Hola hermosas, bienvenidas al nuevo capítulo, espero sea de su agrado. Los personajes de Candy Candy no me pertenecen, sin embargo los utilizo para escribir una historia en la cual no busco fines de lucro, simplemente lo hago por entretenimiento propio y para la gente interesada en leerla, esta historia no es para menores de edad ni para personas que se sienten incómodas con relatos de tipo adulto, esta clasificada M, así que te pido si no tienes la edad suficiente para leer o te sientes incómoda con este tipo de lectura por favor te retires, de lo contrario eres bienvenida para leer y comentar. COMENZAMOS!
LEJOS DE TI
CAPÍTULO 24
CANDY CONOCE A TERRY
Al día siguiente Anthony llegó temprano por Candy, sabía bien que Terry llegaba esa mañana y quería sorprenderlo así como él le había dicho que tenía una sorpresa que darle. Candy como siempre al haberse levantado un poco tarde, se apresuraba a vestirse para poder recibir a tiempo a su prometido, quien se mantenía en el salón principal de la mansión Williams acompañado por Roxanne y Joaquín.
-Dime Anthony ¿Cómo se ha portado Liam? – Preguntó Joaquín a su yerno, sabía que aquel hombre se había instalado por fin en la mansión de los Leagan pero que no salía de la mansión Ardlay.
-La verdad hasta el momento no ha intentado nada fuera de la estafa que creemos pretendía con el Sr. Britter. – Respondió Anthony atento con su suegro.
-¿No sabe que estamos aquí en Chicago? – Preguntó de nuevo.
-Por lo que a nosotros respecta no hemos comentado con nadie que están aquí, pero no podemos mantenerlo vigilado como quisiéramos ya que se fue con los Leagan. – Dijo de nuevo el rubio, demostrando que a él también le causaba frustración aquel detalle.
-Por eso no te preocupes, Felipe se está encargando de ello. – Dijo seguro de que su fiel hombre lo tendría bien vigilado día y noche. - Lo que no me explico es por qué no ha dicho a los Leagan que Candy es la joven que ellos enviaron a México. – Dijo Joaquín aún confundido con ello, sabía que debía tener un propósito ya que Liam nunca actuaba sin motivo.
-Yo tampoco, pero creo que está esperando algún beneficio de ello. – Dijo Anthony imaginándose que un hombre como aquel no hacía nada con un buen fin sin esperar nada a cambio.
-¿Qué beneficio podría sacar de ello? – Preguntó Joaquín intrigado.
-Instigar para que la tía abuela se oponga a nuestro compromiso. – Dijo Anthony. Joaquín puso atención igual que Roxanne quien estaba muy atenta a la conversación que mantenía su esposo y su yerno.
-Pero ella ya firmó. – Dijo Roxanne. – Joaquín tiene los papeles bajo su custodia. – Dijo de nuevo inquieta, no quería que nadie interfiriera con la felicidad de su hija.
-Por eso no hay problema. – Dijo Anthony. – Lo que yo pienso que eso sería la jugada de Liam para obtener dinero. – Dijo de nuevo, expresando lo que pensaba que haría aquel tipo.
-¿Dinero? ¿De qué manera conseguiría dinero? - Pregunto un poco intrigado con lo que decía Anthony.
- La verdad no lo sé, pero me inquieta mucho la relación con la tía abuela, la complace en todo y ella hace todo lo que él le pide, tal vez intente quedarse con la fortuna que le corresponde a ella. - Dijo analizando mejor las cosas.
-De ser así podría obtener acceso a tu herencia. - Dijo pensativo Joaquín entendiendo lo que Anthony temía, estando de acuerdo con él. Anthony asintió al ver que su suegro lo comprendía.
-Solo al dinero que me dejó mi madre ya que está ligado al de la familia, el de mi padre está en un fideicomiso aparte, pero él no lo sabe, ese es uno de los motivos por los que la tía abuela no tolera a mi padre. - Explicó el rubio de nuevo ya que Vincent nunca había querido unir su herencia a la de su esposa simplemente por el hecho de que no confiaba en Elroy.
-¿Y la dote de Candy? ¿La unificarás con la herencia de tu padre? - Preguntó confiando en el buen juicio de Anthony, él asintió.
-Ese es mi propósito, sino corremos el riesgo de que Liam se quede con todo. - Dijo a sabiendas que la herencia de su madre corría peligro, pero confiaba que pronto atraparían a ese desgraciado.
-Puede ser que sean sus intenciones, a pesar del rendimiento del rancho "Los Buitres" Liam no es el dueño, así que dudo que su fortuna ascienda a mucho. – Dijo Joaquín, reconociendo que todo lo que aquel desgraciado buscaba era un beneficio económico.
-Además, nos hemos dado cuenta que tiene un don especial en manipular a la tía abuela. – Dijo de nuevo Anthony, reconociendo que aquel hombre les llevaba mucha ventaja a los Leagan con respecto a eso.
-Entiendo. – Dijo Joaquín pensando en sus palabras.
-¡Lista! – Dijo Candy una vez que bajó para reunirse con su prometido, quien vestía un hermoso vestido rosa con holanes a vuelo, con un escote prominente que descubría de lado a lado sus hombros, las mangas bajaban en un par de mangas abultadas para ceñirse a su antebrazo, se ajustaba al frente con un moño discreto y el sombrero del mismo color del vestido la hacía lucir más adorable, mientras sus rizos caían discretos al frente de su rostro y los demás descansaban sobre su espalda. Joaquín carraspeó para sacar a Anthony de su trance.
-Hola hermosa. – Fue lo único que pudo decir ante la risita de Roxanne y la pena del príncipe de las rosas. Candy extendió su mano para que Anthony la tomara y le diera un beso en su dorso a modo de saludo, este así lo hizo observando en su delicada mano el anillo que le había otorgado como promesa de matrimonio, rectificando así una vez más que aquella hermosa imagen frente a él no era una ilusión de su mente.
-Bien tortolitos. – Dijo Roxanne sacándolos ahora a los dos de aquella burbuja que caían de nuevo. – Espero no tarden mucho. – Dijo de nuevo, ya que sería la primera vez que saldrían a solas en la ciudad sin el cuidado de alguien y eso no era muy bien visto por la sociedad de Chicago.
-De hecho quería pedir su autorización para llevar a Candy a comer a algún restaurante. – Dijo Anthony a ambos adultos. Joaquín sonrió y observó a su esposa.
-Muy bien, tienes nuestro permiso. – Dijo Roxanne con una sonrisa que demostraba la confianza en él.
-¡También un helado! – Dijo Candy emocionada por estar fuera con su novio por más tiempo. Anthony sonrió con la reacción infantil de su novia.
-También un helado, princesa. – Dijo a su novia con una sonrisa y sus padres asintieron.
-No la traigas noche. – Dijo Joaquín sonriendo ya resignado a que su hija pasara todo el día fuera con su prometido, después de todo no era solo su novio, sino que ya era oficialmente su prometido a pesar de que no había sido anunciado aún.
