Día 22. Olor

Pareja: Harry/Charlie/¿Draco?

(Continuación de 15. Nudo)


El olor era el primer rasgo que les identificaba, dulce para los omegas, ácido para los alfas.

Harry olía a dulce de leche, Draco a tarta de manzana.

Charlie aspiró el olor del cuello de Harry, el omega había vuelto la noche siguiente a que estuviera Draco en su cama.

Esos dos omegas eran criaturas muy extrañas, y Charlie quería entender qué era lo que les hacía actuar de aquel modo tan peculiar.

Para empezar el cuidado de criaturas mágicas de categoría xxxxx no solía atraer para nada a los omegas, eran especialmente buenos con con caballos y todas sus variantes tanto de aire como de agua. Pero dragones, desde luego que era insólito.

Y sin embargo, eran tremendos cuidadores de dragones, sobre todo cuando trabajaban juntos sin matarse.

Harry gimió sacando de sus pensamientos el buen equipo que hacían él y Draco, para concentrarse en el buen trabajo que hacían individualmente montando a Charlie por las noches.

Harry era más dulce, más complaciente, Draco era más tiránico, más demandante. Le gustaban los dos, los disfrutaba a los dos.

Le sacó su gran miembro haciéndolo gemir disgustado, pero al darle la vuelta, y contemplar su trasero completamente dilatado, Harry sonrió.

Dulce, complaciente y lascivo. Harry era un pecado, y sabía cómo provocar que Charlie quisiera partirlo en dos.

Abriendo con sus manos su ya considerable dilatado culo, le invitaba a seguir embestir.

Se alineó con su entrada y le penetró de nuevo, levantando su torso, con un simple chasquido colocó uno de sus espejos delante de ellos. Quería verle bien mientras se lo follaba por detrás.

Harry había perdido sus gafas en cualquiera de los besos apasionados que se habían comenzado a dar; su pelo apuntaba en todas direcciones, pero lucía húmedo por la intensidad del acto. Sus ojos estaban prácticamente cerrados, y sus labios apretados en una mueca de placer total.

Su piel era dorada, perlada de sudor, su ingle con un ligero vello oscuro escondía un pequeño miembro erecto; amaba esos pequeños penes de los omegas, tan predispuestos y sensibles, llevó una mano hacia él y Harry jadeó pidiendo más.

Charlie se miró en el espejo, su piel había adquirido un tono rojizo "sexo", sus caderas no dejaban de moverse, su mano libre abierta sobre el pecho con finos músculos de Harry se veía enorme.

Masturbó a Harry hasta que unas delgadas hebras blancas salieron disparadas hacia delante, Charlie lo agarró bien, pues ahora llegaba un momento muy delicado para ambos.

Sintió como su nudo se colaba en el culo de Harry, grueso y demasiado grande para el omega, Harry gritó, apretó sus labios para contenerse.

Harry ya sabía lo que había, y le había pedido que lo volviera a hacer, que le anudara. Charlie lo hizo, pero ofreció su cuello, su olor para calmarle, la habitación se llenó de su olor, olor a naranjas.

Harry gimió complacido, su pequeño pene estaba de nuevo erecto, mientras Charlie le llenaba las entrañas de semen.

Lo arrastró consigo para tumbarlo, lo cubrió con su brazos y sus piernas, y lo escuchó ronronear, Harry era un omega muy dulce en la cama.

—Se lo contaste a Malfoy—le dijo mientras esperaban a que el nudo se deshiciera. Harry solo se enterró más en sus brazos.

—Harry, ¿por qué se lo contaste?—Insistió Charlie.

—Sabía que le gustarías.

Esa era una contestación muy extraña, viéndolos interactuar uno nunca pensaría que se preocuparían por los gustos del otro.

—Le gusté—confirmó, y Harry se quedó estático, el nudo había desaparecido y el moreno era libre de moverse.

—¿Te has acostado con él?—No sabría decir de quién estaba celoso Harry.

—Sí, dos veces.

—¿Y cuál te gustó más?

—¿Te das cuenta de lo extraño que es esto?—Charlie le acarició el rostro, le gustaban los dos, pero quería entenderlos.

—Nuestra relación es muy extraña.

—Creo que deberías hablar con él.—Harry abrió mucho los ojos, y en ese momento debió de darse cuenta de que no llevaba gafas, o quería eludir lo que había dicho Charlie haciendo cualquier cosa.

—Es complicado, hablar con Draco es muy complicado—sintió un rastro de tristeza en su voz, y lo comprendió rápidamente.

—Convéncele de venir mañana, los dos, hablareis, y mucho más.

Harry le miró, con esas gafas y ese aspecto despistado sorprendía como era capaz de domar a inmensas criaturas tan solo con su propia energía. Harry era mucho más de lo que demostraba, y escondía más de lo que quería admitir.


Aquí hay omega encerrado.

Hoy es mi cumpleaños, y quería algo jugoso para celebrarlo.

Con suerte hay continuación de este en un rato.

Besitos.

Shimi.