Hola hermosas muy buen día/noche para cada una de ustedes. Continuamos con la historia, espero les guste este capítulo.
Los personajes de Candy Candy no me pertenecen, sin embargo la historia es de mi autoría, es sin fines de lucro, solamente para entretenimiento, NO es para personas menores de edad, ni para personas que son sensibles al tema adulto es clasificación M así que si no estás a gusto con la lectura o no eres mayor de 21 años, te pido por favor de la manera más atenta que no continúes con la lectura, de lo contrario sabes que eres bienvenida a la historia. COMENZAMOS!
LEJOS DE TI
CAPÍTULO 27
LOS ARDLAY ANUNCIAN SU COMPROMISO
El inicio de la fiesta de compromiso se llevaba por fin a cabo, a pesar de la rapidez con la que se habían anunciado a nadie le había extrañado que Annie y Archie anunciaran por fin su próximo enlace después de tantos años de mantener una sólida relación, así como el compromiso de Anthony con la misteriosa señorita mexicana, porque ya se había corrido la noticia del viaje que había realizado el rubio hacia el país vecino para aceptar dicho enlace del cual nadie sabía nada, y que mantenía a todos con la curiosidad de conocer a la prometida que había despojado a Elisa del supuesto compromiso que alguna vez habían presumido los Leagan en la sociedad de Chicago.
Elroy estaba algo inquieta por aquel anuncio y Liam estaba a su lado como siempre "intentando" tranquilizarla.
-¿Qué sucede mamita? – Preguntó a Elroy al estilo Neal.
-Nada hijo, que hoy se anuncia el compromiso de mi nieto con una joven de la cual no tengo ni la más mínima idea de cómo es. – Decía caminando inquieta de un lado a otro.
-¿Cómo? ¿No la conoces? – Preguntó como si no supiera que no la conocía. – Pensé que tú si la conocías. – Dijo de nuevo a la que proclamaba como mamá.
-No, William fue el encargado de hacer el arreglo del compromiso, yo solo firmé estando de acuerdo con la unión. – Dijo Elroy, provocando la curiosidad de aquel sujeto.
-¿Y se puede saber el motivo por el cual aceptaste? – Preguntó intrigado.
-La verdad porque las propiedades de la joven son muchas y porque siempre quise que la mansión de los Williams en Lakewood se uniera a la mansión de las rosas. – Dijo sin pena, aceptando ante su hijastro los motivos por los que había firmado sin siquiera conocer a la prometida de Anthony.
-¿Y qué es lo que temes? – Preguntó Liam, estudiando su reacción.
-Que sea una joven de malos modales o maneras. – Dijo preocupada, como siempre la apariencia ante la sociedad era lo que más le preocupada a la dama Ardlay.
-Por eso no te preocupes. – Dijo Liam con falsa complacencia. – Es una joven hermosa y a pesar de que solo la vi en dos ocasiones, puedo asegurarte que no es una joven con mala educación o malos principios. – Decía con una sonrisa un tanto maliciosa para sí mismo. Él sabía quién era realmente Candy, pero también sabía que aquella unión de fortunas le favorecería a él cuando lograra apoderarse de todo, así que continuaba callado en revelar que Candy era aquella sirvienta que los Leagan habían enviado a México y que "casualmente" había resultado ser la hija verdadera de Roxanne y Joaquín.
-Me tranquilizas de verdad hijo. – Dijo Elroy con una sonrisa tierna a su hijastro, el cual correspondía como si realmente fuera amor lo que sintiera por aquella mujer.
Sara y Elisa, así como Neal se preparaban para asistir únicamente porque la tía abuela se los había exigido con la amenaza de que serían desconocidos como familiares directos de los Ardlay, además porque no querían que nadie siguiera creyendo que Elisa había sido rechazada, y comenzarían a esparcir de nuevo el rumor de que ellos mismos habían decidido irse lejos de Chicago para que su esposo buscara nuevos horizontes y mejores oportunidades que los hicieran más fuertes económicamente hablando.
Liam estaba molesto con Sara y no había abogado por ella para evitar el destierro que Albert, apoyado por Elroy le había impuesto a la familia Leagan.
Candy se preparaba en su habitación, nerviosa porque se enfrentaría frente a frente ante la mujer que años atrás había creído en las acusaciones de los Leagan y la había juzgado y condenado el mismo momento, sabía que la estima de aquella dama hacia su persona era nula y no sabía que esperar de ella, y a pesar de que antes había tenido el apoyo de Anthony no le había valido para poder evitar su destierro de Lakewood. Ahora, aparte del apoyo de su prometido tenía el apoyo de sus padres, abuelos y por supuesto de Albert.
Su mirada se posó en la imagen que reflejaba el espejo, recordando a la dulce niña de coletas y vestidos gastados que solía ser en el pasado, sonrió con ternura al recordarse de esa forma, como si ella misma quisiera sanar a aquella pequeña que había sido. Descubrió que ya no era aquella niña indefensa y despreciada por muchos, sino que ahora era una joven realmente hermosa y elegante, sus cabellos ya no lucían maltratados, sus ropas ya no eran gastadas y percudidas, sus zapatos eran nuevos y de gusto caro, sin embargo ella seguía siendo la misma niña con grandes sueños e ilusiones que seguían creciendo en su interior con las mismas ganas que de pequeña, la diferencia era que ahora tenía más posibilidades de realizar esos sueños que antes.
-Adelante. – Respondió cuando el sonido de la puerta la sacó de sus pensamientos.
-¿Lista hija? – Preguntó Roxanne quien ya iba por ella para trasladarse a la mansión Ardlay.
-¿Ya es hora? – Preguntó Candy como respuesta, visiblemente nerviosa.
-¿Qué sucede cariño? – preguntó de nuevo la mayor al ver que en el rostro de su hija se veía angustia y temor reflejados. Se acercó a ella para escuchar el motivo de su expresión.
-Tengo miedo de la reacción de la Sra. Elroy. – Dijo Candy sincera a su madre. Roxanne sonrió por su respuesta con dulzura.
-No tienes por qué temer, esté o no de acuerdo tú y Anthony ya están comprometidos. – Dijo acariciando su rostro. Candy sonrió ante su gesto. – Ahora sonríe, demuestra a toda esa familia que eres una chica digna de portar el apellido Brower, levanta tu rostro orgullosa y altiva ante ellos, hazles saber que no hay nadie más que sea la indicada para formar parte de la gran familia Ardlay. – Candy volvió a sonreír con mayor confianza por las palabras que le había dicho su madre.
-Gracias mamá. – Le dijo sonriendo una vez más.
-Así me gusta, te ves mucho más hermosa cuando sonríes mi niña. – Le dijo con ternura al ver ahora si la expresión de felicidad que mostraba su hija.
Se dedicó ahora sí a observar cómo había quedado después de su charla, observó que el vestido que había elegido para ella le quedaba verdaderamente hermoso, era un vestido rosa viejo confeccionado con una tela verdaderamente fina y elegante que resaltaba en su cuerpo con gracia, lo ajustado a su diminuta cintura resalaba las curvas que poseía y el largo del vestido le daba gracia y soltura a su silueta, el discreto pero algo pronunciado escote en la espalda daba un toque de elegancia a su diseño, las zapatillas que llevaba elevaban su estatura discretamente, sus cabellos recogidos y adornados por peinetas de cristales armonizaban con las joyas que adornaban su rostro y cuello.
-¡Estás preciosa hija! – Dijo Joaquín al ver que su hija estaba lista y bajaba junto a su esposa. – Simplemente hermosas. - Dijo poniendo los ojos también en su esposa quien reclamaba con su mirada la falta de halago hacía ella.
