Día 23. Atracción
Pareja: Harry/Charlie/Draco
(Continuación de 15. Nudo y 22. Olor)
Harry no había esperado que Draco accediera tan rápido, y cuando el rubio hacía algo por el estilo era porque ya tenía un plan de antemano.
Por lo que el que casi estuvo a punto de no ir esa noche a la habitación de Charlie fue Harry. No sabía que diablos estaba haciendo allí. Ni porqué le había dicho a Draco que Charlie la tenía enorme, estaba claro que lo iba a querer probar.
Pero fue, porque jamás en su vida había resistido dejarle ganar, dejar de competir, dejar de pensar en él.
Y cuando llegó, el rubio ya estaba allí hablando con Charlie, la sombra de los celos le cubrió, pero de nuevo, no sabía a quién de los dos estaba celando más.
Draco, de alguna manera era suyo, de una manera bastante insana, debía reconocer.
Esos dos se estaban sonriendo cuando él llegó, ¿si tanto se gustaban para qué tenía que estar él allí?
—Harry, te estábamos esperando—dijo con impaciencia Draco—. No eres capaz de llegar puntual ni siquiera a un maldito trío que tu propusiste.
Harry apretó los puños, sus ganas de estrangularlo eran demasiado grandes.
—Al parecer, ya ibais a empezar sin mí.
Fue Charlie quien medió, y se acercó a Harry, pensaba que le iba a decir algo, pero le tomó del rostro y le dio un tremendo beso ardiente que le dejó las piernas temblando.
—Ahora sí que hemos empezado—escuchó decir al pelirrojo.
Harry miró por encima de su hombro, Draco estaba entre sorprendido, sonrojado y enfadado.
Estaba guapísimo.
Charlie le dejó y se giró para acercar a Draco hacia ellos, el beso que se dieron debía de ser muy similar al que se habían dado antes Charlie y él.
El sonrojado, por otros motivos, ahora era Harry.
Sintió el brazo de Charlie uniéndolos, besando a uno y a otro por turnos, mientras los dos omegas se miraban.
Pero en uno de esos giros de cabeza, los que acabaron juntos fueron Harry y Draco, uno frente al otro, siendo apremiados aunque con suavidad por las manos de Charlie en sus nucas.
Harry miraba a Draco, parte excitado, parte asustado.
Pero fue Draco quien tomó la iniciativa y le besó, no se parecía para nada a los besos de Charlie, y sin embargo, a Harry le volvió loco.
Era demandante, quería llevar el ritmo, quería dominarlo con su lengua. Y Harry luchó, como hacía siempre con Draco. Lo atrajo por la cadera, frotándose contra él y sorprendiéndolo. Solo ese instante le dio ventaja, y le devoró la boca.
Cuando se retiraron de ese beso, por un instante Harry se había olvidado de Charlie, ¿le habría pasado lo mismo a Draco? Este solo le miraba, con los ojos nublados de deseo, con los labios rojos como fresas, con las ganas de Harry de seguir besándole.
Pero Draco se agarró a Charlie, Harry fue atraído por el brazo del pelirrojo, fuerte esta vez, había captado sus ganas de irse de allí, y no se lo estaba permitiendo. Lo que estaba haciendo era pasar de uno a otro, con un peaje que siempre acababa con la boca de los dos omegas unidos.
Con Harry pendiendo de un hilo, y con Draco queriendo cortarlo rápidamente.
Pero el rubio no dejaba de mirarlo, estaba pendiente de cada uno de sus movimientos. Vio como Charlie desnudaba a Harry, como por primera vez lo veía en todo su esplendor, y era hermoso. Necesitó desviar la vista, pero Charlie no se había perdido como se comía al moreno con la mirada.
Provocó al rubio abriendo las nalgas de Harry, obligándolo a mirar como con sus manos masajeaba su entrada fruncida. Lo vio, el interés era genuino, Harry estaba pegado a su glándula, oliéndolo mientras se dejaba hacer.
Quizás pudiera parecer que Draco los miraba mal por dejarlo al margen, pero Charlie ya intuía lo que pasa entre esos dos.
Le metió un dedo a Harry por el culo, haciéndolo gemir. A Draco le costaba tragar.
Pero cuando Charlie giró a Harry aún penetrándolo con sus dedos, ambos omegas no podían dejar de mirarse. Harry desnudo, duro y escurriendo fluidos. Draco con su pequeño bulto en los pantalones.
—Draco ven, Harry desnúdalo.
Charlie dirigía la situación, quizás de otro modo, ninguno hubiera hecho nada.
Pero Draco, a pesar de su reticencia a seguir órdenes de nadie se acercó, y Harry elevó sus manos para quitarle la ropa que le quedaba.
Al principio Harry era incapaz de mirarle, Charlie en ningún momento había sacado sus dedos de él, y cuando llegaba a zonas importantes en la anatomía de Draco, aumentaba el ritmo. Provocándole grandes gemidos y que tuviera que agarrarse momentáneamente de Draco.
El cuerpo del rubio era delicado, pero firme, y entre una levísima mata de vello rubio, su pene goteaba, y su trasero escurría una buena cantidad de fluidos.
—Chúpasela—le dijo Charlie a Draco, este le miró sin entender. Harry se quedó paralizado, ambos omegas se miraron.
Y por primera vez no se retaron.
Draco se colocó de rodillas, los miró a ambos, y comenzó a lamer a Harry.
Sentir la boca de Draco era placentero, pero también le tenía tensado de los pies a la cabeza.
