Y aquí vamos con la historia en común para ambas partes.
MALDITOS BASTARDOS
Historia
El clan Senju había sido bendecido con varios hijos de su gran y enérgico líder, todos ellos eran fuertes y capaces; grandes shinobis o lo serían cuando crecieran pues dos de ellos eran apenas unos cachorros. Tres alfas y un omega. Sanos, potentes, agiles, rápidos, fuertes.
Pero la desgracia cayó sobre los más pequeños… Pues aunque el clan Senju era uno de los más grandiosos clanes del territorio y parecía que no podían tener rival, había otro clan que les iba a la saga en capacidad, fuerza y poder. Los Uchiha, el clan del abanico. Y como estos dos titanes estaban en guerra y buscaban aniquilar a su rival a como diera lugar; sucedió que en dos expediciones donde los más jóvenes Senju salieron del bienestar que les daba su territorio, fueron emboscados y asesinados. Itama el pequeño de melena bicolor fue emboscado por un grupo de Uchihas, mientras vagaba en solitario pertrechado como si fuera a combate... Su cadáver fue encontrado un par de días después al saber que no volvió a la fortaleza del clan. Kawarama, el otro cachorro del líder, murió en un enfrentamiento también con sus rivales, ésta vez el joven iba acompañado.. Todo su batallón fue masacrado sin piedad. Los dos hermanos mayores creían que fue demasiado pronto dejarles marchar al campo de batalla o a hacer misiones de reconocimiento, pero su padre Butsuma opinaba que la muerte en combate era una muerte honrosa y estaba orgulloso del valor demostrado por sus dos crías pequeñas y su temple por desear salir a pelear o a espiar por el bien del clan.
Ahora de la estirpe del poderoso líder Senju sólo quedaban los dos hermanos mayores, el prometedor Hashirama con un poder nunca visto por nadie del clan, aunque su carácter no terminaba de ser del agrado de su padre. Era un fuerte alfa, con un gran nivel de chakra y una habilidad nunca conocida, pero su corazón era débil. Era un alfa demasiado emocional y sentimental, con palabras demasiado bondadosas saliendo de su boca. Siempre hablando de paz, de curación, de tender manos amigas… Palabrería inútil y que demostraba un temple débil.
Y su otro hijo, Tobirama Senju, seguía en chakra y fuerza a Hashirama y a diferencia del primero su corazón era firme, era duro, racional, capaz de asesinar sin miramientos y sin dudar, pero… Era un omega. Su naturaleza era débil ante sus ojos, por mucho que su albino hijo demostrara su destreza y dureza en combate. Pero no dejaba de ser omega y durante sus celos caería ante sus bajos instintos de desear un alfa que le anudara y le llenara el vientre de esperma. Cuando supo que lo que podía ser una prometedora cría fuerte y capaz, un poderoso alfa que supliera las cadencias de su primogénito, era un realidad un omega se frustró, ¿Cómo podía él haber engendrado a un simple omega? Los dioses le habían hecho caer en desgracia. Esos fueron sus pensamientos; hasta que Tobirama le demostró lo contrario. Su hijo omega peleaba con fiereza y agresividad, sin perder de vista la estrategia y el pensar fríamente en la mejor manera de llegar a la victoria. Y en cuanto a sus celos y su bajo instinto de omega que le podía llevar a dejarse dominar ante un alfa, Hashirama y su conocimiento de las plantas ayudó a controlar ese comportamiento tan bajo y sucio, tan sumiso y arrastrado. Ese comportamiento que no hubiera aprobado en uno de sus vástagos.
Si, Tobirama se acabó convirtiendo en alguien digno de orgullo para él. Un guerrero capaz y con raciocinio que controlaba a su hermano y le ayudaba a ir por el camino correcto en todo momento. Un guerrero que le ayudaba a planear las estrategias para las batallas y le aconsejaba del mejor plan posible ante cada situación. En definitiva estaba contento de tener tal descendencia.
–Necesitamos que mañana alguien vaya a explorar las zonas del norte, se habla de clanes menores que intentan pillarnos desprevenidos por esos caminos. Tenemos que saber si eso es realmente cierto y eliminarlos.
–Pero padre, ¿Y si sólo están de paso?. No tendríamos que actuar sobre ellos sino son hostiles. Quizás quieran intercambiar mercancía o negociar con nosotros, quizás sólo busquen cobijo…
–¡Basta! Hashirama refrena tu misericordia, eres débil… Son invasores y punto. Tenemos que eliminarlos antes de que hagan algo.– Golpeando la mesa.
–Pero…
–Yo me ocuparé, padre. –Tobirama sabía que a su hermano mayor no le gustaba asesinar a sangre fría. Por eso siempre intentaba cubrirle en ciertos trabajos.–Hashirama lleva unos días sintiéndose cansado, permítele descansar esta vez.
