—La señorita Tsukino esta fuera de peligro, es un milagro que se salvara ya que recibió tres balazos que le desgarraron parte de algunos intestinos y la operación que realizamos fue muy peligrosa -explicó con seriedad, todos suspiraron aliviados ante esa noticia y el doctor embozo una diminuta sonrisa al ver el alivio en todos- además le hicimos una transfusión de sangre, por ahora esta delicada y la tendremos en observación durante un tiempo.

—Muchas gracias doctor -agradeció Kenji comenzando a llorar de alivio- por salvar a mi hija...

—De nada, este es mi trabajo.

Se retiro de ahí, pero se pudo escuchar nuevamente varios suspiros de alivio en la sala, él les había quitando un peso de encima, pero seguían preocupadas por su salud de ahora en adelante.

—Lo mato porque lo mato -exclamó Takeshi levantándose de su asiento furioso- ¡¿como se atreve a dañar a Serena?!

—Tranquilo Takeshi que nosotros te ayudamos, no eres el único que lo quiere matar -menciono Kaori su voz era sombría y vacía una voz que provocaba escalofríos- se metieron con la persona equivocada.

—Nadie se mete con la líder de nuestra pandilla.

—Espera un momento... ¿Tu no eras la sirvienta de Serena? -preguntó Ana al llevar un tiempo observando a Mina que estaba a un lado de ellos- ¿tu que haces aquí?

—¿Yo? -preguntó señalándose bastante nerviosa al verse descubierta por la chica y mas al reconocer su voz- y no soy una sirvienta, yo soy su amiga

—¿Su amiga? -cuestionó burlona había escuchado la historia de aquellas chicas, pero nunca las había visto en persona- bueno, pero yo no te creo.

—Ana eso es muy es cierto aunque queramos negarlo... -contestó Kaori y le miro con el ceño fruncido- ellas son sus guardianas, así que no puedes hacerles nada por ordenes de Serena.

—Bien -respondió Ana con un bufido de molestia- pero la tendré vigilada no confió en ella.

—Hotaru pasame a la niña, ya debe de tener hambre -pidió Takeshi con un suspiro y Hotaru se la paso este saco una biberón preparada ya que Rini daba indicios de llorar- si tenías hambre mi princesa.

—Mi hermana es muy fuerte... -todos observaron a Sammy quien sonreía mientras hablaba- ella saldrá de esto yo confió en ella.

—Si lo es, sabemos que la muerte no podrá con ella

Todos asintieron con esperanza sabiendo que ella podría y mientras con Serena ella ya estaba bien, pero estaba sedada por la reciente operación.

~

Hija mía...

Serena abrió los ojos al escuchar aquella voz, ella noto que estaba en otro lugar y también observó su vestuario era del mismo que cuando era Serenity.

—¿Madre? -preguntó al nombrarla apareció frente a ella y Serenity sonrió- eres tu Mamá.

—Serenity... Mi pequeña hija... -le llamó acercándose a ella con una leve sonrisa- tienes que ser fuerte por tu hija y por tu prometido.

Serenity sonrío tomando las manos de Selene quien apretó el agarre mirándole con ternura.

—Claro mamá -respondió con un tono meloso y emocionado- siempre lo seré y gracias...

—Se fuerte mi princesa -pidió Selene nuevamente besando su frente- tu eres muy fuerte...

—Si... -respondió con un suspiro y se alejo de Selene- lo se, hay personas que me esperan allá afuera...

—Hija... -le volvió a llamar Selene quien miro hacia arriba y luego a Serenity nuevamente- vuelve ya es hora de despertar.

—Gracias mamá por visitarme, necesitaba tu visita...

—Adiós mi pequeña coneja.

~

Serena despertó después de aquel encuentro que tuvo con Selene dándose cuenta que era de noche y noto a Takeshi dormir en un sillón cerca de su cama quería levantarse de donde estaba, pero estaba muy débil como para hacerlo además le dolía mucho su estómago.

