Día 1. Omega

Pareja: Drarry


Harry lo había encontrado, le había costado cuatro años, aunque en realidad dos de ellos aún estaba en la escuela y no le fue posible buscarle a conciencia.

Draco Malfoy había abandonado Hogwarts el día en el que su naturaleza omega había sido revelada.

Las posibilidades de ser omega eran muy bajas, lo mismo que de ser alfa. Pero ellos habían sido el único alfa y el único omega de su curso. Y Harry no tuvo la más mínima opción de acercarse a Draco tras de un leve abrazo cuando los resultados fueron revelados.

Draco había caído de rodillas, completamente roto. Nadie pensaba que el heredero de los Malfoy se presentara como omega, no los había en su familia desde hacía generaciones. Y desde luego, Harry no lo había ni imaginado.

Verlo tan roto le pudo, no se dio cuenta hasta que le tuvo entre sus brazos, pero aquel momento duró escasos minutos antes de que un importante grupo de betas de Slytherin se lo arrancaron.

Esa misma noche, Draco desapareció.

Pero lo había encontrado, y lo que encontró no le gustó nada. Sabía que la situación de los omega era de completa injusta. Pero eran tan pocos que todos se olvidaban de ellos, al menos los que no tenían dinero para comprarlos.

Se enteró del "matrimonio" acordado que los Malfoy habían hecho con un alfa que le triplicaba la edad a Draco.

Esas ventas eran demasiado comunes, y a nadie les importaban.

Cuando le vio el instinto de protegerlo se impuso, cuatro años le habían cambiado, del mismo modo que habían cambiado a Harry. Andando varios pasos atrás del su alfa, Draco que había dejado crecer su cabello llevándolo largo y anudado; en sus brazos llevaba a un niño pequeño tan rubio como él, mientras que su vientre se veía abultado por un embarazo avanzado.

Draco no le había visto, pero Harry tuvo que contenerse para no salir corriendo hasta él. Aunque no tardó mucho en hacer contacto con su mirada.

Notó la muda sorpresa del rubio, y como este bajaba la mirada y seguía sumisamente al alfa que le gritaba cualquier cosa.

Harry gruñó, lo había encontrado y se lo iba a llevar. Aquella arcaica división social tenía sus reglas, y una de ellas era competir en duelo por un omega. Harry se acercó en pocas zancadas al alfa y con un fuerte gruñido le apuntó con su varita en el pecho.

Draco lo miraba sin salir de su estupor, pero notó un rastro de emoción en su rostro, como abrazaba con fuerza a su hijo, para al final bajar su mirada al suelo.

El orgulloso muchacho que había conocido en Hogwarts, ese que había sido su rival durante cinco años había sido doblegado a un ser sumiso y temeroso.

El alfa era demasiado mayor para tener alguna oportunidad ante Harry, los dos lo sabían, pero aún así luchó. Y perdió, por supuesto que perdió.

La gente se arremolinaba a su alrededor, y fueron testigos de como un temeroso omega tocaba a un joven alfa, pidiéndole que le perdonara la vida al padre de sus hijos.

—Ya soy tuyo—se escuchó débilmente. Harry tuvo que hacer un fuerte acto de contención, y miró al pequeño niño rubio que no paraba de llorar.

—Vámonos.—Le abrazó, como llevaba queriendo hacer desde hacía cuatro años —Vámonos a casa.

El alfa los miraba lleno de odio desde el suelo, pero ni osó a levantarse de él mientras veía como le vencían al omega que tanto le había costado.

Harry le amenazó con la mirada, se llevaba al que ahora era su omega, y reclamaba a sus hijos. La ley, absurda e injusta, se lo permitía, Hermione se lo había dejado claro.

La vuelta a Inglaterra fue silenciosa, el omega y su cachorro ni siquiera se movían e intentaban molestar al alfa lo mínimo posible. Les habían inculcado el miedo muy profundamente.

Pero hasta que no los supo a salvo en su propia casa, no paró ni un momento, ni siquiera para aclararles lo que esperaba que fueran sus vidas a partir de ese momento.

Draco acostó al niño, y caminó despacio hasta Harry ofreciéndole su cuello sumisamente.

Estaba tan mordido y maltratado, que Harry no pudo evitar volver a abrazarlo, y tan solo lamió las heridas haciendo que Draco temblara fuertemente.

—Yo nunca te trataré así, eres mi omega, siempre lo has sido y siento haber tardado tanto en encontrarte. Tú y nuestros hijos vais a ser lo más importante para mi durante toda mi vida, nadie os volverá a hacer daño, ¿entiendes, Draco?

Pero Draco no hablaba, Harry le alzó el suave rostro y notó como su abultado vientre le obligaba a girarlo levemente en ese abrazo.

Sus ojos estaban fuertemente cerrados, pero cuando los abrió, gruesas lágrimas rodaron por sus mejillas.

Harry se las besó, lo consoló como su omega se lo merecía, le brindó el consuelo que una criatura tan especial merecía, y se lo mostró día a día, hasta que Draco y Linx dejaron de temblar, dejaron de mirar al suelo y comenzaron a reír y mostrarse como realmente eran.

Scorpius nació en agosto, y Lyra no tardó ni un año en unirse a su nueva familia.

Si les tocaba vivir dentro de aquellas duras naturalezas, lo harían a su modo, y lo harían juntos, como siempre tendría que haber sido.