Miró a su hijo Hashirama que le miraba algo desafiante antes de desviar la mirada, seguramente por el golpe que le propicio su segundo hijo por debajo de la mesa de forma disimulada. Y girándome hacía el menor le asentí. Tobirama me dedicó una ligera reverencia respetuosa antes de retirarse a su recamara a descansar. Hashirama se retiró un segundo después.
Por la mañana, Tobirama desayuno ligero, se puso su armadura agarró sus armas, eso incluía su adorada katana, y partió al alba. Su movimiento era fluido de árbol en árbol, saltando con sus fuertes piernas, silencioso como un poderoso depredador. En una hora estaba en la región norte de esos bastos territorios que ocupaban. Bajó al suelo y se concentró mientras permanecía acuclillado. Captando hasta el más nimio y débil chakra que estuviera a cinco kilómetros a la redonda. Abrió sus afilados ojos rojos y salió decidido hacía una dirección en especifico… Los había hallado, a los invasores. Eran cinco, cinco shinobis de nivel aceptable según sus niveles de chakra.
En un cuarto de hora los tenía delante. Eran cuatro desertores de algún clan pues no llevaban marcas de ningún tipo según apreciaba al estarlos observando. Sus ropas maltrechas y rotas, sucias. Su mal olor corporal llegaba hasta donde estaba él, soltó un gruñido suave y se tapó la nariz asqueado. Oyó gritos de pronto y el quinto hombre apareció, llevando consigo a una mujer beta de mediana edad.
–Mirad que he encontrado… El postre después de comernos ese jugoso venado que ha cazado Yorichi. Jajajajajajajaa. –Mientras empujaba a la pobre fémina entre sus cuatro compañeros.
–¡NOOO! Por favor… Dejadme ir… Os lo ruego– Suplicaba entre hipidos.
Una bofetada la hizo caer al suelo.
–Vamos a follarte por todos y cada uno de tus agujeros hasta que quedemos saciados. Si nos resultas un buen entretenimiento, vivirás y podrás largarte a tu jodido hogar, puta. Sino… Vas a morir.– La crudeza en su voz era vomitiva.
–Y eso si sobrevives… Jajajajajaaj– Se pusieron a reír de forma escandalosa.
La pobre mujer fue levantada por el pelo mientras las manos de esos despojos la tocaban por todo el cuerpo, intentando arrancarle la ropa, ante los intentos frustrados de la pobre de que no lo consiguieran.
El primero de esos cayó decapitado y los demás no pudieron ni actuar para defenderse, cuando el segundo también cayó sujetándose las tripas.
La mujer gritó, se cerró su kimono y se marchó corriendo, huyendo de las manos de esos hombres que habían querido violarla.
Por fin esos shinobis reaccionaron y sacaron sus armas dispuestos a pelear.
–Pero que tenemos aquí… Un delicioso omega. Aun es mejor que la presa que nos ha huido. – ¿Intentaban asustarlo con esas miserables palabras?
Realizando sellos a gran velocidad, un dragón de agua fue conjurado y lanzado contra dos de esos desgraciados, mientras me lancé a pelear con el tercero de esos que aun quedaba vivo… Aunque no por mucho tiempo.
La pelea terminó con cinco muertos que no merecían ni respirar el mismo aire que yo y, que seguramente ni cuando empezaran a pudrirse olerían tan espantosamente mal. Me concentré de nuevo buscando más chakra enemigo. Estaba sólo. La mujer hacía rato que había escapado de eso; fue lista y supo reaccionar para sobrevivir. Ahora llegar a sitio seguro o no dependía de ella. Yo ya hice mi parte contra estos que pretendían abusarla.
Después de haber asegurado la zona, me quedaba volver al clan… Había sido un trabajo bastante sencillo, sólo tenía un par de cortes en un brazo, nada que no se curara con lavar la zona y dejar que mi hermano me ayudara con su jutsu curativo.
Eso era extraño, juraría que ya había pasado por esa zona… Me concentré y percibí seis chakras hostiles.
Un genjutsu. Había caído en una jodida ilusión… Una de muy buena, y esas sólo podían venir del clan del abanico.
–Kai– Estaba rodeado y enseguida se lanzaron a por mi. –Malditos Uchiha con vuestros ojos llenos de engaño.
Conseguí eliminar a uno antes de que me agarraran con algún tipo de hilo resistente.
–Un omega Senju joven, interesante…
–Taicho… Es el segundo hijo de Butsuma.– Soltó uno de esos cabrones mientras sujetaba mi mentón clavando sus dedos para que no pudiera liberarme.
–¿Estás seguro?
–Totalmente.
Esas sonrisas no presagiaban nada bueno…
CONTINUARÁ...
Siguiente capítulo: Cara A 1ª parte (es un Two-shot)
