener que regresar a su casa después de cada visita.

-Jamás podría hacerlo. – Respondió Candy una vez que el rubio la soltó y le permitió volver a respirar. Anthony sonrió por sus palabras, maravillado de ver aquel brillo en sus ojos.

-Candy, sabes que te amo. – Dijo el rubio. Ella asintió. – Y soy capaz de hacer cualquier cosa por ti. – Dijo de nuevo. – Si tú eres feliz conmigo, yo soy feliz, pero si necesitas estudiar enfermería o cualquier carrera que te permita sentirte útil y realizada, yo con mucho gusto te apoyaré y estaré ahí cuando me necesites. – Dijo de nuevo. – Incluso si después de la boda decides dedicarte a ello, yo no te lo impediré. – Dijo con una sonrisa, besando sus manos en repetidas ocasiones. – Y si crees que para ti sería lo mejor estar solo a mi lado, adornando con tu presencia nuestro hogar y con ello te sientes feliz, también estoy de acuerdo. – Dijo con una sonrisa. Candy lo miró un tanto confundida.

-¿Prefieres que esté de adorno en nuestro hogar? – Preguntó sorprendida, pero ilusionada al mencionar y escuchar de la boca de su príncipe las palabras "nuestro hogar".

-Prefiero lo que tú prefieras, lo que te haga feliz, lo que necesites para sentirte una mujer útil y realizada. – Dijo sonriéndole con dulzura. – Eres una joven inusual Candy, no hay ninguna como tú y me gustas que seas así, libre e independiente, pero también que a veces seas aquella dama frágil y delicada que necesita que la acoja entre mis brazos para consolarla y amarla. – Decía enamorado, los ojos de Candy se abrieron sorprendidos y abrió sus labios para plantar un beso apasionado en su prometido, uno que los llevó de nuevo a tener la sensación de llegar más rápido a ese lugar prohibido que ansiaban ambos conocer juntos.

Besos y caricias compartidas eran las que en aquel salón se hicieron presentes una vez más, aprovechando la soledad que los acompañaba, disfrutando del amor juvenil que se tenían, demostrándose con sus labios cuanto se amaban y necesitaban, deseando ambos que llegara por fin aquel ansiado viaje de bodas.

Sus cuerpos se amoldaron uno encima del otro y pronto Anthony la tuvo encima de él, sintiendo a calidez de su cuerpo y la suavidad de la piel de sus piernas al atreverse a tocarlas por primera vez. El ruido a través de la puerta los hizo volver a su realidad, la cual estaba perdida en sus memorias. Ambos volvieron a acomodarse en el lugar que los habían dejado, sentándose con el corazón acelerado y las mejillas rojas a más no poder.

-Buenas tardes. – Saludó Andrea a ambos tórtolos, quienes al saber que era la tía volvieron a respirar un poco más tranquilos, sin embargo el rubor de sus rostros y el ligero respirar agitado que intentaban controlar los podía delatar de inmediato.

-Buenas tardes. – Respondió Anthony como todo un caballero, levantándose de su lugar para besar la mano de la joven que pretendía su tío. Andrea fue discreta con lo que se imaginaba sucedía ahí dentro.

-Candy, te traje unos folletos con la información que me pediste. – Dijo su tía. Candy se levantó para tomarlos y Anthony pudo ver que realmente le apasionaba aquel tema, así que él la apoyaría con tal de verla tan veliz como lo estaba en ese momento.

-¡Gracias! – Dijo emocionada, mostrando a Anthony la información que había en los folletos. Este los tomaba con interés para poder compartir con ella la alegría que se formaba en su rostro.

-¿Le dijiste a tu prometido? – Preguntó Andy. Candy asintió con una sonrisa. - ¿Y está de acuerdo? – Preguntó desconfiada ya que era normal que los caballeros se negaran a que sus próximas esposas se dedicaran a algo que no fuera diferente a las tareas del hogar. Anthony sonrió y Candy respondió a su pregunta.

-Él ha dicho que me dejará decidir. – Respondió Candy y Andy le sonrió a Anthony agradecida. Este a su vez correspondió a su sonrisa y Andrea no pudo evitar pensar en lo parecido que era a su tío, sonriendo de nuevo como boba al acordarse de él.

-¿Y Albert? – Preguntó de pronto, echándose de cabeza que era en lo que había pensado.

