Capitulo 4. SALUD

Durante los días siguientes, la Madriguera fue un autentico caos de ir y venir de gente de todos los tipos. El señor Weasley había llamado a todos sus contactos del ministerio para intentar localizar a Tonks sin resultado algunos hasta el momento. El señor y la señora Weasley habían conseguido calmar momentáneamente a Silver, pero el Profeta no había ayudado a que esto siguiera siendo así, pues a las pocas horas de su llegada a la Madriguera, Errol, la vieja lechuza de la familia, había llegado con el diario EL Profeta atado a sus patas con el ultimo ejemplar publicado esa misma mañana. Aun no se podían calcular el número de muertos pues había mucha gente desaparecida. Lo que más llamaba la atención de la noticia, era la frialdad con la que hablaban del tema como un supuesto accidente con numerosas explosiones que habían provocado tal desastre. Por ningún lado se mencionaba a los seres encapuchados que ellos habían visto ni la marca tenebrosa que había aparecido en el cielo. Es como si el propio ministerio quisiera negar los hechos.

Silver había conseguido localizar a sus padres y contarles lo sucedido. Tras más de dos horas al teléfono con su histérica madre y otros treinta de las señora Weasley convenciéndola que lo mejor para todos es que Silver se quedase en La Madriguera por el momento, esta había aceptado aunque a regañadientes. Por su parte, el padre de Silver había salido estrepitosamente de casa de su hija Kate, para volver lo antes posible. Necesitaba volver a Gringosts, donde trabajaba, para intentar con ayuda de compañeros y amigos tener alguna información más acerca del paradero de su hermana. Sabía perfectamente que los duendes no trabajan gratis, lo había vivido a diario durante los últimos 30 años al frente del banco muggle, pero tenía claro que acudiría a ellos si lo necesitaba. Aunque esperaba que fuera la ultima de las opciones. Y sabía que tanto su hija mayor como su mujer, donde mejor estaban, era lo más lejos posible de todo esto, por lo que volvió solo y con la tranquilidad de saber que Silver estaba bien cuidada y protegida. El señor Weasley y el padre de Silver, habían tenido contacto en algún momento sobre todo debido a temas financieros del ministerio pero por lo poco que conocía a Arthur sabía que cuidaría de Silver como si fuera su hija.

El pelo de Silver no había vuelto a su color original, puesto que aunque cada mañana se ponía frente al espejo durante más de quine minutos e intentaba concentrarse al máximo, tenía demasiadas cosas en la cabeza y sabía que hasta si no se relajara, de nada servirían sus esfuerzos.

Sin embargo, había descubierto tras estos días en la casa de la familia Weasley, que tenía muchas cosas en común con Hermione. Ambas eran, como decían los chicos, dos ratas de biblioteca, y las encantaba comentar sus impresiones sobre los libros que había estudiado durante los cursos de Hogwarts. Al ser Silver dos años más mayor, Hermione encontró en ella un gran apoyo para todas sus 'dudas existenciales' sobre todo lo referente a los estudios.

A Silver, la distraía mucho ayudar a la señora Weasley en la cocina. Teniendo en cuenta que hasta el año que viene no se la permitiría hacer magia fuera de Hogwarts a Silver la encantaba enseñar a Molly la forma 'muggle' de cocinar y la había demostrado sus altas dotes culinarias. Ese día, la señora Weasley había decidido ser la 'pinche' de Silver, y que la cena de esa noche corriera a cuenta de ésta. Silver se lo agradecía mucho, porque sabía el esfuerzo que hacía Molly por no intervenir en lo que ella estaba haciendo y teniendo en cuenta que ya había demostrado el primer día que la costaba bastante comunicarse y coger confianza, esta era la mejor forma de dar las gracias a todos por aceptarla como una más.

Se había puesto desde muy temprano a hacer elaboraciones. Un buen guacamole típico de México para abrir boca, un buen jamón serrano Español para acompañar, queso de la Francia profunda, pollo tiki-masala de la hermosa Turquía y tiramisú italiano para cerrar con un buen postre.

Puede decirse, que que su padre estuviera de vuelta, había sido un acierto, porque aprovechando que había ido con Molly al centro de Londres a comprar, le había pedido a su padre que le llevase alguno de los productos que sabía que no iba a encontrar. Había visto a su padre muy ojeroso y mas delgado que la ultima vez. Dios mío, Silver se sintió tan culpable... parecía que había pasado más tiempo y sin embargo solo hacía cuatro días desde que se despidieron... Cuatro días ¡YA! Su tía Tonks llevaba cuatro días desparecida, y ella estaba preocupada por hacer una cena para los Weasley! Fue su padre quien finalmente convenció a la joven, para que hiciera lo que tenía planeado. Con una sonrisa fingida e intentando demostrar tranquilidad, la había dejado los ingredientes, había hecho tres reverencias frente a la señora Weasley por lo que estaban haciendo por su pequeña y había vuelto al 'trabajo'.

Cuando hubo terminado de presentar los platos, apenas quedaba media hora para que el señor Weasley volviese del ministerio con noticias, por lo que la señora Weasley pidió a Silver que fuese a buscar a los demás para decirles que la cena estaba lista. En lo alto de la colina, por la parte de atrás de la casa pudo ver varias sombras sobrevolando los árboles. Los chicos estaban jugando al quiddich, mientras Hermione leía un libro apoyada debajo de un árbol y Ginny jugaba con un cordón de deportivo con el gato de Hermione, Crookshanks.

