Desván de los reviews. – Aquí respondo reviews:
A Pableroski. – Muchas gracias por ser el primer review de la historia, lo tuve en cuenta mientras escribía este capítulo amigo. Espero ahora sea más cómoda la lectura, Saludos y gracias por ese review que realmente me motivó a volver a escribir hoy.
Capítulo V: Emociones.
Desde ese día el moreno volvió a su trabajo; iba por toda la ciudad ahora pensando en lo que extrañaba a la rubia. La fría mirada que le dio al final le calaron hondo el corazón, los días y las noches transcurrían con cierto temor de que a su puerta fuera a llegar un policía a preguntarle sobre esa noche.
Miraba a veces a su hermana alistarse para ir a la escuela, había crecido muy saludable. Con cuidado se acercó a ella mientras él bebía su café para poder con una peinilla en mano.
-¿Ah? - preguntó ella cuando él empezó a peinarle.
-Te faltó aquí Mari - sonrió para colocarle el viejo lazo que la rubia le regaló en la iglesia hacía tanto tiempo - es hora de irnos, ven -
La chica obedeció para dejar su taza e ir tras su hermana, al salir la pequeña Mariposa Díaz corrió hacia alguien mientras él cerraba la puerta con llave.
-¡Señorita Thomas! -
Al voltear el moreno pensó que su hermana se había confundido y quiso decir señora Thomas, su vecina de al lado que era una mujer en sus cuarenta, viuda y que tenía una escuela que fungía como centro de educación para señoritas en las tardes, al voltear se encontró de frente con una bella mujer jóven, en sus 18 como él probablemente con un cabello llamativo, debido al mechón de color verde que resaltaba entre su platinado cabello.
Allí, fundida en un sencillo abrazo estaba la pequeña Mariposa Díaz, con aquella señorita que atrajo la atención de Marco de forma repentina produciendo un sonrojo en sí:
-Dis-disculpe - dijo él y se acercó para intentar reconocerla pero su memoria no le había hecho ver a aquella chica nunca. - Mariposa no deberías…-
-Tú debes ser Marco - la chica se puso de pie frente a él.
-Un placer - sonrió de vuelta superando el nerviosismo - tú ..- no la reconoció.
-Soy Jackie Lynn Thomas - sonrió - soy hija de la señora Janneth, tu vecina -
-Y también es profesora - comentó Mariposa sonriente tomando la mano de su hermana.
-Que genial - sonrió él extendiendo su mano - pero vamos tarde Mari, con su permiso señorita Jackie -
-Espera -la señorita llamó - Mariposa me contó que eres taxista ¿Verdad? -
Él asintió:
-Sí -
-¿Podrías llevarme hacia el centro en la plaza Mew cerca de la Pequeña Italia? - preguntó la peli platinada
El moreno asintió respondiendo:
-Será mi placer señorita Jackie -
-Sólo Jackie por favor - sonrió la platinada para empezar a descender las escaleras.
-Está bien - rió Marco tomando la mano de su hermana que miraba todo atentamente - Jackie -
Habían pasado algunos días desde eso, en la mente de la rubia se encontraron muchos pensamientos, pero sobre todo uno de ellos era el de entender sus emociones, así que haciendo caso a la valentía que debía tener su corazón decidió hacer algo que no había considerado.
Se puso un vestido color menta, que llegaba hasta las rodillas, de tela suave y fina, acompañado de unas mallas negras mientras avanzaba con paso firme hacia la casa del moreno. En la acera principal vio el taxi aparcado al frente; totalmente ileso y nuevo. Una emoción invadió sus mejillas para encontrarse frente a ella con una emoción nueva, que por alguna razón nubló sus pensamientos casi inmediatamente:
-Oh, es verdad, la señora Thomas me enseñó a bailar, aunque me confundo ¡Y es tan confuso porque en la escuela nos dicen que se debe contar hasta el diez! - gritó la niña aún de la mano de su hermano.
Una risa por parte de los mayores se hizo presente, cuando se acercaron al carro la rubia vio a una chica de buen porte, figura formada y con ropa elegante; no fina como la que podría comprarse en tiendas caras, pero sí elegida con buen gusto y porte.
El castaño se acercó hacia el vehículo, donde abrió la puerta para ambas, quienes subieron sonrientes, primero la niña y antes de subir la mayor le dijo al moreno:
-Díaz, que galan -
Eso provocó un sonrojo en el chico quien no imaginaba que a su espalda una mirada que si quemara él ya sería ceniza en el viento; la rubia miró y sintió una extraña sensación en el pecho, como si se lo oprimieran duramente causándole un daño indescriptible, y en su defecto una ira que parecía alimentarse cada segundo que avanzaba.