-¿No fue por ti? – Preguntó Anthony y Andrea negó. – Tal vez llega más tarde. – Fue lo único que se le ocurrió decir, sin embargo, Anthony sabía que Albert no había podido ir por los pleitos que había generado el rechazo del compromiso con Elisa. Andrea se despidió de ambos y Candy pudo observar el descontento en el rostro de Anthony.

-¿Sucede algo? – preguntó la rubia al ver como su semblante había cambiado al retirarse la mayor.

-¿Eh? –Preguntó distraído, sin voltear a verla, sin embargo Candy lo conocía muy bien y él no podía ocultar sus sentimientos tan fácilmente.

-Te has quedado muy serio después de que Andrea haya preguntado por Albert. – Dijo Candy presintiendo que algo andaba mal. Ya que desde que habían llegado de Lakewood Albert no había vuelto otra vez a visitar a su tía.

-Nada amor, no te preocupes. – Dijo para no alarmar a Candy, no sabía si sería buena idea hablarle a ella de la situación que atravesaba su tío.

-¿No confías en mí? – Preguntó la rubia logrando desarmar a Anthony con ella. ¿Qué si no confiaba en ella? Era la persona en la que más confiaba, incluso más que en su tío y sus primos, sin embargo aquel dilema no le pertenecía.

-No es eso amor, lo que sucede es que no es un problema mío. – Dijo alarmando a Candy quien ya se imaginaba algo malo.

-¿Albert, no está enamorado de Andrea? – Preguntó triste ante la posibilidad de que eso fuera posible, a pesar de que ella misma había visto la ilusión reflejada en los ojos de Albert cuando veía a su joven tía.

-No… ¿Por qué piensas eso? – Preguntó sintiéndose mal por la tristeza de su amada. – Albert ama a Andrea… y mucho. – Dijo por fin. – Desea traer pronto el contrato de matrimonio para presentarlo a tu abuelo. – Dijo ante la alegría de Candy, sin embargo la rubia pudo observar que Anthony no estaba muy feliz.

-¿Y qué está esperando? – preguntó sin poder evitarlo.

-A mi padre. – Respondió el rubio a su novia.

-¿Tu padre? – Pregunto Candy y Anthony asintió.

-Mi padre es el único que puede firmar el contrato matrimonial de Albert sin la firma de autorización de la tía abuela. – Dijo ante la sorpresa de Candy.

-Ella no quiere a mi tía para Albert. – Dijo triste, sabía que eso era normal con ella ya que sabía que Elroy no le tenía aprecio, pero su tía era una joven distinguida y hermosa y siempre lo había sido.

-No es eso. – Explicó Anthony. – Lo que sucede es que la tía abuela había firmado un contrato previo con… - Anthony calló por un segundo. – Con Elisa… - Dijo ante la mirada de interrogación que se formaba en los ojos de Candy.

-¿¡Con Elisa!? – Dijo Candy sorprendida y Anthony asintió apenado por aquel hecho que a pesar de no ser su culpa si se sentía responsable por haber rechazado él ese compromiso.

-La tía abuela firmó un contrato matrimonial con el Sr. Leagan, pero el tío no lo ha firmado, solo falta su firma para hacerlo válido. – Dijo Anthony. – Pero él no lo firmará. – Volvió a decir para calmar la angustia de su novia.

-Pero la Sra. Elroy tampoco firmará para que se case con mi tía. – Dijo Candy con temor, sabía del poder que Elroy mantenía en la familia Ardlay y en la de los Leagan.

-Por eso necesita que llegue mi padre. – Dijo Anthony tranquilamente, sabía que ya no era necesaria la voz de Elroy. – Con su firma y la de Albert no es necesaria la de la tía abuela, además de que Stear, Archie y yo firmaremos a favor de Albert y Andrea. – Explicaba con paciencia para que su novia entendiera que tenían las de ganar.

-¿Pero no habrá algún problema con el Sr. Leagan? – Preguntó de nuevo la rubia.

-Tal vez solo por el rechazo de su hija, pero no legalmente ya que Albert nunca firmó. Al ser mayor de edad se requiere su firma. – Explicó de nuevo con una sonrisa que Candy correspondió más tranquila.

-¿Tú firmaste nuestro contrato? – Preguntó con una sonrisa diferente, una sonrisa más coqueta que cambió la mirada del rubio al notar el brillo que desprendían los verdes de Candy.