- ¡Ey! - saludó con la mano Hermione a su llegada - ¿Dónde te has metido todo el día? Te estuvimos buscando desde temprano, pero nada que aparecías.

- Perdona, tenía que haber avisado. No estoy acostumbrada a que nadie pregunte por mí . dijo mientras se sonrojaba - la señora Weasley me sugirió ir hasta Londres a comprar unos ingredientes para la cena y de paso estuve con mi padre.

Ah, no pasa nada -contestó Hermione - quitándole importancia al comentario de Silver - ¿Qué tal tu padre? ¿Cómo le viste? - preguntó la castaña.

Mientras Silver les contaba a Hermione y a Ginny lo que había hablado con su padre, los chicos empezaron recoger las pelotas encantadas y se fueron acercando a donde ellas estaban. Harry tenía una brecha con sangre seca en la frente pero sonreía como si se acabase de librar de una de las clases de Snape. Silver pensó que el joven pocas veces disfrutaba tanto de los día de verano como lo estaba haciendo ahora, pues según lo que le había contado, estaba obligado a volver con la única familia que le quedaba, sus tíos y primo, tras acabar el curso, y no era precisamente la familia Telerín.

- Tendrás que mirarte eso - dijo Silver con preocupación al ver llegar al chico - parece profundo.

- Oye, los demás también estamos magullados y no nos dices nada - replicó George rápidamente - ¿acaso hay favoritismos? - cruzando los brazos de forma exagerada mientras fingía un enfado.

- Vale vale, olvida lo que he dicho. Vuestra madre me envía a buscaros porque la cena está lista y tu padre está al llegar - dijo respondiendo al menor de los gemelos.

- Perfecto, porque los lesionados y las enfermeras tenemos que reponer fuerzas ¿no es así Harry? dijo este, con tono de burla agarrando a cada uno por un brazo y arrastrándoles colina abajo mientras reía.

Dos de los hermanos Weasley se ponían serios ante la broma de George, pero nadie pareció darse cuenta. Cuando llegaron a la cocina, el olor a especias del pollo que Silver había preparado, hacía de ambientador casero en toda la cocina. Mientras entraban los estomagos de más de uno empezaron a rugir, al tiempo que el señor Weasley entraba en la casa de manera eufórica.

- ¡ Los hemos encontrado, los hemos encontrado! - gritaba dando pequeños saltos mientras se quitaba la capa y tiraba el maletín que llevaba sobre una de las sillas que le quedaban a su derecha.

El estomago de Silver dio un vuelco mientras miraba atonita al hombre que frente a ella sonreía de oreja a oreja

- Hemos encontrado a Tonks y Kingsley - dijo por fin, aclarando de quien se trataba por si alguno de lo presentes aún tenía dudas - ¡Están bien! - aclaró al ver que Silver se disponía a interrumpirle - consiguieron trasportarse al norte de Groenlandia cuando se vieron acorralados por los mortifagos. Han estado muy débiles y por eso, y por miedo a que les siguiesen la pista, no han dado señales de vida hasta el momento. Un grupo de aurores, junto a tu padre, han salido en su búsqueda para traerlos a casa, pues no tienen aún las fuerzas suficientes para teletransportarse de nuevo y no es conveniente hacerlo de forma directa por si las moscas. En tres días calculo que tengas a tu tía de nuevo en casa - concluyó mirando a Silver y a los demás.

Todos los presentes, soltaron un grito de victoria. Mientras los gemelos se ponían a dar vueltas agarrados de un brazo haciendo una especie de baile. Harry abrazaba a Silver y Hermioe y Ron se le unían poco después. Ginny sonreía desde lejos, mientras el señor Weasley acariciaba la mejilla de su esposa, que había soltado una lagrima debido a la emoción.

- ¡Estupendo! - dijo la señora Weasley en un tono lo suficientemente alto para que todo el mundo se relajase. ¡Vamos a celebrarlo entonces! Arthur querido, ¿Por qué no bajas al desván y traes alguna botella de vino de esas que guardamos para los momentos especiales? - Y los demás, iros sentando mientras sube tu padre!

- Mamá - dijo Fred mientras miraba la mesa - ¿Y toda esta comida? ¡Huele de vicio y nunca antes la habías hecho!

- No podéis atribuirme el merito de lo que os vais a comer, pues hoy la cena ha sido obra de Silver. Aunque está de sobra decir que aquí es más que bienvenida, Silver quería darnos las gracias por estos días, y nos ha hecho un surtido de platos típicos de los países que ha visitado con sus padres. Y ahora con la noticia que nos acaba de dar Arthur, ¡tenemos aún mas que celebrar! - dijo la señora Weasley mientras cogía las botellas que le pasaba el señor Weasley.

- Me arrepentiré de lo que voy a decir, pero es una ocasión especial, y bueno, vosotros tres... - dijo mirando a los gemelos a Silver - pasado este año ya seréis legalmente adultos, así que poned las copas que vamos a brindar con un poco de vino. Tu solo mojas los labios - matizó la señora Wealey mirando a Ginny de reojo.

- ¿Por la vuelta de TONKS y KINGSLEY! ¡SALUD! - gritó el señor Weasley.

- ¡SALUD! - devolvieron el brindis al unísono el resto mientras sonreían y comenzaban a probar todos los platos que Silver había preparado durante esa misma tarde.