Pensó Star en voltear e irse de nuevo casa para evitar sentirse así, sin embargo; no contaba con que fue vista por la pequeña Mariposa, quien bajó el cristal del vehículo para gritar:
-¡Hola Star!, ¡Star Butterfly! -
La rubia palideció internamente, se congeló dudando si voltear o no, pero no tuvo que hacerlo pues Marco al ver la gran cabellera que acompañaba a la chica, sintió la imperiosa necesidad de darle un abrazo, y más allá de eso, de rogarle que no se fuera.
-¿Star? - llamó saliendo del auto el castaño para acercarse. - ¡Star! -
La chica aún no volteaba, aquella sensación se estaba esfumando y una necesidad de abrazarlo había llegado a su pecho, de acunarlo tiernamente para que no se tuviera que ir nuevamente; pero fue su sorpresa cuando sintió un par de brazos que la volteaban delicadamente.
-Te extrañé mucho - dijo Marco con un rostro lleno de felicidad y a la vez tristeza - pensé que ya no ibas a volverme a….-
Fue sorprendido cuando un par de brazos cruzaron su cuello; una lágrima que nadie vio más que la camisa donde cayó perdiéndose en la tela salió de los cristalinos de la chica siciliana, quien sólo masculló casi como un susurro imperceptible.
-También te extrañé-
Desde el auto la niña sonrió victoriosa, Jackie miraba aquella escena donde ese abrazo parecía que los alejaba del humo de la calle o de las personas que los miraban pasar, dentro de ella se sintió sorprendida.
-¿Ella es la novia de Marco? - preguntó la peli plateada a la menor.
-Eso espero - contestó la Díaz sonriente.
Ambos se separaron del abrazo, ella sonrió calmada, aquella furia que nunca había experimentado en su corazón ahora era un sentimiento diferente, parecido a cuando escuchaba música en su sofá mientras tomaba té esperando que el sueño invada sus ojos. Cuando se separaron escuchó al moreno decir:
-Ven conmigo a dejar a la señorita Thom...ajem, Jackie en el centro y a Mariposa en la escuela -
Ella sonrió victoriosa cuando vio que el único asiento libre, era el del copiloto, le respondió:
-Claro que sí -
Ninguno notó que un Austin 10 estaba a unos cuantos metros de ellos, tapado entre otros autos, observando al par.
-Ese es el asqueroso taxista que le salvó el trasero a los de Gore -
-Y esa es la sobrina del viejo -
Ambos se miraron.
-Síguelos, Gio dijo que le demos una paliza pero si tocamos a la rubia Gore se nos dejará venir con todo lo que tiene -
Atrás sonrió alguien mientras dejaba el cigarro, su barba mal trecha y un traje azul marino, mientras lanzaba una mirada asesina a quien mencionó la última frase:
-Mi hermano dijo que le demos una paliza al taxista, pero si matamos a la rubia imagínate cuán poderosos verá Gore que somos, va a tener miedo y sembrar miedo a sus hombres los hará débiles -
Los de adelante intercambiaron miradas.
-No me parece tan buena idea señor Rasticore -
El mencionado lo miró con una penetrante mirada que parecía similar a la de un reptil para sentenciar:
-No te pedí tu opinión Gustav, y menos la tuya Jazz-
Los mencionados estaban muy intimados, así que sabrían que debían obedecer aunque eso significaba empezar una guerra sin cuartel.
El taxi encendió la marcha después de que Marco le abriera la puerta a la rubia quien saludó a las presentes, siendo abrazada por Mariposa y recibiendo un saludo normal por parte de Jackie.
La conversación fue amena, Star pudo sentir confianza en la chica quien hablaba de su estadía en París con su padre y su vuelta con su madre a los Estados Unidos, Mariposa hablaba de como Star era su mejor compañera de juegos causando un sonrojo en la rubia. Marco aportaba comentarios sencillos pero sentía que su círculo de amigos había crecido, primero llegaron a la escuela, donde Marco estacionó.
Mariposa se despidió de las chicas y bajó tomando la mano de su hermano, a la distancia parecía una postal verlos caminar sonriendo y charlando, en eso la rubia notó que estaba sola con la chica platinada, en verdad al mirarla tenía un porte y elegancia muy distintivos, no le sorprendería si le llamó la atención a Marco.
-Bueno Star, cuéntame de ti -
-Oh - la rubia dijo - bueno trabajo con mis padres, tenemos un restaurante y bar en Pequeña italia, además estoy estudiando en las tardes -
-¿Qué estudias? -
-Mi madre insistió en que sea cocina, pero no me gusta - hizo una mueca - ella cocina fantásticos postres, y mi papá hace una pasta increíble, pero yo no sé - rió un poco avergonzada.
