Bendición del sello
Capítulo 1: ¿Casualidad?
La luz entraba apenas en la pequeña abertura que unas cortinas de seda dejaban, alumbrando una habitación, múltiples matrices que había en el día anterior desaparecieron en el transcurso de la noche, las paredes de color crema eran lo único ordenado que había en el lugar.
Ropas tiradas por todos lados, algunos muebles tumbados, cobijas y almohadas llenas de sudor y saliva, y una fina sábana de tela cubría dos bultos, bultos que estaban abrazados, y desnudos... algo había pasado...
Conforme pasaban los minutos, la luz que se filtraba por las cortinas empezó a alumbrar al dúo que se encontraba dormido, el primer bulto lo notó y empezó a despertarse, junto al segundo, poco a poco los movimientos que hacían se volvían más fluidos, y finalmente ambos se habían sentado, aún con los ojos cerrados, no recordaban lo que pasó, por lo que no dudaron en hablar...
"Buenos días"
Ambos abrieron los ojos de sorpresa al escuchar otra voz que no era suya, volteando a verse entre ellos, lo primero que notaron es que no era su habitación, lo segundo era que habían compartido cama, lo tercero era un rastro de sangre en las sábanas y, para finalizar, ambos estaban desnudos, apreciando la belleza del otro...
"¡¡¡KYYYYYYYYAA!!!"
"¡¡¡AAAHHHHHH!!!"
...
¿Qué era lo que había pasado?
Todo había comenzado el día anterior...
...
...
...
Konohagakure no Sato, Torre del Hokage
La brisa matutina se podía sentir como un cálido despertar, los primeros rayos de sol alumbraban el horizonte, dando inicio a un nuevo día, varios pájaros cantaban con regocijo el despertar y las flores del lugar daban buena suerte a los ciudadanos de la aldea de la hoja... en especial a un viejo hombre...
Dentro del despacho del Hokage, se encontraba un hombre de avanzada edad, las túnicas que vestía dejaban en claro el cargo que ocupaba y el peso de su responsabilidad, un hombre de cabello blanco, bronceado y algunas arrugas visibles, toda la belleza de la hermosa mañana se filtraba por las ventanas de su oficina, cosa que apreciaba parcialmente al lado de su confiable pipa, sin embargo, sus pensamientos iban dirigidos a alguien... y todo empezó por un reporte...
El día de ayer el informe de uno de tantos equipos Genin había llegado a su mano, el equipo 7, más conocido como el equipo Kakashi había llegado de su misión en el país de las olas, la misión de rango C había ascendido a rango A tras la presencia de Momochi Zabuza, uno de los siete espadachines de la niebla, los Genin del equipo habían tenido que madurar sobre la marcha para salir vivos del lugar, personalmente le interesaba uno de los Genin de ese equipo, sabía que los otros dos tenían un cobijo para abrigarse y pensar, una tenía una familia, y el otro poseía el apoyo total del pueblo, sin embargo el recién graduado restante le preocupaba, había cometido demasiados errores al cuidarlo... un Genin que responde al nombre de Uzumaki Naruto...
El viejo Hokage tenía siempre un gran pesar al recordar al Uzumaki, recordaba el ataque que había pasado hace doce años, el legendario Kyūbi no Yōko había arrasado con la aldea, obligando a la en ese entonces Kyūbi Jinchūriki y al Yondaime Hokage a dar la vida mientras sellaban al zorro demoniaco, encarcelándolo dentro de un recién nacido... el fruto de esa relación...
Desde ahí las decisiones que había tomado para protegerlo le daban un gran dedo medio y una enorme patada en el trasero. Durante su mandato, había cometido errores al administrar la aldea, entre ellos permitió el aumento de poder del consejo civil y de los viejos consejeros, en el momento no le vio demasiada importancia, hasta que llegó el pequeño Uzumaki.
Rubio ojiazul con tres bigotitos de zorro en cada cachete, el bromista y paria de la aldea, para cualquiera sería un verdadero fastidio lidiar con el rubio que vestía de naranja, sin embargo, el Hokage entendía sus acciones, buscaba atención, alguien que le brindara un poco de su atención para hacerle ver que existía. Al viejo líder esto era un recordatorio de lo inútil que había sido al cuidarlo.