-Dos veces. – Dijo bromeando un poco con ella. – También Albert y la tía abuela, y es por eso que tu padre lo guarda bajo llave para que nadie se lo robe. – Dijo coqueto ante la sonrisa de su novia. Una sesión atrevida de besos volvió a aquel salón, saboreando una vez más la boca, el cuello y los hombros de su pecosa, atreviéndose Anthony a hacer a un lado su ropa para lograr su cometido, descubriendo los hombros de la pecosa para poder sentir la suavidad de su piel bajo sus labios.

Las caricias de los rubios poco a poco comenzaban a avanzar y a pesar de que siempre se quedaban con ganas de más era mayor el temor de Candy y la cordura de Anthony, ello los regresaba de nuevo a la tierra.

-Ojalá pronto arregle Albert su situación, no quiero que Andrea sufra por él. – Decía Candy intranquila una vez que sabía debían parar sus demostraciones de amor.

-No te preocupes amor, eso no sucederá- Dijo Anthony seguro que su tío como siempre tenía todo bajo control.

La despedida de aquella tarde fue especial ya que habían compartido temas que jamás habían tocado entre ellos, así como caricias más atrevidas y candentes se habían realizado, ambos más felices y compenetrados que nunca, seguro de que el amor que se tenían estaba por encima de todo, la confianza que Anthony depositaba en ella era muy grande, así como la admiración que Candy desarrollaba por él, ambos se habían conocido más que aquel año de su infancia en donde juraban morir uno por el otro y que por su inocencia y romanticismo su amor en el contrario había permanecido por años, pero ambos podían comprobar que ese amor inocente y puro no era ni la quinta parte de lo que representaba ahora, ya que ambos se habían enamorado a tal grado que sus almas se habían compenetrado hasta formarse una sola.

-Mañana iré a buscar a mi amigo Terry. – Dijo Anthony con emoción. Candy lo observó con una sonrisa un tanto triste ya que deseaba verlo. - ¿Quieres venir conmigo? – Preguntó ilusionado ya que también él deseaba estar con ella y sobre todo quería presentar a su amigo a su hermosa prometida.

-¿De verdad? – Preguntó Candy ilusionada por la invitación. Anthony asintió con una sonrisa tan espectacular que Candy no pudo decir que no, de hecho se daba cuenta que nunca podría decirle que no a tan guapo caballero.

-De verdad, quiero que conozcas a mi amigo. – Dijo seguro. – Pero tengo que advertirte que es un conquistador de primera. – Dijo a modo de broma. – Y tiene muchas admiradoras, tal vez ahora más que en el Colegio. – Agregó con una sonrisa, recordando las peripecias que su amigo había sorteado por un par de faldas.

-¿Y usted joven Brower? – Preguntó Candy con unos ojos coquetos que dejaron a Anthony sin habla, para rendirse de nuevo a sus pies. - ¿Usted no era un conquistador en el colegio? – Preguntó jugando con su corbata mientras se acercaba a su cuerpo para que él la tomara por la cintura. Anthony la veía embelesado, el brillo de sus bellos ojos verdes lo tenía realmente cautivado. - ¿Cuántas chicas dejó enamoradas en Londres? - Preguntó de nuevo. Anthony sonrió por sus preguntas.

-¿Celosa mi amor? – Le preguntó como respuesta a ellas, un tanto divertido por la manera en la que lo interrogaba.

-La verdad sí. – Respondió Candy para sorpresa del rubio, quien no pensó que su amada podría celarlo de esa manera, mucho menos cuando él creía nunca haberle dado motivos para hacerlo.

-No tienes por qué estarlo. – Dijo Anthony muy cerca de su rostro. – Mi amor, mi corazón y mis pensamientos son solo tuyos Candy. – Le dijo meloso, besando con besos cortos su rostro. Candy sonrió por las cosquillas que le provocaba con sus caricias.

-Pero tal vez tuviste muchas enamoradas en el colegio. – Dijo Candy haciendo un tierno puchero. Anthony pensó que no podía ser más adorable con su gesto.

-Tal vez. – Respondió a sus palabras, y los ojos de Candy se abrieron por sorpresa ante la sonrisa traviesa de Anthony. Candy se cruzó de brazos al saber que la ponía a prueba.

