Día 3. Supresor
Pareja: Sirius/Severus
—Voy a tomar supresores—manifestó Harry en su casa. James y Lily miraron a su hijo sin dar crédito.
—¿Qué?—preguntó James creyendo que no había entendido bien.
—Que voy a tomar supresores para no tener mi celo.
—Harry, tienes 8 años—dijo dulcemente Lily—. Te quedan años para tener tu primer celo.
El niño la miró con el ceño fruncido, enfurruñado por que su madre le desmontara su plan.
—Pues cuando tenga la edad, voy a tomar supresores.
—Ya veremos—dijo James, volvió la vista hasta su ejemplar de El Profeta pero echó una mirada significativa a su mujer.
Cuando Harry se fue a jugar con la nueva escoba que le había regalado Sirius, James dejó el periódico.
—Estas cosas son culpa de tu amigo—si amigo podría interpretarse como bicho infecto salido del pozo del infierno.
—Sev no tiene nada que ver—defendió Lily a su mejor amigo. Pero algo le decía que quizás debería preguntarle si sabía de donde había sacado la idea Harry.
Como todos los martes, Sirius, Severus y sus cinco hijos fueron a visitarles.
Desde que esos dos decidieron que se gustaban más que se odiaban, no habían dejado de echar cachorros al mundo, eso sí, sin dejar de pelearse por todo.
—Hola tío Sevy—se tiró a sus brazos Charlus, amaba a su padrino sobre todas las cosas, y era el único al que Severus le dejaba llamarlo así.
Harry era como una calcomanía de James, pero Charlus lo era de Lily, y creía que algo tenía que ver para las simpatías de ambos.
Severus se sentó junto a Lily en el jardín de la casa, no dejaba su amor por las ropas negras, pero en el fondo Lily sabía que se preocupaba por no verse gordo después de tantos embarazos.
Conocer a Severus Snape era difícil, pero una vez lo conocías solo podías amarlo, o sino que se lo dijeran a Sirius, que por él se había reformado completamente.
Cuando escucharon un ruido atronador y un coro de risas después, quizás reformado del todo, del todo, no fuera la palabra.
Severus se tocó el vientre, y Lily comenzó a reírse.
—¡Cállate!—siseó venenoso, pero no dejó de acariciar su vientre que ciertamente se veía un poco abultado—. Es el último, ya se lo he dicho al idiota del amigo del cuatro ojos, el último.
—Uno más después de este y os igualáis a Arthur y Molly—trató de ser seria, pero la risa se le escapaba por las comisuras de los labios.
—¿Cuándo me he convertido en un conejo?—Lily acarició la mano de Severus, y un par de porciones de la tarta favorita del moreno le alegraron la mirada.—Ya le he dicho que una vez nazca, comienzo a tomar supresores, que esto no es una granja ni un equipo de Quidditch familiar. ¿Crees que me dijo que le excito con barriga? Ese hombre es un enfermo, un completo enfermo.
—Es un alfa—sonrió Lily, ella sabía cuanto le gustaba a James cuando estaba embarazada.
—¡Alfas!—dijo antes de llevarse un gran trozo de tarta y gemir de placer.
—¿Harry de casualidad os escuchó hablar del tema?—preguntó Lily.
—No sé, quizás, ¿por?
—Porque nos ha dicho a su padre y a mí que quiere tomar supresores para no tener su celo.
Una sonrisa traviesa se formó en los labios de Severus.
—¿James colapsó?
—Tiene 8 años, pero conozco a mi hijo, esto no se le va a olvidar tan rápido.
—No sabes la suerte que tienes de ser beta y ahorrarte todas estas tonterías—apareció otro trozo de tarta para él—. He mejorado un poco los supresores actuales, podría conseguir una fórmula que solo deje algunos efectos del celo.
—¿Cuándo vas a montar tu propia botica? Seguro que arrasarías.
—Cuando deje de estar de una maldita vez embarazado, ¿te vendrás conmigo?
Lily miró a sus hijos, Charlus tenía ya 5 años, quizás pudiera empezar a pensar en ese sueño que ambos habían tenido en la escuela. Siempre habían querido crear sus propias pociones, pero los primeros años con Harry fueron muy complicados, y luego Severus no había parado de tener hijos. Pero ahora, ahora quizás sí fuera el momento.
—¡Sí voy a tomar supresores!—escucharon gritar a Harry a uno de sus primos, y como los ojos de los alfas se ponían sobre ellos. Severus tan solo se rio, en el fondo adoraba a ese niño.
He puesto pareja porque había comenzado la dinámica así, pero esto es más una escena familiar conjunta.
¿Os imagináis a Severus con un montón de retoñitos?
Hasta mañana.
Besitos
Shimi