Creyó que, al revelar que era Jinchūriki, todos lo venerarían por almacenar al zorro demonio, ese fue la peor estupidez que hizo en su vida. Inmediatamente la bomba fue suelta el consejo estalló en reclamos, el consejo Shinobi y Civil quería la muerte del recién nacido para acabar con el demonio, los viejos consejeros lo querían como arma fiel a sus planes. Nadie podía adoptarlo, por lo que se vio obligado a dejarlo abandonado en un orfanato. Creyó que nadie diría nada acerca del estado del rubio, sin embargo, el consejo civil esparció la noticia, provocando el odio injustificado al pequeño Uzumaki que, solo buscaba atención.
Para tratar de arreglar ese error, el Sandaime Hokage, Sarutobi Hiruzen, había decretado una ley que impedía hablar del estado del niño como Kyūbi Jinchūriki, el secreto era catalogado como rango S, con pena de muerte a quien lo divulgara, a excepción del mismo Hokage y del niño. Si bien es cierto que nadie decía nada de su estado, los murmuros eran diferentes, fueron los murmuros que divulgaron la noticia, provocando no solo el odio del lado civil, sino también del lado Shinobi... un odio que no merecía...
Era cierto que podía revelar el legado del pequeño, quien fuera atento y no se dejara llevar por el odio se daría cuenta el gran parecido que el pequeño tenía con el fallecido Yondaime, sin embargo, las aldeas enemigas tendrían un motivo para atacar, por lo cual optó por ocultar la familia del pequeño rubio. Si bien es cierto que lo hizo para protegerlo del exterior, internamente el pequeño sufría de una severa marginación, siendo que también fue privado de los conocimientos que por derecho deberían de haber sido suyos desde que empezó la academia Shinobi. El Hokage se encontraba de manos atadas por los mismos errores que cometió a lo largo de su vida, la culpa la carcomía y durante mucho tiempo solo se resignó a ver como el Uzumaki crecía siendo maltratado física y psicológicamente. Le había prometido a los padres del pequeño que lo cuidaría... ciertamente fue una mierda haciendo eso...
El resumen de la misión había sido firmado por el viejo, sacando copias de este y guardándolas en el registro de cada uno de los Genin, al abrir la carpeta del rubio vio que solamente había ganado una simple habilidad, trepar por los árboles usando chakra, era lo único que sabía junto a la sustitución, su infame Jutsu sexy y su as bajo la manga, el Kage Bunshin, clones solidos que permiten la obtención de información en misiones de reconocimiento sin que el original se encuentre ahí. Las pobres habilidades, comparadas a la de sus compañeros, finalmente le dio el valor de hacer algo para cambiar la vida de su nieto adoptivo.
Antes de morir, el Yondaime junto a su esposa selló toda su riqueza y conocimientos en su pequeño hogar, el tiempo fue amable con la vivienda al permitirle mantenerse en pie, y para fortuna la vivienda solo podía ser abierta con la sangre de quien la heredaría, es decir, la sangre del rubio. No era lo mejor que podía hace, pero corregiría sus estupideces de poco en poco.
Dándole un último toque a su pipa, el Hokage mando a unos AMBUS a traer al rubio... era hora de velar realmente por él...
...
...
...
En las vacías calles que denotaban el inicio de un nuevo día, un rubio ojiazul se encontraba pensativo, la misión que había hecho le dio una nueva perspectiva del mundo Shinobi, él mismo se encontraba en un debate mental, no sabía cómo reaccionar, por lo que había decidido en tomarse el día para organizar sus ideas. Además, había una duda que tenía en mente tras conocer al AMBU que ayudaba a Zabuza, cierto que era un hombre, no obstante, el pequeño se había sonrojado al verlo, creyendo que era una hermosa chica. Sinceramente necesitaba el consejo femenino para salir de esa duda, sin embargo, solo conocía seis personas que lo podían ayudar.
