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Nota: no se de leyes así que la ultima parte puede salir incoherente, espero les guste.

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Después de alejarse de ella ya que la apretaron mucho y ella se quejó del dolor, provocaron que Rini comenzó a llorar y Serena las fulminaba con la mirada.

—¡Nunca hagan esto que me duele mucho el estómago tontas! -se quejó tocándose el estómago con una mueca de dolor, pero mejor quiso cambiar de tema y evitar enojarse- ¿donde esta mi arma?

—Bueno, se la llevo la policía para evidencia

—¿En serio? -cuestionó abriendo la boca sorprendida y luego suspiro con pesadez- ahora como le haré era nueva y el papeleo fue difícil... ¿los nudillos?

—También fueron llevados.

—Esos nudillos eran un regalo -se lamento haciendo un pequeño berrinche mental- ¿las dagas?

—También

—En serio... -bufo irritada y ahora dijo con evidente sarcasmo- ahora me dirán que la motocicleta igual se la llevaron ¿no?

—No -negó y Haruka señaló atrás de ella- esa esta afuera.

—¿Tienen mi celular?

—Ese lo tengo yo Gatita.

—Bien -dijo acomodando a Rini que se quedo dormida- por cierto ¿Takeshi llamo a Sara?

Todas se estremecieron al escuchar el nombre de la chica y todas negaron frenéticamente, Serena empezó a carcajearse por lo que ellas le miraron ofendidas.

—No te rías Serena -dijo Ami asustada y enojada por su risa- esa chica...

—Ella es peligrosa claro, pero no tanto como yo, todo lo que ella sabe lo aprendió de mi -comento calmando su risa y movió la mano desinteresada- era aprendiz cuando hizo eso...

—¿Eso? -pregunto confundida Lita y Serena nuevamente suspiro.

—Les diré solo porque ya ha pasado unos años de lo sucedido, ella quería tirarme desde octavo piso de un edificio, pero Takeshi interfirió... -confeso apretando los puños recordando ese día tan terrible para ella y trató de que su voz no saliera tan forzada- por mi culpa él cayó desde una gran altura quedando en coma por el fuerte golpe que recibió.

—¡Que horror! -exclamó Michiru quién cubrió su boca sorprendida- ¿y así la perdonaste?

—Las perdone a ustedes a pesar de todo, así que no se quejen de lo que yo hago con mis decisiones.

Dijo frunciendo el ceño nuevamente y todas rieron nerviosas sabiendo eso así que no dijeron nada más.

Al día siguiente

—¿Cuando me puedo ir de aquí? -pregunto Serena mientras tomaba agua.

—Te irás en unas semanas -dijo el doctor apuntando en su tableta.

—Eso es mucho -dijo frunciendo el ceño- ¿no me puedo ir ahora?

—No.

—¡Por favor! -suplico haciendo un gran puchero- quiero irme a casa ya mismo.

—No.

—Si.

—No.

—No -dijo y Serena sonrió ella sabía que eso funcionaria.

—Si.

—Listo ya me puedo ir -dijo tratando de levantarse y sostuvo su estómago- muchas gracias por atenderme.

—¡No te puedes ir!

Serena se molesto bastante mientras se quejo molesta, después de que la doctora se había retirado dejándola sola, pero no tardo ya que entraron al cuarto.

—"Alguien esta aquí dentro y no son las chicas" -pensó rápidamente se concentro y supo identificar la energía- "maldición es él... ¿como escapó?".

—Hola princesa.

—"Diablos" -se maldijo mentalmente ya que no podía moverse con facilidad- "si se acerca juró que lo mando a otro planeta".

—Ella esta dormida... Bien eso es mucho mejor... -murmuró con cinismo en su voz- solo falta nuestra hija y todo esta listo.

—"Oh eso si que no".

—Querida nos iremos lejos, donde nadie nos encuentre.

—Eso si que no Darien, jamás me iré contigo.

Por fin hablo abriendo los ojos de golpe asustándolo y Darien bufo molesto al verla despierta.

—¡Serás mía y si no lo eres, no serás de nadie! -exclamó lanzandose encima de ella colocando sus manos en su cuello- ¡nadie!

—¡Eres un desgraciado! -exclamó de igual manera tratando de quitarle las manos de su cuello- ¡suéltame maldito!

—Solo quiero lo que me pertenece.

—¡No te pertenezco!

Afuera del hospital las chicas estaban preocupada porque les avisaron que Darien había escapado y no sabían donde se encontraba, por lo que era un peligro para Serena que estuviera libre cuando iban llegando a la habitación de Serena una fuerte explosión y un temblor proveniente de este.

