MALDITO BASTARDOS

Cara A

1ª parte

Fue sujetado con fuerza contra el suelo, mientras intentaba revolverse... Más era inútil, lo único que consiguió fue recibir patadas en sus costillas y estomago y un par de fuertes puñetazos en nariz y mandíbula. Luego de eso quedó un poco aturdido, para cuando reaccionó sus ropas ya habían sido rasgadas y tenía a uno de esos alfas Uchiha encima de su cuerpo. Le mordió con rabia en el primer lugar que encontró al alcance de sus afilados dientes y fue golpeado de nuevo con agresividad.

–Joder... Puto omega salvaje. –Mientras se sujetaba la zona del antebrazo mordida sintiendo la sangre entre sus dedos.– Giradle... De cara al suelo.

Fue volteado y sometido contra la tierra, apretada su cabeza y sintiendo el sabor de la sangre, tanto propia como ajena, mezclada con la tierra que entraba en su nariz y boca. Su rostro era apretado con tanta fuerza que le costaba respirar. Sintió la presión en su entrada y como era obligada abrirse ante el grosor de ese erecto pene invasor. Gimió quedo por el dolor, su cuerpo no estaba preparado, estaba cerrado y sin lubricar, era virgen pues nunca se había interesado por esas cuestiones relacionadas con su naturaleza omega. Las lagrimas escurriendo hacia el suelo. Lágrimas de dolor, de deshonor, de orgullo destruido, de sentirse inferior, de ser usado como un simple objeto... Él se había considerado un guerrero y ahora lo estaban rebajando al no tratarlo como a un shinobi. Preferiría que lo hubieran matado tras una buena pelea o que le hubieran torturado hasta la muerte como se hacía ante cualquier rival o enemigo para sacarle información. Rabia, impotencia, indefensión, frustración, dolor, se sentía despojado de su condición de hombre, de guerrero, despojado de su seguridad, culpable por haberse dejado someter de esa forma... Débil, miserable... Ya no se sentía él. Su mente no podía procesar lo que le estaba ocurriendo, él era un poderoso guerrero, era uno de los más fuertes de su clan y sus rivales y enemigos le temían... Pero ahí estaban, violándolo cinco hombres... Uno detrás del otro, una y otra y otra vez. Y él no podía luchar contra eso, no podía hacer nada, se sentía tan mal... En un simple acto de abuso le habían despojado de todo lo que había conseguido hasta ese momento.

Sentía su interior ser penetrado y forzado, como le enterraban el nudo al llegar a culminar y el semen entraba en él, como le llenaban con su asqueroso esperma caliente. Como se quedaban unidos a él sin poderse separar durante los minutos que el nudo de esos alfas permanecía hinchado. Y una vez conseguían salir de su interior, su tortura empezaba de nuevo. Se sentía tan asqueado que vomitó. Pero esos cinco alfas no se detuvieron... No se detenían. Y él sólo podía rogar que le dejaran, que todo eso se detuviera.

Tras larguísimas horas, ya de noche... El último de esos hombres salió de su interior respirando agitado y les sonrió a sus compañeros.

–Menudo festín nos hemos dado con éste culito...

Al soltarle su cuerpo había caído desmadejado al suelo. Sin reaccionar mientras su entrada escurría semen y sangre por la virginidad quitada y por la brutalidad de esos hombres al él estar tenso y apretado.

–Casi me da lástima matar al omega Senju.– Dijo uno después de limpiar su sexo y subirse los pantalones.

–Yo no le mataría... Está más acabado así. Y puede que no sobreviva a la noche estando tan desprotegido. Y si lo hace, si consigue vivir, será divertido cuando Butsuma encuentre a su hijo violentado y, si tenemos suerte, preñado de un Uchiha.

Las risas de todos sonaron estridentes, pero él era incapaz de oírlas.

–No estaba en celo. No tendrán esa suerte de contar con nuestros genes para mejorar su patética sangre. Es una lástima... Me habría gustado verle la cara a ese viejo cuando a los nueve meses naciera un cachorro mitad Uchiha.