Tsunami, la madre del pequeño Inari, se encontraba en su hogar, en el país de las olas, ciertamente ir a pedir su consejo había quedado descartado, Yūhi Kurenai, azabache ojiroja y sensei del equipo 8, podía estar entrenando a su equipo de Genin o entrenando su Genjutsu, Ayame, castaña ojinegra que trabaja en su puesto de ramen favorito, podía estar levantando el puesto para una larga jornada de trabajo, Haruno Sakura, pelirosa de ojos jade y el interés amoroso del rubio, estaría arreglándose para verse bien para su "Sasuke-kun" junto a su amiga y rival de amor, Yamanaka Ino, una rubia ojiazul. Finalmente, quedaba una chica que, a ojos del rubio, era rara y tímida, sin embargo, su bondad era un hermoso rasgo de ella, había sido una de las pocas personas que nunca lo insultó, entre pensamientos y pensamientos trataba de recordar donde estaría en el momento hasta que...
Golpe*
El rubio había impactado con alguien que iba corriendo desesperadamente, al integrarse de nuevo pudo ver que era la chica que tenía en su mente al momento... Hyūga Hinata...
Peliazul con ojos perlados y tés blanca, la pequeña chica se encontraba atontada debido al golpe que se había dado, se había parado demasiado tarde y, por consecuencia no había conseguido a tiempo su ración diaria de rollos de canela, por lo que buscaba desesperadamente un puesto para saciar su antojo, y en medio de la pequeña carrera había chocado con un extraño, al reincorporarse pudo apreciar que la persona con la que chocó era el rubio Uzumaki, los sentimientos que tenía por él eran tan secretos, casi al nivel como que ella es una Hyūga amante de los rollos de canela, el mismo gato Tora conocía los sentimientos de la ojiperla, y en la aldea existía una persona que desconocía eso... exactamente, el rubio ojiazul...
Inmediatamente vio a su amor platónico se sonrojó a niveles impresionantes, había chocado con el amor de su joven vida, y en su mente miles de posibilidades circulaban, antes de que ella siquiera pudiese pararse el rubio empezó una leve charla.
Hola Hinata.
Na... Naruto-kun -saludó nerviosa-
¿Por qué tanta prisa? -cuestionó intrigado-
Yo... yo iba por... por... por rollos de canela... -se trató de excusar entre tartamudeos-
Oh, lo siento por estorbar -se disculpó el rubio-
No... no te preocupes... yo debí fijarme...
Ya veo... no te preocupes... -comentó con un semblante distante-
El tono distante de su voz era algo que extrañaba a la ojiperla, regularmente esperaba la jovial y alegre voz que animaba su corazón, ese tono era algo que no había escuchado de él, por lo que, dejando en lo más profundo de su mente su timidez y la opción de desmayarse se animó a preguntarle.
¿Ocurre algo? -preguntó olvidando su timidez-
Nada de que preocuparse-ttebayo -comentó fingiendo una sonrisa-
E... ¿En serio? Es que... te noto de... decaído -comentó preocupada-
¿Se me nota demasiado? -preguntó recibiendo la afirmación de la ojiperla-
Bueno... verás... he estado pensando en la reciente misión que tuve... algo pasó que me hizo cuestionar muchas cosas...
Oh vaya -comentó conmocionada-
En fin... no te quito más tu tiempo... que disfrutes tus rollos... -se despidió procediendo a retirarse-
En otra situación, ella hubiese corrido del lugar, se hubiera desmayado por los nervios o haría mil posiciones de manos por segundo, sin embargo, el tono decaído del rubio la hizo recapacitar mejor sus opciones, y antes de que el ojiazul tomase rumbo desconocido, ella se animó a hablarle.
O... oye Naruto-kun -habló haciendo un monumental esfuerzo por no desmayarse-
¿Qué pasó Hinata?
Qui... qui... ¿Quisieras acompañarme? -pidió poniendo todo su esfuerzo en hablar-
¿A dónde? -preguntó olvidando el por qué corría-
Por... por rollos de canela...
Bueno... sirve que me distraigo un poco. -comentó mientras le ofrecía su mano a la ojiperla- ¿Nos vamos?
Nunca había planeado terminar caminando al lado del chico al que amaba, sin embargo, no desperdiciaría la oportunidad de caminar con él, aún más ir agarrado de su mano, por lo que, dándole una tenue sonrisa, la ojiperla aceptó su mano y tomaron rumbo hacia algún puesto de rollos de canela, incluso si no encontraba a la Hyūga parecía ya no importarle... estar con su amado rubio bastaba para el día de hoy...
...
...
...
