29. Bebé

Pareja: Pansy/Neville

(Continuación de 13. Pareja)


Pansy tenía una copa de champán en la mano, pero su atención estaba centrada en un antiguo compañero de escuela que hacía mucho tiempo no veía.

Hacía años que había dejado Londres para instalarse en Nueva York, pero la boda de Draco era un evento que no iba a perderse, y mucho menos ver como a los padres del alfa les daba un patatús al verlo casarse con Harry Potter, un beta.

Había cosas por las que merecía la pena volver a aquella ciudad gris y llena de malos recuerdos.

—Ya veo que has encontrado a tu próxima presa.—Blaise llevaba dos copas en la mano y le tendió una, Pansy dejó la que que había estado sosteniendo, y volvió a mirar al omega.

A Pansy le gustaban los omegas, los omegas macho especialmente, y ese en concreto le había estaba llamando fuertemente la atención.

—¿Está en celo?—preguntó olfateando el ambiente—. Huele a rollito de canela.

Blaise rio, Pansy y su manía con los omegas demasiados dulces. Era una auténtica cazadora.

—Mira hacia allá, mira a quién mira.—Blaise señaló en línea recta con su barbilla.

Dos alfas en lo que era claramente una discusión, pero tan íntima que no le cupo duda. Dean Thomas y Seamus Finnigan, juntos, pero no por mucho tiempo.

—¿Es su omega?—preguntó ella molesta.

Neville siempre había sido un omega con un ligero sobrepeso, y una torpeza inherente, pero habían pasado los años, y se veía muy bien, realmente muy bien. Si obviabas la cara de cordero degollado mirando al pelirrojo.

—Se dice que es el que calienta la cama de Finnigan cuando se pelea con Thomas.

Pansy había hecho un largo viaje, le apetecía probar al omega, olía realmente bien, y aunque no lo reconocería nunca, verlo allí tan indefenso le despertaba sentimientos encontrados.

Dejó a Blaise con la palabra en la boca y se plantó delante del omega.

—Bonita boda, ¿cierto Longbottom?—se acercó dejando caer una buena dosis de feromonas.

El omega pestañeó varias veces, como si le costara ubicarse y ubicarla.

—Sí, sí, muy bonita.

Visto de cerca podía asegurar que había mejorado mucho, muchísimo con los años. O quizás fuera ella que llevaba mucho tiempo alimentándose solo de betas, los omegas solteros eran muy escasos en Estados Unidos.

Los ojos de Neville fueron hacia los dos alfas, Pansy se volvió a sentir molesta.

—Te propongo algo, ¿por qué mejor no dejas de suplicar con la mirada que ese alfa te mire y te vienes conmigo?—dijo ella acercándose mucho más.

En ese momento Neville se dio cuenta de las intenciones de la alfa y bajó la mirada avergonzado.

Pansy se lamió los labios de anticipación, y miró a los dos alfas. Thomas se había marchado, pero Finnigan seguía allí con cara de malas pulgas. Y los vio, Neville trató de separarse de Pansy, era patético, y la alfa se negó a presenciar ese lamentable espectáculo.

Se colocó delante del omega, tapándole la visión.

—¿Para qué comer las sobras de otro, pudiendo tener un plato principal?—Estaba tan encima de él, que podía olerlo perfectamente—Nos vamos.

Neville la miró, trató de mirar sobre su hombro, pero ella le gruñó enseñándole los dientes.

El omega se quedó enganchado de ese gruñido emitido de un modo demasiado atrayente para alguien como él.

Ella lo tomó de la mano y tiró, el omega no tuvo más remedio que seguirla.

Estaba excitada y su olor era evidente, lo llevó hasta un lugar reservado y lo arrinconó contra la pared.

Neville parecía nervioso, incluso asustado, Pansy le acarició la mejilla.

—Te has puesto muy bonito.—Notó sus mejillas calientes, le gustaban tímidos, pero no acojonados, estaba dejando de oler a canela para hacerle picar la nariz con su olor a tensión.

—No voy a comerte—dijo ella sonriendo—a menos que tú me lo pidas, ¿claro?

Neville pestañeó, y cuando pudo respirar tranquilo vio como se estaba viniendo abajo.

—Llevo enredado en eso demasiado tiempo—se quejó señalando al interior de la fiesta con los ojos.

—Suerte que estoy aquí para ti, bebé.—Neville sonrió por primera vez ante la tontería que le acababa de decir la alfa. Aunque por otro lado el tono era muy seductor, y nadie le había hablado así nunca.

—En Hogwarts ni me mirabas—se quejó.

—Mala época.—Sus labios rojísimos hicieron una mueca despectiva—Tampoco tenías ese culito tan mono.

Neville no estaba acostumbrado a ese nivel de descaro, llevaba demasiados años colándose en las rendijas que le dejaba Seamus. Y si Parkinson no hubiera hecho acto de aparición, estaba seguro que se hubiera arrastrado de nuevo hacia él a buscar un par de migajas.

—Quiero irme de aquí—dijo decidido.

—¿Qué te parece a la habitación de mi hotel?

Ambos se miraron, Pansy Parkinson era atractiva, muy atractiva y le estaba dando la oportunidad de irse de allí y no ser el desahogo de una relación imposible.

Asintió, sabía a lo que iba, y dejó salir un poco más de su olor, la vio absorberlo, como si fuera tangible.

Se le vino tan encima que solo veía labios rojos, y por primera vez quiso que le besara otra persona que no fuera Seamus.

Ella lo hizo, le besó con fuerza, le apretó de la cadera y descendió su mano por una de su nalgas apretándola.

Neville casi no podía respirar cuando la alfa se separó.

—Vámonos o todo lo que voy a hacerte en el hotel te lo haré aquí.

Cuando se fueron de allí a toda prisa, Neville ni siquiera se dio cuenta de que Seamus los había visto.

Y por primera vez en años ni siquiera se acordó de él.


Siempre he querido escribir sobre una mujer alfa y un hombre omega.

Este ha sido raro, lo sé.

Hasta mañana.

Besitos

Shimi