Volvieron a reír mientras se alejaban y continuaban con sus burlas y se jactaban de su gesta contra el altivo omega Senju.

–Seguro que a partir de ahora ya no será tan altivo de nuevo, así aprenderá cuál es su jodido lugar.

–¿Quién aprenderá cual es su lugar?– Esa voz grave y oscura les hizo detener. Su líder bajo del árbol junto al segundo líder. Hicieron una profunda reverencia respetuosa

–Madara-san, Izuna-san.–El gesto con una ceja de impaciencia del líder, les afanó a responder. Tenían que presumir de su gesta.

–Hemos encontrado al arrogante omega Senju, el albino de ojos rojos. Y nos hemos ocupado de demostrarle cual era su lugar.

–¿Qué le habéis hecho? –Preguntó el segundo líder del clan. Eso no le había sonado nada bien, y tampoco le había gustado.

–Le hemos violado como al omega que es.– Se jactó el capitán de ese grupo– Nos ha proporcionado diversión durante todo el día.

Izuna le miró con frialdad. Puede que Tobirama Senju no le gustara porque fuera un enemigo del clan, pero le respetaba como el gran rival que era. Violar era un acto deleznable y que le producía gran repugnancia pues le quitabas el poder de decidir sobre su propio cuerpo a otra persona. Pero esos hombres bajo su mando parecía creer que habían hecho bien.

Decapitó al que seguía jactándose de lo realizado al omega Senju. Los demás se callaron y temblaron asustados al ver su rostro lleno de ira.

–Me repugnáis. Los Uchiha luchamos con nuestra fuerza y nuestro poder ocular. No necesitamos cometer estos actos para sentirnos algo que ya somos. Somos el clan más poderoso, y eso que habéis realizado lo hacen los clanes de mierda. Los que son débiles e incapaces de ganar una batalla de forma justa y por su propia fuerza. Entonces recurren a actos viles como atacar por la espalda o violar a sus rivales.

–Pero señor, Tajima...

–¡Tajima está muerto!–Intervino ahora Madara– Y nosotros no creemos en actos tan bajos como los que él permitía llevar a termino. Somos guerreros y los guerreros luchan, no abusan, roban o atacan por la espalda a enemigos que no pueden defenderse.

–Volveréis al clan y afrontaréis vuestro castigo como hombres de honor. Si huís os perseguiremos como a simples bandidos y os cazaremos como a venados.

Los hombres asintieron y se marcharon tras reverenciarles de forma respetuosa, mientras se disculpaban por tan viles actos.

Ellos siguieron el rastro dejado y lo vieron... En ese pequeño claro entre árboles, un cuerpo en el suelo que no se movía. Un cuerpo desnudo y maltrecho. Se acercaron con el ceño fruncido... Ver a tan valeroso y altivo guerrero de esa forma tan vejada era impactante.

Izuna se había arrodillado al lado del albino y le giró, sus ojos permanecían medio cerrados, uno de ellos amoratado, sino hubiera sido por el rastro de lagrimas no podría haberlo apreciado, pues la capa de tierra en todo ese rostro no se lo hubiera permitido ver. Con la larga manga limpio esa suciedad, viendo la sangre en boca y nariz.

–Desgraciados...– Tobirama al oír una voz se encogió más sobre si mismo y gimió quedó, entre temeroso y adolorido. Creía que habían vuelto para seguir con su tortura y abuso.– Shht, estás a salvo. Nadie te volverá a tocar, Tobirama Senju.

Quitándose la capa, cubrió el cuerpo del omega albino. Era evidente que estaba en shock por todo lo que le habían realizado.

–Lo mejor será que le llevemos con Hashirama. Él sabrá como ayudarle y curarle con su ninjutsu médico.– Madara había recogido las armas del Senju y todas sus pertenencias. –Vamos.