-¡Hablo en serio! – Dijo cruzada de brazos y dándole la espalda. Anthony sonrió y la abrazó por la cintura para acercarse a su cuello y darle un húmedo beso para después viajar a su oído y responderle.

-Lo sé mi amor, pero también es en serio cuando te hablo de mi amor por ti, de lo enamorado que me tienes pecosa, me tienes loco mi amor. – Le decía cerniendo sus manos más a su cuerpo y besando con verdadero deseo el cuello y nuca de su novia. – Si hubo alguna joven o más interesadas en mí no me importa, ninguna de ellas logró traspasar las barreras que mi corazón levantó para resguardar tu amor, tú eres la única que supo atravesarlo y has sido la única que ha sabido mantenerse ahí, muy profundo mi amor. – Decía con una voz cargada de deseo y amor, una voz que provocaba que los sentidos de Candy se descontrolaran de nuevo y se volteara ansiosa para ofrecer su boca una vez más, abrazando del cuello a su prometido para acercarlo más a ella. Anthony aprovechó para besar sus labios apasionadamente, incluyendo su lengua en el acto, paseándola por dentro de la boca contraria para dejar su rastro en ella, quería fundirse en ella, sentía que los besos ya no eran suficientes para tranquilizar las ganas que tenía por ella, sin embargo era tanto su amor que terminaba por controlarse para no poseerla ahí mismo en el jardín donde se estaban despidiendo.

-Yo también te amo tanto mi amor. – Dijo Candy completamente enamorada y cautivada por las palabras de amor recibidas. – Siempre has sido mi príncipe, el chico que me salvó tantas veces, que me defendió de muchas maneras y eres el hombre que me conquistó por su manera de ser, por su valentía, honradez y cada minuto que pasa, cada segundo mi amor y mi admiración por ti va en aumento. – Decía con las emociones a flor de piel sincera igual que el rubio en sus palabras. Anthony besó su frente con suma ternura.

-No sé qué hice para ganarme tu amor princesa, lo único que sé es que no sé qué haría si un día lo perdiera. – Dijo estrechándola a su pecho mientras emitía un suspiro largo y profundo.

-No me perderás mi amor, ni aunque me perdieras a mí mi amor trascenderá en el tiempo por ti. – Le dijo con una sonrisa sincera. Anthony la vio a los ojos convencido de sus palabras y Candy pudo constatar en sus azules que él estaba en la misma sintonía que ella.

-El mío igual princesa, el mío igual. – Le dijo para besarla de nuevo. - ¿Te veo mañana? – Preguntó minutos después ilusionado por que llegara el siguiente día.

-Te veo mañana mi príncipe de las rosas. – Respondió Candy una vez más para despedirse completamente de él, quien pronto subió al automóvil que llevaba y se perdió por el sendero de la mansión.

Anthony llegaba bailando y caminando entre nubes a la mansión y para suerte de él solo sus primos lo habían observado.

-Otro. – Dijo Stear con una sonrisa de lado. Anthony lo miró confundido. – Así llegó mi hermano la noche que… charló con Annie. – Recalcó para no hablar algo que todos entendían.

-Candy y yo también charlamos. – Dijo Anthony con travesura a sabiendas que sus primos tal vez lo mal interpretarían.

-¡Anthony! ¿¡Pero como se te ocurre!? – Preguntó Stear jalándolo de la habitación seguido por Archie. - ¿Qué no sabes lo que puede hacerte De la Garza si se entera que has "charlado" con su hija? – Preguntó alarmado. Archie miraba a su hermano fastidiado por los reclamos que le había hecho por su atrevimiento, pero llamando a su entrega como una "charla" como si fuera una plática normal entre dos personas.

-No le veo nada de malo, además el mismo De la Garza estaba presente al comienzo de la charla.- Dijo Anthony continuando con su juego.

-¿Pero cómo es posible que…? – Preguntó el inventor cayendo rápidamente en cuenta que su primo se burlaba de él. – Ja-ja, muy gracioso. – Dijo el inventor aventando un cojín al rubio quien no pudo evitar soltar una carcajada por la broma hecha al guapo chico de anteojos.

-Stear por favor, ¿No te has dado cuenta? Eso de llamarle "plática" o "charla" no es buena idea. – Decía Archie quien se había dado cuenta desde un principio que Anthony se burlaba de él.