—Estoy bastante débil y muy adolorida... -se quejó bastante molesta y miro el reloj del cuarto- son las 5:30 de la mañana... Es muy temprano todavía...

Ella suspiro nunca se imaginó que Darien le quitaría la pistola peor le disparara ella no tenía intenciones de hacerlo solo era asustarlo, pero el se lo tomo en serio, se maldijo por no pensar en eso ya que siempre calculaba todo, se quedo quieta mirando el techo hasta que amaneció y Takeshi despertó.

—Dormí bastante bien -exclamó Takeshi y observó a Serena que aún estaba despierta mirando el techo- ¡amor despertaste!

—Takeshi -le llamo sonriendo cuando dejo de ver hacia arriba mas cuando él se acercó y la beso- hola amor.

—Que bueno que despertarte -comento con alivio y Serena soltó una pequeña risa- dijeron que tu vida colgaba de un hilo.

—Sabes que la muerte siempre pierde contra Serenity Plateada -comento bastante orgullosa de si misma- jamás me gana y tu lo sabes muy bien.

—Eso es cierto amor -dijo y tomo su mano besándola con suavidad- ¿como te sientes?

—Estoy bien aun adolorida, pero bastante bien.

—Me imagino cómo debes estar.

Contestó soltando su mano para acomodarla en la camilla y así evitar tanto movimiento en ella.

—Lo siento -murmuro tan bajo, pero escuchable para él- yo no pensé...

—Todos pensamos que morirías y nos dejarías solos.

—Lo siento mucho -se volvió a disculpar con un puchero tomando la mano de Takeshi y suspiro- no fue mi intención asustarlos de esa manera... Por cierto ¿donde esta mi niña?

—Ella esta con tu madre, nadie se ha despegado de aquí.

—Estas hablando de ¿todas? -cuestiono intrigada cuando dijo "nadie" y asombrada, así que él asintió- ¿es en serio?

—Si.

Serena sonrió sabia lo tercas que eran, pero rápidamente mordió su labio y empezó a llorar con fuerza.

—Takeshi... -dijo escondiendo su rostro- lo siento mucho...

—No te disculpes, mejor sigue llorando Serena.

—Lo siento me veo débil -mencionó tratando de dejar de llorar, pero era imposible para ella- la verdad no me gusta llorar frente a ustedes...

—No lo eres, sabes que es bueno llorar de vez en cuando y lo sabes siempre estaré ahí para consolarte... -comento con una sonrisa limpiandole las lágrimas mientras la animaba- por cierto Sere, tienes que ir a declarar ya que Chiba trato de matarte y robar a la niña en su auto se encontró dos pasaportes y trato de sacarla del país además tenía uno tuyo falso.

—Ese... -gruño molesta limpiando sus lágrimas- maldito te juro que me las pagara

—La justifica lo hará por ti.

—Lo se confío en la justicia.

—Ya con eso deberías estar tranquila ¿de acuerdo? -preguntó tomándole del rostro dándole besos y una vez alejado- tus guardianas quieren verte.

—¿En serio? -pregunto frunciendo el ceño- yo no quiero verlas.

—Es hora de que las perdones aunque te hayan hecho daño... Que no fue tanto -menciono cruzándose de brazos y Serena hizo un sonido con su lengua en señal de molestia- no hagas ese sonido que sabes que me irrita, sabes muy bien que debes hacerlo perdonaste a Sara y a las demás, aunque yo no hubiera querido, ellas están muy preocupadas y necesitan una segunda oportunidad.

—No me gusta decir esto, pero tienes razón -bufo molesta por eso y Takeshi sonrió satisfecho- diles que pasen.

—De acuerdo entonces iré a decirles -comenzó a caminar a la puerta, el pelinegro noto que Serena iba a hablar y él se adelanto- y también te traeré a Rini.