Izuna cargó con cuidado a un tembloroso omega y liberó su aroma, un aroma suave y relajante para conseguir que el albino se tranquilizara en sus brazos. Tobirama Senju era un omega muy alto y bastante corpulento para su naturaleza, pero eso no le quitaba atractivo, siempre lo había pensado... Pero eran enemigos y esos pensamientos se los guardaba para él... Bueno, su hermano también los conocía. Después de todo eran dos alfas jóvenes en edad de buscar pareja, era normal hablar de omegas que les rodeaban y si, el albino también había sido nombrado en sus charlas privadas. Madara consideraba al Senju demasiado poco "omega", en su comportamiento, como para resultarle interesante físicamente, según él prefería a omegas más dispuestos a someterse y entregarse de buen talante ante un alfa que les cortejara. En cambio Tobirama, aunque admiraba su fuerza y poderío, era un omega demasiado agresivo y brutal, poco dispuesto a dejarse llevar por una noche de placer en los brazos de un alfa y poco dispuesto a su vez, en dejar a cualquiera disfrutar de lo mejor que poseía un omega, el celo. Oh esos tres días de lujuria sin fin... Era lo mejor que podía poseer un omega y que lo quisieran compartir con uno, eso era la gloría. Pero el albino parecía sentir asco por su género y renegar de él. Era una estúpido y por eso le buscó el apodo de rata albina, porque es lo que era una maldita rata odiosa y llena de rabia y resentimiento, hacía todos los que no fueran los suyos, exceptuándose a él mismo. Tobirama a quien más odiaba era a él mismo, su propia identidad de género.

Tobirama se había quedado dormido en sus brazos, o quizás se había desmayado por fin. Pero eso era bueno, así no estaría sufriendo de dolor y con miedo a ser atacado de nuevo.

Llegaron a una zona del río y esperaron. Miró a su hermano de forma interrogante.

–¿Por qué...? –No pudo ni terminar que ya notó una poderosa presencia, apareció un shinobi agitado.

–Madara, hoy no puedo entrenar contigo... Tobirama, no ha...– Se quedó callado viendo al hermano de Madara arrodillado en el suelo, y más específicamente lo que rodeaba con sus brazos.– Tobi-rama.

–Por eso venia hoy– Madara se apartó para dejarle paso a su amigo alfa, si habían mantenido la amistad, una fuerte amistad todo se ha de decir, con Hashirama Senju.

El moreno usuario del mokuton había corrido hacía su hermano y se había arrodillado junto a él, observándole con lagrimas en los ojos antes de soltar un profundo gruñido airado.

–¿Qué ha sucedido?– Demandó con una voz llena de rabia.

–Le han dado una paliza y... Han abusado físicamente de él– Aunque el aroma agresivo y de cabreo que liberaba Hashirama le ponía ansioso y con ganas de pelear por el dominio con el alfa moreno. Además de sentirse posesivo con el albino que hasta entonces había estado en sus brazos. Se obligó a calmarse, era normal la reacción del alfa Senju.

–¿Cómo quieres decir? Ya veo que alguien le ha pegado y dañado.

–Le han violado, Hashirama– Aclaró su hermano de pie detrás del moreno. Su amigo era astuto, aunque dado a la emocionalidad, y ahora estaba claro que era incapaz de asimilar que su hermano menor, el fuerte y altivo Tobirama, había sido abusado sexualmente.

Sus manos temblaron mientras pasaban por encima del cuerpo inconsciente de su menor, mientras más y más lagrimas caían de sus ojos. Le habían violado, a su hermanito, su fuerte hermanito Tobirama.

–Te ayudaré a lavarlo, si me lo permites.– Izuna se había levantado yendo hacía el río mojando un trapo.

Al volver, Hashirama ya estaba ocupándose de las heridas más graves de su menor, liberando chakra por sus manos mientras recorría el cuerpo del albino. Se arrodilló al otra lado con el trapo, dispuesto a asear al lastimado omega. Más el gruñido del alfa Senju lo detuvo. Le mostró el trapo y se estuvo quieto, esperando de forma respetuosa.