-¿Y cómo quieres que le diga? – Preguntó Stear confundido. – Irse a la cama temprano, jugar al papá y la mamá, hacer cosas de adultos, ¿mover la cama? En tu caso maltratar el césped. – Dijo Stear provocando la risa de Anthony y el descontento de Archie. - ¿Copular? – Volvió a decir un poco más atrevido.

-¡Se llama hacer el amor! – Dijo Archie bastante enamorado, dejándose caer a la cama de su hermano para dejarse llevar una vez más por el recuerdo de la experiencia realizada. – Fue tan maravilloso tener a Annie de esa forma. – Decía perdido en el techo. Anthony lo miraba confundido, pero entendía hasta cierto punto lo que decía, ya que había experimentado algunas sensaciones de placer al besar a Candy, así que imaginaba que formarse uno con el ser amado debía ser verdaderamente maravilloso y hasta cierto punto envidiaba a su primo porque él ya había compartido aquella experiencia con su amada, aunque no envidiaba el lugar donde lo había hecho.

-¡En mi cama no Archie! – Dijo Stear desesperado al ver que su hermano seguramente estaba recreando en su mente aquel momento. Anthony continuaba riendo por la relación de aquel par.

-¿Qué pasa Stear? ¿Acaso tú no has pasado más allá de tomar la mano de Patty? - Preguntó poniendo entre la espada y la pared a su hermano, ya que a pesar de haber compartido uno que otro beso tierno y alguna caricia inocente de ahí no habían pasado.

-Eso es privado Archie. – Dijo cambiando su semblante por uno más serio.

-Vamos Stear. – Dijo ahora Anthony. - ¿Nunca has dado un beso a Patty? – Preguntó curioso ante la mirada nerviosa de su primo mayor.

-¡Por supuesto que sí! – Dijo nervioso. – Muchos. – Respondió inquieto.

-En la mejilla no cuenta. – Dijo Archie molestándolo de nuevo.

-¡Ya sé que en los labios! – Dijo Stear volteando a ver a su hermano con molestia. Anthony sonrió porque le causó ternura la reacción apenada de su primo.

-¿Sucede algo malo Stear? – Preguntó de nuevo el rubio y Archie puso atención a la seriedad con la que Anthony hacía la pregunta.

-No. – Respondió Stear suspirando. – Lo que sucede es que no me parece que Archie ande presumiendo lo que hizo como si fuese un logro. – Dijo seriamente sin voltear a ver a ninguno de los dos.

-No lo estoy presumiendo. – Dijo Archie levantándose de la cama para defenderse. – Solo estoy diciendo que no me parece que minimices lo que tuve con Annie con una "charla" como si fuese cualquier cosa. – Dijo el elegante y buen mozo joven.

-No es por eso. – Dijo Stear. – Digo eso por la pena que me da decirlo incluso frente a ustedes. – Decía intranquilo.

-Stear, lo que Archie dice de su relación con Annie es normal, pero también es normal que tú te apenes de comentarlo. – Dijo Anthony respetando la timidez de su primo.

-No es eso Anthony. – Dijo frustrado como si tuviera algo en su corazón que no podía decir.

-¿Entonces? – Preguntó de nuevo el rubio y Stear lo miró apenado.

-¿Tienes envidia Stear? – Preguntó Archie a modo de broma.

-¡Sí! – Dijo de pronto. - ¡Digo no! – Respondió nuevamente.

-Tranquilo Stear. – Dijo Anthony. – Puedes confiar en nosotros. – Dijo mirándolo fijamente a los ojos.

-¿Sí o no? – Preguntó Archie insistente.

-¡No! Lo que pasa es que no puedo creer que te hayas atrevido a llegar tan lejos con Annie, ella tan seria, tan tímida, igual que Patty. – Decía con la atención de todos. – No creo que Patty permitiera que yo llegar más allá de un beso o una caricia inocente en su rostro. – Dijo de nuevo, Anthony sonrió al igual que Archie.

-Stear, no creo que lo que sucedió con Archie haya sido planeado. – Dijo Anthony. – Mucho menos que lo hayan pensado, de lo contrario no hubieran terminado solos en el jardín. – Dijo de nuevo, ya que él tenía una idea más clara que Stear de que al estar tan entusiasmados era difícil contenerse.