-No cabe duda que los Ardlay se han sacado un gran premio con este par de bellas damas. – Dijo Michael al ver a su nieta y a su hija menor, listas y radiantes para encontrarse con sus futuros maridos.
-Al igual que yo suegro. – Dijo Joaquín a su suegro quien asintió dándole la razón.
-¡Por supuesto! ¡Tú has sido el más suertudo de todos al llevar más tiempo con mi bella hija! – Dijo observando a su hija caminar hacia su marido quien la recibió con un beso en la mejilla para ofrecer su brazo y del otro lado para ofrecerlo a su hija y así dirigirse a la salida.
Michael hizo lo mismo con su esposa y su hija menor, quien lucía un vestido azul cielo muy parecido al estilo que usaba Candy, su cabello también era recogido por completo. La diferencia entre una rubia y otra no solo era el color de sus vestidos, ni la edad o el color de sus ojos, sino el escote que ambas lucían en sus atuendos ya que el escote del vestido de Candy era un poco más pronunciado que el de su tía al llegar a media espalda, sin embargo ambas jóvenes lucían radiantes aquella noche, noche en la cual sería anunciado su compromiso ante toda la sociedad de Chicago.
Anthony terminaba de alistarse ante el espejo de su habitación, sus ojos se quedaron fijos en su mirada que le reflejaba la inmensa felicidad que tenía en su alma, mientras su corazón latía ilusionado por la emoción que sentía en ese momento, sus ojos brillaban intensamente y el recuerdo de su madre apareció en su mente, deseando tenerla a su lado una vez más y compartir con ella aquel momento tan especial para él.
-Estoy listo madre, hoy se anuncia mi compromiso con Candy y no sabes las ganas que tengo de que estuvieses conmigo compartiendo este momento. – Decía feliz pero con nostalgia por el recuerdo que acudía a él. – Sé que tú me acompañas desde el lugar donde estás, pero me hubiera gustado que estuvieras aquí para que conocieras a Candy, estoy seguro que te agradaría mucho. – Volvió a hablar consigo mismo, en su mente, como si realmente su madre lo escuchara sin responderle. – Ayúdame a ser el hombre que ella merece madre, ayúdame a hacerla feliz y a protegerla para siempre de ese hombre y su maldad, ayúdame a alejarlo de nuestras vidas para poder vivir plenamente nuestro amor. – Decía una vez más como súplica, una paz invadió su corazón como si fuese la respuesta que su alma buscaba a las súplicas que rezaba.
Sus bellos ojos azules seguían brillando y una sonrisa apareció en su rostro recordando ahora la primera vez que vio a su prometida llorar frente al portal de rosas, sus cabellos rubios brillaban por el sol y el tener su rostro lleno de tierra y mugroso no le demeritaba en nada la belleza de sus verdes ojos, desde ese momento quedó atrapado en ella y por primera vez en su corta vida se había enamorado, esforzándose para hacer de él un mejor chico, uno que creía él ella se merecía para ser feliz, su dulce inocencia y su necesidad de ser consolada y protegida lo habían dejado totalmente cautivado.
-Adelante. – Dijo saliendo de sus recuerdos cuando escuchó que entraban a su habitación. – Tío. – Dijo con una sonrisa. - ¿Ya está todo listo? – Preguntó con una sonrisa al ver que el mayor llegaba ya listo en su elegante atuendo.
-Todo está listo. – Dijo Albert con una sonrisa de oreja a oreja, él también demostraba en sus facciones lo feliz que era.
-Te ves nervioso. – Dijo Anthony sonriendo también a su tío que lo miraba intentando controlarse.
-¿Tú no lo estás? – Preguntó acercándose a él.
-La verdad no mucho. – Dijo con una sonrisa. – Llevo años esperando este día, así que como quien dice mi ansiedad por fin terminó. – Dijo sincero a su tío, quien lo miró comprendiendo que todos esos años había vivido con la ansiedad de que llegara por fin el anuncio de su compromiso con el amor de su vida. - ¿Cómo está Archie? – Preguntó de nuevo, mientras se daba los últimos toques a su rubio cabello.
-La verdad no lo he visto, vine directo hasta aquí para salir juntos los dos. – Dijo Albert a su sobrino. Anthony le sonrió agradecido.
-Bien, creo que ya es hora de bajar. – Dijo acomodándose una vez más su traje, se miró de nuevo en el espejo y sonrió a este, no a su reflejo, era una sonrisa dedicada a su madre, quien sentía estaba con él en ese momento. Albert también le sonrió y caminó a su lado para abandonar la habitación.
-¿Están listos? – Preguntó Archie quien venía junto a Stear, ambos apresurados para no llegar tarde a tomar cada uno su lugar.
-¿Los Leagan estarán presentes? – Preguntó Anthony a Albert, tenía la duda si se atreverían a presentarse al anuncio de su compromiso.
-La tía abuela les permitió estar esta noche antes de irse de la ciudad, además yo quería que se enteraran directamente quien es tú prometida y mí prometida. – Dijo Albert, evidenciando que a pesar de no estar muy de acuerdo con aquella decisión si quería que aquella familia se diera cuenta que no habían podido hacer lo que ellos pretendían.
-¿Cuándo se van? – Preguntó ahora Archie, él también quería que se fueran de la ciudad lo antes posible.
-Mañana mismo, no les daré un día más para quedarse aquí. – Dijo Albert decidido, estaba bastante molesto y ofendido por la acción de Elisa que no la quería cerca de él o de su prometida.
-Ojalá pudiéramos hacer lo mismo con Liam. – Dijo Anthony recordando que aquel hombre se había escapado ya muchas veces de sus delitos.
-No te preocupes Anthony, pronto veremos la forma de que caiga con todos y cada uno de sus delitos, se le está acercando la hora y al verse acorralado cometerá un error. – Dijo Albert seguro de que así sería.
-Ojalá tengas razón tío. – Dijo Stear viendo como el mencionado estaba enseguida de Elroy en el puesto principal como si fuera acreedor a utilizarlo. Todos voltearon a ver a lo que Stear se refería y Albert apuñó la mandíbula molesto por su atrevimiento.
-Vamos. – Le dijo a Anthony y a Archie, quienes tenían que tomar su lugar para esperar la llegada de sus prometidas. Stear se acercaba a Patty ya que había ido por ella antes, al ser ya casi casi parte de la familia la castaña ya estaba en la mansión desde horas atrás.
Anthony, Albert y Archie llegaban junto a la tía abuela, saludándola con cariño y saludando a Liam con desprecio en su mirada, un desprecio que Elroy no percibía al estar encandilada con aquel hijo falso que tenía a su lado.
El anuncio de cada uno de los invitados comenzó a llegar, y entre los más importantes los primeros que llegaban puntuales a la cita eran los Williams y los De la Garza que llegaban con cada representante al centro custodiado por dos hermosas damas cada uno.
Michael era el primero que subía la gran escalinata acompañado de su esposa Juliette y Andy quien no podía esperar para llegar junto al rubio mayor quien la veía realmente enamorado al haberla divisado en cuanto bajó del vehículo que los había llevado.
-Bienvenidos. – Dijo Albert como buen anfitrión, sin embargo su deber como dueño de la casa era quedarse a recibir a los demás invitados, pero su condición de futuro comprometido lo obligaba a entrar al salón al lado de su novia. Elroy observó cómo Albert raudo y veloz iba junto a la joven Williams y besaba su mano con absoluta devoción, cosa que no fue de su agrado, sin embargo algo le decía que había algo más en aquellas miradas que los jóvenes se profesaban.
