Partitura VII.
Fueron semanas de Sherlock invadiendo las prácticas de William. Este último, le había pedido no hacerlo con sus clases, no después de un día lleno de travesuras por parte del moreno, quien se había puesto a hacer efectos de sonido con su violín.
Principalmente, daba sonidos al andar y los movimientos de William, ocasionalmente, producía otros sonidos molestos para desconcentrar a su alumno. Por ejemplo, con su violín reproducía el zumbar de las alas de una mosca o el relinchido de un burro cuando cometía algún error o cuando completaban correctamente una canción, el sonido del Mario Bros al completar un nivel.
En un inicio, tanto William como su alumno lo habían encontrado divertido, sin embargo, al poco tiempo, Sherlock fue eyectado del aula. ¿El motivo? No dejaba a ninguno en la sala concentrarse. Toda la atención iba dirigida a Sherlock preguntándose ¿qué sonido reproduciría a continuación?
Luego de lo ocurrido, comenzaron a reunirse en la sala de música, a veces en el jardín de la academia o en el auditorio. El lugar variaba, pero sus interacciones no dejaban de ser cómodas, eran casi una costumbre, como si llevaran años así o una vida entera.
En una de esas tantas ocasiones, Sherlock había preparado dos asientos largos en el piano, ideal para que tocaran dos personas. No llevaba su violín. Así que, por un momento, William había asumido que la intención del violinista era tocar el piano juntos. Pronto se dio cuenta que estaba equivocado.
Sherlock se sentó un poco lejos de él y le pidió tocar lo que viniese a su mente. Básicamente, que hiciera lo que él en el parque.
— Dame un sonido — pidió.
— ¿Un sonido?
— ¿Qué piensas al verme?
Al principio, eso tomó por sorpresa al pianista. Sin embargo, hizo tal cual le pidió. Inició tocando una canción envuelta en misterio y suspenso, con una sensación acuática de fondo. Un reclamo, una promesa y del pasado un…
Su mente se vio interrumpida, más no sus dedos, cuando sintió un peso ajeno en sus piernas. Sherlock se había recostado sobre ambos taburetes largos y había dejado apoyada su cabeza en su regazo.
El violinista descansaba y escuchaba con atención cada nota que iba dedicada a él. Se deleitaba con la magnífica técnica del joven profesor, sentía el suave calor que manaba de su cuerpo y se dejaba abrazar por los sonidos acuáticos hasta hundirse en un sueño profundo al que le tomó poco tiempo llegar.
El pianista tocó hasta terminar la canción y enseguida conectó con otra melodía que le hizo sentir un deja vú. Una que le hizo cantar en voz baja, de manera casi inaudible.
Now that you've found me,
My whole world is brighter
Now that you've touched me
My steps are much lighter
I will defend you
I'll keep you beside me
That's how I'll repay all the kindness you've shown
Searching in the dark,
Scared, and on my own,
Now that I have found you,
I'll never be alone and...
Though we may part ways,
This you can be sure,
You, I will remember, forever more.
I won't forget,
You'll always be here in my heart,
There, you'll keep me strong.
Your memory is here,
To you, I will keep holding on...
Though, I'm afraid, and I want to take your hand...
I can now find courage,
So on that I'll depend... And,
Though we may part ways,
This won't be the end,
You, I will remember, you're my best friend.
Now that you've found me
I've stumbled through fire
Now that you've touched me
I've bloomed like a flower
Now that you're with me
I no longer cower in silence, hiding
I'm fighting for you.
Cuando terminó de tocar, Sherlock seguía totalmente dormido. El rubio se sintió aliviado por ello y totalmente impactado consigo mismo. Ni él se había esperado eso. Sentía mucho calor en su rostro. Por dentro, sus emociones estaban revoloteando de un lado a otro. Era una sensación de vivacidad en el pecho y un cosquilleo implacable en el estómago. Se sintió abrumado. Era demasiado, era como haber reencontrado algo muy valioso luego de mucho tiempo. Algo que buscaba sin saberlo. La inesperada sensación de humedad en su mejilla lo asaltó ¿Estaba llorando? ¿por qué? ni siquiera se sentía triste.