-Es verdad Stear. – Dijo Archie. – Yo amo a Annie y a pesar de no estar arrepentido de haberla amado me hubiera gustado que hubiera sido en un lugar diferente. – Decía Archie suspirando. – La verdad es que la confesión de aquella noche nos sobrepasó a ambos, sobre todo a Annie quien tenía la necesidad de olvidar todo lo que provocaba saber su origen y se abandonó a mis caricias, yo respondí no solo por lo que despierta en mí, sino también por la necesidad de hacerla olvidar ese dolor. – Decía sincero, su primo y su hermano lo escuchaban con una idea más clara de lo que había propiciado aquella entrega. – Aunque le provoqué otro tipo de dolor. – Dijo tímido captando la atención de ambos, sobre todo la de Anthony.

-¿A qué te refieres? – Preguntó el rubio curioso al último comentario que le había despertado duda.

-A que nadie nos enseña o siquiera nos explica lo que es hacer el amor a una dama. – Dijo Archie mirando al rubio a los ojos. – Nosotros no tenemos la experiencia o la inducción a cómo actuar o como abordar a una chica, menos cuando esta es pura e inocente. – Dijo refiriéndose a Annie. – Las jóvenes viven en un mundo romántico e idílico y piensan que todo es sentir cosas bonitas con tu pareja, pero llegado el momento de la primera vez te das cuenta que nadie te dijo cómo hacerlo o que hacer para no lastimar a lo que más amas. – Decía intentando explicar a los jóvenes lo que había acontecido en aquella noche, a pesar de que les había confesado donde había llevado a cabo su acto no había ido más allá de ello, pero ver a su hermano tan confundido lo hizo hablar un poco de más.

-¿A qué te refieres Archie? – Preguntó Anthony de nuevo.

-A que todo es maravilloso al principio, cuando exploras y reconoces el terreno que pisas, pero cuando llega el momento de culminar en ella es bastante doloroso si no tienes cuidado. – Dijo recordando el rostro de Annie cuando hubo robado su inocencia. – Yo fui muy torpe por Annie la primera vez. – Dijo Archie apenado a ambos chicos.

-¿Cómo que la primera vez? – Preguntó Stear sorprendido. - ¡No quedaste en que ya no volverías a hacer nada hasta el día de tu boda! ¡Prometiste dejar al pequeño Archie encerrado en el lugar que le corresponde! – Decía Stear sorprendido.

-¡Me refiero a la segunda vez esa noche! – Dijo Archie en su defensa.

-¿Se puede más de una vez? – Pregunto Stear. Anthony negó al tampoco saber ese hecho. Archie negó.

-Lo puedes hacer las veces que quieras. – Dijo Archie sonriendo. – Pero hay que dejar pasar un tiempo entre uno y otro encuentro. – Decía de nuevo. – Pero eso sí, les aconsejo que la primera vez con sus prometidas sean pacientes, no se desesperen y quieran robar su virginidad de un solo movimiento. – Dijo un poco apenado. – Porque les aseguro que no será cómodo para ninguno de los dos. – Volvió a decir realmente apenado, rascando su nuca por la pena que sentía al revelar este dato.

-Eso si alguna vez lo hago con Patty. – Dijo Stear con queja. Anthony lo miró sonriendo.

-¿Por qué lo dices? ¿Tienes problemas con Patty? – Preguntó el rubio.

-No sé si sea un problema, pero después de saber que María estaba embarazada y de la repentina boda de Annie y Archie, Patty teme hasta que le tome la mano. – Decía con frustración recordando como Patty había cambiado de pronto la manera en la que permitía que él la tocara.

-¿Sabes que con eso no hay riesgo de embarazo no? – Preguntó Archie a Stear.

-¡Por supuesto que lo sé! – Decía angustiado. - ¿Pero qué pasa si ninguno de los dos podemos controlarnos? – Preguntaba como si estuviese en una crisis existencial.

-Siempre es difícil si pasas de una línea sin retorno Stear. – Dijo Anthony mirándolo fijamente.

-¿Acaso Candy y tú? – Preguntó Stear sorprendido. Archie también esperaba su respuesta. Anthony negó sonriendo como bobo.

-Por supuesto que no. – Respondió. – Pero les confieso que es difícil a veces no avanzar más allá. – Dijo sincero. Archie asintió ya que él lo sabía perfectamente. – Lo importante es que tú y Patty estén conscientes de ello, así que no creo que pase nada malo si comparten algo más allá de una sonrisa tierna. – Dijo a modo de broma el rubio. Stear lo empujó en respuesta comenzando a reír por lo dicho por su primo.