-William, Elroy. – Decía Michael a las cabezas de clan, ignorando por completo a Liam quien se quedaba detrás pretextando hablar con alguien de los invitados.
-Michael, Julliette. – Decía Elroy con cierto recelo ante ellos, aún no perdonaba que no hubiesen aceptado a Liam como esposo de su hija mayor.
Albert después de saludar atento a sus suegros y besar la mano de Andy, la tomó por el brazo y se sumó a la caravana que formaban, dejando a la tía abuela al lado de Anthony y Archie, quienes también después de saludar a la familia Williams posaban la vista en la familia De la Garza quienes eran los próximos en la lista de llegada.
-Buenas noches. – Dijo Joaquín con su acento muy marcado, saludando a Elroy con propiedad. Elroy sonrió amable, posando curiosa la mirada en la joven que venía de su lado izquierdo.
-Buenas noches señores De la Garza. – Dijo un tanto desconcertada al ver a la rubia, le recordaba a alguien pero no podía completar aquel rostro tan finamente maquillado que tenía frente a ella, por un segundo pensó en la chiquilla que los Leagan había desterrado de Lakewood pero ella misma se negó diciéndose que era porque se parecía a Andrea y por eso le parecía familiar. – Señorita De la Garza. – Dijo extendiendo su mano para presentarse ante ella. – Bienvenida a su próximo hogar. – Dijo para asombro de todos, sobre todo de Candy quien se dio cuenta que Elroy no la había reconocido.
-Mucho gusto señora Elroy. – Dijo Candy con verdadera ilusión y algo aliviada al escuchar las palabras de la vieja Elroy.
-Anthony, acompaña a tu prometida al salón principal. – Dijo a modo de orden. Anthony sonrió por la manera en la que la tía abuela se comportaba con Candy y de inmediato se acercó a ella para besar su mano y saludar a sus suegros.
-Adelante, sean ustedes bienvenidos. – Dijo Elroy viendo como Anthony llevaba a Candy del brazo, lo vio verdaderamente muy entusiasmado con aquella joven y eso le provocó una sonrisa en su rostro, le había parecido una joven hermosa y distinguida, una joven digna de ser una verdadera Ardlay, su figura se irguió orgullosa al ver el porte que ambos mostraban ante los demás. Sonrió a Archie y este pudo ver en el rostro de su tía abuela la mirada de satisfacción que le era difícil de ocultar.
Los Britter llegaron un poco después, así que al menor de los Ardlay le había tocado acompañar a la mayor junto con Liam que después de que habían pasado los Williams y los De la Garza había regresado a su lugar. Elroy le sonrió recibiéndolo de vuelta.
-Bienvenidos Señores Britter. – Dijo Elroy al sentir alivio de que aquella familia sería la última que ella estaba obligada a recibir ya que se había cansado de estar en ese lugar de pie, ya no era tan joven como antes para aguantar tanto tiempo. – Señorita Britter. – Dijo mirando a la joven a los ojos, recordando de pronto a su hijastro sin saber porque, a pesar del tiempo de conocerla la había visto un par de veces pero era la primera vez que la veía tan cerca y de frente.
-Gracias, Sra. Ardlay. – Respondió el Sr. Britter con una sonrisa. Archie ofreció su brazo a Annie y juntos avanzaron hacia el salón principal, de la misma manera que habían salido Anthony y Albert con sus respectivas damas.
Elroy pidió a Liam que se encargara de recibir a los demás invitados, de todas formas pronto tomaría su lugar en el consejo Ardlay, este sonrió complacido por el honor que le hacía la vieja Elroy y se cuadró al frente para esperar a la próxima familia que sin pensarlo eran los Leagan.
Louis venía acompañando a su esposa y a sus hijos quienes tenían la cara de pocos amigos y más cuando vieron quien sería el encargado de recibirlos, siendo que habían visto que la tía abuela había recibido al anterior grupo de invitados.
-Hermanita, cuñado, sean todos bienvenidos. – Dijo con especial interés, como demostrando que ahora él era el dueño y señor de todo lo que había en ese lugar. Sara lo miró con coraje, seguía molesta porque no había querido intervenir en la disputa con la tía abuela.
-Liam. – Dijo Louis con falsa amabilidad, nunca había soportado a su cuñado y mucho menos ahora que se había enterado de lo que sucedía en la familia Ardlay, ya que Sara le había contado a favor de su hija y de ella. – Es bueno saber que sigues en la ciudad. – Dijo Louis, queriendo hablar de negocios con él. – Tenemos que hablar con respecto al rancho. – Le dijo advirtiendo de lo que seguramente quería decir. Liam se tensó molesto por lo que se imaginaba le diría.
-Cuando gustes cuñado. – Le respondió con veneno en su boca.
Los Leagan se adentraron a la mansión como si fuesen apestados de la familia, ya no estaba la tía abuela como en los viejos tiempos barriendo el suelo por el que pisaban, sus amistades se habían dado cuenta de ese detalle y ya no buscaban adularlos para poder congraciarse con la vieja Elroy. Sara veía con coraje a lo lejos las parejas formadas de Anthony y de Albert, la cual le sorprendía porque no se lo esperaban.
-Tío creo que los Leagan si pudieran en este momento cometerían un homicidio. – Dijo Anthony al ver la manera en la que eran observados por los mencionados.
-Tienes razón Anthony. – Dijo Albert con una sonrisa de lado, viendo como Elisa estaba atenta a ambas rubias.
Elisa por su parte no podía dejar de mirar al par de rubias que acompañaban a sus supuestos ex prometidos, buscando el lugar en donde las había conocido ya que se le hacía que de alguna parte las conocía y si bien encontraba las similitudes entre ellas sabía bien que no era por eso que le recordaban a alguien.
-Mamá ¿Conoces a la chica que está con Albert? – Preguntó con molestia a Sara, quien también dirigía su mirada hacia donde la tenía puesta su hija.
-No. – Respondió Sara de la misma manera. – No sé quién es. – Decía curiosa sin dejar de ver a la chica con esmero, lo mismo pasaba con Candy a quien veía sin disimular su desagrado en ellas. – La que está con Anthony es la chica De la Garza, es mona, pero no es tan hermosa y distinguida como tú. – Le dijo a su hija, imaginándose que debía ser la hija de Roxanne la muy querida amiga de Rosemary.
-Ella también me recuerda a alguien. – Decía Elisa con insistencia sin dejar de verla, sintiendo una mala vibra para aquella joven que le había arrebatado el amor de Anthony igual que lo había hecho aquella pordiosera en el pasado.
-¿No es Candy, amor? – Preguntó Louis a Sara, quien abrió los ojos sorprendida al mencionar su esposo a la rubia que en esos momentos ni se acordaban de ella.
-¿Qué dices, Candy? ¡Estás loco! Esa chiquilla es una pordiosera, y tenemos que admitir que la joven que está con Anthony tiene clase y distinción. – Decía Sara viendo a la rubia, quien ignoraba a su inspectora como si no la hubiese visto.
Elisa se había quedado con la duda de lo que su padre había dicho ya que ella también por un segundo se había acordado de Candy, sin embargo había desechado ese pensamiento al pensar que eso no era posible, sin embargo cada vez se convencía más de lo dicho por su padre cuando veía como Anthony se preocupaba por ella, cuando veía como sus ojos se posaban en ella y la miraba de la misma manera que él veía a Candy en la noche del baile en el cual la había rechazado, aquel cuidado, aquella devoción, no la había vuelto a ver en los modales de Anthony para cualquier otra chica.