–Hashi... Mi hermano sólo quiere ayudar. Lo hemos traído hasta aquí, si tuviéramos malas intenciones ya habríamos actuado antes de venir.–Atajó Madara el actuar de su amigo.

–Ya lo se, pero es mi hermano. Y le veo así y veo lo que le han hecho y...

–Te comprendo. Pero créeme, sólo quiero ayudarte. Respeto a Tobirama como un gran rival y un buen guerrero, y odio lo que han hecho con él.

Al final el Senju le permitió lavar el cuerpo afiebrado y lleno de sangre y semen de Tobirama. Al terminar de curarlo y asearlo, el albino lucía mejor aspecto.

–Le daré el té anticonceptivo y le llevaré a casa para que descanse. Padre se pondrá furioso– Apretó los puños y rechinó los dientes– El muy miserable es capaz de culpar a Tobirama por lo que le ha sucedido, capaz de decir que por ser omega se ha buscado tal acción sobre su persona.

–No sería capaz de tal cosa– Estaba asqueado de que un padre fuera capaz de eso, pero la mirada de Hashirama le decía tal cosa– ¿Verdad que no diría algo así?

–Izuna, su padre es una sabandija igual que lo era el nuestro. –Y Hashirama no pudo estar más en acuerdo con lo dicho por su amigo.

–Pero, aunque estuviéramos en contra de las normas de nuestro padre y al morir las cambiáramos, no creo que Tajima fuera capaz de pensar tal asquerosidad sobre nosotros...

–Porque ninguno de nosotros ha sido omega... Ya conocías su política respecto a los omegas, tanto los del clan como con los que consideraba enemigos. Seguro que si alguno de los dos hubiera nacido omega solo habríamos supuesto una moneda de cambio para conseguir sus planes y ambiciones.

Hashirama al lado de su hermano, que ahora parecía descansar más en paz, escuchó el intercambio de los Uchiha. Sabía que el patriarca Uchiha también había sido alguien casi tan repulsivo o igual a Butsuma.

–¿Sabéis quien le ha hecho esto a Tobirama?– Una curiosidad que le venía ahora al recordar lo que le contó Madara sobre Tajima en uno de sus encuentros.

–Tu hermano mató a uno de ellos, yo al otro y... A los otros los ajusticiaremos en breve. Eran hombres del clan Uchiha, seguidores leales de padre y sus ordenanzas.–Contestó el azabache menor.

Hashirama se levantó airado y encaró a Madara, pues era el actual líder.

–¿Son Uchiha?– Su aroma fuerte y penetrante, un aroma que indicaba ira y que estaba muy furioso.

–Hashirama... ¡Calmado!– Ordenó Madara poniéndose rígido ante su amigo. No se dejaría amedrentar, y menos por Hashirama, su mejor amigo y amante.

–Hace poco que padre murió y mi hermano asumió el rol de líder, aun hay adeptos a las leyes de nuestro padre que no acaban de aceptar el cambio y las nuevas ordenanzas. Pero te juro, Hashirama Senju, que esos hombres morirán y eso les servirá de lección para los que aun sigan fieles a Tajima.– Intervino Izuna para relajar la tensión del momento.

Su padre permitía que se abusara de omegas y mujeres beta, sobretodo si eran de clanes enemigos. Creía que esa era una gran manera de desmoralizar a los rivales. Y los alfas más viejos del clan, los que habían crecido bajo esta permisividad, les costaba aceptar que el nuevo líder y el segundo líder hubieran prohibido tal actividad. Así como también estaban permitiendo que los omegas entrenaran si querían saber pelear y que se les respetara, si un omega no deseaba copular con un alfa, un no era no. Eso para esos viejos Uchiha era ir antinatura, los omegas y las mujeres beta tenían que hacer sus labores del hogar, cuidar la cosecha y los animales y abrirse de piernas cuando un alfa o beta lo deseara. Pero aunque creían eso, ninguno había abierto la boca... Madara e Izuna eran los más poderosos del clan y los actuales líderes, nadie en su sano juicio les llevaría la contraría.