-Se lo agradezco Don Joaquín. – Dijo Anthony con el respeto que aquel hombre se merecía y este le sonrió con verdadero afecto.
Ambos jóvenes enamorados salieron de la mansión, Candy tomada del brazo de Anthony y este mismo llevándola orgulloso ante todos. Roxanne y Joaquín suspiraron al verlos alejarse por el camino que llevaba a la salida de la mansión.
-Qué bonita pareja hacen. – Dijo Roxanne con una sonrisa tierna.
-Tienes razón amor, recuero cuando éramos tú y yo los que salíamos a tomar un helado. – Dijo sonriendo al recordar aquella época, una que si no estaba muy lejana para ellos así lo era al ver que ahora su joven hija era la encargada de vivir esa felicidad que se anunciaba en el ambiente.
-Lo que me recuerda que hace mucho tiempo que no salimos solos. – Dijo Roxanne traviesa al ver la cara de picardía que ponía su marido.
-Eso tiene solución. – Dijo Joaquín sonriendo coqueto a su esposa, viéndola maravillado por su belleza, no había querido reclamar que su falta de paseos solitarios había sido por la tristeza que los había embargado, pero ahora que había recuperado a la joven que lo había enamorado siendo un adolescente, quería aprovechar cada segundo a su lado, así que aprovechando que Candy había salido con Anthony, que Andrea estaba en el hospital y que sus suegros habían salido, tomó a sus esposa en brazos y la llevó escaleras arriba específicamente a su habitación.
-¿Qué no íbamos por un helado? – Preguntó coqueta, abrazándolo por el cuello mientras sus bellos ojos azules se fundían con los verdes de él, quien la miró con travesura por la pregunta hecha.
-Eso puede esperar un poco. – Dijo de la misma forma que le había hablado ella. – Primero quiero estar un poco a solas con mi bella esposa. – Dijo besándola en los labios para recostarla en la cama y amarla una vez más. Hacerla su mujer era lo que más amaba Joaquín y ella se dejaba llevar por sus fuertes brazos que la aprisionaban y la llevan al abismo mismo del placer.
Albert por su lado seguía inquieto por lo sucedido con Elisa quien lo evitaba cada vez que pasaba cerca de él o compartían la mesa, Elroy seguía sin hablarle y a pesar de que eso no le preocupaba si le preocupaba haber lastimado a la pelirroja.
-Elisa. – Le llamó una vez que la tuvo cerca. Elisa se detuvo tensa con su llamado. - ¿Podemos hablar un momento? – Preguntó Albert dispuesto a poner las cartas sobre la mesa. Elisa asintió sin responder o verlo directamente de frente, cosa que apenaba más a Albert al saber que la había ofendido bastante.
-¿Tú dirás? – Preguntó una vez que habían entrado al estudio de Albert, este le indicó que tomara asiento a lo que ella se negó, obligándolo a permanecer de pie frente a ella.
-Siento mucho si te he ofendido con mi decisión. – Dijo refiriéndose a que no estaba dispuesto a casarse con ella.
-No me ofendiste. – Dijo altiva, altanera como era ella.
-Pienso que ambos tenemos derecho a casarnos con alguien que realmente amemos. – Fueron las palabras que salían de la boca del patriarca, buscando la manera de explicar bien su posición.
-¿Tú estás enamorado? – Preguntó Elisa queriendo saber si había un motivo diferente a su rechazo. Albert la pensó por un segundo, sin embargo negó recordando las palabras que le había dicho Anthony y que desconfiara de Elisa.
-Aún no. – Respondió tranquilo aparentando que era verdad lo que decía. – Pero creo que tanto tú como yo tenemos derecho a elegir por decisión propia. - Dijo de nuevo captando la atención de Elisa.
-Yo tampoco creo que sea bueno obligar a alguien a casarse y ya ves Anthony lo hará. – Dijo evidenciando el coraje que tenía por aquella decisión que había tomado el rubio menor.
-La decisión que tomó Anthony es algo que solo a él le compete. – Dijo sin querer decir más de aquel compromiso, comprendiendo Albert que Elisa tenía sentimientos hacia su sobrino. – Lo importante es que ambos estamos de acuerdo en que no es bueno para ninguno de los dos casarnos. – Dijo a Elisa quien lo miró fijamente.
-Tienes razón, pero ni mi madre, ni la tía abuela piensan lo mismo. – Dijo recordando al patriarca que ambas mujeres insistían con aquella boda.
-Yo convenceré a la tía abuela, y si quieres hablaré con tu madre. – Dijo tranquilo. Elisa sonrió por su ofrecimiento.
-Yo hablaré con mi madre. – Dijo Elisa de nuevo.
-¿Estás segura? – Preguntó Albert no muy convencido de ello.
-Sé cómo manejarla. – Respondió Elisa segura. Albert asintió y acepto confiar en la pelirroja al saber que ella tenía sentimientos por Anthony y no por él, además que la veía resignada a no intervenir en el compromiso del menor.
Elisa se retiró del despacho después de pasar un buen rato hablando con Albert, cuando salió sonriente del lugar los ojos de Sara se iluminaron al ver que Albert besaba la mano de su hija con bastante atención, lo que provocó que la alcanzara de inmediato a su habitación.
-¡Elisa! ¡Hija! – Decía feliz entrando sin tocar siquiera la puerta de la habitación que le correspondía en la mansión Ardlay a su hija.
-¡Mamá! – Refunfuñó Elisa al asustarse por la repentina visita de su madre. -¿¡Qué es lo que quieres!? – Preguntó molesta, seguía enojada por la manera en la que su madre insistía sobre el mismo tema.
-¿Qué te dijo William? ¿Ya lo convenciste? – Preguntó ansiosa una vez más, mientras esperaba la respuesta de la susodicha.
-¡Ya te dije que no me casaré con él! – Dijo Elisa molesta una vez más.
-¡Elisa! ¡Entiende lo beneficioso que sería esa boda para nuestra familia! – Dijo Sara de nueva cuenta.
-¡Pero él no me quiere! ¡Y yo no lo quiero a él! - Decía Elisa defendiendo de nuevo su punto de vista.
-¡No entiendo tu negativa! Días atrás no te importaba casarte con él, es un joven rico, guapo y sobre todo lleno de salud, vigoroso. – Decía Sara con un brillo especial en sus ojos.
-¡Pero no me ama! – Decía Elisa para que su madre comprendiera su posición. – No me quiere, entiéndelo. – Decía con insistencia, sin embargo la mirada de Sara era la clara evidencia que no le importaba ese detalle.
-¿¡Qué importa!? ¡Lo que importa es que seas su esposa y por consiguiente tengas acceso a su dinero! – Elisa rodó los ojos antes las palabras de su madre.
-Es humillante que tenga que arrastrarme para que me acepte. – Dijo molesta. – Yo no haré eso. – Decía orgullosa. Su madre continuó hablando de los beneficios que tenía ser la esposa de alguien como él, recalcando su buen aspecto físico y sobre todo los lujos a los que sería sometida si lo convencía de aceptar su boda. Elisa se perdió en sus pensamientos dejando que su madre hablara con ella sin pararle la boca, fingiendo que le hacía caso y que le atendía a lo que decía.