-¡No puede ser! – Dijo Elisa reconociendo a la rubia. - ¡Es Candy! – Dijo molesta con aquel descubrimiento, apretando sus manos con verdadero coraje, más cuando veía la manera en la que estaba vestida, sin duda alguna las ropas que ella lucía eran mucho más finas y elegantes que las que sus padres le habían podido comprar para esa o cualquiera de las noches de gala que había asistido en su vida.
-¿Qué dices hermanita? – Preguntó Neal intrigado por lo dicho por su hermana, observando detenidamente a la rubia llegando a la misma conclusión que su hermana.
-¡Tienes razón Elisa! Esa joven que está con Anthony no es otra que la andrajosa de Candy. – Decía molesto, pensando que la belleza de la rubia era verdaderamente espectacular y que si no fuera por su primo ella sería su prometida como lo había mencionado alguna vez la tía abuela.
Anthony no perdía de vista al par de morenos que no dejaban de inspeccionarlos dándose cuenta de inmediato que habían reconocido por fin a Candy después de tanto escrutinio que le habían hecho.
-Creo que han descubierto quien es Candy. – Dijo Anthony a su tío. Candy lo miró nerviosa y este le sonrió para que no se preocupara. – No te preocupes amor, nadie te hará daño. – Dijo aferrándola a su cuerpo, sintiéndose segura en sus brazos.
-No te preocupes Candy, somos muchos los que estaremos al pendiente de ti. – Dijo Albert a la rubia quien le agradeció con la mirada.
Terry llegó junto a Mack y rápidamente se acercó a saludar a los Ardlay quedándose junto a ellos para esperar el gran suceso, sabía bien que aquella oportunidad no la tendría nuevamente en su vida, mucho menos el ser cómplice de lo que harían los Ardlay para poder salirse con la suya.
Después de la llegada de los invitados más importantes, el inicio del anuncio de los compromisos se llevaría a cabo y Elroy aún seguía sin reconocer Candy, mientras Elisa seguía su mirada llena de odio contra la rubia, así como su madre y la mirada de orgullo del Sr. Louis al ver feliz la rubia, era lo único que tenía que agradecer a su cuñado quien fue el que le había hablado del hogar de Ponny y de la chica rubia de ojos verdes que vivía ahí, quien podía ser una muy buena compañía para Elisa, sin embargo las instrucciones que recibía Sara era la de hacer la vida imposible a aquella criatura. Neal por su lado se mantenía buscando un trago tras otro para después desaparecer un momento antes de anunciar el compromiso.
La Sra. Elroy se acercó al centro de las escaleras para poder hablar a todas las personas que se habían reunido en la mansión de Chicago y con la mirada buscó a Albert quien iba en su dirección segundos después de dejar a Andy junto a su familia.
-Queridos amigos y familiares. – Dijo primero solemne la matriarca. – Los hemos reunido esta noche para celebrar dos acontecimientos muy importantes para nuestra familia. – Decía con verdadero orgullo y aire de grandeza, la gente la escuchaba en silencio, nadie se atrevía a interrumpir a la flamante Elroy Ardlay, ni siquiera Candy se atrevió a repetir aquel hecho que había sucedido cuando asistió a su primer baile quien al recordarlo sonreía con nostalgia por aquellos días que había vivido antes de partir a México. – Por un lado celebramos el compromiso de mi nieto Anthony Brower Ardlay con la señorita Candice White De la Garza Williams. – Dijo la matriarca leyendo el nombre que le habían proporcionado para que no se confundiera al momento de decirlo, hasta ese momento algo funcionó en la cabeza de Elroy que cayó en cuenta del nombre que repetía, quedando un poco contrariada mientras Anthony y Candy se acercaban a ella para hacerse presente delante de todo el público que los miraba.
Los ojos de Elroy se posaban en el rostro de la rubia quien sonreía feliz al haber escuchado su nombre junto al de su amado Anthony.
-¡Te lo dije! – Decía Elisa bastante molesta al escuchar el nombre de Candy. – ¡Esa idiota que está comprometida con Anthony es Candy! ¿¡Cómo es posible que eso sucediera!? - Decía Elisa a punto de sufrir un colapso nervioso, tirando del pañuelo que llevaba en sus manos.
-Tranquila hija. – Decía Sara con total vergüenza al ver que su hija comenzaba a levantar mucho la voz, llamando la atención de alguno que otro invitado.
Louis decidió llevarse a Elisa del lugar mientras Sara observaba a la tía abuela, dándose cuenta que ella tampoco sabía quién era la joven con la que había comprometido a Anthony.
-¿Qué es lo que sucede? – Preguntó Sara a Liam quien se acercó discretamente a ella, ya que se había mantenido un tanto oculto de Joaquín. - ¿Por qué no me dijiste que esa pordiosera era la prometida de Anthony? – Preguntó un poco alterada, sin embargo buscaba la manera de que nadie la escuchara.
-Es mejor que te tranquilices. – Le dijo Liam a su hermana, tomándola del brazo con algo de rudeza.
-¿¡Está loco!? ¡Esa chiquilla nos ha humillado! – Decía verdaderamente molesta. Liam se la llevó al salón de música para poder hablar con ella.
En el centro de las escaleras Elroy seguía como si fuera una estatua, se había quedado sin palabras y Albert había entrado a sustituirla al darse cuenta que había reconocido quien era Candy, sin embargo su alto interés en el "qué dirán" la obligaban a guardar silencio aunque por dentro estaba bastante molesta por haber sido engañada de esa manera por sus sobrinos, no quería ser el hazmerreír de la alta alcurnia de Chicago así que tuvo que aguantar su molestia.
-Buenas noches amigos. – Decía Albert con una gran sonrisa, demostrando la felicidad que llevaba en el alma, sabía que la tía abuela estaba en shock y sabía muy bien que debía tomar el control para el anuncio del compromiso de Archie y Annie. – Creo que la tía abuela está muy emocionada por este compromiso. - Dijo sin dejar de sonreír, provocando la risa de los invitados. -Así que me veo en la necesidad de anunciar ahora el compromiso de mi sobrino Archivald Cornwell y la señorita Annie Britter. – Decía mientras Elroy lo observaba intentando sonreír a sus palabras. – Esta noche, como ya lo ha dicho la tía abuela es una noche muy importante para la familia Ardlay, sin embargo lo que la tía abuela no sabe es que no son dos compromisos los que se anunciaran. – Dijo sorprendiendo aún más a la matriarca quien lo volteó a ver de nuevo intentando controlar su respiración. Albert sonrió con travesura a la vieja Elroy. – No es usual que el mismo prometido anuncie su compromiso, pero como cabeza principal de la familia Ardlay no puedo hacer nada más que anunciar mi compromiso con la señorita Andrea Williams. – Dijo Albert de nueva cuenta, extendiendo su mano para que Andrea se acercara a él y los presentes comenzaran a aplaudir al momento de que las tres parejas que se habían anunciado se establecían una enseguida de la otra, quedando Albert y Andrea al centro, Candy y Anthony a la derecha del mayor y Archie y Annie al lado izquierdo.
Los aplausos no se hicieron esperar, así como los comentarios entre los presentes buscando a Elisa entre los invitados para ver la cara que había puesto la morena cuando días atrás había presumido de su supuesto compromiso con el patriarca de la familia, tachándola de embustera y mentirosa.
-¿Qué significa esto Albert? – Dijo la matriarca en medio del barullo que se había armado con los aplausos.