-Es genial Star - Jackie le guiño el ojo - algún día debemos ir a comer allí -
-Mariposa ama la comida de mi madre, sus pasteles sobre todo ¡Yummi! -
La chica miró como la rubia hablaba de la familia Díaz con un cariño especial, ante eso puso una mirada divertida y juguetona para decirle:
-Es bueno que a tu cuñada le guste la comida de tu restaurante.
La siciliana sonrió e involuntariamente contestó:
-Es verdad mi cu…- luego se detuvo para procesar las palabras de la chica de cabello platinado y se sonrojó de sobremanera para mirarla con los cachetes rojos cual si fuera llamas.
La mirada incriminatoria de Jackie no le dejó acabar de contestar, la rubia había volteado y se escondió un poco en el asiento para que no se note tanto su rostro.
-Lo siento Star, pero se te nota mucho - rió Jackie amistosamente
La rubia iba a contestar pero escuchó la puerta del conductor abrirse.
-¿Qué se le nota a Star? - preguntó el castaño tomando asiento y colocándose el cinturón de seguridad.
-Eh, eh, ¡Eh! ay - la rubia estaba totalmente roja.
-¿No lo ves?- Jackie terció.
El castaño miró a la rubia que le brillaban los ojos cuando se encontraron, se acercó un poco preocupado para colocarle su palma en la frente.
-¿Te sientes bien Star? ¿Tienes fiebre? - dijo él preocupado.
La chica del asiento trasero sólo rió para sus adentros, viendo que la rubia estaba sin poder articular palabra decidió salvarle de esa incomodidad.
- Tiene hambre Marco - dijo Jackie sonriendo - déjame en el centro y luego vayan a tomar un café o algo -
-Eh - él miró a la rubia - Star, si no desayunaste debiste decirme, sabes que me preocupo por ti -
-Ah, sí - dijo la rubia volviendo en sí - sí, es verdad, tengo hambre, vamos -
La chica de platino dejó pasar unos minutos para decirle muy bajito a la rubia.
-Secreto de chicas -
Star asintió feliz.
Jackie se quedó en su trabajo, un comercio en el centro de la ciudad donde era cajera. Les recomendó un café al par y ambos fueron, la conversación versó sobre muchas cosas, pero ninguno se atrevió a mencionar lo que ambos querían decirse. Cuando llegaron Marco se bajó del auto con la promesa de volver con dos bebidas, la rubia asintió mientras escuchaba la radio.
El Austin 10 se detuvo cerca de ellos.
-Están solos - comentó el conductor.
-Esperemos a que vuelva el moreno, irán por él-
Marco Díaz salió con los cafés en la mano, al subir le entregó uno a Star y otro lo tomó él. El silencio se hizo presente. Estaban cerca del Barrio de Star, con cuidado Marco avanzó hacia la esquina, allí se detuvo en un sitio de pare.
-Me alegra verte Star -
-Yo también te extrañé Marco -
-Yo…- inició el moreno a decir - lo siento por no haber ido antes a tu casa, pensé que estabas molesta conmigo, no sé bien qué iba a decirte pero…-
-No tienes que explicar nada - ella le sonrió sinceramente - exageré un poco la situación, pero también me siento feliz de que llegaste bien ese día, mi tía dijo que tenemos boca para amar y nuestros ojos pueden llorar por la misma razón…-
-Star - él mantuvo su mirada - sólo hay dos personas por quienes haría hasta lo imposible para que estén bien, para que vivan bien, así fuere al otro lado de la ley -
La rubia lo miró un poco asombrada, ella sabía que Mariposa era la primera pero ¿y la otra persona?:
-Por Mariposa - ambos se acercaron un poco dejando entre sus labios escasos centímetros - y la otra….-
-Y….la…..otra…- entrecerró sus ojos la rubia.
-Eres tú Star, eres tú -
Cuando faltaban centímetros un golpe en el cristal causó el alboroto dentro del auto, Marco volteó estupefacto viendo como una mano intentaba quitar el seguro de la puerta, pasó lo mismo en el cristal de la rubia a quien tomaron por la cabellera, allí fue cuando algo se despertó en Marco.
-¡Déjala infeliz! - gritó muy molesto.
Su puerta fue abierta y sintió un tirón de la chaqueta, allí fue cuando su humanidad azotó contra el suelo, recibiendo en el rostro un fuerte golpe de una patada. Algo atontado rapidamente vió como la rubia era llevada por la fuerza.
-¡Déjame! -bufó fúrica - ¡Marco!, ¡Marco ayúdame! -
-Cállate de una vez rubia - le dijo su captor.
-¡Oblígame! - le respondió dando codazos y golpes a su captor con toda su fuerza.
Marco vio como uno de los que lo atacaron se cenía sobre el auto, pero los gritos de Star fueron lo que detonaron algo en él, algo que no esperaba tener, algo muy siciliano.
Continuará.