Candy y Anthony iban en el automóvil del rubio un Silver Ghost convertible que había adquirido recientemente la familia Ardlay, más sin embargo tenía el techo arriba para proteger el peinado de su amada. El camino era lento, Anthony no pisaba bien el acelerador para disfrutar de la compañía de su amada, sus miradas se hacían cada vez más cómplices mientras compartían sonrisas tímidas y coquetas, diciéndose con ellas más que con las palabras. Las ruedas del lujoso automóvil devoraban las millas de pavimento que se desplazaba bajo él y dentro del mismo la pareja de enamorados seguían viéndose de vez en cuando.
El ambiente en el auto se había tornado denso, sus respiraciones podían ser escuchadas y los suspiros que abandonaban los labios de Candy cuando Anthony rozaba su mano al tomar la palanca de cambios eran escuchados por el rubio quien los recibía ansioso. Anthony le sonreía cómplice a sus miradas, miradas coquetas que lo hacían estremecer. Al estacionar el auto no pudo aguantar más y tomó la mano de su amada, quien sintió su corazón brincar de emoción al sentir la calidez de su contacto.
-¿Te parece gracioso lo que haces? – Preguntó al ver que su amada sonreía con travesura, sintiendo a la vez que su piel se erizaba al escuchar su voz tan ronca y varonil muy cerca de su mano.
-¿Qué hago? – Preguntó con inocencia, pero su mirada proyectaba complicidad con él, una complicidad que ambos disfrutaban. Anthony besó su mano con ternura y fue avanzando poco a poco hasta llegar a su hombro para después colocar un beso en su cuello hasta llegar a su oído. Candy se estremecía con aquellas caricias que el rubio le proporcionaba, aguantando su respiración hasta que él tomo su boca liberando un suspiro ahogado que atrapó con sus labios.
-Volverme loco. – Le dijo una vez que le había demostrado su amor con su boca una vez más. Candy sonrió coqueta y su mirada se ilusionó de nueva cuenta, dilatándose de nuevo al fijarse en los ojos de su amado, quien discretamente observó a su alrededor y al ver que no había nadie volvió a besarla apasionadamente una y otra vez.
Una vez que terminó de saciarse con su boca, besó sus manos con deleite y bajó del automóvil para rodearlo y llegar hasta la puerta del copiloto para ayudar a bajar a su novia de él, asegurando el vehículo para dirigirla dentro del teatro que lucía cerrado al público.
-¿Estás seguro que podemos entrar? – Preguntó Candy al ver que el teatro permanecía cerrado.
-No creo que haya problema. – Dijo el rubio seguro, dirigiéndose a la entrada, pronto fueron interceptados por el guardia.
-Disculpen jóvenes, pero estamos en ensayos para la nueva obra y ninguna persona puede pasar. – Dijo el portero del lugar amablemente.
-Lo entiendo caballero. – Dijo Anthony con la misma amabilidad. – Sin embargo el Sr. Stanford nos está esperando. – Dijo una vez más seguro de sus palabras, el buen hombre sonrió amable y asintió.
-Adelante, usted perdone joven Ardlay. – Dijo apenado al comprender que era a quien le habían dicho que esperaban. Sonrió a Candy y se quitó el gorro que llevaba para inclinarse ante ella a su paso. – Bienvenida señorita. – Dijo con una sonrisa que Candy correspondió de la misma manera, mientras Anthony la dirigía hacia las escaleras que los llevaban a los palcos principales.
-¿Sabían que vendrías? – Preguntó Candy divertida, comprendiendo la manera de actuar de su novio.
-El productor es amigo de mi tío y me dio permiso para venir a saludar a Terry. – Dijo sonriente.
Una vez arriba, Candy observaba todo el movimiento que tenían abajo los empleados, quienes armaban toda la escenografía en el lugar, así como un par de actores que repetían las líneas que tenían que representar en la obra.
-¿Lo ves por algún lado? – Preguntó la rubia a su prometido al ver que su mirada viajaba por todo el lugar en busca de Terry. Anthony negó a su pregunta y continúo inspeccionando el lugar con la mirada.
-No, tal vez está en su camerino. – Dijo el rubio con una sonrisa a su pecosa. - ¿Vamos? – Dijo tomando su mano para llevarla abajo y partir de ahí a los camerinos.
-No. – Dijo Candy segura. – Te espero aquí, así lo sorprenderás más cuando le presentes a tu prometida. – Dijo tranquila. Anthony sonrió por la idea de su novia, sin embargo no quería dejarla sola.
-¿Estás segura? – Preguntó sin estar convencido de ello. Candy asintió con una sonrisa para darle seguridad que estaría bien en ese lugar.
-Aquí te espero, además puedo ver todo lo que están haciendo, es interesante ver como arreglan un teatro. – Dijo maravillada con todo lo que veía. Anthony sonrió tierno al comprender que su novia estaba fascinada con aquella experiencia, ya que si ella había ido a una obra de teatro en la Cd. De México, nunca había estado al tanto de toda la preparación que había antes detrás de la puesta en escena.
-Bien, vuelvo enseguida. – Dijo bajando las escaleras de espaldas para no perder de vista a su novia.
-¡Te puedes caer! – Dijo Candy inquieta al ver el poco cuidado que ponía Anthony al bajar los escalones. Este sonrió travieso y continuó bajando de la misma forma, pero a mitad de la escalera se giró para poder apresurar sus pasos y llegar más rápido a su lado. Candy lo veía enamorada llegar al final de las escaleras.
Cuando Anthony pisó el final de la escalera, buscó quien le dijera hacia donde estaban los camerinos, mientras el joven que se lo indicaba apuntaba el lugar que debía seguir, unos oídos que estaban cerca de él habían escuchado su varonil voz reconociéndolo de inmediato.
-¡Anthony! – Dijo Mack con el corazón alborotado al verlo. Anthony volteó a donde lo llamaban y sonrió feliz de ver de nuevo a su compañera de Colegio.
-¡Mack! – Dijo feliz, imaginándose de inmediato cual sería la sorpresa que Terry tenía para él, sonriendo por haberle ganado en haberlo descubierto.
Anthony extendió su mano para tomar la de ella y poderla saludar cual cualquier caballero que estaba ante una dama, sin embargo la reacción de la castaña no fue la que Anthony esperaba ya que en lugar de tomar su mano se lanzó a sus brazos, provocando que Candy quien acababa de sentarse se levantara de pronto al ver como aquella chica se lanzaba a los brazos de su novio y le plantaba un beso en los labios. El corazón de la rubia se aceleró de golpe, pero a la vez sentía que todos sus sentidos comenzaran a actuar en cámara lenta, pudo sentir la opresión de su pecho y las ganas de salir corriendo de ese espacio que de pronto le pareció muy reducido.