Detuvo sus manos y llevó una a su cara, no había rastro de lágrimas. ¿Qué había sido entonces esa sensación? Observó el rostro durmiente de Sherlock, sintiéndose fuera de sí mismo, como si lo que viviera no fuera más que una película.
La mirada fija de William y el silencio abrupto, terminaron por traer a Sherlock de vuelta al mundo consciente. Abrió con lentitud sus ojos y se topó con la expresión defensiva y confusa del rubio. Sintió como si ya la hubiera visto antes, no pudo hacer otra cosa que no fuera devolverle la mirada fija, pero una llena de franqueza y afecto. Ni él mismo sabía que podría poner una expresión como la que observaba reflejada en escarlata.
Sin pensarlo, William uso sus manos para cubrir los ojos de Sherlock. Antes de haberse dado cuenta, había rehuido a su mirada. Nunca lo había hecho con nadie. Sin embargo, el azul profundo de sus ojos reflejando el escarlata de los suyos era como ver un cuerpo de agua en llamas que lo tensaba.
Sintió la mano de Sherlock tomar con suavidad una de las suyas. Una sensación confortable viajó desde ese punto y le llenó por dentro completamente. Sherlock, pretendía quitar también la otra mano, sin embargo, no lo hizo. Simbólicamente, había derribado una de las barreras que había entre ellos, pero estaba consciente de que Liam todavía no quería derribar la segunda barrera.
Sostuvo la mano del pianista y comenzó a darle un masaje suave, sintiendo cada tendón, cada falange, cada célula de piel, cada uña. Una sensación por demás, agradable. El cuerpo conectado a esa mano se sentía relajado y curioso. Aunque no podía verlo, aun así, percibía la mirada escarlata sobre sus acciones táctiles y ciegas.
No tenía comprobación visual, pero podía sentir un paradójico palpitar. Como si el pianista contuviera su emoción. Sin estar seguro de la razón, pensó "Típico de él" lo cierto era que, no se conocían tanto y aunque se presumía como "bueno para leer a la gente" Liam era un desafío y al mismo tiempo le era tan natural entenderlo.
Sin ninguna razón lógica para él, tuvo la intensión de llevar esa mano hasta sus labios. Pero cuando la tuvo en frente, se escuchó que alguien abrió la puerta y con ello, sintió el cuerpo del pianista tensarse de manera casi imperceptible.
Sherlock se incorporó dejando atrás el cómodo regazo del rubio. Suspiró un poco fastidiado. Si bien, no solían tener mucho tiempo juntos, el hecho de que Liam fuera un maestro tan popular, era un problema. Por su parte, William se giró en el taburete para poder encarar a su alumno.
— ¿Interrumpo algo? — preguntó un alumno veterano y amigo de Sherlock al ver al par de músicos moverse y reincorporarse.
Simultáneamente respondieron de manera totalmente antónima.
— Sí.
—¿Se te ofrece algo?
Confundido por la doble respuesta, detuvo su andar. Sherlock volteó a ver inconforme al pianista, como un pequeño reclamo. Es decir, estaban en SU tiempo. Y luego, volteó a ver a su amigo John como diciéndole "¡Qué inoportuno eres!"
John se sintió como un intruso, pero se vio obligado a hablar, no fue a interrumpirlos por gusto en realidad.
— Ya habla, John— le animó Sherlock. Entre más rápido se deshicieran de él, podrían volver a estar a solas.
— Profesor Moriarty, el director Lestrade me mandó a buscarlo, quiere que vaya a su oficina.
— Le agradezco mucho, joven Watson.
— Solo John está bien, tenemos casi la misma edad de todos modos —le corrigió.
— John — corrigió William — Gracias, voy enseguida — agregó poniéndose de pie.
Sherlock le envió una mirada de completo fastidio a John y luego, antes de que se fuera, retuvo la muñeca de William.
— Te esperaré después de clases, Liam. Salgamos a algún lado — le invitó animado.
— Lo siento, justo hoy tengo un compromiso, será otro día.
— Bien, pero la próxima iré a tu casa a cenar— amenazó señalándolo con el dedo.
William le regaló una sonrisa de lado y un guiño que solo el moreno pudo ver, de esa forma se despidió con él.
Aquí les dejo la música de youtube:
watch?v=cVlTXqPfEpU
watch?v=7uLmP-o0i5E
watch?v=Rfy28X9wdxg
