31. Intenciones
Pareja: Draco/Harry/¿Charlie?
(Continuación de 15. Nudo, 22. Olor y 23. Atracción)
Draco miraba como esos dos interactuaban como una auténtica pareja, y aunque la idea debería de darle igual, algo se revolvía dentro de su estómago.
Sabía lo que eran los celos, los había sentido más veces de las que quería reconocer, y muchas veces habían procedido del mismo lugar que en esos momentos.
Harry Potter.
Pero ¿estaba celoso de lo que tenía Harry? En este caso toda la atención de Charlie. ¿O estaba celando al propio moreno?
La noche, la única noche que pasaron juntos era algo en lo que intentaba no pensar.
Eran omegas, por las sagradas pelotas de Merlín, no era eso lo que tenía que ocurrir.
Y sin embargo, fogonazos de esa noche, de Harry mirándole, besándole, tocándole le sacudían el suelo.
Siempre habían tenido una relación complicada, pero ni en un millón de años habría imaginado lo que sintió al estar con él.
Tampoco era capaz de olvidar lo que le había dicho, cada uno por su lado.
Pero allí ir cada uno por su lado era muy complicado, quizás si no tuviera que verlo todos los días, si no tuviera que verlos a ambos todos los días.
—Malfoy, Betty está descontrolada—le llamó uno de sus compañeros.
Betty era una hocicorto sueca de la que se encargaban él y Harry cuando nadie más podía hacerlo.
Vio como el mismo compañero avisaba al moreno, y ambos se miraban.
Anduvieron en silencio hasta la zona de la dragona, desde la noche del trío no se habían vuelto a hablar. Una simple inclinación de cabeza a modo de saludo les era suficiente.
Pero hasta ese momento no habían tenido que trabajar de nuevo codo con codo.
Betty realmente estaba descontrolada, sacaron su varitas lanzándole hechizos tranquilizadores, pero con ella lo único que funcionaba era el contacto visual. Eso y que Harry hablaba un parsel perfecto que le ayudaba bastante a entenderse con ellos.
Como siempre que Harry comenzaba a hablar en la lengua de las serpientes Draco se quedaba casi tan embelesado como el resto de criaturas.
Era como un arrullo siseante, y quizás si no hubieran compartido una noche de pasión no le resultaría tan insinuante y seductora. Una invitación para volver a besarle, con desprenderle de todo ese cuero, con lamerle cada centímetro de su piel.
No, no podía dejar de pensar en él a pesar de lo que le había dicho.
Quizás por estar más pendiente del otro omega y no de la dragona, se llevó un golpe con su ala derecha, tan fuerte que le dejó inconsciente.
Despertó en la enfermería, trabajando con dragones no era tan raro que la frecuentara pero ver a Harry a su lado, le trajo recuerdos de su época en Hogwarts.
—Draco, ¿estás bien?—No entendía por qué había tanta preocupación y culpabilidad en su voz si había sido él el que se había despistado.
Pero solo asintió, Harry sonrió, y Draco no quiso sentir lo que sintió, un calorcito placentero en las entrañas. Unas entrañas que habían estado siempre a bajo cero.
Notó su mano, quiso soltarse pero en vez de eso la apretó con las fuerzas que tenía. En ese momento entró Charlie con una cara de preocupación evidente.
—Gracias a Merlín que estás bien.—Por un momento pensó que se lo decía a Harry, que en el fondo parecía ser su pareja. Pero se lo estaba diciendo a él, le estaba acariciando la mejilla a él, y le estaba envolviendo con su olor a él.
Para Draco quizás fue un poco demasiado, cerró los ojos, y necesitó más de la cuenta para poder abrirlos.
—Quiero volver a estar con vosotros—dijo para sorpresa de ambos.
Charlie se inclinó sobre él, besó su frente, Harry le emuló, pero besó sus labios.
12 horas después ya estaba fuera de la enfermería, pero las indicaciones fueron descanso para recuperarse totalmente de las fracturas que habían sido curadas con éxito.
No esperó encontrar en la puerta de su habitación a Harry y a Charlie.
—Hoy no es un buen día—trató de excusarse, porque las ganas de estar con ellos habían surgido de un modo tan fuerte que no sabía si realmente iba a poder contenerse.
—Solo venimos a ver como estabas, a comprobar que todo esté bien.
¿Cuántos años hacía que alguien no se preocupaba por él? Se miró las manos un poco sobrepasado.
Charlie fue el primero en acercársele, su cercanía era tranquilizadora, de nuevo le envolvía con su olor, y le sonrió como un gran sol.
Luego llegó Harry mucho más pequeño, más serio, podía sentir que tenía algo de miedo. ¿Miedo a qué? A ser rechazado, se dio cuenta.
Esta vez fue Draco el que le besó, nada que ver con los besos que se habían dado aquella noche.
—Tengo que irme—dijo Charlie rompiendo levemente el momento—tengo turno de noche.
Ambos omegas se miraron.
—Me quedaría más tranquilo si Harry se quedara contigo.
Aquello estaba de más, los tres lo sabían, pero Draco asintió y vio como Harry se relajaba.
Charlie los besó a ambos, dedicándole una intensidad similar, ambos se quedaron enganchados de ese beso.
A solas Draco le invitó a pasar a su habitación, desde que había llegado a la reserva, todo el que había entrado lo había hecho con Draco subido a él a horcajadas.
Se quitó el peto de cuero quedándose solo con pantalones y camisa, Harry le imitó y se quitó la prenda de abrigo. Luego se dedicó a mirar la estancia. Era igual que la de todos, pero cada uno acababa dándole su propio toque personal.
Harry estaba comprobando los suyos.
Al final se giró y miró a Draco, él llevaba mirándole todo el tiempo.