Anthony en lo único que pudo pensar fue en Candy, así que de inmediato apartó a la chica de él, haciéndola un lado para buscar en el lugar en el que había dejado a la dueña de su corazón, quien ya se giraba rápidamente para salir corriendo del lugar.
-¡Candy! – Le gritó desesperada, sin importar que Mack le llamaba a él y lo seguía al ver que el rubio corría de regreso escaleras arriba, subiendo de dos en dos los escalones para lograr alcanzar a la pecosa que resultó bastante ligera ya que había salido rápidamente del lugar.
La divisó en las escaleras que le llevaban a la recepción del teatro, alcanzándola en el tercer escalón. Candy sintió que unos fuertes brazos la tomaron por la cintura y la retuvieron con fuerza a su cuerpo apegándola con firmeza a su pecho, pudo reconocer su aroma y sus manos que la tomaban y la reclamaban para sí.
-¡Perdón princesa! – Le dijo a pesar de que no era su culpa. Candy no podía hablar por la impresión del momento, molesta con él y con aquella chica por haberlo besado. – Te juro que yo no busqué ese contacto. – Decía ansioso, nervioso y profundamente dolido al sentir el temblor del cuerpo de la rubia. Candy sollozaba y una lágrima cayó sobre la mano derecha de Anthony, una lágrima que quemaba su piel como si fuese ácido por el dolor que le causaba su llanto. – No llores por favor pecosa… - Le dijo con un nudo en su garganta, deseaba tanto borrar de su mente aquel momento que la había hecho sufrir de esa manera.
-¿Quién… quién es…? – Preguntó Candy a duras penas.
-Fue compañera del colegio. – Respondió Anthony sin girarla hacia él, a pesar de ser inocente se sentía terrible por haberla hecho llorar.
-¿Te gustaba? – Preguntó con temor. Anthony negó sobre sus cabellos, sintiendo Candy el movimiento de su cabeza sobre su espalda. Anthony comenzó a girarla lentamente hasta encontrarse con sus hermosos ojos verdes enrojecidos por el llanto, su nariz respingada también estaba coloreada de rojo y sus labios entreabiertos que pedían ser besados por él liberaban su aliento agitado por la carrera que había emprendido al huir de él.
-No mi vida. – Le dijo en un suspiro. – Ella no significa nada para mí.- Respondió seguro de sus palabras, sincero al decirle que él nunca pudo enamorarse o siquiera sentir atracción por aquella hermosa chica. – Nunca pude corresponder a nadie, ya te lo había dicho amor, mi corazón es solo tuyo princesa, así como todo mi ser te pertenece. – Dijo con una sonrisa de lado tomando su rostro con ambas manos para acercar sus labios a los de ella, pero sin atreverse a besarla por temor a que ella no se lo permitiera.
Candy continuaba ansiosa esperando que Anthony cerrara aquella distancia tan mínima, pero que aun así había entres sus labios, necesitaba sentir su boca sobre la de él y borrar de sus labios los labios de aquella chica que se había atrevido a profanar la boca de su amado.
-Bésame. – Dijo Candy en un susurro apenas audible, un susurro que Anthony escuchó alegre al sentir que su alma volvía de nuevo a su cuerpo. No necesitó que ella le repitiera aquella súplica que le hacía, sino que de inmediato atrapó su boca con pasión y desespero, buscando él mismo que la boca de su amada lo invadiera nuevamente, lo marcara de nuevo, quería tener el sabor de sus labios para siempre sobre su boca, ahora comprendía también el temor que Candy sintió cuando José se había atrevido a besarla.
Candy lo recibió de la misma manera, ansiosa, buscando borrar de su boca la marca de aquella joven atrevida que se había arrojado a sus brazos, buscando en el fondo la manera de que Anthony se diera cuenta que ella era mejor con sus besos.
-Te amo Candy, te amo pecosa… mi pecosa. – Le dijo separándose de su boca, más no de su cuerpo, la mantenía arrinconada entre la pared y su cuerpo, se había colocado un escalón más abajo para poder tenerla a su altura, mientras Candy mantenía los ojos cerrados esperando tranquilizar el dolor que aún sentía.
-Mío… - Dijo Candy solamente. Anthony sonrió a sus palabras.
-Sólo tuyo... – Dijo besándola nuevamente, pero ahora con un beso tierno, lento, húmedo, un beso que buscaba sanar el alma de la rubia, quien se abandonó de lleno a él, sin pensar en el lugar en el que estaban, sin pensar en los momentos previos, solo abandonándose al calor y la suavidad de los labios de su amado. Anthony la aferró a su cuerpo con ambas manos, la tenía por la cintura abarcando casi por completo aquella estrecha parte de su cuerpo, besándola con lentitud, haciendo de nuevo suya su boca y entregándole a ella toda su pasión y su amor.
Mack estaba en la puerta que llevaba hacia las escaleras de salida, observando desde esa distancia tan corta que la separaba de la pareja, alcanzando a escuchar las palabras que Anthony pronunciaba a aquella rubia que tenía atrapada entre sus brazos, aquella joven por la cual había salido corriendo sin dudarlo un segundo.
-Ella no significa nada para mí… - Resonaba en su cabeza una y otra vez, nublando todo lo demás a su alrededor, solo observó cómo sus cuerpos se aferraban uno al otro y sus labios se buscaban desesperados por tenerse, contrario a lo que había pasado con ella minutos antes, ya que a pesar de haber sido ella la que lo tomó por sorpresa, tenía la esperanza que al volver a verla cambiaría de opinión y la besaría con gusto, había probado por un segundo su boca y comprobó que tal como lo había pensado sus labios eran suaves y cálidos, sin embargo no pudo saborear aquel beso que no había sido correspondido. Lentamente cerró la puerta que separaba un área de la otra y caminó para bajar de nuevo hacia el escenario, mientras los rubios sin darse cuenta que habían sido observados por la castaña seguían demostrándose su amor, Mack se dirigía a su camerino.
-Mack, avisa a Terry que dentro de una hora les toca el ensayo a los dos juntos. – Dijo el productor cuando vio a Mackenzie por el pasillo. – Mack ¿Me escuchaste? – Preguntó sin notar que la chica llevaba los ojos inundados de lágrimas.
-Sí, escuché… - Dijo como en trance. – Yo le aviso… - Volvió a decir para dirigirse hacia los camerinos, especialmente al que había sido otorgado a Terry.
-Adelante. – Dijo el rebelde quien estaba en un diván recostado descansando. Terry vio extrañado el rostro de Mack el cual lucía pálido. - ¿Qué tienes? – Preguntó extrañado por la manera en la que entraba a su camerino.
Mack no respondió, cerró la puerta y puso el seguro ante la mirada curiosa de Terry quien no se movió esperando una explicación, la chica simplemente se sentó encima de él a horcajadas y este se sobresaltó emocionado por su acción, más cuando comenzó a besarlo desesperadamente y a pesar de que él le correspondió de la misma manera, quería saber a qué se debía aquel repentino beso. Era la primera vez que ella lo besaba fuera del escenario o un ensayo y a pesar de decirle una y otra vez que sus besos eran actuados, Mack sintió aquel beso igual que los actuados, con la misma pasión y el mismo sentimiento que él le demostraba en aquellos momentos.