El paseo que habían dado fue algo que ambos habían disfrutado, la ojiperla iba perdida en sus pensamientos, la calidez de la mano de su amado la tenía hipnotizada, simplemente era hermoso ese momento, por su parte el rubio se sentía más tranquilo, la gentileza de su amiga era algo que le gustaba sentir, y se sentía más tranquilo a comparación que antes de encontrarse con ella.
La caminata que habían dado tuvo un buen resultado, habían encontrado un puesto ambulante de rollos de canela, al ser un puesto de un comerciante extranjero le pudo vender al Uzumaki sin correrlo o subirle el precio, decidiendo convivir un rato más con la ojiperla, el rubio decidió ir por algunos platones de ramen y unas bebidas para pasar el tiempo junto a ella, realmente quería platicar con ella acerca de los problemas que tenía... sentía esa necesidad de hablar con ella...
...
...
...
El tiempo voló para la pareja de niños, se habían desviado del camino para comprar otras cosas, unos dulces, algunos postres, incluso un pedido de sushi, realmente disfrutaban ese tiempo juntos, y eso había sido por un simple choque, ambos necesitaban algo que fácilmente el otro les podía ofrecer, ¿Por qué no aceptar la coincidencia?
A pesar de las miradas de asco dirigidas al rubio, la ojiperla no se dejó intimidar, por alguna razón el rubio quería hablar con ella, era la oportunidad por la cual tanto anheló, no dejaría ni que el mismo Hokage la arruinara, ella se quedaría todo el día al lado del Uzumaki.
...
...
...
El dúo había llegado a un claro, junto a un río, debido a que no habían conseguido un mantel para colocar todo lo que habían comprado el Uzumaki no tuvo problemas en usar su chamarra como mantel, cosa que sorprendió a la ojiperla. Era cierto que el Uzumaki podía ser caballeroso si se lo proponía, sin embargo, las dudas que tenía en su mente lo hacían parecer y actuar diferente, a pesar de que sus acciones cumplían parte de los sueños de la ojiperla, quería saber qué tenía su rubio querido para ayudarlo.
Oye... Naruto-kun -habló para llamar la atención de su amada-
¿Sí Hinata?
De... de... ¿De qué querías hablar? -preguntó volviendo al tema de interés-
Cierto, se me había olvidado jeje -comentó con una leve sonrisa-
Bueno... ¿Qué tienes? -preguntó evitando un sonrojo-
Verás...
Durante diez minutos, el rubio le contó toda la misión que había vivido en el país de las olas, y hasta cierto punto lo que había sentido al conocer más a fondo a Haku y Zabuza, por su parte la Hyūga solamente escuchaba con completa atención a su amado, no negaba que sintió una punzada de celos cuando habló de Haku, hasta que menciono el hecho de que era chico, soltando un suspiro que inconscientemente retenía.
Y eso es todo lo que pasó -terminó asegurándose de contar todo-
Wow... no sabía que habías pasado por todo eso... -comentó recordando lo que habló con Tazuna-
Casi nadie sabe lo que he pasado... a veces duele estar solo... pero no te preocupes, seguiré adelante y me volveré Hokage-ttebayo -aseguró sonriendo-
Sé que lo lograrás -afirmó-
¿En serio lo crees? -preguntó asombrado-
Sí, ¿Por qué lo dudas? -cuestionó intrigada-
Nadie había asegurado que lo lograría.
Bueno... yo sí creo que lo lograrás.
Oye Hinata... gracias... -agradeció inclinándose-
No hay pro... problema... para eso es... -tartamudeo para después ser interrumpida-
No es eso... gracias por estar conmigo... perdón por no pasar más tiempo así contigo -se disculpó apenado-
Lo... lo di... ¿Lo dices en serio? -preguntó asombrada-
Sí... Oye, ¿Qué te parece tener más tiempo así?
Te re... refieres a... a... ¿Citas? -tartamudeó sonrojada-
No solo eso... oye... ¿Por qué no me cuentas cómo te ha ido? -pidió-
E... ¿Estás seguro? -tartamudeó-
Sí, vamos a comer y me dices que has hecho-ttebayo -pidió sentando a su lado a la ojiperla-
...
...
...