-Lo que escuchaste tía. Andrea y yo estamos comprometidos. – Dijo para molestia de la mayor, sin embargo tenía que admitir que era muy buen partido el que su sobrino se había conseguido.
-Tengo que sentarme. – Dijo la matriarca para bajarse de las escaleras lentamente.
-¿Te encuentras bien? – Preguntó Albert sintiéndose un poco culpable por la reacción de la matriarca.
-Después hablamos. – Le respondió y siguió su camino.
-Tía abuela. – Dijo Anthony a la dama de hierro, también preocupado por ella, tomando de la mano a Candy para alcanzarla en el inicio de la escalera.
-Ahora no Anthony. – Le dijo mirándolo con los ojos llenos de frustración por la jugada que había pasado.
La matriarca se deslizó entre los invitados y poco a poco la comenzaban a rodear sus amistades obligándola a hablar de aquellos compromisos, forzando una sonrisa para demostrar a todos que estaba completamente de acuerdo con la situación y que a pesar de estar sorprendida por el anuncio del último compromiso lo respaldaba decididamente.
Joaquín y su esposa, así como los Williams habían estado al pendiente de la reacción de la matriarca y todos convinieron que era necesario hablar al siguiente día con ella para aclarar algunas cosas que obviamente aquella anciana no comprendía.
Anthony y Candy se quedaron un momento apartados de los demás, observando como la tía abuela se retiraba hacia un lado del salón.
-¿Crees que estará bien? – Preguntó Candy un tanto angustiada por la anciana.
-Sí. – Dijo Anthony no muy convencido. – No te preocupes, la tía abuela es más fuerte de lo que parece. – Dijo reflexionando un poco la situación. – Creo que lo que más le puede es el orgullo de no haber conseguido lo que ella quería. – Dijo Anthony seguro, sabía que la tía abuela era lo que más le podía, perder el control de la situación.
-Lo mejor de todo fue ver la cara de Elisa. – Dijo Terry quien se acercaba a la pareja.
-¿Tú crees? – Preguntó Anthony importándole muy poco la reacción de la morena.
-¡Por supuesto! – Dijo animado. – Sobre todo cuando comprendió quien era realmente tu prometida. – Dijo de nuevo con una sonrisa en su rostro. – Se nota que Albert no le interesaba. – Dijo volteando a ver al mayor que estaba completamente feliz con su prometida. Candy miró a Anthony incómoda, sabía bien que Terry tenía razón y que Elisa continuaba teniendo sentimientos por Anthony.
-Lo siento por ella. – Dijo Anthony abrazando con mayor ternura a Candy, quien se dejaba abrazar refugiándose en los brazos de su amado. – Pero soy hombre de una sola mujer. – Dijo besando la sien de la rubia. Mack lo vio un poco incómoda recordando que tenía algo pendiente que hablar con el rubio.
El baile inició y las parejas se reunieron al centro de la pista para dar inicio a la celebración del compromiso, después del sorpresivo anuncio del tercer compromiso las cosas se habían descontrolado un poco. Elisa seguía en la habitación en la que la había recluido su padre mientras despotricaba un sinfín de insultos para la rubia.
Sara por otro lado seguía bastante molesta con su hermano por haberle ocultado información que creía era muy importante para ella.
-¿¡Por qué nunca me dijiste quien era Candy!? – Preguntó con furia a Liam. - ¡Todo lo tenías perfectamente planeado! ¿¡Por eso hiciste que Louis la adoptara!? – Decía temblando de coraje, al creer que su hermano había planeado todo de esa manera.
-¡Por supuesto que no! – Dijo Liam en su defensa. – Cuando me enteré que la hija de esos bastardos estaba con vida yo mismo pensé en terminar con ella con mis propias manos. – Decía realmente cegado por el odio a los De la Garza. – Para mí no era suficiente con que ellos la creyeran muerta, necesitaba que fuera verdad su dolor, sin embargo no podía hacerlo sin meterme directamente en problemas, así que después de pensar un poco decidí que ustedes la adoptaran e hicieran de su vida un infierno. – Explicaba Liam a su hermana. – Nunca pensé que Anthony se interesaría en ella. – Dijo de nuevo, tal vez era lo único verdadero que decía en su vida.
-¡Pues así fue! – Dijo Sara molesta. - ¡Por culpa de esa chiquilla Anthony dejó de ver a Elisa como su futura novia! – Decía cegada por su amor de madre, sin aceptar que el rubio nunca había puesto los ojos en la insoportable Elisa. - ¡Por eso la mandé a México! – Decía revelando los motivos por los que le urgía enviar a Candy a México.
-¡Yo no sabía que era la misma chiquilla que me enviabas a México! – Dijo realmente, ya que no sabía que Sara no toleraba por eso a Candy y la había enviado a su hermano con la única instrucción de que le asignara los trabajos más duros y pensados que le vinieran a la mente, acusándola de ladrona y de haber ofendido y humillado a sus hijos la misma excusa con la que había enviado a tantas jóvenes a vivir a México. – No sabía que era la hija de Roxanne la que me enviabas de nuevo. – Decía a su hermana, Sara seguía sin perdonarle ese hecho.
-¡Me hubieras dicho desde un principio de quién se trataba! – Decía Sara muy molesta con él. – De esa forma yo la hubiera enviado a otro lugar mucho más lejos y desagradable para que pagara todo lo que ha hecho a nuestra familia. - Decía de nuevo indignada por cómo le habían salido las cosas.
-Cuando me enteré de la identidad de Candy ya era muy tarde, Joaquín y Roxanne ya la habían adoptado, así que no había nada que hacer, a pesar de ello intenté desaparecerla en una ocasión, sin embargo los imbéciles a los que mandé no lo consiguieron. – Decía recordando el motivo por el que había huido del rancho que era el mismo por el que se había estado ocultado de Joaquín.
-¿¡Qué vamos a hacer ahora!? ¡Somos el hazmerreír de la sociedad! – Decía realmente preocupada.
-Por ese lado no puedo hacer nada. – Dijo Liam tranquilamente, demostrando que no le importaba mucho lo que sucediera con su hermana y su familia.
-¿¡Por qué no nos quieres ayudar!? – Preguntó Sara a Liam con verdadero coraje al ver que realmente no se preocupaba por lo que les pudiera suceder.
-Porque nunca pensé que la única persona en la que confiaba me hubiera traicionado. – Dijo Liam viéndola de frente, reclamando el hecho de la herencia que les asignarían a los nietos Briand.
-¿Traicionado? No sé a qué te refieres. – Dijo Sara nerviosa, evitando la mirada de su hermano.
-¿Segura? – Preguntó buscando sus ojos. Sara siguió esquivando su mirada. - ¿Entonces no es traición el no haberme dicho del dinero que recibirían mis hijos como herencia de nuestro padre? – Preguntó haciendo que Sara se girara de pronto para verlo ahora si a los ojos.
-¿¡Quién te lo dijo!? – Preguntó sorprendida.
-¿Quién más? – Dijo Liam sarcástico. – La vieja me confesó del fideicomiso que estaba a nombre de tus hijos y que si yo no tenía hijos ese dinero pasaría a ellos. – Dijo acorralando a Sara.
-¡Maldita vieja! – Dijo molesta, levantando la voz indignada porque descubría una vez más que Elroy tenía a su favorito.
-Ahora veo porque te enojaste cuando te dije que tenía una hija. – Dijo Liam recordando el coraje que mostró Sara al saber que Annie Britter era su hija.
-No puedes hacer nada por ese lado. – Dijo Sara desafiando a su hermano.