-¿Qué sucede Mack? – Preguntó con el corazón alborotado, así como la reacción natural que había tenido su cuerpo al tenerla sobre él de esa manera.
-Tus besos se sienten igual que los actuados. – Dijo con la respiración agitada y su voz ronca.
-Es porque ninguno de los que te he dado han sido actuados. – Respondió Terry deseando volver a besarla. – Todos y cada uno de mis besos para ti han sido verdaderos. – Le dijo tomándola de la nuca para acercarla a él una vez más, logrando estremecer el cuerpo de Mack hasta la médula. Mack correspondió con la misma intensidad, queriendo olvidar al vergonzoso hecho del que fue protagonista, quería borrar el beso forzado que le había dado al rubio pensando que si ella fuera esa rubia él la hubiera besado de la misma forma que lo hacía con ella. – Te amo Mack. – Le dijo Terry por primera vez a la castaña.
-Y yo a ti. – Respondió por inercia, logrando que una lágrima cayera por sus ojos al responder.
-Tenemos que ensayar. – Dijo Terry sin querer romper el encanto de aquellos besos que ella le había regalado.
-Tenemos una hora. – Dijo Mack viéndolo fijamente a los ojos. Terry la miró con el mismo deseo encendido en su mirada, observando con todo el amor que tenía para ella guardado en su corazón, un amor que había reprimido al sentirse rechazado por ella.
-¿Estás segura? – Preguntó sin dejar de besarla y ella asintió, dando acceso a su cuello para que él continuara demostrándole ese amor que decía le tenía. El corazón de Mack se aceleró de una manera intensa al escuchar las palabras de Terry, sintiendo una verdadera necesidad de entregarse a él para que terminara de borrar de su mente la imagen del rubio, comenzando a llevar aquel encuentro a otro nivel, moviéndose de una manera que jamás lo había hecho con nadie y que al estar encima de Terry se le facilitaba aún más.
El cuerpo de Terry comenzó a reaccionar con mayor fuerza, tenía tiempo reprimiendo las ganas que llevaba sin una mujer, aguantando por no ofender a Mack ya que él la amaba de verdad.
-¿Estás segura? – Preguntó cuándo comprendió el deseo de la mujer que amaba. Mack asintió sin dudarlo y Terry la giró para recostarla en el diván y comenzar a desvestirla. Sus manos se movían con destreza por su cuerpo, buscando los botones y los listones que ajustaban sus prendas, mientras se colocaba sobre ella para seguir besándola y prepararla para hacerla su mujer.
Mack gemía ansiosa a cada caricia que Terry le proporcionaba, cerrando los ojos y poniendo sus manos por encima de ella para darle libertad de quitarle su blusa, poco a poco fue quedando sin prendas y ante los ojos de Terry quedó pronto descubierta su cremosa piel la cual comenzaba a brillar por el sudor que formaba con el calor de su cuerpo.
-Eres hermosa. – Le dijo verdaderamente encandilado con su belleza. Mack sonrió avergonzada por la manera en la cual la miraba, se sentía expuesta ante él, su respiración era pesada y sus ojos viajaban al cuerpo del rebelde que aún permanecía vestido. El joven entendió la pena que sentía y sonrió de lado. – No debe darte pena exponer tu cuerpo ante mí, es hermoso. – Le dijo acercándose a ella para acariciar sus formas. Mack intentó cubrirse con sus manos, pero él se lo impidió besando su boca para después pasar a su cuello e ir bajando lentamente por su cuerpo hasta llegar a su zona íntima. Mack apretó las piernas con fuerza. – Relájate. – Le dijo Terry excitado, quería continuar con su cometido, su cuerpo se había despertado y no podía tranquilizarlo tan fácilmente, menos con tanta abstención que había padecido. Mack obedeció tímida y poco a poco apartó de su mente lo que ella pensaba al escuchar los gemidos de sus compañeros en los camerinos contiguos, ya que más de una vez había escuchado como aquellos se entregaban al placer utilizando las instalaciones del teatro como hotel, jamás creyó que ella haría lo mismo, sin embargo al sentir la boca de Terry jugando bajo ella no pudo pensar en otra cosa más que en obligarlo a continuar, sin importarle los gemidos que salían de su boca, gemidos intensos que eran el aliciente perfecto para Terry para continuar explorando con su boca su zona hasta que la escuchó gritar de placer y comenzar a convulsionar. Terry sonrió recibiendo todo lo que ella le quiso brindar, recibiendo todo lo que fluía de su cuerpo.
-¡Terry! – Gritó Mack bastante complacida, mientras Terry la veía orgulloso desde arriba, de pie frente a ella viéndola gozar aún por el placer proporcionado. Mack abrió los ojos y pudo observar que Terry comenzaba a desvestirse lentamente, dándole el tiempo de que la cordura volviera a su cuerpo, sin embargo al recordar que Anthony no la amaba a ella volvía decidida a continuar con aquella entrega que el rebelde le hacía.
Terry se mostró perfecto ante ella, orgulloso de lo dones que poseía, firme ante ella y seguro de lo que podía brindarle. Mack no pudo ocultar su mirada tímida y a la vez de deseo.
-Eres hermoso. – Le dijo con sinceridad, recibiendo el cuerpo de Terry sobre ella, quien se colocaba con cuidado en su entrada.
-¿Estás segura de esto? – Preguntó una vez más, no quería deshonrarla y que ella no estuviera consciente de la situación.
-Lo estoy. – Respondió Mack abriendo más las piernas para darle acceso completo a ella, quería sentirse amada por primera vez, quería saber qué era lo que se sentía recibir el amor que Anthony había entregado a aquella rubia y que Terry tenía para otorgarle a ella. Su cuerpo se tensó al sentir que Terry comenzaba a invadirla.
-Relájate. – Le dijo Terry una vez más, comenzando a besarla para poder hacerlo, dejando de moverse un poco para que ella no pensara en ese momento, sabía que era el primero en su cuerpo, se lo decía su espacio estrecho y ajustado, su nerviosismo y la manera tan sorprendida en que lo vio cuando se expuso desnudo ante ella.
Mack se apretó a su cuello y respiró hondo lista para que él terminara de adueñarse de su cuerpo y robara esa inocencia que ella le proporcionaba en su total convencimiento.
-¿Lista? – Preguntó sin moverse y Mack asintió tímida. En ese momento Terry la tomó por la cintura y hundió su cuerpo en ella de un solo movimiento, haciendo que la chica emitiera un alarido que sin ser muy fuerte llegó a los oídos de Terry, quien sonrió orgulloso de su logro, era la primera vez que estaba con una joven la cual seguía siendo una doncella y él había sido el primero en arrebatarle ese honor. Comenzó a moverse libre dentro de ella, primero lentamente al sentir que ella se removía incómoda, pero al sentir que poco a poco comenzaba a gozar aumentó sus movimientos para darse él mismo ese placer que buscaba, sintiendo como Mack comenzaba a moverse y a habituarse a su ritmo, volteando los papeles sin salirse de ella para colocarse él de espaldas al diván y con ella como una amazona encima de él, ayudándola a cabalgarlo para que ella misma marcara el ritmo de como quería que fuese complacida.