Hashirama parecía haberse aplacado y bajado su mirada y su aroma, aunque aun permanecía molesto y afectado por toda la situación ocurrida a su amado hermano menor. Se giró y con cuidado levantó a Tobirama.

–Me vuelvo al clan... Ya nos veremos. – Y sin añadir nada más desapareció.

Izuna miró a su hermano, asombrado.

–Es un alfa bastante tranquilo y se apacigua con facilidad. Creía que entraría en cólera y exigiría ocuparse él mismo de esos violadores.–Sobretodo viéndolo pelear con esa fuerza y ese gran poder que poseía. En cambio se había comportado con mucha entereza.

–Vámonos, Izuna.– Empezando a andar. Su hermano tenía razón, tenían suerte de que Hashirama fuera alguien benévolo y con un temperamento bastante dócil. –Hashirama siempre ha sido de trato fácil y cordial. Por eso es muy sencillo entenderse y llevarse bien con él.

De camino a casa se puso a pensar en su amante, ese alfa Senju. No era común que dos personas del mismo género tuvieran una relación más allá del compañerismo entre camaradas o la amistad. Pero desde un inicio su relación con Hashirama fue especial y al entrar los dos en la efervescencia hormonal... Terminaron como amantes. Simplemente sucedió, Hashirama, que era otro alfa, se rindió sumisamente a su persona y le declaró sus sentimientos. Al principio quiso negarse, siempre había imaginado encontrar a un o una omega dulce y cuidadoso, elegante y astuto, con el cual se uniría. De hecho con Izuna era un tema del cual solían conversar, de ahí que alguna vez hablaran de Tobirama Senju. Y de pronto, sin saber como ocurrió realmente, estaban peleando de forma amistosa con Hashirama y al segundo estaban besándose, tocándose, desnudándose y... Hashirama entregándose de forma sumisa a él. Aceptando un rol que solía ir contra los instintos más primitivos de todo alfa, el dejarse someter por otro de su mismo género, por otro alfa. Y en cambio, el Senju no tuvo reparos, ni problemas, por dejarse penetrar, por dejarse morder y arañar e incluso dejarse anudar por él. Es más Hashirama, después de las dificultades iniciales y el dolor, después de todo no era omega y no era tan elástico ni lubricaba de allí abajo, disfrutó del apareamiento. O eso le decían sus gemidos, su aroma y esa voz grave pidiendo más y llamándole de forma lujuriosa.

Al llegar al clan, encerraron a los restantes hombres que habían violado al omega. Era un deshonor para ellos y para el clan que hubieran cometido tal acto. Sólo encerraron a dos, pues uno de ellos había cometido suicidio por haber defraudado a sus nuevos líderes y el cuarto había huido.

–¿Quieres cazarlo tu o lo hago yo?– Preguntó Izuna con una sonrisa satisfecha en el rostro. Le gustaba rastrear y cazar a sus presas, y disfrutaría dando caza a tal escoria.

–Disfruta. Yo me voy a descansar un rato.

Izuna volvió por la mañana con una cabeza sangrante en un saco. La mostró a los demás miembros del clan.

–Ésta escoria abuso de un omega y en vez de tener la valentía de asumir su castigo, huyó como un cobarde. El clan Uchiha no es lugar para cobardes, ni aceptaremos la desobediencia ni el deshonor de tales actos. –Lanzó la cabeza al corral de los cerdos para que las bestias dieran cuenta de su carne.

Los otros dos aceptaron su castigo con la cabeza en alto, fueron degollados y enterrados. Habían sido valientes y como tal se merecían que se les enterrara.

Hashirama llegó al hogar familiar, evitando ser vistos por los miembros del clan. Nadie necesitaba saber lo ocurrido con su hermano. Tobirama era orgulloso y seguro no querría que nadie conociera el destino que había sufrido. Lo que si hizo es informar que su hermano ya había llegado a su hogar y estaba descansando, que suspendieran la búsqueda y fueran a buscar a los rastreadores que habían salido en su busca, entre ellos su padre.