-Por supuesto que sí, y lo haré. – Dijo seguro de que conseguiría su propósito. – Hablaré con ella y le revelaré que soy su padre, le diré que me acabo de enterar y sé que me creerá. – Decía convencido de sus dotes de actor.
-Sus padres no lo permitirán. – Dijo Sara segura de que ninguno de los Britter le permitirían hablar con ella.
-Tal vez, pero la vieja me creerá a mi cuando le diga que yo no sabía nada de ella. – Dijo sonriendo de lado. – Sabes que soy su favorito, así que cuando se entere que tengo un heredero y que pienso recuperarlo me entregará ese dinero y así cuando ella muera me quedaré con la parte de su dinero, de esa forma tendré acceso a toda la fortuna incluida la del imbécil de Joaquín y la tonta de Roxanne. – Sara escuchaba a su hermano y se daba cuenta que todo lo tenía perfectamente planeado y lo peor del caso sabía que tenía razón, ya que la vieja Elroy estaba comiendo de su mano al creer que realmente la veía como a una madre.
-¡Eres un maldito! – Le dijo con coraje, viendo cómo la mirada azulada de aquel hombre que llevaba su sangre se iluminaba feliz de que pronto vería realizados sus planes.
-Tal vez… - Dijo sonriendo feliz. – Y si no me hubieras traicionado tú disfrutarías tanto como yo el momento de la ruina de los Ardlay, y con ello vengarías la humillación que le han hecho a tu familia. – Dijo Liam con una sonrisa de lado, Sara lo veía realmente molesta. – Así que no te queda otra más que abandonar la ciudad mañana mismo. – Dijo Liam a su hermana.
Liam dejó a Sara en la sala de música y salió del lugar plenamente convencido de que todos sus planes pronto se harían realidad, por un lado sentía pena porque su hermana no disfrutaría con él los beneficios que daba tener una fortuna tan grande como la de los Ardlay, pero pensaba que al igual que él no era una persona de fiar.
Juan y María eran unos más de los invitados a la elegante fiesta y a pesar de que habían sido invitados directamente por los anfitriones no se sentían muy bien en aquel ambiente, así que se habían sentado en un pequeño rincón. María tenía los pies inflamados por el baile y quería descansar un poco.
-¿Se siente bien señora? – Preguntó Juan al ver que la vieja Elroy venía caminando con dificultad. María se levantó de su asiento para darle el lugar a la anciana.
-Siéntese por favor. – Dijo la morena. Elroy veía a uno y a otro un tanto confundida, no sabía quiénes eran aquel par de jóvenes tan amables, sin embargo ellos sí sabían quién era ella.
-¡Trae un poco de agua, Juan! – Dijo María preocupada por el estado de salud de la vieja Elroy. Juan salió corriendo por el pedido de su esposa y ella se quedaba a vigilarla. – No se preocupe Sra. Ardlay en un momento llegará mi esposo. – Le decía angustiada. Elroy no respondía solo tenía sus ojos llenos de lágrimas y su corazón realmente acelerado.
Juan llegó pronto con un vaso de agua y en la compañía de Dorothy y José quienes estaban en la mansión para dirigir al servicio de la fiesta.
-¡Señora Elroy! – Dijo Dorothy realmente asustada por la situación de la mayor.
-Llévame a mi habitación Dorothy. – Le dijo a duras penas.
-Llama a la Dra. Williams. – Dijo José a su hermano.
-No. – Dijo Elroy necia. – Solo necesito descansar. – Dijo de nuevo. – Por favor que nadie se dé cuenta. - Dorothy asintió y entre Juan y José la subieron cuidando que nadie se diera cuenta de la situación de la anciana.
Anthony seguía en las nubes junto a Candy, bailando su vals favorito en medio de la pista, gozando como nunca aquel acontecimiento, Archie estaba igual que el rubio y ni se diga de Albert quien brindaba feliz con su suegro y su futura familia.
Stear y Patty estaban con Terry y Mack y la ojiazul había pedido una bebida a Terry y Patty a Stear, dejándolas un momento a solas.
-Patty, quiero pedirte un favor. – Dijo Mack a Patricia aprovechando que sus prometidos habían ido a buscar su bebida.
-¿Qué sucede Mack? – Preguntó Patty extrañada de qué era lo que aquella joven quería pedirle.
-Necesito hablar un momento con Anthony por favor. – Dijo ante el asombro de Patty, quien la miró extrañada y un tanto desconfiada del motivo por el cual quería hablar con el rubio.
-Mack, no creo que sea buena idea. – Dijo Patty intentando no hacer lo que la castaña quería. – Anthony es feliz con Candy, ella es una buena chica, además Terry te ama y no es justo que le hagas esto. – Dijo reclamando a Mack lo que ella pretendía hacer.
-No es por eso que quiero hablar con él. – Dijo la castaña un tanto ofendida porque Patty había pensado mal de ella. – Necesito disculparme con él por un asunto diferente. – Dijo explicando un poco el motivo. Patty la miró indecisa, sin embargo aceptó ayudarla.
-Está bien, te ayudaré, pero te advierto que si Anthony o Candy salen lastimados te aseguro que yo estaré del lado de ellos y hablaré con la verdad. – Dijo Patty demostrando que en muy poco tiempo había logrado estimar de verdad a la rubia. Mack asintió con una sonrisa.
-Volvemos en un momento. – Dijo Patty a su prometido. - Amor, mientras cuéntale a Terry sobre tu proyecto de tu artefacto volador. – Dijo de nuevo a sabiendas que Stear entretendría a Terry más de lo necesario.
-¡Tienes que escuchar esto! – Dijo Stear emocionado de contar sus planes al actor. Terry no tuvo de otra más que escuchar lo que con tanta ilusión le contaba el inventor.
Mack y Patty se acercaban a Candy y Anthony quienes platicaban muy felices sin tomar mucho en cuenta lo que sucedía a su alrededor, el rubio tenía a Candy por la cintura y la veía a los ojos deseando que todas las personas desaparecieran en ese momento y poder robarle un beso el cual sería el primero de la noche.
-Hola chicos. – Dijo Patty con timidez.
-Hola Patty. – Respondió Candy con una sonrisa verdaderamente radiante. - ¿Dónde está Stear? – Preguntó la rubia.
-Lo dejé platicando con Terry. – Dijo un poco tímida la de anteojos.
-¿Estas bien Patty? – Preguntó Anthony al ver que la prometida de su primo se veía un poco tímida. Patty asintió avergonzada.
-Anthony ¿Me podrías prestar a Candy por un momento? – Preguntó ante la mirada de interrogación de Candy. – No es nada malo, solo cosas de chicas. – Dijo guiñando un ojo a la rubia para que comprendiera. Anthony sonrió un poco apenado imaginándose que su futura prima necesitaba ir al sanitario.
-Muy bien, yo estaré con Stear y Terry. – Dijo para dirigirse con ellos mientras Patty se llevaba a Candy del lugar en dirección al baño del salón principal.
-Anthony. – Dijo Mack al rubio saliendo de pronto de algún lugar.
-¡Mack! – Dijo Anthony sorprendido, no se esperaba que la castaña le saliera al paso.
-¿Podemos hablar un momento? – Preguntó Mack al rubio.
-No creo que sea conveniente. – Dijo Anthony volteando a ver a Terry quien estaba muy entretenido con Stear, sabía bien de qué era lo que posiblemente quería hablar con él.
-Por favor. – Dijo Mack con súplica. Anthony se sintió mal al ver la ansiedad en la chica.