—¡¿Qué fue eso?!

Entraron encontrando el cuarto totalmente destrozado a Serena recargada en la pared agarrándose el estómago respirando agitada que ya estaba empapada de sangre y Darien inconsciente en un en rincón de la habitación.

—Maldito me las pagaras...

—Creo que debemos llamar al doctor -menciono Haruka aun asombrada observando la situación actual en ese lugar- y a la policía para que se lleven a este desgraciado.

De inmediato llamaron a la policía y a la doctora de guardia de Serena para trasladarla a otra habitación ya que esta había quedado algo destruida por el poder de la rubia, pero las chicas tenían un poco de preocupación ya que podría el escapar gracias al cristal dorado que tenía en sus manos, pero ellas no sabían que Serena se lo había quitando antes de que entraran a la habitación y se escuchara todo.

~Semana y media después~

Serena por fin había salido del hospital ya estaba mejor y ahora ellos se encontraban frente al juez declarando en contra del pelinegro.

—Señorita Tsukino.

—Señor juez -respondió la rubia con un suspiro cansado mirando de reojo a Darien que se encontraba del otro lado- él tenía el arma y cuando trate de defenderme... Él me disparo tres veces en el estómago llevándome casi al hilo de la muerte.

—¡Mentirosa tu eres dueña del arma! -grito furioso mientras era sostenido por dos policías a pesar que tenía esposas en las manos- ¡ella esta mintiendo!

—Él quería chantajearme con mi hija para que volviera con él y si no lo hacia, jamás me la devolvería.

—¿Tiene testigos? -pregunto con seriedad observando los papeles en su mesa- que acrediten que esto sea verdad.

—Claro señor juez -dijo asintiendo con seriedad observando hacia la puerta donde estaban sus testigos- son las señoritas Mina Aino y Haruka Tenoh, ellas son mis testigos y ellas estuvieron el día de mi accidente.

—Entonces que pasen a la sala para que declaren.

Ambas pasaron a declarar a favor de su amiga aunque con un pequeño detalle que estaban mintiendo y no estaban diciendo la verdad, dijeron que Darien tenía consigo el arma haciendo enfurecer al pelinegro con eso.

—¡Son unas mentirosas! -exclamó furioso mientras lo agarraban con fuerza ya que se veía que se les quería lanzar- ¡arpías!

—¡Guarde silencio!

Después de un largo silencio en la sala el juez toco su barba blanca y medito por unos segundos para poco después tomo su mazo.

—Darien chiba es sentenciado a cadena perpetua, por intento de homicidio en primer grado y por tratar de sustraer a la menor Serena Tsukino Chiba fuera del país con identidades falsas -setencio golpeando con su mazo y miró a los policías- esta es mi última decisión

Serena suspiro aliviada aunque miro con odio a Darien quien era llevado por los guardias y a pesar de esto ella se resistía gritando.

—¡Malditas serán exiliadas de la tierra lo haré, esta es mi tierra!

—Está loco -dijo observando a la rubia con pena y ella sonreía nerviosa aunque una vena resaltaba en su sien mostrando que también estaba enojada por sus palabras- como anduvo con él, señorita me compadezco de su hija

—Creo estaba bastante ciega por el "amor" que no me di cuenta que el estaba loco señor juez y si yo también me compadezco de mi hija

—Felicidades señorita es otro caso resuelto de su hija.

—Gracias y sin usted nada de esto sería posible.

Serena miro a donde se encontraban las dos rubias y les hizo señas a las chicas para irse una vez en la salida Mina iba muy distraída que cuando Serena se detuvo choco con su espalda.

—¡Ay! -se quejo de dolor y Serena le miro molesta ya que seguía con dolor en todo su cuerpo- perdón iba pensando en que mentimos ya que juramos decir la verdad.

—Solo eso fue, si les decía que yo fui la que le amenazaba con la pistola podrían haberme quitado a la niña y se la hubieran dado a ese estúpido, Mina.

—Bueno en eso tienes mucha razón.

—¿Nos vamos? -preguntó suspirando y observando a ambas.

—Si claro.

Se subieron a las motocicletas, ambas siguiendo a Serena se encontraban contentas ya que tenían de nuevo a su amiga con sólo un detalle que ya no es la misma cariñosa o tierna ahora era una ruda y fría, pero sabia que era su culpa por lo que no podían decir nada conformándose con el verdadero yo de la rubia.

Continuará...