Una hora había pasado desde que ambos se habían sentado a comer, en medio de la plática ambos se habían conocido un poco más, aunque claro guardaban sus secretos, el Uzumaki no quería revelar que dormía con un gorrito de ranita. Por su parte la ojiperla cuidaba sus palabras, no quería revelar que tenía un peluche chibi del rubio en su habitación. Poco a poco la peliazul notaba que el humor del Uzumaki volvía a ser el de siempre, sin embargo, se podía apreciar una tranquilidad en su rostro, no tenía rastro del impulso que lo caracterizaba... solo una serena armonía...
...
Te noto diferente... ¿Acaso es por la misión que tuviste? -preguntó sin su clásico tartamudeo-
En parte... recordar la confusión que me causó Haku me dio a pensar... -confesó-
A... a qué... te... ¿Refieres? -preguntó intrigado-
Verás, ahorita debería de estar corriendo a pedirle una cita a Sakura, hacer alguna broma o ir a comer unos diez platos de ramen... pero no tengo ganas de hacer eso... solo quiero disfrutar este momento sabes... -confesó sinceramente-
A... a mí también me gusta... me gusta estar así contigo... -confesó sonrojada-
Gracias... es la primera vez que alguien me dice eso -añadió-
Y... y... ¿Qué piensas hacer?... -preguntó intentando pasar tiempo con su amor secreto-
Decidí tomarme el día para pensar... pero me agrada estar con alguien importante para mí... -en ese momento una idea iluminó su mente- Oye, tengo una idea
Que... ¿Qué pasó?
Dices que tu clan te considera débil, ¿No? -preguntó intrigado-
S... Sí
¿Te parece ir a entrenar conmigo? -solicitó-
Ha... ha... ¿Hablas en serio? -preguntó asombrada-
Sí, tengo que mejorar si quiero ser el próximo Hokage, y podrías ayudarme a superarme, así como yo puedo ayudarte-ttebayo -exclamó eufóricamente-
¿En serio... quieres... pa... pasar tiempo... ¿Conmigo? -cuestionó sin creer lo que le habían propuesto-
Sí... me gustan las personas como tú... ¿Qué dices? -preguntó extendiéndole la mano-
S... Sí... vamos... Naruto-kun -confirmó aceptando su mano-
Qué bien-ttebayo.
Recogiendo sus cosas y agarrándose de las manos, ambos se habían adentrado al claro del bosque, y en los rostros de ambos infantes había felicidad, ambos estaban disfrutando un momento de felicidad en su mundo de pesares...
...
...
...
¿Dónde demonios se metió?
Esa era la clara voz de uno de los AMBUS que el Hokage había mandado en la misión de buscar al rubio Uzumaki, creían que era un simple encargo, una misión de rango D, sin embargo, habían olvidado el detalle de que era el #1 en ser impredecible, y eso quedaba claro en el simple hecho que no lo encontraban.
¿Cómo no hemos encontrado a un mocoso vestido de naranja? -preguntó irritado-
Bueno, hablamos del mismo mocoso que pintaba los rostros Hokage a plena luz del día, vestido con un color que decía mátenme y aun así lograba escapar de nosotros.
¿Dónde estará? -indagó-
Podríamos buscar en el bos... -fue interrumpido por el arañazo de un peculiar felino-
¡¡¡AHHHHHHH MIERDA!!! ¡¡¡QUÍTAME AL PUTO GATO!!! -gritó alertando al resto de los AMBUS-
¡¡¡VEN TORA!!! -gritó tratando de alejarlo de su compañero-
¡¡¡ SU PUTA MADRE!!! -exclamó el resto del escuadrón-
...
...
...
Oye Hinata, ¿Por qué te mueves de esa manera? -preguntó intrigado-
Co... ¿Cómo?
Tan... firmemente... duramente... rígida... -finalmente encontrando la palabra para hablar- eso... rígidamente...
Así es... el estilo de nues... nuestro Taijutsu... -confesó apenada-
No se ve que sea para ti... ¿Y si en vez de estar rígida tratas de moverte con fluidez? -comentó intrigado-
¿A qué te refieres?
Trata de moverte como si bailaras... como si estuvieras danzando en una cascada -explicó tratando de que su amiga entendiera-
Trataré de hacerlo... ¿Por qué no intentas protegerte?
Nunca lo pensé jeje... -confesó apenado-
Puedes pro... protegerte con un solo brazo... mientras... atacas... -comentó entre tartamudeos-
Gracias Hinata, lo intentaré -agradeció apenado-
En medio de la práctica los golpes iban y venían, los consejos que ambos se daban funcionaban, la Hyūga lograba conectar más golpes sin sentirse limitada, por su parte el Uzumaki recibía menos daño, y lograba dar más aguante a la hora de pelear.