-Te escucho. – Dijo Anthony a la joven, mientras buscaba a Candy en la dirección que se había ido con Patty.
-Aquí no por favor. – Dijo Mack viendo a Terry, Anthony comprendió que no quería que Terry se enterara que hablaría con él.
-Bien, pero tendrá que ser rápido. – Dijo Anthony llevándola a un rincón donde pudieran hablar a la vista de todos muy cerca de donde habían encontrado a la tía abuela sin aliento. – Tú dirás. – Dijo poniendo atención a la joven quien lo veía nerviosa al tenerlo frente a él.
-Solo quiero pedirte una disculpa. – Dijo sin dejar de frotar sus manos una con la otra. – Nunca pretendí lastimar a tu novia, mucho menos hacerte sentir incómodo con mi acción. – Dijo desviando su mirada de la de él, le costaba mucho trabajo mantenerla fija en la de él por lo intimidante que se le hacía cuando la veía de frente, sabía que estaba molesto por su acción.
-Eso es algo que ya quedó en el pasado y es mejor dejarlo de lado. – Dijo Anthony tranquilo. – Lo que me preocupa ahora es saber tus sentimientos por Terry. – Dijo sorprendiendo a Mack. – Y no quiero que me mal entiendas, lo que me preocupa es que puedas dañar a Terry si lo estás engañando. – Dijo defendiendo a su amigo.
-Por supuesto que no. – Dijo Mack explicando sus sentimientos. – Cuando me encontré de nuevo con Terry hubo una conexión especial entre nosotros, solo que no quería darme cuenta de ello y cuando te vi no pude evitar hacer lo que hice. - Volvía a decir avergonzada.
-¿Entonces tus sentimientos por Terry son sinceros? – Preguntó Anthony un poco más aliviado por la confesión de la castaña. Mack asintió bajando la cabeza tímida, le daba pena hasta cierto punto el que él se enterara que lo había olvidado no quería que pensara que había sido un capricho solo en su vida, algo que a Anthony le tenía despreocupado.
-Sí, de hecho creo que viene de antes, pero cuando te conocí mi amor por ti no me dejó ver lo que verdaderamente sentía por Terry. – Dijo ruborizándose de nuevo ante esa confesión.
-Me alegra saber que realmente amas a Terry, porque una cosa que jamás podría perdonarte es que jugaras con sus sentimientos. – Dijo sin dejar de observarla fijamente. Mack asintió y volvió a mirar el piso, sabía bien que Anthony estimaba mucho a Terry y ponía su amistad por encima de la amistad que había tenido con ella.
De lejos Terry buscaba a Mack por todos lados, había dejado de poner interés en la plática de Stear para buscar a su chica por los alrededores, cuando por fin la encontró la imagen que se reveló ante él le resultó incómoda, ya que veía que estaba algo incómoda frente a Anthony y eso no le agradó en lo más mínimo. Después volteó al lado contrario y vio a Candy que también había visto la misma escena, ella estaba acompañada por Patty y de pronto la vio que subía las escaleras de la mansión. Terry lejos de ir con su novia y Anthony se dirigió detrás de la rubia, dejando a Stear solo sin darle alguna explicación.
Candy venía caminando con Patty después de haberla acompañado al sanitario, había creído que se había tardado mucho tiempo y estaba ansiosa por regresar junto a Anthony. Cuando por fin lo encontró a pesar de que confiaba en su prometido no pudo evitar sentir una punzada en su corazón al verlo hablar tan seriamente con Mack.
-Candy lo siento. – Dijo Patty apenada al ver la reacción de la pecosa, sus ojos se habían llenado de lágrimas y un temblor había aparecido en su cuerpo. – Te juro que no fue mi intención que te sintieras mal. – Dijo arrepentida de haber ayudado a Mack para que hablara con Anthony.
-No te preocupes. – Dijo Candy dejándola de pronto para subir las escaleras en busca de aire para aclarar sus pensamientos y calmar los celos que a sabiendas no eran justificados no podía evitar sentirlos.
-¡Candy! – Dijo Patty. Anthony escuchó el llamado que le hacían a su novia y de inmediato dejó a Mack a solas para ir tras ella, una vez que llegó con Patty ella le dijo hacia donde había ido.
Patty nerviosa se acercaba a Stear quien la estaba esperando.
-¿Qué sucede amor? – Le preguntó preocupado cuando vio la expresión de su novia que se dirigía a él con paso veloz.
-Ayudé a Mack para que hablara un momento con Anthony y creo que causé un problema entre él y Candy. – Dijo apresurada de una manera que se podía notar lo arrepentida que estaba por haber hecho eso.
-¿¡Qué hiciste qué!? – Preguntó Stear sorprendido con aquella revelación. - ¿¡Por qué hiciste eso!? – Preguntaba de nueva cuenta. - ¡Sabes que Mack estaba enamorada de él! – Decía completamente preocupado.
-¡Lo sé! ¡Pero Mack me dijo que no era referente a eso a que quería hablar con él! – Decía nerviosa.
-¿¡Y le creíste!? – Decía insistente. Patty asintió. - ¡Santo Dios! Con razón Terry se fue de repente, debe haber visto a Anthony platicando con Mack. – Dijo buscando a Terry por todos lados, sin embargo no había visto para donde se había ido. Patty siguió a su novio quien de inmediato pidió ayuda a Archie y a Annie. Los cuatro chicos se separaron en parejas para buscar al rebelde.
-Te busqué por varios lados. – Dijo una voz que supo identificar de inmediato cuando estaba con la mirada fija en una de las pequeñas terrazas de la mansión. - ¿Qué estás haciendo? – Preguntó acercándose con precaución.
-Pensando. – Dijo la rubia sin voltear a ver al dueño de aquella dulce voz que se aproximaba cada vez más.
-¿En qué piensas? – Preguntó abrazándola por la cintura para después recargar su cabeza en su hombro. Candy continuó viendo las flores que podían advertirse bajo la oscuridad de la noche.
-En nosotros. – Dijo Candy de la misma manera.
-Ese tema me gusta. – Dijo coqueto, besando la mejilla de su novia, sabía que estaba molesta, que estaba celosa por lo que había visto, sin embargo también sabía que ella conocía realmente sus sentimientos. - ¿Quieres compartir conmigo tus pensamientos? – Preguntó al ver que Candy permanecía en silencio. Candy sonrió, sin embargo siguió sin verlo de frente.
-No puedo evitar sentir celos de ella. – Dijo sin más. Anthony sonrió tierno y la giró hacia él para que lo viera de frente.
-No puedo evitar sentirme halagado con ese comentario. – Dijo Anthony travieso con el comentario que le hizo su novia.
-¡No te burles! ¡Hablo en serio! – Dijo Candy un tanto molesta con su novio, haciendo un tierno puchero que provocó que Anthony la besara con dulzura en los labios.
Candy se dejó llevar por ese beso tierno y húmedo que Anthony le brindaba, disfrutando de aquella caricia que tanto había anhelado a lo largo de la noche y que era la primera que podía darle la noche de su compromiso. La acercó a él con mayor confianza al ver que respondía a su caricia sin poner resistencia, sabía que lo amaba, pero también sabía que se había molestado por haberlo visto hablando con Mack.
-Yo también hablo en serio cuando te digo que te amo. – Le dijo cuándo pudo tomar aire antes de volver a apropiarse de su boca, esta vez con mayor intensidad, acariciando su rostro mientras con la otra mano la aferraba por su cintura. Candy lo abrazaba por el cuello para sentir más el calor de su cuerpo y ambos se besaban con pasión en medio del balcón, protegidos por la oscuridad de la noche. La lengua del rubio abordó la boca de la pecosa, necesitado de ella, quería más de ella en ese momento y quería darle más a ella, quería demostrarle lo mucho que la amaba y que ella, solo ella era la que lograba que su mundo se pusiera de cabeza si no la veía sonreír.