Serena miro a Takeshi salir suspiro cerrando los ojos para pensar en todo lo que a pasado en esos meses, mientras tanto en la sala de espera Takeshi llegó y les miro con una sonrisa.

—Ella despertó -anuncio con una sonrisa y todos soltaron el aire retenido- y esta muy bien, nada de que preocuparse.

—Me alegra mucho escuchar eso -dijo suspirando aliviada y abrazo a su esposo.

—Ustedes -dijo y señalo a las chicas quienes fruncieron el ceño señalándose- ella quiere verlas.

—¿Nosotras? -pregunto Mina mientras señalo y luego a las demás- ¿Serena en serio nos quiere ver?

—Si a ustedes -dijo con obviedad agarrando a Rini que las miraba en el regazo de su abuela- si quieren le digo a la pared que vaya a su habitación.

—No es necesario el sarcasmo -comento Lita gruñendo y Takeshi se burlo con una pequeña risa- ya vamos a verla.

—Antes de que entren a su habitación, tomen, si no la llevan consigo ella se enojara conmigo -dijo acercándose a ellas y les entregó a Rini- suerte con mi novia testaruda.

Todas se dirigieron nerviosas donde se encontraba la rubia dudaron un poco en entrar, pero al final de en cuentas entraron a la habitación y creyeron que dormía al verla con los ojos cerrados.

—¿Se quedaran ahí por siempre? -cuestionó abriendo los ojos y todas saltaron por eso- ¿o entraran por completo a que hablemos?

—Lo sentimos -se disculpó Michiru, todas entraron y cerraron la puerta tras de si- ya estamos aquí princesa.

—Princesa -le llamo Hotaru y se acercó a Serena quien le sonrió acariciando su cabeza- ¿como se siente?

—Adolorida, débil y cansada, aunque estoy desconcertada ya que nunca pensé que Chiba me dispararía o aun mejor me quitaría él arma de las manos -menciono bastante molesta volviendo a chasquear la lengua irritada, pero cambio de humor cuando todos se le quedaron viendo menos Mina y Haruka- ¿qué dije algo malo? No entiendo sus reacciones.

—Bueno...

—Espera -dijo y Serena miró a Setsuna cuando detuvo a Mina- ¿Darien no era el que trajo el arma?

—No, esa arma es mía ¿él como la obtendría? -preguntó cruzándose de brazos ante eso, algo habían dicho aquellas rubias como para que estén así y casi las quieran matar con la mirada- es una arma difícil de conseguir y difícil de tener la autorización para portarla, no creó que un imbécil como él la pudiera tener.

—Mina y Haruka -hablaron todas al mismo tiempo observando a Mina y Haruka- ¿alguna explicación?

—Somos inocentes -dijeron al mismo tiempo levantando las manos- solo quisimos defenderla...

—¿De acuerdo? -cuestionó confundida, miró que Rini le estiraba los brazos y Lita se la entregó- hola cariño me extrañaste.

—Nosotras... -dijo Rei nerviosa tratando de ser la primera en hablar- nosotras...

—Iré al grano, no quiero tantos rodeos en esta situaciones... Sus disculpas son aceptadas -meconio rápidamente acomodando a Rini en sus piernas y ellas le miraron sorprendidas- le adivine, ustedes son predecibles tantos años y no saben que yo las conozco mejor que ustedes mismas, en serio no hay nada que disculpar.

—Pero Serena...

—Queremos pedirte una gran disculpa.

—No pasa nada ya quedo en el pasado, ya pagaron sus errores -dijo haciendo que dejaran de hablar otra vez y suspiro- y todo, pero algo quedará muy claro que nada será lo mismo.

—Eso lo sabemos y no pasara nada.

—De acuerdo, todo esta en el pasado ya.

De repente todas la abrazaban con gran fuerza, pero como todavía estaba débil y adolorida no respondió a su abrazo, pero si se quejó del dolor haciendo que se separaran y además apretaban a Rini cual las alejaba con sus pequeñas manos.

Continuará...