...
Poco a poco el tiempo pasaba, ambos habían dejado de pelear y se sentaron a las orillas del lago, no tenían puesto sus chamarras, y mucho menos sus sandalias, empezó siendo un dia cualquiera, pero la casualidad de encontrarse los colocó hasta este punto... y era algo que agradecían...
...
Y... y qué... ¿Qué harás?
Tendré que entrenar más duro... pero... creo que he estado haciendo mal desde que me volví Genin -confesó con la voz cortada-
¿Por? -preguntó preocupada-
Siempre he gritado que sería Hokage, pero no he entrenado lo suficiente para avalarlo... ni siquiera me comporto como tal... Zabuza tiene razón... puede que seamos armas ante los ojos de nuestra aldea... debemos de experimentar tantas situaciones de vida o muerte para ser ninjas... acostumbrarse a mancharnos las manos de sangre... -comentó empezando a llorar-
Naruto... -era lo único que pronunció la ojiperla-
Pero seguimos siendo humanos... y a pesar de todo debemos de demostrar que no somos armas... que hay sueños que queremos cumplir... que bajo la fría máscara que tenemos seguimos evitando derramar sangre... llorar y escondernos de lo que tememos no hará que desaparezcan... por lo que debemos ser fuertes por los que queremos proteger... por lo que queremos demostrar... jeje... te he distraído de tus deberes y mírame... llorando sin parar... me agarraste en un momento de sensibilidad... debes de creer que soy patético... -confesó llorando a mares-
Sin esperar una invitación la ojiperla lo abrazó, había dejado atrás cualquier rastro de timidez, no quería dejarlo caer, que llorase solo, ella había llorado tantas veces en las frías sabanas de su cama, y él se encargó de que superase su timidez de poco en poco, ahora ella sería la que ayudase a su ídolo rubio.
...
Déjalo salir todo... -pidió-
No me juzgues, por favor no lo hagas... -suplicó destrozado-
Jamás lo haría Naruto-kun -confesó-
Lo harás... terminarás haciéndolo al igual que los demás... Sasuke, Sakura, incluso Kakashi-sensei... ya no quiero que me juzguen... ya me cansé de las miradas de odio... -reveló demasiado dolido-
Nunca te miraré con odio Naruto-kun... siempre te apoyaré... créelo -prometió con algunas lágrimas en sus ojos-
Gracias... gracias, Hinata...
Así estuvieron un buen rato, la calidez y los sentimientos que la ojiperla le despertaban eran cálidos, la paz mental que había logrado en ese punto le permitía ver que su amor por Sakura no era exactamente un amor hacia una mujer, hacia una pareja, lo más que podía explicar era un amor de hermanos, de personas que estarían ahí para apoyarte, y a pesar de no entenderlo... en ese momento él quería sentir por toda su vida los mismos sentimientos y emociones que la Hyūga le hacía experimentar...
Al soltarse del abrazo, la cara del rubio demostraba lo mucho que había llorado, sin embargo, su sonrisa marcada en el rostro denotaba tranquilidad, ambos se habían levantado del lugar, colocándose sus sandalias, antes de agarrar sus chamarras un AMBU con la ropa evidentemente destrozada había caído al lago, en su intento de quitarse al endemoniado caso, había funcionado, pues el gato salió asustado apenas toco el agua, pero, la salpicadura provocada empapó las chamarras de ambos Genin por lo que, no podían colocársela.
Uzu... Uzumaki Naruto... el... el Hokage quiere... quiere verlo en su... oficina... -habló entrecortado por el cansancio-
Va... le... -comentó extrañado-
Acompa... ah mierda las heridas me arde... -se quejó demasiado adolorido-
No se preocupe, iré enseguida-ttebayo -afirmó-
Sin más que hacer el AMBU se había retirado para sanar sus heridas y cambiarse la ropa, la Hyuga agarró ambas chamarras y las había exprimido, quería colocársela, sin embargo, el rubio la detuvo.