-Así es hermano, solo mantén al pequeño Stear en su lugar. – Dijo regresándole a su hermano el comentario que le había hecho a Anthony días atrás y a él momentos antes. Stear le sonrió de lado con travesura.

Los tres chicos continuaron su plática de manera más relajada, intercambiando opiniones y maneras de ver las cosas, nunca ninguno de los tres se había atrevido a hablar sobre temas tan íntimos entre ellos y mucho menos que implicara a la dama que amaban, sin embargo comprendían que aquella plática que habían tenido entre los tres les había resultado de manera benéfica, ya que entre los tres fue mucho más sencillo resolver las dudas que habían surgido acerca de la intimidad con una dama y Archie había sido el que más había aportado su experiencia, sabía bien que lo que diría entre esas cuatro paredes no saldría de ahí por nada del mundo.

Continuará…

Hola hermosas, espero que no se sientan ofendidas con la manera en la que antes de tomaba el papel de la mujer, recuerden que es una historia de principios del siglo XX y que si bien las cosas ahora han cambiado en esa época las cosas eran mucho más cerradas especialmente con la mujer, sin embargo mi intención no es provocar una lucha de feminismo o machismo ya que pienso que todos los extremos son negativos. Muchas gracias por su comprensión, les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes.

Julie-Andley-00. Hola hermosa, no entiendo tampoco por qué no me llegan a veces tus comentarios, pero sé que lees la historia en cuando publico, muchas gracias por tomarte el tiempo de hacerlo. Me alegra que te haya gustado el capitulo anterior, espero este también sea de tu agrado. Te mando un fuerte abrazo amiga.

Rose1404. Hola hermosa, buenas noches para ti, espero que estés muy bien, yo estoy bien gracias por preguntar y por tus deseos, me alegra mucho que te haya gustado el capítulo anterior, espero este también sea de tu agrado. Te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.

Cla1969. Ciao bella, spero che tu stia molto bene. Ho usato il traduttore sulla pagina ed è stato un errore, poiché traduce alcune cose in modo errato e quello che stai cercando di dire è frainteso, ma quando ho usato il traduttore di google tutto è stato chiarito, spero che tu non abbia quel problema quando hai letto la storia. Grazie mille per avermi lasciato il tuo commento e soprattutto per aver letto, ti mando un grande abbraccio, saluti e benedizioni.

Aminaabud. Jajajajaja hermosa! me encantó tu respuesta! es bueno que te hayas deschongado de esa manera jajaja yo también comí pozole es día, me puse a hacerlo ya que me pidió una de mis hijas, todavía hasta ayer me pidió lo último que quedó. Que bueno que solo fue eso tu exceso y que te sigas cuidando. Te mando un fuerte abrazo amiga, saludos y bendiciones.

TeamColombia. Hola hermosas, espero les haya gustado este capítulo también, les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes, gracias por sus buenos deseos y sobre todo por dejar su comentario y tomarse el tiempo de leer. Dios las bendiga.

Mayely León. Hola hermosa, ¿Cómo estás? Fíjate que no tengo aún el final de la historia y no puedo decirte aún en qué capítulo terminará ya que me metí con muchos temas que creo yo todas querrán saber en qué terminan así que todavía no sé cuantos capítulos le faltan tal vez 10, ya sabes que no me gustan que sean muy largas. Te mando un fuerte abrazo hermosa y gracias por leer.

Lemh2001. Hola hermosa! Fíjate que quise que Candy tuviera su profesión a pesar de que la inició en diferente tiempo y en condiciones diferentes, intento recrear los sucesos que pasaron en la historia pero de diferente manera. Muchas gracias por seguir fiel a la lectura, te mando un fuerte abrazo hermosa, saludos y bendiciones.

María José M. Hola hermosa, ya te había puesto falta en varios capítulos, ya te extrañaba, pero me alegra que te hayas mantenido leyendo la historia, eso es bueno así no te atrasas. Gracias por comentar y no te preocupes yo espero tus comentarios cuando tengas tiempo de hacerlo. Saludos y bendiciones!

Leidy. Hola hermosa, gusto de leer tu comentario, gracias por leer hermosa. Te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.

Muchas gracias a todas las chicas que leen y que están al pendiente de la historia, les mando un fuerte abrazo a todas ustedes.

GeoMtzR.