Día 13. Pareja
Pareja: Seamus/Dean
A veces hay parejas que no pueden ser, y hay que asumirlo.
Lo habían intentado, realmente lo habían intentado pero por más que se quisieran siempre acababan igual.
Seamus miró como Dean volvía con su ex novia.
Una beta, porque con una beta, él sí podía estar, pero lidiar con un alfa, no, eso parecía ser demasiado para Dean.
Aunque en realidad todo lo que se saliera un poco de la norma parecía ser demasiado para él.
Y sinceramente, Seamus a veces era un poco demasiado. Un poco demasiado explosivo, un poco demasiado impulsivo, un poco demasiado agresivo.
Un poco demasiado.
Una beta, eso era lo que Dean quería, una beta con la que poder salir y tener una vida tranquila, ir al Ministerio a trabajar y volver a casa con la mesa puesta. Ir al cine muggle y tener 1,5 hijos.
Una beta pelirroja y divertida con la que no tenía que luchar en la cama, con la que podía salir con sus amigos y besarla.
Seamus se bebió su pinta y se fue a casa.
A veces había relaciones que no podían ser, ya lo sabían.
Dos alfas nunca podrían estar juntos, sus propias feromonas a veces provocaban las más tontas de las peleas.
Los alfas no se emparejaban por muchos motivos, motivos que después se les olvidaban, era cierto, pero que ahora solo sumaban y seguían.
Alguien llamó a la puerta, era Neville, Neville era un omega, un omega que no debería ir a verle cada vez que rompía con Dean. Pero que acababa en su puerta y Seamus era incapaz de rechazar.
Un omega era su pareja ideal según todos los esquemas, y Neville era dulce y entregado, olía a dulce de leche, y se lubricaba solo con mirarle.
Cerró la puerta tras el omega, y le bajó directamente los pantalones.
A veces las relaciones que debían ser no eran, como esa, como con Neville, como con un omega más que dispuesto a estar con él.
Y sin embargo, eran esas otras, las que llamaban a las cinco de la mañana a tu puerta, las que te besaban hasta que no te quedaba aire en los pulmones, las que dejaban a las betas para retomar algo que sabías que volvería a descontrolarse.
Aunque su olor fuera tan fuerte que te hiciera arder la garganta, aunque el sexo fuera una batalla campal, aunque ni siquiera pudieras tomar su mano delante de tus amigos.
A veces no podías cambiar a quien querías como pareja, aunque fuera demasiado explosivo, demasiado impulsivo, demasiado agresivo.
El calor no me da para más que toxicidad y brevedad.
Mañana más.
Besitos.
Shimi.