-¡Así! – Decía Terry al sentirse muy cerca del climax. Mack se movía con mayor entusiasmo siguiendo el ritmo de las caderas de Terry que subían y bajaban una y otra vez, perdiéndose dentro de ella, haciéndole perder la vergüenza y expresando con su boca cada gemido y cada alarido el cual comprendía ahora muy bien a sus compañeros que al estar tan abandonados en su propio placer poco les importaba lo que escucharan los demás. - ¡Vamos! – Decía Terry para animarla a terminar ya que él estaba a punto de hacerlo al ver el movimiento circular que emprendían los senos de Mack.
El movimiento de Mack se detuvo de pronto para aferrarse lo más que pudo al cuerpo de Terry, buscando que él llegara lo más profundo dentro de ella y él buscaba lo mismo, sintiendo como el cuerpo de la joven lo absorbía y lo arrastraba junto con ella a la culminación de su acto de amor, liberándose primero ella para después sentir como él la alcanzaba casi de inmediato, formando con sus cuerpos una danza armoniosa que culminaba de pronto de manera absoluta.
-Te amo. – Dijo Mack por primera vez, dándose cuenta que todos esos meses había desarrollado por Terry un amor diferente al que sentía por Anthony, y que aquel beso que le había dado fue la prueba de que nunca podría obtener su amor, fue como una aclaración a su mente de que los sentimientos que había tenido por el se habían extinguido en alguna parte del camino. Terry le ofrecía todo el amor que ella había guardado para el rubio y que a pesar de merecérselo él no le correspondía ni un poquito. – Te amo Terry. – Le dijo cansada, exhausta, feliz por haberse entregado a él por primera vez en su vida.
-Y yo te amo a ti Mack. – Dijo con la respiración agitada y el cuerpo lacio, relajado por completo. Hablaré con tu padre para que continúe el compromiso. – Decía completamente excitado, feliz porque por fin Mack se daba cuenta de sus verdaderos sentimientos.
-No. – Dijo la castaña. – Mantengamos nuestro amor fuera de ese compromiso. – Dijo de nuevo y Terry la miró confundido. – Te amo y me amas. – Dijo y Terry asintió a sus palabras. – Esperemos un poco antes de decirles a ellos que nos amamos. No quiero darle gusto a mi padre todavía. – Terry sonrió travieso, entendía el punto de su mujer.
-Muy bien. – Dijo con una sonrisa cómplice. – Vamos a esperar un tiempo, pero te advierto que yo no me voy a esperar hasta la boda. – Le dijo para volver a abordarla ahora desde su espalda. Acomodándose sobre sus glúteos para poder alcanzarla. – Mack sonrió sorprendida por aquel movimiento, entendiendo a lo que Terry se refería.
-Bien, casémonos aquí. – Dijo ella de pronto y Terry detuvo sus intenciones por un segundo.
-¿De verdad? – Preguntó con sorpresa y Mack comenzó a moverse como respuesta para animarlo a continuar.
-De verdad, quiero ser tu esposa. – Dijo provocando la felicidad del rebelde quien se apoderó del cuerpo de Mack nuevamente con mayor intensidad que antes, demostrándole una y otra vez que solo él era el único que podía hacerla feliz.
Afuera del camerino Susana lloraba a mares al escuchar los sonidos que salían de ese lugar, imaginándose quien era la persona que compartía su lecho y retozaba feliz entre sus brazos, negándose a sí misma que era por decisión propia de su rebelde, ya que ella lo consideraba como suyo desde que había notado que no había llevado a ninguna chica a su camerino desde que la había besado aquella tarde, misma tarde en la que había llegado Mack al elenco.
Los rubios habían salido del teatro para ir a comer, después del mal rato que habían pasado en ese lugar, ambos habían despertado su hambre, así que se habían ido a comer a un restaurante bastante elegante que no estaba muy lejos del lugar.
-¿Vas a volver a teatro? – Preguntó Candy ya más tranquila después de comer. Anthony sonrió con ternura al verla expresión de duda de su novia.
-Iré más tarde, después de dejarte iré a ver si puedo ver a Terry. – Respondió a su novia, no quería hacerla sentir incómoda con la presencia de Mack.
-No te preocupes por mí. – Dijo Candy, sabía bien que Anthony quería volver para ver a su amigo, así que a pesar de saber que podía volver a encontrase con Mack decidía confiar en él.
-¿Estás segura? – Preguntó Anthony no muy convencido de saber si Candy estaba tranquila con su decisión. Candy le sonrió y acarició su rostro con ternura. Anthony la miró con dulzura ante su gesto cerrando los ojos para abandonarse a aquella caricia que ella le hacía, una caricia que logró estremecerlo al contacto.
-Disculpa mi actitud de hace rato. – Dijo mirando como reaccionaba a su estímulo, entendiendo que aquel magnífico ser era completamente suyo, que era ella la dueña de sus sentimientos y que lo que había ocurrido no era culpa de él, sino que había sido sorprendido por aquella joven atrevida.
-No, te entiendo perfectamente princesa. – Respondió Anthony con una sonrisa tierna. - ¿Por qué no me acompañas? – Preguntó animado con una sonrisa, ilusionado porque veía que Candy realmente había comprendido lo sucedido.
-¿Quieres que vaya contigo? – Preguntó sorprendida, claro que quería ir con él, quería acompañarlo porque a pesar de que sabía que no era responsable de aquel beso no quería que aquella joven volviera a arrojarse a sus brazos si lo veía de nuevo solo una vez más. Anthony asintió a su pregunta.
-Quiero presentarte a Terry como mi prometida que eres, quiero que todos se enteren que te amo y que estamos juntos. – Decía besando sus manos con respeto, queriendo cerrar la distancia de sus rostros, sin embargo sabía que no era apropiado hacerlo en un lugar público, sobre todo con lo lleno que estaba el lugar, así que solo se limitó a observar ansioso los labios rosados de su perfecta novia. Candy sonrió adivinando sus pensamientos ya que ella también se había perdido en su boca.
-Vamos. – Dijo emocionada. Anthony pidió la cuenta igual de emocionado que ella y una vez que hubo pagado, apartó la silla del cuerpo de su novia y como el caballero que era ofreció su brazo para que se apoyara en él y ambos se dirigieron a la salida para llegar al automóvil del rubio y dirigirlo de nuevo al teatro principal de la ciudad.
-Volvió pronto Sr. Ardlay. – Dijo el portero saludándolo con una sonrisa y haciendo reverencia a Candy.
-Así es, no tuvimos suerte hace rato. – Respondió con una sonrisa radiante para continuar su camino de la mano de su prometida.
