Día 7. Alfa

Pareja: Remus/Sirius


—Lo importante es que vea que eres fuerte y puedes protegerle—dijo Sirius.

—Lo importante es que le muestres que le quieres y que le respetas—apuntó Remus.

—Moony, eso se da por sentado, estamos hablando de por qué tiene que elegirle a él y no a otro alfa.

—Malfoy sabe que Harry es fuerte, pero tiene que dejarle claro que sobre todo le quiere, y nunca hará nada que él no quiera.

—Bueno, a veces un alfa tiene que elegir por ambos.

—Sirius...—amenazó Remus.

Harry miraba a los dos hombres alternativamente, solo había ido a pedirles consejo sobre lo que se consideraba un buen alfa, en ningún momento habló de Draco, pero al parecer era bastante evidente su interés por su compañero.

—Una demostración de fuerza siempre ha sido lo tradicional, y no hay nadie más tradicional que un Malfoy.

Harry asintió, pero en el fondo ese no era el punto.

Harry había crecido sin referentes de ese mundo, sin saber de la existencia de alfas y omegas, y se le estaba viniendo todo de golpe.

—Sé tú mismo, en el fondo es lo único que vale—concluyó Remus, y Sirius no pudo evitar asentir.

Pero cuando el hombre lobo se fue a la cocina a preparar un poco de chocolate caliente, Sirius se le acercó.

—Remus tiene razón, pero hay algunas cosas que él no te va a contar porque nunca ha estado con un omega.—El tono de confidencia era claro, su voz casi en susurros idónea para que Remus no los escuchara.

—Los omegas son criaturas bastante extrañas—Sirius alzó sus cejas—. Tienes que alternar las muestras de fuerza con la sutileza de que no le dañarás, pero tienes que mantenerte firme, la debilidad en un alfa puede costarte una conquista.

Sirius giró su cabeza para comprobar que su amigo aún no volvía.

—Hay un par de truquitos muy eficaces, pero úsalos con prudencia.

Harry iba con la cabeza llena de datos, técnicos, la dosis exacta de feromonas que usar en cada momento; cuando usar y cuando no usar la voz de mando; el sitio exacto donde debía morder, lamer o frotar su nariz en el cuello de un omega y lo que conseguiría con cada uno de sus toques.
Harry tenía la cabeza llena de demasiadas imágenes de Draco, y sin la seguridad de que nada de lo que Sirius le había dicho fuera a funcionar con alguien como el Slytherin.

Cuando los dos alfas se quedaron a solas, Sirius se sentó sobre Remus.

—Estás molesto—dijo Sirius frotando su nariz contra el cuello de su amigo, Remus le abrazó, y sintió las primeras lamidas expertas del moreno—. Sabes que yo solo te quiero a ti, los omegas ya no me interesan.

Remus no dijo nada, solo se dejó hacer, aquel era un tema complicado, ellos eran alfas, su relación era complicada y había estado llena de rupturas, peleas y reencuentros acalorados. Pero nunca habían dudado de lo mucho que se querían.

—¿Crees que ese Malfoy es bueno para Harry?—cambió de tema el lobo.

—Ese omega está loco por nuestro Harry, bien llevado yo creo que puede alejarse de las doctrinas de su familia.

—Vienen tiempos duros, solo quiero que estemos ahí para ayudarle.

—Lo estaremos—le besó Sirius—. Esta vez estaremos a su lado.


Hoy más tempranito.

Las lecciones de Sirius Black sobre conquistar omegas deberían ser para verlas.

Hasta mañana.

Besitos

Shimi