Acostó a su hermano y fue a prepararle un té de hierbas anticonceptivas para prevenir, le obligó a tomárselo y le dejó seguir durmiendo, esperaba que para mañana estuviera algo mejor, con más ánimos para levantarse. Esperaba que esa pesadilla que había vivido no hubiera dejado a su hermano muy tocado. Confiaba en la fuerza de Tobirama para lograr superar eso, además él estaría a su lado para ayudarle en todo.

Ya bien entrada la noche le informaron que el escuadrón de su padre había vuelto y que era requerido de inmediato. Al ir se encontró que los hombres de su padre llegaban heridos, algunos de más gravedad que otros, y que porteaban un cadáver con ellos.

–Lo sentimos joven Hashirama, Butsuma Senju ha muerto en combate en una emboscada del clan Fuuma. Ahora es usted nuestro nuevo líder.–Los hombres le hicieron una profunda reverencia, tal como pedía su nuevo estatus.

–Es necesario despertar e informar a Tobirama Senju de la muerte del antiguo líder.–Dijo un antiguo general de su progenitor.

Hashirama estaba procesando, no se alegraba de ninguna muerte. Pero la realidad es que su padre no fue el mejor de los padres, ni el mejor de los ejemplos para un hijo. Salió de su ensoñación al ver que uno de los hombres decía de ir a por Tobirama Senju para informarle.

–¡Quieto! Yo me ocuparé de avisar a mi hermano. Ahora esta durmiendo, lo necesitaba y le he ayudado con una infusión de hierbas. Por mucho que quiera despertarle ahora, sería imposible. Además, padre no irá a ningún sitio...– "Los muertos no caminan, no irán a ningún lado. Continuarán muertos". Pensó para si.

Cuando se dio cuenta, empezaba a clarear y se sentía agotado. Había estado curando guerreros heridos y ayudando a cavar tumbas para los muertos; su padre no fue el único emboscado y asesinado esa noche; durante el día de hoy serían enterrados. Era hora de volver a casa, lavarse, descansar un par de horas, comer y empezar con las tareas; las primeras enterrar a sus muertos, entre ellos padre. Y empezar a pensar en el futuro que tomaría el clan Senju, ahora tenía todo un clan para guiar y tenía muy claro que quería que la guerra terminara.

Se lavó en el pozo y ya aseado entró en el hogar familiar. Se sentó, aunque más bien se dejó caer en un cojín. No sabe cuanto rato estuvo ahí, dormitando. Pero abrió los ojos ante el delicioso aroma de comida, en sus hombros tenía un haori que antes no llevaba. Parpadeó confundido hasta que vio a su hermano llegar a la mesa con unos tazones humeantes. Abrió los ojos asombrado.

–¿Estás...? ¡Tobirama! –Sonrió alegre y emocionado. Tobirama estaba ahí, actuando como siempre.

–No digas nada... Lo quiero olvidar. Para mi es como sino hubiera sucedido.– Aunque mataría a esos cabrones, a todos esos Uchiha por lo que le habían hecho esos cinco alfas.

–¿Qué recuerdas?– Preguntó alargando la mano y acariciando muy suave la de su hermano, que de forma inconsciente la apartó. Con dolor arrugó un poco su ceño, Tobirama nunca le había negado las muestras de cariño que le daba, aunque siempre se quejaba de ellas.

–Recuerdo que esos Uchiha morirán.– El rencor en sus palabras.

–Tobirama... Fueron cinco de ellos e Izuna ya mató a uno, el resto morirán en breve. Madara lo ha prometido.

El golpe en la mesa dado por su hermano provocó cierto tembleque en los vasos y los recipientes.

–¡CALLATE! ¡NO LOS DEFIENDAS!– La cara de rabia de su hermano era tan marcada, rabia, dolor... Todo mezclado en ese rostro fruncido.

–No. Madara e Izuna te encontraron, te trajeron ante mi y me ayudaron a curarte.