En el escenario Terry repasaba sus líneas con más entusiasmo que nunca y a pesar de que había terminado su ensayo con Mack él seguía repasando sus líneas para como siempre dar todo de sí en el estreno de la obra. Su sonrisa era radiante, sus movimientos seguros y con gracia y los que lo observaban ensayando sabían el motivo que lo animaba, más de uno se había dado cuenta de lo sucedido.
Susana lo observaba de las butacas con el rostro enfurecido y dolido, observando cómo se desenvolvía en sus líneas, celosa por su felicidad y de la que Mack había demostrado momentos antes de retirarse a su camerino ya que estaba cansada por tanta actividad. Los ojos de Susana viajaban por el cuerpo fuerte y atlético de Terry y por todo el escenario, así como por la iluminación que estaban colocando en lo alto del edificio, de pronto su mirada se enfocó en la pareja que se colocó a su lado, los había visto por la mañana cuando habían ido por primera vez y pronto se acercó a ellos para preguntar qué hacían ahí.
-Buenas tardes. – Saludó amable a Candy y Anthony.
-Buenas tardes. – Respondieron ambos de la misma manera al saludo que les daba aquella joven.
-¿Buscan a Mack? – Preguntó con malicia al haber observado lo que la joven castaña había hecho con Anthony. Candy sintió que aquella rubia no era de fiar y lo mismo pensó Anthony quien de inmediato aclaró el punto.
-No. – Respondió firme. – Mi prometida y yo venimos a otro asunto. – Dijo volteando a verla por un segundo para después poner la vista en la imagen de su amigo, el cual no se había dado cuenta de su presencia. Anthony lo observó detenidamente reconociendo que había mejorado bastante sus dotes como actor.
Ambos rubios ignoraron la presencia de Susana, sin embargo la rubia ojiazul no se separó de ellos ya que tenía curiosidad de saber qué era lo que aquella pareja había ido a hacer ahí y que gracias a la intervención de Mack no habían podido concretar.
Anthony soltó la mano de Candy para comenzar a aplaudir con entusiasmo y algo fuerte para que su gran amigo pudiera percatarse de su presencia.
-¡Bravo! – Dijo al mismo tiempo que aplaudía. Terry interrumpió su diálogo al escuchar aquella muestra de admiración que escuchó desde las butacas. Terry sonrió con gusto al ver quién era el que se había atrevido a interrumpirlo.
-¿No sabes qué no está permitido la entrada a los fans? – Preguntó desde lo alto del escenario para brincarse con destreza y poder así alcanzar más pronto a su amigo.
-¡Grandchester! – Dijo el rubio con gusto, caminando unos pocos pasos para alcanzarlo mientras abría los brazos para abrazarlo.
-¡Brower! – Dijo con gusto el rebelde abrazando a su gran amigo con efusividad. - ¡Qué gusto verte hermano! – Le dijo alejándolo un poco para poder verlo de nuevo.
-¡Lo mismo digo, hermano! – Dijo Anthony de la misma manera. De pronto los ojos de Terry se posaron en la rubia ojos verdes que estaba detrás de Anthony dándose cuenta que estaba junto a Susana quien le comenzaba a molestar con su insistencia.
-Ven, vamos a platicar a otro lado. – Dijo Terry intentándose llevar Anthony de ahí para así platicar más a gusto y mostrarle la sorpresa que le había anunciado en la carta.
-Espera antes quiero… - Dijo Anthony ante su insistencia de apartarlo de su novia.
-No tengo tiempo para admiradoras. – Dijo a Candy con una mirada fija en ella y dando un vistazo a Susana, creyendo que estaban juntas las dos. Su manera de ser poco amable y sarcástica no le agradó a Candy quien pronto lo miró con asombro y molestia.
-¡No soy ninguna admiradora! – Respondió la pecosa de inmediato, acercándose a Anthony para tomarlo de la mano. Anthony negó con su cabeza al escuchar a su amigo cómo se había referido a su prometida.
-Es una lástima. - Dijo sonriendo de lado al ver como se aferraba al brazo de Anthony.
-Terry, ella es Candice De la Garza, mi prometida. – Dijo Anthony recibiendo a Candy entre sus brazos para observarla con una sonrisa al ver que no le había agradado la manera en la que Terry le había hablado.
-¡Vaya! – Dijo Terry sorprendido. – Ella es la joven a la que ibas a rechazar para seguir buscando a tu adorada "Dulce Candy" dijo ironizando lo que decía. Anthony sonrió por las palabras de su amigo que ya que no le importaba que mencionara a la chica que había buscado por tanto tiempo al ser la misma que tenía a su lado. Candy lo veía no muy convencida de que le cayera muy bien el amigo de su novio, sin embargo era eso, su amigo.
-Ella es Mi Dulce Candy. – Dijo Anthony de nuevo a su amigo quien lo miro confundido.
-Mucho gusto. – Respondió Terry observando a Candy con intriga, recordando de pronto los ojos verdes que había visto en el hermoso dibujo que Anthony le había mostrado meses atrás. – Reconozco que es usted más hermosa en persona que el feo dibujo que hizo Anthony. – Dijo halagando a Candy, pero molestado al rubio, quien le dio un empujón leve por su comentario provocando la risa del castaño.
-Tengo tanto que contarte. – Dijo Anthony a Terry.
-Yo también hermano. – Dijo Terry con una sonrisa, pensando que aquel día había sido el mejor de su vida al haber obtenido por fin el amor de Mack y haber vuelto a ver a su mejor amigo feliz con la chica que amaba. – Yo que tenía una sorpresa y resulta que tú me has sorprendido a mí. – Dijo de nuevo el rebelde. – Mack está aquí. – Dijo de pronto sintiendo el silencio que atrapó al rubio con su sola mención. – No te preocupes Brower. – Dijo Terry tranquilamente. – Mack es una chica inteligente y por fin comprendió que yo soy su verdadero amor. – Dijo ante la sorpresa de Anthony y Candy, quienes se miraron en silencio sin querer hablar o decir algo de más.
-¿Mack y tú están juntos? – Preguntó el rubio un poco confundido. Candy lo miraba intrigada porque tampoco había comprendido qué había pasado. ¿Por qué si ella mantenía una relación con el amigo de su prometido, por qué se había atrevido a besar a su novio? Terry asintió con una sonrisa que evidenciaba su felicidad.
-Mack y yo acabamos de formalizar nuestra unión. – Respondió feliz. – Hermano, puedo asegurarte que jamás había sido tan feliz. – Decía emocionado. Anthony sonrió de lado, feliz por la alegría de su amigo, sin embargo no comprendía la actitud de la castaña. – Te voy a ser sincero. – Dijo Terry observando a Anthony y después a Candy. – Llegué a pensar que ella nunca me correspondería. – Dijo dudando de comentar el amor que Mack había tenido por Anthony.
-Candy sabe todo lo que pasó en el Colegio. – Dijo Anthony, quien volteó a ver a Candy y esta le sonrió tímida y algo incómoda por lo que Terry decía de Mack. Terry asintió al comentario de Anthony.