-Te amo Anthony. – Dijo Candy dando espacio para que Anthony besara su cuello, quería sentir esa dulce caricia en aquella parte de su cuerpo.
-También te amo Candy, te amo tanto que no soporto la idea de verte llorar. – Le dijo viajando con sus labios a lo largo de su cuello, besando con ternura esa parte descubierta que tenía a su alcance y que debía aprovechar acariciar antes de volver al bullicio del baile. Candy se aferraba más a sus hombros aferrándose a su espalda para soportar la pasión que le despertaban las caricias de su prometido en su cuerpo. – Te amo pecosa, te necesito. – Le decía impaciente, buscando la manera de controlar el llamado que le hacía su cuerpo.
-Miren nada más quien está aquí. – Se escuchó de pronto detrás de ellos. Anthony por inercia puso a Candy detrás de él y volteó con fastidio a enfrentar a la voz que había escuchado.
-¿¡Qué quieres Neal!? – Preguntó cuándo tuvo de frente al moreno, quien se veía había bebido de más y detrás de él se acercaban cinco siluetas más. Anthony sintió miedo por su novia al ver a los amigos de Neal, amigos que sabía bien que él frecuentaba y que no eran para nada confiables, los mismos con los que se juntaba en el Colegio. La puso detrás de él por completo y la cubrió con su cuerpo. - ¡Tan cobarde como siempre! – Dijo Anthony de nuevo.
-En un momento voy a demostrarle a tu noviecita y a ti quien es el cobarde. – Dijo buscando a Candy. Anthony apretó los puños con impotencia.
-Tranquila amor, no dejaré que te hagan daño. – Decía decidido a pelear con aquellos maleantes. Neal sacó una navaja de su bolsillo y la accionó frente a él. - ¡Tú y yo solos, Neal! Veamos si eres tan valiente. – Dijo Anthony retando al cobarde de su primo. Neal sonrió sabiendo que Anthony estaba desarmado.
-Cómo digas. – Dijo Neal acercándose a Anthony mientras Candy comenzaba a buscar la manera de salir corriendo del lugar para ir por ayuda.
Neal intentó herir a Anthony con la navaja y este esquivó varias veces el arma, sin embargo en un intento de desarmarlo el cobarde de Neal la hundió en su mano izquierda provocando un grito de dolor en Anthony.
-¡Anthony! – Gritó Candy preocupada por su novio.
-¡Estoy bien mi amor! – Dijo Anthony aguantado el agudo dolor que sentía en la palma de su mano para no preocupar más a su pecosa.
-Solo así serás bueno inútil. – Dijo la voz de Terry quien había salido de pronto de la oscuridad del balcón, no sabían en qué momento había llegado hasta ese lugar, sin embargo Anthony agradecía que su compañero de peleas hubiese salido de su escondite, el cual tenía varios minutos ahí, ya que había llegado primero que Anthony, sin embargo no se atrevió a hablar con Candy mucho menos cuando poco después llegó Anthony y después de verlos tan románticos pensó en irse pero no podía salir de ahí sin ser visto. Cuando Neal llegó, pensó en dejar que terminara solo con el moreno, pero no se imaginó que estaba armado.
Continuará…
Hasta aquí el capítulo hermosas, espero que les haya gustado o por lo menos hayan estado muy atentas a lo que sucedió.
Quiero pedir una disculpa por la equivocación que tuve del capítulo pasado, como les comenté fue un error de selección solo vi 26 y dije este es y no me di cuenta que era de la historia LLAMADO DEL CORAZÓN, como alguna de ustedes se dio cuenta, por eso no concordaba con la continuación de esta. Lo bueno de todo esto es que me dejaron más comentarios jajajaja es el capítulo más comentado de la historia jejejeje.
TeamColombia. Hola hermosas, como siempre muchas gracias por comentar y leer la historia, gracias por estar al pendiente y avisarme que me había equivocado de capítulo. Les mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones a cada una de ustedes.
Rose1404. Hola hermosa, me alegro que te encante la historia, sobre todo que leas y estés al pendiente de ella, siempre es un placer leer tu comentario. Te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.
Julie-Andley-00. Hola hermosa, como tanto ansiabas aquí está lo que sucedió en la fiesta de compromiso, espero te haya gustado y lo hayas disfrutado, falta lo de Liam pero algún día lo van a atrapar no te desesperes. Muchas gracias por seguir en la historia al pendiente hermosa, te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.
Marce Sanchez. Hermosa bienvenida a los comentarios, no sé si ya habías comentado sin dejar tu nombre pero me alegra ver un comentario tuyo, tienes toda la razón, me equivoqué con el capitulo el error no fue tuyo. Muchas gracias por avisarme. Te mando un fuerte abrazo hermosa, saludos y bendiciones, y mi más profundo agradecimiento por leer la historia.
lemh2001. Hermosa! tienes toda la razón, con más de un siglo mi rubio bello sigue estando guapo y lo que le sigue y lo mejor de todo es que sigue manteniéndose en nuestros corazones ojalá siga traspasando generaciones y más generaciones. Gracias por leer hermosa me alegro que te guste mi manera de escribir. Te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.
Aminaabud. Hermosa! me imaginé tu recorrido en cámara rápida y me reí mucho hasta que capté que estabas describiendo casi un suicidio jajajaja siento haber escrito eso, pero pues creo que amo la pareja Terry Elisa, así como muchas aman escribirlo con Anthony, no lo puedo evitar, de hecho me contengo porque tengo muchas ideas con esta pareja que puedo asegurar que las que aman al rubio y saben que sufre en otras historias lo disfrutarían, pero también muchas les sería indiferente. Gracias por leer hermosa, te mando un fuerte abrazo amiga, saludos y bendiciones.
Leidy. Hola hermosa, no te preocupes me imagino que a veces aunque quieras es imposible, pero me alegra que sigas dándote un tiempo para leer, te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.
María José M. Hola hermosa! como siempre tan linda con tus comentario, me da gusto leerte y sobre todo saber que el capítulo que leíste sigue fresco en tu memoria a pesar de que ya hace un año terminé de escribir esta historia, la verdad lo aprecio mucho. Que bueno que te gustó el capítulo y espero que no sigas teniendo problemas con la plataforma para que puedas seguir leyendo sin problemas y sobre todo comentando jajaja porque me gusta que comentes. Te mando un fuerte abrazo hermosa, saludos y bendiciones.
Ster Star. Hola hermosa! gusto en leerte de nuevo, me imaginé que estabas ocupada y que por eso no te habías manifestado, pero me alegra que te hayas puesto al corriente con la historia. Yo creo que Sara no se decidió a exigirle nada a Terry porque ya tenía apalabrado a Albert con la tía abuela, y según ella todo le saldría bien y prefería a un hombre más maduro y establecido a un rebelde que aún no era Duque... creo... no estoy en la mente de Sara jajajaja, pero algo así pensó. Gracias por comentar bella, te mando un fuerte abrazo, saludos y bendiciones.
Muchas gracias a todas y cada una de las lectoras que están presentes en la historia a pesar de no dejar un comentario, gracias por seguir fielmente la historia, les mando un fuerte abrazo y mis más profundos agradecimientos a cada una de ustedes, gracias por leer, bendiciones para sus vidas.
GeoMtzR.