Los cacharros con comida volaron y se estrellaron en las paredes. El gruñido de su hermano menor resonando con fuerza, la presión por el chakra hostil desatado vibraba en esa sala. Pero a él no le afectaba.– Basta, hermano. No puedo entender como te sientes, pero intenta ser razonable. Culpar a todos por el comportamiento de cinco no es justo.

–¡Líder!... ¿Todo bien?– Los guerreros a sus ordenes habían interrumpido en la casa.

–¡Fuera!. No os metáis en esto. –Ordenó Tobirama.

–Salid. Sólo le estaba dando la noticia de la muerte de Butusuma Senju.

Los shinobis salieron comprendiendo que eso era el dolor de un hijo ante la perdida de su progenitor, un hijo omega que aunque fuera Tobirama, alguien frio y comedido, no dejaba de ser un omega. Era normal que a veces perdieran el control de sus emociones.

Hashirama miró a su hermano, viendo el asombro en su rostro.

–¿Es eso cierto?– Le asentí a la pregunta.

–Ha sucedido durante la tarde-noche pasada. Los atacaron del clan Fuuma.

–Tenemos que ir a por esos y...

–¿Te estás oyendo? Hablas como padre; cuando siempre dijimos que odiábamos ese comportamiento. Los del clan Fuuma le han atacado, lo mismo que padre también ha matado a miembros de ese clan demasiadas veces. Era cosa del destino que al final el clan Fuuma tomara cartas en el asunto.

Tobirama se sentó de nuevo más calmado, él no era así. Se estaba dejando controlar por las emociones negativas y era su hermano quien le estaba diciendo que se calmara y pensara con la cabeza fría, cuando siempre había sido al revés.

–Discúlpame... Tienes razón, hermano. Mi comportamiento ha sido inadecuado.

–No te preocupes, Tobi. Has pasado por mucho ayer, es normal que te afecte.–El gruñido de advertencia no se hizo esperar. Tobirama no quería hablar de lo sucedido y él lo respetaría.– Ahora soy el líder del clan y tu serás mi mano derecha, el segundo líder.

–Comprendo. –Conociendo a su hermano, sabía lo que haría a continuación –¿Vas a buscar la paz con esos, verdad?

Su hermano estaba resentido y lleno de odio, era normal en situaciones de abuso tener fuertes emociones negativas hacía tus violadores, Tobirama culpaba a todos los Uchiha. Eso podía ser un problema... Tendría que buscar una solución.

–Si, no es necesario que mueran más shinobis, ni jóvenes en una guerra sin sentido todo porque dos viejos eran demasiado avariciosos y codiciaban lo del otro. Madara está de acuerdo en pactar una paz y cumplir nuestro sueño de cachorros de vivir en una aldea todos juntos, aceptando a cuanto clan shinobi desee vivir ese mismo sueño.

–Mataron a nuestros hermanos menores, Hashirama.

–Fue Tajima quien ordenó tal acción de matar a todo Senju que sus hombres hallaran. Y, además, te recuerdo que fue Butsuma quien los envió a batallar siendo apenas unos cachorros sin preparación. ¿También tengo que recordarte todos los jóvenes, omegas, y crías Uchiha que mató nuestro buen padre?– Su hermano sólo veía un lado de la ecuación, pero él al ser amigo y amante de Madara conocía las dos vertientes – Nuestro clan eliminó a tres hermanos menores de Madara e Izuna, por orden de nuestro padre y a su vez enviados a pelear por otro "padre ejemplar", Taijima Uchiha. Tobirama estás encegado, sólo quieres ver un lado y no te das cuenta que ambos clanes hemos perdido demasiado.

Tobirama bajó la cabeza pensando en mis palabras.

Ese día enterremos a nuestros guerreros caídos y nuestro ex líder, Butsuma Uchiha. Ese día terminó una era de guerras, finalizó un período sangriento y lleno de dolor. Mañana empezaría un nuevo día, nacería una nueva esperanza de futuro.