-Cómo ya me conoces, cuando llegué a Nueva York comencé mis estudios en actuación, pronto tuve muchas amigas y no me faltaba compañía. – Dijo intentando ser discreto en sus comentarios. Anthony lo miró de mala manera al pedirle con los ojos que se abstuviera de decir algo más al respecto por respeto al su novia. Terry comprendió la mirada de su amigo y y rodó los ojos por su regaño sin palabras. – Cuando me llamaron de improviso para la obra en la que me había ganado un pequeño papel gracias a mi talento. – Decía con presunción. Candy pensaba que era un arrogante. – Al poco tiempo me presentaban a mi compañera de escena y casualmente era Mack. – Dijo con una sonrisa que lo delataba estaba de verdad enamorado. – Convivimos a diario y poco a poco sentí que los sentimientos de ella ahora me favorecían, a pesar de que ella lo negaba. – Decía con alegría en su voz. – Pero por fin ella se ha dado cuenta que yo soy más guapo que tú Brower y que tú no eres inolvidable. – Le dijo riendo mientras lo abrazaba. Candy creía que era imposible olvidarse de su rubio para fijarse en el castaño que si bien era atractivo y guapo no se comparaba con lo dulce y tierno que se le sumaba a su príncipe de las rosas nada que ver con la arrogancia y sarcasmo del actor.
-Me alegra verte tan feliz, Terry. – Dijo Anthony con sinceridad, sin embargo la duda del beso dado por Mack aquella mañana estaba latente, no porque se sintiera mal por el olvido de Mack por él, sino porque no quería que lo estuviera utilizando como una tabla de salvación para olvidarlo y con ello lo lastimara, eso era algo que no permitiría hiciera.
-Feliz es poco hermano. – Le dijo sonriente. – Es más ya hablamos de casarnos. - Dijo de nuevo. Anthony volteó a ver a Candy sorprendido, quien también estaba igual que el rubio y aparte sin habla.
-Pero ustedes tenían un compromiso ¿No? Me imagino que pronto lo anunciarán. - Dijo Anthony recordando que Terry le había contado tiempo atrás que ellos estaban comprometidos desde años atrás.
-No. – Dijo Terry. – Nos casaremos bajo nuestras propias condiciones y no bajo la opresión de nuestros padres. – Dijo seguro. Candy lo observó pensando que no entendía la diferencia si de todas formas se casarían, lo único que cambiaría era que no invitarían a sus familias a ser partícipes de su unión.
-Ya veo. – Dijo Anthony con una sonrisa de lado. – Ninguno quiere dar gusto a sus padres, pero aun así se van a casar. – Dijo Anthony irónico.
-Aceptar hacerlo bajo las condiciones de nuestros padres es abandonar nuestra libertad. – Dijo Terry. – En cambio así podemos seguir haciendo lo que más nos gusta. – Explicó Terry. Anthony comprendía muy bien lo que Terry pensaba y sabía bien que para él era muy importante su independencia.
-Aunque no lo creas, te entiendo. – Dijo Anthony con una sonrisa, mientras caminaban los tres hacia el camerino de Terry, habían dejado a Susana atrás y mientras Terry la ignoraba ella lo había estado observando con interés, un interés que tanto Candy como Anthony pudieron darse cuenta. La rubia los siguió hasta que ya no pudo verlos y escucharlos, pensando en lo que haría con lo poco que había visto y escuchado aquel día, una información que debía saber aprovechar muy bien para su beneficio.
Continuará…
Hola hermosas, aquí estoy de nuevo avanzando una vez más con la historia, espero todas estén muy bien. Gracias por leer y sobre todo gracias por comentar.
Cla1969. Ciao bella, grazie mille per il tuo commento. Sono contento che ti sia piaciuto questo capitolo che era l'obiettivo. Grazie mille, per aver commentato, spero che questo nuovo sia stato di tuo gradimento. Ti mando un grande abbraccio e benedizioni, buona notte.
TeamColombia. Hola hermosas, espero que estén muy bien todas, muchas gracias por leer y estar al pendiente de la historia, espero este capítulo también lo hayan disfrutado. Les mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.
Mayely León. Hola hermosa, espero estés muy bien, muchas gracias por leer y comentar te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.
Julie-Andley-00. Hola hermosa, espero que estés muy bien, ya pronto llegará el papá de Anthony para apoyar aún más a los rubios y puedan así comenzar a lograr sus planes, me agrada que te haya gustado el capítulo, muchas gracias por leer, te mando un fuerte abrazo hermosa, saludos y bendiciones.
Rose1404. Hola hermosa, me alegro que estés muy bien yo igual gracias a Dios. Me da mucho gusto saber que te haya gustado el capítulo y que estés ansiosa por la continuación. Te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.
lemh2001. Hola hermosa, así es los primos platican entre ellos ya que sus padres no se atreven a hacerlo, tienes razón los extremos se están inclinando hacia el otro lado en fin. Muchas gracias por leer y por los lindos comentarios que me ha dejado en las otras historias, la verdad como te he dicho por PM comentarios como esos me animan a seguir escribiendo.
Aminaabud. Hola hermosa, jajajaja tienes razón Archie diría "Síganme para más consejos" jajajaja. Gracias por leer hermosa, saludos y bendiciones.
María José M. Hola hermosa, que bueno que continúas con la historia, es bueno que uno de los chicos comience a hablar de esos temas prohibidos en la época para que así pueda poner a los demás al tanto de lo que tienen que hacer. Te mando un fuerte abrazo hermosa, saludos y bendiciones.
Clint Andrew. Hola hermosa, ya extrañaba tu comentario, me da gusto que continúes leyendo la historia. Te mando un fuerte abrazo hermosa, saludos y bendiciones.
Ster Star. Hola hermosa, no te preocupes sé que a veces no hay tiempo de leer, pero te agradezco que sigas al pendiente de la historia y que continúes leyendo un placer para mí leer tu comentario como siempre. Te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.
Leidy. Hola hermosa, que bueno que te esté gustando la historia y sobre todo que comentes. Gracias por hacerlo, te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.
Hola, hace unos días leí que una de las lectoras puso que estaba deprimida ya que tenía problemas con su esposo y que con el capítulo la había ayudado a divagar, hermosa siento mucho leer que tengas problemas con tu marido, espero que todo haya pasado y que solo haya sido un desacuerdo leve, deseo de todo corazón que todo se componga. Te mando un fuerte abrazo mis mejores deseos.
Saludos a todas las lectoras que no dejan su comentario, más sin embargo están al pendiente de todas y cada una de las actualizaciones y siguen fieles a la lectura, les mando un abrazo con mucho cariño y agradecimiento.
Una disculpa por los agradecimientos personales, lo que sucede es que había escrito otros más largos, pero estoy teniendo problemas con la plataforma y me borró todo, así que tuve que volver a escribir por una y otra vez hasta que me permitió grabarlos, espero comprendan el motivo.
GeoMtzR.