—Creo que deberías acostarte, se te recuperaran los huesos mucho mejor.
Aquella debía ser la conversación más civilizada que habían sostenido estando a solas, y aún así se sentía extraña.
Pero Draco obedeció, se sentía cansado, extraño y cansado, pero una parte de él no quería que Harry se fuera.
Se sentó cuando Draco se recostó en la cama.
Y de buenas a primeras se dieron cuenta que no sabían qué decirse, no sabían de qué hablar.
El silencio era incómodo.
—No sé porqué pensé que tu habitación estaría decorada de verde y tendrías banderines de Slytherin.
Draco hubiera contestado algo airado en otro momento, pero se contuvo.
—No guardo nada de esa época.
—Yo tampoco—sonrió Harry.
Podían hablar de cosas insustanciales, del pasado, del presente, del trabajo. Pero Draco no quería hablar de eso.
—¿Por qué estás aquí? ¿Por qué estás aquí a solas conmigo hoy?—preguntó.
Vio dudar a Harry, casi supo que le iba a dar una evasiva, pero al final no lo hizo.
—Porque me gustas, me gustas mucho.
Y aunque había verdad en sus palabras, había un reto en sus ojos.
Le estaba retando a ser sincero.
—No es tan sencillo para mí, estoy confundido.
Harry sonrió, un poco triste.
—No tienes que sentir lo mismo que yo, está bien.
—No digo que no lo sienta, no pongas palabras en mi boca que no he dicho, Potter.
Harry se rio, aquel era el tono en el que mejor se manejaban.
—¿Te gusto?—preguntó abiertamente.
Draco le miró, ¿le gustaba? Físicamente ya sabía que sí, pero había otras cosas que le gustaban de él, le gustaba el modo en el que se enfrentaba a todo sin importarle las consecuencias; le gustaba como se reía del que dijera que como omega no podía hacer o ser lo que era; le gustaba cuando hablaba parsel, cuando con su propia energía y magia calmaba a los dragones más peligrosos; le gustaba cuando le miraba y le veía. Un igual, muchas veces un rival, pero siempre corriendo juntos.
—Sí, me gustas.
Y ahora le estaba mirando, y le estaba sonriendo de un modo que no recordaba que nunca hubiera sido para él.
Harry se acercó como se acercaba a Betty, con cautela, sobre la cama, sellando esa declaración con un beso. Draco le arrastró consigo a la cama, le abrazó sintiendo como no era ningún cuerpo enorme de alfa, era abarcable, era de su tamaño, y no quería dejar de besarlo.
—Me gustas mucho—le susurró sobre los labios.
Notó el olor de Harry, de su excitación, olía a dulce de leche, y ese siempre había sido el olor que le había acompañado, tan dulce, tan Harry.
—Tú me gustas muchísimo—gimió cuando Draco le acercó más, bajando sus manos acariciándole—. Pero tienes que dormir o tus huesos quedarán con formas raras, créeme, lo sé.
Ambos estaban excitados, y aunque solo había estado con Harry una vez y esta había sido también con Charlie, supo que quería probarlo, quería saber hasta donde podían llegar. Pero tenía razón, y necesitaba descansar para sanar correctamente.
—¿Te vas?—le dijo besándole de nuevo.
—Sería lo mejor para que descansaras.
—¿Y si me despierto por la noche y tengo dolores? Creo que es mejor que te quedes para comprobar que estoy bien, se lo prometiste a Charlie.
Harry sonrió, y le dio un beso que le hizo olvidarse de los huesos.
Pero Harry se separó lo suficiente para que pudieran respirar tranquilos.
—Duérmete, estaré aquí.
Y efectivamente Harry estuvo allí toda la noche, a veces se robaron besos, otras se acababan haciendo gemir el uno al otro, otras solo se rozaban levemente para comprobar que aún estaban allí.
Cuando el alba despuntó, estaban abrazados durmiendo cuando Charlie tocó a la puerta, Draco pestañeó sin saber muy bien qué ocurría. Pero le olió en la puerta, y le dijo que pasara.
Harry se frotó contra su cuerpo, y el pelirrojo los miró con una sonrisa de lado. Ellos bajaron la manta que les cubría, los pantalones habían desparecido, solo quedaba una ropa interior húmeda por alguna de sus partes.
Ambos omegas sonrieron, Draco metió una mano dentro del calzoncillo de Harry, su entrada llevaba toda la noche lubricada, igual que la de Harry y sus dedos, completamente curados entraron sin problema. Harry gimió de placer, Charlie cerró la puerta a su espalda cuando ambos omegas le enseñaron sus anos dilatados y lubricados.
Se había ido preocupado por lo que ambos hablarían, pero al parecer habían llegado al punto que ambos necesitaban. Y de algún modo lo querían allí, con ellos.
Él estaría, el tiempo que necesitaran, ya fuera un par de veces más o todo el tiempo posible.
Le gustaban esos omegas, y por primera vez pensó si podría ser parte sustancial de ese triángulo.
Pues con esto cerramos los 31 días de omegaverse.
Solo puedo decir que me ha gustado muchísimo hacerlo, he disfrutado al escribirlo de un modo que hacía varios fics que no hacía.
De aquí han salido tantas ideas que me gustaría explorar, que ahora mi mente no deja de pensar en ellas.
Puede que las edite para reagrupar los OS que van juntos, para que su lectura sea más sencilla.
Tampoco descarto que aunque le ponga el Fin hoy, más adelante no incluya alguno más. ¿Qué os parece la idea?
De momento, hoy, os agradezco el haberme acompañado y darle tan buena acogida. Leo todos vuestros comentarios, pero a veces no soy muy buena contestando, espero que me lo perdonéis.
Así que ¡gracias!
Nos vemos en otras historias.
Besitos.
Shimi.