Lo lamía como si fuera un helado, como si Harry fuera un dulce que quisiera devorar. En un momento Harry llevó sus manos al pelo rubio, era tan suave como siempre había creído. Lo atrapó en sus dedos, lo acarició, ganándose una mirada gris desde abajo.
Draco lo tragó, haciéndole gemir. Y Harry acabó sostenido por Charlie, que en algún momento había colado un par de dedos más.
A punto de correrse ambos se retiraron de Harry, y quedó momentáneamente abandonado y desconcertado.
Draco estaba limpiándose los labios que escurrían parte de us saliva. Charlie no tuvo que pedírselo, Harry besó a Draco, le besó para llenarse la boca de sí mismo, y le gustó que el rubio no tuviera ya ningún tipo de reticencia.
Acabaron en la cama de Charlie, besándose, tocándose, frotándose.
A Harry le gustaba Draco, no podría precisar desde qué momento, pero sí que toda aquella larga relación que acumulaban había pasado por muchos estadios, y la aceptación de que lo que sentía por el rubio era algo diferente había llegado solo un año antes.
Dos omegas, eso era algo inconcebible, pero como siempre, Harry se sentía fuera de contexto. ¿No podría gustarle un alfa o incluso un beta como a todo el mundo?
No, le tenía que gustar el dichoso Draco Malfoy, con el que además se llevaba fatal y no le iba a corresponder en la vida.
Involucrar a Charlie había sido una jugarreta para el alfa, aunque al parecer no lo pasaba nada mal mirándolos.
Draco estaba subiéndose a las caderas de Harry, le gustaba, le gustaba muchísimo lo que estaban haciendo. Pero también se sentía un poco equivocado, ¿lo hacía porque se estaba dejando llevar por la lujuria?
Quizás por eso, Harry quiso romper el momento, destruirlo él antes de darse de bruces con la realidad.
—Charlie—llamó al pelirrojo que les miraba desde una respetuosa distancia—. Ven.
Draco miró a Harry, no sabría descifrar su mirada, no lo había sabido hacer nunca. Pero diría que había resentimiento en ella.
Draco estaba por bajarse de Harry, pero Charlie no le dejó, le hizo sujetarse al moreno, mientras lanzaba un hechizo de protección a sus respectivos traseros.
Estaban completamente dilatados, dispuestos para ser penetrados. Y Charlie lo iba a hacer así, alternativamente, con los dos omegas mirándose y sin poder escapar de aquella situación.
Tenían que enfrentarse a ella.
Primero penetró a Draco, lo que le hizo erizarse como a un gato, en esta ocasión no fue Charlie el que le tranquilizó sino Harry quien besó sus labios, quien le ofreció su aroma para relajarlo.
Fueron las manos del moreno en su espalda, en su pene, quizás Charlie se hubiera sentido excluido sino hubiera sabido bien a lo que iba esa noche. Y en ningún caso se podía decir que lo estuviera pasando mal.
Salió de Draco para meterse en Harry, y los cuidados, el olor a tarta de manzana lo inundó todo.
Le besaba los ojos cerrados, le hablaba tan bajo, tan en un arrullo que el pelirrojo ni siquiera sabía que decían.
Alternó del uno al otro, viendo como se abrían, y no solo físicamente, se estaban abriendo a hacer algo más que pelearse.
No tuvo claro a cual de los dos anudó, porque ambos estaban abrazados y gimiendo.
Los besó a ambos, y se retiró lentamente. Una buena ducha en los baños comunes les dejaría tiempo suficiente para hablar.
Harry sostenía el cuerpo de Draco, aún estaba temblando, el semen de Charlie escurría desde el trasero de Draco hasta el suyo, y aún sentía los espasmos de placer que habían alcanzado ambos a la vez.
—Draco—susurró, haciendo al rubio mirarlo.
Le retiró el pelo de la cara, dejándole caricias en las sienes.
—Draco.
Pero lo vio, como si le estuvieran cerrando una puerta en la cara, salvo lo que le estaban cerrando eran todas las posibilidades.
Draco se levantó con dificultad, trataba de buscar su ropa, hasta que decidió que cualquiera le serviría.
—Quédate, vamos a hablar, por favor.
—No, no vamos a hablar nunca de esto, ¿te queda claro? Cada uno por su lado, Potter.
Eran tan altas las posibilidades de que aquello ocurriera que Harry tan solo asintió.
Cada uno por su lado.
Salvo que en una reserva tan pequeña y siendo los únicos omegas, sus lados estaban demasiado pegados todo el tiempo.
Pero Harry lo había entendido, Draco solo se había dejado llevar por el momento, se había metido de lleno y lo había disfrutado, no había nada más.
Harry se lo agradeció a Charlie, en el fondo tan solo le habían estado utilizando, y no se lo merecía.
—Ese omega está loco por ti, Harry, créeme, lo sé.
—Da igual que lo esté o no, nunca he conocido a nadie más cabezota que Draco, si dice que no, de verdad es que ni lo va a considerar.
—¿Y si sacamos la artillería de la guerra sucia?—sonrió Charlie de ese modo que había visto hacer tantas veces a los gemelos.
—Celos—aclaró Charlie—. Vamos a darle una buena ración de celos, dudo que Malfoy sea de los que gusten que le quiten lo que creen que es suyo.
—Yo...—trató de contestar Harry, pero Charlie le atrajo a un abrazo con un beso apasionando en mitad del comedor común.
Quizás se había acostado con media reserva, pero nunca, ninguno de los dos, había intimado con sus conquistas.
Draco lo vio, y el desayuno le supo a mierda, completamente a mierda.
Un rato se convirtió en un día, jijijij.
Hasta mañana.
Besitos.
Shimi.