Oye Hinata ¿qué haces? -preguntó extrañado-
Po... colocarme mi cha... chamarra -tartamudeó demasiado sonrojada-
No lo hagas, puedes enfermarte. Mira, átala a tu cintura -comentó haciendo lo que dijo-
¿Estás seguro? -cuestionó apenada-
Sí, vamos.
Va... ¿Vamos? -preguntó realmente extrañada-
El Hokage quiere verme, pero no quiero separarme de ti, aún nos falta la cena para acabar el día -explicó con una sonrisa en su rostro-
Ce... ce... ¿Cena? -trató de preguntar sonrojada-
Sí, te dije que pasaría más tiempo contigo, pero no quiero que solo sea en los entrenamientos, quiero conocerte y ayudarte para que le demuestres a tu clan que no eres la chica tímida que dicen que eres -confesó-
Hablas... en... se... ¿Serio? -preguntó realmente asombrada-
Sí... para que veas que hablo en serio -acercándose a ella- te prometo que pasaré más tiempo contigo, para ayudarte y mejorar juntos, y yo no rompo mis promesas-ttebayo.
Las palabras habían iluminado el corazón de la peliazul, solo pudo sonreír mientras una pequeña lágrima de felicidad corría por su mejilla, cosa que el rubio notó, él también había soltado una lágrima... no volvería a sentirse solo...
...
...
...
Ambos Genin habían entrado a la torre del Hokage, durante el camino habían recibido múltiples miradas, incredulidad, sorpresa y enojo, no obstante, no parecían darle importancia, la burbuja de felicidad en la que estaban nadie la rompería, ambos habían pasado a comprar unas paletas de hielo, disfrutando cada momento comiendo y platicando... era un día especial para ellos...
...
Pase -se escuchó una voz dentro de la oficina-
La puerta fue abierta, mostrando a dos niños con chamarras atadas a su cintura y un palito de madera en la boca, cosa que sorprendió al viejo Hokage. Él, al igual que casi toda la aldea sabían que la Hyūga estaba enamorada del Uzumaki, verla junto a él le alegraba, las noticias que recibiría serían demasiado impactantes para él y, necesitaría de alguien que le dé una mano, en este caso Hinata sería la que apoyase a Naruto.
Hola Naruto, Hinata -saludo el Hokage-
Hola Hokage-sama/Hokage-jiji -contestaron ambos haciendo una reverencia-
Qué bueno que llegaste, y ahora que trajiste a Hinata lo que les pediré será más fácil -reveló asombrando a ambos Genin-
¿A qué te refieres-ttebayo? -preguntó extrañado-
Hay una misión de rango C que necesito que hagan, verán, un grupo de aldeanos me ha pedido que cuide de una propiedad, consiste en una gran propiedad cerca de los complejos, al parecer algunos ladrones quieren entrar a robar, por lo que me pidieron que asignara a dos ninjas que se quedaran dentro de la casa durante dos días, mientras ellos salían de viaje -informó los detalles-
Genial... pero ¿Qué haremos? -preguntó intrigado el rubio-
Tendrán que estar dentro de la propiedad durante dos días, solo tienen que cuidar y evitar que alguien entre, me aseguré de levantar una barrera para ayudarles, podrás entrar a la propiedad una vez que toques la barrera con tu sangre y tu chakra, una vez dentro la barrera volverá a aparecer -comentó, aliviando en parte al dúo de niños-
Entendido Hokage-sama, iremos de inmediato -comentó la ojiperla-
Antes de que se me olvide, Naruto, toma esta carta, quiero que la leas una vez estén dentro del lugar, no sé qué venga dentro, la carta solo tiene tu nombre -habló entregándole la carta y el rollo de la misión-
...
El Hokage sabía que todo era una mentira, el plan original era usar un Henge para que se transformara en el rollo de la misión para que, una vez leyera la carta el Hokage apareciera en escena y consolara al rubio. La repentina aparición de la ojiperla era algo que no esperaba, pero agradecía, su presencia ayudaría a su nieto adoptivo.
...
Entiendo jiji.
Nos... retiramos... Hokage-sama. -se despidió haciendo una reverencia-
Adelante. Les deseo suerte -respondió la despedida viendo como ambos niños se preparaban-
Ambos gennin se retiraron, y sin que el Hokage lo supiera, ambos niños habían pasado a comprar algunas cosas para comer mientras estaban en el lugar... nadie esperaba que la casualidad les diera una sorpresa especial...
